AHH... MI MADRE.. MI MADRE!
Bueno, mi historia es real. La verdad no me interesa si lo
creen o no, pero notar�n que no es una historia como la quisieran los que vienen
a calentarse con su lectura. Es una historia real y por tanto no pasan las cosas
como uno o el lector quisiera.
El caso es que como muchos en el mundo aunque poco porcentaje
de hombres yo tambi�n me obsesion� en cogerme a mi madre. Soy el cuarto de cinco
hermanos, hijos de una mujer que fue madre muy joven y tuvo hijos uno cada a�o.
Cuando yo nac� mi madre ten�a 22 o 23 a�os y su matrimonio era feliz. Ella era
peque�a, 1.55 m., delgada, ni mucho busto ni mucho trasero, sin embargo de
bonitas curvas y piernas y de seguro atractiva para los hombres, pues mas de una
vez alguno tuvo el descaro de lanzarle adjetivos ardientes delante m�o. Su
rostro tenia el corte de Sof�a Loren en sus buenos tiempos, aunque su boca no
era tan grande y sus labios eran m�s carnosos. Ella casi siempre estaba con el
cabello corto.
No recuerdo cuando empez� todo, el asunto es que recuerdo que
muy ni�o, como a los siete a�os yo ya me met�a debajo de su m�quina de coser
para ver su calz�n, su entrepierna, y recuerdo haberle visto hasta el alma. Ella
una vez me pill� pero no hizo ning�n esc�ndalo, total yo era solo un ni�o. Pero
hasta all� no pasaba nada aun, seguramente empez� una vez que ella sali� de la
ducha cubierta como siempre con dos toallas pero en esta oportunidad pude verle
parte de un seno, yo tendr�a unos quince a�os y la segu�a con la mirada, pero
nada m�s, no olviden que �ramos cinco hermanos y poco o nada puede hacerse en
esa situaci�n. Pero esta vez yo estaba solo, es que era domingo y mis hermanos
se hab�a ido con mi padre al estadio del barrio como todos los domingos a ver el
f�tbol, sabe dios por qu� yo no fui, el asunto es que esta vez no solo la segu�
con la mirada sino que como del ba�o ella pas� directamente a su dormitorio yo
sab�a que se iba desnudar. La puerta de su habitaci�n ten�a esas cerraduras
antiguas, esas que dejan un ojo por donde se puede ver y yo a hurtadillas husme�
por �l. No pod�a verse mucho, pero la vi con el torso descubierto y llegu� a
apreciar sus senos, fuertes, duros, mientras se secaba las piernas. No se hab�a
quitado la toalla de la cintura as� que no pude ver mas. Sent� como se me puso
de duro el pene mientras mi coraz�n temblaba, mi respiraci�n era dif�cil, me
excit� vi�ndola as� y empec� a masturbarme. La visi�n dur� poco porque ella
sali� del �ngulo de visi�n, pero ya mi futuro estaba hecho.
Esa fue la raz�n por la que dej� de ir los domingos al
estadio y me quedaba en casa so cualquier pretexto esperando su ba�o dominical,
ya no para verla salir del ba�o, sino que la ve�a en la ducha misma, pues la
cerradura del cuarto de ba�o era similar. Recuerdo que mientras se ba�aba ella
siempre daba la espalda a mi visi�n y yo miraba su trasero desnudo mientras me
masturbaba poderosamente. No era un gran culo, pero s� formado, en fin era el
primer trasero femenino que ve�a y la verdad poco o nada me import� que sea el
de mi madre. Ella se jabonaba, se mov�a, cambiaban de posici�n sus gl�teos, se
levantaba uno, se quebraba, se inclinaba en el enjabonamiento, ve�a sus senos
flotantes, pero nunca su bello p�bico. Pienso que ella lo cuidaba sobremanera,
al parecer sab�a que pod�a ser observada porque algunas veces tapaba con ropa el
agujero de mis visiones y me dejaba frustrado. Tal vez pensar�a que el trasero
puede mostrarse a alg�n ojo curioso pero no la vagina, no lo s�. El asunto es
que un joven de 15 a�os es un potencial de sexo reprimido y ese trasero me
volv�a loco, me chorreaba en semen ante la visi�n de su poto entre una sensaci�n
de placer visual, p�nico a lo nuevo que descubr�a en el sexo, al potencial de
placer que puede dar, y miedo a ser descubierto por ella. Creo que esas pajas
fueron las mas placenteras de mi vida, husmear un culo y masturbarse.
Ella ten�a entonces unos 37 a�os, una ces�rea y era muy
cucufata, incapaz de soltar palabras gruesas y con nosotros nunca habl� de sexo,
pero yo me empezaba a prender de su cuerpo. No he dicho que siendo cinco
hermanos era normal que de vez en vez nos qued�ramos dormidos en su cama
abraz�ndola y, por qu� no, alguna noche dorm�a con ella y mi padre en su
habitaci�n. Pero a partir de aquellas visiones una noche bajo cualquier pretexto
le ped� dormir en su cama, ella no se hac�a problema, aceptaba, y yo sab�a
acomodarme a un lado de ella, de tal manera que mi madre quedaba en el centro de
la cama con mi padre al otro lado. Parece que al viejo no le importaba esta
situaci�n porque nunca dijo nada, pero no se hab�a percatado que yo ya era un
hombre.
Y es que empec� con abrazarla mucho, como un ni�o que ya no
era, y ella aced�a. Lo malo empezaba cuando se me pon�a tieso el pene, es muy
evidente, ten�a que alejarlo de ella. Mi madre dorm�a como siempre con un
camis�n algo transparente y usaba calzones grandes y de color. Pod�a verse a
trasluz, as� como su corpi�o.
Es por esta raz�n que esper� que se durmiese, imag�nense mi
paciencia, luchaba contra mi propio sue�o algo de veinte minutos, la luz apagada
y mis ojos abiertos, sin moverme, luego hice un movimiento tentativo, la tocaba
con una mano en la pierna como si yo estuviera dormido, ella no se mov�a, estaba
dormida, entonces me acercaba y le pon�a mi pubis en la pierna. Ella no se
mov�a, yo con el pene reventando, entonces es cuando empec� a ajustar mi pene
para darme placer. Cualquier hombre sabe que ajustar el pene da placer pero eso
hace que se crezca unos mil�metros y el glande se mueva para arriba. De esta
manera cada ajuste que hac�a me apretaba a su pierna y yo, adolescente, virgen,
gozaba infinitamente. Ten�a muy bellas y formadas piernas, era un bomb�n tenerla
sobando. Luego de un buen rato me levant� a terminar mi placer con una
masturbada potente en el ba�o. El placer fue exquisitamente grande.
Mis dormidas con la mam� se hicieron mas seguidas,
conjuntamente con mis domingos en que el culo de mi madre me hac�a un delicioso
show, pero nunca ve�a su pubis, raz�n por la que en mis masturbadas a
hurtadillas me juraba que en la noche le iba tocar la chucha, y efectivamente,
cada noche yo era m�s atrevido. Recuerdo que luego de mi paciente espera primero
comenc� a sacar mi pene del calzoncillo para que el toque sea piel a piel y
recuerdo con mucha erecci�n mientras escribo esto la primera vez que le puse el
pene limpio sobre su culo. Ella se hab�a echado de costado y yo me arrim�,
levant� su camis�n y le puse la pinga en su nalga.. que rica sensaci�n, me
reventaba cada vez que ajustaba mi pene, que placer para un muchachito tener un
poto as� a tu disposici�n, aveces sobre el calz�n, aveces sobre sus carnes
cercanas a las nalgas. Luego en mi atrevimiento mi mano comenz� a tocarle el
trasero, sob�rselo mientras me pajeaba, y hasta llegu� a meter uno que otro dedo
por entre su calz�n buscando su chucha. Jugueteaba con su vello p�bico, descubr�
que ten�a vello frondoso y oscuro. Ustedes saben lo que siente un hombre la
primera vez que toca un culo, un culo que era su obsesi�n.
Siempre me pregunto si ella lo sent�a. Aveces yo era muy
atrevido y sent�a que ella en un movimiento tal vez instintivo daba un leve
empuj�n de su poto contra mi pene pero segu�a durmiendo. Recuerdo que una vez
crey�ndola ya dormida y sin verificarlo le puse mi p�lvis en el trasero y ella
reaccion� decididamente dici�ndome: "duerme m�s all�", yo me avergonc�, me hice
el so�oliento pero definitivamente ella sinti� lo caliente y duro que lo ten�a,
sin embargo nunca me neg� la oportunidad de volver a pasar la noche en su cama.
De otro lado, me percataba que cuando, siempre fingi�ndome dormido, pon�a mi
mano en alguna de sus tetas ella como que se despertaba en sobresalto y me la
sacaba. Esto ocurri� siempre con sus tetas que me apetec�an, no pod�a gozarlas,
nunca hab�a yo acariciado unas y ella no me dejaba.
Aqu� quiero contar otras cosas, como por ejemplo la crisis de
su matrimonio con mi padre cuando descubri� una aventura de �l por all�. Llegue
a ser testigo de sus discusiones y como �stas se daban de noche muy tarde todos
los hermanos salt�bamos de la cama en calzoncillos a separar la discusi�n y a
pesar de lo terrible de la situaci�n en una oportunidad yo tuve que tomar a mi
madre por la espalda (ella era bajita, de 1.54 y yo de 1.70 ya), ella tambi�n en
pa�os menores y sent� sus potentes nalgas y mi pene se levant� y la apret� con
fuerza, ella no dijo nada, como si no lo sintiera, y mi pene all�, rico, yo
preocupado por la discusi�n pero gozando rico con su trasero, ella no me sacaba
de la posici�n ventajosa y yo supuse que la crisis emocional no le permiti�
sentirme, aunque, cosa extra�a, poco luego mientras ella lloraba en mis brazos
se volte� algo y mi pene que se hab�a salido por un lado del calzoncillo se
posicion� sobre su pierna, ella me hablaba del problema y yo sintiendo su pierna
en mi pene, me dec�a ahorita baja la vista para ver que cosa dura y caliente
tiene all�, o ahorita saca la pierna, pero nada, la situaci�n era m�s tranquila,
pero ella no dijo nada. Eso me daba fuerzas a so�ar que un d�a me la iba a
cachar porque ella sab�a lo que me hac�a gozar y nunca me lo negaba. Tambi�n
debo decir que fue en esas discusiones que o� a mi padre decir que ella no era
buena como mujer, eso me deja opinando que ella era poco sensual, m�s a�n si les
cuento que en una oportunidad me despert� a media noche y descubr� que all� a mi
costado, en la misma cama donde yo dorm�a mi padre estaba penetrando a mi madre
de la manera mas fr�a. Ella estaba echada bocarriba y mi padre encima
meti�ndoselo y sac�ndoselo. Ambos se hab�an cubierto con la frazada, tal vez
para evitar que yo vea. Los movimientos eran lentos y cuidadosos, hab�a un
intruso al lado y no quer�an despertarlo. Claro que el intruso era yo y estaba
super despierto, haci�ndome el dormido y v� como mi madre no ten�a nada de
sensual. No gritaba ni gem�a, mi padre se vino y luego de mantener la posici�n
en un abrazo prolongado se baj� de ella, y mi madre se levant� directo al ba�o
de seguro a asearse. No percib� erotismo, siempre me dije que era por mi
presencia, que tal vez la cara de mi madre ard�a de placer, el asunto es que la
verdad que vi poco tiempo y mala impresi�n que me caus�. Y claro que mucha
envidia, mi padre se follaba rico a la mujer de mis pajas a las nalgas que mi
pinga conoc�a perfectamente. Me dec�a: "mamita, yo te lo har�a m�s rico, ya le
diste un polvo a tu marido, ahora col�cate como siempre que te toca hacer gozar
a tu otro hombre aqu� en la misma cama.."
Yo hab�a avanzado mucho con mi madre, tanto que juro que
so�aba con que ella una de esas noches de sobadera se anime a cogerme el pene y
dirigirlo a su co�o, mi placer era inmenso y cuando ella se echaba bocabajo me
dejaba ver la curvatura de sus nalgas, esa curva bestial que tanto aloca a los
hombres, yo le pon�a mi pene sobre la nalga, ve�a mi miembro en su apretada
condici�n y eso me daba m�s placer. No miento que una vez que mi padre no estaba
y la ten�a as� me quer�a tumbar encima de ella, mandar al diablo todo, que ella
se despierte y me encuentre encima suyo, que me diga "que te pasa?" y yo decirle
"ya d�jate de cojudeces mami que bien sabes cuanto gozo con tu trasero.. que a
prop�sito me lo pones" juro que estaba decidido, pero un momento de lucidez me
hizo ver que era una locura.
Otra vez se volte� de cara a m� en un movimiento r�pido de
dormida y se coloc� de tal manera que mi pene qued� exactamente sobre su pubis.
Mi glande qued� en el tri�ngulo del placer. Yo solo ten�a que apretar mi pene,
que rico fue sentir el olor de sus pechos y mis piernas apretarse contra las
suyas mientras mi pene gozaba. Siempre en estos casos esperaba alg�n detalle que
me haga percatarme que ella estaba gozando, pero no lo encontr�. Pareciera que
en verdad estaba dormida.
Siempre terminaba paje�ndome en el ba�o, pero una vez me vine
en su pierna. Esa noche no me aguant� el placer y estaban tan ricas las piernas
de mi madre que me vaci� todito, sin tocarme el pene con la mano, solo de tanto
sobarme a su pierna cerca a su nalga. Luego me asust� tremendamente, que dir�
ma�ana mi mam� cuando vea su pierna llena de leche, pero ella nunca me dijo
nada. Tampoco me quit� la oportunidad de dormir con ella nuevamente.
Luego se me ocurri� meter mi pene entre su calz�n, para
sentir su raja, pero honestamente su calz�n era muy grande y no me lo permit�a,
es una l�stima pero es la verdad, no pude met�rselo nunca. Lo m�s que logr�
fueron esas sobadas placenteras, aunque para mis diecis�is a�os ya segu�a siendo
mucho, demasiado. Saben ustedes que el meterlo para un chico de esa edad es
demasiado. Cada vez que lo recuerdo me digo lo tonto que fui, porqu� no me
atrev� a mas, tal vez con mas dedicaci�n lograba meterle el pene y consumar el
incesto, pero la verdad en aquella �poca no llegu� a tanto. Le acarici� las
piernas, el culo, levantaba los bordes de su calz�n, jugu� con su vello p�bico,
toqu� sus labios vaginales, le puse el pene en la pierna, sobre su vagina,
calz�n de por medio, y por supuesto, sent� placenteramente con mi pene sus
nalgas, y su raja trasera, l�nea que separa sus nalgas fue sentida tambi�n por
mi pinga, aunque no piel a piel.
Recuerdo que una vez, para mi suerte, mi madre vino de una
reuni�n y hab�a tomado un poco, ella casi nunca lo hac�a, pero esta vez s� y
llegado como a las once de la noche se meti� en su cama. Yo, como si fuera su
marido, sin mediar pregunta me met� en su cama, mis hermanos algunos dorm�an,
otro por all� estudiaba en el comedor. Yo en calzoncillos me sent� animado de
saberla tomada y ella ni sinti� cuando yo ya estaba echado a su lado con el pene
en su pierna. Ella estaba bocarriba y yo c�mo deseaba que se voltee un poco y me
brinde su trasero, pero ella nada. Yo estaba dispuesta a penetrarla si es
posible. Al ver que ella no me dar�a nunca el culo yo desesperaba y lo que hice
fue meter mi brazo por debajo de sus piernas, a la altura de sus rodillas, le
levant� las piernas y puse las m�as all�. Es decir que la ten�a como sentada en
mis piernas, yo sintiendo su trasero, sus piernas sobre mi brazo, posici�n en
que yo nunca hab�a tenido mujer en mi vida, se siente bien rico las piernas de
la hembra, las acariciaba, sent�a lo potente de sus caderas, que rico es eso.
Mas rico se puso cuando me las ingeni� para colocar mi pene
entre sus piernas desde esta posici�n, es decir, justo bajo su vagina sus
piernas se cerraron aprisionando mi pene de tal manera que yo sent� como una
penetraci�n y comenc� a moverme acompasadamente, sab�a que mi madre no se
despertar�a tan f�cil, as� que para m� ya me la estaba tirando. Era lo mismo, yo
sent�a que me la estaba tirando. Por supuesto que lleg� el momento del orgasmo,
sin sacar mi pene de tan rica posici�n puse mi mano delante de mi glande y
recib� el chorro de semen en mi palma, algo asustado por las consecuencias, pero
por el placer dispuesto a todo. Me vine espl�ndidamente, moj� mi mano, sus
piernas, su calz�n. De inmediato tom� lo que estaba al alcance, una s�bana, algo
as�, y me limpi� la mano, le limpi� como pude sus partes, cuando estaba seca me
retir�, asustado, pero con la convicci�n de que me hab�a tirado a mi madre, en
todo caso sus piernas apretando mi pene no ten�an nada que envidiar a una
penetraci�n.
Eso es todo lo que logr� con mi madre, sin embargo esta
experiencia dej� huella en m�. Cuando me cas� sobaba dormida a mi esposa, pero a
ella s� la penetr� muchas veces mientras dorm�a. Me llegaba a vacear dentro
suyo, sin quitarle el calz�n, metiendo la pinga por el costado de la prenda y me
lamentaba no haber hecho igual con mi madre. Descubr� que a�n dormida, se
lubricaba cuando le tocaba la vagina y que quedaba preparada para la
introducci�n. De seguro mi madre tambi�n estaba preparada cuando le sobaba el
pene por encima, l�stima que me falt� experiencia. Esa experiencia la tengo hoy,
especialista en cachar mujeres dormidas, mi esposa amanec�a con descensos que no
comprend�a, en fin yo silencioso me dec�a, esos descensos quise dejarle a mi
madre y de tonto no lo hice. Hoy es una mujer anciana, las pr�cticas dejaron de
darse, su poto ya no es el mismo, me entristece notar que ya nunca podr� ser
porque ella ya no tiene el cuerpo que me hac�a gozar ni se da la situaci�n.
Nunca hablamos de esto, tal vez ella no se enter�, tal vez lo consinti�, no lo
s�, pero esos placeres privados fueron los mas grandes que he tenido en mi vida.
Hoy el hartazgo del sexo matrimonial me dice que mas ricos eran esos momentos, y
no niego que me he masturbado continuamente imaginando que la estoy poseyendo a
mi madre. Hasta he hecho varias fotos montadas en fotoshop donde aparecemos
ambos teniendo relaciones sexuales consentidas. Ella es mi placer solitario, mi
recuerdo, pero no lo sabe.
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