Indio era parco. En�rgico y silencioso pero de una ternura
exquisita y llena de miradas atentas y caricias suaves, a pesar de sus toscas
manos callosas. Despu�s de ese d�a en el parque las cosas se me fueron de las
manos. Era yo la que le ped�a cada vez m�s. Viv�a para hacer el amor. Porque
nosotros hac�amos el amor. El amor, mas que sexo, era hacer el amor, en
cualquier parte, en cualquier lugar.
Lo hac�amos en cada departamento que se iba terminando del
edificio en construcci�n en el cual el era el encargado. Los fines de semana en
alg�n hotel donde nos pas�bamos toda la tarde. Indio me hac�a feliz. El sab�a
que lo quer�a y yo lo amaba como a nadie en el mundo. Era feliz cuando me
despu�s de hacer el amor, me besaba largamente y lam�a me cuerpo entero o nos
dorm�amos fundidos en un abrazo calido para luego hacer el amor de nuevo.
Era un indio-adicta. Amaba cada mil�metro de su cuerpo, cada
gesto, cada gesto de sus felinos movimientos. Cuando despu�s de besos y caricias
me hac�a suya arrancando de mi lo m�s salvaje de mi cuerpo. Nunca pude superar
el temblor que me produc�a cuando el se demoraba, estando sobre mi, en
penetrarme con ese falo hermoso y bello. Ya no me hac�a da�o como al principio,
pero me llenaba entera y en cada movimiento me hac�a perder la noci�n del tiempo
y el espacio, y cuando volv�a en mi me encontraba gritando de gozo y felicidad.
Fue por esto o no se porqu�, pero cuando el me pidi� que le
diera la cola, le dije si. Si mi vida, todo lo que quieras, le dije. Nos
encontr�bamos en un hotel por hora y me hab�a hecho el amor como nunca. El me
abrigaba con sus brazos y yo sent�a en mi espalda como su garrote se endurec�a y
agrandaba mientras habl�bamos. Besaba mi cuello como una bestia y mord�a mis
orejas y apretaba mis senos con una mano y con la otra tocaba mi sexo. As�, de
costado me lo meti� por mi conchita que estaba lubricada y ard�a. Con un
movimiento me puso boca abajo y me dijo que me romper�a el culito, que yo era de
el, y as� yo lo sent�a.
Se sent�a s�per cuando su pica se met�a en mi conejito y
saliendo mojado me lubricaba por fuera el culito. El me hablaba de relajarme
pero yo estaba perdida para el di�logo por la calentura que ten�a.
Rompi� con sus dientes un sobre de crema enjuague para el
pelo y me lo derram� todo en mi colita mientras me masajeaba y trataba de
introducir un dedo dentro de mi anito. Yo sent�a como palpitaba mi arito
alrededor de su dedo que se mov�a en forma circular.
Puso una almohada bajo mi vientre, se arrodill� entre mis
piernas abiertas. Con una mano abr�a mis nalguitas y con la otra guiaba su
miembro hacia el orificio que necesariamente ten�a que romper para poder entrar.
Yo sab�a que ten�a que doler. Pero nunca imagin� cuanto.
Coloc� la ciruela de su pija en mi hoyito y presion�. Sent�a
como se estiraba mi anito tratando de contener semejante palo duro y grueso
cuando un ardor terrible se apodero de mis partes bajas. Sin dejar de presionar
Indio se dio cuenta que me estaba molestando bastante y con una de sus manos me
tom� de las mu�ecas y me estir� lo que m�s pudo mis bazos sobre mis cabeza
mientras me dec�a que aguantara un poquito que ya me entrar�a y me dejar�a de
doler.
Con empujones cortos y secos, sent� que mil�metro a mil�metro
su cabezota enraba en mi hoyito y una sensaci�n terrible me tom� todo el cuerpo.
Me faltaba el aire y me empec� a desesperar. Era demasiado grande. Mi cuerpo
traspiraba de dolor y yo empec� a gritar que me lo sacara, que no daba mas.
Gruesas gotas de llanto mojaron mi cara y fue en ese instante en que Indio me
tom� con su mano libre el viente y me elevo un poco de la cama y de un empuj�n
lo meti� dentro de mi hasta la mitad. Yo sent� que me desgarraba toda y que mi
coraz�n lat�a all� donde ese pedazo de carne me her�a , me dilataba, me romp�a ,
me llenaba toda.
Por favor sacala , le dije. Espera mi amor, ya te
acostumbrar�s. No, no sacala, no doy m�s. Est� bien mi amor, dijo, ya te la saco
despacito mi amor. Y diciendo esto, de una estocada tremenda lo meti� entero en
mi culito arranc�ndome un grito y un nuevo llanto.
Le supliqu� que no se moviera y as� lo hizo. Me sent�a
totalmente llena y el dolor era grande pero poco a poco me relajaba y me dol�a
menos pero el ardor era insoportable.
Indio me dijo, mi amor, te romp� el culito mi vida.
Yo le dije que me lo sacara , que no pod�a m�s. Me solt� de
las manos y muy lentamente me lo fue sacando. Apenas lo hizo me lo meti� de una
en mi conchita con violencia y sent� como entraba con dificultad porque estaba
re-seca. Pero al minuto nos encontr�bamos en un frenes� total de lujuria y
besos, cari�os y consuelos que llegu� a uno de los mejores orgasmos de mi vida.
Indio por primera vez acab� fuera de mi mojando todo mi
vientre y pechos con sus jugos.
Toda la noche estuvo haci�ndome mimos y yo le perdon� el
dolor por lo mucho que me amaba y lo amaba.