Pido disculpas por la demora que he tenido en contarles la
segunda parte de mi aventura con mi hermosa cu�adita, espero que les guste lo
que les contare.
Despu�s de ese hermoso viernes que termino en una hermosa
cojida a mi mujer, cuando le cont� con lujo de detalles la experiencia de
haberme cojido a su hermana, no dudamos en planear como lograr nuevamente ese
encuentro, pero que esta vez no tuvi�ramos ning�n impedimento que nos permitiera
gozar plenamente el uno del otro, fue as� como al pasar el fin de semana y dar
comienzo a la rutina del d�a Lunes, mi esposa no tardo en indicarle a su
hermana, que ese d�a los ni�os ir�an a quedarse toda la tarde en la guarder�a y
que ella tendr�a clases. Por tal motivo tendr�amos la tarde libre para que yo
pudiese ense�arle la cuidad o llevarla a alg�n lugar que no hubiese visitado.
Sin contratiempo todos nos arreglamos y comenz� mi aventura,
dejando a mi mujer en sus clases y al encontrarnos mi cu�ada y yo solo en el
auto, no tarde en indicarle que ese d�a la secuestrar�a, que la llevar�a a donde
pudi�semos estar solos y descubrir nuevas fantas�as. Ella solo me miro y sonri�
con picard�a, se sent�a que estaba dispuesta a todo, que el fin de semana le
hab�a dado oportunidad de despojarse de los remordimientos que le quedaran y que
definitivamente le hab�a encantado haberse cojido a su cu�ado.
Le propuse acercarse a mi lado, que yo no mord�a y que si lo
hac�a estaba seguro que le gustar�a. Sin pensarlo siquiera se acerco y pude
rozar su pierna con mis manos, acariciarla lentamente como un precalentamiento a
nuestro encuentro, manejaba directo a un motel, se me hac�a interminable el
recorrido, al llegar a el ella no pronuncio palabra alguna, ni se extra�o de
estar all�, era evidente que no era la primera vez que entraba a un lugar de
estos.
Recorr�a el lugar con lentitud, buscando una habitaci�n
desocupada, cuando la divise, no se de donde saque la destreza para
estacionarme, ya que estos est�n hacho en su mayor�a para autom�viles peque�os y
no para mi inmensa camioneta, bajamos y cerr� el port�n autom�tico, llam� y
cancele el dinero, para que me facilitaran el acceso a la habitaci�n. Todo esto
en un silencio total, donde los dos nos neg�bamos a hablar por temor a romper el
encanto o las decisiones tomadas de las cuales no quer�amos ni pensar.
Subimos una escalera que nos llevo a un hermoso lugar, creo
que si lo hubiese planeado no habr�a logrado una habitaci�n igual. Control para
las luces, una ba�era ideal, que ocupaba el centro de la habitaci�n, una gran
cama y un ba�o espectacular, con vidrios que enmarcaban la ducha, dejando pasar
la silueta de un cuerpo para so�ar.
Solo faltaba definitivamente mi hermosa cu�adita para poder
lograr ese sue�o placentero que todo hombre alg�n d�a ha de so�ar y que
inimaginablemente yo estaba por completar.
La tome entre mis brazos y la empec� a besar con frenes�s y
pasi�n ella me respond�a como si nunca hubiese existido ning�n inconveniente que
nos obligara a parar, como si fu�semos amantes que se reencontraban para amarse
sin ning�n pudor. Nos recostamos en la cama y tomamos un respiro, que me
permiti� dirigirme a la ba�era y dejar correr el agua para que esta se llenara y
disfrutar despu�s de cojermela de un relajante masaje. Regrese a sus brazos y le
dije al o�do como la deseaba, que siempre lo hab�a so�ado que nunca pens�
lograrlo. Poco a poco la fui desvistiendo no quer�a acabar con ese momento tan
glorioso y el nunca llegar�a a olvidar, las manos se me enredaron en su brasier
que pens� solo en destrozarlo con mis manos, ella se dio cuenta de mi
desesperaci�n y tomando mis manos solo pudo llegar a sonre�r, fue cuando ella
decidi� despojarse del resto de sus prendas y permitirme verla tan hermosa como
es ante mis ojos que no pod�an creer que su fr�gil y hermoso cuerpo ser�an m�os
en ese mismo instante.
Le ped� que me desvistiese mientras la observaba con pasi�n,
lentamente me quito mi camisa y se dirigi� a mi pantal�n, el cual bajaba
mientras sus labios me causaban una inexplicable sensaci�n, al rozarlos con mi
cuerpo en peque�os besos de pasi�n. Fue delirante para mi al sentir mi pene en
su boca, el cual introdujo sin compasi�n, lami� poco a poco, como un peque�o
lame su helado favorito, como una puta experta que solo procura hacerte sentir
el rey del mundo, su �nico hombre en esa ocasi�n. Si era una Puta experta, lo
ten�a escondido o lo llevaba en la sangre y al fin exploto, porque al igual que
su hermana sab�a sacarle provecho a la ocasi�n. Con su carita de �ngel, con su
voz de ni�a mimada, escond�a muy adentro lo que yo llegue a descubrir, un
torrente de emociones que estoy seguro que su nuevo marido o esposo, le ser�a
imposible contener, porque definitivamente el pobre llevar�a los cuernos hechos
desde este momento hasta el d�a de su defunci�n.
Tome nuevamente un respiro porque de lo contrario acabar�a
como un primerizo o un peque�o idiota que no sabe manejar la situaci�n, le ped�
que se tendiera en la cama y me permitiera besar su sexo, cuchara, cuca, choco,
no se que nombre darle que les guste o les llene de envidia ante esta mi
situaci�n, porque me sent�a el m�s afortunado porque probar�a lo dulce de su
sexo como comerme un dulce de melocot�n. Pase mi lengua, saboreando todo su
esplendor, ella comenz� a gemir y sin darle tregua alguna me introduje
totalmente con mi lengua y mis dedos en esa cueva de amor, chupe, lam�, saboree,
hasta que sus manos se apoyaron en mi cabeza queri�ndome introducir por completo
en su cueva, hasta que un solo grito de placer logr� soltar y me inundo con
todos sus jugos como un torrente de agua dif�cil de aguantar y que si no eres un
experto te pueden ahogar.
Sub� por su cuerpo lentamente, hasta sus senos besar, los
cuales no les hab�a dedicado ni un segundo porque no pod�a esperar, saborear sus
jugos y que me llegaran a sesear mi sed de cojerme a mi cu�adita hermosa, que de
santa no tiene nada, ya que es una peque�a perra en celo, dispuesta a tirar, con
el hombre que se lo sepa proponer y su oreja calentar.
Mientras besaba sus senos los cuales cab�an por completo en
mi boca y no pod�a dejar de saborear, introduc�a mis dedos en su sexo para as�
lograr que no perdiera su calentura y otro orgasmo llegara a disfrutar, met�a
mis dedos con lujuria, empec� con uno, hasta que con dos la llegue a penetrar y
explotando me lleg� a besar, se corri� en mis dedos que a mi boca llegue a
llevar para saborear nuevamente su n�ctar que es dif�cil de olvidar.
Me coloque un cond�n y la tom� por la cintura para hacerla
cabalgar y que sintiera todo mi pene en su sexo, es dif�cil de explicar, como se
mov�a primero lentamente y la velocidad que lleg� a alcanzar, no se como
explicar pero fue tan hermoso acabar en su sexo y al mismo tiempo sentirla
llegar, como agradecida me abraz� entre sus brazos para mis labios besar y as�
quedarnos un rato sin palabras pronunciar.
Nos miramos, sonre�mos y nos volvimos a besar, nos tomamos de
la mano y a la ba�era fuimos a parar, ella se arres costo dentro de ella y yo me
sent� a su lado para poder observarla en su esplendor, jugu� nuevamente en su
sexo con mis manos y fue f�cil que otro orgasmo llegase a tener, ella en
agradecimiento tomo mi pene y lo chupo con mucha lujuria, siempre entre mis
fantas�as con mi esposa, so��bamos con que su hermana me llegara a chupar y mi
leche llegase aprobar y est� misma tarde eso se hacia realidad, me sent� y
disfrute el placer de recibir una hermosa mamada hasta que mi leche invadi� sus
labios y casi la llego a ahogar, saboreando mi leche y su lengua suave sobre mi
pene eso es dif�cil de olvidar, quer�a salir corriendo y a mi mujer contar lo
glorioso de este encuentro y lo feliz que me hacia el que ella me hab�a logrado
propiciar.
Nos quedamos juntos abrazados, acarici�ndonos el uno al otro
y dici�ndonos al o�do que en cualquier momento volver�a a pasar que el echo que
se casara no cambiar�a en nada nuestro encuentro, que siempre me iba a desear,
me prometi� guardar el secreto y que cada vez que pudi�semos ella y yo juntos
podr�amos estar. Se me ocurri� mirar mi reloj y fue cuando me di cuenta del
tiempo que hab�a transcurrido, tuvimos pr�cticamente que vestirnos r�pidamente
para poder llegar a buscar a los ni�os y a mi mujer, la cual al llegar nos miro
con disimulo, pero no sin arrojarme una sonrisa de complicidad y poder ver
dibujado en mi rostro una gran felicidad.
No conversamos de lo sucedido hasta no estar muy solos en
nuestra habitaci�n, la cual llenamos de lujuria y pasi�n al relatarle est�
historia que nos ha servido como una peque�a llamarada para encender nuestro
colch�n y la cual recordamos siempre que el morbo nos llena el cerebro de cosas
extra�as que se que le gustan a todos y muy pocos se atreven a contar sin pudor.