Relato: masaje erotico





Relato: masaje erotico

Una buena experiencia
Voy a relatar una historia verdadera, que me paso hace ya un tiempo, y que realmente ha sido una experiencia de vida diferente, intrigante y que vale la pena tener.
Yo soy Any, mujer de treinta y tantos a�os, y estoy casada con Anto, tenemos varios a�os de muy feliz matrimonio, con tres hijos, y una vida muy normal en todos los aspectos. Tenemos, como todos, nuestros problemas econ�micos, tambi�n nuestras peleas y discusiones normales, pero en general muy bien,
Nuestra vida sexual es activa y buena, con diferentes juegos entretenidos, que le dan un buen toque, aunque siempre con m�s ganas de mi marido, pero en general la llevamos y la pasamos muy bien.
En ese aspecto, mi marido es una persona que le gusta mucho todo lo relacionado al tema, muy so�ador, con muchas fantas�as y cuentos, que indudablemente le ponen la pimienta y entretenci�n a todo esto, aunque tambi�n tengo que reconocer que yo no soy tanto de este tema, me aburre un poco cuando se es insistente y me cuesta estar tan al �toque� y pendiente de todo esto. A pesar de todo eso, tambi�n entro en estos juegos, a veces un poco a la fuerza, pero la verdad que cuando los hacemos, lo paso muy bien, y me doy cuenta de lo entretenido que es.
De alguna manera esta experiencia que voy a contar empez� de esa manera, un poco a la contra m�a, y con insistencia y m�s ganas de �l.
Anto siempre ha pasado por �pocas de diferentes fantas�as, y cuando es as�, me cuenta mucho y trata de hacerme participar en ellas, lo que muchas veces es muy entretenido. Este cuento comenz� as�, por una fantas�a de Anto.
Desde hac�a un tiempo, �l hab�a estado fantaseando con escenas y situaciones de masajes er�ticos. En una oportunidad me pregunto que sentir�a yo si un masajista me hiciera un masaje er�tico. Yo, por seguirle el juego, le dije que me excitar�a, y as� llegamos a que el me hizo un masaje er�tico, donde yo me imaginaria que era otra persona.
La verdad es que me cost� imagin�rmelo completamente, pero igual me provoco mucha excitaci�n la situaci�n, y el masaje que me hizo, estuvo de pel�cula.
Esa fantas�a de Anto la repetimos en un par de ocasiones, hasta que un d�a me dijo:
- Gorda, averig�� y llame a un masajista muy serio y bueno, que hace masajes er�ticos, te a trav�s a ir??
Mi primera reacci�n fue decir que no, aunque tengo que reconocer que con solo dec�rmelo y ver que realmente era as� de f�cil, me dio un cosquilleo en la guata, que no puedo decir que era desagradable.
Ante esto, Anto me explico bien. Hab�a llamado a este masajista, el que estaba en Santiago, y le hab�a preguntado como era el tema, con lujos y detalles, Anto pod�a estar presente y no pasaba de ser un masaje, con ciertos toques er�ticos. Le cost� un poco convencerme, pero despu�s de hablarlo bien, analizar todos los temas, le dije finalmente que si me atrev�a, pensando que en realidad no pasar�a.
Deben haber pasado unas 3 o 4 semanas, a mi el tema se me hab�a olvidado, hasta que Anto me dijo:
- Any, ya tengo un viaje organizado para el pr�ximo martes, reserve en un apart-hotel, solamente hay que llamar y coordinar con el masajista, que me dices, si o no?? Pi�nsalo bien hasta ma�ana, y me das la respuesta definitiva.
Basto que me pusiera en esa situaci�n, para empezar a sentir toda clase de sensaciones. Miedo, nervio, excitaci�n, incertidumbre�.despu�s de darle varias vueltas, pensando inicialmente en decir que no, me dije que no pod�a ser tan cobarde ni fome, si en el fondo era solamente un buen masaje con algunas gracias extras, y adem�s tambi�n iba a estar presente Anto, finalmente le dije que SI, que tanta cosa.!
Desde ese momento, cada vez que me acordaba del tema, que fue mucho mas seguido de lo que me podr�a haber imaginado, me daba un cosquilleo en la guata y me hacia revolotear cosas por la cabeza.
Finalmente el dia llego y partimos en auto temprano para Santiago. Trate de no hablar ni pensar en el tema, pues cuando lo hac�a, r�pidamente me daba ese cosquilleo y me pon�a nerviosa.
El apart hotel estaba muy bien ubicado, era una especie de peque�o departamento, con un living-comedor - quichener, un ba�o y el dormitorio principal. Llegamos a eso de las 5:00, y aprovechamos de ir a comprar cosas para un rico aperitivo. Yo estaba tranquila, pero en el fondo nerviosa tratando de no pensar.
Llegamos de vuelta como a las 6:30, y hab�amos citado al masajista a las 8:30 en el apart hotel, asi es que le dije a Anto que me ba�ar�a para tom�rmelo con relajo y calma.
Me di una larga ducha, pero ya a esas alturas estaba muy nerviosa. El miedo me incitaba a decir que no, pero el orgullo le ganaba, y la verdad es que si bien es cierto tenia nervio, hab�a estado todo el d�a con una excitaci�n a flor de piel, con cosquilleos permanentes en la guata y tambi�n un poco m�s abajo.
Me puse una bata del hotel, y me hice un mo�o en el pelo, ya solo quedaba poco tiempo de espera. Anto se hab�a preocupado de que la temperatura en la pieza fuera s�per agradable, y cuando Sal� del ba�o nos dimos un mirada picarona y nos abrazamos. Me dijo que tambi�n estaba nervioso, pero iba a ser s�per rico.
A las 8:30 en punto son� el timbre y Anto abri� la puerta. Era el masajista. Se presento como Mauricio, tra�a un malet�n y una camilla plegada. No era muy buen mozo, pero tampoco estaba del todo mal, joven de unos 35 a�os, flaco y de estatura media, un poco moreno y de cara simp�tica. Me saludo de beso en la mejilla y pregunto:
- Como esta?? Un poco nerviosa?? No se preocupe, le aseguro que no es nada tremendo, se relajara y le gustara.
Yo temblaba de nervio. Dijo que iba a preparar su camilla y todo en el living, yo me pod�a ir a la pieza y en unos 15 minutos me llamar�a. Ten�a que ir solo envuelta en una toalla para el masaje.
Anto se quedo en el living para ayudar, y para mi, esos 15 minutos sola en la pieza se me hicieron eternos. Trataba de no pensar porque me temblaban las piernas, me saque la bata, me puse la toalla y prend� la tele para as� evitar pensar en nada, segu�a teniendo toda esa mezcla de sensaciones en mi interior.
Finalmente Anto toco la puerta y entro.
- Ya gordita, est� todo listo, como estas, tranquila??

Cuando Sal�, el living hab�a tomado un ambiente totalmente diferente. Mauricio estaba de pie con un delantal corto blanco, hab�a movido la mesa de comedor apeg�ndola a un lado, y hab�a puesto su camilla blanca en el centro. Estaba todo a media luz, adornado con varias velas y una m�sica ambiental muy suave y justa. Todo este ambiente lo terminaba un exquisito aroma ambiental como mezclas de aceites naturales. Anto se sentar�a en un sill�n en una esquina. Estaba todo listo y el momento definitivo hab�a llegado. Me temblaban las piernas de nervio.
Mauricio me tomo de la mano y me llevo hasta la camilla, me pidi� que me acostara boca abajo tapada con la toalla. Eran de esas camillas especiales para masajes, que tienen un c�rculo para poner la cara. Tambi�n me pregunto si prefer�a tener los ojos tapados, a lo cual dije que s�, y me puso una anteojera. El momento finalmente hab�a llegado. La temperatura en la pieza era exquisita, aunque yo igual temblaba un poco, pero no de frio.
Me acomodo la toalla desde la mitad de mi espalda hasta las rodillas. Sent� como se echaba aceite en las manos y de apoco comenz� a hacerme un masaje muy suave en el cuello y en la nuca. Era una mezcla entre un suave toque con la yema de los dedos y apriete con la mano. El efecto y la sensaci�n de relajo fueron inmediatos. De a poco me fue sacando la tensi�n y fue movi�ndose durante un buen rato entre el cuello y los hombros. Los nervios de a poco comenzaron a desaparecer. Suavemente masajeo un brazo comenzando desde el hombro, con ambas manos, y bajando en forma circular hasta la mano. Esto lo hizo varias veces para despu�s repetirlo con el otro brazo. Ya se hab�a comenzado a apoderar de m� una sensaci�n de relajo y placer exquisita.
El hecho de sentir que unas manos diferentes a las de Anto me estaban masajeando, me hac�a sentir una sensaci�n rara, pero la verdad es que eso mismo me produc�a un cierto nivel de excitaci�n que era rico. Adem�s ten�a la tranquilidad de que Anto estaba ah�, mirando. Eso tambi�n me produc�a una sensaci�n rica.
Luego, Mauricio suavemente dobl� la toalla hacia abajo, hasta las caderas, dejando libre toda la espalda. Ese peque�o destape me produjo inconscientemente un cosquilleo en la guata. Comenz� a hacerme un masaje entre suave y fuerte, desde los hombros hacia abajo, posando sus manos completas en mi espalda, movi�ndolas en forma circular desde abajo hacia arriba. Yo sent�a como el relajo se iba apoderando de m�. Estuvo bastante rato en ese masaje, incorporando a veces hombros y cuello. La sensaci�n era realmente buena, yo ya me hab�a relajado, y estaba empezando a disfrutar realmente del masaje, la m�sica, los aromas. Todo era una mezcla perfecta.
Despu�s de eso par�, escuche como se echaba aceite en las manos, y nuevamente doblo la toalla, pero ahora desde las rodillas hasta el comienzo de los muslos, dej�ndome todas mis piernas libres. Esta acci�n, nuevamente me produjo un nervioso pero rico cosquilleo en la guata.
Mauricio se acerco a los pies de la camilla, y comenz� a masajearme cada uno de los pies en forma intensiva, produci�ndome las m�s exquisitas sensaciones, con deseos de que no parara. Estuvo un buen rato en eso, siempre aplicado aceite, y luego comenz� a hacer un masaje en una de mis piernas. Con ambas manos fue apretando y masajeando suavemente mi pierna desde la pantorrilla, subiendo lentamente, hasta llegar a la zona del muslo, haci�ndole masaje en forma completa, pasando en ocasiones por la entre pierna, muy cerca de mi zona G. Eso r�pidamente me produjo nervios, pero mucho m�s fuerte que los nervios, fue el cosquilleo en la guata y abajo en la entrepierna. No toco nada, pero la cercan�a, y la sensaci�n de ese aire de roce, me produc�an calambres. Despu�s, hizo lo mismo con la otra pierna, llegando tambi�n suavemente hasta el muslo, y produci�ndome las mismas sensaciones. En forma involuntaria, sent�a como de a poco los nervios estaban dando paso a la excitaci�n dentro de mi cuerpo.
Finalmente, pero suave, dejo caer la toalla completamente a un lado, dejando mi cuerpo al descubierto. Parado al lado de la camilla, empez� a masaj�ame desde los hombros, bajando y subiendo por la espalda, llegando cada vez m�s abajo, hasta los gl�teos. Iba cada vez, desde abajo hacia arriba, y viceversa, en un masaje largo y suave, que comenz� a ir desde los muslos, por los gl�teos y la espalda. El masaje cada vez era m�s suave, hasta que sent� que solamente me iba tocando con la yema de los dedos, desde arriba hasta abajo, subiendo por la parte de afuera del cuerpo, y bajando por el centro de la espalda, hasta los gl�teos y separ�ndose por la entrepierna.
La sensaci�n era exquisita, tan suave, de movimientos largos y muy sensitiva. Indudablemente ya estaba excitada, incluso ya sent�a como mi entrepierna se estaba humedeciendo, y sent�a mucho cosquilleo en el cl�toris.
Un momento despu�s paro, y Mauricio me pidi� que me diera vuelta. No me sent� nada por estar desnuda, pues estaba con los ojos tapados, y adem�s la excitaci�n hab�a ido dejando bien de lado los nervios. Ahora estaba gozando el masaje.
Mauricio se puso en la cabecera, y con aceite, comenz� suavemente, con la yema de los dedos, a tocarme diferentes puntos del cuello y la cara. Se notaba que sab�a, pues al tiro sent� una sensaci�n de relajo y alivio en la cara, que se me fue trasladando a todo el cuerpo.
Poni�ndose a un lado de la camilla, comenz� a hacerme masaje en los hombros y cuello, ahora con ambas manos en forma completa, y comenz� a bajar desde la axila hasta la cintura, haci�ndolo suave y repiti�ndolo varias veces, de apoco pasando una mano a la guata y luego la otra, siempre todo el masaje en movimiento. Las manos despu�s, comenzaron a ir por el lado pasando a la guata y subiendo por entre las pechugas hasta el cuello, y luego la otra mano haciendo lo mismo, por el lado, la guata, subiendo entre las pechugas y terminando en el cuello. Todo esto era lento, suave, con una y otra mano a la vez. Yo cada vez iba sintiendo m�s sensaciones, todas diferentes y exquisitas, y mi nivel de excitaci�n se manten�a.
Luego de estos movimientos circulares, ambas manos se encontraron en mi guata, y muy suavemente comenzaron a subir, pasando, tocando y masajeando ambas pechugas. Bajaban y sub�an, y mi sensaci�n era cada vez m�s rica. De a poco ya no lo fue haciendo con la mano completa, sin que comenz� a deslizar solamente la punta de los dedos muy suavemente, pasando y rozando las pechugas y los pezones, que estaban sumamente duros. Comenc� a hinchar el pecho en cada pasada, aumentando la sensaci�n de los dedos al pasar. Nuevamente hab�a ido en aumento mi excitaci�n.
La �ltima pasada, comenz� a desplazar los dedos muy suavemente, solamente roz�ndome, desde los hombros, pasando por los pezones bajando por la cintura y luego los muslos hasta la altura de las rodillas. Esa pasada me hizo tener un tiriton.
Puso sus manos una por debajo de cada rodilla, y las tiro suavemente hacia arriba, dej�ndome las piernas dobladas y abiertas. Ya mi respiraci�n era entrecortada. Con una mano en cada pierna, comenz� a masajear desde detr�s de la pantorrilla, subiendo y pasando a las rodillas, para luego con ambas manos pasar a los muslos, acarici�ndolos en todo su contorno, cada vez m�s por la entre pierna, y rozando los pelos cercanos al cl�toris. Yo ya estaba completamente h�meda, con la respiraci�n muy acelerada, y lo �nico que quer�a era que me tocara.
Despu�s de un rato, haciendo lo mismo, logro aumentar cada vez mas mi excitaci�n, subi� una mano hasta la parte m�s baja de la guata, y con la otra de frent�n empez� a tocar la entrepierna, buscando muy suavemente el cl�toris. Cuando lo toco con un dedo, se me escapo un gemido involuntario, demostrando claramente mi nivel de excitaci�n, comenz� a tocar en forma circular el cl�toris, que ya estaba completamente mojado, y con la otra mano haciendo una suave presi�n de la guata hacia la camilla.
Me agarre con las manos a los costados de la camilla, y a sentir una locura que me recorr�a todo el cuerpo, estaba groseramente excitada, sus movimientos circulares exactamente en el cl�toris me estaban llevando a la luna. Sin desearlo, comenc� a gemir sonidos de placer:
- Aaahh, Aaahh, Aaahh
El derrepente cambio su movimiento, y comenz� a mover sus mano y sus dedos hacia arriba y abajo sobre el cl�toris, la sensaci�n fue explosiva, mi excitaci�n ya estaba al borde, me sent�a completamente mojada, mi respiraci�n se acelero en forma desmedida, mis gemidos aumentaron, sent�a que iba a explotar:
- Aaahh, Aaahh, mas, mas, no pares
Me empec� a mover al mismo ritmo con mis caderas, los dedos comenzaron a moverse m�s r�pidamente, mis gemidos eran m�s fuertes, ten�a todo tipo de sensaciones, estaba a punto de explotar, hasta que llegue a un tremendo y exquisito orgasmo. La sensaci�n es indescriptible, sent� un desvanecimiento total, con un placer intenso y m�ximo.
Mauricio me tapo con la toalla, y se fue al ba�o. Anto se me acerco, y me pregunto:
- Como estas, fue bueno??
- Ha sido super, realmente exquisito- dijo con los ojos aun tapados.
Anto me tomo suavemente, y me llevo a la cama, me tapo y me quede dormida.
Al poco rato lo �nico que sent� fue cuando Anto se acost� a tras m�o, me abraz� fuerte, y me dijo que me quer�a. Le dije que tambi�n, y nos quedamos profundamente dormidos.

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Relato: masaje erotico
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