Hola, mi nombre es Adrián, soy
de Córdoba (provincia Argentina) y les tengo una historia que contar
acerca de mis experiencias zoofílicas.
Todo comenzó hace dos pares de años, cuando mis curiosidades sexuales
comenzaban a aflorar. Yo tenía (y las sigo teniendo en la actualidad)
dos perras no muy grandes ya que son de esas razas pequeñas de las cuales
una es común de color negro y la otra es una imitación de pequinés
digo imitación porque se parece a la misma raza, es bien marroncita y
su carita chatita. No voy a dar los nombres de estas, ya que recomiendo mucho
esta página a las personas y no quiero que me descubran. Las dos, ya
estaban en una edad como para copular con machos de su especie, a las dos les
venía al mismo tiempo y dejaban muy calientes a los perros de afuera,
quienes se las quería voltear pero no podían, porque el frente
de mi casa tiene rejas y por esa razón no se las podía montar.
Yo, un día, jugando con ellas en el suelo del interior de mi casa me
doy cuenta que mientras jugábamos, una de las dos se detenía a
olerme en la entrepierna, cosa que no le di importancia, ya que yo soy muy cariñoso
con los animales y también me revolcaba con la gata (No piensen mal,
entre mi gata y yo sólo hay amistad) y pensé que estaría
sintiendo su olfato. Durante días estuve pensando en esa sensación
del hocico de la perra frotando mi pantalón, yo no sabía sobre
la existencia de la zoofilia por lo que no pude calificarme. Con cada pensamiento
de lo que pasó ese día se me erectaba (Yo en esa época
era muy pajero), pensé que me estaba volviendo loco pero me daba asco
pensar que una perra me lamería el pene. Un día, yo muy caliente
(debido a que no me masturbé durante una semana) y para quitarme las
ganas esperaba a que la casa quedara sola para mí para hacer lo que yo
quiera hasta que se hizo. Encendí el equipo de audio y disfrutaba estar
solo (cosa que a mi me encanta, la soledad) y se me ocurrió una idea;
Hice entrar a las dos perras y ellas, mirándome y moviendo la cola esperando
que le diera algo de comer o les diera cariño, les di otra cosa, algo
que estaba muy caliente, ya erecto por los pensamientos que tenía en
mente, apagué el equipo y me bajé el pantalón. Las perras
se desesperaron al ver mi pene al aire libre y me desnudé completamente
me tiré en el piso boca arriba, quietecito y lo primero que hicieron
las dos fue olerme la pija y lamerlo desesperadamente, yo estaba temblando de
los nervios no sé porque pero estaba temblando, mientras me la lamían
yo disfrutaba como un perro caliente por una perra, sus lenguas en mi pene me
daban una sensación no sé de que pero a medida que me lamían
me calentaban más y más. Pero la perra negra se ponía celosa
que la otra me lamiera también así que la miró y le gruñó,
la otra se alejó lentamente mientras la negra me la seguía lamiendo,
a mí me daba pena qua la otra se quede sin fiesta así que me puse
en cuatro y la negra me empezó a lamer el ano y la otra se dedicó
a mi pene así tuve el mayor gozo hasta entonces.
Yo no daba más, me lamían con más y más fuerza y
yo como el perro caliente que soy, lo disfrutaba, estuvimos buen rato los tres
gozando de esta minifiesta hasta que dejaron de lamerme, yo seguía caliente
no sabía que hacer... Si me masturbaba, se acababa todo pero no tuve
más remedio: alguien en algún momento tendría que aparecer
y yo, desnudo en la sala con las dos no hay ninguna excusa que dar. Así
que me masturbé y mientras me masturbaba miraba a las perras, ellas estaban
esperando que algo saliera de mí, cosa que empecé a dudar mientras
me la hacía porque las perras nunca follaron con algún perro que
yo sepa. Yo estaba masturbándome boca arriba hasta que acabé llenado
mi pecho y mi abdomen de semen calentito y me gustó estar cubierto de
mi propio semen y con las manos me la enbarré más. Las perras
al ver el líquido esparcido por la superficie de mi cuerpo se acercaron
rápidamente y, entre las dos, me empezaron a lamer, yo seguía
gozando mientras me limpiaban: lamieron mi pecho, mi abdomen, limpiaron mi pene
erecto y brillante, también a la negra se le dio por lamerme las pelotas,
me excitó bastante y sentí que me encontraba en el cielo. Luego
de que ya me limpiaran todito me fijé si quedaba alguna evidencia de
lo ocurrido y saqué a las dos al patio me di una ducha y esperé
a que algún humano apareciera cosa que pasó enseguida, aparecieron
mis padres.
Luego de unos años, cuando mis padres compraron a Sandra (Así
le puse a mi pc ; ) entrando a Internet encontré información acerca
de una tendencia que tienen los humanos hacia sus animales que se llama zoofilía,
yo hasta la actualidad sigo teniendo estas relaciones con mis perras aunque
ellas ya están envejeciendo, yo me considero un zoofílico y me
gusta serlo, también creo que soy algo bisexual ya que me están
interesando las vergas y las conchas. También estoy interesado en comprar
un canino macho ya saben para que, bueno espero que mi relato los haya calentado
y corrido pueden contactarme para comentarme acerca de sus experiencias con
sus animales y no sean tímidos en confesarlos.