Como mis amigas saben lo "mucho" que me gustan los perros, y
a�n m�s los peluches, a una de ellas, �qu� maja ella! se le ha ocurrido
regalarme un perro de peluche.
-Para que le des tormento.-
�Y tanto que le voy a dar! Odio los perros. Me dan miedo.
Prefiero los gatos, o las iguanas. Son tan er�ticos los gatos, con sus graciles
movimientos y sus expresivos ojos. Sensuales, sin duda. No me extra�a que
CatWoman sea la hero�na o antihero�na, m�s sexy. Y las iguanas, bueno, no es que
sean er�ticas, pero... prueba a dejar que una se pasee en su tranquila busqueda
de calor, sobre tus muslos o espalda. Te llevar�s un recuerdo imborrable de sus
afiladas garras, pero la sensaci�n de las escamas, el pulso de su corazoncito,
... �Una experiencia mef�tica!
Volviendo a los perros, hay uno, m�s bien una, que se salva:
Rita, la Bulldog peque�a de una vecina. �Que pellejo tiene, y que traviesa es!
Me encantar�a percutirla mientras acaricio su ralo pelaje brillante, formando
caprichosos y deliciosos pliegues! �Y qu� cara ma�s simp�tica! A excepci�n de
lso perros con cara de critter-gremlin sorprendido, los bulldogs son los m�s
majos. Los perros salchicha y los doberman, en su clase, est�n bien, pero donde
est� un bulldog... En mis tiempos de cani recuerdo que tanto me gustaban que
muchas veces expres� mi deseo de "ser un sabueso de mayor".
Ayer al fin me dieron la sorpresa. Me trajeron envuelto en
papel verde el perro.
-Es tan �o�o que dan ganas de pegarlo.- me asegur� mi amiga,
mientras yo abr�a el envoltorio.
Y ah� qued�. Un perro de color crema p�lido, de esos con las
orejas rectangulares que le ca�an sobre la cara. Apenas ve�a por sus dos ojos de
pl�stico casta�os, pues estaba ocultos por el excesivo pelaje. �Y qu� expresi�n
de melancol�a, pena, y perruna ternura! Nada m�s verlo me dije:
-Lo que vas a sufrir... no est� escrito en cartilla. En ti
voy a pagar yo el odio que le tengo al com�n de la raza canina. �Te vas a
enterar!-
Mis amigos me sacaron de mi ensimismamiento:
-�Tienes que ponerle un nombre!-
Pens� un instante. Hac�a poco hab�a rondado mi cabeza la idea
de mercarme una oruga grande, para onanizarme a saco mientras ella hac�a sus
equilibrismos sobre solo dos anillos de su artrop�dico cuerpo sobre mi est�mago;
incluso en aparearla con lombrices de gominola de los frutos secos y crear mi
propio ej�rcito de orugas erot�fagas. Y la llamar�a Fritz, porque le� en una
ocasi�n un comic de la abeja Maya, que conoc�a a una oruga con complejo de
fealdad con ese nombre. Pero al final me decid� por fabricarme una oruga
carro�era de medio metro, llamarla Goliath, y dejar el nombre de Fritz para...
el regalo que acababan de hacerme.
Y as�, imponi�ndose a otras propuestas, como "cucufate" o
"cancervecero", eleg� el nombre de Fritz para mi compa�ero de soledades
sado-masturbatorias.
-Muy bien, Fritz.- coment�, bautiz�ndolo con actitud
pensativa mientras le acariciaba para que se confiara. Ten�a un pa�uelo en el
cuello, donde le pedir�a a mi madre que bordara el nombre elegido.
-�Te crees m�s guay por ese pa�uelo? Bien, bien... t�
rel�jate que lo vas a flipar, chucho.- le advert�.
Y empec� a vislumbrar en un futuro no muy lejano a Fritz, con
su carita imperturbable de fingida tristeza rle m�s emociones perversas,
contemplando horrorizado como su due�o dejaba caer vinagre sobre sus pupilas sin
p�rpados con un cuentagotas.
Pero... �vaya, Isa, amante de los animales me hab�a visto
mientras le retorc�a el pescuezo por quinta vez a Fritz, y hab�a le�do mis
crueles intenciones. As� que lo agarr�, y lo cogi� en su regazo. Ah� estaba
Fritz, el peludo y achuchable Fritz, con el morro hundido en el precioso escote
de Isa. �Deus ex, que pulsiones canicidas me entraron al verlo!
-�Devu�lvemelo, secuestradora de peluches! Le voy a dar su
merecido.-
-�Pobrecito, no le hagas esas cosas!-
-Fritz, t� mismo. Va a ser peor. Yo que te iniciaba en la
senda del sufrimiento canino por tu bien y t� eliges las caricias y mimitos de
esa hembra.-
Pens� r�pido la venganza, y con satisfacci�n anuncie la
inexorable sentencia:
-Como quieras. D�jalo, Isa, porque va a ser peor para �l.
Esta es la regla: por cada minuto que alguien le est� acariciando o mimando,
ser�n dos de suplicio infernal cuando vuelva a mis manos!-
-�No, por favor!-
-No podr�s vigilarlo las 24 horas del d�a. Y cuando bajes la
guardia, �zas! �Ser� m�o!-
Fritz me miraba aterrado con sus ojos de inerte pl�stico,
como si supiera que aquello no era una amenaza, sino una promesa.
Y tras un rifirafe, al final recuper� mi perro. De camino a
casa, le iba mimando, como ya os he dicho, para que se confiara. As� los sustos
le pillar�an por sorpresa.
-Muajajajajaja...-
...
Aquella misma noche, empez� el tormento. Me quit� los
calzoncillos, bastante apestosos, y se los tir� a mala leche a Fritz, que me
miraba desde la mesa cercana a mi cama.
-�Te gusta mirar, eh? Bien, bien, pronto podr�s probar
experiencias "inolvidables".-
Me met� en la cama y tom� a Fritz de las orejas.
-Porque eres un regalo, que si no, hoy mismo te taladraba un
gujero entre las patas para darte jarabe de polla.-
Y aunque no ten�a d�nde hincarle mi arma, me la machaqu�
procurando darle pollazos en el nalgatorio. Momento de particular intensidad
er�tica fue cuando, redescubriendo su colita prensil de alambre, hice un c�rculo
con ella y lo penetr� ad nauseam. �Una l�stima que fuera de noche, porque de
mirarle la cara cosida a mano en China, seguro que ya no la ten�a melanc�lica,
sino francamente aterrorizada!
Cuando termin�, le hice un piquete de ojos, lo cual me
provoc� un ataque de risa del que no me recuper� hasta quedarme dormido... con
Fritz, mi perrito de peluche y v�a de escape de una enfermiza sexualidad,
estrujado entre mis muslos.