Relato: Historias de una vida (2) Como supongo que algunos de vosotros le�steis mi anterior
relato, voy a empezar con el segundo, antes que nada, debo aclarar que, todo lo
que aqu� relato, son historias cien por cien reales, encuentros y situaciones
que he vivido a lo largo de mi vida, los lugares que describo existen y las
personas tambi�n, incluso en algunos casos ni tan siquiera he cambiado los
nombres, para que, si es el nuestro, lo que si he alterado es el orden
cronol�gico en el que los expongo, ya que, escribo seg�n recuerdo.
No me demoro mas, vayamos con mi segunda historia.
Era un hermoso d�a de primavera, el sol, empezaba ya su
cuesta abajo, y un tiempo m�s que agradable, invitaba a cualquiera al paseo por
el laberinto que forman las calles de la ciudad.
Me acicale con mis mejores galas, no soy ni alto ni bajo, ni
guapo ni feo, pero la ropa de marca, un buen perfume y alguna que otra pieza de
oro bien colocada y de buen gusto, hacen de cualquier hombre una pieza
apetecible para toda esa legi�n de muchachos que llenan las aceras esperando a
su "mirlo blanco" es decir, un maric�n al que sacar un poco de dinero a cambio
de sus favores sexuales.
Hay que aclarar, que en ese juego que precede a la decisi�n
de a quien comerse para cenar, uno tiene que ser muy perspicaz, as� como tener,
como lo dir�a yo, un sexto sentido, seamos honestos, buscando chulos, uno no
encuentra el amor de su vida, entonces que!, pues hay que buscar un equilibrio
entre, belleza, cuerpo, rabo, y versatilidad sexual, ya que, una cara bonita con
un rabo peque�o, pues no, o un gran rabo y luego es un tabl�n en la cama pues
tampoco, vamos, una elecci�n dif�cil.
Iba yo pensando en mis cosas, y mi coche, casi solo me
encaminaba hacia las Ramblas, esa zona de Barcelona tiene un encanto �nico, aqu�
sentado en cualquier terraza ves pasar el mundo ante ti, pero yo, me dirig�a
hacia el "Triangulo de las Bermudas" , es decir la zona comprendida entre
"Ceausescu Scuare", es decir la plaza del Arco del Teatro, a la que el ambiente
de Barcelona le llamo as� por la gran cantidad de Rumanos que normalmente
circulan por esa zona, el "Pep Show de las Ramblas" con su bar sus pasillos y su
cine X y el sal�n de Juegos, ese triangulo, es como el circuito de carreras por
el que ruedan todos los muchachos y las locas correspondientes, as� pues, una
vez situado en la zona, me dispuse a tomar posiciones.
Me sent� en una mesa de la terraza del Cosmos, la cual, me
pareci� un sitio estrat�gico para tener una buena visi�n de campo, y espere.
Para aquellos que conozcan el lugar, no es f�cil comprender
que, pasados unos minutos, un divertido juego de miradas, de pedir la hora o
solicitar un cigarrillo, empez� por parte de algunos de los muchachos que,
estando en otras mesas o medio paseando por la terraza, andaban a la caza de un
posible cliente.
El juego del coqueteo, o de dejarse atrapar, nos gusta a
todos, para que negarlo, por lo que, no me importo que se me acercasen, que me
pidiesen una cerveza, o un caf� con leche, incluso hice varias incursiones a los
servicios, y en todas me siguieron y me mostraron sus pollas, mas o menos
morcillotas, en espera de que mis ojos se abrieran con el deseo del fruto
ofrecido, toque, manosee dos de ellas, tambi�n lo hicieron con la m�a pero
ninguno de los chicos era exactamente de mi agrado, seguramente, me habr�a ido
con cualquiera de ellos, pero!!, apareci� Mihai, ni me pidi� un caf�, ni un
cigarrillo ni nada, simplemente se acerco a decirle algo a otro muchacho que si
estaba en mi mesa, nos cruzamos un instante la mirada y supe que o el,
o ninguno.
Empezamos por una charla de lo mas convencional, que haces,
de donde eres, bla, bla, bla, era rumano, 23 a�os, 178 / 180 cm. de altura,
barba cerrada labios carnosos y un hilillo de pelo asomando por su pecho entre
los botones de su camisa.
Nunca he sabido porque nos comportamos como "tontas", ante
situaciones parecidas, por lo que para no variar, se me ocurri� proponerle ir a
otro lugar a tomar algo,.
Sin perder el tiempo fuimos al parking, tome el coche y nos
fuimos por las calles de la ciudad, el no conoc�a Barcelona, por lo que enfile
Atarazanas, y me dispuse a dirigirme Montjuich arriba, la excusa de la
maravillosa vista es perfecta para acercarse a un lugar discreto y con poca luz,
aparque en las inmediaciones del castillo, bajamos para dar una vuelta y poder
contemplar la maravillosa vista nocturna de la ciudad, un silenciosa caminar,
unas caricias robadas, un discreto beso, la noche�. y regresamos al coche.
La verdad que, como aparque en una zona frecuentada parejas
que iban a lo mismo que yo, no tome demasiadas precauciones, el seguro de la
puerta del coche, no estaba puesto, incluso los cristales de las ventanilla a
medio bajar, La m�sica sonaba baja, el aire estaba denso, Mihai tomo mi mano
derecha y la poso sobre su mas que duro paquete, la noche promet�a�
Me quite la camiseta casi al mismo tiempo que el soltaba los
botones de su camisa,
No se porque los hombres con ese poco de vello en el pecho me
vuelven loco, y as� fue, enloquec�, sent� como mis pezones endurec�an y se
irritaban ante sus mordiscos, pero mi pollo estaba a reventar.
Por mi parte, el continuo frotar su polla y sus huevos sobre
el pantal�n, hab�an transformado su ya apetecible bulto en un paquete
descomunal, un poll�n de unos 22 cm. y debajo un par de huevos como dos pu�os,
hac�an de aquel hombre, una presa de lo mas apetecible, mi lengua estaba
incansable, no paraba de chupar aquel cilindro de carne, con una maniobra que
rayo la acrobacia, se despojo de los pantalones, alzando una pierna sobre el
tablier del coche, me puso aquel suculento manjar frente a mi cara,
Lam� su capullo, mordisquee con dulzura su frenillo, chupe
hasta la saciedad aquel monstruo, lam� y chupete� aquel par de inmensos huevos y
me dispuse a ir un poquito mas abajo.
�Los hombres que saltan la frontera de tener sexo con otro
hombre, enloquecen con la estimulaci�n anal!!, y eso hice, mi lengua empez� ese
recorrido maravilloso que va desde la base de los huevos hasta la entrada de la
cueva de los 1000 placeres, deteni�ndose en ella, y rode�ndola en c�rculos cada
vez mas cerrados, como la lengua de un ni�o devora una bola de helado en un
cucurucho, as� estaba yo, pero no era un fr�o helado lo que lam�a, era el
caliente y latiente culo de Mihai.
El calor era terrible, nuestros cuerpos resbalaban en una
mezcla de saliva y sudor, las manos eran como tent�culos de un pulpo, estaban
por todas lados, �pero como? Aquello no era posible, empec� a contar manos con
los ojos cerrados y me sobraban, como un rayo, abr� los ojos y me di cuenta de
la situaci�n, nuestro coche estaba rodeado por toda clase de t�os, altos, bajos,
j�venes, maduros, gruesos, delgados, pero todos estaban con sus pollas fuera,
masturb�ndose, contemplando la escena que mas menos se vislumbraba a la penumbra
de la noche, varios de ellos, no contentos con mirar, ten�an sus manos dentro
del coche y sobaban mi culo mi espalda le pecho de Mihai el me sonri� con una
mueca de total perversidad, no solo le gustaba la situaci�n disfrutaba y se
excitaba con ella, me alzo la barbilla y puso en dedo en adem�n de silencio en
mis labios, le mire como aceptando la complicidad, cerr� mi mente y me lanc� al
vac�o, a partir de ese momento entraron sucesivamente varias pollas por ambas
ventanillas, yo las atend�a sucesivamente lo mas r�pido que pod�a, Mihai dirig�a
la situaci�n como un autentico maestro al tiempo que me iba colocando sobre sus
piernas haciendo que la cabeza de su m�stil empujara en mi orificio cada vez con
mas fuerza, pero, los de afuera pensaron que no ten�an bastante, por lo que
abriendo la puerta del coche, me llevaron en volandas hasta un a zona cubierta
de fresco c�sped, me vi., como sepultado por un amasijo de cuerpos, todos
reclamaban mi boca, mi culo, mi polla, y sinti�ndome como una hero�na de una
epopeya sexual, los empuje bruscamente, un silencio invadi� por un instante la
acci�n, cosa que aproveche para gritar� �que solo me folle Mihai!, no se si fue
casualidad, o que se sinti� halagado por mi gesto, pero cual caballero medieval,
aparto a todos los que me rodeaban, se situ� detr�s m�o, se arrodillo y me fue
sentando lentamente haciendo que su polla atravesara primero mi anillo, y luego,
sent� aquel potente t�tem de carne introduci�ndose plenamente en mi interior.
Mihai, amante experto, inicio un lento bombeo, su polla,
entraba y sal�a de mi culo produci�ndome espasmos de placer, sus huevos, duros e
hinchados, hac�an de resorte a los m�os que en cada embestida ca�an llenos de
deseo sobre ellos, el placer me devoraba, por momentos descargas el�ctricas
recorr�an mi cuerpo haciendo que tensara todos mis m�sculos, apretando as� mi
esf�nter con lo que aun daba mas placer.
A mi alrededor, todos aquellos hombres, no puedo precisar
cuantos eran, quedaron extasiados ante la escena, empezaron a masturbarse a mi
alrededor, se tocaban entre ellos, y me tocaban a mi, se masturbaban unos a
otros, se lam�an y mord�an los pezones, y r�os de sudor, dejaban los cuerpos en
ese brillo especial que puede distinguirse y olerse, en la mas absoluta
oscuridad.
Mihai, me sujetaba con sus manos en mis caderas, su ritmo era
fren�tico, me mord�a la nuca, su caliente respiraci�n golpeaba en mi cuello, en
mis orejas y medio girando la cara, introduc�a su experta lengua en mi boca, me
mord�a los labios y jadeaba, se deshac�a dentro de m�.
Su orgasmo era inminente, se sent�a, sus dedos casi
taladraban mi piel, sus jadeos eran cada vez mas intensos, al mismo tiempo, los
dem�s aceleraban el fren�tico ritmo en aquella extra�a org�a de carne, un no de
ellos, de barba cerrada, y con una polla enorme, se acerco mas de la cuenta, vi
aquel capullo rozando mis labios, lo casi lam�, pero, cayo de rodillas y
mientras engull�a materialmente mi polla fue taladrado literalmente y de una
sola embestida por otro de los hombres que se la meti� sin pensarlo y de golpe.
De la polla de Mihai, empezaron a salir trallazos de esperma
que golpeaban mi intestino, uno, dos, tres, cuatro� tanta leche y tan caliente
que goteaba por mi culo, por mis huevos, por los suyos, y ca�a al suelo, por mi
parte, me deshice en un orgasmo sin fin mientras m� leche era succionada por la
boca del de la barba cerrada, como una reacci�n en cadena, todos empezaron a
correrse, unos sobre otros, los otros sobre mi, Mihai, muy al contrario de
desfallecer, segu�a con su polla tan dura como al principio y dentro de mi, me
sujetaba y se deleitaba con la escena, yo estaba como un mu�eco de trapo,
desmadejado y ba�ado en esperma, mientras aquellos hombres empezaron a marcharse
unos con otros, algunos solos, pero se iban, Mihai, sin sacar ni un cent�metro
de su polla de mi interior, se incorporo y me incorporo, yo me sent�a como
taladrado por un inmenso pedazo de carne, indefenso, me dejo de cara al coche,
me apoye como pude en la ventana, y me dijo,,, "Ahora, te voy a follar yo solo,
como a mi, y a ti te gusta", como pod�a tener fuerzas todav�a, yo cre�a que me
desmayaba en cualquier momento, pero aun y as�, la situaci�n me excitaba, empez�
de nuevo un lento bombeo, el movimiento de vaiv�n de su polla en mi culo, hizo
que el resto de esperma que aun quedaba en mi interior resbalara por mis
piernas, pero al mismo tiempo servia de inmejorable lubricante, acelero su ritmo
me sujeto mi pierna derecha en el aire con su brazo y yo me colgu� de su cuello�
.- A PARTIR DE AHORA; ESTE CULO; SOLO ME LO VOY A FOLLAR YO;
LO ENTIENDES BIEN�
No puedo precisar que aquello fuese una rom�ntica declaraci�n
de amor, pero si era una toma de posesi�n, me beso profundamente, con una
ternura inimaginable, se quedo quieto, y se corri�, se vaci� en mi interior, y
lo hizo con una dulzura incomprensible compar�ndola con la brutalidad de lo
ocurrido antes.
Yo, por mi parte, me corr� sin tocarme, gem�a y lloraba de
felicidad al mismo tiempo, fue, como siempre hab�a imaginado, porque en aquel
preciso momento, supe, que acababa de enamorarme perdidamente de Mihai.
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Relato: Historias de una vida (2)
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