Abelardo y su familia. 2: Arcelia y Thelma
De haber sabido que Arcelia y Thelma iban a caer con tal
facilidad, mucho tiempo atr�s las habr�a desvirgado, pero no estuvo mal hacerlo
con cierta, aunque m�nima, preparaci�n. Mis primas queridas eran dos ninfas en
flor, deliciosas, aunque de todas las primas (nueve en total, contando a
nuestras hermanas) eran las menos llamativas. se parec�an much�simo y a mi me
encantaban: bajitas de estatura (1.53 o 1.54, y no crecieron m�s), delgadas, muy
morenas, de pelo corto y grandes ojos negros.
Las hab�amos elegido porque eran nuestras grandes amigas
entre todas las primas y sus jefes, mi t�o Mat�as y su esposa Laura, nos
recib�an siempre en su casa y eran los menos pacatos de la generaci�n de mi
madre (descontando a Mago, "la oveja negra").
El lunes llegamos a media ma�ana a casa de las primas.
Todav�a estaban en pijama y subimos al cuarto de la televisi�n mientras la
f�mula limpiaba la planta baja. Fue To�o quien, con habilidad, llev� la pl�tica
al tema que nos importaba, empezando a lamentar la ruptura con su noviecita de
la secun, logrando que Arcelia le preguntara:
-�Y por qu� terminaron?
To�o, haciendo como que le costaba trabajo contarlo,
entrecortando la voz en los momentos justos y haciendo pausas calculadas, cont�
algo que no era del todo cierto pero tampoco del todo falso:
-Pues... ver�n. Apenas si se dejaba dar besitos en los
labios, s�lo en los labios, y apenas si pod�a tomarle la mano. Novios de manita
sudada, tal cual, y yo estaba que me quemaba... aunque me da pena...
-No, por favor cu�ntanos -. Suplic� Thelma.
-Pues... es que los hombres, creo, somos distintos... y yo
todos los d�as... pues me dol�a... ya saben...
Hizo una pausa, sin que nadie hablara, antes de continuar.
-Un d�a fuimos a la fiesta de quince a�os de una compa�erita
y yo... pues me tom� un par de cubas... o sea, un cuate meti� ron de contrabando
y enriquecimos la coca-cola a escondidas... y me emborrach� un poco... y no es
que intentara forzarla, se los juro... s�lo le di un beso y le agarr� las nalgas
sobre el vestido, pero eso bast� para que me diera una bofetada... y se fuera
llorando diciendo que le hab�a faltado al respeto... y no me habla desde
entonces.
-Es que ustedes los hombres siempre est�n bien calientes y
s�lo quieren eso �dijo Arcelia.
-Yo creo que tambi�n las chicas �intervine yo-. O a lo mejor
no las chicas... no se... a lo mejor no se dejan. Porque las mujeres s�: antes
de que falleciera mi pap� me daba cuenta que a mi mam� le gustaba, y mucho... y
el otro d�a espi� a Mago y a Cutberto, su novio... y vaya que le gust� a Mago,
vaya que s� quer�a.
Eso �ltimo me lo invent�: nunca hab�a espiado a Mago, pero el
tal Cutbeerto era su novio semiaceptado por la familia y no da�aba a nadie con
esa mentirijilla. Tras decirlo estuvimos un rato callados, hasta que Thelma, la
m�s chica, confes�.
-Bueno, la verdad es que a mi si se me antoja, s� fantaseo
con eso, pero me
da terror... terror al embarazo, terror a que la gente lo
sepa... y a que me duela... dicen que duele mucho.
-Si... eso dicen. Pero me gustar�a ir aprendiendo sin riesgos
�remat� Arcelia.
-�Y de verdad ser� tan bueno como dicen? �pregunt� Thelma.
Tras otra larga pausa cambiamos de tema, jugamos parkas� y
nos fuimos To�o y yo, que fuimos inmediatamente al tianguis de fayuca a comprar
una peli porno, una que supuestamente tra�a siete historias de chavitas de 19, y
la vimos juntos, nos masturbamos y seleccionamos la parte que les mostrar�amos a
las primas.
Porque al d�a siguiente regresamos a su casa. Estuvimos
platicando un rato hasta que la f�mula avis� que iba al mercado. Entonces les
dije:
-�De veras quieren aprender...?, porque traje una peli que
nos puede ayudar... �se atreven?
Aceptaron y la puse. Se trataba, supuestamente, de una
colegiala que se queda doirmida en una fiesta y cuando los due�os de la casa,
dos ga�anes de vergas descomunales despiden a los invitados, la descubren
dormida en un sof�. La ni�a tiene mallas blancas a medio muslo y una minifaldita
medio levantada y los gara�ones empiezan a tocarla hasta que la despiertan...
bueno, la pel�cula hace ver que ya estaba despierta desde antes, aunque
fingiendo. La despiertan, pues, y ella les pide que la desvirguen. Entonces
proceden a excitarla hasta que uno de los dos fulanos la penetra con suavidad
inusual en ese tipo de cintas. Luego...
Mientras ocurr�a eso, a lo largo de unos seis o siete
minutos, mis primas ve�an hipnotizadas la pantalla. Su respiraci�n se agitaba
por momentos y se pon�an muy rojas. Cuando inici� el empalamiento de la actriz,
Thelma dijo:
-Pero eso es monstruoso... �c�mo podr�a caber un pito as� en
mi cosita?
-Es que esos son actores porno: los normales las tenemos m�s
chicas... pero, de todos modos, te cabr�a, puedes jurarlo- dije yo.
Thelma par� la cinta y dijo:
-A ver, pues, quiero verlas
-�C�mo crees..? �fingi� To�o.
-Ya, pues, no se hagan del rogar �pidi� Arcelia.
-Bueno, pero... �ustedes nos ense�an sus bubis? �ped� yo.
-Vale... �dijo Thelma.
To�o y yo nos desabrochamos los jeans y nos bajamos al
un�sono pantal�n y calz�n y nuestras erectas vergas, prieta la suya y rosada la
m�a, brincaron como impulsadas por sendos resortes.
Thelma y Arcelia las miraron cuidadosamente.
-Pues tampoco son tan chiquitas �dijo Thelma, reflexivamente.
-Ahora, sus bubis �les record�.
Las dos, con sonrisas bastante p�caras, se quitaron sus
camisas del pijama. Ambas los ten�an chiquitos y de un precioso color moreno
claro. Los de Thelma, un poco m�s grandes, estaban coronados por una morada
aureola y unos pezones erguidos y desafiantes. Sus cinturitas y su plano
est�mago daban al conjunto un aspecto incre�ble.
-�Se masturbar�an para nosotros...? -pregunt� Thelma.
Como no respondi�ramos de inmediato, ech� a andar la cinta e
insisti�:
-�S�?, �lo har�an?
Yo me quit� los tenis y el pantal�n y sentado en el sof�,
empec� a tocarme, imitado por To�o. Ellas nos ve�an a nosotros con un ojo y la
tele con otro. Se sentaron en medio de nosotros, Thelma junto a mi y Arcelia
junto a To�o y empezaron a tocarse: era obvio que tambi�n conoc�an sus cuerpos.
-Ser�a mucho m�s rico... �dije con voz ahogada �si nos
masturbaran ustedes.
-Pero, �qu� es eso que est� pasando? �pregunt� Arcelia.
-Sexo oral: muy rico y sin complicaciones. Ni desvirgue ni
embarazo posible �contest�. Hab�amos llegado a donde quer�amos.
-�Me lo haces? �pregunt� Thelma, colg�ndose de mi cuello. Yo
la bes� y fue delicioso. La bes� y empec� a bajarle sus pantalones del pijama.
No ten�a bragas. Sentada como estaba le abr� las piernas y baj� a hacer mi
primera mamada. Nunca lo hab�a hecho, pero recibir la de Mago me daba algunas
ideas, complementadas con lo que vi en la pel�cula el d�a anterior. Sab�a que
hab�a que buscar el cl�toris y tratarlo con cari�o y as� lo hice. Su sexo,
cubierto por una espesa pelambre, dejaba asomar el peque�o bot�n rosado de su
fuente de placer.
Mientras se lo chupaba a placer, pod�a observar c�mo To�o
hac�a lo mismo con Artcelia. Se lo chupaba y le acariciaba las nalgas y,
orgullosamente, debo decir que la hice llegar al orgasmo. Cuando gimi� levant�
la vista y la vi en �xtasis y, entonces, Arcelia apart� a To�o y, a dedo,
termin� por si misma.
-Voy a pagarte �dijo Thelma, ye mpez� a masturbarme. No era
muy experta, pero sus manos suaves, su desnudez, mi calentura, me hicieron
terminar m�s aprisa que r�pido, igual que To�o, a quien masturb� Arcelia.
Limpiaron con la camisa de Arcelia y nos abrazamos.
La cinta hab�a seguido corriendo y empezaba la siguiente
historia: una de lesbianas. Apenas empezaban a mamarse una a la otra, en la
cinta, cuando o�mos gritar a la f�mula desde la planta baja:
-�Ya llegu�!
Arcelia se separ� de To�o:
-V�stanse r�pido. V�yanse ya �pidi�.
Mientras nos vest�amos, Thelma dijo:
-Me encant�. Lo debemos volver a hacer, el pr�ximo lunes,
porque al rato nos vamos con mi mam� a casa de los Mart�nez y regresamos hasta
el domingo.
Los Mart�nez, otra rama de la familia, viv�an en una ciudad
cercana que, para no entrar en averiguatas, llamar� Ciudad Rodr�guez, estado de
Apap�taro. Nosotros viv�amos en Vieyra, capital del estado del mismo nombre
(Nosotros, mi familia, la Garc�a Garc�a; m�s la de To�o, la G�mez Garc�a; la de
mis deliciosas primas, Garc�a Jim�nez, y Mago y su hija. Otros primos viv�an en
la capital de Apap�taro y s�lo los Mart�nez Garc�a en Ciudad Rodr�guez).
-Vale, pero j�renme una cosa � ped�.
-�Cu�l? �pregunt� Thelma.
-Que Estela y Felipe no van a saber nada de esto... menos
Felipe �nuestros primos de Ciudad Rodr�guez.
-Pero yo me qued� con ganas... �dijo Thelma.
-Pues mira lo que est�n haciendo ah� �se�al� la tele -.
Practiquen entre ustedes, �quieren?
-Ya v�yanse � nos cort� Arcelia.
Nos fuimos. Apenas era martes. �C�mo esperar�a hasta el lunes
siguiente? Algo ten�a que hacer.
Si les gust� y quieren m�s, escr�banme
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO