En un lugar del Sur, gracias a internet.
Lo posible, est� en querer y sentir verdaderamente: d�ndose y
tom�ndose con amor.
Ella empez� jovencita, a conectarse a internet. Ah� hablo con
chicas y chicos, ley� relatos y vio im�genes. Cada vez pasaba m�s tiempo, y
sent�a una necesidad de estar antes esas amigas y amigos a los que se enganch�
sentimentalmente. Al poco tiempo la amistad, se concreto en intimidades y surgi�
la complicidad compartida, las confidencias, y las caricias interactivas (fruto
de los propios deseos y de las sugerencias de esas personas con las que
hablaba).
En un determinado momento, su cuerpo empez� a necesitar la
sensualidad y el sexo, del mismo o parecido modo a como se necesita comer. Ya no
bastaba hablar, aunque se hablaba (de todos los temas: estudios, m�sica,
quedadas y sentimientos); pero, el cuerpo, las manos, la cara y los labios
necesitaban roces y tocamientos �ntimos, cada vez m�s contundentes y
prolongados, y se hizo dependiente de tener ciber-sexo. Pasaba largos ratos
sintiendo y haciendo sentir cosas, sensaciones nuevas y m�s emocionantes. Fue
experimentando, nuevas entregas y necesidades. La primera vez, que se toco un
pecho, con alguien, la primera vez que se baj� su braguita, siguiendo las
indicaciones de alguien. Y la primera vez, que cerr� la puerta de su habitaci�n,
para quedarse "encuerada", sin nada y haciendo todo lo que alguien le escrib�a
en la pantalla.
Que emoci�n, poder escribir y que ese alguien hiciera las
cosas que ella le indicaba. Fue experimentando m�s ganas y volvi�ndose m�s osada
con la otra persona. La hizo despojarse de sus ropas, y tocarse como a ella le
parec�a bien. Le sugiri� tener su n�mero de m�vil y se lo dio. Le llamo, con
restricci�n de su n�mero, las primeras veces y luego con intensidad y descaro.
La otra persona, se fue entregando a ella, y experimentando la m�s profunda
necesidad de ser completamente obediente (en todo). Le empez�, a pedir por favor
su n�mero y cuando se lo dio le enviaba mensajes, y llamaditas para contarle
todo.
Esa persona se le entreg� y se fue volviendo adicta a sus
sesiones cada vez m�s fuertes, m�s seguidas y con unas corridas bestiales y
tremendamente largas e intensas. As� empez�, a volverse "una persona dependiente
de ella". Esa persona, se instal� una web c�mara. Y se exhibi� por completo, tal
como ella le dec�a y sin objeciones, sin retrasos, asumi�ndolo como parte de
ella misma. Y, al poco la reconoci� como a su pareja, con quien llego a sentir
como no sinti� nunca, ni con el sexo real y sabe que ella la ama a muerte. Esa
persona, llega al punto de organizar los momentos de su vivir diario, para estar
todo el tiempo posible con ella. Y, se vuelca en ella; yendo corriendo a casa
para estar junto a ella, en su cuarto y en su habitaci�n, vi�ndose por las web
c�maras.
Cada d�a, en cada encuentro llevan el l�mite amatorio, algo
m�s lejos. El hecho, de que "esa personita" la espere sentada ante la pantalla,
hasta que venga (tarde lo que tarde). Y que aproveche para ir haciendo las
labores y obligaciones, para estar m�s libre para ella le hacen ver el cari�o
que le tiene. Esa persona, la espera vestida solo en ropa interior y deseosa de
sentirse lamida, acaricia y la comida. Y se desviste, con una morbosidad y un
encanto que no pueden sino hacer que ella se humedezca su concha, cada vez m�s.
Especialmente, porque "su amante" se corre una vez, otra y otra m�s. La siente
como si estuviera ante ella. A veces mirando por la c�mara, cree que esta
mir�ndose en un espejo y toc�ndose para ella. Si es muy vividas las sensaciones,
muy sentidas las caricias y tal como les vienen. Las masturbaciones mutuas se
han vuelto ya una pr�ctica habitual.
Ella sent�a un calor y un bienestar que crec�a y que le daba
un desbordante gusto (casi tan abundantes como sus fluidos, de boca y vagina
sali�ndole a envites). El placer cada vez es m�s pleno, se env�an correos y sms
casi de continuo. Se hablan a ratos y ella pod�a conseguir que el "placer de su
amante" se concentre o disperse por su cuerpo a voluntad. Durante largos ratos
escalan el camino del goce y del placer. Los empujones de sexo grato y
compartido le llegan a su mente. Se roza el cl�max de dos seres que se aman y se
dejan ir. A veces, siente como si fuera comida, por su amante. Sus manos la
pellizcan y "ella", Lorena, sent�a unos peque�os mordiscos y hasta los apretones
furiosos de otros labios en su boca. Tambi�n sent�a, que le era agradable si en
ese momento se introduc�a un dedo, en su vagina. Su amante, se toca, y le cuenta
como lo hace� con detalles
Un d�a, el dedo vario el camino y se le fue a su ojete, a su
culito. Estando tan mojada, el mismo flujo sirvi� para lubricarle la entrada y
facilitar una "acci�n de enculamiento por dedo". Ella le pidi� a su amante "que
con su dedo" hiciese lo propio. Y casi not� como el dedo amado se le gir� dentro
de ella misma. E imagin�, vivamente que su dedo en ese preciso segundo rozo otro
estrecho "orto", que no era el suyo. Eso combinado a la subida, de saber que en
el pr�ximo mes de julio, en la primera quincena concretamente va a verse con
ella.
Lo que la ha conseguido poner a Lorena incandescente y bien
viscosamente sensible a su co�o y a su crestita (su cl�toris). Y el sentir, la
voz amada gozando su orgasmo la hizo venirse muy fuerte. Tanto, que crey�
hacerse pis, de lo fuerte que se corr�a y de la abundancia de sus flujos (m�s
espesos y seguidos que otras veces). Tal vez, si que se le escap� de verdad un
poco de meaditos. Pero, el placer combinado con sus deseos, han disparado las
cantidades de sus flujos. Y el sentimiento crece, no es solo pasi�n; y va a m�s
cada d�a, cada noche, cada atardecer, con cada palabra�
A veces, los m�sculos de sus piernas, se le empiezan a
retorcer y eso le retarda la llegada del orgasmo. Hasta que este viene y la
avasalla, la sacude y la deja casi sin habla y sin aliento... Entonces, necesita
que el cuerpo de quien ama se apriete con ella. Y pide, que pronto, pueda sentir
un tacto querido sobre su co�ito enamorado y que se frote con fuerza, pero la
mire y le hable. As� el placer que viene, se agiganta y la avasalla fuertemente.
Y la deja descompuesta, tanto que tarda unos minutos en recobrarse, de ese
abatimiento tan placentero.
Pero se incorpora con la sonrisa en sus labios y alegr�a en
sus ojos, su cara es expresiva como todo su cuerpo y es feliz� y ah� est�
acerc�ndose a la persona que ama, y concretando detalles de las cercanas
vacaciones, en un lugar del Sur.