Relato: La nena de Mami (2) (Como siempre, aclaro que este relato es pura ficci�n, y que
el autor �o sea yo- no admite ni acepta ninguna clase de maltrato f�sico o
psicol�gico a ni�os, bla, bla, bla...)
La nena de Mami (2da. Parte)
Aquella noche. Mami y yo cenamos muy a gusto, sentados uno al
lado del otro, en el amplio comedor de casa. El hecho de estar desnudito,
maquillado y con sandalias de taco alto en presencia de Mami, elegantemente
ataviada con un vestido de sat�n negro, me provocaba excitantes escozores, y
durante toda la comida luc� una palpitante erecci�n.
Luego de comer, Mami me hizo vestir un peque�o delantal de
encaje blanco, que se ajustaba por detr�s con un laborioso mo�o, pero cuyo
fald�n recamado de volados apenas llegaba a mi pubis, de manera que mi indecente
miembro, tieso como una varita, asomaba con desvergonzada libertad. Ataviado de
esa guisa, lav� los platos, acompasando mi ir y venir por la cocina con el
"clic, clac" de los tacones de mis p�caras sandalias. Mami, acodada en la
puerta, me contempl� con una semisonrisa algo maliciosa, ya que los altos
tacones me obligaban a menear las caderas y a bambolear mis rozagantes nalgas.
Apenas pude emitir una tonta �y algo excitada- risita, cuando Mami, con voz
dulce como la miel, advirti�: "Mmm... Esas p�caras posaderas parecen pedir unos
buenos azotes... �Qu� d�ces, cari�ito? �Tienes deseos de que Mami te aplique
unas buenas nalgadas, mientras te sujeto bien fuerte de esa cosita tan fea y
dura que te sobresale por encima del delantal...?"
Oh, si... Deseaba enloquecidamente que Mami me colocara por
la fuerza sobre sus tersos muslos desnudos, y que apretara entre ellos mi verga
embravecida hasta hacerme rechinar los dientes de placer... Si, si... Quer�a que
Mami me azotara el culito hasta hacerme llorar, y que despu�s me sostuviera
entre sus brazos, contra su voluptuoso pecho de erizados pezones, y me comiera a
besos la boca h�meda y anhelante, que me acariciara con su suave y fuerte mano
el pene tieso hasta hacerme correr sobre su regazo... Pero, �c�mo expresarlo...?
Sobre todo cuando, �ntimamente, sab�a perfectamente que lo que est�bamos
haciendo no era correcto, aunque, �c�mo evitarlo?
Mami pareci� adivinar mis confusas sensaciones. Sent� que se
acercaba por detr�s de m� y, con una suavidad que me hizo estremecer y emitir
una suerte de maullido sofocado, desliz� sus largas u�as desde el nacimiento de
mi cuello hasta mis posaderas, para luego introducir su fuerte mano en la
profunda hendidura entre mis nalgas y aferrarme, con una autoridad indiscutible.
Casi se me cae el plato que estaba secando de las manos. Sent� su c�lido aliento
en mi tersa mejilla cuando se inclin� para susurrarme: "Har�s todo lo que yo
diga, dulzura... S�lo debes obedecerme. Siempre. En todo momento", tras lo cual
lami� con delectaci�n mi oreja y mordisque� el peque�o l�bulo, mientras su dedo
�ndice circundaba mi orificio anal en insistente e insidiosa caricia..
Mami me condujo hasta la sala, caminando delante de ella como
atontado, y emitiendo apenas un leve gritito cada vez que, con una larga vara,
me aplicaba un juguet�n azote en alguna de mis abultadas nalgas. "Vamos,
tesorito, camina como se debe: las peque�as putillas como t� menean las caderas
para que las miren", dec�a, con una risita maliciosa. Se sent� en el amplio sof�
y, recogiendo su vestido, me ofreci� la vista de sus maravillosas piernas;
excitante espect�culo que, para qu� negarlo, casi me hace eyacular. Mami, m�s
seria ahora, me orden�, en tono autoritario: "Las manos detr�s de la nuca,
cari�o". Observ� con una mueca mi pene que bat�a ya contra mi terso vientre de
manera incontrolable. "Mmm... Algo habr� que hacer con esa fea cosita... Tan
dura y tan mojada ya..." Se inclin� hacia m� y comenz� a masturbarme con
movimientos lentos y fluidos, tan enloquecedoramente excitantes que sent� que
perd�a la cabeza, que mi cuerpo se crispaba y excitados jadeos comenzaron a
brotar de mis pintados y h�medos labios entreabiertos.
"Deber�s entender, dulzura, que Mami dar� las �rdenes siempre
y en todo momento", me dijo, en tono severo, mientras masturbaba mi pene
palpitante. "S�, Mami... Si... Ahhh...", jade�. "Har�s lo que te diga, cari�o,
sin discutir", continu�, en el mismo tono. "�Ohhh...! �Si, Mami...! �Ahhh...!
�Siii...!", promet�, crisp�ndome convulsivamente ante sus incitantes
tocamientos. "Ser�s la nena de Mami, cari�o, �verdad que lo ser�s...?", me dijo,
sonriendo aviesamente, mientras formaba ahora un anillo con sus dedos �ndice y
pulgar, para frotar mi miembro de arriba hacia abajo. "Si... si... yo...
�mmmhhh...!", gem�, casi incapaz de emitir palabra. "T�, �qu�?", interrog� Mami,
mir�ndome a los ojos con severidad. "Yo... yo... ser� la... nena de Mami...
�Ahhh!", jade�, al l�mite de mis posibilidades de contenci�n. "Muy bien, dulzura
�sonri� Mami, sin dejar de masturbarme-; otra regla ser� la siguiente: cada vez
que est�s a punto de correrte, deber�s decir �me viene�... �Has entendido? Si no
lo haces, te castigar�..." Incapaz de emitir palabra, sacud� la cabeza
fren�ticamente, en adem�n de asentimiento. "�Y bien...", murmur� Mami, con
dulzura, acelerando sus movimientos masturbatorios. En ese momento sent� que
todo comenzaba a dar vueltas en torno de m�. Mi cuerpo crispado comenz� a
sacudirse convulsivamente y sent� que un orgasmo de intensidad inenarrable me
hac�a estallar de placer. "�Me viene! �Me viene! �Me...! �Ahhh...!", exclam�,
entre chillidos y gemidos. En ese instante preciso, Mami retir� su mano: "�Si te
t�cas la verga te har� sangrar el culito con la vara...!", advirti�. Y se
repantig� c�modamente en el sill�n, y se ri� a carcajadas contemplando mis
fren�ticas contorsiones y saltitos en puntas de pie, mientras mi verga, en
espasm�dicas contracciones, disparaba abundantes chorros de semen en todas
direcciones.
Ca� de rodillas, casi desvanecido, y con las manos a�n detr�s
de la nuca, lloriqueando por la intensidad del placer experimentado. Alc� mis
ojos h�medos de l�grimas hacia Mami. Ella sonri� con dulzura y me tendi� los
brazos. En un instante me arroj� a ellos y, como lo deseaba, Mami me permiti�
apretarme contra su poderoso busto y sepultar mi rostro crispado y sudoroso
entre sus enormes pechos. Ella me acarici� y bolle� las nalgas (aplic�ndome cada
tanto un buen chirlo), y permiti� que la besara en la boca y hasta consinti� en
que nos leng�ete�ramos deliciosamente durante un buen rato. Mientras tanto,
entre besos h�medos y caricias, continu� aleccion�ndome al respecto de lo que
esperaba de m�.
"Desde hoy aprender�s c�mo se debe comportar un putilla como
t�, dulce (gran beso mojado) Tu peque�o ano ser� m�o (insidiosa caricia anal con
un dedo), y tu p�cara verguita s�lo obedecer� mis �rdenes (lluvia de suaves
besos) Vestir�s con bellas braguitas y camisones bordados para dormir (lenguas
entrelazadas) y te maquillar�s para ir a la escuela (incitantes caricias) Te
aplicar� enemas y te tomar� la temperatura rectal cada tarde y te lavar� el ano
todos los d�as con mi duchador (jadeos y suspiros) Te masturbar� como lo estoy
haciendo ahora (m�s gemidos; suaves dedos rodeando una nueva erecci�n) y
penetrar� tu esf�nter con consoladores de todos los tama�os y te har� eyacular
hasta que te desmayes (un largo e insidioso dedo se desliza por una estrecha
abertura anal)".
Esa noche, antes de acostarme, Mami, me explic� c�mo utilizar
una crema desmaquilladora, y me advirti� que, al d�a siguiente, que era s�bado,
aunque no fuera a la escuela, igual deber�a maquillarme, y que m�s me val�a
aprender a hacerlo yo mismo, de lo cual nos ocupar�amos por la ma�ana. Cepill�
mis rubios cabellos y, para m� sorpresa, retir� toda la ropa de cama, a
excepci�n de la s�bana inferior. Fue hasta su propio cuarto y volvi� de �l con
un diminuto camis�n de seda, color rosa, y desvengorzadamente transparente.
"Vestir�s esto para dormir, cari�o", me susurr�, mientras me colocaba la p�cara
prenda cuyo fald�n recamado de encajes, para mi excitado rubor, apenas cubr�a mi
diminuto ombligo. No pude evitar observarme a m� mismo, de soslayo, en el
espejo. Un suave bretel se desliz� sobre mi hombro, y mi diminuto y rosado pez�n
izquierdo qued� a la vista. Ruborizado, no pude impedir que una tonta risita
afeminada se escapara de mis labios: me ve�a tan... tan... femenino. Y
delicado... Me sent�a como toda una peque�a zorrita. Mami, sonriente, me alent�
a que contemplara a gusto mi propia imagen en el enorme espejo de mi cuarto, y
me incit� a contonearme y a practicar poses m�s propias de una puta
exhibicionista que de un muchachito adolescente. No pude evitar que una nueva
erecci�n endureciera mi verga hasta el l�mite posible. "Muy bien, precioso �dijo
Mami, observando complacida mis afeminados ademanes frente al espejo-... Curva
m�s la espalda para que resalten tus p�caras posaderas... Vaya, estoy segura de
que m�s de un muchachito quedar� prendado de tus encantos..." Esta salida de
Mami me provoc� un estremecimiento y una risita entre p�cara y avergonzada:
"�Mamiii...!", protest�, algo hip�critamente, mientras sent� que un caliente
rubor enrojec�a mis tersas mejillas.
Finalmente, Mami me dijo que ya era hora de dormir.
Satisfecho, me tend� en mi camita, sin poder hacer mucho para ocultar mi
pimpante erecci�n. Mami se sent� en la cama junto a m�. Con tono entre cari�oso
y un si es no es malicioso, acarici� mi rostro y con un dedo dibuj� el contorno
de mis turgentes labios. "Bien, cari�ito, �verdad que la pasas bien siendo la
nena de Mami?", me pregunt�. Yo asent� con entusiasmo, mientras ella deslizaba
su largo dedo en mi boca, que form� una h�meda "o" para recibirlo. Mi verga
tensa lat�a, incontrolable, y tem� que un m�nimo est�mulo m�s me hiciera
eyacular. Con su mano libre, Mami aplic� cari�osos pellizquitos en mis diminutos
pezones, que se endurecieron como piedrecillas. "Aunque sin duda sentir�s la
tentaci�n, dulzura, me enterar� si esta noche te comportas como un marranito y
juegas con tu p�cara cosita �me dijo, retirando su dedo h�medo de mi boquita,
para aplicarme luego una serie de anhelantes besitos mojados que me hicieron
gemir y suspirar, mientras aferraba mi verga tiesa, apretando pero sin mover su
mano- �Pero m�ra qu� dura est�...! Creo que lo m�s conveniente ser� que tomemos
alguna medida para evitar que practiques alg�n juego perverso contigo mismo,
cuando yo me vaya a dormir..." Acto seguido y para mi inmensa frustraci�n, pues
si recib�a un leve apret�n m�s terminaba por eyacular, Mami se levant� y volvi�,
al instante, con dos cintas de terciopelo, de color rosado. Con una, at� mis
manos a los barrales de la cabecera de mi camita; con el otro trozo, form� un
lazo firme pero suave con el cual ci�� mis congestionados test�culos y mi verga
erecta. "Oh, Mami...", jade�, mientras me retorc�a y contorsionaba y crispaba
convulsivamente las piernas, embargado por las tremendas oleadas de frustrada
excitaci�n sensual que amenazaban con hacerme perder la raz�n. Mami, de pie
junto a la cama, entreabri� su bata y contempl� mis gemidos y contorsiones un
buen rato, riendo de buena gana. "Te ser� dif�cil conciliar el sue�o,
cari�ito...", me dijo, burlona, antes de retirarse.
En efecto, tuvo que pasar un buen rato antes de que, ba�ado
en transpiraci�n y sofocado, el cansancio se apoderara de mi lo suficiente para
que una suerte de nauseabundo sopor me sumergiera en un sue�o insatisfactorio,
plagado de turbadoras pesadillas er�ticas, que por su intensidad hac�an vibrar
descontroladamente mi verga erecta y batiente, firmemente atada con el lazo de
terciopelo.
Uno de los sue�os m�s v�vidos fue uno en el cual yo era una
una especie de bello duende o elfo, perdido en un sombr�o bosque, por el que
corr�a vestido s�lo con medias de seda, braguitas y liguero, y era atrapado por
dos extra�os personajes que abusaban de m� de todas las maneras posibles.
Recuerdo que, en mi sue�o, mientras los dos perversos seres me manoseaban de las
m�s lascivas formas, yo, jadeante, les advert�a: "�Basta...! �D�jenme...! �Le
dire a mi Mami�!". Me despert�, sobresaltado y desorientado, con la verga
palpitante y al borde del orgasmo, con las broncas palabras de uno de esos seres
resonando en mis o�dos: "�Tonto! �Ella nos env�a...!"
(Se�oras, se�ores, damas y caballeros y representantes de las
distintas alternativas, os digo que aqu� me despido, hasta que la tercera parte
de esta tierna historia aparezca en mi loca cabecita de profesional cuarent�n,
serio y respetable. Ser� hasta pronto. PD: no crean en todo lo que leen... o
s�...)
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Relato: La nena de Mami (2)
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