Relato: Los Juegos de T�a Paula (2)





Relato: Los Juegos de T�a Paula (2)

Cap�tulo 2


La muerte de mis padres en un accidente automovil�stico en
Europa, me produjo una gran depresi�n. Mi vida se sumi� en la desesperaci�n, no
pude comenzar los estudios terciarios ni encaminar mi vida. Me hab�a refugiado
en casa de mi abuela paterna, pero �sta se hab�a desequilibrado bastante, era
l�gico, la convivencia resultaba imposible, nos pele�bamos casi a diario. Una
noche de atribulados pensamientos, record� la invitaci�n que me hicieran
oportunamente mis t�os, de viajar a la hacienda, la hab�an formulado luego de
las ex�quias funerales y francamente en esos pat�ticos momentos las palabras
pasaron por mis o�dos, pero no quedaron en mi mente. De todos modos parte del
establecimiento, ahora, me pertenec�a. Me contestaron con una sentida carta,
explic�ndome que las cosas andaban regular y que los campos se hallaban un poco
descuidados, porque en ocasiones t�o permanec�a ausente por varias semanas.


Seria posible ir a vivir con ellos? Siete a�os hab�an pasado
desde la �ltima vez que estuve en la plantaci�n. El sobre conten�a un giro para
el pasaje, me sent� aliviado, vend� algunas cosas y junt� una buena suma de
dinero, cerr� la casa de mis padres y part�.


En el viaje no pude dormir, me la pas� tratando de recordar
las cosas que hab�an pasado en mi infancia, claro que esas im�genes hab�an
servido de desvelo a algunas noches de mi primera adolesencia. Estaba
confundido. Me preguntaba como ser�a la reacci�n de mi t�a, razon� que lo mejor
ser�a demostrar que no recordaba nada, seguramente la avergonzar�a. El sue�o me
evolvi� en su profunda oscuridad, el arrullo de las turbinas del avi�n
cumplieron su cometido.


Por fin llegu� al pueblo, con mucha fortuna , pues luego de
un ajetreado viaje desde el aeropuerto provincial, al primero a quien pregunt�
como hallar los campos era al jefe de correos, que se ofreci� gustoso a
acercarme a poco de decirle quien era yo. Me dej� a pocas cuadras de la entrada
principal custodiada por a��jas con�feras, cubierto de polvo y sudoroso me
encamin� hacia el futuro... Por casualidad tio Robert se encontraba en casa, asi
que tuve la mejor de las recepciones, lloramos un poco fuertemente abrazados,
intentando recomponer nuestro estado de �nimo.


-Esta es tu casa, aqui empezar�s una nueva vida...-,
sentenci� t�o Robert


y nunca pens� que sus palabras se cumplir�an tan
certeramente.


Se carne� un cordero y mientras t�a Paula lo adobaba, t�o me
llev� al pueblo present�ndome ufano ante sus amigos.



Al transcurrir del tiempo me di cuenta que yo representaba el
hijo var�n en la familia, Paula luego de tener a Christin Ann no pudo concebir
m�s hijos y de modo evidente me transform� en el preferido de la casa. El
trabajo era duro y por lo tanto no hab�a un momento de descanso, t�o Robert hizo
los arreglos para poner a mi nombre la parte que me correspond�a del
establecimiento, otorg�ndome mayor responsabilidad.


T�a se ocupaba de los pocos caballos y animales que ten�amos
y yo, con algunos peones,trat�bamos de volver a su antiguo esplendor los campos
de frutales.


Mi prima Christin en cuarto a�o comercial, luego de regresar
del colegio se refugiaba en su habitaci�n y no se la ve�a hasta la cena, entre tanto
t�o Robert se ausentaba por largos peri�dos y a su vuelta siempre tra�a regalos
para todos.


Los d�as que estaba t�o Robert, al atardecer, �bamos al club
social a observar y a jugar interminables partidos de bochas amenizados con
re�idos encuentros de truco ; por la noche, asado criollo.


Aquello se hizo una rutina, me olvid� de la dolorosa
circunstancia que nos reuniera, poco a poco mis t�os fueron llenando el vac�o de
mis padres y mi prima el de una hermana. Bastaron seis meses para que
pareciera que hab�a nacido all� y era uno de ellos. Siendo un adolescente de dieciocho
a�os no pod�a refrenar mis impulsos �ntimos y aunque terminaba rendido
luego de las tareas, era tanto el ardor sexual que sent�a que me
masturbaba una y hasta dos veces en mi cuarto o en la ducha. Por peque�os que fueran
los alicientes, un muslo, el surco sudoroso de los senos, el contorno de un
trasero eran suficiente incentivo para almacenarlos en mi memoria y proyectarlos
en el �xtasis de mis eyaculaciones. Alternaba mis emisiones dedic�ndoles mis
pensamientos a Paula � a Christin indistintamente y con el correr del tiempo a
las dos, sus dos nombres sal�an de mi boca como los chorros de leche de mi
verga.


Cuando mi t�a tomaba mi brazo como si fuera el de su hombre,
fingiendo apollarse con todo su peso, como para probar mi fuerza, notaba con
delicia el opulento y abombado corpi�o que me oprim�a con su el�stica
redond�z.


Nunca les hice notar mis apetitos sensuales, ni mi impulso
viril, pero a veces el bulto bajo mis pantalones era algo practicamente inocultable.


Al irse t�o Robert a sus per�plos lo extra�aba y t�a Paula,
poco a poco, se convirti� en una madre sin propon�rselo , me mimaba y consent�a
haci�ndome notar un trato diferente de cuando t�o se encontraba en casa. Una
noche t�a Paula me despert� dici�ndome que hab�a escuchado ruidos raros fuera
de la casa.


Con cierto temor, escopeta en mano, sal� a mirar por los
alrededores y luego de un rato regres� sin encontrar nada anormal, se lo inform�,
pero ella continuaba asustada. Un rel�mpago ilumin� el bosquecillo y tron�
violentamente, ambos fen�menos anunciaban una fuerte tormenta.


Vi el rostro de t�a Paula... , parec�a que el rayo se hab�a
descargado sobre ella, el terror distorcion� sus facciones y su mano se aferr� a
la mia como la de un ahogado a su salvador.


-S�bes , que le tengo pavor a las tormentas, me parece como
si todo mi ser ardiera, en estos momentos necesito que me protejan... Ven
qu�date un rato haci�ndome compa��a, hasta que se me pase.


Acept� porque quer�a dormirme r�pido, hab�amos estado podando
�rboles todo el d�a y estaba rendido.


El clima estaba superpesado, muy h�medo, entramos en su
habitaci�n y me indic� que me recostase, apag� la luz y un minuto desp�es se
acost�. Comenz� la charla acerca de las tormentas y el miedo, yo la escuchaba
entre sue�os.


-Lo de mi claustrof�bia, s�bes ? ,te agradezco tanto que
est�s aqu�, me hace sentir tan bien... Te acuerdas de nuestros "jueguitos"
?


Al escuchar esas palabras recobre de inmediato la conciencia,
nervioso y sobresaltado sin atinar siquiera a moverme. Silencio,
interminable silencio...


Con mis ojos, acostumbrados ya a la penumbra reinante ,
escudri�aba la habitaci�n tratando de concentrarme para evitar la tentaci�n de
abalanzarme sobre ella.


De pronto se aproxim� y me puso uno de sus brazos sobre el
pecho, all� sent� el roce de sus grandes senos en mi cuerpo, los ten�a
desnudos para mi sorpresa , (al apagar la luz no tan solo la bata se hab�a
quitado) , un aluvi�n de recuerdos me sobresalt�. Mi miembro se endureci� y por
mucho que intent� no tentarme, no logr� la deserecci�n, al contrario los
sentimientos contradictorios aumentaban m�s mi excitaci�n. Nuevamente la saeta
el�ctrica y el estruendo.


-Ay , Derek que susto ! -, y en un arrebato intercal� una de
sus piernas entre las mias. Sent� el roce de su vell�n contra mi carne, no daba
m�s, mi rabo lat�a y el short iba a estallar !


-No me dejes Derek -, percib� un leve temblor de su mano en
mi pecho, h�meda fr�a , tr�mula....


-No t�a-, balbuce�.


-Eres el hijo varon que no tuve..., es una suerte que hayas
venido a vivir con nosotros. Te quiero mucho !


-Si...,yo tambi�n -, tome su mano que no ces� de temblar en
espasmos intermitentes.


-Las noches en que est� sola, podr�s venir a mi cama, a que
te mime,te gustar�a ?


-Si, me har�a bien...


-A mi tambi�n. No me gusta dormir sola.


Inflamado, mi mienbro le contestaba con furiosas estocadas,
que inutilmente


castigaban mi short. Durante unos segundos t�a Paula qued�
callada, se incorpor� estuvo asi un instante y subitamente descendi� tal como si
viera en la oscuridad, baj� de un tir�n mi pantaloncito y su boca apres� mi
verga que chup� y succion� con groseros ruidos. Delir�. No faltaba mucho para el
desenlace, la tortura de tener esas poderosas tetas roz�ndome, los recuerdos,
los olores, los sabores... Todo contribull� para ayudar a generar una violenta
eyaculaci�n. Sent� como su suave boca colectaba cada chorro de mi n�ctar, y en un ruidoso y gran trago, lo degluti�...
Silencio.


-Esper� mucho por esto... -, sus palabras resonaron en mis
o�dos, mientras escurr�a mi verga y la chupaba a intervalos.


Paula prendi� el velador y la m�rbida luz amarilla inund� el
dormitorio, termin� de sacarme el short y se incorpor� de pie junto a la
cama.


-Te extra��... -, susurr�.


Subi� a la cama y se arrodill� frente a mi, desarm� su rodete
y su cabello qued� suelto, reposando en sus hombros.


No dejaba de mirarme fijo, directo a los ojos, su cuerpo
expuesto en toda su belleza, sus lechosas y enormes tetas... Uauuu !


Con su tama�o evidenciaban su peso, convexas , generosas...
Pero por capricho extra�o de la naturaleza desde sus bases se ergu�an altaneras
hacia arriba formando dos conos que desafiaban toda ley de gravedad y que adem�s
se culminaban en puntudos pezones. Su fino talle, su tupida enredadera p�bica
completaban la vista de una diosa vestal.


Se acerc� y me bes� tiernamente en los labios, su lengua se
introdujo en mi boca devolvi�ndome all� el �ntimo sabor de mi esperma.


-Ya s�bes como quiero que "juegues..." , te recuerdas
? Aunque ahora estas m�s crecidito... Te pedir� m�s!


Se coloc� sobre mi, invertida, y apret� su tajo contra mi
cara.


Otra vez su humedad, su olor, su delicioso y exitante sabor,
hasta ese momento me di cuenta de como lo hab�a extra�ado.


-Chupa, chupa. Pase lo que pase...-, musitaba entre gemidos
ahogados.


Su cl�max lleg� con un sordo grito y con una leve compreci�n
de sus muslos en mi cara, luego, habi�ndose asegurado de mi renovado vigor,
aferr� con fuerza mi verga lami�ndola y sabore�ndola hasta dejarla lustrosa y
brillante.


Se arrodill� a mi lado d�ndome la espalda, separ� los muslos,
gir� el torso al tiempo que me dec�a :


-T�mame Derek... , por favor !


Era una s�plica, un ruego. Tom� la misma posici�n detr�s de
ella y Paula se trag� la poronga con solo sentarse en mis muslos, iniciando
un galope lento y contone�do. Mi grueso pist�n iba y ven�a entre los dos
globos blancos, mientras gota a gota se escurr�a en las s�banas el exeso de
lubricante requerido por el mecanismo. Mis dedos ansiosos aplastaban y
pellizc�ban sus pezones,y adem�s, las manos de mi ardiente pareja no estaban
inactivas.


Con una apoyada en la cama luchaba por mantener el equilibrio
que yo me empe�aba en romper con mis embates y con la otra proced�a a una
frenetica masturbaci�n.


-Juega Derek ! Juega , juega , mi amor... , ll�name de
leche... , voy a aca... bar, mu�vete m�s mi vi... da, asi...., ah! Aca... booooo
!


Quebr� su resistencia, apoy� su torso en la cama y con sus
pu�os crispados se aferr� de las s�banas de seda azul. T�a cuid� bien de
dejar su popa en alto y yo la trabaj� sin misericordia, en cada embate sent�a
que me apoderaba de su cuerpo, mi verga se hinchaba y la empalaba tenazmente.



-Ohhh ! Estoy a punto de...


-Siiiii... Eyacula, eyacula querido mio, pero mantenla
adentro... No la... sa... ques... Que... me... voy.... otra ve...ssss.
Uuuuuuuuhhhhh !


Un caudaloso chorro de esperma inund� las �ntimas
profundidades de t�a Paula. Jade�bamos como pose�dos.


-No te dejo m�s, nunca m�s !! Ahhhhhhh ! Volveremos a jugar
jun...tos siem... pre, jugar , jugarrrrr... aarrr... juuu... ooohhh !-,
dec�a entrecortadamente por los sacudones de los consecutivos espasmos.


T�a Paula record� todos los " juegos" esa noche,
estaba amaneciendo y a�n segu�a chup�ndome la verga fl�scida, y yo, su sabrosa gruta.
Por fin se abraz� a mi y nos dormimos. Ni siquiera escuchamos a Christin que,
como hac�amos diariamente, desayun� y se fue a la escuela.


Mi prima quiz�s se sorprendi�, porque ni su madre, ni yo ,
nos encontr�bamos en el living para desayunar. Rosario, discretamente evadi� la
contestaci�n, ante la inquisici�n de Christin, lo que motiv� a �sta a efectuar
la busqueda.


Golpe� la puerta del cuarto, y lejos de alarmarse Paula se
levant� serenemente tom� una bata y ni siquiera se la puso. Se la arrop� en el
pecho y entreabri� la puerta.


Le brind� una sag�z excusa que Christin acept�, march�ndose
tranquila.


Cerca del mediod�a Paula me despert� con suaves besos que
retribu� embelezado, estaba exausto, hab�a vaciado mi licor cuatro veces en toda
la noche y no daba m�s...


-Vamos arriba, remol�n !


-No doy m�s ! Estoy agotado.


-Un buen desayuno, te repondr�.


-Espero que no se haya dado cuenta.-, coment� intranquilo.


-No te preocupes que Christin Ann se fue convencida.


-Debo haber enloquecido� Me parece que no esta bien haber
hecho esto..., t�o Robert no se lo merece !


-Qu� cosa ?


-Ponerle cuer...,cuer...,cuernos.-, tartamude�


-No son cuernos, t� y yo lo queremos, asi que es una manera
de quererlo, de compartir su cari�o.-, la respuesta me confundi�.


-Qu� ? Te parece ?


-Claro, es una manera de unirnos todos. Cuernos ser�a que yo
me acostara con... no s�, suponte con un pe�n, un mozo de cuadra o
alguien de afuera, no con su sobrino.


-Puede ser, pero... Estas loca ! -,respond� casi convencido,
a pesar, de lo absurdo de su argumento, deseando que tuviera raz�n.


-Pero, pero , pero... , no hay ning�n pero ! Me hiciste fel�z
, muy fel�z y estoy segura de que gozaste como un loco... o no te gust� ?


-Si creo que desde ahora no podr�a vivir sin ti , Paula...


-Tu t�o quiere que yo sea fel�z. Siempre se queja y me dice
que por culpa de su trabajo, de su vida yo no soy fel�z...y anoche vaya que
fui fel�z, al quinto orgasmo perd� la cuenta ! L�stima no poder
dec�rselo...


-No, claro.


-Que diferente ser�a el mundo, si pudieramos hablar todo.


-Si es verdad.


Me ayud� a ponerme una bata de ella con grandes flores, me
dio un beso en mi nar�z, estaba enchida de felicidad.


-Baj�mos a la cocina preparar� algo.


Desayun�mos. Afuera llov�a tranquila y copiosamente.


Comence a observar detenidamente a Paula, su ondulada
cabellera, sus profundos ojos azules, el escote de su bata, sus labios sorbiendo
de la taza, sus dedos...


Sonre�.


-Qu� te causa gracia ?


-Tu mano... -, respond� insidiendo con la mirada. Unas
escamas secas quedaban en el dorso de su mano, restos de mi esperma.


-Ah ! , si es por leche, aqui tengo m�s.-, se abri� la bata y
me se�al� algunos vestigios m�s en sus pechos y vientre.- tengo por todos
lados..., mira bien tengo m�s ?


Se volvi� sobre si misma, desliz� la bata por su espalda
hasta quedar hecha un bollo en el piso, se arrodill� sobre la silla y me mostr�
su trasero, la visi�n casi me cort� el aliento. Su culo era divino, ( y lo
sigue siendo ! ), extraordinario, incre�ble, exquisito, sublime... Me faltar�an
palabras para describirlo en toda su magnifisencia. Formaban sus
cremosas nalgas, sim�tricos globos oscilantes y perfectos que constitu�an un
trasero de ensue�o. Bes� suavemente su espalda haci�ndola estremecer de
placer la tom� por la cintura y descend�. Al cruzar con mis besos la
frontera de su talle, Paula tom� sus nalgas con ambas manos y las abri�. Ante tan
hermoso altar comenc� la adoraci�n. Sob�, bes� y lam� apasionadamente esas
suaves carnes hasta llegar al l�brico agujerito anal, rodeado de escaso
vello, apenas perceptible.


Segu� con una sucesi�n interminable de agudos lenguetazos,
abri�ndome paso a la rosada confitura.


-Querido! Amor mio..., chupa, mete...la...len...gua,
dura...dura !


Se agachaba lo m�s posible tensando m�s y m�s las nalgas,
abri�ndoselas con ambas manos y prosigui�.- Lo abro lo...m�s...posible,
para...vos. Uhhhh !


Que sen...sa...ci�n ! -Paula cerr� los ojos y disfrut�
plenamente de la atrevida penetraci�n, fuera de si por la excitaci�n me incorpor�, me
saqu� los pantaloncitos y poronga en ristre, intent� penetrar en el sod�mico
tunel. La humedad de mis lamidas y el almibar que destilaba Paula, hicieron
desviar mi herramienta que se hundi� suavemente en su vulva. Orden� que no
efectuara movimiento alguno y principi� a hamacarse en la silla. Como unico
nexo: mi miembro. Me aferr� a la mesa, casi me derriva con sus culazos.


-Di�ntres Derek , que pedazo de carne tienes..!


Tom� mi verga con su mano, la sac� de la vagina, y la apoy�
en su ano, la refreg� un poco contra la roseta, pero no fue suficiente, entonces
me orden�:


-Saliva... , escupe un poco en el agujero... Asi... chupa un
poco m�s... , con la lengua...


Lo intent� otra vez... , la cabezota se perdi� en la estrecha
abertura.


Deposit� ambas manos en la abundante nalgatura y comenc� a
empujar mi falo en el hermoso culo de t�a.


-Ohh ! D�jala quieta un momem...to, despacio d�jame gozar y
abrirme para recibir...la, toda , to...di...ta... .-, mi badajo estaba
undido hasta la mitad y lo retuve all�, obedeciendo sumisamente el pedido de mi
ardiente amante.


-No me desgarres, deja que me dilate...


-Qu� culo tienes!


-Ahora siii ! M�temela lentamente, despacito po...quito...a
po...co, ufff !


Al fin qued� empotrada por completo, solo mis testigos
quedaron fuera, fuertemente fundidos con la parte perif�rica de las nalgas.


Mis manos buscaron aferrarse a sus exuberantes �nforas
pectorales, como Paula se aferraba al espaldar de la silla, le estir� los
pezones, pens� que se los arrancar�a...


De improviso, ces� la inmovilidad y principi� el loco rito de
los movimientos, yo me meneaba hacia adelante y Paula lo hac�a
para atr�s de manera que la pija emerg�a casi entera de su ojal, para
luego, volver a sepultarse cuando ivert�amos los movimientos. Imagin� el ramillete de
sensaciones que estar�a experimentando t�a.


Gradualmente los movimientos se hicieron m�s y m�s r�pidos
hasta llegar a un ritmo impresionante, el piston�o era ahora fren�tico y mi rabo
horadaba facilmente el ano de Paula.


-No te detengas ! Ahhh ! Aaasiiii... Si pudi�ramos estar asi
to...da la vi... da,uffff ! -, susurraba despacito.


Al alejarme de sus nalgas en la loca carrera hacia el
orgasmo, observ� los �giles dedos de t�a entrar y salir de su vagina,
masturb�ndose con tes�n.


-Aghhh !, sientate... sient... tate, Derek, voy a acabar...
quiero sentirla toda...tod... Ahhhhhhh !


Desenvain� y me sent� con la verga erguida esper�ndola. Se
sent� sobre mi y se ensart� hasta los huevos. Moj� las yemas de sus dedos en
sus labios y continu� con su tarea.


-Viene... ,vieneeee, viiieneeee... Si ! Aaacabooooo !
Uhhhggggg ! -, grit�


Saltaba sobre mi como una posesa , yo tambi�n me derret�a en
su interior.


-Ahi viene Paula... ,ohh ! Ya est�...toma..., toma
Christin... Chris... , toma... , toda la lecheeee !


Una mezcla de dolor y placer, y el recto de mi t�a quedaba
repleto con mi semen.


Luego de un instante se puso de pie y me increp�.


-Sobrino ! Me llenas a mi y piensas en tu prima !


-Perd�name es que yo...yo... -, balbuce� avergonzado. Avanz�
hacia a mi, me tom� por el cuello y fingi� aporrearme, me bes� tiernamente y
me dijo:



-No te culpo est� tan linda, toda una mujer... Te masturbaste
pensando alguna vez en ella ?


-En ella y en ti.-, le contest� atrevido, sent�ndola en mis
rodillas salameramente.


-Hace m�s de un a�o que estas aqui, cuanta leche habr�s
desperdiciado !


Debe estar loca por ti.


-No te creo�


-Mira la conozco bien y antes de que llegaras no se la pasaba
encerrada dos horas en el ba�o, seguro que juega con su bot�n... y la
comprendo, yo misma lo he hecho casi tres veces al d�a desde hace un
tiempo.


-Desde el tiempo que desidiste que "jug�ramos "
nuevamente.


-Si, y como la primera vez fue un suplicio decidirme, por que
no me abordaste ?


-Dud�... si me rechazabas...


-Imposible! No notaste mis miradas.- La bes� tiernamente, y
prosigui�.


-Y las miradas de Christin Ann, tampoco las notaste ?


-Si, las not� y me gustan.


-El domingo estuvo m�s de una hora en el ba�o, apenas se
levant� y luego ni se hab�a lavado la cara... Y que cara!


Nosotras eramos tres hermanas , si lo sabr�... Podr�as
ayudarla Derek, a mi no me molestar�a, al contrario.


-Lo dices de verdad?


-No hablo en broma.


-No lo se , pero..., es raro.


-No, no es raro.


Lo �nico que me interesa es que sea fel�z, sea como sea, y
hacer el amor es una de las mayores felicidades. Adem�s contigo estoy segura tu
no la heriras o lastimar�s, en cambio un desconocido..., alg�n torpe...


Mira los peones solo andan con ovejas y los hijos de los
hacendados andan con los peones... , por aqui es dif�cil. Y t� lo haces tan
bien !


Nos besamos, cre� que estaba en el limbo, y prosigui�. -Es
muy importante la primera vez, s�bes ? No te lo digo por experiencia propia,
pero le puede tocar un imb�cil que le produce alg�n trauma y le arruina la vida.
No le har�as el amor a Christin Ann ?


-Claro que si ! Pero, c�mo se lo digo?


Mi amor ... , no pens� que eras tan t�mido, no hay nada que
decir, la tomas en alg�n sitio, o te metes en su cama... Pero eso s�, ten
cuidado porque esa endiablada anguila que tienes entre las piernas...


-Y si protesta ?


-No creo, no te haz dado cuenta como te mira, se derrite por
ti. Aprovecha.


La puerta de la cocina se abri� de repente y una Rosario
distraida entraba como tromba�


-Rosario !


-Se�ora !


-Ret�rate� , por favor�


-Si Se�ora� Disculpe� -, desapareci� como entr�


Los ojos de Rosario no se pudieron abrir m�s ante el panorama
de t�a y sobrino en tan evidente situaci�n.


-Y ahora� ?


-Ahora nada� Rosario me es fiel al m�ximo, qu�date tranquilo�
No dir� nada.


Se incorpor� y se diriji� hacia el toilette. � Pi�nsalo� -,
me dijo sonriente.


En mi muslo quedaban los rastros de mi m�s �ntima escencia
drenada por sus entra�as.


Nos ba��mos a tiempo, pues por poco nos sorprende Christin.


-Se te pas� el malestar, mami? -, pregunt� dejando el
guardapolvo y las carpetas sobre la mesa.


-Si por suerte, era estrenimiento, pero ya lo solucion�. Creo
que para siempre.


-T� y tus lavatibas...


-Pero esta vez encontr� la lavatiba perfecta..., adem�s que
temas delante


de tu primo ! No veo por que tienes que contar mis
intimidades... .


Se rieron. Media hora despu�s , en el almuerzo, continuaban
las risas.


-Ves ? -, me dijo t�a Paula gui��ndome un ojo -Que lindo es
verla fel�z, hazle el amor Derek..., te lo pido





Paula Erika� fotograf�a tomada seg�n sus directivas... , solo
tuve que disparala! Por supuesto... en uno de los sillones de su habitaci�n, y
con mi camisa...



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