Hitler sosten�a que los culpables que las deudas de su pa�s
eran acometidas por la masificacion de razas, jud�os, gitanos, raza de color, y
minusv�lidos .Prometi� que limpiar�a Alemania de esta plaga. Subi� al poder y
llamo a su gobierno Drittes Reich , "Tercer Reich", sus tropas fueron
sangrientas y devastaron medio mundo en perseguir su sue�o de ver una raza
humana n�rdica y perfecta llamada "Los Arios",creando campos de concentraci�n
exterminando a razas humanas, el plan se denomino Endlosung, "SOLUCION
FINAL"...........

Invierno de 1933, me llamo Aar�n, en jud�o significa gran
monta�a, me encuentro en un tren de mercanc�as direcci�n a Berl�n,
aproximadamente somos unas 10,000 personas entre polacos, gitanos , jud�os�
estamos api�ados como si fu�semos bestias de pienso que van al matadero, a mi
lado veo muchas caras de miedo y angustia, no conozco nada de esta gente ,solo
se sus nombres que me dijeron con voz baja temiendo ser o�dos por los camisas
marrones, ese es el nombre que les damos a los guardias, a mi derecha esta
Admiel y Abiie, a izquierda Abel , todos nos miramos a los ojos pero nadie se
atreve a decir nada. Llevamos tres d�as viajando, parando en cada estaci�n y
recibiendo al d�a una raci�n de ma�z quemado y seco, hoy por fin llegamos a
Berl�n, estamos extenuados, los m�s d�biles se dejan caer al suelo porque las
piernas ya no aguantan el peso de su cuerpo. Las fr�as ruedas del tren empiezan
a rechinar al intentar frenarse contra los oxidados ra�les, nos agarramos todos
uno a otro temiendo la avalancha de cuerpos que sufrimos al parar el oscuro pero
largo tren, despu�s de unos minutos del ruido ensordecedor frenando los vagones
paramos, intento hacerme sitio y por las tablas rotas del viejo vag�n veo que
estamos en una estaci�n, muy grande y muy vigilada, desde mi altura alcanzo a
ver unos treinta o cuarenta guardias, todos esperando el cargamento tan
preciado, pues seg�n se comenta nos llevan a una fabrica de armas para trabajar
en ellas.

Siento unas voces que vienen de delante del vag�n no puedo
verlo pero su voz es tan fuerte que se escucha hasta en el ultimo rinc�n de la
estaci�n, un silencio precede su voz que es roto por el crujir de las puertas
abri�ndose, nadie sabe que sucede, la gente asustada empieza a llorar, de pronto
se abre nuestra puerta y un fuerte sol nos ciega la vista, seguido de una fuerte
lluvia que nos empuja hacia a dentro, pero el agua es agradecida, los guardias
empiezan a dar voces y a sacarnos de los vagones, al fondo vemos unos camiones
de guerra, son inconfundibles por su color verde oscuro, nos intentan conducir
hacia ellos pero entre nosotros hay muchos enfermos y despu�s de tres d�as sin
andar lo �nico que pueden hacer es arrastrarse pero los guardianes usan sus
porras y les obligan a levantarse , a veces sin conseguirlo. Al acercarnos a los
camiones nos apilan en grupos, al azar. de modo que pierdo de vista a dos de mis
acompa�antes, nos suben a empujones y de vuelta a reiniciar otro duro y penoso
viaje, sin darnos tiempo a saber que sucede , los camiones empiezan a moverse y
sacarnos por las venas de la ciudad, por las calles no hay mucha gente, sus
casas est�n cerradas, algunos decididos se asoman por las ventanas y sin decir
nada nos miran, pero sus caras reflejan el odio que sienten por nosotros, pronto
dejamos atr�s las oscuras calles de Berl�n y nos adentramos en unas monta�as las
cuales hacen el camino mas lento y sufrido.

Bien entrada la noche y tras dos horas de largo camino ,el
convoy para poco a poco, asom�ndome por un agujero puedo ver que la fila de
camiones es muy larga, nunca hab�a visto tantos juntos, unos guardias empiezan
abrir las portezuelas y hacen bajar a la gente, el ruido que producen es
insoportable, insultando y pegando con sus duras porras, al llegar a nuestro
cami�n y abrir las puertas, intentamos salir lo mas r�pido posible temiendo la
ira de los guardias .

Nos apilan en grupos y nos hacen bajar por un camino, al
llegar a una explanada nos ordenan que paremos y tirarnos al suelo, la gente
llora, grita y enloquece temiendo lo peor, pero de pronto a lo A lo lejos vemos
un grupo de personas, no mas de cien, tambi�n van apiladas y en grupos, al
acercarse vemos que son mujeres y por su aspecto son jud�as, una vez a nuestra
altura las hacen mezclarse con nosotros, la bienvenida es agradecida por ambos
lados.

Las voces de los guardias empiezan a mover la multitud y nos
encaminan hacia el final de la ladera, al llegar a ella podemos ver la silueta
de los met�licos y fr�os ra�les de un tren, y seg�n las intenciones de los
guardias all� nos dirigimos ,llegamos a una estaci�n peque�a y nos hacen subir a
unos vagones, al subir podemos ver que hay restos de excrementos animales y por
el fuerte olor no llevaban mucho tiempo all�, y pude ver algo que nunca imagine,
las mujeres cog�an las bo�igas y sin ning�n pudor se las llevaban a la boca,
seg�n ellas hacia tres d�as que no com�an nada. Al fondo del vag�n, tumbado en
el suelo pude ver a una mujer, aunque parec�amos todos iguales , la cabeza
rapada ,la piel quemada por el fri�, la mirada cansada, triste y la ropa gastada
y sucia, pero sus ojos eran la cosa mas bonita que nunca jam�s hab�a visto, me
sorprendi� que en medio de tanta tristeza y dolor hubiera algo tan bonito, me
acerque como pude y me sent� a su lado, apenas pod�a hablar, tenia llagas en la
cara y boca, las lagrimas hab�an dibujado unos surcos de limpieza en su rostro,
le toque la cara y acerc�ndome le bese en la mejilla , su rostro me lo agradeci�
con una leve mueca, se llamaba Marlet, era del sur de Polonia y llevaba un a�o
traslad�ndose en campos de trabajo ,estuvimos hablando durante horas, era la
forma mas sencilla de evadirse de todo este horror .

El camino duro cinco d�as mas, fuimos bordeando el ri� Elba
pasando por Hamburgo y Schwerin y hasta que por fin una ma�ana muy fr�a llegamos
a las afueras de Rostock, el viento soplaba de una forma endemoniada y unas
peque�as gotas de nieve nos rajaban la cara, nos hicieron bajar de los camiones
y delante de nosotros ten�amos un campo de trabajo, as� es como les llamaban la
S.A. ,o campos salvajes, seg�n el gran cartel de la puerta met�lica de la
entrada se llamaba Dachau , su aspecto era terror�fico, constaba de cinco
bloques que desde mi altura se distingu�an perfectamente, la parte mas visible
era la Comandancia y los barracones de los presos, los barracones se divid�an
por niveles, el nivel uno era para presos religiosos, el nivel dos para presos
peligrosos y tercer nivel para los muy peligrosos, por suerte nos metieron en el
nivel uno, su interior era un andrajoso espacio vac�o que ocupar�amos nosotros,
no hab�an ni colchones en el suelo como en los otros campos de trabajo que hab�a
estado, nos acomodamos como pudimos e intentamos dormir algo .

Un fuerte ruido contra la puerta de nuestro barrac�n nos
despert�, golpe�ndonos nos llevaron al centro de una especie de plaza, all� nos
separaban por estatura o fuerza f�sica, afortunadamente yo aun no sufr�a la
extrema delgadez de mis compa�eros, y nos llevaron a el edificio mas alto que se
levantaba en el campamento, en la entrado hab�a un cartel peque�o en el cual se
le�a Medico de Campo, all� nos cruzamos con varias mujeres ,para mi sorpresa que
pude ver a Marlet, nos metieron en una habitaci�n de un color azul cielo y nos
dijeron que nos desnud�ramos, empezaron a examinarnos uno a uno, las orejas,
dientes ojos y partes del cuerpo, cuando acabaron nos vestimos y nos dieron un
poco de agua y ma�z reseco, agradecimos el gesto aunque aun mas nuestros
maltratados est�magos, al cabo de una hora entro un guardia , aunque por las
voces que daba no era un guardia sino que tendr�a alg�n mando, se acerco a
Marlet le toco los pechos y mirando aun guardia le ordeno que se la llevara,
alzo la mirada y me miro a los ojos, yo intente desviarla pero fue demasiado
tarde, se acerco me toco los hombros y dio la misma orden al guardia, nos
llevaron a una habitaci�n mas grande y con muchos armarios, el guardia cerro la
puerta tras nosotros y se hizo un silencio sepulcral, ninguno de los dos se
atrev�a a decir nada, incluso ni nos mir�bamos, no se cuanto tiempo estuvimos
all� dentro pero fue eterno .

La noche llegaba por le peque�a ventana de la habitaci�n, la
puerta se abri� de un fuerte golpe y aparecieron dos guardias , nos dieron una
bata y pantalones blancos , nos acompa�aron a la parte alta del edificio, all�
nos llevaron a un desv�n y encontramos dos camas, una mesa ,dos sillas y un
armario, un guardia nos dio unas bolsas con mas ropa del mismo color que la
anterior, entro un hombre de aspecto serio pero sin uniforme y nos explico que
�bamos a ser los sirvientes del general Bor, no sab�amos en que consistir�a
nuestro trabajo pero todo era mejor que estar en los barracones ,nos sent�amos
afortunados .

Paso el invierno, la primavera y llego el verano, dentro de
lo que cabe �ramos afortunados, intent�bamos vivir bien, aguantando los insultos
y maltratos de los guardianes, una noche despu�s de acabar nuestras tareas nos
retiramos a nuestra habitaci�n, Marlet se meti� en la cama, despu�s de rezar mis
operaciones me met� con ella en la cama ,nuestro aspecto hab�a cambiado ,
nuestra delgadez hab�a desaparecido y Marlet hab�a vuelto a su estado normal ,
tenia una cintura muy fina pero curvada, sus pechos eran peque�os , redondos y
firmes, empec� a toc�rselos con ambas manos y note como sus pezones endurec�an
de tal forma que me excito , ella llevo su mano hacia mi pene y empez� a
toc�rmelo dulcemente , en ese momento la puerta de la habitaci�n se abri� y
entro el general Bor , iba en estado de embriaguez, al ver nuestros cuerpos
desnudos se abalanz� hacia nosotros y empez� a golpearnos, enseguida aparecieron
dos guardias, me cogieron y empezaron a golpearme, yo met� la cabeza sobre las
piernas y aguante la ira de los guardias, me cogieron de las manos y me las
ataron tir�ndome aun rinc�n, a ella la echaron boca abajo en la cama.

Dejando al descubierto mas all� de su espalda , la agarraron
por las manos y mientras tanto el general empez� a tocarle el cuerpo, ella
lloraba llena de terror, el general se bajo los pantalones dejando al
descubierto su enorme pene y sin vacilar la penetro, un gemido de dolor surgi�
de su boca, embest�a con tal fuerza y dureza que el cuerpo de Marlet chocaba
como la pared y la estaba empotrando, un guardia se saco su pene y se lo meti� a
la fuerza en la boca, de tal forma que hizo resbalar dos lagrimas de sus ojos,
el general no paraba en su empe�o hasta que cansado por el esfuerzo retrocedi� y
golpeando al guardi�n, hizo que Marlet se levantara y le meti� el pene en la
boca ,sujet�ndola fuertemente con ambas manos hasta ver que ella se atragantaba,
las arcadas se suced�an, mientras tanto los guardianes apretaban los pechos de
ella con tal fuerza que les clavaron las u�as en sus maltratados pechos, el
general excitado al m�ximo empez� a gemir y pronto se acabar�a, apret� la cara
de Marlet con mas fuerza y con un movimiento r�pido empez� a eyacular en su boca
oblig�ndola a trag�rselo todo, cuando acabo la golpeo fuertemente en la cabeza
dej�ndola en el suelo sangrando, muerta de miedo y horror, los guardias me
miraron y empezaron a golpearme, dej�ndome mal herido, y nos dejaron solos tras
cerrar la puerta con un gran portazo, nos miramos a los ojos y pude ver el
rostro de terror que reflejaba su mirada..

Desde entonces todos los s�bados a la misma hora el general
sube al desv�n y nos recompensa con una larga visita, pero no se confundan, nada
es peor que estar en los barracones..........