Tendr�a unos 18 a�os, era primavera y mi joven cuerpo estaba
lleno de sensaciones hasta ahora desconocidas, algunas veces, notaba como mi
rajita necesitaba ser rascada con cierta frecuencia y en aquel entonces, no
sab�a que aquello era masturbarse, as� que yo pasaba muchas horas "r�scandome"
todo lo que pod�a.
Mis padres, trabajaban los dos fuera de casa, mi padre, no
llegaba hasta la noche y mi madre, lo hac�a por la tarde, aunque algunas veces,
llegaba tambi�n bastante tarde, casi a la hora de la cena, con lo cual aquella
situaci�n era envidiada por mis amigas, al disfrutar de una libertad que ellas
no pod�an.
Una tarde, me llam� mi madre, dici�ndome que llegar�a
bastante tarde, es m�s, no llegar�a a tiempo para cenar. Eso me alegr� mucho,
todo el d�a para m� sola, ya que era verano, hab�a sacado buenas notas y me
pod�a permitir gandulear como se me diera la gana, as� que me dispuse bajar a la
piscina de mi comunidad en un d�a que iba a ser todo para m�, sin que me
rega�ara nadie, sin oir a nadie, sin que nadie me mandara esta o cual cosa, en
fin, un d�a sin padres en una chica de 18 a�os, qu� m�s se puede pedir?
Mi bikini era min�sculo, el peque�o tanga amarillo, tapaba
mas bien poco y encima al mojarse transparentaba el incipiente vello p�bico y el
sujetador apena tapaba mis ya hermosas aureolas, con unos pitones que se me
pon�an al mojarme que era algo exagerado para mi edad y, para colmo me estaba
peque�o, pero no importaba, precisamente la "gracia" de aquel bikini, era esa,
que me estaba muy peque�o. Muy lasciva era yo para mi edad! Acab� de arreglarme
poni�ndome un (como no) diminuto pareo y cepill�ndome profusamente mi larga
cabellera casta�a y lisa que me daban un aspecto mojigato en contraste con la
vuluptuosidad de mi cuerpo de adolescente.
Baj� los escalones andando, pasaba de coger el ascensor,
adem�s, hab�a probabilidad de encontrarme saliendo o entrando de su casa con
aquel chico que me gustaba horrores y que no me hac�a ni caso, pero, cuando
hab�a bajado 3 plantas, me top� en un tramo con el portero, un hombre bastante
obeso, calvo y maloliente, un t�o que daba asco nada m�s verlo. Siempre vest�a
casi igual, una camisa que no se sab�a si era gris o beige, abierta a la altura
del ombligo, porque ya no le cerraba y de los botones de arriba sal�an unos
pelos canosos largos que daba grima nada m�s verlo, los pantalones le ca�an y
cuando se agachaba asomaba sus calzoncillos que en su d�a habr�an sido blancos.
Usaba de esas sandalias horteras de las de viejo de toda la vida y su calva
estaba provista de alg�n poco pelo, canoamarillento. Un t�o guarro, descuidado,
que ocupaba toda la escalera y al pasar yo, se qued� quieto para que aposta le
rozara al bajar.
Antonio (que as� se llamaba) apoy� la espalda contra la
pared, como queriendo meterse en ella para dejarme paso y yo me puse de espaldas
a �l para bajar encontrando la mejor manera, ya que peligraba quedarnos
encasquillados, tal situaci�n era algo embarazosa. Pas� como mejor pude, de
espaldas a �l, sin embargo, sent� al pasar un leve roce sobre mi culo redondo y
prieto. El me pregunt� por mis padres y le dije que llegar�an tarde los dos,
presumiendo de lo libre que estaba ese d�a. Al pasar, not� que el cuerpo de
Antonio se tensaba y se apretaba contra mi culo y, para mi sorpresa, not� unos
dedos gordos y torpes meterse por dentro del tanga, no, sin cierta agilidad. Me
qued� sin respiraci�n y llena de extra�eza, como hab�a osado hacer una cosa as�
aquel tio? Bueno, ten�a fama de viejo verde, la verdad que nos miraba mucho a
todas las ni�as del edificio, pero llegar a eso, nunca me lo imagin�, es m�s, de
haberlo pensado me habr�a dado un asco horroroso. El hombre ten�a el dedo en la
puerta de mi rajita que ya estaba comenzando a palpiar, le pregunt� con un
susurro que qu� hac�a y por toda respuesta encontr� que me met�a el dedo un
poquit�n, yo, en vez de quitarme que es lo que mi cabeza me dictaba, abr� mucho
las piernas, al tiempo que susurraba que era virgen y podr�a hacerme da�o. Por
toda respuesta pasaba el dedo a lo largo y ancho de mi co�ito propici�ndome un
largo y profundo orgasmo conteniendo el jadeo, no sea que alguien me escuchara y
podr�a morirme de la verguenza. Antonio, con la mano que le quedaba libre, y, al
ver que yo no me quitaba, me tocaba una teta por fuera del bikini primero y
metiendo la mano despu�s, cuando me la pellizc� me ca� de culo. Aquello era
demasiado, un t�o que ol�a a demonio, asqueroso, de lo peor, me estaba metiendo
un dedo en el co�o descaradamente al tiempo que me pellizcaba una teta y notaba
un bulto cada vez m�s gordo en mi culo y de pronto, me solt� dese�ndome un buen
d�a.
Me fu� a la piscina llena de angustia, de miedo y sobre todo
una cachondez para m� entonces desconocida, teniendo que meterme en el agua
varias veces para meterme el dedo, recordando cada movimiento que me hac�a
Antonio para imitarlo y tratar de buscar aquel gustillo, que, sin embargo, me
daba m�s al recordarlo que con lo que me estaba haciendo yo misma.
Ya no pod�a m�s, iba a subir a mi casa a masturbarme
tranquilamente, aquello era demasiado, hac�a un calor de muerte y eso hac�a que
me calentara m�s, as� que mejor en casita, con el aire acondicionado y
tranquila. All� estar�a a mi libre albedr�o. Mi pensamiento era subir en el
ascensor, aunque nunca lo hac�a, porque as� llegar�a antes porque me faltaba
tiempo, pero, justo cuando se cerraba, una mano volvi� a abrirlo, era Antonio
que me miraba con sus ojos ahuevados y con cara de salido. Nada m�s andar el
ascensor, lo par� y se avalanz� contra m� apoy�ndome contra una de las paredes,
me meti� la lengua en la boca y habr�a vomitado si no hubiese sentido otra vez
aquellos �giles dedos trasteandome mi conejito palpitante, en vez de eso,
jadeaba en su boca como una puta cualquiera y me entregaba a aquella sucia
caricia que a m� me sab�a a gloria. Sin soltarme puls� el bot�n del �ltimo piso,
que era la porter�a para ello ten�a que introducir una llave, lo que hizo con la
mano que le quedaba libre despegando entonces su boca de la m�a. Estaba
babeando, jadeando y rojo de la tensi�n, no todos los d�as un tipo as� tiene una
ni�a de 18 a�os ofrecida. Di� al bot�n y subimos, yo sab�a que quer�a estar a
solas conmigo, yo me dec�a dile que no quieres, pero no abr�a la boca, me qued�
en silencio, tan solo mordi�ndome el labio inferior del gusto que sent�a con el
leve roce de aquel dedo gordo tan magn�fico, desde luego, no era igual que
cuando me lo hac�a yo, tan torpe que era a�n. Volvi� a besarme y toquetearme las
tetas, el t�o sudaba como un pollo y gem�a como un cerdo, intentando ponerme la
polla entre las piernas, pero no pod�a, ya que la barriga le ca�a casi hasta las
piernas. Llegamos a la �ltima planta, la que nadie ten�a acceso, a rastras me
sac� de la cabina del ascensor, todo muy nervioso e inquieto, se sac� la polla y
me llev� hasta all� con la mano. Era una polla gorda, apenas morcillona, no se
le llegaba a poner del todo dura, con unos huevos muy gordos que le ca�an que a
m� se me figuraba los de un burro, tocarlo era asqueroso, pero me daba tanto
gusto con la mano que segu�, obedeciendo y le toqu� y nada m�s notar el tacto de
mi peque�a mano, tuve entre ellas una polla inmensa y gorda y me aterr�. Yo ya
no estaba excitada, ten�a miedo y quer�a irme pero no me lo permiti�, me dijo
que ahora no pod�a que estaba por venir lo mejor, que no tuviera miedo, que iba
a acariciarme como nunca me lo hab�an hecho y as� era, porque a m� nadie me
hab�a acariciado antes.
Sin soltarme abri� la puerta de su casa y entramos mientras
segu�a bes�ndome con una lengua llena de babas repugnante. Ten�a que tragar
mucha saliva de aquel t�o que yo trataba sin �xito de escupir, pero como me daba
m�s se me acumulaba en mi boca, aquello no me gustaba, estaba llena de
contradiciones, que me tocara el co�o me gustaba, tocarle la polla y que me
besara, no, pero continu� haciendo ambas cosas apretando adem�s mucho las
piernas para sentirle un poco m�s. Fuimos al sof�, la casa estaba muy
desordenada, llena de ropa sucia por el suelo y ol�a a pocilga pero a m� me daba
igual, yo estaba en la gloria y casi desnuda casi sin darme cuenta, porque me
hab�a desatado el sujetador y bajado el tanga hasta las rodillas casi sin darme
cuenta, probablemente lo vendr�a haciendo ya por el camino a casa, el caso es
que yo ni lo not�. Mis piernas apretujaban su dedo que yo quer�a sentir no sab�a
de que manera, pero aquello me estaba sabiendo a poco, me daba tanta verguenza
estar con el portero as� que me puse a llorar, me daban n�useas su boca y su
polla, y antes de pensarlo, me v� tumbada en el sof� con las piernas abiertas
sin el tanga ya, entregada, ofrecida, muy puta, muy salida, del sujetador
abierto, sal�an mis grandes tetas cuyos pezones Antonio mamaba con ganas, sin
dejar que me enfriara. Se baj� del todo los pantalones y los calzoncillos, me
daba tanto asco que volv� la cara para no mirar, pero el t�o me cogi� por la
cabeza oblig�ndome a mamarle la polla.
Lo que sent� cuando me la enchuf� no puedo ni relatarlo, casi
me atraganta, esa polla ol�a a pis un mont�n, me daban arcadas pero me oblig� a
mam�rsela y, dado que el muy cerdo, no dejaba de tocarme el co�ito, segu� , todo
menos que parara, lo que ocurr�a era que a mi entender el muy cabr�n estaba
llegando demasiado lejos. Con una mano trat� de apartarle de mi cara, pero fu�
imposible, aquella mole humana se hab�a hecho con mi cara y mi boca. Para que le
succionara mejor, me cog�a la mano para levantarle la gran barriga y a�n bajo
esta quedaba un buen trozo de polla gruesa y asquerosa que yo me ten�a que meter
porque no paraba de decirme, entera... "m�tetela entera en la boca, anda
preciosa, que yo te estoy haciendo muy feliz, hazme t� tambi�n a m�, cari�o" yo
no quer�a, intentaba apartarle, pero era imposible, en vez de apartarse, se
pon�a mas cachondo mi portero. Se me corri� en la boca, yo ya no pod�a m�s y
sobre su barriga lo escup� como pude de tanta repugnancia que me entr�, cre� que
se enfadar�a, pero lejos de eso, me puso la cara sobre lo que escup� y me oblig�
a lamerlo, lo hice entre sollozos y me oblig� otra vez a meterme la polla en mi
boca que adem�s de a pis, sab�a a semen asqueroso. Lam� sin dejar de lloriquear,
y, al poco not� que se le pon�a dura de nuevo. Mientras yo hac�a eso, el t�o se
quit� la camisa y debajo llevaba una de esas camisetas de aro que llevan los
viejos ya amarillenta del uso que no se quit�. El olor a sudor ya era
insoportable y yo ya no pod�a m�s, eso me superaba y para m� hab�a sido
suficiente, por lo visto, para �l, no.
Tir� de mis piernas y me las sub�o a la altura de sus
hombros, volvi� a subirse la barriga para que yo por mi co�o notara su glande
rozarme. Al sentirlo, no pude m�s y me hice pipi sobre �l. El t�o gem�a como un
cerdo y segu�a frot�ndome y frot�ndome, me daba asco, pero me corr�a una y otra
vez sobre aquella meada y gorda polla, se retir� un poco y apuntando hacia m� me
propin� una meada �l tambien que, lejos de asquearme, me dio mucho gustirrin�n
que me diera sobre mi vulva caliente. Todo eso era demasiado, yo no pod�a
imaginarme que el sexo fuera tan guarro y tan raro, pero all� estaba con las
piernas bien abiertas para un t�o que no se follar�an ni las putas, ofrecida y
abandonada, yo me desconoc�a.
"Vas a follar conmigo, mi ni�a... vas a ver como Antonio, te
mete esta polla dentro de tu ser y sentir�s el mayor de los placeres que tendr�s
en tu vida" Me tens� del miedo "follar, no, por favor, que yo no lo he hecho
nunca! Sigamos con las caricias, lo que quieras, pero no me metas la polla, que
me va a doler, por favor, no" El contesto: "precisamente voy a follarte porque
no lo has hecho nunca y ahora vas a saber lo que es consolarse de veras, o crees
que no te veo como inutilmente lo intentas con el dedito en tu habitacion? Te
veo por la azotea del bloque de enfrente cada d�a y, cr�eme, he so�ado con este
momento cada tarde"
Me puse a gimotear pero �l hizo caso omiso, volvi� a
acariciarme con el glande y volv� a sentirme mojada hasta las rodillas del
gusto, ya no sab�a si me orinaba o me corr�a pero un dolor de pronto paraliz�
aquel frenes�. Antonio estaba tumbado sobre m�, su barriga me presionaba y
pesaba como un mueble, su polla estaba dentro y era precisamente lo que me hac�a
da�o. El estaba quieto y susurr� que me tranquilizara, que aquello pasaba
pronto, y , as� fu�, lentamente, comenz� un metesaca que, aunque al principio
era algo molesto, luego me hizo perder el norte. Su polla entraba y sal�a cada
vez m�s r�pido y fuerte, sus huevos hac�an ruido contra mi culo en cada
embestida que se me hac�a insostenible, jam�s hab�a sentido tanto gusto en mi
cuerpo. Toda yo temblaba, gem�a y abr�a m�s las piernas, quer�a sentirla toda,
quer�a m�s, yo misma me sorprend� pidiendo eso, m�s.
Segu�a el bombeo atroz, aquel hombre estaba lleno de
potencia, me daba mucho gusto y sent�a v�rtigo del placer, y , cuando me
sobrevino uno de los miles de orgasmos que me hizo sentir, not� su polla que
palpitaba siguiendo a continuaci�n un mar de leche que inundaba mi cuerpecito
delgado.
Se tir� encima m�a como un plomo, a�n jadeoso y con los ojos
en blanco, babeaba y ten�a la boca entreabierta, me lami� toda pero yo lejos de
darme asco ya, estaba siendo suya del todo.
Me sac� la polla, baj� mi cabeza y yo la acab� de limpiar.
"Ya no hace falta que me lave, me la has dejado muy limpita ya, anda, ponte esa
ropilla que llevas y vete antes que nadie te vea que bajas de aqu�, y ya sabes,
cuando quieras, ven a verme"
Me puse el tanga r�pidamente, estaba llena de leche que me
ca�a piernas abajo cada vez que me mov�a, llena de babas del muy cerdo y ol�a
casi tan mal como �l, claro, si hab�a retozado como una zorra entre sus brazos,
como iba a estar? pues como �l echa una guarra. Sent� mucha verguenza, asco de
mi misma, como pude perder mi virginidad con un gordo de 60 a�os que no se
lavaba? me hab�a vuelto loca o que? Abr� la puerta de mi casa y llorando abr� la
ducha donde me pas� horas, pero ya era tarde para m�, me hab�a convertido en una
adolescente con una experiencia muy fuerte y, aquello sin duda traer�a sus
consecuencias
�
FIN