Relato: La vida en el campo (1)





Relato: La vida en el campo (1)

LA VIDA EN EL CAMPO



Sal� de la universidad graduado de Ingeniero Agr�nomo cuando
ten�a 22, casi 23 a�os, pero del "closet" sal� desde muy chiquito. Desde siempre
supe que a m� me gustaban los hombres �y s�lo los hombres!, pero como
ven�a de una familia de machos, pos como que yo tambi�n me convert� en uno
porque nadie se daba cuenta de que yo era gay. Acaso se debi� a mi manera de
vestir, mi manera de hablar y comportarme; de botas y ropa poco estilizada.
Velludo y de bigote. En esa �poca lo que se usaba eran el vello en pecho y el
bigote bien montado, lo que a decir verdad, eran la envidia de mis compa�eros
h�teros lampi�os de la universidad. Y generalmente ellos me agarraban para ligar
con chavas, pero siempre me las agenciaba para librarme de tan molesta
"ocupaci�n"...���A M� ME GUSTABAN LOS HOMBRES!!!...



Sal� del closet desde muy peque�o porque desde chiquito
empec� a tener juegos sexuales con los primos, con compa�eros de la primaria, de
la secundaria, y cuando llegu� a la mayor�a de edad, ya de plano con hombres que
conoc� en los bares gay de las ciudades grandes que visitaba, porque en mi
ciudad, ni hab�a. El caso fue que para cuando llegu� al final de mi carrera, yo
ya sab�a lo que me gustaba en el sexo, pero tambi�n lo que me gustar�a conocer,
y viviendo en una ciudad tan peque�a, mis oportunidades se reduc�an a mis viajes
de vacaciones a visitar a la familia de la capital.



Para cuando sal� de la universidad, yo hab�a dado por hecho
que me ir�a con mi mejor amigo (y compa�ero sexual, pero no novio) a la Finca de
sus pap�s, en el centro de la rep�blica, misma que era todo lo que sal�a en las
pel�culas de vaqueros. Y mis planes eran ir con �l a trabajar ah�... PERO... mi
padre ten�a otros planes para m�.



Al d�a siguiente de que me recuper� de la enorme cruda por la
borrachera de la fiesta de graduaci�n, mi pap� me inform�... (�FAT�DICA
INFORMACI�N!) que no me iba a la finca de mi amigo, que si me hab�a pagado esa
carrera tan costosa, era para que trabajara en sus tierras (que despu�s ser�an
m�as). Mi pap� tambi�n ten�a terrenos rurales, muchos m�s que los que ten�a el
pap� de mi amigo, pero los de mi pap� para nada eran estilizados ni ten�an las
instalaciones que ten�an los otros. Los de mi pap� eran r�sticos por completo,
nada de vida social. Ok, el futuro para m� estaba ah�, pero no me gustaba para
nada que no hubiera caballos finos para montar, ni piscina, ni instalaciones
hoteleras para recibir visitas, �ni vaqueros hermosos! Era un complejo de
ranchos bastante amplio pero... ESTRICTAMENTE R�STICO... todo enfocado al
trabajo y no a la diversi�n. Lo que no fuera trabajo, no era bien visto ah�.



Discusi�n tras discusi�n con mi padre, trajeron como
resultado que yo impusiera mis condiciones para irme a vivir a su rancho... �a
nuestro rancho!... y la sorpresa fue que mi pap� accedi� a todas mis
condiciones: llevarme todo lo que ten�a en mi habitaci�n, mi carro, que me
comprara un jeep renegado (que estaban muy de moda en esa �poca) un buen equipo
de aire acondicionado... bueno, para no hacer la lista larga, accedi� a todo, lo
que a m� me puso a sospechar algo. As� que pregunt�:



- Pap�... �a qu� est�s jugando?... �porqu� aceptaste todo?...
�y tan r�pido!...


- Porque vas a vivir bajo la supervisi�n de Samuel... �Y EN
LA MISMA CASA!...


- WHAAATT??!!


- Ni me digas nada, que eso no es negociable.


- �PERO PAP�!... ��c�mo voy a vivir con Don Samuel?!...
�debes estar loco ap�!


- Pues... NO, sucede que no estoy loco. Vas a vivir con �l.



Estuvimos alegando por buen rato y finalmente dobl� las
manos. As� como sab�a que mi pap� era incre�blemente generoso cuando acced�a,
tambi�n sab�a que era imposible debatirle o rebatirle una determinaci�n una vez
que la tom�. Mi futuro era vivir con Don Samuel.



Antes de llegar al rancho, quiero describir a Don Samuel.



Don Samuel era como las paredes de una casa, entre las que
todo mundo nace, crece, se reproduce y muere, pero las paredes siguen iguales; y
�l segu�a igual. Es decir, desde que tuve uso de raz�n, Don Samuel era lo mismo,
un hombre siempre igual, nunca joven, nunca viejo. Eternamente con sombrero
puesto, de bigote casta�o (del mismo color que sus ojos) y largo, a veces rubio
por la fuerza del sol. Debo reconocer que era muy guapo, con una cara de
facciones cuadradas pero estilizadas, de ojos grandes y pesta�as muy
pronunciadas. De barba muy cerrada pero no tan rubia como su cabello y su
bigote. A veces se le ve�a el cabello porque mi mam� le exig�a que se quitara el
sombrero cuando se sentaba a su mesa a comer y su cabello era casta�o,
abundante, ondulado, nada de calva. El cuerpo hecho del trabajo duro, pero
siempre cubierto por ropa de gabardina del cuello hasta las botas. No majadero,
pero tampoco amable. Hasta antes de irme al rancho, s�lo recordaba que ten�a
unas nalgas divinas (que era lo �nico que le alcanzaba a ver) pero de ah� en
m�s, s�lo recordaba su forma adusta, impersonal de ser. Era mucho m�s alto que
mi pap� y que yo. Y un �ltimo detalle: dif�cilmente se ba�aba todos los d�as, ya
no digamos que usara desodorante, y esto era lo que m�s me asustaba de �l... la
verdad...



Pero volviendo al punto: mi pap� tuvo la gentileza de enviar
todo lo que le ped� por delante. Me desped� de todo mundo y me fui en el jeep
renegado nuevo que me hab�a comprado mi papi (qu� rid�culo era yo en esa
�poca, pero bueno...). Hasta ah�, todo bien. Sab�a perfectamente c�mo llegar al
rancho, y esto implicaba tomar la gran autopista, despu�s una carretera
importante, luego otra no tan importante, despu�s un camino de terrecer�a para
continuar en un camino vecinal y finalmente una larga, accidentada y tortuosa
brecha para llegar al puto rancho. Yo adoraba las idas al rancho, pero cuado se
trataba de vacaciones.


No era f�cil llegar hasta ah�, y si ten�amos suministro de
energ�a el�ctrica, era porque mi pap� era hombre importante y por influencias,
logr� que sus ranchos tuvieran energ�a y luz. No pregunten.



Llegu� un s�bado por la tarde, como a las cinco. Yo sab�a que
era la hora de darle de mamar a los becerros peque�os por lo que no me extra��
encontrar la casa vac�a, as� que me met� y con enorme felicidad, descubr� que ya
mi aire acondicionado (o refrigeraci�n) estaba perfectamente instalado...
pero... ���estaba instalado en la habitaci�n equivocada!!!... en la grande, en
la misma que dorm�a don Samuel. No pod�a creerlo. Yo quer�a una peque�a de al
fondo.



Era una gran casa, r�stica y gigantesca, que por falta de
habitantes, se hab�an sellado ciertas paredes para que la mitad se convirtiera
en almac�n y no entraran los insectos t�picos del campo.



Entr� a la gran habitaci�n y para mi sorpresa, hab�a una cama
grande al centro (King Size) y dos matrimoniales a los costados, en las esquinas
extremas. As� de grande era la habitaci�n, y as� de grande era el aparato de
aire acondicionado que me hab�a mandado mi pap�... �Y YA ESTABA INSTALADO!...



Empec� a deshacer mi equipaje, acomod� cosas aqu�, cosas all�
(especialmente acomod� cosas en el refri o frigor�fico) y por ah� de las 7 de la
tarde, que oigo venir un par de botas. No s� si sepa quien me lee, pero en el
campo, se puede escuchar venir al conejo que viene acerc�ndose a la casa, ya no
digamos un par de botas bien plantadas:



- �EPA!... �QUI�N CHINGADOS ENTR�?


- �Yo, Don Samuel!... �Antonio!



Por cierto, mi nombre es Antonio. No escuch� r�plica por
parte de Don Samuel. S�lo escuchaba sus botas ir y venir por toda la casa. Yo
segu� deshaciendo mi equipaje hasta que escuch� unos golpes en la puerta abierta
de la que a partir de entonces, ser�a MI HABITACI�N. Pregunta el hombre: "�Se
puede?", le contest� que s� y al voltear a verlo, vi lo que esperaba ver: un
hombre alto, muy alto, al que de piel, se le ve�a s�lo la cara y las manos,
renegridas por el sol.



- Buenas noches Don Samuel.


- Buenas noches muchacho... as� que ya te est�s instalando...


- S�. Ya. Dicen que el que temprano se moja, tiempo tiene
para secarse.


- Jah jah jah... Eso dicen... �se puede pasar?...


- Por favor don Samuel, �c�mo pide permiso para entrar a su
propia rec�mara?...


- Ah que bueno que mencionas eso. Esa era una cosa que quer�a
aclararte. �sta era mi rec�mara, pero a partir de ahora me voy a una de las de
atr�s... para que est�s m�s a gusto... t� solito...


- Nada de eso. �sta va a seguir siendo su habitaci�n. Yo
nom�s estoy de "agregado cultural". No quiero que cambie nada de su estilo de
vida y...



En eso que se acerca hasta donde yo estaba y...���OH
DIOS!!!... �qu� tortura olerlo! Y al mismo tiempo que lo ol�, pens� en
reconsiderar eso de que fuera la habitaci�n de los dos, pero ya lo hab�a dicho y
�l hab�a aceptado. Lo que le atra�a a �l, era el aire acondicionado (o
refrigeraci�n) ya que en el rancho, las noches de primavera y verano, son
verdaderos infiernitos.



Se sent� en mi cama para verme deshacer mi equipaje y para
informarme c�mo estaban las cosas, tanto de las tierras como de las reses. Por
fin termin� de vaciar mi �ltima valija, pero yo ya ten�a algo en mente,
sobradamente claro, le dije:



- Bueno Don Samuel. Ya termin�. �Qu� hacemos?... �se le
antoja una cervecita?...


- ��C�MO CHIGNADOS NO?!... pero... �de d�nde la sacamos?...


- Eso es f�cil. Vamos para que vea el refrigerador
(frigor�fico).



Ya lo ten�a yo atascado de cervezas y coca colas. Lo que el
hombre ten�a ah� guardado, de plano lo tir� a la basura. Al ver el refrigerador
como lo puse, se sorprendi� tanto, que hasta se quit� el sombrero, se rasc� la
cabeza y lanz� un silbido diciendo: "�Pos ya de plano los becerros no
desayunaron ma�ana!", y ni tardo ni perezoso avent� el sombrero, sac� dos
cervezas (de botella, ya que entonces las cervezas de lata eran muy costosas)
las destap� �CON LOS DEINTES! Me dio una y la otra se la empin� en un solo
movimiento hasta m�s de la mitad. Despu�s lanz� un eructo que reson� en todo el
rancho y dijo: "�Ora s� To�ito!... puedes hacer conmigo lo que quieras, que con
un refri lleno de cervezas, soy el hombre m�s feliz del mundo...".



Eso de que "puedes hacer conmigo lo que quieras", me sedujo
por completo, pero hasta ese momento, no se me hab�a despertado el menor inter�s
sexual por ese hombre, as� que dej� pasar su propuesta... pero s�lo por el lado
sexual, porque por otro lado, la tom�.



Nos sentamos en la sala y terminamos de ponernos al d�a en
cosas de los ranchos, hasta que lleg� el momento en que (ya relajado) le
estorbaron las botas y se las quiso quitar. Se me encendieron TODOS LOS FOCOS
ROJOS DE ALARMA. Lo �ltimo que yo quer�a, era olerle los pies, as� que le cambi�
r�pido la atenci�n hacia otro lado:



- �Esp�reme Don Samuel!... antes de que se quite las botas,
quiero proponerle algo.


- T� dir�s To�ito (para mi gran benepl�cito, se olvid� de
quit�rselas).


- Bueno, lo primero es que no me gusta que me diga
"To�ito"... mejor d�game o To�o o Antonio.


- Perfecto, pero con la condici�n de que t� me dejes de decir
"Don Samuel": nom�s Samuel.


- Ok. Es un trato... Samuel.


- �ESO!... as� hablan los hombres...


- Pero hay m�s.


- �Ora de qu� se trata?...


- Bueno, ya que vamos a dormir en la misma habitaci�n...
pero...no s� si esto lo pueda ofender...


- �VENGA!... t� nom�s di y ya luego te digo si me ofend�...


- Bueno... "directo al grano como marrano"...


- �Ya dilo hombre!...


- Que me gustar�a que se ba�ara todos los d�as antes de
dormirnos...



Puse yo una cara de miedo tal, que se dio cuenta y se ri� a
carcajada tendida; pero aun as� se puso nervioso e intent� quitarse el sombrero,
pero como ya se lo hab�a quitado, ya no supo qu� hacer con la mano, as� que la
baj� y la puso encima de sus genitales y se los acomod�, que por cierto, hac�an
un bulto muy bonito abajo de su pantal�n de gabardina, quemada y requemada por
el sol. Se qued� pensativo viendo al suelo, para finalmente soltar la risa y me
dice:



- Aaaaah que cabr�n muchachillo... �ora resulta que me est�s
pidiendo lo mismito que me ped�a mi vieja antes de divorciarnos! (Ri�ndose)


- �Que cosa le ped�a?... �que se ba�ara?...


- �ESO MISMO! (Ri�ndose todav�a)...


- Pero es que Samuel... entienda que...


- No no no no no... ni me expliques nada, yo entiendo To�i...
digo... �Antonio! (ri�ndose todav�a) Yo entiendo... pero...


- Pero, �qu�?... �est� dif�cil que se ba�e todas las
noches?...


- �NO!... No est� dif�cil pero... s� est� cabr�n... �a m� los
jabones se me hacen viejos!... jah jah jah...


- Pero bueno... eso puede cambiar... (Cosa que dije con
dubitaci�n, inseguro, no sab�a por d�nde me iba a salir)


- �T� BUENO PUES!... pero unas por otras...


- �Unas por otras?... �de qu� habla Samuel?...


- Unas por otras es que yo me ba�o todas las noches, pero con
la condici�n que t� dejes de usar ese chinga�o perfumito de vieja que traes que
me est� volviendo loco... �sale?...


- �Qu�?... �le moleta?...


- Pos no es que me moles... �ultimadamente!... �S� ME
MOLESTA!... as� como a ti te molesta mi peste, a m� me molesta tu chinga�o
perfume ese...


- Est� bien. Es un trato, usted se ba�a y yo ya no uso mi
perfume. �Ya estamos completos?...



El tipo se qued� pensativo, otra vez viendo al suelo, otra
vez quiso quitarse el sombrero que ten�a m�s de una hora que se hab�a quitado y
otra vez dej� caer la mano a sus genitales, y en acomod�rselos estaba cuando se
le ilumin� la cara. Sonri� con cara de travesura infantil y se levant� al refri
por otras dos cervezas, mismas que tambi�n destap� con los
dientes. Me dio una y se qued� parado frente a m�, con una mano ocupada por la
cerveza a medio levantar y la otra apoyada en la cadera, con las piernas muy
abiertas. Me dice sonriendo: "�Y qui�n chingados va a hacer el desayuno?". Acto
seguido se conect� la cerveza en la boca y se la tom� toda... �toda! Yo me qued�
pensando que eso ya era una negociaci�n por todo lo alto, as� que se me prendi�
el foco y le dije: "Bueno Samuel, como yo estoy reci�n llegado, usted va a hacer
la cena. Mientras, me voy a meter a ba�ar y cuando salga, usted se mete a ba�ar
tambi�n, y ya ba�ados, nos sentamos a discutir lo que hace cada quien... �le
parece?". No me contest� nada, s�lo lanz� un eructo descomunal, que seguramente
despert� a todas las gallinas del �rea. Asinti� con la cabeza y r�pido me met� a
la habitaci�n a quitarme la ropa. Sal� envuelto en una toalla y nom�s le avis�
que me iba a ba�ar ya.



Como buena casa de rancho r�stico, ten�a 20 mil habitaciones,
pero S�LO UN PUTO BA�O, ubicado al centro de la gran casa, o sea, al centro de
la media gran casa que hab�a quedado despu�s de la remodelaci�n.



No cerr� la puerta del ba�o, pero no con intenci�n alguna,
simplemente porque hac�a un calor de las mil chingadas. Y ba��ndome, me llegaron
los olores deliciosos de la cocina. No sab�a qu� estaba haciendo el hombre, pero
ol�a delicioso... a diferencia de otros olores que proven�an de �l... Y ya
estaba terminando de enjuagarme el �ltimo rastro de jab�n, cuando suena su voz
de trueno en la puerta y brinqu� del susto: "�NO TE ASUSTES MUCHACHO!... nom�s
vine a traerte otra cerveza... aqu� te la dejo...". La puso en un mueble que
hab�a en el ba�o y con la misma se sali�. Termin� de hacer todo lo que ten�a que
hacer en el ba�o, me envolv� en una toalla por la cintura y sal� con mi botella.
Llegu� a la cocina y el tipo ya estaba desnudo envuelto en otra toalla por la
cintura igual, d�ndome la espalda, finiquitando la cena sobra la estufa.



Mi sorpresa primera fue que el tipo, primero, no ten�a el
bronceado s�lo en las manos y en la cara y cuello. Su espalda tambi�n estaba
bronceada y por lo que alcanzaba a salir por debajo de la toalla, tambi�n las
piernas largas y velludas las ten�a bronceadas. Lo �nico que pens� fue:
"??????". Un hombre de trabajo... hombre de campo... �con bronceado completo?...
ya ni yo, que no sal�a de la playa. Pero bueno. Le dije que el ba�o estaba
libre. Apag� todo lo que ten�a encendido en la estufa, tom� su botella y camin�
rumbo al ba�o. Al pasar cerca de m�, me dio una nalgada que ni mis pap�s me
dieron cuado yo era chiquito. Pero me la dio sonriendo, lo que me hizo pensar
que era juego... pero... �juegos con este hombre?...



Envuelto en la toalla, me sent� en la sala a leer algo
mientras �l sal�a. La televisi�n en el rancho val�a madres, porque a veces se
ve�a, a veces no, y cuando se ve�a, era con una se�al muy deteriorada. Se me
hizo de mal gusto ponerme a cenar sin esperarlo. Finalmente sali� tambi�n
envuelto en la toalla, pero me sorprendi� el cambio: el cabello mojado hacia
atr�s, cara limpia, barba rasurada, con la boca lavada (ese era otro detalle)
descalzo, y directo hacia la cocina. Mis ojos no tuvieron otro lugar d�nde
posarse m�s que encima de su cuerpo. No pod�a creer que el tipo no tuviera nada
de panza ni nada de lonjas en la cintura, dada... �su edad?... no sab�a cu�ntos
a�os ten�a. Que tuviera unos vellos en el abdomen y pecho... �hermos�simos! Que
los brazos los tuviera tan bien torneados y por supuesto fuertes. Mi cuerpo era
una caricatura al lado del suyo.



Samuel empez� a servir y me dijo que me sentara. �Alguien
dijo algo acerca de las toallas?... �nadie! Nos sentamos a cenar s�lo vestidos
por nuestras respectivas toallas y, por supuesto, acompa�ados por otras
cervezas. Cenamos y platicamos de m�s cosas acerca del rancho.



A diferencia de su con persona, con las cosas de la casa, era
muy escrupuloso (por las cucarachas) y antes de que me levantara de la mesa, ya
ten�a todo lavado, limpio y puesto en su lugar. Termin� de lavar lo que ten�a
que lavar, y para secarse las manos, lo m�s f�cil que se le hizo fue levantar
parte de enfrente de la toalla y al hacer esto, s�lo alcanc� a ver una larga y
velluda bolsa escrotal... �muy grande!... ese hombre ten�a m�s huevos que un
toro. Y soltando la toalla, me dice: "No te me vayas muchachito... tenemos
muchos puntos que poner sobre sus ��es�...". Y como no entend�, me hizo la se�al
de que me volviera a sentar a la mesa. �l hizo lo mismo enfrente de m� y
cruzando los dedos me dice:



- Aqu� hay varias cosas qu� tratar... porque eso de ba�arme
todos los d�as... como que no me gust� mucho...


- �Ay no chingue Samuel!... �BA�ARSE ES BUENO!... (Ri�ndome)


- Pos s�... s� es bueno pero...��TODOS LOS D�AS?!...



Cosa que dijo rasc�ndose la cabeza. Volte� a ver mi botella
ya vac�a y se levant� por otras dos. Y mientras iba al refri y las destapaba
otra vez con los dientes, a m� se me ocurri� algo:



- �Samuel!...


- �Qu� pas� muchacho?... (Rumbo a la mesa)


- �Le gusta jugar cartas?... me refiero a que si le gusta
jugar pocker...


- ��QUE SI ME GUSTA?!... �Esa fue la segunda raz�n por la que
me separ� de mi vieja!... jah jah jah... �YO MATO POR PODER JUGAR POCKER!


- OK. Orita regreso.



Entr� a mi rec�mara a buscar los mazos de cartas que hab�a
llevado. Sal� con ellos y al verme baraj�ndolos... pos como que le brillaron los
ojitos. Me dice:



- �Qu�?... �ora vamos a jugar cartas?... �o qu�?... (dicho
esto con un frenes� extra�o en los ojos)


- �Ah�!...


- �Excelente!... �voy por mi cartera?...


- No, no, no, no, no, no... Aqu� no vamos a jugar de dinero.
Vamos a jugar con lo que queremos y lo que no queremos del otro.



Se rasc� la cabeza. Le dio un trago a su cerveza. Eruct� como
todo buen hombre de campo y dice: "A ver, �c�mo va a estar la cosa?". Segu�
revolviendo las cartas, sabi�ndome due�o de la situaci�n. Y le dije: "En vez de
poner dinero al centro, vamos a poner una condici�n, y el que gane la mano, se
lleva lo apostado y de ah� ya no hay vuelta atr�s". Se volvi� a rascar la
cabeza, luego baj� la mano para rascarse los huevos, pero desgraciadamente no
pude ver eso.



Y es que de ser un se�or totalmente inadvertido para m�, poco
a poco pas� a ser un objetivo sexual, un foco de "infecci�n sexual". Nom�s de
verlo sin ropa, se me alebrestaba la toalla, pero esto tampoco lo vio �l.



- A ver... d�jame ver si entend� To�ito...


- �Hey!...


- Perd�n... D�jeme ver si entend�, Don Antonio... uno pone
una condici�n al centro y el que gane la mano, �se lleva las de ganar?... �as�
nom�s?...


- Exacto. As� nom�s.


- �A ver?... �por ejemplo?...


- Ok. Nom�s como ejemplo vamos a jugar la primera mano. Como
yo tengo el mazo en la mano, yo pongo la condici�n... pero nom�s es de juego,
�entendido?


- Entendido.


- A ver, yo pongo al centro por ejemplo, la condici�n de
sacar la basura todos los d�as, y si yo gano, usted saca la basura todo el
tiempo que yo est� aqu�... pero si pierdo, la saco yo... �va?...


- Mm... �Nom�s como juego para ver qu� pasa?...


- S�. Nom�s como juego.


- �Venga!... reparte cartas...



Como yo repart� las cartas, yo decid� el pocker que �bamos a
jugar y le gan�, as� que le dije:



- De haber sido en serio, a usted le hubiera tocado sacar la
basura durante todo el tiempo que yo est� aqu�.


- �EXCELENTE!... s�guele muchacho... ya me gust� esto...
�quieres otra cerveza?...



Cosa que me dijo levant�ndose al mismo tiempo que mataba la
anterior y al hacerlo, qued� expuesta su entrepierna por fracciones de segundo.
Y mi respuesta no pudo ser otra que: "S�, GRACIAS". Por supuesto que las volvi�
a destapar con los dientes.



Regres�, me puso la m�a a mi costado, puso la suya en su
puesto y ahora levant� su toalla para secarse el sudor de la frente... �Y AHORA
S� PUDE VER!... pude ver unos huevos que colgaban much�simo, muy grandes, y
alcanc� a ver una verga sin circuncisi�n y grande, de un color m�s claro que el
resto de su piel.



Ok, seguimos en lo que �bamos y le digo:



- �Quiere que yo de la primera mano, o la da usted?


- �Y el que da la mano, pone la condici�n?...


- Ah�...


- Trae ac� esas cartas que empiezo yo.



Las revolvi� mientras su mente trabajaba y trabajaba, hasta
que dice:



- Me gust� el ejemplo que pusiste. El que pierda, saca la
basura SIEMPRE.


- De acuerdo.



Jugamos a pocker cerrado y gan� yo. Ahora me tocaba poner la
condici�n al centro:



- Si yo gano, los dos usamos desodorante en las axilas
mientras yo est� aqu�. Si pierdo, usted no usa.


- �No chingues!...


- Bueno, esa es mi condici�n: le entra o no.


- Ok. Echa cartas.



Y volv� a ganar... �qu� alivio! Le pas� el mazo y las estuvo
revolviendo buen rato, hasta que dijo:



- El que pierda, hace el desayuno todos los d�as.


- �rale. Va.



Jugamos y perd�. Y s�, efectivamente, yo hice el desayuno
todos los d�as. Y as� nos fuimos, apostando labores propias de la casa y �l
perd�a unas veces y yo otras, hasta que ya casi nos acab�bamos las cervezas,
quedaban s�lo unas pocas en el refri y ni qu� decir del estado de embriaguez que
tra�amos los dos. Nos re�amos m�s que lo que jug�bamos, pero llev�bamos todo por
escrito. Hasta que me volvi� a tocar a m�, y ya punto pedos, le digo:



- El que pierda, pierde la toalla... �va?


- �Va!... ni modo que me vaya yo a rajar a estas alturas del
partido...


- �rale...



Ambos ri�ndonos de todo y por nada.



Repart� cartas y perd�. A lo que el tipo reaccion�:
"���JAH!!!... ��RALE!... �ENCUERADITO DE ARRIBA A ABAJO!". Pero fue un
comentario de amigos borrachos, o por lo menos as� lo sent�, y en la borrachez,
me levant� haciendo gala de un teatro fingido, y al quitarme la toalla, hice una
reverencia para agradecer aplausos que no exist�an. En la borrachera se hacen
cosas insondables. Pero el tipo s� me aplaudi�. Me di la vuelta para mostrarme
por adelante y por atr�s. Hice la m�mica de agradecer sus aplausos y me volv� a
sentar.



Tom� el mazo de cartas y las revolvi�. Me pregunta:



- A ver To�o... si ya perdiste la toalla... �qu� m�s te queda
cabr�n?...


- Pos, �qu� va a ser baboso? (en la borrachera, ya me di
licencia de decirle "baboso")... �TU TOALLA!... �rale... da cartas...


- Ah�... si yo pierdo la toalla, est� bien, ya quedamos
parejos, pero si gano... �qu� gano yo?...


- Pos gana que le de su besito de las buenas noches...



Cosa que dije por juego sin esperar a nada, pero el tipo
nom�s sonri� para s�, pensando algo que no adivin�, como si de pronto hubiera
sentido verg�enza. Dio las cartas y gan�, as� que hice mi esc�ndalo y hasta
aplaud�, pero no, Samuel no se par�, nom�s se afloj� la toalla y la dej� caer a
ambos lados de la silla, levant� los brazos y dice ri�ndose con pena: "�Deuda
pagada!". Yo me qued� como perrito sin hueso, decepcionado, yo quer�a ver todo
completo. Pero bueno, la vida me retribuy� porque se tom� su cerveza. Puso la
botella vac�a en la mesa y se qued� pensativo vi�ndola: "�Quieres otra?", me
pregunta. S�lo asent� con la cabeza sonriendo diab�licamente y... �ahora s�!...
ahora s� pude ver lo que quer�a en pantalla completa.



Hasta antes de ah�, se levantaba y se sentaba con gran
agilidad, pero ahora ya no pudo, como que le pes� mucho la silla. La recorri�
hacia atr�s y finalmente se levant�. Que tipo tan hermoso estaba escondido abajo
de esa toalla. Pero no solamente por la prominencia de su paquete, sino porque
era est�ticamente bello. Espalda ancha y cadera estrecha, nalga abultada y dura,
con vellos que terminan justo en la cintura para dar paso a una espalda lampi�a
y tersa. Y aqu� mi segunda sorpresa: tampoco ten�a marca de bronceado en las
nalgas. ��C�mo le hac�a?!



De regreso, ven�a diciendo que ya eran las dos �ltimas, m�s
una tercera, misma que �bamos a jugar a las cartas. A la hora de sentarse, en
vez de sentarse como todo mundo en una silla, lo hizo como si fuera a montar a
caballo: levant� mucho una pierna, la pas� por arriba del respaldo de la silla
para apoyarla luego en el piso y dejarse caer sobre el asiento. Esto me dio
oportunidad de ver en todo su esplendor el gran p�ndulo que tra�a entre las
piernas, pero lo cabr�n fue que me sorprendi� vi�ndolo y me dice con la
liviandad propia del alcohol y ri�ndose:



- �Qu�?... �nunca hab�as visto unos huevos o qu�
chingados?...


- �Como esos?... la verdad no... (Negando con la cabeza y
ri�ndome)


- �Ah!... �qu� tienen de raros mis huevos?...


- Pos, �qu� va a ser?... �que est�n muy grandotes y le
cuelgan mucho!...


- �Ah poco a ti no te cuelgan?...


- Mm... no... la verdad no tanto.


- Pos ya crecer�s y te colgar�n, no te preocupes por eso.
Ten.



Me dio la cerveza y le tomamos, ya m�s lentamente. Ya con la
calma que da el haber re�do mucho. Y me fui sobre mis dudas:



- Oiga Samuel...


- �Qu� pas� muchacho? (Eructando)


- �C�mo le hace para estar bronceado todo parejo?


- �Para estar, qu�?


- Bronceado... quemado por el sol... �y es que ni en las
nalgas tiene marcas!...


- �Ah eso!... pos muy f�cil tarugo: nadando encuerado.


- �Nadando encuerado?... �en d�nde?...


- �Pos en el r�o!... �d�nde hab�a de ser?...


- Aaaah... �y no hay problema con las dem�s personas porque
ande en pelotas?


- �Cu�les dem�s personas?... �si tengo el r�o para m�
solito!...


- Pos... �de qu� r�o me habla?...


- Del que est� en la tierra baja. Para all� no va nadie
porque tienen el r�o de aqu� cerca.


- Y va muy seguido, por lo que veo.


- A cada rato. Otros se van a pasear al pueblo o a hacer sus
compras. Yo me largo a mi r�o privado.


- ��Y ME VA A LLEVAR CON USTED?!



Se me qued� viendo como extra�ado de que le pidiera eso. Y me
dice: "T� bueno, pero con la condici�n de que no le digas a nadie como llegar
hasta all�". Levant� la mano para jurar solemnemente pero jugando. Chocamos
botellas y dimos otros tragos peque�os. A m� ya se me hab�a subido el calor, as�
que segu� por donde iba, aprovechando los maravillosos efectos del alcohol.



- Oiga Samuel... y ya que estamos entrados en confidencias...


- �Ah chinga�o!... no sab�a que est�bamos en confidencias...


- S� hombre... ya estamos... usted no pregunta nada porque no
quiere, pero yo s�, �puedo?


- �ndale pues... a ver... �de qu� se trata? (Dicho esto con
una sonrisa agachada)


- Pos que c�mo le hace ac� en estas lejan�as, cuando anda
todo caliente y sin nadie cerca con quien sacar eso...



Puso cara de dolor fingido, como si le hubiera pisado un pie
y me dice:



- �C�llate muchacho!... ni me menciones eso que ahorita ando
m�s caliente que la chingada... (dicho con risa contenida)


- ��EN SERIO?!... (aclar� la garganta y baj� la voz)... �en
serio?... �y a poco se la lleva a pura jalada de verga?



Ahora ya levant� la cabeza para soltar la carcajada, se
enderez�, se puso las manos en la panza y empez� a tall�rsela de arriba abajo,
mientras me dice (no se alcanzaba a ver nada de su entrepierna): "Pos mira,
cuando corro con suerte que voy al pueblo, y pos hallo con qui�n desahogarme...
�pero cuando no!... �AQU� EST� ESTA MANO AMIGA QUE NO SE RAJA!". Y ri�ndose me
mostr� una manota toda rasposa y crecida por las callosidades. Volvi� a recargar
los codos sobre la mesa, con la sonrisa todav�a dibujada en la cara y me
pregunta vi�ndome directo a los ojos:



- �Y se puede saber porqu� preguntas?...


- Pues... bueno... para saber c�mo hay que hacerle ora que
voy a estar aqu�... y...


- �Y ANDAS TODO CALIENTE!... JAH JAH JAH...


- �Exacto!... jeh jeh...



Se hizo un silencio medio raro. Le tomamos a la cerveza. Se
limpi� el bigote y me dice ahora ya sereno pero directo a los ojos otra vez:



- As� que andas como caut�n...


- �Pos igual que usted!... jah jah jah... con este pinche
calorcito y las cervezas... ��pffuta!!... ando que me quemo...


- Aaah... pos mira... ya somos dos...



Me quit� la mirada de encima y la clav� en la mesa. Mi
garganta se sec�. Se me subi� el calor a las orejas, el coraz�n me palpitaba con
mucha fuerza pero le segu�:



- Oiga Samuel... (no contest�, como que tem�a lo que
segu�a)... �y si nos "echamos la mano"...? (Sin voltearme a ver, se rasc� la
cabeza y)


- �C�mo que si nos echamos la mano?...


- Pos eso: que si nos ayudamos el uno al otro a salir de la
calentura...


- Noooo To�ito... �c�mo crees?... eso no est� bien... (sin
alterarse)


- Pero, �qu� tiene de malo?...


- �POS C�MO?... si los dos somos hombres y esas cosas...


- Bueno. Est� bien. Se la pongo m�s f�cil: Nada m�s yo lo
ayudo a usted y yo salgo de mi apuro solito, sin que me regrese el favor.



Por fin levant� la mirada, inhal� profundamente, me vio a los
ojos y empez� a acariciarse el bigote. Me pregunta:



- �Ya de plano?... �as� nom�s?...


- As� de plano...



Se volvi� a enderezar para volver a jalar m�s aire. Se volvi�
a acariciar la panza con ambas manos. Volte� hacia un lado, como pensativo:



- Pero si tu padre se entera...


- Mi pap� no tiene porqu� enterarse de mi vida privada. Ya
soy mayor de edad Samuel.


- S�, �verdad?...


- Claro...



As�, con la espalda erguida, volte� hacia abajo, hacia su
entrepierna y al ver lo que yo no alcanzaba a ver, solt� todo el aire que tra�a
adentro en forma de risa y me dice otra vez aleg�rico: "�Pos mirada nada m�s!...
si yo te hubiera dicho que No, esta madre ya te dijo que S�... �m�rala como me
la pusiste ya!". Y sin esperar m�s instrucciones, me levant� sobre mi silla para
asomarme y alcanc� a ver un glande que sub�a pos su panza, todav�a medio tapado
por el prepucio. Volte� a verme ri�ndose de nervios: "�Ya viste lo que
hiciste?". Sin decir nada, s�lo sonre� y asent� con la cabeza volvi�ndome a
sentar. Me le qued� viendo en espera de su siguiente movimiento. Y lo que hizo
fue recargar los codos de nuevo en la mesa, se empieza a acariciar el bigote, y
como con miedo de verme a los ojos, me pregunta:



- Bueno, �y qu�?... �c�mo le hacemos o qu� chingados?... tu
dir�s... (Esas palabras me sonaron como el permiso de entrar a la Gloria)


- Bueno... este... lo primero es que voy a encender el clima
para quitarnos de encima este pinche calorcito y...


- �ndale pues, mientras yo voy cerrando todo y apagando.
Adel�ntate.



Me qued� claro que no quer�a que lo viera de pie con la verga
parada. As� que acced� y al levantarme, pos obvio que qued� expuesta una total
erecci�n de mi parte y esto sirvi� para liberar presi�n porque solt� de nuevo la
carcajada: "�POS S� QUE ANDAS CALIENTITO CABR�N!... jah jah jah... �ndale... ve
a hacer lo que te dije".



A paso veloz me met� a la habitaci�n, cerr� ventanas y
cortinas. Encend� el aparato de aire. Apagu� la luz del techo y encend� una
l�mpara de bur� que hab�a llevado yo. Y ya iba hacia la puerta pero me top� de
nuevo con esa figura grande y fornida que hac�a unas horas hab�a visto en el
mismo lugar, s�lo que esta vez completamente desnudo, seguido por una total
penumbra que dej� tras de s�. Estaba todo rojo, con media erecci�n nada m�s,
pero alcanc� a ver el brillo de un hilo de lubricante que ca�a de su glande
hermoso, todav�a cubierto por el prepucio. Con una mano se estaba acariciando
ansioso el bigote y con la otra la panza. Me dice:



- Pos t� dir�s To�ito... c�mo le hacemos...


- �Pero no se ponga tan serio Samuel!... que esto es
diversi�n, no velorio...


- S�, verdad... (Y de su cara sali� una mueca muy parecida a
una sonrisa)... bueno, �y d�nde me pongo?... �o qu� tengo que hacer?...


- Pues... por m� est� bien si se acuesta en la cama...



Le se�al� la cama grande. Y con pasos largos pero lentos,
pas� por donde yo estaba evitando ver mi OBVIA erecci�n, y lleg� hasta la cama.
Primero clav� una rodilla, luego las manos y con movimiento felino se dio la
vuelta para dejarse caer boca arriba. As� se arrastr� hasta atr�s, hasta quedar
recargado en la cabecera, quedando con las piernas muy abiertas; una estirada y
la otra doblada como para tapar algo. Los huevos le llegaban hasta el colch�n.
Todav�a est�bamos sudando, as� que para hacer tiempo de secarnos con el clima le
digo:



- Me acabo de acordar de algo. Orita vengo Samuel, no se me
mueva de ah�...


- ��Pos ora d�nde madre vas muchacho?!...


- �Por la cerveza que sobr�!


- Ah hombre... qu� buena idea...



La verga se me alcanz� a bajar hasta la mitad en el trayecto
al refri. Al regresar cerr� la puerta tras de m�, y el tipo segu�a exactamente
igual, acarici�ndose el bigote. Al verme con el preciado l�quido se le ilumin�
la cara y me dice: "A ver... trae ac�... deja destaparla...". Me acerqu� a la
cama y al mismo tiempo que se la entregaba, me sent� con una pierna doblada y la
otra en el piso. �Muy cerca de �l!... R�pido le quit� la tapa y me dice: "Pos
como t� vas a ser el que haga el trabajito... se me hace que te toca empezarla".
S�lo sonre�, y le tom� un trago peque�o. Se la devolv� y el la baj� hasta la
mitad. Volvi� a eructar y la puso en el bur�. Y le digo: "Bueno, mientras usted
se chinga su cerveza... �puedo ir empezando yo?". Me vio a los ojos, me sonri�
con cierto dejo de ternura revuelta con lascivia y s�lo dio un jal�n de cabeza
hacia abajo a manera de autorizaci�n, pero sin quitar sus ojos de los m�os. As�
que proced�:



Como quien va a meter la mano en algo desconocido, lentamente
acerqu� mi mano hasta su tobillo y al atraparlo, el tipo como que quiso brincar
y me dice: "�Est�s seguro de lo que vas a hacer muchacho?". S�lo volte� a verlo
a los ojos, sonre� y con la cabeza el dije un "s�" muy marcado. Le levant� el
pie lo suficiente para poderle desdoblar la pierna. El aire acondicionado estaba
trabajando r�pido porque ya nos est�bamos secando.



Del tobillo fui subiendo poco a poco la mano toc�ndolo s�lo
con los dedos, por toooooda la larga pierna. �l me observaba como gato que ve un
movimiento en la oscuridad. Cuando toqu� su escroto con las yemas de los dedos,
su acto reflejo fue estirar la mano para volver a agarrar la cerveza y se tom�
lo que quedaba de un solo trago. Quito la mano y le digo:



- Tranquilo Samuel... que no le va a doler...


- Noooo... si ya vi que con esos deditos de �ngel no hay
manera de que me duela nada.


- �Entonces le sigo?...


- �Te est�s tardando To�ito!... jah jah jah...



Dej� la botella en su lugar y apoy� ambas manos en la cama,
como quien se prepara para salir corriendo o para recibir una inyecci�n. As� que
lo pr�ximo que toqu� fue su escroto, pero esta vez con toda la mano, en forma de
concha fui atrap�ndolo poco a poco hasta que logr� tener ambos huevos en mi
palma y moviendo s�lo los dedos, se lo empec� a acariciar, con much�simo cuidado
de no hacer algo que lo asustara. Y as�, acarici�ndole los huevos, fue soltando
la tensi�n de brazos, nalgas y finalmente de las piernas, porque las empez� a
separar m�s, poco a poco. Me olvid� de su cara, me concentr� en ver lo que
estaba tocando. No pod�a creer tanta suerte para m�. Una vez que sent� que su
pierna, es decir, los vellos de su pierna se entrelazaron con los de la m�a, me
sent� m�s en confianza y solt� los huevos. Con la punta de tres dedos atrap� su
media erecci�n por el tronco y la levant� hasta separarla del cuerpo y as� cerr�
la mano, para envolverla con mucha sutileza. Yo no ten�a prisa alguna, as� que
se la acarici� de arriba abajo y estuve as� hasta que logr� mi objetivo: una
erecci�n total... seg�n yo...



- Aaaaay muchacho... �tienes manitas de �ngel!...


- �Y todav�a no vamos ni a la mitad Don Samuel!...



Ya que logr� una "erecci�n total", me decid� a retraer
completamente su prepucio para ver lo que ten�a debajo y sali� un hermoso hongo
cabez�n. Miles de comentarios vinieron a mi boca, pero como aquello era entre
HOMBRES pos no se val�a echarle piropos. Nom�s le dije:



- Pues s� que la naturaleza lo provey� muy bien Don Samuel...


- Muchacho...


- Qu�...


- Todav�a no termina de crecer...



Cosa que dijo con una sonrisa preciosa que me cautiv�: por la
sonrisa y por lo que dijo, claro. Y por esto que dijo, decid� alargar "la
agon�a", as� que lo solt� y dirig� mi mano hasta sus pezones robustos y
velludos. Se los empec� a acariciar y como que no estaba muy familiarizado con
eso porque me observaba como queriendo adivinar qu� le hac�a, pero despu�s de
unos segundos y que se le empezaron a poner duros, dej� salir un hilo de voz
para decir: "aaaaah... que rico...". Tom� eso como reconocimiento a mi labor y
segu� en ello, sin prisa, acerc�ndome poco a poco, arrastrando las nalgas por el
colch�n hacia �l.



Su piel ya se hab�a secado por completo, mis dedos ya pod�an
recorrerla como terciopelo, as� que entre pez�n y pez�n, bajaba la mano para
acariciarle los vellos y la panza, pero como parec�a decepcionarlo, volv�a a las
tetillas y tanto estuve que cerr� los ojos y dej� caer la cabeza hacia atr�s,
cosa que aprovech� para acercarme y pasar la lengua encima de uno. Su reacci�n
no se hizo esperar:



- �Qu� haces muchacho?...


- �No le gust�?...


- Pues s�... pero...


- Tranquilo Don Samuel. Usted nom�s d�jese querer.



Y as�, bajo su supervisi�n me volv� a agachar sobre su pecho
y esta vez ya met� todo su pez�n en mi boca y empec� a juguetearlo suavemente
con la lengua. Nada de dientes. No quer�a espantarlo. Y estuve as� hasta que o�
un gemido de placer con la caidita de cabeza para atr�s. Y me qued� conectado a
su pez�n m�s cercano a m� un buen rato, todo cuid�ndome de no caer en alguna
brusquedad que lo hiciera volver a la realidad. Y en esas estaba, cuando se me
ocurri� acercarme a�n m�s para alcanzar a llegar al otro, para lo que ya de
plano pegu� mi pierna contra su cuerpo y pas� mi brazo por encima de �l para
apoyarlo en la cama y agacharme a lamerle el otro, con el mismo tratamiento de
lengua primero y labios despu�s. De pronto sent� la mano de Don Samuel
apoy�ndose sobre mi rodilla, lo que me puso m�s caliente todav�a. Que yo
acariciara a ese hombrazo, era f�cil de entender, pero que �l me pusiera una
mano encima en esas condiciones, se me hizo mucho m�s excitante.



El tipo no se quejaba, s�lo mov�a la cabeza de un lado para
el otro con los ojos cerrados, dejando salir de cuando en cuando gemidos apenas
audibles. Me retir� de su pez�n izquierdo y ya iba de regreso al derecho, cuando
Don Samuel abri� los ojos y me dice:



- �Pos qu� tanto me haces muchachillo?... (Con una sonrisa
hermosa, abajo del bigote claro)


- �No le est� gustando?


- �A huevo que me est� gustando!... pero... pos es que nadie
me hab�a hecho eso nunca...


- �De verdad?


- En serio.


- �Entonces le puedo seguir?


- T� s�guele que yo ya estoy en otro mundo.



Volvi� a echar la cabeza para atr�s y me volv� a conectar con
su pez�n derecho, pero esta vez busqu� sus huevos con la mano, sin voltear a
ver, y ya no le colgaban tanto como hac�a rato. Mientras lam�a su pez�n, jugaba
con su escroto aunque tambi�n le acariciaba la pierna y entre las piernas, lo
que hizo que se reacomodara para dejar toda su ingle expuesta para m�. Todo con
suavidad.



Ahora ya le chup� con un poco m�s de fuerza la tetilla y esto
lo hizo jalar aire entre los dientes. Me detuve pero no me retir�. O� que dice:
"T� s�guele To�ito... no me hagas caso que esto se siente muy ching�n...". Pos
como fue, le segu� succionando, cada vez con mayor intensidad hasta que me
decid� a subir mi mano por su entrepierna en busca de su verga, pero no la
hallaba. Sub� y sub� la mano y hasta que encontr� la base, pero ahora mucho m�s
gruesa que antes. Dej� lo que estaba haciendo y volte� a ver que carambas era lo
que ten�a yo en la mano. Eran como 22 cent�metros de carne aterciopelada, dura,
m�s gruesa que la m�a y con una ligera curva hacia arriba. La ten�a pegada a la
panza por la erecci�n. Tanto me impresion� que o� la voz del hombre: "Te dije
que todav�a le faltaba crecer To�ito...". Volte� a verlo y ten�a una sonrisa tan
hermosa que me dieron ganas de besarlo, pero no, eso s� lo iba a asustar. Y me
dice:



- �Tonces qu� To�ito?... �me ayudas o no me ayudas?


- �Ah ya de una vez?...


- Pos es que ando que si me la testereas un poco y te voy a
ba�ar todito.


- Pos �rale, de una vez para que ya se duerma tranquilo.



Al o�r esto, Don Samuel se escurri� en la cama hasta quedar
casi acostado, s�lo la cabeza un poco inclinada sobre la almohada, supongo que
para poder ver. Retroced� para quedar a la altura de su pene, lo tom� con la
mano derecha y le digo:



- Ah� le va don Samuel, ag�rrese que no me detienen hasta que
termine de orde�arlo.


- �T� dale sin miedo muchacho!... que yo te aviso...


- �Que usted me avisa?... �qu� cosa me avisa?...


- Pos cuando ya vaya a salir la mercanc�a... digo, pa�que no
te caiga todo encima... �porque yo escupo muy duro! (Ri�ndose).


- No importa Don Samuel. No me avise nada. Usted ded�quese a
disfrutar, que si me embarra, me vuelvo a ba�ar y listo.


- �Seguro To�ito?


- Seguro Don Samuel


- �Que te digo que me salen muchos!


- Venga. Quiero ver si es cierto.



Y sin m�s empec� a masturbarlo despacio lo que hizo que
cayera otra vez su cabeza, pero sigui� observ�ndome. Sus piernas empezaron a
acomodarse, se abr�an, se estiraban, se acercaba m�s y m�s a m�. Sub�a las
manos, luego las bajaba. Como que nunca lo hab�an masturbado con tal dedicaci�n
a este buen hombre.



Segu� jal�ndosela hasta que estuve seguro de que ya estaba en
�xtasis y entonces me avent� a hacer lo que me estaba muriendo por hacer. Me
agach� hasta la punta de su verga, hasta el glande que sal�a y entraba en su
prepucio, y puse la lengua para que chocara con ella cada que saliera. Y oigo:
"No to�ito... eso s� que no...", pero era una voz jadeante, as� que no le hice
caso y prosegu� hasta que de plano jal� todo el prepucio y cubr� el glande con
mi boca. Lo rode� por completo y lo llen� de saliva. O� un feliz pero l�nguido:
"aaaaaah...". Una vez que lo tuve bien ensalivado, volv� a los movimientos
masturbatorios. Hab�a suficiente verga para masturbarlo y hacerle sexo oral al
mismo tiempo.



Segu� en esa tarea hasta que me detuvo con ambas manos la
cabeza y me levant�, con cara llena de placer:



- Eso no To�ito...


- D�jeme hacerlo Don Samuel. A usted le est� gustando y a m�
me gusta hac�rselo...


- Pero...


- D�jeme que se lo haga Don Samuel...


- Bueno, como gustes muchacho...


- Y no me avise, yo sabr� a qu� horas se va a venir...



Ya no dijo nada. Dej� caer la cabeza y esta vez ya no me
anduve con medias tintas, una vez obtenido el permiso, me puse de rodillas sobre
la cama y comenc� a hacerle un fren�tico sexo oral. Su verga era muy grande,
pero no tanto que no me cupiera. Me llegaba a la garganta. Ya estaba subiendo y
bajando mi cabeza, cuando not� que empez� a abrir y abrir las piernas, as� que
brinqu� una y me ubiqu� en el centro de ambas pero segu� con mi deliciosa
succi�n. Las levant� un poco, lo que me avis� que ya no tardaba, as� que adem�s
de chup�rsela, se la empec� a jalar, m�s y m�s fuerte. Empez� a pujar el hombre.
Jalaba las manos hacia mi cabeza y me la empujaba hacia abajo; ya estaba yo
sudando otra vez y segu� as� hasta que ya de plano dispar� una y otra vez contra
mi garganta, en medio de rugidos y contorsiones, y por dios que s� era mucho,
tanto que no pude retenerlo ni tragarlo, s�lo me retir� para r�pido seguir ahora
con la m�a antes de que volviera en s�.



Me sent� encima de una de sus rodillas, pero sin presionarlo,
s�lo para sentir sus vellos en mi culo, y una vez ubicado as�, con un frenes�
mucho mayor todav�a me la empec� a jalar hasta que termin� encima de �l. El
se�or quer�a cuidarme de que no me cayera encima su semen y el que termin�
ba�ado fue �l, pero no era momento de atenciones. S�lo me dej� caer a un lado de
�l en la cama y solt� por completo el cuerpo. A los dos nos venci� el sue�o, el
cansancio y el alcohol.


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Relato: La vida en el campo (1)
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