Con la hijastra
Hugo, de 44, y Carmen, de 39, llevaban tres meses viviendo
juntos. La pasi�n y la fogosidad de su relaci�n los consum�a. Carmen ten�a una
hija de 15 a�os llamada Elvia. Como el divorcio de Carmen y su anterior esposo
fue traum�tico para la ni�a, se decidi� que lo mejor era que fuera a vivir un
tiempo con sus abuelos en los Estados Unidos; la "aventura" de vivir en el
extranjero podr�a aliviarle el pesar de tan triste experiencia. Cuando Elvia
supo que su madre ten�a un amante, no acept� del todo que su madre viviera con
otro hombre distinto a su padre.
Una tarde, mientras Hugo le romp�a el culo a Carmen, son� el
tel�fono impertinentemente:
�Toma, mujer! �Toma!
�Papi, no me des tan duro!
�C�llate y aguanta!
�Papi, me duele! �Me lastimas! ... �El tel�fono suena!
�Responde!
�Continuemos!
�Responde el tel�fono! �Ay, no tan fuerte! �Ah!
�Responde!
Cabreado por la insistencia del timbre, Hugo se detuvo, sac�
su pene del ligeramente ensangrentado ano de Carmen, y contest�. Jadeando por el
esfuerzo interrumpido, dijo:
�Al�! � �C�mo est� Do�a Camila! � �C�mo va todo por los
Estados Juntos? � S�, ella est� aqu� Se la paso� Toma, es tu mam�
�Al�, mam�! �C�mo est�s? � �En serio? � �Oh, maravilloso!
�Claro, p�samela! ... �Hola, mi cielo! �C�mo est�s?...�S�, claro! Te
recogeremos en el aeropuerto�
Despu�s de mucho insistir, los pap�s de Carmen lograron que
Elvia aceptara regresar a Panam� para conocer al nuevo compa�ero de su mam�.
Hugo a�n no conoc�a a Elvia; s�lo hab�a visto un par de fotograf�as de cuando
ella era ni�a, que Carmen le mostr�.
Varios d�as despu�s, Carmen recogi� a su hija en el
Aeropuerto Internacional de Tocumen. Pudo apreciar que su ni�a, en poco m�s de
un a�o, ya se hab�a convertido en toda una mujer. Por un breve instante, sinti�
envidia del cuerpo de su hija, y a�or� aquellos a�os de juventud que jam�s van a
regresar. No es que Carmen se vea mal, pero el tiempo y la gravedad no perdonan.
Elvia, en cambio, se encontraba en el esplendor de su candidez.
No pararon de hablar en todo el camino a casa. Cuando
llegaron, Hugo a�n no hab�a regresado del trabajo. Eso le dio tiempo a Carmen
para "preparar el terreno" y hacer amigable el encuentro de Elvia y Hugo.
Charlaron por largo rato; a pesar de estar en contacto por llamadas telef�nicas
en una que otra ocasi�n, ten�an mucho que contarse.
Y, �as� fue como pas�?
�S�, mam�! �Puedes creerlo?
Las cosas que pasan cuando eres joven�
Bueno mam�, voy a desempacar mis cosas.
�Claro, hija! Ponte c�moda. Hugo no tarda en llegar. Tan
pronto llegue, cenamos, �te parece?
�S�, no hay problema!
Al rato lleg� Hugo. El traj�n del trabajo le hab�a hecho
olvidar por completo que Elvia arribaba ese d�a.
�Amor, ya llegu�! � salud� Hugo
�Hola, mi cielo! � le respondi� nerviosa Carmen,
recibi�ndolo con un sensual beso en los labios - �Elvia, hija, ven! �Quiero
presentarte a alguien especial!
A los pocos segundos se present� Elvia. Hugo no pudo evitar
la expresi�n combinaci�n de lujuria y asombro. En ese momento record� que Carmen
recoger�a en el aeropuerto a su hija, �y qu� hija result� ser! Cuando Carmen le
dijo a Elvia que se pusiera c�moda, �sta lo tom� en serio: estaba descalza,
vest�a un short semitransparente sumamente corto y ajustado color blanco, con
una blusita roja de tiras con escote. Hugo no pod�a creer que semejante hembra
fuera hija de su concubina. En segundos los imagin�, a ella y a �l, haciendo el
amor en cama de Carmen, en el ba�o, en la cocina, por todos lados. Pero la
prudencia que da la experiencia le hizo recordar que su mujer estaba presente,
as� que guard� compostura, y con mucha seriedad extendi� su mano hacia Elvia y
dijo:
Hola, soy Hugo
Hola, Elvia, mucho gusto � respondi� ella, estrech�ndole
la mano y regal�ndole una bella sonrisa
Despu�s de cenar, los tres charlaron amenamente hasta tarde.
Hugo hizo m�ltiples esfuerzos por controlar la persistente erecci�n de su pene
provocada por las sensuales curvas de Elvia.
Hugo y Carmen hicieron el amor esa noche como nunca antes.
Carmen no paraba de gritar, sin importarle si su hija escuchaba o no, excitada
por las poderosas embestidas de su hombre. Hugo fantaseaba con cada penetraci�n
que invad�a las intimidades de Elvia. Afortunadamente, fue prudente y no dej�
escapar el nombre de la ni�a. Elvia, por su parte, escuchaba los sensuales
quejidos de su madre, y logr� hacerse una idea de cu�n vigoroso era Hugo en la
cama. No pudo evitar masturbarse, llegando al cl�max, para descansar por un
momento, y volver a masturbarse. A pesar de toda la pasi�n, los gritos, el
crujir de la cama, y los instantes de cl�max, Elvia no figur� ninguna fantas�a
con Hugo. El era el amante de su madre, y nada m�s. Le fascinaba la idea de ser
jodida por un hombre como �l, pero respetaba el que Hugo fuera el hombre de
Carmen, y no osar�a entrometerse en la relaci�n. Adem�s, Hugo era muy mayor para
ella.
Pasaron un par de d�as, y Hugo no aguantaba la desesperaci�n.
Sent�a fuertes deseos de comerse a Elvia, pero no hallaba la forma de conseguir
un momento a solas con ella. Elvia lo vio orinando en un par de ocasiones, pues
�l dej� entre abierta la puerta del ba�o intencionalmente para que ocurriera el
"accidente". Por las noches, Carmen pagaba en la cama el que Hugo no pudiera
consumar su pasi�n por Elvia; la culiaba una y otra vez. La mente del var�n era
agobiada por la fantas�a de cogerse a su hijastra, y no hallaba la oportunidad
para concretar su deseo, hasta que se colm� su paciencia:
Si la oportunidad no aparece, � se dijo � �yo har� que
aparezca!
Una ma�ana, Carmen y Hugo se fueron a trabajar. Elvia se
qued� en casa viendo televisi�n. Hugo sab�a que Elvia no saldr�a en la ma�ana, y
arregl� con un amigo suyo de la oficina que lo cubriera en el puesto pues �l iba
a faltar. En lugar de ir al trabajo, Hugo se detuvo a unas cuadras de se casa.
Esper� unos veinte minutos para darle tiempo a Carmen a que llegara a su
despacho, y luego la llam� pregunt�ndole si estar�a de acuerdo en salir todos
juntos a una comida; esta llamada, por supuesto, era para confirmar que Carmen
hab�a llegado a su trabajo. Despu�s se dirigi� a toda prisa de vuelta a casa.
Elvia estaba en la sala viendo televisi�n, y vio sorprendida
que su padrastro regresara tan pronto. Una vez m�s, la vista de Hugo se
banquete� con el cuerpo semidesnudo de la menor (A Elvia le gusta sentirse
c�moda). Este le dijo que algo del desayuno le cay� mal, y decidi� regresar a
casa. Despu�s de desnudarse, Hugo sali� de su habitaci�n en calzoncillo,
resuelto a violar a su hijastra. Se ocult� detr�s de unas cortinas que estaban
en el pasillo que llevaba a la entrada de su habitaci�n, y llam� a la ni�a en
voz alta:
�Elvia! �puedes venir un momento?
�Estoy viendo la tele! - respondi� Elvia
�Creo que tu mam� dej� en la cama unas prendas que no son
de ella!
�Bueno, ya voy!
Hugo ten�a el pene completamente erecto. Esperaba a que Elvia
se parara en la entrada de la habitaci�n para empujarla por la espalda hasta la
cama y abusar de ella. Todo sali� a la perfecci�n: en unos cuantos segundos,
Hugo ten�a a Elvia boca abajo en la cama de Carmen, su mujer. El violador
advirti� a su v�ctima que si gritaba, le dar�a tantos golpes hasta matarla. Hugo
estaba vuelto una fiera, liberando toda la presi�n sexual acumulada desde que
Elvia lleg�. Elvia obedeci�, temerosa y quiz�s gustosa y ansiosa de someterse al
hombre que causaba aquellos ruidos y gritos que la hac�an masturbarse en las
noches.
Sin m�s pre�mbulo, el macho despoj� a la hembra de sus
prendas. Elvia lloraba por una sensaci�n de miedo, pero empezaba a excitarse.
Hugo le dio un devorador beso forzado en los labios, y chup� y mordi�
desesperadamente los senos de la ni�a. Aquello hac�a que Elvia perdiera los
sentidos por el gozo. Despu�s, el semental se dirigi� al siguiente objetivo: la
micha. Lami� y devor� la vulva de la chiquilla como si fuera la �ltima vulva que
lamer�a. Elvia se retorc�a del placer; apretaba los cabellos de Hugo y apretaba
la cabeza de �ste hacia ella. Al cabo de un rato, lleg� el momento del plato
fuerte: Hugo abri� las piernas de Elvia, se coloc� sobre ella:
�Joo! �C�mo pesas! �Qu� vas a hacer? �No, no me lo metas!
�Yo soy virgen, y dice que duele mucho cuando se hace por primera vez!
�Oh, s�! � replic� Hugo � te va a doler, y ahora s�
quiero escuchar tus gritos
�No, por favor! �No! �Noooo!
Con una potente embestida, Hugo abri� la inocencia de Elvia.
El movimiento alterno de la cintura de Hugo iba acompa�ado de los gritos de
Elvia y del crujir de la cama.
�Si�nteme! �Si�nteme!
�Me duele! �Detente, por favor! �Detente!
�C�llate y siente mi hombr�a!
�Me duele! �Ya, para!
Las s�banas y la parte baja de los vientres de ambos estaban
manchados con la sangre de Elvia, vestigios de lo que fue su condici�n virginal.
Por largo rato el macho dominante disfrut� del premio que obten�a de su v�ctima
sometida, hasta que no aguant� m�s, y eyacul�. Elvia, quien ya para entonces
hab�a cedido al placer, sinti� el calor del espeso semen de Hugo dentro de ella.
Por primare vez, se sinti� mujer. Hugo estaba algo molesto consigo mismo, pues
no quer�a terminar hasta romperle el culo a Elvia, pero era tanto el �xtasis del
momento, que cedi�.
Descansaron por un rato, sin mencionar palabra. Hugo
permanec�a sobre Elvia. Luego, la ni�a trat� de levantarse.
�A d�nde crees que vas?
Ya me violaste. Ya debes estar contento � le dijo con un
llanto actuado, para evitar mostrar que goz� el que se la comieran � ahora,
d�jame ir al ba�o
A m� no me enga�as. S� que te gust�. Gritaste de gusto,
como lo hace tu madre.
Elvia no respondi�. S�bitamente, Hugo sinti� que le regresaba
la fuerza viril. Este era el momento para tomar el �ltimo trofeo que quedaba.
Con mucha violencia, la forz� a acostarse boca abajo y levant� las carnosas
nalgas de Elvia.
�Qu� haces!
�Hay algo m�s que quiero de ti!
�No, mi culo, no! � grit� desesperada Elvia - �Por ah�
no! �Me va a doler!
�Entonces grita como lo hace la puta de tu madre!
�Por lo que m�s quieras, no! �Voy a sangrar!
Por m�s que Elvia forcejeaba no pod�a librarse de la
superioridad f�sica de su violador. No le quedaba m�s remedio que esperar
angustiada la dolorosa experiencia. Sin usar lubricante, Hugo coloc� su glande
sobre el ano de Elvia, y lentamente fue empujando hacia adentro. Elvia gritaba y
gritaba, a medida que el pene de Hugo le estiraba todos los cart�lagos anales.
El dolor era tan fuerte, que Elvia sent�a que se iba a desmayar. Hugo insertaba
lentamente su herramienta viril para as� prolongar el dolor de su v�ctima, y
saciar su machismo. Nada llena el machismo de un hombre como el saber que su
pareja no aguanta tener su pene dentro de ella. Finalmente, todo el pene de Hugo
invadi� los intestinos de la hembra. Elvia apretaba las s�banas y gritaba para
desahogar el dolor. El monstruo incestuoso inici� sus movimientos r�tmicos.
Elvia sent�a con mucho dolor c�mo las paredes de su ano eran restregadas por la
pinga de su violador.
�Yaaaa! �Me duele, desgraciado!
�Si�nteme! �Si�nteme!
�Aaaah! �Me duele! �Me lastimas!
�S� que duele! �S� que te lastimo! �Tengo la pinga tan
grande que no la aguantas!
�Aayyy!
Las s�plicas de Elvia s�lo consegu�an excitar a Hugo m�s de
lo que estaba. Varios minutos de tortura para Elvia sucedieron, hasta que
finalmente Hugo liber� su descarga de leche en el interior de su pareja.
Cuando Carmen regres� del trabajo, Elvia ve�a la TV y Hugo
estaba lavando su auto. Despu�s de que Hugo explicara a Carmen las "razones" por
las que no fue a trabajar, tomaron la cena. Elvia no mencion� palabra alguna de
lo que hab�a ocurrido en la ma�ana. Luego, aprovechando que Carmen se estaba
duchando, Hugo se acerc� a Elvia y le pregunt�:
�C�mo te sientes? �Te duele alguna parte de tu cuerpo?
�No te me acerques, desgraciado!
�Vamos, no me enga�as! S� que te gust�.
S�, me gust� � admiti� Elvia t�midamente, sin poder
ocultar la verdad � pero no vamos a hacerlo m�s por el culo. Me doli� mucho.
Tranquila, ya te acostumbrar�s.
No lo creo
Ya ver�s que con el tiempo, lo disfrutar�s.
Para sugerencias y comentarios escr�beme a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO