BAJO LA LEY FEMENINA
PROLOGO
Este no es un relato de "dominas" de pel�cula, de aquellas
que juegan a las chicas malas mientras al imb�cil que se hace llamar "sumiso" le
queden billetes entre el bolsillo.
Este es un relato de verdadera dominaci�n femenina, un relato
donde los machos son colocados en el sitio que les corresponde bajo la autoridad
de hembras de verdad.
Somos un muy privado y selecto grupo de mujeres que
promulgamos y practicamos la m�s absoluta supremac�a femenina sobre el macho. En
nuestras familias la autoridad de las mujeres es total e incuestionable y
nuestros hombres llevan una vida de completo sometimiento y servidumbre bajo el
dominio femenino.
Estas son nuestras historias queridas amigas, esperamos que
las disfruten en la mullida comodidad de su sill�n preferido mientras
seguramente y como debe ser sus maridos, hijos o hermanos realizar�n todos los
quehaceres dom�sticos con una actitud de absoluto sometimiento y humildad.
CAPITULO I
A mi maridito no le duraron mucho sus pretensiones de "yo soy
el macho de la casa" pues apenas hab�amos cumplido dos semanas de matrimonio
cuando recibi� su primera lecci�n a cerca de quien mandaba en casa.
El muy imb�cil se atrevi� a reclamarme y exigirme
explicaciones un d�a que llegu� a casa a las 2 de la madrugada.
"Donde estabas, mira como estas vestida pareces una�" Exclam�
mientras me encaraba y levantaba el tono de su voz. Le corte la frase con una
sonora bofetada "A mi me respetas pedazo de imb�cil" Le grit�.
"Que crees que estas haciendo" Espet� �l sorprendido y algo
aturdido por el tortazo pero m�s aturdido quedo cuando le met� un fuerte
rodillazo entre las piernas.
"S�lo te estoy poniendo en tu sitio queridito" Le dije en
tono sarc�stico mientras ca�a de rodillas frente a m�, yo estaba all� de pi�
ante �l con las piernas separadas en comp�s bajo mi ce�ido vestido de minifalda
y enfundadas en altas botas de cuero negro. "�Te haz vuelto loca?, que crees que
estas haciendo perra" Rugi� mientras empezaba a incorporarse sin dejar de
agarrarse la entrepierna. Yo solo le sonre� altiva y con el rev�s de una de mis
amplias manos le solt� tal bofetada que el idiota fue a parar tendido sobre el
piso con un hilillo de sangre en la comisura de sus labios.
"Esta claro que tu puta madre no te ense�� a respetar a las
mujeres, �Pues yo te lo voy a ense�ar so hijo de perra!" Rug� a la vez que le
met�a una patada con la punta de mi bota en uno de sus muslos, se encogi� sobre
s� mismo casi en posici�n fetal y la siguiente patada se la aplique desde atr�s
justo entre las piernas.
Debo reconocer que estas habilidades las aprend� de mam�
quien siempre a gobernado a pap� con mano severa azot�ndole a la menor falta o
se�al de insubordinaci�n y a Carmen mi hermana mayor quien suele dar con
frecuencia unas memorables golpizas a su marido adem�s de permitir que yo
tambi�n lo golpee cuando se me antoje.
Se estar�n preguntando queridas lectoras que m�s sigui�
despu�s de esta peque�a iniciaci�n con mi maridito� OK continuemos, lo agarr�
por el cabello y literalmente lo llev� arrastrando por el piso mientras gem�a de
dolor, le arrastr� hasta la sala donde lo hice tender de espaldas sobre el piso
y me le monte a horcadas sobre el pecho aprision�ndole los antebrazos con mis
rodillas. Soy una mujer alta y robusta pero due�a de un cuerpo firme y
curvil�neo. Lo inmovilic� con mi peso y ante su asombro le solt� sin m�s media
docena de bofetadas sacudi�ndole la cabeza de lado a lado, acto seguido mov� uno
de mis brazos hacia atr�s y con mi mano amplia y fuerte le aferr� los huevos a
trav�s de la delgada tela del pantal�n, empec� a apretarle mientras ve�a en su
mirada aquella expresi�n que tanto excita a una mujer dominante, aquella
expresi�n de miedo casi de terror.
El intent� decir algo pero sujet�ndole cual tenaza por los
huevos con una mano le apliqu� otra violenta bofetada con la otra. "SILENCIO" Le
grit� y luego en un tono pausado, fri� y sentencioso agregu� "De ahora en
adelante solo hablaras cuando te lo exija, �esta claro?"
El asinti� con la cabeza. "RESPONDE IMBECIL" Grit� d�ndole un
apret�n en las bolas. "Si esta claro" dijo �l con voz quebrada.
"Se responde si se-�o-ra" Le espet� enfatizando cada palabra
con un buen estruj�n. Chill� y se retorci� bajo mi cuerpo "Si se�ora" Dijo
finalmente mientras cerraba los ojos humillado y sometido.
"M�rame" Rug� sacudi�ndole de nuevo. Obedeci�, en su mirada
ya no hab�a sino suplica.
"�Quer�as saber donde estaba?, pues bien, pas� todo el d�a y
parte de la noche poni�ndote los cuernos con un papazote que conoc� en mi
despacho" Le dije en tono retador, vislumbr� en su mirada un destello de ira
pero bast� otro par de estrujones en sus huevos para que volviera la expresi�n
de sometimiento y temor.
"�Alg�n problema? �RESPONDE CORNUDO!" Le orden� solt�ndole
otra bofetada. "no, no�" empez� a decir pero esta vez el apret�n que le di le
hizo temblar bajo mi cuerpo. "NO QUE" Le grit�.
"No se�ora" Estaba vencido, era un buen comienzo.
"Esc�chame bien est�pido, me voy a levantar pero t� vas a
permanecer aqu� en completo silencio y sin moverte� Te lo advierto gusano, una
sola palabra o un movimiento sin mi autorizaci�n y te vas a arrepentir"
Me puse de pi�, el no se atrevi� a desobedecerme, me dirig�
al peque�o bar en un costado de la sala, me serv� una copa y regres� para
arrellanarme en un mullido sof� frente a �l, encend� un cigarrillo y cruc� mis
majestuosas piernas.
"Todos los hombres en mi familia saben cual es su sitio
frente a las mujeres, desde mi padre pasando por mi hermano hasta el marido de
mi hermana son machos obedientes, sumisos y respetuosos� Y t� payaso no ser�s la
excepci�n" Le dije mientras en posici�n fetal sobre el piso a un metro frente a
m� se masajeaba la adolorida entrepierna y me miraba temeroso e incr�dulo.
"Ya lo veras querido har� de ti un marido ejemplar, sumiso y
obediente como un perro." Agregu� a la vez que levantando uno de los mullidos
cojines del sof� tomaba aquel instrumento que yo hab�a dejado all� antes de
salir de casa. Sus ojos se abrieron desmesurados cuando vio flexionar entre mis
manos aquella hermosa fusta de cuero trenzado que mi querida hermanita me hab�a
regalado el d�a anterior.
"!Diana por favor!" Exclam� asombrado.
Descruc� las piernas y me inclin� hacia �l. Le solt� el
primer zurriagazo sobre la pantorrilla y el segundo sobre un muslo. Chill� y
quedo temblando mientras me miraba aterrorizado.
"Te advert� que te mantuvieras en silencio, hijo de perra"
Rug� y le aplique otro azote esta vez en el interior del muslo.
"Vuelves a desobedecerme y te hago sentir esto entre las
piernas, �esta claro animal?" Le advert� sacudiendo la fusta ante sus ojos.
"Si se�ora" Respondi� al instante, vaya que aprend�a r�pido
mi maridito.
"Eso est� mejor querido, ahora quiero ver una peque�a muestra
de tu sumisi�n, vas a arrastrarte hasta ac� y lamer mis botas"
No se hizo repetir la orden, se arrastr� y t�midamente empez�
a lamer el lustroso y fr�o cuero negro.
"LAME BIEN SO CABR�N DE MIERDA" Le grit� y le azot� el culo,
lo vi sacar obedientemente la lengua y deslizarla por el empeine de la bota.
"Desde el tac�n hasta arriba y ambas botas, no quiero que
dejes un solo mil�metro sin lamer� �obedece perro!"
Saboree mi Dry Mart�ni y encend� otro cigarrillo mientras mi
marido cumpl�a con su deber� le llevo algunos minutos lustrar mis botas con su
lengua.
Termin� de fumar y le orden� que me quitara las botas, las
medias y los calzones, lo tir� de nuevo de espaldas sobre el piso y me monte a
horcadas sobre su rostro.
"Ahora cornudote vas a limpiarme la cuca, vas a limpiar con
la lengua donde estuvo metiendo la verga el machote con el que me revolqu� todo
el d�a" Le dije agarr�ndole bruscamente por el fl�cido miembro.
Oprim� y restregu� m� humedecido sexo sobre su boca por cerca
de media hora mientras le daba apretones, torcijones y tirones en la pija.
"No eres mas que un cabronazo, cornudo hijo de puta, est�pido
imb�cil �Vamos maric�n, limpia el altar de mis machos y prep�rate para tener
unos cuernos monumentales porque de ahora en adelante te pondr� los cachos en
tus propias narices! Si crees que te he humillado y abusado de ti estas
equivocado animal, esto es solo la muestra de lo que te espera so pedazo de
mierda, nuestro verdadero matrimonio apenas comienza queridito." Le dec�a
mientras ten�a consecutivamente un par de salvajes orgasmos.
Lo obligu� a desnudarse completamente, le at� las manos tras
la espalda con el cord�n de una cortina y lo llev� agarrado por los huevos a la
habitaci�n donde lo lanc� sobre la cama de una bofetada, acto seguido le hice
abrir la boca y le met� mis calzones asegurando la mordaza con una de sus
corbatas anudada tras la nuca. Dej� la fusta a un lado y tome el grueso cinto de
cuero que guardaba en un caj�n de mi guardarropa.
"Ahora queridito te voy a mostrar lo que te espera en
adelante cada que vea en ti la menor se�al de irrespeto, rebeld�a o
desobediencia" Le dije mientras mov�a desesperado la cabeza de un lado a otro y
miraba aterrorizado el cinto que doblado por la mitad sujetaba yo en una de mis
amplias manos.
"En esta casa las reglas ser�n muy simples, yo soy la �nica
autoridad, yo mando y t� obedeces" �ZAZ- Le solt� el primer correazo sobre los
muslos cerca a la entrepierna.
"Jam�s discutir�s mis decisiones" �ZAZ-
"Jam�s desobedecer�s mis �rdenes" �ZAZ-
"Jam�s pretender�s que te d� explicaciones de mis actos"
�ZAZ-
Chillaba bajo la mordaza y se retorc�a en el colch�n, el
cinto de cuero silbaba al cortar el aire y chasqueaba secamente sobre su piel.
"No volver�s a salir de casa sin mi autorizaci�n" �ZAZ-
"No veras televisi�n sin mi autorizaci�n" �ZAZ-
"No usaras el tel�fono sin mi autorizaci�n" �ZAZ-
"No fumar�s sin mi autorizaci�n" �ZAZ-
"Y en general querido no har�s nada sin mi autorizaci�n"
�ZAZ- �ZAZ- �ZAZ- �ZAZ- �ZAZ- �ZAZ- �ZAZ- �ZAZ-
Cuando termin� de azotarlo lloraba, su frente estaba sudorosa
y en sus ojos hab�a una expresi�n de rendici�n y s�plica absolutas. Yo estaba
caliente de nuevo, le quit� la mordaza y lo obligu� a lamer otra vez mi
entrepierna hasta que tuve otro par de orgasmos.
Aunque aquello sucedi� dos semanas despu�s de habernos casado
aquella fue "Oficialmente" nuestra noche de bodas.
El siguiente paso era presentarlo formalmente en familia,
hab�a llegado el momento de que tanto mi madre como mi hermana conociesen a mi
marido, y de que �l conociese la familia de su esposa.
Fin Cap�tulo I
Esperamos comentarios, ideas, inquietudes s�lo de ustedes
queridas lectoras y amigas.
Dejamos muy claro que NO buscamos "sumisos". Para nada nos
interesan esos imb�ciles que se tiran a los pies de una mujer sin siquiera
haberla conocido.
Las autoras.
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