Suegro querido
Siempre me gust� mi suegro. Recuerdo que la primera vez que
fui a la casa de la que iba a ser mi mujer, qued� impactado cuando apareci� en
la sala para conocerme. Por unos segundos me qued� sin habla, y me di cuenta que
iba a resultar bastante complicado dejar atr�s mi bisexualidad con semejante
ejemplar de macho formando parte de mi familia.
Es que Francisco (mi suegro) es de esos tipos que no pasan
desapercibidos jam�s. Alto, guapo, casta�o de ojos grises, a sus 40 a�os tiene
un cuerpazo impresionante producto de una vida dedicada al deporte. Hasta hace
unos a�os era profesor de educaci�n f�sica en varios colegios, y ahora tiene un
gimnasio propio con el que le va bastante bien.
Los fines de semana, cuando vamos a la casa de mis padres
pol�ticos, me derrito cada vez que lo veo. Sobre todo en verano, cuando anda con
pantal�n corto y remera. En esos d�as se me hace muy dif�cil mantener la calma
ante la vista de esos pectorales marcados, esas piernas fuertes y peludas y ese
paquete que sobresale en la entrepierna y promete un mundo de delicias que mi
suegra debe disfrutar cada noche.
Yo siempre supe que no gozaba de su simpat�a. Si bien nunca
se opuso al casamiento, estoy seguro que hubiese querido algo mejor para su
hijita mimada. Cuando nos casamos yo ten�a 20 a�os, y mi sueldo de flamante
administrativo bancario no era gran cosa. Y aunque en apenas dos a�os hab�a
logrado ascender a Oficial de Cuentas, su concepto sobre m� no hab�a mejorado
mucho. Por supuesto me trataba muy bien, pero estaba seguro que de haber podido
me habr�a desterrado de la familia de una buena patada en el culo.
�Ah, las vueltas del destino! �C�mo goc� cuando tuvo que
entregarse a m� atado de pies y manos!.
Todo empez� hace un par de semanas, la noche que fuimos a una
reuni�n en la casa de mis suegros. En un momento dado, Francisco me llev� aparte
dici�ndome que necesitaba hablar conmigo. Cuando estuvimos a solas me explic�
que hac�a cosa de un mes le hab�a prestado una fuerte suma de dinero a un amigo
sin que mi suegra lo supiera, porque ella detestaba al tipo y lo ten�a por un
mal bicho. Mi madre pol�tica deb�a estar en lo cierto, porque ese amigo ni se
hab�a preocupado en reunir el dinero para devolv�rselo a mi suegro, y ahora �l
lo necesitaba para cancelar una deuda o pod�an llegar a embargarle el gimnasio.
Por supuesto quer�a evitar esto, y para ello me ped�a que yo, a trav�s de mis
contactos en el banco, le gestionase urgentemente un pr�stamo a corto plazo sin
que se enterase su mujer.
El asunto era serio. Si no pagaba pod�a perder gran parte de
su capital por culpa de un mal amigo, y hubiese sido la causa de un disgusto muy
grande con su familia. Vi como sufr�a al tener que recurrir a m�, y por unos
instantes me dio pena. Yo pod�a ayudarlo, y sab�a que mi suegro era un tipo de
palabra y pagar�a su deuda. Pero entonces record� el callado desprecio que me
hab�a dispensado durante estos a�os, y mi compasi�n dio lugar a un intenso
sentimiento de revancha. Y una idea perversa empez� a dominar mi mente.
Mir�ndolo a sus bellos ojos grises le dije que yo tal vez
pod�a hacer algo, pero que como todo en esta vida, el favor ten�a un precio. Me
mir� con odio, y en el brillo de su mirada le� todos sus sentimientos ocultos
hacia mi persona.
"Ya me lo imaginaba" me dijo apretando los dientes. "�Y
cuanto quieres por tu ayuda, eh?".
"No, no quiero dinero" le respond� muy tranquilo.
Me mir� sorprendido, seguramente porque no imaginaba que
pod�a pedirle a cambio.
"�Y que quieres entonces?".
Entonces ahuequ� mi man�, y apoy�ndola sobre su entrepierna
hasta sentir en mi palma su prominente paquete le dije: "Esto".
Por unos segundos me mir� desconcertado, pero luego reaccion�
y me zamarre�. Despu�s me dio un empuj�n y me tir� contra la pared mientras rojo
de furia me dec�a que era un degenerado de mierda.
Yo sonre�, y despu�s de acomodarme la ropa le dije que la
decisi�n era suya.
Durante el resto de la semana no volv� a ver a Francisco,
pero los d�as corr�an inexorables y el plazo que ten�a mi suegro para resolver
su problema se acercaba a su fin. Supe que hab�a intentado conseguir el dinero
por otro lado, pero los tiempos o los costos que impon�an los prestamistas lo
hicieron desistir. Por eso no me sorprendi� cuando el viernes por la ma�ana me
llam� al banco, y reprimiendo apenas la bronca que lo embargaba me dijo:
"T� ganas, maldito hijo de puta. Ma�ana por la ma�ana mi
mujer va a la casa de su madre. Dile a mi hija que me acompa�ar�s a comprar unas
cosas para el gimnasio, y ven a casa a eso de las diez. ".
Cort� abruptamente, sin darme tiempo a decir nada. Colgu� el
tel�fono, y mientras pensaba en el cuerpo de mi suegro mi verga se endurec�a y
lat�a enloquecida encerrada en mis pantalones.
A la ma�ana siguiente le di la excusa convenida a mi esposa,
y a la hora acordada estaba tocando el timbre de la casa de mis suegros.
Francisco abri� enseguida y cuando lo vi me empalm� en el acto porque ten�a
puesto un pantal�n corto y una de esas remeras suyas que le marcan hasta las
costillas. Me hizo entrar sin decir palabra, y despu�s cerr� la puerta con la
traba por dentro. "Por las dudas" me dijo. Claro, si por una de esas
malditas casualidades su esposa regresaba antes de lo previsto, no hab�a peligro
de que entrara sin que lo not�ramos.
"Ah, pensaste en todo!" le dije con una sonrisa.
Entonces me agarr� del cuello, y apret�ndome contra la pared me dijo muy
despacio: "No me tientes, hijo de puta, no me tientes.".
Pasamos por la cocina, y mi suegro me pregunt� si quer�a
tomar algo. Estuve muy tentado de responderle "tu leche" pero estaba
seguro de que me hubiese noqueado de un solo golpe, as� que prefer� callarme y
decir que no con la cabeza.
"Muy bien, entonces vamos arriba.".
Arriba. �S�, arriba! Donde estaba el dormitorio de mis
suegros, donde por fin iba a tener para m� ese macho inquietante. Casi no pod�a
creer lo que estaba pasando, y a pesar de la tensa situaci�n mi verga segu�a
dur�sima y comenzaba a babear.
Entramos al dormitorio, y not� que sobre la cama matrimonial
Francisco hab�a tendido una s�bana blanca, dejando el ring listo para el combate
cuerpo a cuerpo. Fascinado, me acerqu� a mi suegro y muy suavemente comenc� a
acariciar su pecho mientras �l manten�a los ojos cerrados y las manos crispadas.
"Qu�tate la ropa" le ped�, con un tono a medio camino
entre el ruego y la orden. Obedeci� en silencio, y mientras se despojaba de su
escasa vestimenta yo hac�a lo propio sin perder detalle de sus movimientos.
Cuando el m�nimo slip que vest�a cay� a su pies, no pude reprimir un gesto de
admiraci�n ante la escultura que ten�a frente a m�. Subyugados, mis ojos
recorrieron el pecho amplio y trabajado, los brazos fuertes y musculosos, los
abdominales rotundamente definidos, las piernas peludas de atleta. Y por
supuesto, finalmente mi mirada se clav� en la entrepierna, en donde colgaba una
verga gruesa y cabezona acompa�ada por un par de huevos grandes e hinchados.
Me acerqu� despacio, me arrodill� frente a su pubis y
abriendo la boca sepult� en ella esa polla que desde hac�a tanto tiempo anhelaba
disfrutar. Lenta, muy lentamente comenc� a chupar ese miembro sabroso,
recorriendo con mi lengua cada uno de los pliegues y recovecos del tronco y la
cabeza.
En un momento dado, sin soltar mi bocado alc� la mirada, y
entonces vi que el hombre segu�a con los ojos cerrados, como neg�ndose a ver lo
que suced�a all� abajo entre sus piernas. Sus brazos estaban r�gidos a los lados
del cuerpo, y la tensi�n que lo dominaba endurec�a y resaltaba sus m�sculos
haci�ndolo m�s deseable todav�a.
Durante varios minutos segu� ensalivando ese estupendo pedazo
de carne, y para desesperaci�n de mi suegro la polla comenz� a endurec�rsele
respondiendo inevitablemente al est�mulo de mi lengua. Cuando la verga estuvo
completamente erecta la saqu� de mi boca, y tomando a Francisco de la mano lo
llev� hasta el borde de la cama. Se ve�a absolutamente irresistible, desnudo,
con la verga agarrotada y brillante, y sin poder contenerme intent� besarlo en
la boca. Pero apenas roc� sus labios abri� los ojos, y mir�ndome con furia me
apart� de un empuj�n.
Me amosqu�, y frunciendo el ce�o le dije que era mejor que
olvid�ramos todo. Entonces me tom� por ambos brazos, y me apret�ndome hasta
hacerme doler me sacudi� como si fuese un mu�eco de trapo.
"�Qu�?!!" rugi� enfurecido. "�Piensas que he
llegado hasta aqu� para nada?!! De ninguna manera, pervertido mal nacido!! Si
quieras verga, verga vas a tener, y despu�s vas a cumplir tu parte del trato o
te mato!!".
De un solo empuj�n me arroj� boca arriba sobre la cama, y
separ�ndome las piernas con sus rodillas se acost� arriba m�o acomodando la
cabeza de su vergajo entre mis nalgas. Despu�s me sujet� ambos brazos, y d�ndole
un envi�n a su cadera enterr� su enhiesta pija en mi orto de una sola vez.
Grit�. La verga era larga y gruesa, y el animal no hab�a
usado ni siquiera saliva para lubricar mi esf�nter. Sin darme tiempo a
recuperarme comenz� a bombear como enloquecido, entrando y saliendo de mi culo
hasta causarme un ardor terrible.
"�Est� bien as�, puto de mierda?!! " me dec�a con la
voz cargada de furia, la mirada centelleante. "�Te gusta as�?!!".
Yo no hac�a m�s que quejarme de dolor. Me di cuenta que
pr�cticamente estaba siendo violado por mi suegro . . . y la idea me excit� de
una manera impresionante. Sent� como mi verga comenzaba a babear aplastada entre
mi cuerpo y el de Francisco, y me invadi� una oleada de placer que me sacudi� de
pies a cabeza.
"S�, s�!!" grit� descontrolado, mientras lo miraba
fijamente a los ojos. "No te detengas, cabr�n, te quiero todo adentro m�o!!",
le dije mientras apretaba su cadera con cruzaba mis piernas.
La escena era digna de una pel�cula. El cuerpo de mi suegro
estaba todo mojado, y el sudor resaltaba la musculatura de su pecho. La cama
chillaba por las sacudidas que el tipo daba para encularme, y su pelvis golpeaba
impiadosamente contra m�a.
Ninguno de los dos apartaba la vista de los ojos del otro. En
cada embestida yo pod�a adivinar todo el rencor contenido por a�os, y me di
cuenta que mi suegro estaba tomando la follada como una especia de venganza por
haberme cruzado en la vida de su tierna hija. Pero no ten�a dudas que �l pod�a
leer en mi mirada cuanto lo deseaba . . . y sin querer empez� a abandonarse a
ese deseo.
"��M�s, m�s, no te detengas!!" dec�a yo para
enfervorizarlo. Pero en realidad ya no hac�a falta que dijese nada. Dominado por
la excitaci�n mi suegro comenz� a jadear inconscientemente, y segundo a segundo
una expresi�n lasciva fue reemplazando el gesto de ira de su rostro.
"��S�, as�, suegrito, no sabes cuanto he deseado este
momento!!.".
Francisco puso sus manos sobre mi pecho, y arreci� en sus
movimientos. Aunque quiz� nunca lo reconociese, hab�a empezado a gozar con la
fant�stica cogida que me estaba obsequiando.
"��Voy a correrme!!", me dijo de repente. Entonces le
supliqu� que lo hiciera en mi boca. Con una indisimulable mueca de placer en sus
labios (seguro que mi suegra jam�s le ped�a algo as�) se par� sobre la cama, y
tom�ndome por la nuca meti� su hinchada verga en mis fauces. Justo a tiempo. El
dur�simo carajo empez� a descargar trallazos uno tras otro, llen�ndome la boca
de caliente y espesa guasca en medio de los gritos sofocados de mi padre �
papito � pol�tico . . .
Obviamente, Francisco obtuvo su pr�stamo y su negocio qued� a
salvo sin que la familia se enterase del problema. Y si bien desde aquel d�a los
dos nos comportamos como si nada hubiera pasado, varias veces he pescado a mi
suegro mir�ndome fijamente las nalgas, con una hinchaz�n evidente en su paquete
que delata que tiene muy presente el placer que le proporcion� mi culo.
Quien sabe. Tal vez un d�a de estos me anime, y le diga que
la follada de aquella vez fue s�lo una cuota del pago total por el favor que le
hice.
Y podr�a jurar que �l est� deseando escuchar esas palabras.