Relato: Jugando con mi prima



Relato: Jugando con mi prima

Yo no s� cuando empez� ese cosquilleo en mi pene, pero yo lo
sent�a cada vez que ve�a a mi prima Magdalena. Trataba de estar con ella siempre
que pod�a, me imaginaba lo hermoso que ser�a besarla, abrazarla y acariciarla.
Mi prima Magdalena era y es una hermosa joven; rubia, cabellera debajo de los
hombros, vivaracha y alegre, alta, bustos grandes, acinturadita y con unas
nalgas bien paraditas, preciosa de arriba abajo, como una potranquita inquieta.
P�cara y coqueta en ocasiones. Siempre que la ve�a, mi mirada recorr�a su cuerpo
de arriba abajo disfrut�ndola, pero con tristeza o coraje porque sab�a que ella
no era para mi. Mi mirada siempre terminaba entre sus piernas, como un im�n me
atra�a su hermosa -"Y" -que se le formaba en medio de sus bien torneadas
piernas, no importaba que ropa usara, siempre se le marcaba lindamente.



Para por esos tiempos mi �nica relaci�n sexual era con mi mano, yo entonces
ten�a 19 a�os. T�mido, algo introvertido, mi relaci�n con mis amigas se hab�a
concretado solo a besos y a manosear sus pechos. Magdalena, de la misma edad que
m� hermana Leticia, 18 a�os. Viv�a con mis t�os y su hermana Rosal�a cerca de
nuestra casa y era inseparable de mi hermana Leticia. Un d�a, en mi casa, yo
jugaba a las luchitas con mi hermana en la cama de mi habitaci�n como lo
hac�amos ocasionalmente, pero esta vez estaba presente mi prima. No recuerdo
como empez� el juego, pero se trataba de dominar f�sicamente al adversario.
Recuerdo que despu�s que venc� a mi hermanita, que ya no pod�a moverse, Magda
dijo: -Yo sigo.- Me puse colorado y pens� que quiz� no era buena idea, las ni�as
no deben jugar as� con los ni�os, claro que las hermanas no cuentan. Pero no
tuve opci�n, ella ya estaba sobre mi cuerpo tratando de sujetarme. Las dos
jovencitas unieron sus fuerzas para derrotarme. Cada una trataba de sujetarme un
brazo, pon�an sus rodillas sobre mis piernas y trataban de inmovilizarme como
sus instintos se lo dec�an, yo respond�a a sus ataques de la manera m�s
cuidadosa posible, ya que no quer�a lastimarlas, giraba mi cuerpo, zafaba un
brazo, les deten�a sus dos manos a cada una por las mu�ecas. El juego fue largo,
sud�bamos, grit�bamos, gru��amos, dec�amos palabras groseras. Yo no pod�a salir
derrotado, ellas tampoco quer�an aceptar que un muchachito las pudiese derrotar
a las dos. Mi apuro mayor era que pudiesen notar la erecci�n que yo ten�a, o la
mancha que se iba formando en mi pantal�n.



Yo les hac�a cosquillas, eso las enojaba mucho pero con esa excusa pod�a tocar
partes de su cuerpo que de otra manera no hubiese podido, sobre todo sus tetas.
Se les sub�a el vestido, yo disfrutaba el ver sus piernas, sus nalgas. Todo muy
divertido. En un momento del juego, me quit� a mi prima de encima de mi
sujet�ndola entre sus piernas, mi mano agarr� su pubis, la volte� y la dej� de
espaldas en la cama. Sent� como una descarga de deseo, de todo lo que no se
puede explicar. No retir� mi mano inmediatamente, sent�a latigazos de placer,
dolorosos, estaba tocando el centro del mundo, mi mundo, mi universo. Volte� a
ver a mi prima, a la mujer. Ella estaba radiante con una sonrisa en la boca,
jadeando satisfecha. Retir� mi mano por la pena de sentir lo que sent�a, del
deseo. El placer de sentir sus labios vaginales bajo su calz�n, de sentir la
puerta de sus secretos, de sus tesoros, de mis deseos, era insoportablemente
fuerte. Tratando de disimular mi excitaci�n, me coloqu� en posici�n fetal para
que pudiesen atacarme f�cilmente y yo esconder mi erecci�n. Espor�dicamente las
atacaba con piquetitos a sus costillas o candados suaves para inmovilizarlas.



En el juego tambi�n me rozaba con las exuberantes chiches de mi hermana Leticia,
se sent�a agradable apachurr�rselas aunque fuese con mis brazos o pecho, pensaba
que los novios que tuviera la pasar�an muy bien con sus atributos de mujer. Con
mi hermana pod�a ser un poco m�s brusco, adem�s, �C�mo pod�a seguir agarrando a
Magda y no tocar a Leticia? Ten�a que ser m�s o menos parejo en el juego. Ellas
respond�an con mordidas, Magdalena me estaba mordiendo un brazo y picando las
costillas.



-Si me siguen mordiendo, yo tambi�n las voy a morder, y en los tetas para que
les duela.- Les advert�. Ellas se rieron de mi amenaza y siguieron mordi�ndome
donde pod�an.



-Te vamos a dar tu merecido g�ey.- Me dec�an.- Flacucho enclenque.

Yo no quer�a que el juego terminase, me estaba divirtiendo mucho, bien excitado.
Sujetaba a Magdalena entre mis piernas, apretando sus tetas, sus costillas, su
cabeza a la altura de mi pecho. Ella arriba de m�, con sus manos trataba de
sujetarme mi brazo. Leticia me retorc�a las orejas, yo le hac�a cosquillas en su
est�mago. Pero la sensaci�n en mi bien erecto pene en el est�mago de Magda
restreg�ndose contra �l, me ten�a rojo por el deseo. Ella se re�a de mi
situaci�n, mov�a su est�mago para sentir mi miembro, se sonre�a picarescamente
como diciendo: mira como te tengo caliente y no puedes hacer nada para
remediarlo. En un momento en que Magdalena estaba debajo de mi cuerpo, yo
sujetando sus manos con mis manos, los brazos extendidos, con mi pecho sintiendo
sus bien desarrolladas tetas, mi pene bien caliente y bien erecto sobre su
pubis, sudando en abundancia, mi cara cerca de la suya pregunt�ndole si se
rend�a, estuve a punto de besarla en la boca. Pero la presencia de mi hermana
mordi�ndome un brazo y golpe�ndome en la espalda me detuvo.

-�Por qu� tienes el pito parado?- Me pregunto mi hermana entre risas.- �Te gusta
sobarte con nosotras?-Yo guard� silencio todo apenado, ellas se re�an de mi
verg�enza.



-Basta de juegos- les dije- Yo gan�.



-Claro que no, nosotras vamos ganando.- Me dec�an.



-Bueno, ya se acab� el juego, vayan a jugar a las mu�ecas.-Les respond�.



-Vamos a seguir jugando, y ya no te decimos nada de tu pito parado- Dijo Magda.

-No, ya no quiero seguir jugando, me da pena.- Respond�.



Ri�ndose y burl�ndose de m�, salieron de mi habitaci�n, yo entr� al ba�o para
asearme y masturbarme, el dolor que sent�a en mi pene era riqu�simo. Al
masturbarme no dejaba de pensar en lo que sent�a, nunca antes hab�a tocado as� a
una mujer, bueno salvo mi hermana, pero con ella no hab�a sentido esta deliciosa
sensaci�n y excitaci�n, fue delicioso. Esperaba que no le contaran a nadie de
nuestras luchitas, no fuese que lo fueran a mal interpretar o peor a�n, a
interpretar como fue, y me pusieran como campe�n de boxeo por jugar as� con las
ni�as.



Pasaron tres o cuatro d�as y nada sucedi�, me imagin� que todo hab�a acabado ah�
y que nunca m�s volver�a a jugar as� con mi prima. Pero esa tarde de viernes mis
pap�s salieron llev�ndose a mi hermana a una reuni�n de amigos, yo me qued�
estudiando porque estaba en ex�menes. Escuch� que mi prima Magdalena no iba a ir
ya que tambi�n ten�a que estudiar. Ella es estudiante responsable, algunas veces
yo la ayudaba en sus tareas Minutos despu�s que partiera mi familia quedando yo
solo en la casa, Magdalena lleg� con unos cuadernos y libros para que le
explicara unos problemas de matem�ticas.

-Se que est�s estudiando para tu examen, pero necesito tu ayuda en matem�ticas.

Ella bien sabe que con mucho gusto la ayudo, que dejo todo por ellas. Se sent�
junto a m� en la mesa del desayunador y me ense�� sus problemas. Yo me sent�a
feliz de poder hacer algo por ella, su presencia me llenaba, me llenaba de gozo,
tan bella, tan fresca, tan suave. Sus pechos tocaban mi brazo, en ocasiones su
mano la pon�a sobre mi muslo desnudo, ya que yo solo usaba un short deportivo,
acarici�ndolo suavemente lo que me llev� a una erecci�n. Magdalena divertida,
sonre�a picarescamente de ver mi situaci�n, su mano hab�a tocado "por accidente
varias veces mi bulto al acariciar mi muslo.



Cuando terminamos de estudiar, pens� que ya se ir�a a su casa para tristeza m�a,
me dio las gracias y para mi sorpresa, me dijo: -Me gust� mucho jugar a las
luchitas contigo, �Quieres jugar conmigo otra vez? -Bueno, vas a perder otra
vez.. Por eso me dicen �Miguel el imbatible�.



-Ya veremos, Miguel el imbatible- me contest�.-A mi me dicen �Magdalena la
arrasadora � - No voy a tener piedad de ti.- le dije al tiempo que la sujetaba y
llevaba al sof� de la sala.



-Mejor en tu cuarto, en la cama- me respondi�.

Mi mente trabajaba a mil por hora, anticipando lo que vendr�a, nervioso pero
feliz. Ella con intenciones de jugar inocentemente, yo de satisfacer deseos
carnales y pecaminosos. A empujones y jalones, jugando, abraz�ndola y
manose�ndola lleno de deseo llegamos al cuarto, ella se avent� en la cama y con
una mirada feroz en la cara, con las piernas abiertas, rodillas levantadas me
dijo: Ven cabr�n, te voy a partir la madre.



Yo estaba bien prendido, vi�ndola con su uniforme de colegio, sus calcetas, su
falda plisada a cuadros que en su posici�n me dejaba ver sus calzoncito blanco,
sus piernas blancas y bien torneadas, su blusa blanca en la que resaltaban sus
j�venes pechos, su mirada de reto que parec�a la de una diosa en celo, un �ngel
caliente.



-Quitate tus zapatos.- le orden� al tiempo que me quitaba los m�os.- Vas a ver
como te gano f�cilmente.

-Quitate t� tambi�n la camiseta- Me dijo mientras se quitaba su blusaTuve que
hacer un esfuerzo para cerrar la boca. Que linda se ve�a con su sujetador, con
sus pechos tratando de salir de su prisi�n. Yo me deshice de mi camiseta que
arroj� a un rinc�n quedando vestido solamente con mis calzoncillos deportivos
cortos.



Me lanc� sobre ella y sujet� sus brazos, su cuerpo se enred� en el m�o y
comenzamos la lucha m�s extraordinaria que se haya visto. Entre jadeos, gru�idos
y risas nos restregamos por varios minutos, mis manos cada vez m�s atrevidas
tocaron casi todo su cuerpo, embarraba mi pubis a sus nalgas, a su pubis, mi
pene feliz quer�a m�s. En un momento en que la logr� sujetar boca arriba,
montada sobre ella, yo sujetando sus manos, sus brazos extendidos, nos miramos a
los ojos con todo el deseo que se tiene a esa edad, nos movimos r�tmicamente
como si estuvi�semos haciendo el amor. Mi mano solt� su mu�eca y acarici� sus
labios. Mi boca se acerc� a la suya y le di un beso, ella me correspondi�
abriendo su boca, nuestras lenguas se tocaron finalmente, primero
fren�ticamente, despu�s m�s despacio, abrazados nuestra respiraci�n se hizo m�s
agitada, el ritmo de nuestro roce p�bico se estabiliz�. Separ� mi cara de la de
ella para verla, nos sonre�mos, nos volvimos a besar sin dejar de frotarnos,
acarici� sus pechos con mis manos, mi lengua limpiaba su sudor de sus mejillas,
de su frente, de su cuello.



Ella con las piernas separadas, las rodillas dobladas, sosten�a mi cuerpo con su
pubis. Sent� su mano que paso por debajo de mi calzoncillo, toc� mi pene
suavemente, lo tom� y lo apret� suavemente, baj� su mano a mis test�culos
acarici�ndolos, tom� uno de ellos y acomod�ndoselo en su linda mano. Lo apret�
con fuerza.



-Ahora, �Qu� vas a hacer?- Ya te tengo bien agarrado por los huevos Miguel el
imbatible.- T� me quer�as morder mis chiches cabr�n.



-Magdita, hermosa, no seas mala, as� no se vale.- Supliqu�.



-�Te parezco hermosa?- me pregunt� al tiempo que me apretaba m�s fuertemente mi
test�culo.



-La mujer m�s hermosa del mundo- Contest� con un gemido de dolor.



-�Vas a hacer todo lo que "Magdalena la arrasadora" diga?- Dec�a apretando un
poco m�s fuerte con su mano.



-Si, todo lo que "Magdalena la arrasadora" diga.

-�Lo prometes?.

-Si, Si, lo prometo.- Contest� con voz de dolor.



-Ven, ponte boca arriba.- Lo dijo al tiempo que me soltaba mi test�culo y me
acostaba boca arriba.



Ella se puso sobre mi, sentada a horcajadas, la falda se le hab�a levantado, su
pubis frotaba mi pene que no hab�a disminuido su erecci�n a pesar del dolor.
Empez� Magda un movimiento de su pubis hacia delante y hacia atr�s, frotando mi
pene que marcaba una gran tienda en mis pants. Se quit� su sujetador y tuve ante
m� la vista m�s maravillosa de sus tetas, erguidas mirando hacia arriba,
retadoras, su forma de monta�as picudas, dos Everest, una vista maravillosa,
mejor postal nunca hab�a visto.



-�Se fue el dolor?- Me pregunt�.- �Te gustan mis pechos?- -S�, pero por favor no
me vuelvas a apretar mis huevos, y s� me gustan tus pechos mucho, son bell�simos
- Contest� con la boca escurriendo saliva.

-T�camelos.- me orden�.- Vas a hacer todo lo que yo diga.-Yo obediente los
toqu�, los apret�, pellizque sus pezones rosados y suaves, Que maravillosa
sensaci�n que junto con el roce de su pubis con el m�o me ten�a excitad�simo.
Ella segu�a frot�ndose sobre mi pene, sus manos echaron su cabello hacia atr�s,
yo apret� m�s fuerte sus hermosas tetas y me empujaba hacia arriba para aumentar
el roce de mi pene con su cuerpo. Ella mov�a sus pechos de lado a lado y yo le
correspond�a apret�ndolos con m�s fuerza, recorri�ndolos en toda su extensi�n.



-Ahora b�samelos y mu�rdemelos como me amenazaste cabr�n.-ella me exigi�.



Yo me ergu� y la obedec�, mis labios tocaron su fina piel, abr� mis labios y me
engull� todo lo que pude de su pecho, mi lengua fren�tica y desesperada quer�a
m�s y m�s, cambi� de teta, mi mano en la otra. Acomod� mi pene para que sintiera
m�s las caricias de su pubis pero el instinto hizo que mi mano frotase sus
bragas en las que sent� la forma de sus labios vaginales. La hermosa, admirada y
deseada �Y-. Fue como un disparador, Susana trat� de bajarme mis calzoncillos,
quitarse sus bragas al mismo tiempo. Yo claro, ayud� poni�ndola de espaldas en
la cama y bajando sus bragas hasta quit�rselas, me quit� los calzoncillos y me
arroj� sobre ella, ella con sus piernas abiertas me dej� colocarme entre ellas,
que delicia frotarme contra ella, sent�a su vellos p�bicos como plumas que me
acariciaban, mi boca en su pecho escurr�a saliva, mis manos recorr�an su cuerpo
desesperadamente sin saber donde detenerse, ella me acariciaba la espalda, mi
nuca y mov�a deliciosamente su cuerpo, estuvimos as� varios minutos hasta que
baj� su mano y meti�ndola entre nuestros cuerpos agarr� mi pene con fuerza y
suavidad. El p�jaro hay que tomarlo as�; ni tan fuerte que lo ahogue, ni tan
suave que se escape.



-D�jame verlo, - Me pidi�.



Me separ� obedientemente para poder yo tambi�n admirarla a ella, me coloqu� a su
lado sin soltarla.



-"Que bonito"- Me dijo mientras lo estrujaba con suavidad.- "No sab�a que me
fuese a gustar tanto tocarte tu verga, esta muy bonita".



-"Bonita t� "- Le contest�. � "Eres lo m�s bello del mundo".-Con una de mis
manos sobre su pecho y la otra aprendiendo a acariciar sus labios vaginales, mi
mirada se perd�a en su cuerpo sin saber donde detenerse, sus rubios vellos
p�bicos brillaban con la luz en un dorado que solo tiene el amanecer, sus nalgas
redondas como melones, musculosas y suaves, su ombligo en su vientre duro, sus
pechos duros y amorosos, su cara angelical, sus labios h�medos que me incitaban
a besarla, sus piernas bien torneaditas y su talle en armon�a. Todo me llamaba,
como en un sue�o me encontraba yo, vi�ndola desnuda. Que ansia no tener m�s
manos, no tener m�s bocas, no tener m�s ojos. Tomo mi mano y la acomod� un poco
m�s arriba, en su cl�toris, con su mano me ense�� el movimiento y ritmo que
quer�a.

-As�, en la parte superior del cl�toris.- Me ense��.- Que rico me haces Miguel.
�Te hago yo rico?- -Riqu�simo Magda.-



Estuvimos as� por un tiempo, ella acarici�ndome mi pene, yo acariciando su
cl�toris y sus labios vaginales, bes�ndonos. Yo tocaba, estrujaba, besaba sus
hermos�simos pechos. Mi mano no pudo resistir y baj�ndola un poquito introduje
un dedo en su vaginita, que hermosa sensaci�n yo sent�a al hacerlo, la entrada
al lugar m�s deseado. Ella respond�a con suspiros y peque�os jadeos. Yo mov�a
mis dedos cada vez m�s r�pido, regresaba al cl�toris, volv�a a su vagina. Besaba
sus pezones rosaditos y duros. Ella me apretaba con m�s fuerza mi verga,
aceleraba sus movimientos cada vez m�s. Su orgasmo lleg� anunci�ndose con su
respiraci�n, con sus jadeos, ella se estremeci� y se ilumin� como un �ngel. Mi
dicha de verla y el saber que yo hab�a provocado esa iluminaci�n no se puede
describir, me sent�a en el cielo. Yo no pod�a retenerme m�s, el placer me
ganaba. Me zaf� de sus manos y me coloqu� sobre ella dispuesto a tener todo lo
que hab�a deseado tanto tiempo, introducirme en ella, quer�a que los dos
fu�semos uno.



Magdalena a�n sin recuperarse completamente me detuvo, puso sus manos sobre mi
pecho deteni�ndome con suavidad, y con cara de tristeza pero con dulzura me
dijo: No podemos hacerlo hoy Miguel, yo me quiero entregar a ti, quiero darte mi
virginidad, quiero que seas el primero, lo deseo mucho. Pero hoy no puedo,
podr�a quedar embarazada. Ven, vamos a seguir acarici�ndonos, vamos a terminar
as� hoy. Me volv� a recostar junto a ella y reanudamos nuestras caricias. Yo
feliz por lo que ella me hab�a dicho, que yo iba a ser el primero, que ella iba
a ser m�a. Continuamos acarici�ndonos por largo tiempo, pero no lo suficiente
para la pasi�n y el placer. Otro orgasmo le lleg� suavemente, su respiraci�n, su
rubor, sus movimientos, sus jadeos, todo cambi�, se transformaron en un cuadro
de vida. Yo no lo sab�a entonces pero ella me ten�a m�s regalos por su
sensibilidad y erotismo, regalos que disfrutar�a cada d�a m�s. Lo sent� en mi
mano, en mi mente, en mi pene que apretaba con m�s fuerza, en todo mi cuerpo.
Cuando se recuper� de su orgasmo, me dijo: Quiero que t� tambi�n sientas lo que
yo sent�, deja llegar tu orgasmo, no te contengas. Yo tambi�n quiero ver como te
vienes.

-toma mi pene con tu boca.- Le ped� suplicante.- D�jame sentir algo que nunca he
sentido.



Nos acomodamos de tal forma que pudiese hacerlo y al mismo tiempo yo pudiese
seguir acariciando su vagina y sus tetas. Yo estaba en el cielo, mi verga en su
boca, mi mano en su vagina introduci�ndole un dedo, tocando sus pechos, mi
cuerpo muy sensible a cualquier roce temblaba de placer que era casi doloroso.



-Que verga tan bonita tienes.- Me dijo en un momento que se la sac� de su boca.-
Tan grande, tan dura, tan suavecita, muy bonita. No sab�a que fuese a gustar
tanto esta parte de tu cuerpo Miguel, mi amor. Eres hermoso.

-Yo sab�a que eres hermosa, Magdita de mi vida, pero no sab�a que me pudieses
hacer tan feliz, realmente est�s arrasando conmigo, Magdalena la
arrasadora.-Ella se ri� de mis palabras.



-D�jame tambi�n disfrutar de tu vagina.- Le dije acomodando mi boca entre sus
piernas y girando para quedar en un 69, coloqu� mis manos en sus nalgas, mis
labios en los vaginales suyos y aspir� con todos mis sentidos el lugar m�s
deseado, su cl�toris, su vagina, sus perfumes, todo me lleg� como una tempestad,
nunca hab�a visto esta parte del cuerpo de una mujer y ahora se la estaba
lamiendo y besando a la mujer de mis deseos. Estaba aprendiendo a darle placer
en el aprendizaje m�s recompensado, mi placer. Sus suspiros y gemidos me
parec�an m�sica que fue creciendo en frecuencia y en intensidad.



Nos dec�amos entre suspiros lo que sent�amos, lo que experiment�bamos, nos
anim�bamos mutuamente al agradecer nuestras caricias. Por fin entend� lo que
significa �xtasis.



-Que rico me haces Miguel, que delicia.- Me dijo- Seguro tienes mucha
experiencia con otras mujeres.

-Eres la primera mujer que veo desnuda, eres la primera que toco en sus partes
sexuales, eres la primera que me toca la verga.- Contest�.- Y t� Magda, �es la
primera vez que te tocan como yo te toco?, �es la primera vez que tocas y mamas
verga? �Le pregunt� reanudando inmediatamente mis besos en su cl�toris.



-As� como estamos nunca lo hab�a hecho.- Me respondi�.- Nunca hab�a mamado verga
ni tampoco me hab�an besado ah� donde me estas besando, ya me hab�an tocado
antes y yo ya hab�a acariciado penes, pero nunca hab�a sentido lo que siento
ahora, es riqu�simo, por eso quer�a jugar a las luchitas contigo, para saber que
se sent�a, por eso quiero coger contigo, para saber que se siente. Yo no sab�a
que pensar de lo que me hab�a contestado, �quiz� sent�a celos? No lo s�, pero yo
segu� en lo que estaba haciendo con m�s ah�nco. Su cl�toris rosadito, como bot�n
de la m�s bella de las flores me atra�a como la flor a la abeja, sus bellos
dorados, suavecitos, acariciaban mi barbilla. Mi dedo dentro de su vagina
disfrutaba de la inmensa suavidad de esa piel, investigando que tesoros
guardaba. Mi pene aprisionado en su boca lanzaba oleadas de placer a todo mi
cuerpo, su mano sujetaba mi miembro, lo apretaba y acariciaba con movimientos
casi m�gicos, su otra mano acariciaba mis test�culos suavemente. Dej� de pensar,
dej� que todo sucediera. Solo sentir, solo placer y m�s placer.



Yo segu�a reprimiendo mi orgasmo hasta que sent� y o� que ella volv�a a tener
otro. Y entonces gozoso me solt�, y todo explot�, el mundo desapareci� y lleg�
la felicidad plena. Oleadas de placer llenaron a todo mi cuerpo que se
estremec�a con cada nueva pulsaci�n que llegaba a mi pene, m�s y m�s placer. -Y
luego paz.- Cuando pude de nuevo abrir mis ojos, y la sangre disminuy� su flujo
por mi cabeza, el mundo segu�a siendo bello, m�s bello que antes. Magdalena
estaba en trance, ojos cerrados, jadeos en su respiraci�n normaliz�ndose, sus
senos sub�an y bajaban con su respiraci�n, su boca y labios llenos de semen, su
mano sujetando mi pene que escurr�a m�s semen, que pulsaba y segu�a palpitando
espor�dicamente. Parec�a una guerrera victoriosa, satisfecha de la victoria
conseguida sobre su oponente. Mi dedo en su vagina sent�a tambi�n sus
pulsaciones, sus contracciones. Mi mano en su seno quer�a agarrar su coraz�n. La
abrac� y la bes�. Me abraz� y me bes�. Palabras no faltaron, le ped� que fuese
mi novia, ella me dijo que siempre ser�a mi novia pero que lo guard�ramos en
secreto, que no quer�a que su novio se enterase de nuestros juegos.



Nos vestimos mutuamente sin dejar de besarnos y acariciarnos. Arreglamos la cama
y la acompa�� a su casa. Nos despedimos con besos y caricias. Se ri� mucho al
recordar mi pena por mi erecci�n en el juego con mi hermana y de mi sorpresa
cuando me agarr� por los huevos. Planeamos vernos al d�a siguiente para volver a
jugar y que cuando pudiese, nos �bamos a entregar por primera vez, el uno al
otro. Esta historia la continuar� en mi pr�xima carta, porque si fue maravilloso
el primer encuentro con mi prima, lo sucedido en los siguientes d�as parece
sacado de un cuento de las mil y una noches �rabes. Lo cierto es que esta mujer
sabe bien como agarrarme de los huevos.




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Relato: Jugando con mi prima
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