Mi Inolvidable Iniciaci�n (8)
Por: Incestuosa
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
Cap. XI
Despu�s de haberse asegurado Mary de que su extraordinario
amante de aquella tarde inolvidable se hab�a alejado por completo, se dirigi�
hacia el sitio en que yo me hallaba escondida. Para entonces yo tambi�n me
estaba limpiando la abundante leche que me flu�a sin parar de lo m�s profundo de
mi hendidura a causa de las visiones que los dos amantes me hab�an proporcionado
con gratuita generosidad. Yo pensaba en esos momentos, sobre todo despu�s de
haber admirado la forma en que el desconocido se hab�a cogido a mi hermana, que
bien hab�a valido la pena arriesgarse a jugar aquel delicioso jueguito que ambas
hab�amos planeado tan minuciosamente, y que al parecer hasta ahora marchaba de
maravilla. Cuando Mary lleg� hasta donde yo me hallaba, me dijo:
-Ay Angelita....que cosa tan extraordinaria....simplemente no
tengo palabras para agradecerte todo esto, manita linda...
-Verdad que s�?....pero dime, qu� te pareci� la verga del
tipo?
-Ohhh....ni me lo digas....es algo verdaderamente
incomparable....ay manita, ante ese verg�n tan tremendo, el pitillo de Pepe m�s
bien parecer�a un peque�o cl�toris de una mujer... no crees?
-As� es Mary....creo que no le llega ni a la cuarta parte,
no?
-Ay si.....y ahora quisiera confesarte algo, Angelita...
-Si manita....dime qu� es....
-Que francamente a m� ya no me quedan ganas de hacerlo m�s
con Pepe....
-No Mary, eso no....tienes que pensar en que si lo haces as�,
�l sospechar� algo....
-Oh manita...pero es que ya no se me antoja para nada....
-Te lo creo....porque a m� me ocurre lo mismo...pero nosotras
tenemos que actuar con inteligencia...eso tienes que recordarlo siempre,
manita...
-Pues eso s�....s�....realmente tienes raz�n, Angelita....
-Mira manita...yo te entiendo perfectamente...pero no por eso
vamos a echar las cosas a perder...no te parece?....creo que a�n tenemos mucho
para gozar...ji ji ji ji....
-Ay, claro....al contrario...esto tiene que seguir...yo
quiero gozar de ese pitote por mucho tiempo....ji ji ji ji ji...
-Ji ji ji ji....exactamente manita....as� debe ser...pero
dime Mary.... en qu� quedaste con �l?
-Pues como lo planeamos....le ped� que viniera el
jueves...pasado ma�ana...cuando Pepe se queda a ensayar.
-Muy bien....recuerda que esta vez me tocar� a mi, eh
Mary?...
-Ay s�, Angelita....en eso quedamos...
-As� es...los martes lo gozar�s t�...y yo lo disfrutar� los
jueves....eso quiere decir que ambas lo gozaremos una vez por semana...
-Ay si...aunque yo quisiera que fuese m�s seguido....ji ji ji
ji....
-Ay pues yo tambi�n, tontita...pero ya sabes que eso no se
puede....
-S� Angelita...lo s� bien...s�lo lo dec�a porque ese es mi
m�s �ntimo deseo...
-Tambi�n el m�o....pero tendremos que manejar muy bien las
cosas...
-Si Angelita....as� lo haremos...no te preocupes.
-Bueno manita...pues ya v�monos a casa....creo que hoy
tardamos m�s de lo normal....
-No te procupes...ya inventar� alg�n pretexto que darle a
mam�.
-Est� bien Mary...esa tarea te la dejo a t�....jajajajaja....
-Ay vas a ver.....c�mo eres ladina, Angelita.....jajajajaja.
Contentas y sonrientes porque las cosas nos hab�an salido
bien ese d�a, nos retiramos del bosquecillo y nos fuimos a casa. Durante el
trayecto de regreso yo le dije a Mary:
-Ay manita...ma�ana es mi�rcoles...
-Y qu� tiene que ver eso, Angelita?....
-Pues qu�....que de seguro Pepe me pedir� que me vaya con �l
a cortar mangos...
-Mmmm...s�...tienes raz�n....ahora le tocar� a �l....ji ji ji
ji...
-Ay Mary.....pero yo no quiero ir....te imaginas?
-Qu� cosa, manita?...
-Pues que al d�a siguiente ser� jueves....y ese d�a me tocar�
estar con nuestro amante.
-Pues s�....tienes mucha raz�n....pero qu� podremos
hacer?....
-No lo s�....pero tenemos que inventar algo....tienes que
ayudarme, manita...
-S�, claro, pero qu� cosa podr�amos inventar?
-No s�....tal vez decirle que no me siento bien para ir con
�l...que me duele la cabeza o una cosa parecida....
-Pues s�....podr�a resultar...pero si t� no vas con �l,
quiz�s me pida a m� que lo haga...y ay.....estoy toda adolorida de mi
papayita...
-Ohh...ya s� Mary....se me ha ocurrido algo.....haremos lo
siguiente...
-Qu� cosa?
-Yo ir� con �l....le dir� que me duele la cabeza y que no
tengo ganas de que me penetre....pero le mamar� la verga para que se satisfaga
de esa forma....que te parece?
-Genial....as� le guardar�s tu cosita a nuestro amante
desconocido, no?
-Exactamente manita....eso es lo que deseo...
-Muy bien...pues manos a la obra...
Al d�a siguiente y como ten�amos por costumbre, regresamos
los tres de la escuela por el sendero del camino. Al llegar a la bifurcaci�n que
conduc�a hacia los tupidos mangales, Pepe me dijo:
-Angelita...que Mary se quede cuidando las mochilas y vamos
t� y yo por los mangos.
-Ay Pepe....casi ni quisiera ir...tengo un dolor de cabeza
que ni te imaginas, manito.
-Anda, vamos...aunque sea un ratito...
Mary terci� como lo hab�amos acordado con la intenci�n de
apoyarme.
-S�...vayan aunque sea un ratito...no tienen por qu� demorar
si Angelita no se siente bien.
-Est� bien �contest� mi hermano- vamos s�lo un ratito.
-S�...vamos �le respond�, segura de que hab�a logrado lo que
quer�a-
Enseguida nos encaminamos los dos hacia el interior del
bosquecillo hasta que llegamos al sitio de nuestros encuentros secretos. Una vez
all� le dije a mi hermano.
-Ay Pepe...quisiera pedirte un gran favor, manito...
-Dime Angelita...
-Hoy no estoy de humor para que me la metas....pero te la
besar� si quieres hasta que te vengas adentro de mi boca.
-Mmmm angelita...estoy tan caliente que aunque sea eso
haremos...necesito descargarme....
-Est� bien....s�catela ya �le apremi�-
Pepe se baj� de inmediato la cremallera del pantal�n y hurg�
con sus manos debajo de su calz�n para sacar r�pidamente su peque�ita
herramienta, que a esas alturas ya estaba enhiesta al saber el premio que le
esperaba. Cuando la tuvo completamente de fuera yo me la qued� mirando sin poder
evitar recordar la tremenda vara de nuestro desconocido amante, que puesta junto
al pito de mi hermano ven�a a ser algo parecido a comparar, por decir as�, una
hormiga con un elefante. Tratando de abreviar lo m�s que se pudiera mi encuentro
con Pepe, cog� su verga con mis dos manos y me di a la tarea de comenzar a
tallarla primero con suavidad. No necesit� en realidad acariciarla por mucho
tiempo, pues m�s pronto de lo que pensaba �l me jal� de la cabeza y me acomod�
el falo adentro de mi boca, d�ndome a entender lo apremiante de su urgencia por
venirse, as� como era de precoz para derramar su semen con tanta velocidad. M�s
que dispuesta a sacarle la leche cuanto antes comenc� a chuparle el peque�o y
duro pito, que ya se hund�a fren�tico entre mis labios movi�ndose con rapidez
dentro de mi cavidad bucal. Estoy segura de que no hab�an pasado ni cinco
minutos a lo menos, cuando sent� que un torrente de caliente semen me inundaba
hasta lo m�s profundo de mi gargante, mientras mi caliente hermanito me apretaba
la cabeza contra su pene como para asegurarse de que no se prediese ni una gota
de la tibia provisi�n de su m�gico el�xir, el cual flu�a sin cesar de la punta
de su pene como si fuese una llave de agua abierta. Cuando sent� que �l acab� de
estremecerse como consecuencia de sus espasm�dicas explosiones org�smicas, yo me
saqu� el pene de la boca para comenzar a limpiarlo con algunas hojas del suelo.
Le dije enseguida que ya nos fu�semos de all�, pues el
supuesto dolor de cabeza me hab�a arreciado y no me sent�a del todo bien. Pepe
comprendi� mi petici�n y r�pidamente se guard� su instrumento para despu�s
alejarnos de all� en direcci�n hacia donde se hallaba Mary. Cuando llegamos al
lugar donde ella nos esperaba, realmente se sorprendi� de la rapidez con la cual
hab�amos regresado, diciendo mientras me gui�aba un ojo con complicidad.
-Pero qu� pas�?....acaso no fueron hasta all�?
-Si �le contest� Pepe- Pero Angelita no se siente bien y
mejor nos regresamos.
-Oh bueno...est� bien...entonces ya v�monos. �dijo mi
hermanita-
-S�...v�monos a casa �respondi� Pepe-
Mientras retorn�bamos a casa yo me sent�a aliviada por haber
conseguido mi prop�sito de evitar ser penetrada por mi hermano ese d�a, pues
anhelaba guardarme completamente para el extraordinario verg�n de mi desconocido
amante, al que ya deseaba ansiosamente desde hac�a varios d�as.
Esa misma noche y despu�s de haber cenado, yo le hice la
se�al de costumbre a Mar�a para que nos fu�semos hasta el tronco del �rbol donde
sol�amos ponernos siempre de acuerdo. Alejadas de o�dos indiscretos, le dije a
mi hermana:
-Oye Mary...tenemos que ponernos bien de acuerdo para lo de
ma�ana...
-S�, lo s� manita....qu� sugieres que hagamos esta vez?
-Creo que lo mejor es hacer lo mismo de siempre....t� te
esconder�s en el mismo lugar mientras yo me quedo con �l.
-Est� bien....pero qu� le dir�s si te pregunta por m�?
-Mmmm...bueno, es casi seguro que me preguntar� por ti...pero
le dir� que ahora t� te fuiste con mi hermano a cortar mangos....
-Si...me parece una buena idea, manita...
-Pero me dejar�s tu mochila para que �l se convenza que es
tal como le digo...
-Si...seguro que de esa manera lo creer� todo.
-Eso espero....pero si lo veo dudoso, yo me har� cargo...no
te apures...
-Est� bien, Angelita...har� lo que me dices...
-Ay Mary...s�lo te hago una recomendaci�n...si te masturbas,
trata de no hacer el menor ruido...no quiero que �l vaya a darse cuenta de que
lo espiamos....no s� como vaya a reaccionar si se siente enga�ado....
-Descuida, manita...tatar� de aguantarme lo m�s que
pueda...aunque no te aseguro nada...pero eso s�...no har� el menor ruido.
-Muy bien...entonces asi quedamos, no Mary?
-Si...aunque tengo que decirte una cosa...mira, si �l llegara
a darse cuenta de que lo espiamos, s�lo tendremos que hacernos las mensas y
decirle que ninguna de las dos sab�amos nada....
-Como es eso...expl�camelo mejor....
-Si manita... supongamos que me descubre a m� detr�s del
matorral...s�lo tendr� que decirle que no sab�a nada que tambi�n lo hac�a
contigo... y que como regres� antes pues los v� y me escond� para ver lo que
hac�a...igual puedes decirle t� si te halla, no crees?
-Mmmmm....pues s�...f�jate que despu�s de todo no es mala
idea...podemos tenerla como pretexto en caso de que algo no salga bien, verdad?
-As� es Angelita...creo que funcionar�a...
-Pues s�....est� bien..as� lo haremos...pero de todos modos,
trata de no hacer ruido, eh?
-Si Angelita...as� quedamos.
-Bueno, pues ya v�monos a dormir.
Seguras de que las cosas saldr�an bien al siguiente d�a, nos
dirigimos hacia la casa.
El jueves tan esperado lleg� por fin, y mientras me hallaba
en la escuela s�lo ten�a mente para pensar en las delicias que me esperaban
aquel d�a en lo escondido del bosque. As� que una vez que escuch� sonar la
campana de salida, me apresur� a buscar a mi hermana entre el alboroto que los
estudiantes hac�an en el patio. Cuando por fin hall� a Mary entre el juvenil
tumulto, ambas nos tomamos de la mano cruzando nuestras miradas con ansiosa
complicidad, mientras Pepe nos hac�a las consabidas recomendaciones de que nos
fu�semos directo a casa. Como lo hab�amos hecho la vez anterior, en cuanto
estuvimos fuera del alcance de la mirada de nuestro hermano, comenzamos a correr
como desesperadas por el camino de terracer�a con la intenci�n de arribar a
nuestro rinconcito del placer antes que nuestro desconocido amante hiciera acto
de presencia. Mientras ve�a a Mi hermana correr por delante de m�, yo admiraba
con deleite sus duras nalgas que se mov�an al comp�s del vaiv�n de su cuerpo,
imagin�ndome sin poder evitarlo las delicias que con seguridad le hab�a
proporcionado al desconocido del bosque. Ciertamente yo no me cansaba de
reconocer de nueva cuenta la extraordinaria belleza de Mary, quien cada d�a se
pon�a m�s preciosa, pues su cuerpo muy bien delineado se apreciaba tal cual era
en belleza y perfecci�n debajo de la tela de su ropa y sus faldas cortas le
daban un toque de exquita belleza a sus extraordinarias piernas torneaditas y
blancas, mientras sus turgentes senos sub�an y bajaban al comp�s de la carrera
como dos bolitas de hule duro, que conjuntamente con sus preciosas nalgas
paradas parec�an competir en aquel sube y baja, en tanto su sudorosos brazos
mostraban como siempre la oscura zona de sus sobacos que embellec�an a�n m�s,
sin duda alguna, su estampa de finura incre�ble.
Despu�s de varios minutos de intermitentes corridas y
descansos, llegamos por f�n al doblez del camino desvi�ndonos de inmediato hacia
el bosquecillo que era testigo permanente de nuestra secreta lujuria. Como lo
ten�amos acordado, Mary dej� su mochila junto a m� y pronto se fue a esconder
detr�s del matorral de costumbre. Mientras permanec�a yo sentada debajo del
�rbol de mango, los minutos comenzaron a pasar con lentitud sin que el hombre
aqu�l apareciera por ning�n lado. Yo me sent�a realmente desesperada cuando
hab�a pasado casi una hora y nuestro amante no daba visos de llegar, por lo cual
comenc� a perder las esperanzas de que aquel d�a pudiese tener mi a�orado
encuentro con �l. Sin duda inquieta tambi�n por aquella inesperada tardanza,
Mary se asomaba de vez en vez del matorral y me interrogaba con la mirada, como
tratando de decirme que por esta ocasi�n no habr�a sesi�n de sexo. Yo le
indicaba con mis manos que esper�semos un poco m�s, sin querer reconocer que
definitivamente ella ten�a raz�n. Cuando comprend� que nuestro amante no
llegar�a a la cita fui hasta donde se hallaba Mary y le dije:
-Ay manita...me siento tan triste...�l no vendr�...algo debe
haber sucedido.
-Si, Angelita...quiz�s tuvo alg�n contratiempo...pero no te
apures...ya habr� tiempo..
-Mmmm...pues s�...tienes raz�n...
-Mira Angelita...creo que ser� mejor que ya nos vayamos...
-S�...v�monos... �le contest�, echando una �ltima mirada a
las milpas cercanas, sin ver ning�n movimiento-
Cogimos las dosnuestras mochilas y abandonamos el sitio,
dirigi�ndonos enseguida a nuestra casa. Como a�n faltaban unos tres kil�metros
por recorrer ahora nos fuimos caminando lentamente, pues nos hall�bamos todas
sudorosas debido a las prisas con que hab�amos llegado almalogrado lugar de la
cita. Mientras andabamos el camino de retorno, de repente advertimos que detr�s
del tupido monte de al lado del caminillo de tierra se escuchaban ruidos que nos
parecieron como relinchos de caballo o algo as�, pues o�amos bufar con fuerza
mientras algunos extra�os resoplidos se repet�an sin control. Aquel extra�o
barullo al principio nos sorprendi� de tal manera que nos abrazamos con temor,
como si se tratase de alguna aparici�n. Pero Mary, escuchando con atenci�n y
recobrando el �nimo me dijo de pronto:
-No te preocupes, manita...yo creo que deben ser caballos que
andan all� atr�s del bosque...
-Ser�?... �le respond�-
-Si..casi estoy segura...pero d�jame entrar a ver...yo no me
quedar� con la duda �contest� Mary con determinaci�n-
-Bueno..anda...pero ten cuidado....
-Si...t� qu�date aqu�...te dejar� mi mochila.
-Est� bien.
Tomando sus precauciones, Mary cruz� con cuidado la cerca de
alambre que divid�a el caminito de los matorrales, perdi�ndose entre el verdor
de densos arbustos. Al cabo de algunos minutos v� que regres� y me hac�a se�as
de que guardara silencio y la siguiera. Yo, estando siempre disponible para ese
tipo de exploraciones en secreto, le pas� las mochilas y me cruc� hacia el otro
lado, arrastr�ndome detr�s de ella entre el tupido musgo. Debimos haber reptado
aproximadamente unos treinta metros hasta que arribamos a un clarillo parecido a
una peque�a llanura que era en realidad un pastizal dedicado a la engorda de
ganado. Justo a un lado de la parte densa y no muy lejos por cierto de donde
est�bamos agachadas entre los arbustos, v� que un gara��n de negro pelaja estaba
intentando montar a una linda yegua color oro, la cual al parecer se resist�a a
los embates del macho, pues mientras �ste levantaba las patas delanteras,
relinchando una y otra vez con la intenci�n de montarla, la hembra se mov�a
hacia delante impidiendo moment�neamente el acoplamiento. Al parecer el macho
llevaba ya alg�n tiempo en ese tenor, pues se ve�a sudoroso y con los ojos
vidriosos por la brama, mientras de debajo de sus patas traseras le colgaba una
enorme, gruesa y negra verga moteada, que en su parte delantera se mostraba
blancuzca, pero del centro hacia atr�s, incluyendo los tremendos huevos, todo
era negro como la noche, y de un grosor tan extraordinario que las dos est�bamos
con la boca abierta al admirar el despliegue de tan singular herramienta. Como
el gara��n no cejaba en su empe�oso deseo por met�rsela, continuaba tratando de
encaramarse sobre la grupa de la preciosa yegua, quien por lo visto se hac�a del
rogar, aunque en realidad no sabr�a decir si todo aquello no ser�a parte del
cortejo que precede al acomplamiento entre los caballos. Esa situaci�n se
repiti� una y otra vez en tanto nosotras no dej�bamos de contemplar con deleite
el inigualable palo del macho que se mov�a de un lado a otro constantemente,
como impulsado por invisibles resortes, admirando las dos el tremendo vigor de
aquella espada incomparable de la cual brotaban ya algunos chorrillos espesos de
blanca leche, y que sab�amos que pronto hallar�a el ansiado albergue que andaba
buscando con deseperaci�n.
Despu�s de muchos y vanos intentos por dominarla, por fin el
macho logr� su anhelado objetivo dej�ndose caer con fuerza sobre la grupa dorada
de la joven yeguita, la cual ahora se qued� quieta con la cola levantada y la
roja hendidura abierta, la que ve�amos latir como nunca jam�s hab�amos visto
antes, como un coraz�n abierto y vivo, abri�ndose y cerr�ndose con tremenda
fuerza esperando la acometida de la verga del caballo, el cual haciendo r�pidos
movimientos hacia delante iba logrando mantener quieta y a modo con sus patas
delanteras alredor del vientre a la hembra, hasta que por fin sucedi� lo que
ten�a que ocurrir. Nosotras vimos con toda claridad y cercan�a cuando el gara��n
le conect� la punta achatada, gruesa y h�meda de su largo y engrosado pene en la
abertura de la cavidad vaginal de la yegua, iniciando el ritual de la
introducci�n que fue para nosotras tan genial, que all� mismo est�bamos a punto
de venirnos sin siquiera habernos tocado nuestros alterados chochitos.
Impresionadas por el extraordinario cuadro que ten�amos ante nuestros abiertos
ojos, las dos nos mantuvimos sin movernos observando aquella tremenda batalla
entre los dos animales. Para entonces el gara��n hab�a penetrado por completo la
roja vulva de la hembra, a la cual ve�amos bramar con relinchidos ahogados, en
un acto que sin duda revelaba el gozo que experimentaba al sentirse penetrada
hasta lo m�s rec�ndito de su ser. El macho, por consiguiente, disfrutaba tambi�n
la terrible acometida dentro del hoyo de la yegua, pues bramaba igualmente de la
misma forma, mientras entraba y sal�a con su fenomenal falo de la hendidura
abierta, efectuando unas metidas y sacadas con tal fuerza que cre�amos que la
iba a desfondar.
Mientras tanto nosotras no apart�bamos nuestra vista del
singular espect�culo ecuestre, y aunque hubi�semos deseado dedearnos all� mismo
no quisimos hacerlo por temor a ser escuchadas por los animales en pleno
acoplamiento y abortar aquella tremenda visi�n que el encuentro carnal entre
macho y hembra nos proporcionaba. M�s pronto de lo que esper�bamos el macho dej�
de montar a la hembra sac�ndole con rapidez su falo endurecido de la enorme
vulva semiabierta, mientras regaba una cantidad de l�quidos tan abundantes sobre
la hierba que nunca cre�mos que fuese posible albergar tal cantidad de semen en
un escroto. Aquel extraordinario hecho nos dej� anodadadas en verdad, pues lo
que ahora ve�amos nos era desconocido a las dos. Tanto Mary como yo dirigimos
nuestra vista hacia el suelo observando c�mo el verde zacate se hab�a puesto
blanco debido al reguero de leche de la verga del caballo. Nos dimos cuenta
tambi�n que la hembra, despu�s de haber acabado de ser penetrada, se dio a
correr por la llanura como intentando alejarse de su amante, hasta que se perdi�
de nuestra vista. No obstante el macho se qued� parado en el mismo sitio, muy
cerca de nosotros, bufando y resoplando con fuerza, en un intento por recuperar
el aliento despu�s de tan tremendo encuentro sexual. Mary y yo nos miramos con
deseo, como si las dos hubi�semos tenido de pronto la misma idea. As� que ella
me coment� con la boca seca por la lujuria:
-Ay manita...yo quiero tocar eso.
-Mmmm....y t� que crees que quiero yo?
-Pues vamos....
-No..espera...el caballo est� cerca...puede patearnos si nos
v�. �le dije-
-Humm....s� tienes raz�n...pero eso lo arreglo enseguida...
Mary cort� una rama de entre los arbustos y sali� de su
escondite, haciendole se�ales al animal, quien al verla emprendi� la veloz
hu�da. Una vez que estuvimos solas, corrimos hacia el sitio donde el semen del
animal a�n palpitaba entre el verde pastizal, tomando cada una un poco en
nuestras manos con la clara intenci�n de conocer c�mo era aquello.
Sentadas entre el musgo de la llanura, las dos nos deleitamos
por largo rato en la observancia de aquel rico y cuajado manjar blancuzco tan
espeso como el pegamento. Sin poder evitarlo y sacando la lengua, Mary llev� un
poco a su boca degustando el el�xir equino por primera vez en su vida. Vi�ndola
deleitarse de aquella manera, yo hice tambi�n lo mismo, comprobando que ten�a un
sabor muy diferente al semen masculino, pero no por eso era menos excitante
saborearlo. Ten�a que reconocer que probar la leche del caballo me hab�a
calentado tanto o m�s que cuando Pepe o nuestro amante se me ven�a en la boca,
pues el semen de los hombres es mucho menos denso que el licor que expelen los
caballos desde muy adentro de su verga.
Yo quise incitar a mi hermana a que nos masturb�semos all�
mismo, pero ella, a�n cuando estaba tan excitada como yo, fue mucho m�s
consciente, pues enseguida me dijo:
-No Angelita....ya casi va a anochecer...mam� nos rega�ar� si
no llegamos pronto.
-Si �le respond�- tienes raz�n, manita...mejor ya v�monos.
Salimos del pastizal con rapidez y esta vez s� que nos dimos
a correr por el camino para tratar de llegar a casa antes que Pepe. Con alegr�a
descubrimos que nuestro hermano a�n no regresaba de los ensayos, por lo cual mi
hermanita y yo nos pellizcamos con gusto en un gesto de mutua complicidad que
cada vez se hac�a mas deliciosa. Para nuesta fortuna, mi madre no nos ri�� para
nada, sino que nos invit� a que comi�ramos juntas. Cuando acabamos de cenar y
habi�ndonos quedado un buen rato charlando en sobremesa, Mary me hizo se�as para
que sali�semos afuera. Estando las dos ssentadas sobre el viejo trondo del �rbol
de nuestras confidencias, ella me coment�:
-Oye manita...ahora s� que nos dej� plantadas ese hombre...
-Ay Mary...mejor no hablemos de eso, si?
-Si..como quieras, ni�a...
-Quiz�s tuvo alg�n contratiempo...no lo sabemos...
-Si..puede ser....pero y que tal lo que vimos despu�s?
-Mmmm....de eso s� quiero hablar, Mary...ay, manita... me
puse tan caliente al ver eso.
-S�...igual yo...
-Oye Mary...qu� rica es la leche del caballo....no te parece?
-Huy claro....es deliciosamente exquisita...
-Sabes algo, manita?...me gustar�a volver a probarla...pero
c�mo podr�a ser eso?
-Mmm...Angelita....de verdad lo deseas?
-T� no?
-Ay, claro...lo deseo tanto como t�...
-S�...pero va a ser muy dif�cil que podamos volver a
encontrarlos haciendo eso, no?
-Encontrarlos cogiendo, s�...pero puede haber otra forma �me
dijo mi hermana con un brillo especial en los ojos-
-No me digas....pero c�mo, Mary?
-Bueno mira...recuerda que yo soy buena para lazar
animales....ya ves que a veces ayudo a mam� a hacerlo....
-Mmm...y eso qu� tiene que ver, Mary?
-Te explicar�....si nos llevamos una reata de lazar, quiz�s
podamos amarrarlo bien...
-Si..pero y qu�?
-Ay Angelita...ahora s� no me has entendido bien...
-Pues no...
-Te lo dir� mejor...el s�bado, le pedimos permiso a mam� para
irnos al arroyo del otro d�a..recuerdas?
-Si, claro...
-Pero en lugar de eso, nos llevamos una pita y nos vamos
hasta el mismo lugar donde vimos los caballos...una vez all�, buscamos al macho
y lo lazamos, lo metemos entre los matorrales para que nadie nos vea y lo
amarramos a un �rbol. Despu�s, por seguridad nuestra, lo maniatamos de las
patas.
-Ohhh.... y?
-Pues entre las dos le haremos caricias en su pene...mmmm..te
imagins, manita?...una vez que le crezca, pues tendr� que venirse...
-Ay...esa s� que es una idea fuera de serie, Mary.. �le dije
abraz�ndola gozosa-
-Si..lo s�...es algo que se me ocurri� esta tarde, cuando
ven�amos de regreso...
-Ya ves?...t� eres la lista y no yo...jijijiji..
-Bueno...cada quien va aportando ideas diferentes...eso es
todo...
-Ay Mary...y por qu� esperar hasta el s�bado...?
-Porque ma�ana Pepe no tiene pr�cticas y vendr� con
nosotras...
-No....podemos hacer algo sobre eso... �le dije con
suspicacia-
-Hmmm....y qu� es?
-Podr�a hacerme la enfermita, no crees?.... �le dije
sonriendo mientras cerraba un ojo-
-Ay no, Angelita...eso podr�a no acabar bien...
-Y por qu� no, manita?....mira..al llegar a la escuela, yo le
dir� a Pepe que me siento mal y que me quiero regresar....entonces le pedir� que
t� me traigas a casa...y que �l le deje un recado anuestros maestros.
-Mmmm....no s�...
-S�, Mary...anda, por favor...no quiero esperar m�s...
-Bueno..est� bien...lo haremos...
-Ay, gracias por complacerme, manita...te quiero tanto.
-Yo tambi�n te quiero mucho, manita...por eso lo har�..
-Bueno...entonces t� prove�te del suficiente lazo...porque yo
no s� como usarlo.
-S�, claro....no te apures...yo har� todo eso, Angelita.
-Perfecto...entonces ya v�monos a dormir.
-S�...v�monos.
Al d�a siguiente yo me fui quejando por todo el camino
mientras �bamos a la escuela, hasta que al llegar le dije a Pepe:
-Ay, Pepe, sabes?..me siento muy mal...no creo que pueda
estudiar as� como estoy.
-Qu� tienes manita?...escuch� que te ve�as quejando por todo
el camino.
-Uff....me duele demasiado el vientre...creo que algo me cay�
mal...
-Mmm..y qu� quieres hacer, Angelita?
-Quiero regresarme a casa....no quiero ir hoy a la escuela...
Mi hermana Mary intervino jugando muy bien su papel de
c�mplice.
-S� Pepe..creo que esto es delicado...ser�a mejor que yo me
llevara a Angelita a casa, y t� le dir�s al profesor que no pudimos venir porque
ella se enferm�.
-S�, bueno...est� bien....pero se van derechito a casa, eh?
-Claro...no ves c�mo est� ella �le respondi� Mary para
reforzar la decisi�n-
-Bueno, pues regr�sense....ya nos veremos m�s tarde en casa.
-Est� bien.... �contest� Mary-
Pepe se adelant� hacia la escuela y nosotras dimos media
vuelta por el camino.
Cuando advertimos que ya no �ramos vistas por nadie,
apresuramos el paso con nuestros rostros enrojecidos por la calentura, sabedoras
de la travesura tan prometedora que esta vez har�amos las dos. Al llegar por fin
al sitio de la v�spera, nos cruzamos el alambre y escondimos nuestras mochilas
entre la espesura de los matirrales, hasta que salimos al claro de la llanura.
Una vez all� nos pusimos a observar la campi�a con la intenci�n de ubicar al
gara��n de negro pelaje, pero �ste no se ve�a por ning�n lado. Mary me dijo:
-Tendremos que caminar un poco para buscarlo...debe hallarse
comiendo pasto por el otro lado.
-Si...vamos. �le contest� ansiosa, sintiendo que ya me
escurr�a la babilla de adentro de mi entrepierna-
Yo segu�a de cerca de mi hermana, quien ya llevaba enrolladas
varias reatas en su mano, mientras con una de ellas hac�a un lazo y lo iba
probando, como para estar segura de que quedaba bien reforzado. No tuvimos que
caminar mucho en realidad, pues al doblar un recodo cercano al cercado,
descubrimos al regio y fuerte animal pastando con toda calma con la cabeza hacia
abajo. Mary me hizo se�as enseguida para que me quedase quieta, mientras me
dec�a con palabras suaves:
-F�jate si ves a la yegua por all�.
-No...no se ve por ning�n lado.
-Bueno...eso est� mejor...porque si la hembra anda por aqu�,
ser� m�s dif�cil lazarlo. T� qu�date aqu�.
-S�.
Mi hermana, cogiendo la reata y preparando el lazo, se fue
acecando sigilosamente al caballo hasta quedar muy cerca de �l. En el momento en
que el animal levant� la cabeza para voltear a verla, Mary ya estaba moviendo en
c�rculos la reata, lanz�ndola con fuerza sobre la cabeza del macho, el cual
qued� inmediatamente amarrado, en tanto mi hermana rodeaba la pita alrededor de
uno de los troncos de la cerca. El gara��n se levant� de patas como protestando
por verse privado de su libertad; sin embargo al parecer se trataba de un animal
de monta, ya que enseguida se tranquiliz�. Al observar lo anterior, mi
hermanita, m�s conocedora que yo de animales, poco a poco fue jalando el lazo
mientras el gara��n se acercaba poco a poco a ella. Yo ve�a a Mary hacer ciertos
ruidillos con su boca, que eran una suerte de se�ales tranquilizadoras para el
animal, pues �ste poco a poco dej� de resistirse. Una vez que lo tuvo junto a
s�, mi hermana comenz� a tallarle una de sus manos sobre la crin, hasta que el
caballo se dej� hacer todas aquellas caricias con una nobleza incre�ble. Mary,
sabedora de que el caballo ya no dar�a problemas, empez� a jalarlo hacia dentro
de la espesura de un matorral, mientras yo la segu�a ansiosa. Habiendo
encontrado el sitio perfecto para escondernos con aquel hermoso animal, al que
le brillaba la negra piel como si fuese un espejo oscuro, Mary por fin lo sujet�
con poca cuerda amarr�ndolo de inmediato al grueso tronco de un �rbol.
Yo quise asegurarme de que no ser�amos vistas all�, por lo
cual mientras Mary se dedicaba a maniatar al caballo, me d� una vueltecilla por
los alrededores comprobando que en efecto jam�s ser�amos encontradas en ese
lugar, pues se hallaba totalmente oculto de la llanura y tambi�n del camino. Al
regresar me d� cuenta de que el gara��n estaba amarrado de las patas, con
peque�o lazo sobre las extremidades delanteras y otro en las traseras, por lo
cual me sonre� al constatar que la inteligente idea de mi hermana se hac�a por
f�n realidad. V� que mi hermanita se me quedaba mirando con una hermosa sonrisa
en su rostro que denotaba las ansias que sent�a, por lo cual me dijo enseguida:
-Ay Angelita...ser� mejor que nos desnudemos para gozar de
esto con mayor placer.
-S�...hag�moslo. �le respond� con un temblor en la voz-
Ambas nos quitamos con rapidez nuestras ropas incluyendo
nuestras pantaletas, hasta que quedamos completamente desnudas.
CONTINUAR�....
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