Cristina es una chica simp�tica, rubia, con melena, no
demasiado alta y con la carne justa para decir de ella que es preciosa. Sus ojos
verdes, miran de forma directa, con descaro, sus labios carnosos parecen hechos
para besar, tiene una nariz suave, todo en ella es suave, excepto su mirada. La
redondez de sus curvas es suave, incluso sus nalgas son suaves pese a su
rotundidad, quiz�s sus pechos escapen un poco a ese aire de suavidad apareciendo
tensos, pero solo escapan un poco a la suavidad que la acompa�a.

Jam�s imagine que una chica as� pudiera ser todo lo
contrario, en ciertos aspectos, de lo que aparentaba.

Su sexualidad no era en absoluto suave. Tampoco dir�a que
fuera brusca. Era inusual.

Con ella me vi arrastrado a cosas que jam�s hubiera
imaginado. Cosas que antes de conocerla rechazaba de plano y que despu�s de ella
se convirtieron en un profundo deseo. Un deseo que no se pod�a extrapolar a
otras chicas, pero que con ella alcanzaban una dimensi�n inimaginable.

Me la presentaron unos amigos un d�a de playa. Llevaba un
bikini blanco, nada exagerado, no necesitaba que fuera exagerado, a sus
veinticinco a�os era una chica esplendida. Recuerdo la primera vez que mis ojos
se encontraron con los suyos. No pod�a escapar de ellos. Me hechizaron.

Entablamos la amistad que puede entablarse en un primer
contacto. Hablamos, re�mos, jugamos en el agua, tomamos el sol... lo normal.
Pero mis ojos segu�an fijos en los suyos.

Cuando le ped� el tel�fono para quedar otro d�a me dijo:

-�Est�s seguro?

-Claro �por qu� no iba a estarlo?

-Soy una chica con gustos diferentes.

Esta respuesta me hizo pensar enseguida en que fuera
lesbiana.

-No te gustan los chicos

-�OH, si, si...me encantan...!

-Entonces no creo que deba preocuparme demasiado...por esos
gustos diferentes.

-�Est�s seguro? � repiti�.

-�No crees que debiera conocerlos para saber si me gustan o
no tus...gustos diferentes?

-De acuerdo, ma�ana por la tarde nos vemos aqu� mismo, a eso
de las cinco, pero solos t� y yo. �Te atreves?

Acepte sin dudarlo.

-Hasta ma�ana pues � me dijo � recogi� sus cosas y como si no
hubiera existido la conversaci�n se despidi� de todos de la forma m�s natural.

La espera hasta el d�a siguiente se me hizo interminable.

A la hora fijada me presente a la cita, ella ya hab�a llegado
y estaba sentada en una peque�a pared al borde de la arena. Llevaba un pareo y
el sujetador del bikini.

-Hola � me dijo - �te has tra�do el ba�ador?

-Claro, supuse que si qued�bamos en la playa �bamos a darnos
alg�n chapuz�n.

-Preferir�a hablar un rato.

-Como quieras. Est�s muy guapa con el pareo.

Esto �ltimo son� como un simple formulismo que uno suelta
cuando no sabe que decir. Sus ojos verdes mir�ndome directamente y aquellas
pocas palabras fueron suficientes para que me sintiera acorralado.

Ella volvi� al ataque.

-�Que te gusta de mi?

-Tu suavidad. Eres una chica de aspecto muy suave y sin
embargo es como si se escondiera algo tras ese aspecto, algo que solo tus ojos
apenas dejan salir.

-Entonces no son mis tetas, ni mi culo, ni mis muslos...

-OH si, me encantan eres preciosa.

Su suavidad se hab�a desvanecido. Era como si hablara con una
chica dentro de otra chica.

-�Me follar�as?

Me puse rojo como un tomate.

-Contesta.

-Por supuesto...lo har�a. Me encantar�a hacerlo.

-�Aunque mis gustos fueran especiales?

Por fin me decid�:

-�Qu� gustos son esos tan especiales?

Guardo silencio un momento antes de contestar y no apart� un
�pice sus ojos de los m�os.

-Me gustas Andr�s. Me has gustado desde que te vi ayer.

-Eso no contesta mi pregunta Cristina.

Guard� de nuevo un momento de silencio. Luego se levant�, se
puso de espaldas frente a m�, mir� a un lado y a otro para asegurarse que no
hubiera gente demasiado cerca y...solt� un sonoro pedo.

Volvi� a sentarse a mi lado.

-�He contestado ahora?

No me sal�an las palabras, era algo que no me esperaba.

-�Sorprendido Andr�s?

-Creo que si, que estoy muy sorprendido.

No me hab�a topado jam�s con una chica como aquella, ni se me
hab�a ocurrido por lo mas remoto que sucediera y sin embargo segu�a all� sentado
mirando sus maravillosos ojos.

-Me esta entrando curiosidad por tus gustos especiales � dije
al fin.

-Tuve el presentimiento que eras la persona adecuada. Corre
al agua, vamos a darnos un chapuz�n Andr�s.

Estuvimos nadando y jugando en el agua hasta que empez� a
ponerse el sol. �bamos a salir del agua cuando me llam�:

-Ven Andr�s ac�rcate.

Se peg� a mi, me rodeo con sus piernas, pego su pecho al m�o
abraz�ndome y buscando con avidez mi boca con la suya. Mientras est�bamos
bes�ndonos note una cierta calidez en mi piel. "Est� meando, estoy seguro pens�"
y a mi se me levant� la polla de forma autom�tica.

Acerc� su boca a mi o�do:

-No sabes lo que se sufre toda la tarde metida en agua fr�a y
aguantando las ganas de mear. �Te ha molestado?

Ahora fui yo quien acerco mi boca a su o�do:

-No solo no me ha molestado...me ha excitado.

Su mano hab�a bajado hasta mi polla.

-Se nota. V�monos. Quiero que me lleves a cenar.

Cada cual nos fuimos a casa y quedamos que la recoger�a para
ir a un conocido restaurante.

Durante la cena fui yo quien decidi� pasar al ataque.

-�En serio te gusta ser una marranita?

-�Se me nota?

-Dime Cristina: �Has encontrado alg�n chico al que le guste
que act�es as�?

- mmmm Dos...He encontrado dos.

-�Dos?

-Si, dos, con uno lo descubr� y el otro eres tu. Porque a ti
te excita. �Me equivoco?

Yo segu�a callado y ella com�a con toda la naturalidad del
mundo mientras hablaba.

-Me gusta soltarme pedos...mearme encima...aguantarme las
ganas de cagar hasta que ya no puedo m�s...incluso dejar que se me escape un
poco antes de sentarme en la taza del water...no cambiarme de bragas durante
d�as y pensar que se las voy a dar a oler a un chico como tu, que se excita con
ello...no limpiarme despu�s de cagar...mira...una fantas�a que me encanta
es...he quedado con un chico, y me lleva a cenar...mientras estoy cenando tengo
unas ganas insoportables de hacer de cuerpo...bueno...digamos de cagar �para que
vamos a ser finos? Se lo digo...y el me dice que bueno...que no me
preocupe...que puedo hac�rmelo encima...que cuando lleguemos a casa...el me
lamer� el culete...lo oler�...lo disfrutara...

Mientras me hab�a contado todo aquello hab�a dado buena
cuenta de su plato, estaba completamente vaci� y yo cre� entender el mensaje que
me hab�a lanzado con la fantas�a.

Me arm� de valor y le dije:

-Ser�a precioso que realizaras tu fantas�a conmigo esta
noche.

-Lo ser�a si realmente me limpiaras el culo con la lengua
despu�s.

-No te quepa la menor duda que lo har�.

Vi. como se ladeaba un poco en la silla levantando un poco el
culo y volv�a a adoptar la postura normal. Enseguida un potente olor me invadi�.

-Solo me ha salido un pedito Andr�s. Deben ser los nervios.

Le llene la copa de vino.

-Bebe un poco.

Volv� a llen�rsela.

-Bebe un poco m�s

-�Quieres emborracharme Andr�s?

-Si realmente quieres cumplir la fantas�a solo quiero
facilitarte las cosas Cristina. � Volv� a llenar su copa � bebe de nuevo.

Cristina volvi� a vaciar la copa, esta vez se levant� de la
silla, cogi� la botella y se inclin� hacia delante para llenar la m�a. Al
hacerlo o� un plop..pprrr..plop Se sent� de nuevo y mir�ndome a los ojos me
dijo:

-Esta vez si, acabo de ensuciarme un poquit�n de caca.

Aquel sonido que acababa de escuchar se parec�a a dos
burbujas que estallan.

-�Solo un poquito Cristina?

-Bueno, imagino que solo un poco. No creo que haya sido
demasiado. Se me ocurre que podr�as llevarme a bailar.

-�As�? �Con las braguitas sucias?

-Bueno, solo lo est�n un poco y eso en el caso de que lo
est�n.

-�No vamos a tomar postre Cristina?

-Cre� que prefer�as el postre que pudiera ofrecerte yo.

-De acuerdo. V�monos.

Ped� la cuenta y ella no permiti� que la invitara.

-Prefiero hacerlo todo a medias � me dijo � recu�rdalo, todo
a medias.

De camino hacia el coche le pregunt� si no prefer�a que
fu�ramos directamente a mi casa o la suya. Ella solo me mir�, me cogi� de la
mano y me condujo bajo una farola, all� me puso la mano bajo su falda toc�ndole
el culo y volvi� a o�rse un...pplopp y un tenue olorcillo nos rodeo.

-A bailar � contesto � y mientras bailemos quiero que me
mires a los ojos, ellos te dir�n cuando estoy haciendo alguna marranada.

En la discoteca la noche trascurr�a normalmente, nos
divertimos, tomamos unas copas y bailamos. Precisamente una de las veces que
est�bamos bailando me di cuenta de lo empalmado que estaba y que me la hubiera
follado all� mismo. Ella estaba frente a m�, movi�ndose con naturalidad y
pareci� darse cuenta de lo que estaba pasando por mi cabeza porque me mir�
directamente a los ojos, se par�, abri� las piernas y un apenas perceptible
esfuerzo se dibuj� en su cara. Estuve seguro que su ojete hab�a vuelto a dejar
escapar algo. Sonri�, se me acerc� y me dijo al o�do:

-Todav�a no me conoces por lo que veo. Esta vez han sido unas
gotitas de pis.

-No puedo m�s Cristina �En tu casa o en la m�a?

-En la m�a � contesto ella.

Era un peque�o apartamento con la cocina, el sal�n, una
habitaci�n y un ba�o. La decoraci�n, como su due�a cuando solo mostraba su parte
externa, era un tanto suave y simple. No hab�a colores estridentes en las
paredes y en la tapicer�a del sof� y las sillas predominaban los colores lisos,
varios peque�os cuadros de estilo modernista y sobre todo me llam� la atenci�n
un gran televisor de plasma.

-�Caray, menuda tele!

-Me gusta grande.

-�La miras mucho?

-En realidad no, pero seguro que no adivinas su funci�n
principal.

Mientras habl�bamos la miraba. Estaba realmente elegante, iba
vestida con un vestido largo con una gran abertura lateral que dejaba a la vista
todo su muslo mientras se mov�a, y unas sandalias de tiritas con un gran tac�n
pon�an el broche en lo que se refiere de cintura para abajo, el vestido era muy
escotado y mostraba claramente que no llevaba sujetador, un largo collar de
perlas rodeaba su cuello y ca�a por el canalillo entre las tetas atrayendo
inmediatamente la mirada por el contraste entre el blanco de las perlas y el
negro del vestido.

-�No es la funci�n de una tele? � Contest� � ver los
telediarios, las pel�culas y sobre todo la publicidad.

-En parte si. Pero no es por eso que me la compr� tan grande.

Nos hab�amos acercado uno al otro, est�bamos pegados, a punto
de besarnos, deslic� mi mano por la abertura del vestido hasta las braguitas y
estaban mojadas. Todo lo de aquella noche no hab�an sido imaginaciones. Levant�
su pierna para facilitarme el acceso a sus braguitas.

-�Vas a decirme por que la compraste tan grande?

Un peque�o esfuerzo recorri� su cuerpo y un penetrante olor
volvi� a delatarla.

-�UY cari�o! este a sido silencioso, lastima que no tuvieras
la mano metida en las braguitas, �no te importa verdad?

Yo ten�a la polla m�s dura que un bate de b�isbol.

-Cristina, voy a bajarte las braguitas.

-�Vas a olerlas?

-Me muero por hacerlo. Pero quiero que me digas mientras lo
hago por qu� compraste la tele grande.

Se subi� la falda y yo me puse de cuclillas frente a ella.

-Con la boca, b�jame las braguitas con la boca.

Eran unas braguitas grandes y blancas, de algod�n y un
tufillo emanaba de ellas. Mientras se las bajaba lentamente tirando con los
dientes me lo dijo.

-Hay una c�mara film�ndonos. Me gusta cuando estoy sola
recrearme. Me gusta mirarme. Saber como ha sido. Ver como me rechazan o como en
este caso me aceptan tal cual soy. Ver como en ciertas ocasiones el chico llega
a follarme o como en otras huye despavorido.

Su co�o era peludo, llevaba las ingles arregladas pero una
espesa mata de pelo cubr�a su pelvis �Dios, como me hab�a puesto aquella mujer!

-�Tu eres de los que huyen o de los que me follan?

-De los que te follan, no lo dudes.

Mi boca hab�a llevado sus braguitas hasta medio muslo.

-�Tu no eres nada marrano Andr�s?

-�Quieres que lo sea?

-Antes te dije que lo quer�a todo a medias �recuerdas?

-�Qu� te gustar�a?

-Saber si hoy has hecho caca

-�Y tu?

-Yo no, me he reservado para esta noche, �No se nota con el
olor de mis peditos?

Mientras lo dec�a volvi� a pedorrearse, esta vez fue largo y
sonoro adem�s de profundamente oloroso y un peque�o chorro de pis cay� en sus
bragas a medio bajar.

-No me has contestado Andr�s.

-No...No he hecho de cuerpo.

-�Tambi�n te has reservado para la ocasi�n?

Una risa c�mplice apareci� en los dos.

-No, simplemente que suelo ir antes de acostarme. Ni por
asomo pens� que esto tomar�a este cariz.

-Entonces quiero que ahora seas tu quien se pedorree.

Yo segu�a de cuclillas frente a ella con la boca tratando de
bajarle cada vez m�s las braguitas.

-Es que no tengo ganas.

-Prueba, aprieta un poco, seguro que puedes.

-�Y si me ensucio?

-A estas alturas no creo que tenga demasiada importancia,
adem�s ya te dije que lo quer�a todo a medias.

Sus bragas estaban en las pantorrillas. Levant� una pierna
para sacarla de ellas. Yo comenc� a hacer fuerza. Sent� que si segu�a no
soltar�a ning�n pedo y que acabar�a por cagarme.

-Vamos cari�o, aprieta un poco m�s.

Saco la otra pierna de las braguitas. Las ten�a en mi boca.
Las dej� caer y se lo dije:

-Si sigo voy a cagarme.

-Ser�a perfecto.

-Deja que me quite los pantalones.

-Bien, pero d�jate el slip puesto.

Me levant� y me quit� los pantalones, un enorme poll�n apenas
cab�a en el slip.

-Eso promete � dijo ella.

Volvimos a re�rnos con ganas.

-Quiero que te de la vuelta Andr�s. Que me des la espalda.
Ahora ser� yo quien trate de quitarte el slip con la boca.

Al darme la vuelta ella desliz� su mano en el interior y me
acarici� la polla. Era una caricia suave, me tocaba la polla y bajaba hasta los
cojones, volv�a a subir, me descubr�a el glande y tiraba un poco hacia atr�s
para volver a tocarme los huevos, lo hizo varias veces y luego puso su boca en
el el�stico de la cinturilla del slip. Con el slip en la boca logr� articular
las palabras justas.

-Hazlo, �Ahora! Quiero que te cagues un poco ahora. Te juro
que estoy de chorreando y no es de pis, me tienes caliente como una burra.

Segu�a acarici�ndome la polla.

-�Joder! �Te he dicho que ahora! �Lo quiero ya!

Parec�a mentira que pudiera tocarme la polla y los huevos tan
suavemente y sus palabras fueran todo lo contrario. Volv�a a tener dos chicas en
una. Aquella mujer iba a volverme loco. Me esforc� todo lo que pude. El slip
estaba bajando y dejando al descubierto mis nalgas.

Sent�a una suavidad sin l�mites delante de m� y una voz firme
detr�s que volvi� a repetir:

-�C�gate cabr�n!

Y lo hice.

Un choricillo delgado y peque�ito fue a parar dentro de mi
slip.

La o� aspirar profundamente mientras terminaba de bajarme los
calzoncillos con la boca ayudada de la otra mano.

-Ahora ven y follame � me dijo.

Se apart� y se tumb� en el suelo con el vestido arremangado y
las piernas abiertas.

Aquello no tuvo que repet�rmelo.

Me coloque sobre ella y la penetr�. De nuevo fue suave.
Estaba tan mojada que fue de una suavidad y facilidad pasmosa. Entraba y sal�a,
empujaba a veces un poco m�s, a veces un poco menos, ten�a claro que ella no
quer�a un polvo salvaje, le besaba el cuello, la boca, el canalillo de los
pechos, hasta que ella misma se los sac� del escote y me ofreci� los pezones,
los chupe, lam�, sin parar de moverme dentro de ella a un ritmo constante,
lento, sent�a mi polla patinar dentro de su co�o, y de pronto estall�, se arque�
y se movi� de forma fren�tica, frotaba su pelvis con la m�a, empujaba mi polla
hacia abajo con su co�o buscando el contacto con el cl�toris, volv�a a tener a
la otra cara de la moneda en mis manos, y se corri�, la note, note sus
contracciones, pausadas, lentas, r�tmicas, abraz�ndose a mi, peg�ndose toda ella
a mi y quedando casi inerte al terminar.

-Necesito correrme Cristina.

-Lo har�s, lo har�s, no te preocupes. T�mbate de espaldas.

Se coloc� sobre m� con las piernas abiertas y el culo a la
altura de mi cara.

-Quiero que me comas el co�o Andr�s.

No tuvo que repet�rmelo. Mientras lam�a notaba como los
restos de mi corrida rezumaban de aquel sexo y yo los recog�a con la lengua. Su
boca me estaba mamando la polla lentamente.

-�Y si ahora fuera yo quien se cagara querido?

-�Hazlo!�No me importa! �Quieres que te coma el culo?

-Ser�a delicioso Andr�s.

Mi lengua recorri� su ojete, estaba un poco manchado, pero no
me importaba en absoluto, y sus chupeteos en la polla me ten�an caliente como
nunca hab�a estado.

Estaba comi�ndole el culo, cuando lo note, el ojete se estaba
abriendo.

-�Vas a cagarme Cristina?

-Te juro que me muero de ganas. No se si va a gustarte.

-No me importa. Sigue chup�ndome la polla y caga. Por el amor
de Dios, hazlo.

Su ojete segu�a ensanch�ndose.

-�Te gustar�a que fuera estre�ida o m�s bien lo contrario?

-Me gustar�a que tu mierda fuera pastosa, olorosa, que me
invadiera.

Yo estaba a punto de correrme. Y ella parec�a disfrutar
haci�ndose de rogar.

Pero al fin sucedi�.

Una pasta marr�n, interrumpida por alg�n pedo, abandon� su
culo. Me invadi�. La sent� en mi cara. Sali� con fuerza. Con la misma fuerza que
ella intensific� la mamada. Y me corr�. Le llen� la boca y la cara de semen.

Luego se levant� y solo me dijo:

-Ha sido delicioso follarme a un cerdo como tu.

Yo no pod�a hablar. Ten�a la cara y la boca llena.