Avanzamos sin temor una vez rotas las l�neas del enemigo.
Sab�amos que su derrota era total y que corr�an para salvar sus vidas.
Encontramos una granja despu�s de dos d�as sin ver un alma.
�ramos tres, dos soldados de 20 a�os y yo, los que compon�amos la avanzada. Mi
nombre es Yuri, y tengo la graduaci�n de teniente,
Entramos en la granja para ver si hab�a agua y provisiones.
Realmente pensamos que no habr�a nadie, pero al rato de estar dentro, Andrei,
uno de los soldados, me coment�.
Mi teniente, me ha parecido o�r ruido en la parte de
arriba.
�Seguro?, respond�. Hemos registrado la casa antes. No
hab�a nadie. Han huido, como todos.
Seguro, contest� el.
Est� bien, dije. Vamos a registrar de nuevo. Sergei,
dije al otro soldado, sal fuera por si hubiera alguien y quisiera escapar.
A la orden, contest�.
Cog� el arma y con Andrei me encamin� por las escaleras al
piso superior. Ten�a tres habitaciones que ya hab�amos revisado. Entramos en la
primera, nada de nada. Entramos en la segunda. Yuri, volvi� a revisarlo todo.
Mi teniente, nada, dijo.
Cuando �bamos a salir, el que escuche algo fui yo. No sabr�a
decir lo que era, mezcla de suspiro y llanto, pero lo o�. Mont� el subfusil y me
dirig� hacia el lugar de donde proven�a. Era el armario.
Lo hemos revisado �no?, pregunte a Andrei. Sab�a que lo
hab�amos hecho, pero no hab�amos descubierto nada.
Si se�or, dijo el.
Trae la linterna, orden�.
Andrei abri� las puertas mientras yo alumbraba. Estaba casi
vaci�. Solo quedaban unas pocas prendas en el centro, parec�a como si con las
prisas en irse se las hubieran dejado por no ser necesarias. Adem�s eran cortas
y no hab�a nadie detr�s. Pero yo lo hab�a o�do, estaba seguro.
Andrei, dije. Saca esa ropa.
Obedeci� y, sorpresa, detr�s de la ropa, aparec�a ante mis
ojos una especie de puerta en la pared, a la altura del estomago, �por eso no la
hab�amos visto!, pens�. Era del mismo color de interior del armario, pero el
perfil no estaba bien camuflado.
�Voy a abrir!, grit�. Si en 15 segundos no sale nadie,
abriremos fuego.
Abr� y me hice a un lado, mientras Andrei se situaba al otro
y cog�a una granada.
No hay que fiarse de los rebeldes, dijo.
La primera en salir fue un hombre de unos cuarenta, se ve�a a
la legua que era campesino, pero se ve�a en buena forma. A continuaci�n sali�
una mujer.
Ya estamos, dijo ella.
Bien, si hab�is salido todos, puedo tirar una granada y
volar el escondite, dije.
NOOOOO, dijo �l. Por favor.
Bien, que salgan los que quedan, orden�.
Salieron dos chicas. Una tendr�a m�s menos 11 � 12 a�os,
rubita, muy finita. La otra del orden de los 16, casta�a y bastante guapa. Los
esposamos y bajamos a la planta baja. Sergei entr�, me coment� que la compa��a
nos hab�a alcanzado pero ten�amos orden del capit�n de quedarnos en retaguardia.
Nos hab�amos ganado un descanso. De hecho �ramos los restos de una avanzada de
20 hombres, y encima sin que nos molestaran. Nos sentamos los tres. La familia
estaba all�, de pi� y temblando de miedo, pensar�an que �bamos a fusilarlos,
pero yo ten�a otros planes.
Sergei, Andrei, les dije, los soldados que defienden a
esta gente nos han hecho mucho da�o. Han acabado con nuestras familias y
violado a nuestras mujeres. Ellos se merecen la muerte, pero he pensado en
pagarles con la misma moneda. Va contra las normas, pero nadie sabe que
est�n aqu�. Pero solo podemos hacerlo si los tres estamos de acuerdo.
Adem�s, yo no quiero un dolor f�sico para ellos, quiero algo que les
marque para el resto de nuestras vidas, �est�is de acuerdo?.
S� se�or, dijo Andrei.
Por supuesto, contest� Sergei.
Bien, obedeced y seguid mis instrucciones y vamos a
darles lo que se merecen.
Me dirig� hac�a el hombre y le di un pu�etazo en el estomago.
Cay� arrodillado.
Se que me entend�is perfectamente, dije. Esto es un
aviso, lo que suceda a partir de ahora depende de vosotras. Vais a
obedecer absolutamente en todo. Si os neg�is lo conseguiremos por la
fuerza y vuestro padre o lo que sea lo pasar� muy mal. Si cooper�is,
posiblemente salv�is la vida.�Est� claro?.
La mujer asinti� con la cabeza. Mir� a las ni�as y les dijo
que, por favor, hicieran caso de lo que les dij�ramos. Estaban asustadas pero
asintieron. Sergei les quito las esposas a las tres e incorpor� al hombre,
sent�ndolo en una silla.
Ac�rcate, orden� a la mujer. Obedeci�. �C�mo te
llamas?, pregunt�.
Katerina, contest�, apenas con un hilo de voz.
�Y el?, �Es tu marido?, � Y tus hijas?, pregunt�
alzando el tono de voz.
Se llama V�ctor pero no es mi marido, es mi hermano y
ellas son mis sobrinas, dijo. Quedaron hu�rfanas hace dos a�os.
�Y que haces tu aqu�?, seguro que espionaje, dije,
tratando de asustarla.
No, por favor, vengo a echarle una mano de vez en
cuando. El solo no puede con todo, no soy una esp�a, suplic� con l�grimas
en los ojos.
�Y ellas?, volv� a preguntar mirando a las ni�as.
La mayor es Eva y la m�s peque�a Sof�a, dijo. Por
favor, no les hagas da�o.
Eso depender� de ti y de ellas. Si obedeces y obedecen
saldr�is con vida y, a lo mejor, sin ning�n cargo. De lo contrario
acabar�is mal paradas y posiblemente en alguna prisi�n y eso va a ser
bastante peor. �Est� claro?, grite.
Si se�or, musito.
Mas fuerte, grite, quiero escucharlo de tus labios y
los de las ni�as.
Si se�or, dijeron las tres.
Orden� a las ni�as que se sentaran en el viejo sof� y me
acerqu� m�s a Laura. La puse en frente de su hermano.
V�ctor, escucha bien lo que voy a decir. Si no quieres
que salgan mal paradas vas a tener que colaborar, dije. No vas a cerrar
los ojos ni girar la cabeza, quiero que veas todo el espect�culo, �est�
claro?.
Asinti� con la cabeza, aunque con l�grimas en los ojos.
Impotente, no pod�a hacer nada.
Me acerqu� por detr�s a Laura. Aunque no estuviese arreglada
era lo que llamar�amos una mu�equita. Ten�a 32 a�os, seg�n me dijo, cabello
largo casta�o, ojos verdes, tetas peque�as y carita de puritana. Llevaba puesto
un vestido de una pieza que le llegaba m�s debajo de las rodillas y una rebeca
de lana. Le quit� la rebeca mientras besaba su cuello. Not� su miedo y en ese
momento supe que se entregar�a completamente. Desabroch� su vestido dej�ndolo
caer. Su ropa interior era blanca y al estilo tradicional, lo que me puso muy
caliente (nunca me ha gustado el tanga). Desabroche su sujetador y comenc� a
acariciarle los pechos par�ndome en los pezones. Met� los dedos en su boca y le
dije que los ensalivara. Volv� a tocar los pezones que estaban ya completamente
duros y baj� la mano hasta su braga.
Andrei y Sergei no dejaban de tocarse el miembro por encima
del pantal�n, muy excitados, mientras V�ctor no dejaba de mirar como met�an mano
a su hermana, completamente hundido y poder hacer nada.
Met� la mano bajo de la tela y acarici� su co�o. Ten�a poco
pelo y estaba completamente mojado. La muy zorra estaba disfrutando. Busqu� su
cl�toris y lo acarici� suavemente, poco a poco. Note que le entraban temblores y
en un momento tuve la mano llena de sus jugos mientras gem�a de placer.
Tu hermanita se moja mucho y se corre de cine, dije
mirando a V�ctor. Seguro que a ti tambi�n te ha gustado, verdad?
Vete al infierno, contest�.
Cuidado con las palabras, tu familia est� en juego y no
me gustar�a que lo pasaran mal, y seguro que a ti tampoco. De todas
formas, vamos a ver si te ha gustado. Laura, grit�, arrodillate delante de
tu hermano y b�jale los pantalones. Quiero ver si lo has puesto caliente.
Ella miro con cara de s�plica pero mi mirada bast� para que
obedeciera. Ordene a Sergei y Andrei que se desnudasen pero que tuvieran el arma
a mano. No quer�a sorpresas. Laura se acerc� a su hermano y le baj� el pantal�n.
El bulto en los calzones era evidente. Yo, mientras tanto, me sent� entre las
dos ni�as.
Vaya con el hermano, re�, se ha puesto cachondo. Pobre,
no hay que dejarlo as�. Quitaselos y p�gale una buena mamada, orden�. Y
vosotros poneros uno a cada lado, as� cambiar� el sabor de la polla.
Quiero ver tres buenas mamadas, � est� claro?.
Laura volvi� a asentir con la cabeza.
Y vosotras, dije mientras me sentaba entre las
hermanas, �Vais a obedecer tambi�n o tengo que destrozar alguna cara o
cuerpo?.
Asintieron con la cabeza. Eran muy bonitas las dos y las
posibilidades eran m�ltiples. Lo que estaba claro es que los agujeros de las dos
los iba a estrenar yo. Sab�a que mis hombres no se opon�an. Llevaban el mismo
tipo de vestido que la t�a, y ver�amos, si la misma ropa interior.
Sof�a, dije en tono autoritario. F�jate, como chupa tu
t�a, b�jame los pantalones y chupamela igual. Y t�, dije mirando a Eva,
abre las piernas y s�bete la falda hasta la cintura. Quiero tocar un
conejito joven y notar su olorcito. Ah, Laura, quiero que te lo tragues,
�ok?.
Laura chupaba las tres pollas, bastante bien por cierto a
juzgar por las caras. Eva me hab�a bajado los pantalones y el calz�n y chupaba
como yo le iba indicando. Una de mis manos acariciaba el chochito de Eva por
encima de la braga mientras la otra se met�a bajo de la falda de Sof�a que
chupaba de rodillas encima del sof� y acariciaba su culito.
Cambio, dije. Laura, ven aqu� y t�, Eva, chup�sela a tu
padre y a mis soldados.
Por favor, suplico Laura. Deja a la ni�a.
Mira, dije. No me gusta repetir las cosas. �Prefieres
que le pegue un culatazo en la boca, la deje sin dientes y chupe a la
fuerza, lo prefieres?.
La mir� fijamente.
Entonces calla y obedece, �Est� claro?.
Se arrodillo y comenz� a comerme el miembro. Lo hac�a bien la
muy zorra. Sub�a y bajaba su mano mientras con la lengua ensalivaba el capullo.
Eva se corri� de repente, gritando, llorando y gimiendo. Expulso jugos y se me�.
Impresionante.
Laura, limpia el co�ito de tu sobrina, dije. Con la
lengua y sin rechistar, a�ad� mientras la cog�a del cuello y apretaba
haciendole da�o a prop�sito para asustarla. Utiliza tu traje para secar el
sof� y el suelo.
Le bajo las bragas y comenz� a lamer el co�ito de Eva
mientras secaba el suelo con su vestido. Le dijo a Eva que se levantara y puso
el vestido debajo.
Sigue comiendo, ordene.
Estaba a punto de correrme. Me incorpor� y met� mi polla en
la boca de Eva, cogiendole la cabeza y follando su garganta. La corrida fue
bestial, hab�a leche para repartir, as� que le dije a Laura que me la terminara
de chupar y limpiar como hizo. Despu�s, con la boca llena de mi leche, volvi� a
chupar el co�o de su sobrina haciendo que tuviera otro orgasmo espectacular que
mezclo sus jugos con mi leche en su boca.
V�ctor se corri� entre espasmos en la boca de su hija. Sergei
cogi� la cabeza de la ni�a y hundi� sus 22 cm hasta el fondo, eyaculando
pr�cticamente al final de la boca de forma que casi se atraganta la pobrecita.
Andrei prefiri� hacerlo en su cara. Que vista mas agradable, t�a y sobrinas con
leche para aburrir. Y esto acababa de comenzar, pero eso ser� otra historia.