Me considero una persona normal, y como toda persona normal,
gusto del sexo. Me encanta y me fascina. Siempre mi mayo atracci�n han sido las
mujeres mayores que yo, digamos 10 a 15 a�os mas. En la actualidad tengo 29
a�os.
Bueno, un d�a llegue a mi casa y me se�ora ten�a en el patio
a la perra de la vecina. Al parecer estaba en celo y como nuestro patio es
totalmente independiente al jard�n, ella se lo ofreci� para evitar que alg�n
perro pasara la reja y pre�ara a la perra que en ese momento estaba en celo. A
m� la idea no me gust� mucho, ya que nunca he sido muy amigo de los animales,
sin embargo, como ya estaba echo, no le di mayor importancia.
Justo ese d�a, mi se�ora se enferm� y cay� a la cama con una
dolor de cabeza que seg�n ella, no pod�a soportar. Como se pone insoportable, yo
la mando a acostarse y le apago la luz para que duerma y no me moleste.
Eran las 11 de la noche, mi se�ora dorm�a en la pieza hace
como una hora. Yo me encontraba en el PC, haciendo un trabajo tom�ndome mi
segundo whisky. Me dieron ganas de fumar, y como no acostumbr�bamos a fumar
dentro de la casa, sal� al patio a fumar, como de costumbre
Hab�a reci�n prendido mi cigarrillo, cuando veo una sombra
que avanza hacia m�. Me asust� mucho, pero despu�s me di cuenta que era la perra
de mi vecina. Me re� por la situaci�n.
Me sent� en un sof� de estos tipo columpio, que tenemos
afuera, fumando mi cigarro y bebiendo mi trago. La perra se acerc� a m�,
colocando su cabeza apoyada en mis piernas. Tampoco soy tan malo con los
animales y le hice cari�o en la cabeza. Ella respondi� d�ndome algunos empujones
con su hocico, que fueron a parar en mi entrepierna. Me dio un poco de
cosquillas incluso sentir sus bigotes al contacto de mis piernas, ya que andaba
con pantalones cortos.
No le prest� mayor atenci�n y me volv� a mi Pc, sirvi�ndome
otro trago. Como a los 15 minutos despu�s, me dieron ganas de fumar otra ves y
nuevamente sal� al patio.
Me sent� en el sof� y nadie apareci�. La noche estaba
preciosa y muy calurosa, a s� que me sent� a disfrutar del espect�culo. Emit� un
silbido y apareci� la "visita".
Me qued� mirando este ejemplar de 3 a�os, un Seter Irland�s (
no se como se escribe, pero es un perro de color caf� cobre, grande y peludo ).
Su nombre era Dianka.
Nuevamente comenz� a restregar su hocico contra mis piernas
hasta que lleg� a tocarme mi verga. El roce, el alcohol, sus caricias... no se
que pas�, pero mi verga comenz� a despertarse y yo me qued� ah� sintiendo como
la perra con su hocico se restregaba conmigo.
Cuando mi verga se levant� completamente, me imagino que debe
haber emanado alg�n tipo de olor, ya que ella como que lo sinti� y comenz� a
olerme mas y m�s.
Me gust� sentir esa sensaci�n, aburrido y confiado en que
nadie me miraba me saque la verga un poco, a ver que hac�a el animal.
Mi sorpresa fue muy agradable al ver que la perra primero me
oli� y luego comenz� a pasar su lengua por la punta de mi cabeza.
La sensaci�n era rara, pero de todas formas excitante. Le
dej� que me la lamiera, logrando que mi verga se terminara de colocar
completamente dura. La sensaci�n era muy agradable, pero nunca como para acabar,
a si que me levant� y me met� a la casa , primero al ba�o a lavarme muy bien la
verga y a continuar con mi trabajo.
Me serv� mi cuarto vaso de whisky, ya los otros tres me
ten�an, digamos algo contento, el trabajo se puso latoso, decid� relajarme un
poco y comenc� a buscar en internet la palabra "zoof�lia".
Al poco buscar, encontr� esta misma p�gina donde hoy, estoy
haciendo mi peque�o aporte literario.
Comenc� a leer sobre el tema y aun habiendo pocas historias
de hombres con animales ( hay como un 90% de mujeres ), me empez� a interesar el
tema y termin� , lo reconozco excit�ndome.
Al leer mi tercer relato me encontraba muy caliente y a mi
edad, ya no estaba para pajas, por lo que se me paso por la mente, salir al
patio y ver si mi "vista", pod�a hacer el mismo trabajo que otras perras hab�an
echo a sus amos en estas p�ginas.
Sal� al patio en silenci� y llam� muy suave a Dianka, cosa de
no despertar a mi se�ora. La perra vino corriendo inmediatamente a m� encuentro.
La calm� un poco con caricias en la cabeza, se notaba que era muy regalona y
acostumbrada a las caricias. Entr� nuevamente a mi casa y a la habitaci�n a
cerciorarme que mi se�ora siguiera durmiendo. Sal� al patio y ah� estaba ella,
sentada, esper�ndome.
Esta vez ven�a mas preparado. Hab�a sacado del refrigerador
un frasco con salsa de frambuesa y, me dirig� al fondo del patio escondido
detr�s de unos arbustos en caso que mi mujer se despertara.
Sin decirle nada, la perra me sigui� a nuestro escondite.
Apenas llegu�, me saqu� mi verga completamente dura y le apliqu� la salsa de
frambuesa y me arrodill� para que ella la saboreara a su antojo. En un segundo
comenc� a sentir como su lengua �spera me recorr�a completamente d�ndome un
placer exquisito!!! Una y otra vez sin cansarse esa �spera lengua comenz� a
darme un placer nunca antes experimentado.
Volv� a vaciar la salsa y ella nuevamente la com�a desde mi
verga. Mientras lo hac�a, con mis dedos comenc� a buscar bajo su cola su sexo y
no me cost� encontrar algo h�medo que me invitaba a investigar.
Me cost� un poco hacer que ella dejara de languetearme, pero
al fin consegu� ponerme detr�s de ella. Al principio no se quedaba quieta, pero
luego de un rato, logre que se calmara.
Con mis dedos, bajo su cola, comenc� a trajinar esa h�meda
abertura. Ella al sentir mi dedos tocando su intimidad, se qued� muy quieta
dej�ndome incursionar con mis dedos todo su sexo.
Estaba decidido hacerlo, nunca mas tendr�a una posibilidad
como esa. El alcohol me daba la fuerza que necesitaba para llevar acabo esa
locura.
Con mi dura verga en una mano, comenc� a tratar de met�rsela,
mas la altura de la perra, no coincid�a con la m�a, pero como estaba
completamente decidido hacerlo, me atrev� a buscar una banca de madera y
llevarla hasta el escondite, detr�s de los arbustos. En toda la operaci�n, como
una c�mplice, ella me sigui�. Al traer la banca tras los arbustos, la tom� en
brazos y la sub�. Ya la altura era exactamente lo que necesitaba.
Me baje completamente mis pantalones cortos quedando con mi
herramienta lista para trabajar. Levant� su cola y con mis dedos nuevamente
encontr� su exquisita entrada. No aguant� mas y lentamente fui penetr�ndola.
Ella se quedaba muy quieta, como disfrutando cada cent�metro que le entraba. La
sensaci�n de estar penetrando a ese animal era exquisita, el morbo, lo
prohibido, sus pelos en mis piernas, su silencio era todo una mezcla que me
llevaba a sentir al m�ximo.
Lentamente mi verga se fue abriendo paso en esa h�meda
cavidad hasta llegar a penetrarla completamente sintiendo como sus pelos rozaban
mi estomago. Con la misma lentitud fui sac�ndoselo hasta sacarla completamente y
luego volverla a meter.
Repet� esta operaci�n varias veces, cada vez que la sacaba,
pod�a sentir el aire en la punta de mi verga y al meterla la humedad y la c�lida
temperatura que me entregaba Dianka.
Comenc� a follarla mas a y mas r�pidamente. El alcohol me
hab�a puesto muy duro y no me ser�a f�cil acabar, por lo que le di a mi ritmo
una y otra vez sintiendo un morbo muy excitante.
Estuve a punto de acabar , a si que saqu� mi verga y me
coloqu� por delante. Nuevamente mi compa�era, ya sin necesidad de sobornos,
comenz� a lamerme otra vez mi verga, ahora mojada con sus propios l�quidos. Era
todo una sesi�n de sexo. Yo no quer�a acabar aun, quer�a disfrutar al m�ximo esa
oportunidad irrepetible. Sent�a su �spera lengua recoger los restos de sus
l�quidos una y otra vez. Nuevamente me coloqu� por detr�s y ya conociendo el
camino comenc� a bombearla nuevamente fuerte y r�pidamente sin que ella pusiese
ninguna objeci�n.
Estuve mucho rato as�, hasta en una de esas salida me coloqu�
nuevamente harta salsa de frambuesa en mi verga y se la pas� para que ella me la
saboreara, mientras me dio tiempo para prender un cigarrillo y fum�rmelo
mientras ella con su lengua no dejaba de lam�rmela.
Termin� mi cigarrillo y nuevamente me coloque detr�s de ella.
Yo estaba duro y no tenia ganas de acabar aun, mas mi compa�era se empez� a
colocar un poco inquieta y para mi fue la se�al que ya ten�a que acabar. La tome
fuertemente de sus ancas y comenc� a moverme muy r�pidamente hasta que comenz�
ese exquisito cosquilleo en la punta de mi verga. No par� y segu� meti�ndola y
sac�ndola r�pidamente hasta que me di cuneta que no aguantaba m�s y me descargue
dentro de ella litros y litros de semen caliente que quedaron en el interior de
mi peluda pareja. Aun habi�ndome descargado, me mantuve con mi duro miembro
dentro de ella sintiendo por �ltima vez esa sensaci�n de estar dentro de una
perra.
Ya mi verga perdi� su dureza y me sal� de atr�s de ella para
ponerla en su hocico y dejar que ella misma me limpiara, cosa que no dudo en
hacer.
Yo estaba rendido, despu�s de largos minutos de estar
penetrando a esa hembra. Me acomod� los pantalones , ella se baj� de la banca y
comenz� a lamer su sexo.
Me llev� los objetos que hab�a llevado y me sent� en el
columpio a beber mi �ltimo vaso de wisky y a fumar mi �ltimo cigarro antes de ir
a acostarme. Dianka me sigui� y se ech� a mis pies continuando con la tarea de
limpiar sus genitales.
Termin� mi vaso y me entr� a lavarme muy bien mi verga que
estaba completamente roja despu�s de tanto roce.
La perra estuvo un par de d�as mas en casa, pero no hice el
intento de repetir con ella la experiencia.
Cuando mi vecina un d�a me encontr� en la calle, me agradeci�
la amabilidad de haber cuidado a su perra en la etapa del celo. Yo, como muy
buen vecino, le ofrec� nuestra casa para el pr�ximo celo.
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