Relato: Lindas clases





Relato: Lindas clases

LINDAS CLASES



Lo que les cuento a continuaci�n, pas� hace ya bastante tiempo. Por razones que
espero entender�is, los nombres est�n cambiados, pero el resto del relato, es
totalmente real. Hace tiempo que quer�a contarlo, pero por diversas razones,
hasta ahora no hab�a encontrado ni el momento ni el lugar adecuados. Quiero
tambi�n, contarlo con todo lujo de detalles aunque se alargue un poco, pero
despu�s de tanto tiempo, no quiero que se me quede nada en el tintero y adem�s,
me gustar�a poder transmitir fielmente todo lo sucedido y que os pod�is hacer
una idea de las sensaciones y sentimientos experimentados.




Yo me llamo Juli�n y todo sucedi�, cuando ten�a treinta a�os. Estaba casado y
adem�s, debo decir, que felizmente casado. Impart�a clases en un instituto como
profesor de matem�ticas y mi mujer trabajaba como comercial en una multinacional
de inform�tica, motivo por el cual, viajaba demasiado y nos ve�amos menos de lo
que nos hubiese gustado. No ten�amos hijos, nuestro poder adquisitivo era alto y
nuestra mayor satisfacci�n consist�a en retirarnos cada vez que pod�amos a una
casita aislada en la sierra que mi mujer hab�a heredado de sus padres. Siempre
hab�a sentido atracci�n hacia las personas de mi mismo sexo, pero jam�s me hab�a
relacionado con un hombre... las cosas de los pueblos peque�os... mi mujer lo
sab�a y era un tema que coment�bamos a menudo.



Sucedi�, que al piso vecino, se traslad� una familia en r�gimen de alquiler. Una
noche, ella me comunic� lo de los nuevos vecinos. Me dijo que era una familia
que hab�a tenido que cambiar continuamente de residencia por motivos de trabajo,
que se trataba de un matrimonio con tres hijos varones y que el mediano andaba
retrasado en el colegio. Su padre andaba buscando un profesor para que le diese
algunas clases particulares y no encontraba a nadie. Me dijo tambi�n que era una
familia muy agradable, que hab�an venido a presentarse por la tarde y que la
hab�an invitado a caf�... yo, me di cuenta enseguida, de que lo que Aurora (mi
mujer) quer�a es que yo hiciese el favor de impartirle clases al chaval, cosa
que no me hac�a ninguna gracia, ya que ten�a por aquellos entonces el tiempo
bastante ocupado.



Al d�a siguiente, estando yo solo en mi domicilio, se present� el padre de esa
familia. Mi mujer le hab�a hablado de m� y ven�a a pedirme colaboraci�n para que
su hijo (Mart�n) sacase el curso adelante. Yo, desde el primer momento,
intentando no ser descort�s, puse mil excusas y procur� zafarme del compromiso,
pero me fue totalmente in�til. Era un hombre amable y se ve�a tan agobiado con
la situaci�n, que al final, termin� dici�ndole que pod�amos probar, pero que no
le garantizaba que en un futuro cercano, pudiese seguir con las clases, ya que
cuando se acercan los ex�menes finales el trabajo de correcci�n me robar�a
demasiado tiempo. As�, que el buen hombre, qued� en enviar a Mart�n a las seis
de la tarde del d�a siguiente para comenzar la dura tarea.




Eran las seis de la tarde del d�a convenido. Yo esperaba la llegada de Mart�n y
mientras, preparaba la clase... las seis y cuarto y a�n no hab�a llegado... la
impuntualidad es algo que me saca de quicio, as� que decid� llamar a su puerta
para ver qu� ocurr�a. Justo cuando me dirig�a a la puerta de salida de mi casa,
son� el timbre. Abr� enojado y all� estaba.


-Soy Mart�n, siento llegar tarde, pero me han...



No lo dej� terminar, no me gustan las excusas.


-Pasa, pasa. En adelante, espero que seas m�s puntual.


No s� ni c�mo logr� articular las palabras que acabo de escribir. La visi�n de
aquel chico, me hab�a aturdido totalmente. Era lo m�s hermoso que hab�a visto
jam�s. Ten�a trece a�os, unos ojos que no le cab�an en la cara, unos labios
carnosos y un pelo... era de piel morena, ven�a en calzonas y camiseta de
deporte y era pura fibra, despierto, vivaracho, con una sonrisa que quitaba el
hipo. Dios m�o. Jam�s hab�a sentido atracci�n por un ni�o y esa nueva sensaci�n
me dej� totalmente conmocionado.



Nos sentamos en la mesa de estudio despu�s de presentarme y estrecharle la mano
(�c�mo apretaba esa mano Dios!). Le expliqu� m�s o menos cu�l ser�a el plan de
estudios y le di un texto para que lo repasara.


-Despu�s te har� varias preguntas sobre �l.


Mientras el muchacho le�a, yo fing�a leer un libro. La verdad es que no pod�a
concentrarme. De vez en cuando, lo miraba de reojo y varias veces lo sorprend�
haciendo lo mismo. As� pas� la tarde hasta que se despidi�.




Desde la despedida hasta que lleg� el momento de la clase siguiente, creo
recordar que me tuve que masturbar tres veces pensando en Mart�n, en su sonrisa,
en sus menudas pero apretadas piernas... en sus manos, sus labios... las horas
transcurrieron lentas y mon�tonas hasta que lo vi de nuevo entrar por la puerta.
En ese segundo encuentro, mi mujer no estaba, hab�a salido de compras. Aprovech�
la ocasi�n para invitar a Mart�n a un chocolate caliente para merendar (en
realidad pretend�a limar asperezas y empezar a conseguir la confianza de aquel
muchacho que me tra�a loco). Mart�n me lo agradeci� mucho y durante toda la
clase estuvo sonriente y atento a todo lo que le dec�a. Empez�bamos a caernos
bien.



As� transcurrieron las semanas. Yo no pasaba de los juegos de manos con �l,
primero por el miedo que me invad�a al pensar que los dem�s pudiesen descubrir
mis verdaderos sentimientos y en segundo lugar por miedo a Mart�n, a sus
sentimientos, a perderlo si intentaba algo atrevido, a que el padre apareciese
cuchillo en mano si sospechase cualquier cosa o si Mart�n hiciese alg�n
comentario. La angustia era terrible, la pasi�n cada vez m�s fuerte. Creo que me
estaba enamorando y una mezcla de deseo carnal y plat�nico me entristec�a cada
vez que se marchaba de mi casa y ocupaba mi mente hasta que lo ten�a otra vez
junto a m�.



El final del curso lleg�. Mart�n, de quien se esperaba que suspendiera cuatro o
cinco asignaturas debido a su bajo nivel, aprob� todas las asignaturas menos
matem�ticas, precisamente mi especialidad. El padre no sab�a c�mo agradecerme el
esfuerzo. Para celebrar los resultados, nos invit� a mi mujer y a m� a una
velada en su casa. Mientras beb�amos y re�amos el matrimonio, sus tres hijos, mi
mujer y yo, brome�bamos, hac�amos chistes... de pronto mi mujer interrumpi� y
dirigi�ndose a m� dijo:


- Tengo de darte una mala noticia. La empresa me env�a al extranjero para hacer
un curso de actualizaci�n. Pasar� todo el verano fuera y no podr� ir contigo a
la casa de la sierra, as� que este a�o, pasas las vacaciones solo.




Yo qued� desconcertado y triste, ya que hab�a esperado durante todo el curso el
momento de irme con ella para desconectar e intentar olvidar a Mart�n y no me
apetec�a en absoluto pasar solo las vacaciones. De pronto y para sorpresa de
todos, Mart�n dijo:


- Podr�a irme contigo. Pasar�amos el verano juntos, me podr�as preparar para
examinarme en septiembre de la asignatura que me queda y a cambio, te har�a
compa��a.


Sus padres, hasta se levantaron del sof� para aplaudir la idea, mi mujer no par�
de decir que le parec�a estupendo, que as� marchaba m�s tranquila. Yo por mi
parte, refunfu�aba, dec�a que bastante hab�a tenido con el curso, me hac�a el
estrecho e intentaba demostrar poco inter�s por el proyecto. En realidad, me
temblaban las piernas. Tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para ocultar el
nerviosismo. No pod�a creerlo, yo solo con Mart�n todo el verano en una casa
retirada en la sierra, lejos de todo el mundo, en un lugar al que s�lo se pod�a
llegar andando durante tres kil�metros porque en coche s�lo se pod�a acceder
hasta el pueblo m�s cercano... no pod�a creerlo.



Y lleg� el momento esperado. Llegamos al pueblo, dej� mi coche guardado, cogimos
los v�veres y nuestros enseres, alquilamos un par de caballos y nos dirigimos a
la casa. Durante todo el camino, Mart�n no par� de hacer bromas. Estaba
supercontento, alucinado con todo lo que ve�a, re�a con todo... en un punto del
camino detuvo su caballo, me pidi� que parase yo tambi�n, se acerc�, me cogi�
por la nuca y la barbilla y me dio en la mejilla el beso m�s lindo que jam�s me
hayan dado en todos los d�as de mi vida. Despu�s, me dijo en voz baja y al o�do:


-gracias por traerme contigo, procurar� que no te arrepientas.



No pod�a creerlo.


-Yo tambi�n lo procurar�


y acto seguido baj� del caballo para mear. Estaba empalmad�simo.



-Yo tambi�n quiero mear


y dando un salto del caballo, se puso a mi lado. Yo no intent� ocultarme, era la
primera vez que Mart�n iba a verme la verga y no quer�a dejar escapar aquella
oportunidad. Modestia a parte, he de decir que tengo buen cuerpo, hago bastante
deporte y cuando estoy empalmado, mi badajo alcanza sin dificultad los veinte
cent�metros. Observ� de reojo que Mart�n me miraba y de repente grit�:



-��la hostia... que cacho de nabo tienes!! ��es un poste de carne!!



Yo sonre� y me gir� tap�ndome, pero para mi sorpresa, me dijo:



-deja que la vea... no he visto nunca nada igual, no te d� corte, yo ya se la he
visto muchas veces a mi padre, adem�s, estoy harto de ver pel�culas porno, pero
nunca hab�a visto una tan grande. Anda, d�jame verla...


Me gir� hacia �l blandiendo un poco mi sable y excitado hasta los huesos. Me
tir� del prepucio hacia atr�s y dej� que todo el capullo asomase al aire hasta
quedar libre. Mart�n no paraba de asombrarse y de decir barbaridades. Me la
guard�, subimos a los caballos y durante el resto del camino hasta la casa no
par� de hacerme preguntas como: desde cu�ndo la tienes tan grande, cu�nto te
med�a con 13 a�os, que si a mi mujer no le dol�a al tener relaciones conmigo...




Con esa conversaci�n, el badajo se me mantuvo empinado hasta que llegamos a la
casa. Yo le quitaba importancia al asunto y le dec�a que de peque�o, me enter�
de un truco para tenerla m�s grande, que apliqu� ese truco varias veces y que
por eso la ten�a as�. Claro, �l me rog� que le contase el truco y yo le dije que
seguramente, si se portaba bien, antes de que terminase el verano se lo
contar�a.



Entramos en la casa. Le encant�. Era una casa de madera muy confortable, con
chimenea en el sal�n y dormitorio y con muchos detalles. La inspeccion� a fondo,
le dio dos mil vueltas mientras yo guardaba el equipaje y hac�a el almuerzo y al
rato, entr� en la cocina.


-Juli�n... en esta casa, s�lo hay una cama enorme... �c�mo vamos a dormir?.



Yo hab�a estado esperando esa pregunta desde antes de llegar.



-S�, como aqu� solo venimos mi mujer y yo, s�lo necesitamos una buena cama, as�
que t� decides... el sof� se transforma en cama, pero es menos confortable que
la cama grande. Puedes abrirlo por la noche y dormir en �l o dormir conmigo en
la cama, como quieras...


Casi me corto con el cuchillo del nerviosismo que me entr�.



-Bien, no quiero molestarte, as� que dormir� en el sof�.


La respuesta me dej� pesaroso y sin ganas de nada, creo que debi� notarlo.




El resto de la tarde, lo pasamos pescando en un riachuelo, trotando por los
montes, cortando le�a para el hogar... despu�s de la cena, le dije que me iba a
dormir, que estaba demasiado cansado y que adem�s, al d�a siguiente ten�amos que
comenzar las clases; que iba a ver un trozo de pel�cula que hab�a dejado a
medias y que luego me dormir�a.


-No te preocupes, como has visto, en mi habitaci�n tengo televisi�n y v�deo; no
te voy a molestar, t� puedes abrir el sof� y dormir tranquilo. Mart�n, comenz� a
abrir el sof� mientras yo retiraba la mesa y de pronto dijo:



-Juli�n... �puedo ver contigo ese trozo de pel�cula?, cuando termine bajo y me
acuesto...


- No. Debo decirte que es una pel�cula porno y no s� que pensar�an tus padres


-No te preocupes, no tienen por qu� enterarse... somos colegas �no?



-es que adem�s, debo decirte que es una pel�cula gay


Mi excitaci�n en ese momento no ten�a l�mite.


-��No jodas... yo nunca he visto una de esas... anda, porfa, d�jame...!!



- Mart�n... me vas a meter en un l�o... anda, vente conmigo




Entramos en la habitaci�n. Yo hab�a puesto en la chimenea del dormitorio
suficiente lecha como para caldear el ambiente lo m�ximo posible. Nos metimos en
la cama y puse el v�deo.


- Aqu� hace una calor insoportable, Juli�n, �te importa si me quedo en
calzoncillos?


- No, yo voy a hacer lo mismo.


Quedamos los dos tumbados boca arriba, destapados y en calzoncillos, con las
miradas fijas en el televisor. Yo de vez en cuando miraba de reojo el paquete de
mi amigo. Me mor�a de ganas por tocarlo.


- Juli�n... haces mucho deporte �verdad?


- S�, �por?


- Me encantan tus abdominales.


- T� tambi�n los tienes marcados.


Me atrev� a acarici�rselos. R�pidamente, se me empin� el badajo. No quise
disimularlo, al contrario, dej� que se viera bien el bulto debajo de los
calzoncillos. �l me lo miraba de forma descarada.


- Te has empalmado.


- S�, la pel�cula. �Y t�?


- Yo tambi�n, mira...


Cu�l ser�a mi sorpresa, cuando vi que se baj� los calzoncillos y dej� su polla
al aire, empalmada, morena, descapullada, preciosa. Ten�a buena polla para su
edad. Le medir�a unos 10 cms. Se la guard�.


- Mira a m� c�mo se me ha puesto.


Me descubr�, apret� el culo y con los dedos me apret� la base del carajo para
que se mostrase con todo su esplendor. Mi nabo, mostraba todas sus venas a punto
de estallar, con la cabeza descubierta como si estuviese a punto de salir del
pellejo.


- Madre m�a... qu� grande la tienes. Me gustar�a tenerla igual. �cu�ndo me vas a
contar el truco para tenerla tan grande?


- Ya te lo contar�... t� p�rtate bien y estudia que ya te lo contar�.



- Anda... cu�ntamelo ya, que estoy intrigado. Sabes que voy a estudiar. No seas
as�...


- Me da verg�enza...


- Vengaaa...


- Bueno, pero me tienes que prometer que no se lo contar�s a nadie.



- Te lo juro.


- Ver�s, cuando yo era peque�o, vi a un t�o m�o que la ten�a muy grande, le dije
que a m� me gustar�a tenerla igual y �l me dijo que para eso, ten�a que beber
mucha leche de nabo, pero que lo m�s efectivo era meterme leche de nabo por el
culo. As� que se la chup� muchos d�as y lo dej� que me follara muchas veces. Con
el tiempo se me fue poniendo grande.



Mart�n no dijo nada. Qued� pensativo mirando la pantalla del televisor. La
pel�cula hab�a terminado y la pantalla estaba en blanco, pero �l la miraba... yo
le dije que era tarde, que se fuese al sof� a dormir. Estaba loco por que se
fuera para mene�rmela porque mi relato y la situaci�n me hab�an puesto a cien.
Como comprender�is, todo era mentira, s�lo se lo cont� por ver c�mo reaccionaba.
Mart�n se levant�, sali� de la habitaci�n y se fue. Yo apagu� la luz y me puse a
mene�rmela. De repente, Mart�n, llam� a la puerta. Encend� la luz.



- Pasa. �qu� te ocurre?


- Juli�n, ver�s... es que a m�... a m� me gustar�a tenerla alg�n d�a como t� de
grande... y me da verg�enza, pero... �a ti te importar�a que te la chupase, como
hiciste t� con tu t�o?


Me incorpor�, lo cog� por los hombros y lo met� en mi cama.



- Ven conmigo, mi vida.


Lo apret� contra mi cuerpo y �l correspondi� apret�ndose tambi�n. Comenc� a
besarle la boquita, a morderle los labios, a susurrarle al o�do.



- Estaba loco por meterte la tranca en la boca.


Lo agarr� del pelo y empuj� hasta que su cabeza qued� a la altura deseada. Sin
mediar palabra, le met� la barra de carne en la boca y �l empez� a mamar como un
borrego hu�rfano. Le dej� que se acostumbrase un poco y enseguida empec� a meter
y sacar la cabeza del nabo en su boca. Se la saqu� de la boca, le di la vuelta
hasta conseguir el 69 y le quit� los calzoncillos.


- Haz lo mismo que yo (le dije).


Se la empec� a chupar con fuerza apret�ndola con mis labios. �l me la agarr� con
las dos manos y se meti� el sobrante en la boca. Comenc� a mordisque�rsela
despacio y �l hizo lo mismo. Para mi sorpresa, Mart�n se corri�. Solt� una
peque�a cantidad de leche que yo me tragu� despu�s de saborear. Eso me dio alas.
Lo sent� en la cama, yo me puse de pi� de forma que mi polla le quedase a la
altura de la boca. No paraba de mirar aquel badajo empinado a tope. Le agarr� la
cabeza, se la met� en la boca y empec� a empujar hasta que me corr�. Un
manantial de leche le call� dentro y el se la trag� toda sin rechistar.



- �Madre m�a!, qu� mont�n de leche sueltas... (dijo)


Yo me met� en la cama y �l se meti� conmigo. Nos abrazamos. Fue una de las
noches m�s felices de mi vida.


- Juli�n... �cu�ndo me vas a follar?


- No te preocupes, todo se andar�. Por ahora, ch�pamela de nuevo.



Me volv� a correr en su boca dos veces m�s. No desperdici� ni una gota. Al
final, nos quedamos dormidos. Mart�n se durmi� con mi carajo en la mano. Era
precioso.



Al d�a siguiente, comenc� la segunda parte de mi plan. Fabriqu� un juego de
consoladores de madera. Eran cinco consoladores de distintos tama�os. El
primero, ten�a el tama�o del dedo me�ique, el segundo era m�s largo y grueso, el
tercero m�s y as� hasta el quinto que ten�a aproximadamente el tama�o de mi
verga. Mart�n me ve�a trabajar puliendo la madera, dej�ndola fina y sin aristas,
con la punta redondeada... su curiosidad iba en aumento.


- �Qu� est�s haciendo Juli�n?


- Una cosa para ti.


- �Qu� es?


- Ya lo ver�s.


- Juli�n... anoche me lo pas� genial.


- Esta noche, te lo vas a pasar mejor.


- �Vas a follarme?


- �T� quieres?


- S�, pero me da algo de miedo. Tienes la tranca muy gorda y me va a doler.



- Guapo, lo �ltimo que har�a en esta vida es hacerte da�o, no te preocupes.



Mart�n sonri�, se acerc� y me dio un beso en los labios. Me baj� los pantalones
y me corr� nuevamente en su boca.


- Mi vida, vas a acabar conmigo, no te acerques a m� hasta la noche, cuando te
tengo cerca no puedo contenerme.


- Me gusta chup�rtela y mene�rtela.


- Y a m� me gusta que lo hagas, cabr�n.


Me acerqu� a su o�do y le habl� en voz baja.


- Pero de lo que de verdad tengo ganas es de meterte la tranca por el culo hasta
que te salga por la boca.


Se excit� tanto que tuve que pararlo para que no me la chupase de nuevo.




La noche cay�. Cenamos deprisa. Nos mir�bamos de vez en cuando y sonre�amos. La
complicidad entre los dos me ten�a muerto.


- Ma�ana fregaremos los platos, Juli�n, v�monos a la cama.



Lo cog� en brazos, lo apret� contra m� y sub� las escaleras corriendo, como si
fuese a terminar el momento, como si la noche fuese a durar un minuto que
deb�amos que aprovechar. Lo tumb� boca arriba en la cama y lo desnud�
lentamente. Luego me desnud� yo. Saqu� mi juego de consoladores y mi bote de
crema hidratante. �l segu�a boca arriba expectante. Los dos est�bamos con las
pollas tiesas.


- Encoge las piernas y �brete el culo con las manos.


Obedeci� enseguida.


Unt� el primer consolador con crema y poco a poco se lo met� y saqu� por el
culo.


- �Te ha dolido?


- No, ha estado bien.


- Pues ahora, el segundo...


As� fui haci�ndolo con cada uno de los consoladores, con paciencia, con tacto,
con mucho cuidado. Cuando notaba que le dol�a un poco, paraba y no cambiaba de
tama�o hasta no tener completamente superado el tama�o que estaba usando.




Por fin, met� el quinto consolador. �ste se resisti� un poco m�s, pero no mucho.
Su ano estaba totalmente dilatado. Mart�n sonre�a de vez en cuando y se dejaba
hacer. Hab�a comprobado que no estaba dispuesto a hacerle da�o. Eso lo relaj� y
se entreg� por completo a mi voluntad.



- �Te ha dolido el quinto palito, guapo?


- No, nada.


- Pues ag�rrate porque ahora te voy a follar como a una puta. Te pienso dar cada
pollazo, que te vas a mear de gusto.


Lo puse a cuatro patas, le abr� las nalgas y apoy� la cabeza del nabo en su
culito dilatado, luego, solt� sus nalgas, agarr� su cintura y comenc� a
met�rsela poco a poco.


- �Te duele?


- No, sigue...


Met� un par de cent�metros m�s.


- �va bien?


- S�, no pares.


Empuj� con fuerza y termin� de meter los cinco o seis cent�metros que todav�a
quedaban fuera. Mart�n solt� un gemido. Yo ya no pod�a parar. Empec� a follarlo
con violencia. Mis huevos golpeaban sus nalgas. De vez en cuando, la sacaba
entera y la met�a con un golpe seco que lo hac�a gemir nuevamente.



- Te gusta que te folle �verdad, maric�n? Te gusta que un hombre de verdad te
meta la verga hasta las trancas �verdad, putita?.


Me corr�. Me corr� en el culo de mi ni�o. El primer polvo de mi vida que
disfrut� a tope. La saqu� y me dej� caer de espaldas en el colch�n. El tambi�n
se tumb� de espaldas y entonces qued� totalmente sorprendido al comprobar que �l
tambi�n se hab�a corrido.


- Pero... c�mo te has corrido, si no te la has tocado, ni yo tampoco te la he
tocado.


- No lo s� Juli�n, pero cuando me di cuenta, estaba corri�ndome de gusto.



Me tumb� encima, lo bes� apasionadamente, le com� los labios, los pezones, las
orejas y as�, con Mart�n tumbado de espaldas, me lo volv� a follar. �l volvi� a
correrse sin ni siquiera tocarse. Fue fant�stico. Esa noche, volv� a clavarle mi
estaca dos veces m�s. Est�bamos tumbados en la cama y cada vez que me echaba la
pierna por encima o me abrazaba, terminaba meti�ndole la verga.




As� transcurrieron los meses de julio y agosto. En aquella casa, en aquel campo.
Cogi�ndolo en cualquier lugar: en la cama, en el r�o, en la cocina, sobre la
mesa, en el sof�, en el suelo, en las escaleras... jam�s se masturbaba mientras
le met�a la verga, pero siempre se corr�a. Era mi putita particular, mi
cachorrito, mi amor. Me muero por volver a encontrarlo. He llorado tanto desde
entonces... Una vez me escribi� una carta.


- Juli�n, te quiero. Nunca olvidar� aquel verano. Cuando sea mayor de edad ir� a
buscarte.


Hace nueve meses que cumpli� la mayor�a de edad. No le he vuelto a ver.



- Mart�n, si por una de las casualidades de la vida est�s leyendo este relato,
t� sabes que no te llamas Mart�n, pero tambi�n sabes lo que siento por ti. Ven a
verme. Lo dejar� todo. Yo tambi�n te quiero. No consigo olvidarte.


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