Relato: Mi primera vez La primera vez que tuve relación
con hombre fue lo más maravilloso que me pasó aunque no he
llegado a comprender cómo es que dos hombre pueden llegar a tener
tanto placer y creo que más con una mujer. Si estoy mal háganmelo
saber pues lo que siento es muro amor.
Yo tengo 30 años, soy alto
1.80 mts, delgado con mi cuerpo formado por los ejercicios, moreno, ojo
negros, y mis amigos me han dicho que estoy carita pero la verdad yo me
considero normal, como cualquier otro.
Bueno esto empezó, así
yo tengo mi novia y llevamos con cuatros de novios la verdad no nos decidimos
a casar por miedo a que con el tiempo no lleguemos a querernos como hoy
en día, hay tiempo en que me quedo en casa de mi novia por algún
tiempo sobre todo cuando quiero hacerle el amor de día y noche,
ella vive sola, como cada cual en su casa y eso nos gusta pues nos da la
libertad de estar solos cada vez que lo necesitamos. Era sábado
por la noche y como teníamos un trato de que los fines de semana
nos los repartíamos de la siguiente manera, el viernes era social
(con los amigos) el sábado sexual (los dos juntos para satisfacer
nuestras necesidades sexuales) y los domingos familiares (visitábamos
a la familia ya sea la de ella o la mía o ambas) y entre semana
nos veíamos al final del día o medio día para comer
o hacer otra cosa, pero cada cual en su trabajo. Bueno era sábado
y sabía que tenía ganas de hacer sexo con mi novia, pero
antes de esto salimos a cenar y nos dirigimos al mismo restaurante de siempre.
Al llegar al restaurante y al estar
sentado llega el mozo para preguntar qué se nos apetecía
tomar cuando volví la cara para ordenar puede ver que era un mozo
nuevo en ese lugar pues nunca lo había visto por ahí, pedimos
vinos diferentes lo que hizo que el mozo trajera varias copas y botellas
de vino, pero al instante de poner las cosas en la mesa de una manera extraña
se le voltió las bebidas encima de mí, dejándome todo
empapado yo rápidamente me paré y el mozo sintió mi
enojo que dijo: -mil disculpas le pido por este error, permítame
traer una servilleta para que se seque, yo al momento decidí guardar
tranquilidad por la gente que estaba en el restaurante. Yo le dije al mesero
que me llevara la servilleta al tocador de caballeros y me dirigí
hacia el tocador cuando estuve ahí me quité la chaqueta y
corbata pues esta estaba completamente mojada de las bebidas, cuando entró
el mozo con la servilleta, nuevamente me pidió disculpas y me dijo
que le permitiera ayudarme yo sin saber lo que pasaría lo dejé,
cuando se acercó a mí sentía una extraña sensación
no sabía qué era, cuando estando enfrente de mí, el
empezó a pasarme la servilleta por el pecho para tratar de secar
mi camisa un poco y cuando él pasaba la servilleta yo sentía
una sensación diferente y placentera, me sentía también
un poco extraño, pues yo siendo todo un heterosexual al 100\% en
ese momento iba perdiéndome en los movimientos que el mozo daba
a mi pecho. Como el vino me había caído en la parte principal
del pecho se escurrió hasta la parte del pantalón justo donde
queda la polla de uno, cuando el mozo se percató que mi tranca estaba
poniendo a mil, volvió a mi cara y dio nuevamente disculpas y sin
dejar pasar la servilleta por mi cuerpo yo iba excitándome cada
vez más, cuando estaba mi polla queriendo reventar por los movimiento
el mozo dejó caer la servilleta y sin quitarme la mano de encima,
suavemente daba movimiento a mi pecho sin yo poder decir nada en un movimiento
más el mozo bajo su mano a la altura de mi polla y la empezó
a sobar esto era nuevo para mí y era algo que me estaba matando
de placer y por miedo a mi consciencia y a punto de correrme, le grité
y le dije qué estaba haciendo, el mozo rápidamente se apartó
de mí y sus palabras fueron que sólo estaba dando servicio
a los clientes, sin decir nada el mozo salió del tocador y yo me
quedé pensando por qué me habían gustado tanto aquellas
caricias, no podía comprender lo que me pasaba a decir verdad la
gente Gay nunca me cayó mal pero tampoco la trataba a menudo.
Al salir del tocador me dirigí
a la mesa con mi novia, iba un poco nervioso pues me daba la sensación
de que todo los que estaban en el restaurante e incluso mi novia se habían
dado cuenta de lo sucedido, al llegar a la mesa ya estaba el jefe de los
mozos esperándome para disculparse de lo sucedido y a raíz
de esto dijo que pidiéramos lo que se nos apeteciera pues esa noche
la cuenta corría por parte de la casa, yo le comenté al jefe
de mozos que no quería que nos atendiera el mismo mozo, a lo cual
él estuvo de acuerdo.
Al estar cenando no podía
de dejar de ver al mozo que me atendió en el tocador, y con una
mirado lo vigilaba hacia donde él se dirigía y esto me estaba
matando y destrozando a la vez, pues cómo era posible que aquel
joven como de unos 28 años, alto 1.75 mts blanco, ojos verde, mirada
preciosa me estuviera llamando la atención, cada vez que él
se percataba de mi vista él sólo sonreía y llenaba
de calor todo el lugar, por lo que me estaba pasando llegué a tomar
más vino de lo normal y se me subieron un poco las copas pero lo
hacía para tratar de olvidar lo que me estaba pasando, cuando terminamos
de cenar y sobre todo yo de beber dimos las gracias al jefe de mozos, yo
dije que esto no lo tomaran tan a pecho pues solo había sido un
accidente y que cualquiera lo pudo haber tenido.
De regreso a casa yo le dije a mi
novia que no me sentía con ánimos de pasar la noche en su
casa, a lo cual ella reclama, pues era nuestro sábado sexual, yo
insiste y le dije que no me sentía con ánimos, que lo mejor
era que yo me fuera a casa, me diera un baño para quitarme el olor
a vino y dormir que me sentía cansado, ella sin reclamar dijo que
estaba bien, así que la dejé en su casa y yo me dirigí
al mía.
Al llegar a casa no podía
olvidar lo sucedido y no dejaba de pensa en el joven mozo lo cual a la
vez me estaba matando de angustia, no podía creer cómo era
que me estaba atrayendo el muchacho. No era tarde eran como las 11:30 de
la noche y yo me despojé de mis vestimentas y me dirigí al
baño donde al estar tomando la ducha empecé acariciar mi
pecho como lo había hecho el mozo y cuando más lo iba haciendo
esto me iba poniendo a mil, no sólo acaricié mi pecho sino
también mi vientre pensando que el mozo era quien me acariciaba,
no pude contenerme y con una mano me masturbaba y con la otra me acariciaba
el cuerpo sin dejar de pensar en el mozo, estuve unos siete minutos follando
mi polla y con el agua corriendo sobre mi cuerpo sentí correrme
de una manera muy especial y los gemidos que di creo que el vecino los
pudo escuchar, al terminar de ducharme me dirigí a la cama y me
recosté, pero no dejaba de pensar en el mozo la verdad iba comprendiendo
que el mozo me estaba gustando, así que salté de la cama
me vestí con ropas limpias y me dirigí nuevamente al restaurante
pero esta vez esperé a que cerraran y saliera el mozo.
Al salir el mozo me armé
de valor y dirigiéndome a él, le dije que había regresado
para disculparme por haberle gritado en el tocador, y que me permitiera
llevarle a casa. El mozo se despidió de sus compañeros y
abordó el coche, transcurso a casa de él la platica no paraba,
sabía yo que esto me estaba gustando demasiado. Yo fui quien lo
invité a casa que pasara a tomar una copa, como pago de mi crueldad,
a fin le conté que me encontraba solo, él animadamente aceptó
y nos dirigimos a casa. En el transcurso me comentó que tenía
29 años que era soltero y vivía en casa de su mamá,
lo cual esperaba un tiempo para marcharse a buscar nuevos horizontes en
otros países.
Llegando a casa le ofrecí
un whisky el cual tomaba lentamente y platicando de varias cosas yo sólo
tenía ojos para ver su cuerpo el cual me moría por acariciar,
me preguntó si podía usar el baño yo lo dirigí
al mismo, y cuando salió yo me encontraba ya sólo con mi
camiseta de tirantes la cual se ajustaba a mi pecho dejando verme muy sexy,
- hace calor me dijo, el cual yo contesté que sí, que si
le apetecía el se despojara del uniforme de trabajo el cual le abarcaba
gran parte del cuerpo, al hacerlo no podía creer lo que estaba viendo,
el cuerpo más bello y escultural masculino que mis ojos habían
visto. Y siguiendo con la platica le comenté que si tenia novia
o estaba casado, me dijo que no, me comentó que se podía
acercar más a mí que casi no me escuchaba y así estamos
los dos sólo en un sofá, al sentirlo más cerca de
mí la calentura nuevamente me apareció y sentía que
mi polla se ponía dura lentamente, creo que no hubo tiempo de más
pláticas pues en un instante él ya estaba a mi lado tratando
de verme directamente en los ojos. Yo sin más razón coloqué
mis manos en su cabeza y la acerqué a la mía para así
comenzar a comernos a besos, qué ricos besos me daba y qué
placentero se sentía aquella situación, sentía cómo
su lengua entraba en mi boca y se paseaba por la misma, yo como loco no
podía apartarme de él, después fui sintiendo como
sus manos acariciaban mi pecho mi vientre y mis brazos, yo me solté
para poder decirle que esta situación era nueva para mí y
no sabía por qué razón me enloquecía tanto,
lo que él contestó que no me preocupara que lo dejara manejar
la situación, en ese momento me paró, me quitó la
camiseta me dio un beso en mis tetillas, me sentó y me quitó
los zapatos para después pasarme sus mano acariciando mi polla por
encima del pantalón yo sentía que iba a reventar pues cada
vez se ponía caliente la situación, llegó el momento
en que me quedé desnudo y él me pidió que hiciera
lo mismo que lo desvistiera pero cuando yo pasé la mano sobre su
polla quise volverme loco, pues qué bello se sentía acariciar
tremendo pedazo de carne, no dudé más y cuando estuvo completamente
desnudo lo tiré al sofá y me dirigí hacia su polla,
la cual me estaba volviendo loco y sin decir nada le besé el vientre,
la entrepierna para después llegar al mástil perfectamente
bien formado de unos 18 cm. Vi como en la puntita del mástil salían
unas gotitas y al probarlas me iba volviendo en una puta deseosa de que
se la follaran. Sin perder tiempo me introdujo todo aquel pedazote de carne
en mi garganta qué feliz me sentía al tenerla dentro de mi
boca pues con movimientos suaves de arriba hacia abajo, como toda una puta
hecha y derecha. Él se acomodó de una manera en la cual quedamos
en un perfecto 69 y gozando los dos, no pude contenerme más y me
corrí dentro de su boca era una eyaculación diferente; pero
grandiosa, pues el placer de ésta me volvía loca y me hacía
gemir como nunca. Mi mozo me volvió y dándome un beso me
dio a beber de aquella rica lechita que le había dado, se colocó
de una manera en que su mástil quedara entre mis piernas y besándonos
pude sentir que él quería meter aquel trozote de carne en
mi culito, y sin perder tiempo me voltió para que él, pudiera
quitarme mi virginidad (de mi culito) él mojando un dedo con su
saliva, lo introdujo por mi culo, la sensación era extraña
para mí pero cuando más lo metía más gustaba,
y de repente metió otro más, ya eran dos dedos los que me
estaban acariciando en eso entró uno más y el placer se fue
incrementado a tal grado que nuevamente tenía mi polla bien dura,
y dándome un beso por el cuello y la oreja sentí cómo
su delicioso trozo de carne entraba en mí, al principio era algo
molesto pues el dolor, no me dejaba disfrutar. Pero como los movimientos
eran suaves el dolor se fue transformando en placer. Llegué a ponerme
de perrito y cuando estaba así no podía dejar de pedirle
que me la metiera, me volvía loco cuando en el mete y saca sus bolas
llegaban y chocaban en mis nalgas, los movimientos se volvieron un poco
rápidos y en un instante sentí como algo dentro de mí
corría y pude comprender que era mi mozo quien se había corrido
pues sus gemidos y sus manos en mi cintura de lo decían, al sentir
que terminó me acosté, evitando que el trozo de carne dentro
de mí se saliera y quedando debajo de mi mozo sentía cómo
su mano acariciaba mi cabello y me decía con una voz divina que
era la primera vez que sentía tan lleno de placer, y que esta no
era única vez que lo íbamos hacer, y yo tomando su mano la
besaba y decía que yo haría lo que él decidiera, al
momento me quedé dormido y no supe más de mí.
Al despertar la busqué por
toda la casa y no lo encontré, yo volví a la cama y con un
poco de dolor en el culo, me puse a pensar cómo era posible que
yo fuera perdiendo mi masculinidad, para volverme en un bisexual, y la
verdad no me importaba pues el placer de esa noche era superior a todo
lo demás.
A raíz de esto tuve que casarme
sin ante de buscar al mozo al cual me llevaría de luna de miel dejando
a mi esposa fuera.
Bueno pero creo que esa es otra
historia.
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Relato: Mi primera vez
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