Relato: La puberta y el maduro





Relato: La puberta y el maduro

Que tal, me llamo Mario y les voy a contar una de las mejores
experiencias que he tenido en mi vida. Cuando ten�a 16 a�os yo acostumbraba
entrar al canal de #sexo en el Chat pero nunca me pareci� la gran cosa porque la
mayor�a de la gente que platicaba all� eran de otras ciudades y yo siempre hab�a
querido conocer a alguien (hombre o mujer) de mi ciudad para poder tener un faje
o tal vez algo m�s.


Una noche, de la nada apareci� un nombre que nunca hab�a
visto antes, "maduro_mid", nombre que ten�a el c�digo de mi ciudad. Pensaba
mandarle un mensaje para platicar con �l de sexo pero antes de que lo hiciera
puso en el canal un mensaje que me sorprendi� mucho.


"Busco a alguien joven que quiera ganarse un dinero en
M�rida".


Autom�ticamente le mand� un mensaje para decirle que estaba
interesado y que me diera m�s informaci�n. Me pregunt� qu� edad ten�a y le dije
que 16, a lo que el respondi� con gusto porque seg�n el, estaba buscando a
alguien como de mi edad pero no pod�a ponerlo en el canal para no meterse en
problemas. Me dijo que ten�a 44 a�os y que se llamaba Miguel.


Platicamos un rato de mi complexi�n f�sica y mis preferencias
sexuales. Yo soy bastante alto y delgado, de cuerpo algo atl�tico, tez blanca y
muy lampi�o. Adem�s, soy bisexual. Despu�s de esto, me dijo de qu� se trataba el
negocio. El ten�a una "pareja", una chava un poco m�s joven que yo, que pronto
cumplir�a 16 y estaba buscando a un chavo para hacer un tr�o. No se me ocurri�
preguntarle c�mo hab�a conseguido semejante pareja a su edad, supongo que del
mismo modo en que me hab�a contactado a mi, con dinero. Me dijo que si aceptaba
me pagar�a 500 pesos pero que tendr�a que hacer lo que �l dijera.


Yo estaba claramente feliz, no s�lo cumplir�a mis fantas�as
m�s calientes sino que adem�s ganar�a un buen dinero (para alguien de 16 a�os).
Acept� de inmediato. Durante los siguiente minutos me dio especificaciones de a
d�nde ir, como llegar a su casa, etc.


El viaje en el cami�n se me hizo eterno, la mitad del tiempo
yo segu�a con el pene erecto y no pod�a esperar por llegar a mi destino. Apenas
llegu� a la calle que me dijo, corr� buscando el n�mero de su casa. No tard�
mucho en encontrarla y de inmediato toqu� el timbre. En esos momentos yo estaba
muy emocionado, casi mareado, ya que hab�a esperado mucho tiempo por vivir algo
as�.


Miguel abri� la puerta. Era un se�or bastante alto, blanco,
regordete (m�s no gordo) y algo peludo. Ten�a una barba tupida y vest�a unas
bermudas que dejaban ver sus anchas piernas blancas y peludas.


- Hola, soy Miguel. P�sale, Luc�a nos est� esperando.


Entr� y me ofreci� un refresco pero no acept�, yo estaba
desesperado por conocer a la tal Luc�a. Miguel se dio cuenta de esto, se ri� un
poco y me invit� a subir a la habitaci�n. Mientras sub�amos, en las escaleras,
�l detr�s de mi, acerc� su mano hacia mi bulto y lo masaje� r�pidamente. Yo me
qued� como si nada, pero me gust� mucho lo que acababa de sentir� y lo que
faltaba.


Entramos a la habitaci�n principal, que era bastante grande y
muy oscura ya que las persianas tapaban el poco sol que quedaba (eran como las 6
y media de la tarde). S�lo se pod�a escuchar el murmullo del aire acondicionado
que, adem�s, hac�a que en el cuarto hubiera algo de fr�o. Eso fue un descanso,
ya que afuera hac�a mucho calor.


Apenas termin� de inspeccionar la habitaci�n, encontr� a
Luc�a sentada en un sof� que estaba en una esquina, leyendo una revista a duras
penas en la oscuridad. Era una chava preciosa, rubia de pelo largo y lacio. Muy
delgada y fr�gil, cosa que contrastaba mucho con el f�sico de Miguel, no pude
imaginarme c�mo se ver�an al tener sexo, parec�a menor de edad de lo que me
hab�a dicho Miguel en el chat. Cuando not� que hab�amos llegado, dej� la revista
y alz� la mirada para vernos. Se ve�a muy t�mida, apenas y sonri� un poco, lo
suficiente para hacerme notar que estaba a gusto con esta situaci�n.


Cuando se levant�, pude apreciar por completo su cuerpo. No
ten�a mucho busto, apenas se le notaba a trav�s de la blusa de algod�n que
tra�a, parec�a una ni�ita, ni siquiera tra�a brassiere, sus pezones resaltaban
ligeramente sobre la tela. Esto no me import� ya que cuando se volte� para dejar
sus zapatos en el rinc�n, pude apreciar que ten�a un maravilloso y enorme culo,
muy distinto a sus peque�os senos. Ten�a un short pegad�simo y muy corto que
dejaba ver cada contorno de su figura. No pod�a esperar por que la acci�n
comenzara.


Miguel nos present� y nos dijo que nos pusi�ramos c�modos. Se
acost� en la cama y Luc�a y yo nos sentamos junto a el, mientras platic�bamos.
Luc�a apenas hablaba, pero segu�a con su leve sonrisa durante todo el tiempo que
pasamos platicando.




No te preocupes Mario, es t�mida pero cuando se conozcan
mejor, vas a ver que se llevan muy bien.




Luc�a se ri� levemente y se acurruc� cari�osamente sobre
Miguel, susurr�ndole algo en el o�do como ni�a peque�a. En ese momento sent� la
mano de Miguel acariciar mi brazo, mientras me preguntaba si quer�a que le
bajara al aire acondicionado.


Yo no respond�, estaba atontado al ver el cuadro perfecto de
esta rubia preciosa y este hombre maduro que me har�an pasar un excelente rato.


De la nada, Miguel se levant� y se puso de rodillas sobre la
cama, admir�ndonos por unos segundos. Con la mirada me dio a entender que quer�a
que empezara con Luc�a. Sin pensarlo, me arrastr� hacia ella y comenc� a
apretarle el culo. Luego sub� mis manos hacia su espalda, y cuando est�bamos lo
suficientemente cerca, ella me plant� un delicioso beso en la boca. Suavemente
sac� su lengua y lami� mis labios. Pude sentir el golpe de su respiraci�n en mi
cara y el calor de su saliva que rodeaba mi boca. Pas� mis manos hacia sus
diminutos pechos y me sorprend� al encontrar unos pezones duros y firmes que
contrastaban con la suavidad del resto de su cuerpo. Me escabull� dentro de su
blusa y en ese momento sent� sus manos tocar mi verga parada sobre mis
pantalones.


Al voltear hacia Miguel recib� una agradable sorpresa.
Mientras yo estaba ocupado en Luc�a, �l ya se hab�a quitado el pantal�n y se
masajeaba la verga mientras nos ve�a fajar. Era todo un espect�culo, Miguel
ten�a una verga incre�blemente gorda, aunque no muy larga, si acaso unos 15cm.
Nunca hab�a visto algo as�, un pene tan gordo, por un momento casi me olvid� de
la joven rubia que me masajeaba la m�a por estar viendo la verga gigante de
Miguel. Ten�a unos pelos gruesos pero era claro que estaban recortados para
hacerlos m�s presentables. Unas enormes bolas rojas colgaban de un lado hacia el
otro mientras se sobaba el enorme palo.


De pronto, sent� como Luc�a intentaba sin �xito desabotonar
mi pantal�n, a lo que respond� r�pidamente para ayudarla. Ella se incorpor�
sobre la cama y se quit� la blusa. Aunque hab�a poca luz, pude disfrutar de la
vista de sus peque�os senos apenas en formaci�n. Sus pezones eran abultados, la
parte oscura sobresal�a imponente sobre el resto de sus senos claros y suaves.
Con la misma sonrisa con la que la conoc�, ahora se bajaba el short para quedar
completamente desnuda. Ya estaba casi seguro de que no ten�a los 16 a�os que
Miguel dec�a que iba a cumplir, si acaso tendr�a 14, tal vez 13 y eso mejoraba
a�n m�s la situaci�n.


Los vellos p�bicos de Luc�a eran delgados y cortos, de un
tono muy claro, que apenas pod�an verse, eran muy delgados y finitos. Al voltear
al otro lado me di cuenta del enorme contraste, teniendo esa gran verga y esos
gordos huevos peludos del hombre que me estaba pagando por disfrutar esto.


Me acerqu� a Miguel, poniendo mi cabeza cerca de su verga.
Pude sentir ese extra�o olor a hombre, perfumado y muy agradable que me excitaba
a tope. Le tom� la verga y empec� a acariciarla. No ten�a circuncisi�n, era un
enorme pedazote de carne que me ped�a a gritos que lo mamara, una peque�a gota
de lubricante sal�a, resbal�ndose en su cabeza roja. Pero todo con calma. Pas�
una mano por sus huevos, jugando con sus pelos, explorando su anatom�a y
disfrutando el momento. Pas� mis dedos suavemente siguiendo las venas que
sobresal�an de su m�stil. Miguel lanz� un peque�o gemido. Luc�a me acompa�� poco
tiempo despu�s. Ah� estaba Miguel acostado, con los brazos detr�s de la nuca y
los ojos fijos en nosotros.


Luc�a tambi�n comenz� a acariciarle la verga a Miguel, ella
ten�a m�s experiencia que yo en sus gustos as� que apenas empez�, nuestro se�or
comenz� a gemir m�s fuerte. Yo no quer�a quedarme atr�s, as� que acerqu� mi boca
a sus huevos y comenc� a lamerlos lentamente con la punta de mi lengua. Sent�
sus pelos rozar con mis labios mientras la ni�a ya le estaba haciendo una
verdadera chaqueta.


Pronto me met� los huevos de Miguel completos en mi boca. �l
casi grit� de placer cuando lo hice y, en ese momento tambi�n comenc� a sobar la
puchita de Luc�a, acariciando lentamente y distribuyendo sus jugos alrededor de
toda su regi�n p�bica con mis dedos ya que sus finos vellos no estorbaban mucho.


Luc�a dej� de hacerle la chaqueta y acerc� su boca para
mamarle la verga, al ver lo que hac�a, dej� de chuparle los huevos y me fui para
arriba. Durante varios minutos nos turnamos para meternos en la boca ese
delicioso m�stil tan gordo que no dejaba un solo espacio en mis labios y menos
en los de ella. Cada que se la mamaba, pod�a sentir como sal�a una gran cantidad
de lubricante de su verga, sent�a salado y resbaloso cada que exploraba con mi
lengua su cabeza. Todo esto mientras dedeaba a Luc�a y ella comenzaba a
jalarmela tambi�n.


Miguel comenz� a gemir m�s y m�s fuerte, con cada mano nos
agarr� del cabello fuertemente para empujarnos m�s hacia su verga. Luc�a y yo
dejamos atr�s los turnos y empezamos a lam�rsela al mismo tiempo, compart�amos
la saliva que se mezclaba con el l�quido que sal�a de Miguel. La chaqueta que me
hac�a la ni�a pronto ser�a demasiado para mi, estaba a punto de venirme en su
mano. Pero antes de que cualquier cosa pasara, Miguel peg� un grito, arque� la
espalda y lanz� un enorme chorro de semen que cay� en su abdomen. Eso fue
demasiado para mi, me reincorpor� sobre el y Luc�a termin� la chaqueta que me
hac�a sobre Miguel. Me vine descomunalmente, me temblaron las piernas y no pude
m�s que cerrar los ojos, lanzar un gemido y ba�ar a Miguel. Miguel segu�a
sacando chorro tras chorro de semen en el momento en que yo comenc� a sacar el
m�o. Toda mi leche cay� en su verga y en sus huevos, mientras que la suya sigui�
cayendo en su abdomen.


Entre los dos orgasmos hab�amos creado un lago de semen que
recorr�a todo su cuerpo. Luc�a y yo nos acercamos a �l y entre los dos
comenzamos a lamer toda la leche, comenzamos a limpiarlo a fondo, pasando la
lengua sobre su panza, luego sobre su verga y sus huevos. Con mis manos recorr�
los mismos caminos para sentir c�mo resbalaban mis dedos a trav�s de todo su
cuerpo, cubierto de leche de los dos. Cuando tuvimos suficiente semen en la
boca, Luc�a y yo nos dimos un enorme beso de lengua para intercambiar los
fluidos. El semen se nos sal�a de la boca y chorreaba por nuestros labios al
mezclarse con la saliva. Un poco de semen cay� sobre uno de sus peque�os senos y
yo aprovech� la lubricaci�n para acariciarlo suavemente. Todo se volvi� una
sopa, de pronto ya no s�lo nos bes�bamos sino que lam�amos toda nuestra cara.
Luc�a mord�a mis labios y me arrebataba el semen que me quedaba en la cara. Nos
re�amos mientras el semen ca�a en nuestros cuerpos. Una vez mojados, juntamos
nuestros pechos. Sent� c�mo el semen se embarraba entre los peque�os senos de
Luc�a y c�mo estos resbalaban en mi pecho, haciendo un leve sonido que nos puso
todav�a m�s calientes.


Miguel, apenas se repuso, se acerc� a mi y me movi� para que
pudiera acostarme. En ese momento acerc� su cara a mi verga, que ya estaba
fl�cida y, sin ning�n problema se meti� toda mi verga y mis huevos de golpe a su
boca. Nunca hab�a sentido algo as�. Mis genitales estaban compactados dentro de
esta boca experta. Sent� como los pelitos de su barbilla me hac�an cosquillas en
el espacio entre los huevos y el ano mientras saboreaba mi verga como un
caramelo. En pocos segundos tuvo que sac�rsela ya que recuper� la erecci�n casi
inmediatamente.


Apenas sac� mi verga de su boca, me hizo acostarme sobre
Luc�a, que descansaba hasta ese momento. Ya con la verga al m�ximo de nuevo, no
hubo problema para que ella abriera con sus dedos sus labios vaginales. Quer�a
disfrutar de esto al m�ximo as� que comenc� a cogerla muy, muy despacio. El
calor de sus jugos atrapaba a mi verga por completo y sus peque�os grititos de
placer sonaban como los de una ni�ita jugando. Ella volvi� a sonre�r cuando por
fin met� toda mi verga hasta el fondo. Despu�s cerr� los ojos y comenz� a
moverse r�pidamente.


Miguel ten�a m�s planes para esto. Apenas pas� un minuto de
que se la met� a la ni�a y �l ya estaba sobre m�, apoyado en sus rodillas y
rozando su pene (que nunca dej� de estar parado) con mis nalgas. Pronto yo
dejar�a de moverme al ritmo de la cogida para pensar en qu� pasar�a despu�s.


Eso fue sin duda lo mejor de la noche. A�n con su verga tan
gruesa, Miguel decidi� que me coger�a al mismo tiempo que yo lo hac�a con su
parejita. Tom� una peque�a bolsita de lubricante del bur� y despu�s de abrirla
con los dientes se la unt� en la verga y me unt� un poco en el ano, que ya
estaba preparado para eso.


Yo no le puse mucha atenci�n hasta ese punto, ya que la
cogida de esta peque�a ni�a era el mayor placer que hab�a tenido hasta el
momento.


Segundos despu�s, meter�a lentamente la enorme cabeza de su
verga en mi ano lubricado y caliente. Sent� dolor, claro. Pronto yo dej� de
moverme, Luc�a fue la que se encarg� de los movimientos de nuestro acto. Miguel
comenz� a empujar m�s y m�s su verga en mi interior.


Sin duda hice muchas caras, el dolor era mucho al principio,
yo ten�a 16 a�os y pocas veces me hab�an cogido por el ano y hab�a sida una
persona mucho menor que �l. Sin embargo, en menos de dos minuto, Miguel ya hab�a
agarrado un ritmo de mete-saca ideal que hab�a convertido el dolor en enorme
placer.


Pude continuar con el ritmo de la cogida de Luc�a, ritmo que
Miguel adopt� al instante para hacer de ese momento, el mejor de mi maldita
vida.


Ah� estaba yo, cogi�ndome a una g�era flaquita y culona, y al
mismo tiempo una gorda verga me penetraba en el ano, al mismo ritmo.


En cuesti�n de segundos todos comenzamos a gemir, con ese
mismo ritmo. Los gemidos de placer se estaban convirtiendo en gritos. Gritos
intermitentes que correspond�an a cada metida. Yo en medio de estas dos personas
expertas en el sexo, cada una sab�a qu� hacer a la perfecci�n.


Con los movimientos, pod�a sentir como los huevos de Miguel
chocaban con los m�os, y estos a su vez chocaban con el ano de Luc�a, que para
ese momento hab�a dejado de gemir. Se tens� unos cuantos segundos y al ver lo
que suced�a, yo le di la metida m�s fuerte y profunda que pude. Luc�a lanz� un
verdadero grito, que ya no parec�a de ni�a, sino de mujer en el punto m�ximo del
placer. Pude sentir en ese segundo, como sus paredes vaginales se tensaban
alrededor de mi verga, apret�ndola con un enorme calor y sacando sus jugos que
escurr�an por su entrepierna.


Miguel aument� la velocidad del ritmo, tanto que por un
momento volvi� a dolerme, pero eso no dur� mucho. Yo a�n le segu�a metiendo mi
verga a Luc�a lo m�s a fondo posible, pero ella estaba en un estado como de
hipnosis y no respond�a gran cosa. En menos de un minuto sent� como las manos de
Miguel presionaban mis costillas, pasando a mis pezones y apret�ndolos
deliciosamente. Miguel se tens� de nuevo y tuvo su segundo orgasmo de la noche,
esta vez dentro de m�. Sent� los espasmos de su verga en las paredes de mi culo
y luego el semen que me llenaba. Pude sentir cada chorro en mi interior,
llen�ndome de leche cada vez m�s y m�s. Un segundo despu�s de su �ltimo chorro
Miguel sac� su verga a�n parada y baj� su cara hacia mi ano para lamerlo. Su
lengua pasaba por mi culito al mismo tiempo que su propio semen sal�a poco a
poco, limpi�ndome de leche por completo. Cada vez que pasaba su lengua yo sent�a
el m�ximo placer al combinarse con las metidas violentas que le estaba dando a
Luc�a. Cuando sent� que me ven�a, me sal� inmediatamente de la ni�a y restregu�
mi verga en sus delicados vellos. A�n lami�ndome el ano, Miguel me agarr� la
verga con su mano derecha y la masaje� fuertemente, provocando el mayor de mis
orgasmos, un chorro tan fuerte que lleg� a la cara sorprendida de Luc�a. Los
siguientes chorros cayeron sobre sus senos, su abdomen y finalmente, sobre la
mano de Miguel.


Reincorpor�ndonos, Miguel acerc� su mano llena de semen a
Luc�a, quien celosamente lami� hasta la �ltima gota. Finalmente, ellos se
besaron apasionadamente compartiendo mi leche como minutos antes yo lo hab�a
hecho. Cuando terminaron, los tres nos acomodamos bajo las s�banas y nos
abrazamos relajados, yo entre los dos.


Despu�s de un rato de relajarnos, y mientras Luc�a dorm�a
profundamente, Miguel me dijo que ten�a una sorpresa. Durante todo el acto, nos
hab�a grabado con su c�mara de video que hab�a estado todo el tiempo en un
rinc�n del cuarto sin que yo me diera cuenta. Agarr� el control remoto y luego
de unos segundos pude ver de nuevo todo lo que hab�amos hecho, aunque no del
todo claro porque estaba un poco oscura la habitaci�n. Al verlo me qued�
anonadado, me excit� de nuevo y mi verga parada lo demostraba. Al darse cuenta,
Miguel comenz� a jal�rmela delicadamente y con mucha ternura. Cuando lleg� la
parte de la cogida doble yo ya me estaba retorciendo del placer de su
masturbaci�n. El, con cuidado pero r�pidamente, aument� la fuerza de la chaqueta
hasta que me vine por tercera vez en la tarde. Todo mi semen cay� en mi abdomen
y Miguel jug� con el un rato hasta que termin� la pel�cula. Con el movimiento,
Luc�a se hab�a despertado y al verme as�, me pidi� que la acompa�ara para
ba�arse.


Ya est�bamos completamente desnudos as� que nos metimos
directo en la regadera. Luc�a y yo comenzamos a platicar de muchas cosas
mientras nos duch�bamos. Me dijo en qu� escuela estudiaba y la historia de c�mo
conoci� a Miguel (exactamente igual que yo). Eventualmente nos bes�bamos y
siempre estuvimos abrazados, rozando nuestros genitales poco a poco y explorando
con las manos nuestros cuerpos cubiertos de jab�n. No fue tanto sexual, s�lo nos
toc�bamos y bes�bamos durante la pl�tica.


Yo sal� del ba�o primero, en lo que Luc�a terminaba de
vestirse (mi ropa estaba afuera). Miguel le dio un vistazo r�pido a mi cuerpo
desnudo y se acerc� a m� para darle una �ltima sobada a mi pene y a mis nalgas.
Cuando termin� de vestirme, me dio mi paga, cosa que ya hab�a olvidado.


Esa fue la primera noche que tuve con esta extra�a pero
excitante pareja. Los dos me dieron los n�meros de sus celulares por lo que
nuestros encuentros fueron constantes, y en cada uno de ellos Miguel me daba la
acostumbrada cantidad de 500 pesos, m�s por costumbre y cortes�a que por otra
cosa.


En los meses siguientes, adem�s de nuestros encuentros
sexuales, tuve la oportunidad de salir varias veces con Luc�a a solas, al cine o
a cenar y pronto nos convertimos en grandes "amigos". Pero nunca olvidamos a
Miguel, por lo que siempre nos junt�bamos en su casa para nuestras peque�as
fiestas.


A�n ahora que ya no los he visto durante un buen tiempo,
cuando estoy caliente pongo el video que grabamos esa primera noche y me la jalo
pensando en que la mano pertenece a Miguel o a Luc�a. Ambos me provocan la misma
excitaci�n.


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Relato: La puberta y el maduro
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