Luego de muchos esfuerzos, tanto f�sico como econ�micos,
bueno, no tanto econ�mico, ya que mi padre estaba muy bien posesionado
econ�micamente, al fin estaba llegando a t�rmino mi carrera. Muchos fueron las
noches que pas� en vela estudiando para los ex�menes, me perd� de fiestas y
carretes con mis amigos, pero al fin todos esos esfuerzos estaban dando fruto.
Ya casi estaba egresado, de la carrera de Sicolog�a, de la prestigiosa
Universidad Chile.

Tan solo faltaba hacer mi pr�ctica profesional y preparar mi
Tesis, para poder recibirme.

Un amigo de mi familia, que trabajaba en un hospital para
enfermos mentales en un pueblo de la quinta regi�n, me consigui� hacer la
pr�ctica en dicho establecimiento, y con un buen sueldo, mas encima. Sin
pensarlo dos veces, acced� y qued� de acuerdo con �l, que mientras tanto,
vivir�a en su casa durante los dos mese que durar�a mi pr�ctica.

Llegu� a la ciudad de San Felipe, el amigo de mis padres me
esperaba en la terminal. El viv�a en esa ciudad. Llegamos a su casa, me present�
con su familia y luego de charlar hasta tarde, nos fuimos a acostar, por que al
otro d�a muy temprano nos ir�amos a trabajar.

Amaneci�, tomamos un buen desayuno, y partimos a una
localidad llamada Putaendo, un pueblo cerca de San Felipe, como aproximadamente
20 minutos. Todo el trayecto era muy tranquilo, lejos de la contaminaci�n y
tacos, de mi querida ciudad natal Santiago.

El paisaje era muy hermoso, todo verde, todo campo. Luego
llegamos a Putaendo. A mi al principio me daba mucha risa su nombre, pero con el
tiempo me fui acostumbrando.

Llegamos al mencionado pueblo; sus calles angostas y casas
altas, parec�an del tiempo de la colonia, un pueblo super tranquilo y con muy
pocos habitantes. Continuamos nuestro recorrido y encontramos el primer letrero
que apuntaba al Hospital Siquiatrico de Putaendo. Tomamos un camino de tierra y
luego de alejarnos un poco del pueblo, nos encontramos de frente con el
mencionado local.

Me llam� mucho la atenci�n, que la persona que abr�a la
puerta era uno de los mismos pacientes. Entramos al jard�n del hospital, muy
grande y espacioso. Todos los pacientes con un grado de locura leve y no
agresivos se encontraban ah�.

Cuando bajamos, muchos se acercaron a saludar a mi compa�ero
y otros a mi.

Entramos a las dependencias y luego de presentarme a todos
mis colegas, me dieron una inducci�n r�pida y comenc� a trabajar.

Ya hab�a pasado una semana y yo estaba muy ambientado,
parec�a como si llevara a�os trabajando en ese lugar.

Es incre�ble la cantidad de cosas que uno ve en ese lugar.
Hay que estar ah� para que me crean las cosas que les contar�. Gritos, risas,
pacientes botados en los jardines, que uno no sabia si estaban vivos o muertos,
hombre pase�ndose con sus genitales al descubierto, una enfermera vistiendo a
una loca que se hab�a empelotado; un edificio viejo, de color blanco , con
barrotes en las ventanas. La verdad no cre� nunca acostumbrarme.

Una de las que m�s me llam� la atenci�n, era la cantidad de
pastillas anticonceptivas que se les daba a diario a las pacientes, ya que
muchos de los locos ten�an relaciones sexuales entre ellos, en cualquier lugar.
Un d�a, me asomo por la ventana de mi oficina, del segundo piso, y veo a un loco
que ten�a arrodillada a sus pies a una loca, haci�ndole la mejor de las mamadas,
� a las 9 de la ma�ana en el pasto, bajo mi ventana y en presencia de todos!.

Era normal ver a alguno con sus genitales expuesto o alguna
loca que se sacara la ropa por ah�.

Debo confesar que siempre he sido un hombre muy .... como
podr�amos decirlo, "excitable f�cilmente", para que se lea bonito, por no decir
"Calent�n". Era incre�ble como pasaba con la verga dura, viendo a todas esas
mujeres que f�cilmente podr�an ser v�ctimas de mi lujuria.

Por lo general las mujeres del recinto no eran modelos, mas
del 50% eran muy, pero muy feas; el 40% gordas, debido a la cantidad de hormonas
que tra�an todos los remedios y calmantes que se les daban, pero un 10%
......... se salvaban, incluso hab�a una por ah�, estupendas.

Un d�a, me encontraba fumando un cigarrillo, junto a uno de
los hombres que hacen el aseo en el hospital, su nombre era Jos�, ( como de 35,
muy delgado y chico ). Convers�bamos de cualquier cosa, cuando de repente el
hizo un comentario sobre el f�sico de una de las pacientes, que en ese momento
se encontraban en el jard�n. Era una mujer ya madura, digamos uno 45 a�os, de
cara normal, es decir ni fea ni bonita, pero con cara de loca ), de cabello
rubio, ojos verdes, alta, con un muy abultado trasero y unos pechos
espectaculares, y dentro del lote, se ve�a bastante cuerda

Me fijo en una morena delgadita que estaba cerca de las rosas
all� abajo, no era muy alta, pelo negro y largo, con una mirada un poco extra�a.
Se notaba que tenia poco busto, sin embargo, lo que le faltaba de busto, lo
reemplazaba con su generoso trasero y unas hermosas piernas. Usaba una minifalda
de jeans, botas ( con el calor que hac�a), y una blusa color rosa, adem�s de una
pa�oleta en la cabeza. La verdad me excit� pensar en lo que Jos�, el del aseo,
me propon�a, pero igual me daba un poco de miedo de que alguien me fuera a
descubrir. Le agradec� su propuesta y le dije que lo pensar�a y que si me
decid�a, le avisar�a.

Volv� a mi despacho a continuar mis labores, sin embargo, la
idea de cometer esa locura, me estuvo dando vueltas en la cabeza todo el d�a.

Despu�s de almorzar, sal� nuevamente a un pasillo que queda
en el segundo piso a fumar un cigarrillo, mirando al jard�n ( que es tremendo )
, haber si encontraba a "Madona".

No me cost� mucho encontrarla, aun con tanta gente que estaba
en ese lugar. Ella conversaba con otra paciente, sentadas en una de las bancas.

En eso llega una colega a consultarme algo. Luego de eso, le
consulto si hab�a visto por casualidad a Jos�. Me dijo que se encontraba en la
lavander�a. Me acerque a ese lugar, y encuentro a Jos� pasado un trapero en el
piso de la lavander�a. Me percat� de que nadie estuviera cerca y me acerco a
pregunt�ndole si aun estaba vigente su propuesta.

El, muy servicial, me dice, que por supuesto. Dejando lo que
estaba haciendo, me pide que lo acompa�e a su escondite secreto, pasamos por
unos pasillos muy estrecho que se encontraban al fondo del hospital, luego por
un patio chico, donde solo hab�a �rboles secos y maleza, luego por una parte el
hospital que estaba un poco destruido, avanzamos otro poco y llegamos a una
puerta cerrada con un candado. Realmente era un laberinto. Jos� ten�a la llave
de ese candado. Al abrir la pieza era un mont�n de cachureos, escritorios,
estantes, cajas, camillas en mal estado, colchones, veladores de metal etc. Y
detr�s de ese cerro de camillas un pasillo conduc�a a una pieza chica, que
alguna vez en su vida fue un ba�o, pero ahora sin ning�n artefactos, y en ella,
una camilla buena con colch�n bastante bueno.

Felicit� a Jos� por su escondite. La verdad era imposible que
alguien diera con ese lugar. Me dijo que lo esperar� aca y que en 10 minutos, me
tra�a lo prometido y se retir� r�pidamente.

Me qued� solo en ese lugar. Comenc� a recorrer la gran
bodega, encend� un cigarrillo, y miraba por una peque�a ventana, que daba hacia
el viejo patio, pero nada. Ya hab�an pasado como 20 minutos y me empezaba a
desesperar.

Estaba a punto de irme, cuando veo que aparece Jos� con la
"Madona". Entraron a la bodega, y el me la presenta. Me dice al o�do, que
disculpe la demora, pero no la ubicaba, me dijo tambi�n que cuando termine, le
haga sonar su celular y que el ven�a corriendo a llevarse a la loca, y que
despu�s de 5 minutos, yo me fuera y dejara cerrado con candado nuevamente. Me
pasa un papel con su n�mero de celular y se va, cerrando la puerta de la bodega.

Me dio un poco de miedo quedarme solo con esta chica, ya que
uno nunca sabe como pueden reaccionar.

Qued� con la boca abierta. Me tomo de la mano, y me llev� a
la pieza donde estaba la camilla. Se notaba que ya mas de una vez hab�a estado
en ese lugar con Jos�. Al entrar, sin pensarlo dos veces, se sac� la blusa y los
sostenes. Yo no pod�a creer lo que estaba viviendo..

Se comenz� a sacar toda la ropa y qued� completamente
desnuda. Ante mis ojos se encontraba una muchacha completamente desnuda y a mi
disposici�n. Morena, ojos grandes, pelo negro y largo, con unos pechos muy
peque�os, pero con unos pezones muy alargados. Su cintura muy denotada, y un
culo, como echo a mano. Moviendo su pelo hacia los lados, y como modelando, se
paseaba por la peque�a habitaci�n. Me dijo que me desnudara. En un minuto, me
desnud� completamente y me acost� en la cama.

Diciendo esto, me toma con sus manos, llenas de anillos de
pl�stico, la verga y sin previo aviso, comienza a darme una chupada
espectacular.

Yo le dec�a que lo hacia muy bien, y que como me gustaba que
lo hiciera, mas r�pido, mas suave, mas fuerte etc, ella me hac�a caso en todo.

Debe haber estado chup�ndome la verga como 20 minutos.

Luego la separ� de mi verga, y coloc�ndola de espaldas en la
cama, le abr� sus pierna y comenc� a besarle su co�o, y dej�rsela bien mojada,
lueho me puse entre sus piernas, y se lo met� hasta el fondo. Ella no se si
realmente lo estaba disfrutando o se lo cre�a, pero gem�a y gritaba como lo que
realmente era, una loca. Gracias a Dios que estabamos en un lugar, donde nadie
nos pod�a escuchar.

Luego le dije que la quer�a en cuatro patas y se dio vuelta
inmediatamente, como si lo que yo digiera fuese una orden. Volv� a penetrarla.

Prefer� que nos bajaramos de la camilla, aprovechando lo alta
que era la camilla, la puse en 90� y aferrandome a su cintura, la volv� hacer
m�a.

Tenerla as�, en 90|, yo de pie al lado de la camilla, ella
tendida sobre la cama, pero con sus pies en el suelo, con su estrecha cintura
entre mis manos, y su culito a mi vista, me dieron ganas locas de acabar.

Pero ya que estaba dispuesta a todo, quise ver hasta donde me
permit�a. Sacando mi verga de su conchita, apunt� a la entrada de su culo. No
fue f�cil, pero logre introducirle mi verga en su culo, pero luego de muchos
esfuerzos, logre introducir parte de ella. Ella me grit� que le dol�a un poco,
pero que lo hiciera lentamente, pero justo en ese instante, comenc� a llenarle
el culo con mi semen, facilitando aun m�s la entrada y enterr�rsela hasta el
fondo. Ella comenz� a quejarse que le dol�a un poco, pero no se la saqu� hasta
que mi verga, por si sola, se sali� de ese hueco, fl�cida y ya sin fuerzas.

Ella se sent� en la cama y se qued� un rato con las piernas
abiertas, toc�ndose delante m�o, mostr�ndome su conchita, pregunt�ndome si la
encontraba linda. Yo ya me hab�a relajado completamente, pero si segu�a
mostr�ndose a s�, volver�a a despertar mi instinto animal, adem�s me estaba
poniendo un poco nervioso con la hora. Decid� dejar eso para una nueva sesi�n,
en la cual podr�a traer hasta una c�mara y tomarle unas fotos, incluso hasta
hacerle un video.

Tom� el celular y llam� a Jos�. A los 5 minutos, entr� Jos� a
la bodega. Me dij� que yo me fuera y que el se encargar�a de Madona. No se si
iba a esperar que se vistiera para ir a dejarla, o a lo mejor, seguir�a en lo
que yo estaba, pero no me qued� a averiguarlo.

Volv� a mi trabajo. Como mi trabajo no es solo de oficina,
nadie se dio cuenta de mi desaparici�n. M�s tarde ubique a Jos� y d�ndole las
gracias, le pase un billete por los servicios prestados. El me lo agradeci�
mucho mas a mi, me dijo que siempre andaba corto de dinero. Tambi�n me dijo que
cuando se me ofreciera, el me consegu�a , otras locas mas.

Las cosas iban viento en popa. Se vislumbraban una serie de
aventuras mas en ese hospital, que no desaprovechar�a, durante los dos meses que
me quedaban. El fin de semana viaje a Santiago nuevamente a............ �visitar
a mis padres? ........ no, a buscar mi c�mara y la videocamara, de mi hermano,
que las necesitar�a para hacer ........mi " Tes�s."

Fin 1� parte.

Esta es la primera parte de todo lo que me paso en ese
Hospital.

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