Relato: El alto precio de un alquiler (2)
El alto precio de un alquiler (2)
Antes de proseguir con la relaci�n que cambi� mi vida, les
ruego lean o relean la primera parte de este relato, para estar bien al tanto de
c�mo empez� todo, agradecer� su valoraci�n y comentarios para darme fuerzas para
seguir contando esta historia.
No lo pod�a creer, ve�a como Don Elbio se prend�a su camisa y
su pantal�n, con dificultades por su prominente panza, se arregl� su escaso pelo
con ambas manos e intent� darme un nuevo beso, yo di vuelta mi rostro y no lo
logr�, �l esgrimi� una sonrisa sarc�stica y se alej� de mi hacia la puerta,
antes de cerrarla se despidi� con un doloroso "hasta el mi�rcoles que viene".
Yo hab�a quedado en el piso, s�lo con mi remera puesta, el
viejo se hab�a llevado mi tanga en su bolsillo, y eso me asustaba, ten�a mis
piernas recogidas con las rodillas contra mi pecho, inmediatamente me qued� sola
y estall� en llanto, me sent�a p�simo, sucia, de cuerpo y moral, no ten�a
consuelo. Me levant� r�pidamente, limpi� algunas gotas de flujo y de semen que
hab�an quedado en el piso, como testigos de mi entrega al viejo, y me fui
corriendo a darme una ducha interminable, estuve bajo el agua cuarenta minutos
reales, me jabon� diez veces, pero era in�til, segu�a sinti�ndome sucia, era
incre�ble pero sent�a su olor en toda mi piel.
Me sent�a fatal, es que sacaba mis conclusiones de lo
ocurrido y todas ellas me daban miedo, si �l le contaba a marido se terminaba mi
incipiente matrimonio, lo mismo ocurrir�a si se las daba de ganador y contaba
sus andanzas, con la vecinita nueva, por el barrio o edificio, quedar�a como la
peor y mi esposo seguro terminar�a por enterarse y todo se acabar�a de la peor
manera. Tambi�n me daba asco y terror lo que pudiera pasar dentro de siete d�as,
el pr�ximo mi�rcoles en la siesta, cuando Don Elbio acudiera a mi departamento
para su segunda cita.
Mientras esperaba con mi mejor cara a mi marido, ide� un
plan, saldr�a a conseguir un nuevo trabajo en la tarde, cueste lo que cueste, de
esa manera recuperar�a mi poder adquisitivo, podr�a pagar mis deudas con dinero
y no en especies, y lo mejor encontrar un nuevo departamento lejos de ese viejo
que me viol� y sepultar todo y empezar una vida feliz con Gerardo, a quien amaba
profundamente.
Esa noche hice el amor con mi esposo, quer�a tener su olor en
mi y no el de Don Elbio, todo estaba bien como si nada hubiera pasado. Al otro
d�a empezaba mi b�squeda de empleo, y como algo ca�do del cielo, en el segundo
lugar al que iba, me dijeron que necesitaban una persona de mis caracter�sticas
para atender una librer�a, el due�o era un se�or grande en todos los sentidos,
med�a como un metro noventa, era delgado y de aproximadamente 60 a�os, me dijo
que escrib�a y que mi labor ser�a atender al p�blico mientras �l escrib�a o
pasar en computadora sus manuscritos. El horario a cumplir ser�a de 16 a 20
horas y el sueldo ofrecido si bien no era muy alto, me permitir�a cumplir con
mis dos objetivos, pagarle lo adeudado a Don Elbio e irme a a vivir a otro
lugar.
Estaba muy feliz por lo conseguido, comenzaba a trabajar el
pr�ximo lunes, dos d�as antes del temido mi�rcoles. Finalmente lleg� ese d�a, no
hab�a tenido ning�n contacto con Don Elbio en toda la semana, es cierto que
busqu� no verlo, termin� de almorzar, me ba�� y me cambi� de ropa, me puse una
falda corta, no minifalda, pero arriba de la rodilla, preparada para ir a mi
tercer d�a de trabajo, me qued� esperando a que apareciera Don Elbio para hablar
con �l, dudaba si vendr�a, quiz�s se arrepinti� de lo que me hizo hacer. A las
14.30 horas son� el timbre de mi puerta, abr�, era el viejo, se notaba reci�n
ba�ado, pero igual me dio asco verlo, se hab�a puesto una camisa amplia, un
pantal�n corto �corto! Y unas pantuflas, est� bien que no necesita salir a la
calle para venir a mi departamento, pero igual me pareci� rid�culo, lo hice
pasar, se sent� en mi living, y le dije que no se hiciera ilusiones de volver a
vivir lo de la semana pasada, que yo estaba enamorada de mi esposo y no pod�a
aceptar estar con otro hombre bajo ninguna circunstancia y que le iba a pagar mi
deuda como correspond�a porque hab�a conseguido un nuevo trabajo. �l me mir� de
arriba abajo, con su mirada degenerada de siempre y me pregunt� que cuando le
iba a pagar , le contest� que dentro de tres semanas cobrar�a mi primer sueldo y
lo utilizar�a para saldar lo adeudado con �l, me contest� r�pidamente: ---- eso
significa que me quedan tres mi�rcoles para cogerte.
Me quer�a morir al escuchar eso, le dije de todo, que no
pod�a hacer eso, que yo le iba a pagar, pero no hab�a caso, me dijo que hasta
que �l no viera el dinero, se ten�a que "cobrar" de la manera convenida. Le dije
que eso no iba a pasar y en ese momento dijo lo que tanto tem�:
Muy bien, entonces le cuento a tu marido que s�lo cogimos
una vez y que ahora no me quer�s pagar m�s.
No pod�a ser tan bajo, llor�, implor�, pero nada, ni se
perturbaba. Me dijo que�l aceptaba el pago dentro de tres semanas, pero que
mientras tanto yo ten�a que dejarme hacer el amor por �l tres veces m�s, y que
era la �nica manera de que mi marido no se enterara. Todo me sali� al rev�s,
qued� petrificada. Entonces me pregunt� �que hacemos? Yo solo lloraba, �l se
acerc� y me empez� a manosear, yo no sab�a que hacer, lo odiaba, me odiaba por
dejarlo hacer, pero lo �nico que sab�a con seguridad era que mi marido nunca
deb�a saber lo ocurrido, y dejarme coger por el viejo tres veces m�s era la
�nica opci�n.
Es incre�ble, lo �nico que atin� a decirle es que s�lo ten�a
media hora libre, porque me ten�a que ir a trabajar, ahora me acuerdo y me da
risa, era como decir est� bien le voy a ser infiel a mi amado esposo pero s�lo
media hora.
El viejo me desprendi� la camisa y me la sac�, qued� s�lo con
mi corpi�o conteniendo mis grandes pechos, y empez� a manosearlos por encima de
�l, me los besaba y hasta ensayaba algunos peque�os mordiscos, que lograron
excitarme un poco, los pezones se marcaban en el brassiere, despu�s fue el turno
de mi falda, me gir� d�ndole la espalda, me afirm� su bulto en mi cola, y me
apretaba ambos senos con sus grandes manos, de pronto me baj� el cierre trasero
de la falda y me la baj�, a esa altura de la recatada esposa fiel quedaba poco,
se hab�a convertido en una "v�ctima" semi excitada, en bombacha y corpi�o,
esperando ser sodomizada por un viejo de 65 a�os. Lleg� el turno de sacarme el
corpi�o, no pudo abrirlo y le dio un tir� desgarrando el broche , lo que me hizo
doler. Me gir� nuevamente y se dedic� a chuparme mis senos con devoci�n, parec�a
un beb� mamando, jugaba con mis grandes pezones, los mord�a suavemente, amasaba
mis tetas como le daba en ganas. Adem�s me refregaba su bulto en mi cola, y ya
mi temperatura se hab�a elevado considerablemente, ya hab�a perdido gran parte
del asco previo que sent�a por el viejo, de pronto de un empuj�n muy poco cort�s
me hizo sentar en el sill�n, mi cara qued� a la altura de su verga, la que
liber� al quitarse sus peque�os pantalones, no s� si no tra�a calzoncillos o se
quit� todo junto, su aparato me miraba amenazanta y apuntaba directamente a mi
boca, �l la apoy� contra mis labios, los entreabr�, hizo presi�n y me oblig� a
recibir en mi boca media pija, al principio no me gust� el sabor, pero pronto lo
olvid� en parte por la calentura que ya ten�a y por otro lado, Don Elbio
pr�cticamente me estaba cogiendo por la boca, a la fuerza. Entraba y sal�a sin
parar, as� estuvo como cinco minutos, hasta que hizo que me recostara en el
sill�n, corri� mi tanga y empez� a lamer mis labios vaginales que estaban
hinchados y empapados en mis jugos, yo ya estaba volada, ya quer�a ser pose�da
por el viejo, ya no me importaba nada, me hac�a retorcer de placer, llegu� a un
terrible orgasmo, �l se dio cuenta y me dijo algunas barbaridades como :
Te estoy comiendo la concha mamita, te gusta? Ya pronto te
la voy a abrir con mi pija, quer�s mi pija?
Me oblig� a contestarle, le dije s�,
S� qu�
S� quiero su pija
El viejo empez� a reirse, sab�a que hab�a ganado una batalla
y estaba por cogerme de nuevo. Sin sacarme la bombacha me penetr� sin
miramientos, entraba y sal�a, la sacaba totalmente y me la volv�a a clavar,
hab�a alcanzado mi segundo orgasmo, el viejo ya todo transpirado estaba todo
encima m�o, me besaba en la boca, lo que me daba cierta aversi�n, me lam�a el
cuello y mis orejas, eso me encantaba. Hizo que me pusiera en cuatro patas sobre
un almohad�n en el piso, qued� con mi cola a su merced, me meti� dos dedos en mi
culito, d� un salto y le dije que no, �l me contest� que no preocupara que hoy
me iba a salvar de darle mi culito, eso va a pasar la pr�xima semana amenaz�,
busc� mi vagina chorreante y me penetr� desde atr�s, sent� que me part�a en dos,
me sent�a una aut�ntica perra, en todos los sentidos, por la posici�n y porque
estaba sintiendo mucho morbo y placer con el viejo, sent�a sus huevos golpear
contra mi cola, me la clavaba hasta el fondo y yo ve�a las estrellas, me
apretaba contra su cuerpo y me dec�a cosas ofensivas, puta, yegua, tom� mi pija,
ahora te voy a llenar de mi leche, etc., y luego de serruchar como diez minutos
dio un grito que me asust� y sent� todo su semen en mi interior, esto ya no me
preocup� tanto ya que hab�a normalizado hace varios d�as la toma de pastillas
anticonceptivas. Don Elbio me abraz�, su cuerpo transpirado estaba pegado al m�o
por detr�s, parec�amos abotonados, despu�s de lagunos minutos se sali�, y
risue�amente me dijo:
ba�ate y andate a trabajar, que el pr�ximo mi�rcoles te
rompo el culo.
Se visti� y se fue, dej�ndome igual que hace una semana,
llena de asco y dolorida.
Espero que valoren mi relato y prometo muy pronto contarles
mis siguientes sesiones de sexo con Don Elbio que fueron con sorpresita.
Ver�nica.
Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .
Número de votos: 0
Media de votos: 0
Si te gusta la web pulsa +1 y me gusta
Relato: El alto precio de un alquiler (2)
Leida: 1936veces
Tiempo de lectura: 6minuto/s
|