EL MASAJISTA EN BOLAS
"Ay Manuela, de noche y de dia, yo te
escribo mis esquelas, y no me turbo si admito que me masturbo y me agarro el
pito, ay Manuela, Ayyy Manuela, te llamo y siempre est�s, pegada a mi humanidad,
friega que te friega faja que te faja, haci�ndome la paja ay Manuelaaaaaaaaaaa.
Pa riba y pa bajo, pa lante y pa atr�s, ay que placer me das, querida chaqueta,
ay Manuela".
Hac�a poco que me hab�a mudado a la ciudad de Buenos Aires,
desde mi pueblo natal, y andaba medio perdido. Lo hab�a dejado todo por Claudio,
mi �ltima pareja: casa, familia y trabajo y a los tres meses y dos d�as de
llegar , nos peleamos y yo me qued� anclado en la gran ciudad, viviendo en un
departamento prestado, casi sin muebles, con un trabajo que era diferente a
todos los que hab�a tenido , y encima sin desahogo sexual. Claudio como amante
hab�a sido un fracaso absoluto, y como persona no habr�a de mejorar esa
calificaci�n. Mi �nica compa��a era Manuela, o sea la paja, que le iba a hacer.
A los 37 a�os, yo viv�a caliente, al palo, necesitado de
alguna satisfacci�n. No ten�a experiencia en el ambiente gay, ni amigos gays , y
jam�s hab�a pisado un bar o disco dedicado a una clientela de ambiente Si a ello
se le agrega mi timidez, mi cortedad , mi forma de ser avergonzada y culpable,
se obtiene un resultado de soledad, tristeza y confusi�n que no tiene nombre ni
medida.
Que hago yo ac� ? me preguntaba , y el espejo parec�a decirme
: perder el tiempo. No sos un muchachito, y encima pes�s m�s de los 70
kilogramos reglamentarios del ambiente: si sos mayor de 29 o pesas m�s de 70
kilogramos qued�s afuera. Ay flacas hist�ricas , con principio de anorexia y
futuras bul�micas comiendo lechugas, tomando laxantes, frunciendo las caras
descompuestas frente al espejo de la balanza. Ay flacas ficticias del mundo gay:
comen, vomitan y encima se fajan con trusas femeninas extra fuertes.
Por supuesto que sin pareja ni compa�ero o conocido sexual,
esos primeros meses fueron de paja permamente, de masturbaci�n, de chaqueta. Me
imaginaba un jugador de f�bol famoso,desnudo en mis brazos, con su cabello
ondeado y claro o un animador de programa de deportes de la televisi�n con sus
gruesos muslos que invitaban a sentarse, o aquel jugador de polo tan
heterosexual, tan hermoso y tan macho, cuyo culo redondo aparec�a en todas las
revistas del coraz�n. Todos imposibles. Pero m�s imposible era pensar en un oso,
en un gordito de fuertes piernas y brazos, un se�or de mediana edad, panza,
mucho pelo, mucho vello ondulado en su pecho y sus piernas, en sus brazos y en
su culo, un ejemplar osuno de abundantes carnes y tama�o familiar. D�nde
estar�an esos ejemplares con los que yo me hac�a la paja todas las noches ?
Claro que por fin conoc� a qui�n ser�a mi siguiente pareja.
Mi amante temporal, mi compa�ero sentimental, mi peor es nada, mi concubino, el
sol de mis tormentos, el motin de mis sentidos, mi novio, mi aspirante a marido.
Mi esposa transitoria. La madre imposible de mis hijos que nunca existir�an. Se
llamaba Santiago Rigoberto Vera, pero le dec�an la Betty.
Esta es la historia de nuestro encuentro, de c�mo conoc� a un
masajista en bolas o sea totalmente desnudo, desvestido o en pelota y me enamor�
sin querer.
Habi�ndo dado el cambio de domicilio, lo �nico que consegu�
fue que me designaran presidente de mesa en las siguientes elecciones generales.
O sea que me impusieron la carga p�blica de atender a una mesa de votaciones con
una urna, en compa��a de otros dos ciudadanos y de los fiscales de mesa de
distintos partidos pol�ticos.
Y aquel d�a domingo, mientras afeitaba mi dura barba con
mucho cuidado rezaba, ay Santa Rosa de los Votos, mandame uno aunque sea ignoto,
Ay San Juan del sagrado velo, que tenga dientes y que tenga pelo. Ay Santa Rosa,
que se le pare la cosa��
Las elecciones eran una buena oportunidad para ver de
levantarme algun votante alg�n fiscal, etc etc, por lo que una vez abierta la
mesa, empec� a mirar a las otras dos autoridades de mesa y a los dos fiscales
presentes. Uno era claramente gay y no me gustaba y los otros tres no me mov�an
ni un pelo y eran heteros confesos y declarados.
Fue form�ndose la fila de votantes y nada. Alg�n cuarent�n
bronceado con alianza de matrimonio y cara de perro. Algun gordo mal vestido,
alg�n se�or mayor de bigotes y canas, varios muchachos j�venes muy atractivos
pero que no me prestaban la menor atenci�n. C�mo me calentaban esos cuerpos
juveniles y deportivos: particularmente los de pechos anchos y bien marcados.
Claro que m�s me calentaban los se�ores de mas de cuarenta ,
de rotundas panzas y con aspecto de osos, o sea bien velludos, corpulentos,
fuertes o como se dice en mi pueblo fortachones, y fornidos.
El primero que vot� era asi como me gustaban a mi, pero
quince a�os mayor que mi tope m�ximo. O sea era un ancianito de profundas
arrugas y rostro deteriorado por el paso del tiempo. Se ayudaba con un bast�n y
creo que usaba pa�ales para adultos.
Como a mitad de ma�ana, se present� a votar, mi ideal f�sico:
alto, corpulento, moreno, de ojos bien negros, velludo, tostado por el sol, de
unos cuarenta y tres a�os, bien vestido y perfumado (es loca pens�). Present� su
documento y pude ver sus dedos llenos de anillos, en la mu�eca llevaba dos
pulseritas (loca confirmada), y en el cuello un pa�uelito rojo atado hacia el
costado (loca perdida)� Salud� muy simp�ticamente y se dirigi� a la sala donde
deb�a seleccionar su candidato, y poner la boleta respectiva en un sobre que
depositar�a en la urna. Santiago Rigoberto, dije yo con voz de coronel en retiro
efectivo, si soy yo, contest� el gordo, y yo muy disimuladamente le gui�� el ojo
mientras le devolv�a el documento. El me devolvi� el gui�o y yo me puse colorado
como una remolacha. Y se fue caminando hacia la salida , todo alto , corpulento,
fortachon y fornido, con su culo inmenso , carnoso y durito, y yo me qued� en mi
silla con la pija al palo pensando en ese culo delicioso que nunca tendr�a.
Hasta que una tarde, me lo encontr� por la calle y pude
comprobar, la redondez de su trasero, la fuerza contundente de sus piernas
rollizas, la rotundez de su panza y para mi sorpresa, el enorme juego de comedor
de su pija y sus dos huevos enormes , adivinable a trav�s de su pantal�n blanco.
Osito bonito de culo divino, osito gordito , dulce y argentino��
Y mi deseo pudo mas que la timidez y me acerqu� a �l que
simulaba mirar una y otra vez la vidriera de una relojer�a, y le dije que me
resultaba cara conocida y no sab�a de d�nde y el me mir� con inter�s desde sus
ojos achinados, y me dijo quiz�s me conoc�s por el aviso del Noticiero Barrial,
porque alli pongo publicidad de mis servicios .
Interrogado por la clase de servicios, se�al� que el hac�a de
todo un poco, masajes, depilaciones, reflexolog�a podal , flores de Bach,
aromaterapia y cuando lo ped�a el cliente "un completo relax".
Me fui a casa , caliente como agua hervida, imaginando lo que
significar�a eso del completo relax y a la hora estaba llam�ndolo al tel�fono
que surg�a de la tarjeta que me hab�a entregado en la calle.
Venite ahora que tengo un rato libre. No lo pod�a creer. Me
di una ducha y vestido con ropas c�modas, me dirig� hasta la direcci�n que
surg�a de la tarjeta. Mi pija se adelantaba a mi sombra ,de tan caliente como
estaba.
Atend�a en el living de su departamento peque�o de dos
ambientes, y luego de reducir la intensidad de la luz, me dijo desnudate. Me
tom� de sorpresa el pedido y comenc� con cierta timidez, a sacarme la camisa, el
pantal�n, la remera las medias y los zapatos y me qued� en slip. Sac�telo me
dijo, sacate todo man, y yo cumpl� y me saque la �ltima pieza de mis ropas y
qued� desnudo en el medio de una habitaci�n en penumbras al lado de un gordito
libidinoso� Si tirate en la camilla me dijo, boca abajo, yo que ya tem�a alguna
de mis imparables erecciones, obedec� como un ni�o sumiso y me acost� boca
abajo, hundiendo mi pija ya dura en las s�banas blancas, ay que sofoc�n .Fu�
entonces cuando me dijo si quer�a que el masaje fuese con el desnudo, y yo no
dije nada , no pod�a decir nada, meses de abstinencia obligada y pajas
compulsivas, secaban mi boca, ergu�an mi miembro , obnubilaban mis sentidos.
El gordo tom� mi silencio por afirmativa, y en un gesto entre
sensual y desenfadado se sac� el delantal y qued� desnudo , tan fuerte y fornido
como era , peludo , redondo, alto, con una pija que mas que garcha parec�a un
machete de grande y gordo. Aquel pecho que parec�a una alfombra de pelos negros
, enrulados y brillantes, aquella panza embarazada de proporciones hom�ricas.
Aquellas piernas gruesas y musculosas y cuando apag� la luz de una l�mpara,
aquel culo blanco redondo enorme transpirado y depilado. Uy dios�..
Se acerc� a la camilla donde yo yac�a entregado , con el culo
arriba y la pija creciendo, la Betty se me acerc� con todas su rotunda
humanidad, y de pronto tuve esa pija enorme a la altura de mis ojos desvelados y
vizcos ante tanta carne sin hueso, cerca de mi nariz, oliendo aquel masculino
olor a garcha excitada y mi boca comenz� a babear y el en ese preciso momento
puso sus grandes manos en mis espaldas y comenz� a masajearme la espalda , los
hombros y los brazos con una crema perfumada y suave y yo me abandon� al placer
de sentir mis m�sculos estimulados y unos minutos pasaron, hasta que me d�
cuenta que La Betty era medio bruta como masajista, torpe dir�a, y en lugar de
traer alivio a mis m�sculos contracturados, solo consegu�a agravar el dolor.
Fue entonces que acerc� su enorme poronga a mi boca, esa pija
descomunal que chorreaba desde hac�a rato, y sent� el olor de si
pija lubricada y de sus huevos enormes, y me entregu� al
placer de mamarlo , de chupar aquel ejemplar maravilloso de la fauna nativa, no
sin antes ayudarlo a ponerse un preservativo tama�o grande , que envolvi� aquel
cilindro de carne como un guante exqusito. Y chup� como quien espera la lluvia,
chup� por el sol que se hab�a escondido, por el trueno que ven�a de lejos, de la
calle, alli donde la tarde se hac�a noche, chup� aquella pija y aquellos huevos
enormes, por la tormenta que se avecinaba, y met� mis dedos de a uno en aquel
culo maravilloso por los rel�mpagos que se reflejaban en los espejos.
Despues, la Betty con toda su humanidad de 130 kilos y 1,90 m
me levant� de la camilla y me llev� a su cama, en la que dorm�a un gato gordo y
gris como su due�o , y mientras el gato sal�a corriendo , la Betty se pon�a en
cuatro patas para mi, con esa espalda descomunal, con aquel culo blanco enorme y
depilado que se abr�a de par en par como una flor ex�tica, aquel orto inmenso
que esperaba mi pija chorreante, mi pija estimulada por aquella hora inigualable
de caricias y manoseos.
El gato era gata y se llamaba Shamila, y fue testigo
privilegiado de aquella cogida inmensa que sigui�. Y fui yo el que puso el voto
en la urna varias veces , mientras tarareaba el himno a la paja que invent� para
uds all� arriba, al comienzo de este relato.
galansoy
Un relato dedicado a los amantes del placer solitario, mis
queridos pajeros del mundo.
Besos . g.