Yo lo hice con mi hijo, sin complejos!!
4 PARTE
Me fui a duchar tras este momento de �xtasis, pero mi hijo me
reclam� pronto; ahora era �l que esperaba algo m�s, as� es que pens� que el
s�bado era a�n largo..
No me equivoqu�. Con mi cuerpo limpio y perfumado, me acerqu�
a �l que lami� todo mi cuerpo, volviendo una excitaci�n extrema a m�. Yo casi me
limitaba a seguir su iniciativa, pues su mezcla de inexperiencia y atrevimiento
experto me confund�a, pero me gustaba.
Cuando mi vagina segregaba tanto lubricante natural que
comenzaba a gotear a lo largo de mis piernas, �l me pidi� que me abriese un poco
de piernas y se situ� sobre mi cuerpo desnudo y tembloroso por lo que se
avecinaba y que, a la vez, ansiaba y tem�a, por las consecuencias que se
pudieran derivar de este acto contra natura.
Su pene erecto tambi�n goteaba ligeramente un transparente y
lechoso l�quido pre-seminal y tem� un embarazo, pero confiaba en que su juventud
no hubiese alcanzado la fertilidad, as� es que le permit� o, mas bien, no le
imped� que culminase un coito tremendamente deseado por ambos�
Puso su pene justo a la entrada de mi vagina que llameaba de
pasi�n y comenz� a introducirlo suavemente dentro de m�. Yo sent�a cada
mil�metro de su estilizado y puntiagudo pene, pensando en ese orgasmo que me
llegaba irremediablemente, a la espera de su penetraci�n total, pero mi hijo
volv�a a sacar la parte que llevaba introducida en m� y nuevamente envest�a con
suavidad, lentitud y delicadeza en mi vagina, que ve�a palpitar ostentosamente..
De repente, cuando tan solo el glande estaba dentro de m�,
sent� un chorro enorme de semen ardiente alcanzando mis entra�as y mi hijo cay�
pesadamente sobre m� y me envest�a con violencia tal que yo alcanc� un orgasmo
tremendo en un abrazo tan estrecho que cre� que me faltar�a la respiraci�n.
Notaba ambos corazones palpitando a un ritmo trepidante y mi hijo no dejaba de
sacar y meter su pene insistentemente y manteniendo una erecci�n que me
facilitaba un placer inmenso notando claramente su dureza en mi vagina, y me
record� lo distinto que era con su padre, pues aunque gozaba con mi marido mucho
tambi�n, cuando alcanzaba el orgasmo, su pene adquir�a una flaccidez que me
imped�a disfrutar al cien por cien de mi orgasmo, aunque siempre me pareci� eso
lo normal. Ahora ve�a que no era as�.
Mi hijo fue cediendo en su intensidad progresivamente y
manten�a un ritmo cadencioso y suave que me hac�a retorcerme de placer y
sincronizar mis movimientos de cadera con sus envestidas, sujetando su trasero
con mis manos que le iban marcando mi deseo al que se ajustaba perfectamente.
Acert� por fin a preguntar, entrecortadamente por los
espasmos de su orgasmo, si hab�a alcanzado el placer como �l. Le confes� que me
resultaba tremendamente placentero ese momento y le ped� que no dejase de
moverse lentamente durante un rato m�s, si es que pod�a. En realidad era un reto
inconsciente el que le lanzaba, pues por nada del mundo pensaba separarme de ese
pene erecto y duro que me alcanzaba no s� que punto de mi vientre al que cada
vez que llegaba sent�a un latido de intenso e inagotable placer. El, por
supuesto, acept� el reto y continu� as� durante largo rato, posiblemente mas de
media hora, durante el cual yo manten�a ese placer inagotable y desconocido
hasta ahora para m�. Yo quer�a mas y mas y no quer�a separarme de mi hijo, al
que sujetaba estrechamente contra mi cuerpo sudoroso, como el suyo, y unidos por
nuestros sexos.
Mi hijo comenz� de moverse algo mas r�pidamente y comprend�
que nuevamente se correr�a dentro de m�, as� es que me fui ajustando a su
velocidad creciente y adaptaba mis movimientos a sus envestidas, haciendo cada
vez mas profundas su penetraciones en mis entra�as. Le ped� un poco de
paciencia, para acompa�arle nuevamente en el delirio de un nuevo orgasmo y cedi�
algo, pero con muy pocas posibilidades de aguantar mucho, as� es que yo misma me
apresur� a lograr ese orgasmo conjunto y pronto est�bamos los dos acometi�ndonos
mutuamente en un vaiv�n de espasmos violentos acompa�ados de unos gritos
quejumbrosos y ahogados de ambos que toc�bamos el cielo de nuevo juntos. Mi
hijo, sin control alguno sobre sus movimientos, vaciaba sus test�culos secos
dentro de m�, moviendo tan solo sus caderas, sin control voluntario alguno. Eran
aut�nticos espasmos mas propios de un epil�ptico que de alguien consciente de
sus actos. Observ� a mi hijo apoyado sobre sus brazos extendidos y apoyados a
ambos lados de mi cabeza, con la cabeza levantada, apretando los dientes y con
una mueca de dolor/placer que me contagi�. Yo tambi�n me arqueaba hacia �l por
mis caderas, facilitando un contacto mas estrecho entre nuestros sexos y
apret�ndole su trasero con mis dos manos contra m�. As� estuvimos unos minutos,
en los que la tensi�n y presi�n fue cediendo lentamente hasta relajarnos el uno
sobre el otro.
Yo notaba nuestras caderas, piernas y sexos completamente
mojados, as� como el lugar de la cama en donde nos encontr�bamos y me sent�a
algo inc�moda, pero agot� el placer hasta comenzar a sentir escozor y dolor
dentro de mi vagina casi virgen hasta este momento.
Yo, completamente inm�vil, pero arqueada por las caderas
hacia arriba, y sujetando a mi hijo contra m� con hab�a quedado como agarrotada
por el esfuerzo de apretarme contra mi hijo y solo esperaba relajarme lo
suficiente como para poder apoyar mi cuerpo, electrizado en extremo, sobre la
cama y descansar un momento.
No s�, pero posiblemente nos mantuvimos as�, en silencio,
media hora. Mi hijo manten�a una erecci�n suficiente para notarle dentro de m�,
con lo que yo prolongaba mi momento de placer sexual durante ese tiempo, aunque
el climax ya hac�a tiempo que hab�a ido bajando su intensidad.
Cuando quise reaccionar y levantarme, comprob� que nuestro
vello p�bico hab�a quedado pegado por algunas zonas, lo que nos result�
anecd�tico. Hab�amos permanecido tanto tiempo unidos que se hab�a secado el
semen de mi hijo y hab�an quedado pegados nuestros vellos.
Despu�s de esta primera experiencia plena, se han repetido
m�ltiples experiencias mas, cada una mas gratificante que la anterior y somos
realmente felices con nuestra relaci�n que ya dura un a�o, debiendo destacar la
gran imaginaci�n que demuestra mi hijo en esto del sexo y que tanto me hace
disfrutar del mismo.