Mi T�o el Ranchero OCHO
Despu�s de haber tenido a mi pap� adentro de m� esa noche, no
tengo otro recuerdo que el de la ma�ana siguiente. Fue la primera vez que
disfrut� del inmenso placer de caer rendidamente dormido despu�s de coger.
Lo primero que arrebat� mi mente esa ma�ana, fueron las ganas
inmensas de orinar. Sin pensarlo, me levant�, corr� al ba�o y para no perder
tiempo en pre�mbulos, me sent� y me dej� drenar por la fuerza de la gravedad. Mi
intestino tambi�n se sinti� invitado a desalojar lo que no necesitaba y ah� fue
cuando me reconect� con la noche anterior: �qu� pinche dolor! Era un dolor, si
acaso no intenso, era nuevo para m�, pero con el dolor llegaron los recuerdos y
me reubiqu� en la realidad. Y estaba sentado en la taza del ba�o, recapitulando
los recuerdos y sinti�ndome cada vez m�s y m�s feliz, cuando ca� en la cuenta de
que segu�a desnudo. Esta vez nadie me "visti�" mientras dorm�a, cosa que me
pareci� genial.
Al salir del ba�o, lo primero que se me ocurri� fue regresar
a la cama, como para atesorar lo que hab�a pasado la noche anterior, pero eso
s�, sin poder olvidar el "dolorcito" en mi ano. Me sent�, me acost� y pegu� mi
nariz a la almohada de mi pap�: su olor segu�a ah�... �qu� placer!... �que
embriaguez de placer!... �que delicia!... PERO... tuve otra pulsi�n muy exigente
a esa edad: HAMBRE.
Como estaba, sin ropa, sal� a la cocina para descubrir una
sart�n con huevos rancheros y una nota al lado, que dec�a:
"Hijo:
Tu t�o y yo nos fuimos al banco. Por favor desayuna y prepara
las maletas que nos vamos en cuanto lleguemos".
Eso de que "nos vamos" no me gust� nadita, pero era
inevitable. Mi pap� deb�a volver al trabajo y yo, a la escuela y a la realidad.
Tem�a que al volver a la ciudad mi pap� volviera a ser el mismo de antes, pero
al mismo tiempo sab�a que ya nada iba a volver a ser igual. Mis sentimientos
eran ambivalentes, pero hab�a que esperar a que corriera el tiempo. Recordaba
perfectamente la charla que acordamos tener mi pap� y yo, y eso era punto a mi
favor.
Para cuando o� el ruido del motor, yo ya estaba vestido y con
las maletas en la puerta. Estaba cepill�ndome los dientes cuando entraron a la
casa. No entend�a lo que estaban diciendo, pero s� reconoc� el tono determinante
de mi pap�. Cuando entr� a la cocina, mi pap� me recibi� con una gran sonrisa,
cosa que me tranquiliz� mucho, pero en cambio mi t�o ten�a cara de pocos amigos.
Pregunt� que qu� alegaban y el t�o le gan� la palabra: "�Pos aqu� tu pinche
padre!, que no me quiere hacer caso. Le digo que se queden otro d�a o que te
quedes t� una semana y que luego venga por ti, �pero no quiere nada!". A m� me
chispearon en la mente ambas opciones, me agradaron, pero cuando volte� a ver a
mi pap�, �ste ya ten�a su gesto de: "Mi respuesta es NO". Ser�a in�til quererlo
convencer, pero a m� se me ocurri� algo: "Oiga t�o: si yo le prometo que voy a
convencer a mi pap� de que regresemos dentro de 15 d�as, �ya se quedar�a m�s
tranquilo?". Finalmente convenc� al t�o de que se quedara en paz y a mi pap� de
que lo pensar�a.
A la hora de despedirnos, ellos dos s�lo se despidieron de
mano, pero conmigo hizo algo inusual en el t�o: me dio la mano, me jal� hasta
�l, con el brazo izquierdo me abraz� por la espalda y al soltar la otra mano, la
pas� para atr�s y la deposit� justo entre mis nalgas, clavando la mano entre las
piernas y me apret� todo. Y me dice: "Lo quiero mucho Mijo, y no se le vaya a
olvidar lo que me prometi�". Le asegur� que no lo olvidar�a y al soltarme, not�
que se pod�a adivinar perfectamente su verga parada en todo su esplendor abajo
del pantal�n. Sonriendo se la acarici� un poquito y le dije: "Gu�rdeme esto para
cuando regrese". Me contesta: "Yo a usted le guardo todo lo que quiera Mijo,
�ndele, ya v�yase que su pap� lo est� esperando".
Tomamos la brecha de salida, despu�s la carretera de
terrecer�a y por fin la autopista. Ya con los cristales arriba, nos quedamos
callados unos minutos, hasta que romp� el silencio:
- �Oye P�?
- Dime hijo.
- La pl�tica �sta que vamos a tener... �tiene que ser hasta
que lleguemos a la casa? (Se le sali� una risa muy alegre)
- �Sab�a que no te ibas a aguantar la curiosidad hasta que
lleg�ramos a la casa! No hijo, no tiene que ser hasta que lleguemos.
- Ah que bueno, porque se me hace que ya s� de qu� se va a
tratar.
- �Ah s�?, �a ver?... �de qu� se va a tratar?
- Bueno, primero de que me vas a decir que eso que pas�
contigo y con el t�o, estuvo mal, �correcto?
- Bueno, s�, estuvo mal, no es normal que un padre haga esas
cosas con sus hijos, y mucho menos si el hijo tiene 14 a�os.
- Pues no, no es normal pero sucedi� Ap�... �y yo no me
arrepiento!... �t� te arrepientes?
- Me arrepentir�a si supiera que te hice alg�n da�o.
- ���Pero me gust� mucho!!!... �no veo a qu� hora me hiciste
da�o! (pens� en el dolorcito que tra�a por atr�s, pero no me pareci� prudente
traerlo a la palestra).
- Supongo que lo del da�o se ver�a con el tiempo. Pero otra
cosa hijo: �has hecho esto con alguien m�s?
- Bueno... la verdad... es que, primero cont�stame una cosa
t�: �c�mo supiste lo del beso que le deb�a al t�o?
- Ah pues porque adivin� que algo raro hab�a pasado entre t�
y tu t�o en el r�o y lo interrogu� hasta que me lo cont� todo.
- �Y te enojaste?
- La verdad al principio s�, much�simo, pero como tu t�o me
jur� que t� no hab�as hecho nada en contra de tu voluntad y que te hab�a gustado
un chingo, me esper� a ver c�mo reaccionabas.
- Ah... �y c�mo reaccion�?
- �Me est�s preguntando en serio?
- Aj�.
- �Pero hijo!... si despu�s de lo del r�o seguiste encima de
�l, cuando est�bamos sentados en la terraza, y despu�s encima de m�...�la
respuesta flotaba en el aire! (a m� se me sali� una risita algo maliciosa)
- S�, �verdad?
- �Claro que s�!... a lo lejos se notaba que quer�as m�s y
m�s. Pero no has contestado mi pregunta. Aparte de con tu t�o, �lo has hecho con
alguien m�s?
- Bueno, �hacer lo mismo que hice con ustedes?, no. He jugado
muchas veces con mi mejor amigo de la escuela. Nos la jalamos juntos al
principio, pero despu�s �l me la jala a m� y yo a �l, pero nada m�s.
- �Con nadie m�s?
- S� Ap�, con nadie m�s, te lo juro.
- No hijo, no es necesario que jures nada, te creo. Pero
bueno hijo, lo m�s importante de la charla, es que quiero que de ahora en
adelante las cosas cambien entre t� y yo.
- De hecho... ya cambiaron... por si no lo notaste...
- No, espera, d�jame explicarte. Me refiero que hasta antes
de este viaje yo era muy distante contigo. Pero quiero que ahora se rompa esa
barrera que hab�a entre nosotros y me platiques todo y que te sientas siempre en
la confianza de preguntarme cualquier cosa.
- Oye, pues ya que lo mencionas, mi primera pregunta es
�porqu� eras tan distante conmigo?.
- Bueno... si quiero que seas 100% sincero conmigo, supongo
que debo serlo contigo tambi�n. Lo distante era precisamente porque tem�a que
esto sucediera, y lo tem�a porque pensaba que te har�a alg�n da�o.
- Pero, no entiendo... �porqu� lo tem�as?
- Ay hijo. Desde muy chiquito not� c�mo te gustaba observarme
entre las piernas, c�mo te gustaba acariciarme los brazos, sentarte encima de m�
y ponerme tu mano en donde ya sabes...
- ��En serio lo notaste?! (Solt� la risa)
- No te lo estar�a diciendo si no, �tontito!
- Ah mira... y yo que pensaba que nadie se daba cuenta...
oye, �te digo una cosa?
- �Qu� cosa?
- Que ya se me par� la verga nom�s con esta platiquita... jeh
jeh...
- �En serio?... oye, entonces debe ser contagioso porque a m�
tambi�n.
- ��En serio?!...��te la puedo acariciar tantito, porfa P�?!
- No se�or, nada de eso, estoy manejando y eso puede ser
peligroso. Adem�s, la charla no ha terminado.
No pude evitar poner mi cara de frustraci�n pero entend� que
estaba en lo correcto. Y le dije:
- Ah s�, ya s� qu� falta, pero ya me lo s� Ap�. Que no se lo
puedo contar a nadie, pero a nadie de verdad porque te puedes meter t� en serias
broncas, �verdad?
- �Verdad!
- Pero desde ahorita te juro que no se lo voy a contar a
nadie Ap�.
- Gracias hijo. Conf�o en que as� ser�.
Se hizo silencio por un rato, los dos viendo hacia el frente.
La charla acababa de empezar, �imposible que terminara ah�!, as� que volv� a la
carga:
- Oye P�... �y te gustaba lo que yo te hac�a de chiquito?...
(Se ri�)
- La verdad no. La verdad me daba mucho miedo descubrir que
me gustaba tu curiosidad sobre mi cuerpo o que me excitaran tus manitas hurgando
en mi entrepierna.
- Mm... eso lo entiendo. Por eso siempre me retirabas de ti.
Con raz�n, ahora entiendo todo.
- Me da gusto que lo entiendas.
- Me daba mucha curiosidad ver qu� ten�as debajo de la ropa,
pero como NUNCA te dejaste ver encuerado, pos en el que empec� a fijarme fue el
t�o.
- Ah mira, esa es otra pregunta que te ten�a: �por qu� el
t�o?, ��l te hizo alguna insinuaci�n?, �o porqu� fue que pusiste los ojos en �l?
- Ah porque, bueno, �l siempre anda diciendo que nunca usa
calzones, que duerme encuerado, porque siempre se agarraba el paquete y eso me
gustaba, as� que pens� que a la hora de irnos a dormir en el rancho, era por
seguro que lo iba a ver encuerado.
- Ah mira, qu� astuto saliste.
- Astuto y caliente P�, porque ya la traigo parada otra vez.
- Ah que hijo tan calenturiento tengo.
Me sacudi� el cabello y despu�s encendi� el radio, y mientras
buscaba una estaci�n, me qued� observ�ndolo. Definitivamente �ste era otro
se�or, no era mi pap� de siempre. Ahora era un se�or que me estaba gustando
mucho como amigo, como hombre y como padre. Y mientras lo observaba, aparecieron
M�S preguntas que hacer, as� que le quit� la mano del radio, lo apagu� y le dije
ri�ndome:
- �Qu� crees?: ya tengo m�s preguntas (volvi� a re�rse a
carcajada ligera)
- �Pues s� que te tardaste!... �pasaron casi cinco minutos!
�ndale pues, pregunta lo que quieras.
- Ok... �pero seguro que puedo preguntar lo que quiera?
- Bueno, en eso quedamos, �o no?
- S� y...
- Pero ahora yo soy el que ya sabe qu� vas a preguntar...
- �A ver?
- Que si yo ya lo hab�a hecho antes con alguien.
- Exacto.
- S� hijo, claro que ya lo hab�a hecho antes, �y no adivinas
con qui�n?: con tu t�o.
- ��Con el t�o?!...�entonces no era la primera vez que se la
chupabas? (se ri�, como recordando)
- No. Definitivamente no era la primera vez que le hac�a sexo
oral, que es la forma apropiada de decirlo.
- �Sexo oral?... ok. �Y cu�ndo fue?
- Uuuuuy hijo, desde chiquitos. Tu t�o siempre fue igualito
que t� de caliente y travieso, as� que empezamos a tener juegos sexuales desde
muy peque�os, como t� con tu amigo, pero el sexo oral vino cuando ya �ramos
adolescentes, un poco m�s grandes que t�.
- Aah... �y lo otro?
- �Qu� otro?
- �Lo otro!... lo que me hiciste t� a m�.
- �Penetraci�n anal?... tambi�n con �l. Nom�s que yo siempre
se lo hice a �l. Lo hicimos durante muchos a�os hasta que se cas� �l primero. Y
de ah�, hasta esta vez. Y d�jame decirte que si no hubieras empezado el juego
t�, no hubi�ramos hecho nada. Ya hab�amos acordado que no m�s.
- �O sea que yo los pervert�?
- Pues digamos que s� (ri�ndose).
Me qued� callado un rato y sobrevino la pregunta obligada:
- �Oye P�?... �y con el abuelo?
- �Con tu abuelo? No, con �l nada de nada (pero no me qued�
muy convencido de que fuera la verdad y me qued� pensativo un rato).
- Bueno, supongo que si yo tuviera un hijo, y pasara lo mismo
que contigo y me preguntara si lo hice con su abuelo, creo que tambi�n le
contestar�a que "Nada de nada".
Ahora el pensativo fue �l. Algo hab�a ah� que no me quer�a
contar y yo no quise presionarlo. Me dio miedo que fuera a dar por terminada la
charla. As� que le dije:
- �Te digo una cosa?
- Claro...dime.
- Que la cola me amaneci� doliendo un chorro (puso cara de
preocupado, me puso la mano en la cabeza y me dijo)
- Lo s� hijo, lo s�. No era posible que no te doliera si fue
tu primera vez.
- �Pero me gust� un chorro!...
- Aj�... tambi�n eso lo not�. Lo alcanc� a notar anoche (me
volvi� a sacudir el cabello) pero en un par de d�as ya vas a estar como nuevo
hijo, ese dolor pasa.
- Pues la verdad me gusta sentirlo, porque siento como si
todav�a estuvieras adentro de m� (volte� a verme incr�dulo)
- �En serio te gust� tanto hijo?
- �POR SUPUESTO QUE S�!... y ya quiero tenerte otra vez
adentro P�.
Se qued� callado viendo al frente. Serio. Se puso la mano
sobre el paquete y dice sin voltear a verme:
- �Ah Caray!... ahora el caliente es tu pap� porque ya se le
par�.
- �En serio?... �tanto te gust�? (volte� a verme ri�ndose)
- �Qu� acaso no se not�?
- �Por supuesto que se not�!... y sent� bien rico cuando me
echaste toda tu leche caliente adentro... �en seguida me vine!
- S�, esa fue mi parte favorita tambi�n, y no se llama leche,
se llama semen.
- Ah s�: semen.
Nos quedamos callados un rato, con la tensi�n sexual flotando
en el ambiente. Yo quer�a que nos regres�ramos, que nos desnud�ramos y volver a
tocar todo su cuerpo, estaba vuelto loco, pero finalmente, �l era el pap� y
quien determinaba lo que iba a suceder o no.
- Oye P�.
- Dime.
- �Y ya no lo vamos a volver a hacer?
- Pues... este... no s� hijo, supongo que s�. Si los dos
queremos, claro que lo vamos a volver a hacer...
- �Pero Ap�!... �d�nde?... �cu�ndo?... �en la casa est� mi
mam�!
- No lo s�. Algo se nos tiene que ocurrir.
- �Algo como qu�?
- Bueno, de pronto se me ocurre que puedes acompa�arme cada
vez que venga al rancho, o cuando vaya a la capital.
- Eso tenlo por seguro... pero... �y ahorita?
- A ver hijo. Yo s� lo frustrante que puede ser que estando
muy caliente, no puedas hacer nada. Pero entiende que voy manejando y es
peligroso que me acaricies, adem�s de que tengo que llegar a la oficina hoy
mismo.
- Ok... donde manda capit�n no gobierna marinero (cosa dicha
con gran des�nimo)
- Eso es correcto, pero no te enojes conmigo. Piensa en que
ahora no me voy a encerrar bajo cuatro candados cada vez que me ba�e y vas a
poder entrar cuantas veces quieras a verme. Que voy a andar en la casa en shorts
y sin calzones. Que ahora vamos a poder platicar de todo lo que t� quieras. Que
si quieres hacer algo, me lo puedes consultar primero y si puedo ayudarte en
algo, pues te ayudo.
- �En serio ya no te vas a encerrar en el ba�o?
- Te lo prometo. Vas a poder verme encuerado todas las veces
que quieras, siempre y cuando seas muy discreto y entres al ba�o con alg�n
motivo cre�ble, que no levante sospechas.
- Excelente. Entonces yo tampoco me voy a encerrar cuando me
ba�e.
- Ah, me parece muy bien.
Nos quedamos callados un rato y le dije:
- Me siento feliz Ap�.
- �En serio hijo?...�antes no eras feliz?
- Bueno, s�, pero no como ahora. Antes te ten�a miedo, ahora
ya no.
- Eso me gusta hijo. Gracias por tu sinceridad.
- Te quiero mucho P�.
- Yo tambi�n te quiero mucho hijo, no sabes cu�nto.