Relato: Primera vez con mi tia Por fin era verano. Por fin la recompensa a un a�o entero
estudiando en el instituto, y mejor no pod�a empezar. Mis padres se marchaban de
vacaciones, y mi novia iba a estar una semana con los suyos en el pueblo, por lo
que pod�a hacer todo lo que quisiese. La �nica persona de la familia que pisar�a
la casa iba a ser mi t�a, que vendr�a algunas ma�anas para ayudarme a mantener
en orden la casa.
Era algo que me excitaba, ya que por primera vez ella y yo
�bamos a estar solos. Laura era preciosa. Ten�a treinta y siete a�os, un largo
cabello casta�o que le ca�a por la espalda y unos ojos verdes incre�bles. Ten�a
un culito terrible, resping�n y unos pechos de infarto, que rozaban la
perfecci�n. Yo siempre hab�a fantaseado con ella, es m�s, en mi primera
masturbaci�n hab�a sido la protagonista. El primer d�a pas�, y a la ma�ana
siguiente, unos tiernos besos me despertaron. Era mi t�a, que hab�a entrado en
casa con la copia que tenia de las llaves.
- Venga dormil�n, despierta y ponte a desayunar, que mientras te hago la cama y
te preparo la ducha.
Al terminar de desayunar me dirig� al ba�o, y me qued� de piedra cuando la vi
con el albornoz de mi madre puesto. Lo llevaba bastante suelto, por lo que se
pod�an ver parte de sus pechos, aunque no se llegaban a ver nada de los pezones.
Yo me qued� all� quieto, mir�ndole fijamente al escote, sin darme cuenta que mi
t�a se estaba dando cuenta. Se ri� y me dijo:
- Como hac�a tanto calor me d� una ducha fr�a mientras desayunabas, pero ahora
te la preparo a t�.
Me prepar� el ba�o, y acto seguido se puso a ordenar un poco la casa. No pod�a
olvidarme de lo que hab�a visto instantes antes, por lo que mi verga comenz� a
ponerse dura como un hierro. Y en eso descubr� en el suelo del ba�o tiradas las
bragas de mi t�a. La verga me comenz� a latir fuertemente, y notaba como me iba
a explotar. Si las bragas estaban ah� tiradas, �Mi t�a andaba sin ropa
interior?. Y en eso entr� en el ba�o:
- Perdona Miguel, pero creo que me he dejado algo.
Laura se agach� a recoger sus braguitas, y en ese instante estuve a punto de
eyacularme. Al agacharse hab�a dejado a la vista su precioso y rosadito conejo,
totalmente rasurado, y mis ojos se sal�an de las orbitas. Embobado con esa
imagen escuch�:
- Miguel, �te gustar�a probarlo?
No sab�a que responder, me quedaba bloqueado. Lo que tantas y tantas veces hab�a
so�ado estaba a punto de ocurrir. �Ser�a cierto?.
- No seas tonto, no muerdo.
Entonces asent� con la cabeza. Mi t�a se meti� en la ba�era, y manteni�ndose de
pie, me puso su co�o a la altura de mi boca.
- Demu�strale a tu t�a lo que sabes hacer.
Mi lengua sali� despedida buscando su raja, y la encontr� humedecida, empapada
en flujos. No pod�a parar era como un frenes� imparable.
- As� Miguel, as�! L�meme el co�o como una fiera!
Yo no paraba; jugaba con su cl�toris, mord�a sus labios, met�a mi lengua por su
vagina, y a la vez me ayudaba de mis dedos para hacer llegar al orgasmo a mi
querida t�a.
- Si! As�! Me corro!
Un enorme grito recorri� la casa, y un manantial de flujo recorri� mi boca. Yo
tragaba aquel jugo divino, al tiempo que mi nabo pareciese echar humo.
- Quiero que ahora me folles como nadie me foll� nunca sobrinito.
Se puso de rodillas, y me ofreci� todo su conejo, exultante, para ser penetrado
por mi deseoso rabo. La embest� con toda mi fuerza, y un grito sali� de su boca.
-F�llame fuerte, quiero sentirte! Dijo a continuaci�n.
La embest�a con rabia, una y otra vez, fuera de m�. Notaba su co�o bastante
abierto, por lo que deseoso de mayor sensaci�n, saqu� mi verga y le dije que si
me dejaba coj�rmela por atr�s. Ella me dijo que nunca lo hab�a echo as�, por lo
que tuviese cuidado. Ech� un poco de jab�n en su agujerito, y al instante le
endi�e el rabo hasta la garganta. Un grito de dolor sali� de su m�s profundo
interior, pero se fue apagando por el placer que la desbordaba, por aquel manjar
desconocido. Yo notaba que no iba a aguantar mucho m�s, y mencion�.
- Voy a descargar t�a, que reviento.
En eso sali� fuertemente y se me tir� a la verga, y empez� a com�rmela con una
brutalidad incre�ble. Se la met�a entera hasta las pelotas, y yo iba a estallar.
Cuando por fin iba a llegar, le cog� la cabeza y la apret� fuertemente contra mi
polla, por lo que la ten�a entera en la boca cuando la leche sali� con fuerza y
le golpe� en la garganta. Eso le provoc� un nuevo orgasmo, a la vez que se
tragaba toda mi lefa sin desperdiciar ni una gota. Despu�s de esto, se levant� y
me dio un beso en la frente:
- Miguel, me has echo gozar como no me lo hab�a echo nadie. Gracias tesoro, te
quiero mucho. Siempre que quieras av�same y lo repetiremos.
Y a partir de ah� todas las semanas me la cojo por delante, por detr�s, por la
boca... e incluso hicimos nuestros pinitos con mi novia, pero eso es ya otra
historia.
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Relato: Primera vez con mi tia
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