Tengo 35 a�os, me llamo Mar�a y me considero una mujer
apetecible. Tengo buenas lolas, piernas delgadas y largas y una cola que todav�a
no sinti� el efecto de los a�os porque la moldeo en el gimnasio, tres veces por
semana. Y haciendo los quehaceres de la casa, el resto de los d�as. Me cas� con
un pat�n hace 12 a�os, cuando naci� nuestra hija, producto de un descuido y no
de un amor. Mi marido tiene problemas con el alcohol y hace a�os que no me pone
una mano encima. Yo estaba acostumbr�ndome a esa insatisfacci�n que parec�a para
siempre, hasta que en la fiesta de fin de a�o, mi vida dio un giro.
Esa noche hab�a tomado unas copas de m�s y como el boc�n de
mi esposo se hab�a jactado de que me atend�a de mil maravillas, me cog� a mi
suegro mientras �l estaba dormido a escasos metros. Sin mediar palabras, me
corr� la bombacha y me sent� en la tremenda pija de mi suegro, un veterano que
me hizo ver las estrellas cuando me llen� el culo de leche. Aparte de algunas
historias que no vienen al caso, tambi�n me di el gusto de montarme al hermano
menor de mi marido, en mi consultorio de dentista.
Sab�a que me estaba pasando de la raya y que mi actitud me
traer�a problemas en el futuro. Pero al diablo. �Qu� otra cosa puede hacer una
mujer caliente, necesitada de una buena polla, clavada hasta las entra�as?
�Hasta cu�ndo iba a seguir soportando mi insatisfacci�n, hasta cuando iba a
seguir rechazando propuestas indecentes? Si no fuera por la culpa, me los
coger�a en mi propia casa para que aprecie el espect�culo de la mujer caliente
que se pierde el muy infeliz. Esa situaci�n se dio y aunque no fue como yo la
imaginaba, disfrut� como una perra.
En un descuido que a esta altura podr�a calificar de poco
profesional, dej� una noche encendido la computadora y mi marido ley� uno de los
mails que me mandaron cuando escrib� mi primer relato. Obviamente lleg� hasta
esta p�gina y ley� todo lo que yo les hab�a escrito. Le jur� que no se trataba
de m�. Que eran de una amiga. Pero no me crey�. Sab�a que todo era cierto...
No hizo falta demasiado pre�mbulo. El mi�rcoles 17 de marzo
cuando llegu� de mi consultorio, el hall de entrada de la planta baja estaba
empapelado con mis relatos. Mi hija se hab�a quedado a dormir en lo de mam� y
Pedro me estaba esperando, sentado con un vaso de whisky en su mecedora
favorita. "Mi hermano vaya y pase. Pero mi pap�? Son una puta repugnante", me
dijo con la voz quebrada. "La venganza es el placer de los dioses", me amenaz�.
Pero enseguida supe que no se trataba s�lo de una advertencia.
Hac�a mucho calor y yo hab�a estado todo el d�a trabajando.
Debajo del delantal s�lo llevaba la ropa interior y como s�lo atender�a a tres
mujeres, debajo s�lo llevaba puesta una calza de algod�n. Me estaba por sacar el
delantal para ponerme algo m�s c�modo, cuando mi suegro, mi cu�ado y dos
personas que no conoc�a aparecieron por la puerta del comedor diario.
"�Te gusta la pija, vas a tener pija?", alcanz� a decir mi
marido, con un tono que lejos de ponerme al borde del ataque de nervios,
humedeci� instant�neamente la calza de algod�n y una corriente el�ctrica me puso
la piel de gallina y los pezones como dos diamantes en mi delantal. Lo �nico que
me inhib�a realmente era ver al idiota de Pedro creyendo tener el control de la
situaci�n. Mi suegro y mi cu�ado fueron los primeros en acercarse. Ambos
hicieron presi�n sobre mis hombros y qued� de rodillas con sus dos hermosas
pijas al alcance de mis labios. "Noooooooooo, por favor. No mmmmme humiiillen de
esta manera", supliqu� mientras con mi lengua recorr�a lentamente mi labio
inferior y los miraba con cara de putita caliente.
Mi marido segu�a tomando whisky y por un instante me ilusion�
con verlo caerse derrumbado, como aquella noche en a�o nuevo. Pero esta vez
estaba expectante. Con una de sus manos jugaba con su pene que hab�a sacado
afuera por el cierre de su pantal�n y lo masturbaba lentamente. En ese momento,
uno de los desconocidos. Sac� de su bolso una c�mara digital y me fotografi�
mientras yo me degustaba los miembros de mi cu�ado y mi suegro. "Me llamo
Galvez, soy el abogado", me dijo con una risa socarrona. Y tambi�n me refreg� el
pene por la cara y me lo puso en la boca para que se lo chupara. Mi suegro ya se
hab�a puesto detr�s de m� y con sus dedos hab�a abierto los labios de mi vagina.
Yo estaba empapada, caliente a punto tal que nada me
interesaba m�s en el mundo que sentir esa tremenda pija en mi cueva caliente. Me
puse en cuatro patas y con una de mis manos dirig� su cabeza roja y amenazante a
la entrada de mi concha. Pero mi suegro me dio una fuerte palmada en las nalgas
y apunto directamente hacia la entrada de mi culo. El dolor fue tremendo porque
no estaba preparada ni lubricada como para tremenda verga. Ah� entr� en la
cuenta de que se trataba de una violaci�n. Y m�s caliente me puse, a punto tal,
que le dije a mi suegro: "Quiero sentirla hasta los huevos, partime en dos con
esa pija hermosa". El tal Galvez se tir� en el piso y me oblig� a que me lo
montara. Mi suegro, que a esa altura me hab�a dejado el agujero de mi culito
latiendo y hambriento de m�s pijas, se incorpor� , me agarr� de los pelos y como
en aquella noche de A�o Nuevo, me puso la pija en la boca para que me tragara su
leche. "D�mela toda, ahhhhhhhh", rogu�.
El otro desconocido se acerc� hacia nosotros. Mi cu�ado ya
estaba con su pija bombeando por mi culo, que con las dimensiones de mi suegro,
hab�a quedado lo suficientemente dilatado como para dos pijas como la de mi
cu�ado. Sin embargo, el pendejo me encantaba y me puso a mil cuando empez� a
morderme la espalda y a sobarme las tetas con fuerza, apretando sus dedos y
pellizc�ndome con furia mis pezones. Tuve una catarata de orgasmos mientras el
abogado me penetraba por la concha y mi cu�adito por el culo. Sent� pena por mi
marido porque era su venganza y yo la estaba gozando.
Sent� miedo por primera vez cuando el desconocido se quit�
los pantalones. En mi vida hab�a visto una pija tan grande. Tendr�a por lo menos
30 cent�metros de largo y 5 de ancho. Era circuncidado y se notaba porque su
cabeza era algo m�s ancha que su pene. Mi cu�ado me jal� fuerte de las tetas y
sent� su chorro caliente en mis entra�as. "Das asco, puta", me dijo antes de
sacarla, mordi�ndome el l�bulo de la oreja, lo que instant�neamente me produjo
una catarata de orgasmos y me puse a gritar como una loca.
El abogado segu�a bombeando y bombeando. Me ped�a que le
jugara con sus pechos en la cara y me los sobaba con experiencia. Como no estaba
muy bien afeitado, con su pera logr� que toda mi piel se irritara y que la
calentura tambi�n se manifestara con cambios importantes en mi piel. "Sentate en
mi pija", me orden� y tuve que hacer un leve movimiento con mi cadera para que
su polla ingresara en mi chorreante y dilatado agujero. No la ten�a muy larga,
pero era torcida y medio encorvada, lo que me provoc� nuevas sensaciones y
nuevos orgasmos.
Yo sent�a que me iba a desmayar, pero segu�a caliente, cada
vez m�s interesada en esa hermosa pija que el segundo desconocido me acababa de
exhibir. Galvez tambi�n me acab� en el culo y otra vez se sucedieron mis
orgasmos hasta producirme un estado de somnolencia. De pronto despert� en mi
dormitorio, estaba atada a los barrotes de hierro de mi cama, con las manos y
las piernas abiertas. Y una cinta tap�ndome la boca para que no pudiera decir
nada. De pronto sent� risas y una voz conocida. Era mi hermana. Pedro la hizo
entrar a la habitaci�n con los ojos vendados. Estaba como drogada porque no le
gustaba el alcohol y jam�s hab�a tomado ni una gota de nada.
Pedro la manoseaba y yo sent�a que mi hermana se resist�a
porque siempre le cay� muy mal mi marido. Sin embargo, hab�a como algo que le
imped�a detenerlo. Pedro le arranc� la ropa y llam� al de la pija gigante. La
calentura se me hab�a ido al diablo porque esos dos hijos de puta se estaban
violando a mi hermana, 12 a�os menor que yo, que se casaba en dos meses y so�aba
con llegar virgen. "Ahora vas a ver lo que es cogerse a un familiar", me dijo mi
marido y le introdujo de un solo impacto la pija a mi hermana. Ella empez� a
llorar y a gritar, pero el extra�o le meti� la polla en la boca para que no
pudiera emitir sonido. Ella segu�a con los ojos vendados y mi marido ahora se la
hab�a introducido por el culo. Despu�s se puso debajo de ella y le pidi� a su
socio que lo ayudara para cog�rsela entre los dos. Fue una imagen pat�tica, que
todav�a me remuerde la conciencia. "Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran
culpa", pienso a cada rato.
Mi hermana denunci� a mi marido, pero tuvo a toda su familia
de testigo y desestimaron la causa. El abogado me extorsiona con las fotos y de
tanto en tanto tengo que ir a su estudio a churparle la pija o a ofrecerle mi
culo. El desconocido result� ser un polic�a que nos tiene amenazadas. Y mi
marido me dijo que si lo abandono, amanezco en una zanja. As� qued� mi vida
despu�s de hacer trampa, estoy dolida, triste y prisionera, pero les advierto
compa�eros, que vuelvo a las andadas.