Relato: EN EL CAMPO EXPERIMENTE MI PRIMERA VEZ
Hab�a llegado el verano y como todos los a�os en el campo de mi familia comenzaban las tareas estivales, en esa �poca (Diciembre) parte de la actividad rural era la siega de pasturas finas, las que se enfardaban y se vend�an principalmente a los studs de San Isidro y Pilar. En esos menesteres est�bamos abocados, cada uno con sus obligaciones bien establecidas. Las m�as entre otras, era la de llevarle el almuerzo a la cuadrilla que estaba en medio de los potreros cargando los fardos en un acoplado y que eran trasladados a un tinglado donde se apilaban. La tarea era muy dura, a pleno sol, cada pieza pesaba entre 35 a 45 kgs., por ello quienes la realizaban siempre eran personas j�venes y muy fuertes.
Si bien ten�a apenas quince a�os cumplidos, ya hac�a tiempo que hab�a descubierto que me gustaban los hombres, pero a�n no hab�a experimentado un encuentro, suced�a que me relacionaba principalmente con j�venes de mi edad y no era ese el modelo masculino que me atra�a. Fantaseaba con se�ores muy maduros (40 o 50) y tambi�n empec� a sentirme atra�do por el tipo de macho r�stico, bruto, musculoso, con tatuajes, de manos grandes y �speras. Cada vez me autoerotizaba mas, me pon�a ropa de mi hermana cuando quedaba solo en casa y me masturbaba con distintos objetos, siempre aumentando sus tama�os anhelando ser pose�do sexualmente.
As� llegu� a ese verano, con ansias febril de experimentar lo que mi imaginaci�n me mostraba en todas sus formas, recuerdo que fue un 15 de Diciembre, cuando arribaron Mario, Luis y Alejandro, los nuevos jornaleros, que deb�an acarrear los fardos, qued� fascinado con Mario desde que descendi� con un salto �gil desde la caja de la pick up, ten�a 30 a�os (eso lo sabr�a despu�s), grandes espaldas, manos enormes, los m�sculos de sus brazos se marcaban en su remera, su rostro estaba curtido por el sol, nariz recta ojos oscuros y mirada recia. Los otros dos si bien no desentonaban, no me interesaron mayormente.
Recuerdo que el primer d�a que fui a llevarles el almuerzo, Mario estaba con el torso desnudo, ten�a varios tatuajes, los que junto al brillo de su piel transpirada y su olor a sudoraci�n, excit� mis sentidos. Al alcanzarles la vianda mis piernas temblaban y recuerdo que �l al tomarla roz� mis manos, yo quise creer que hab�a sido una caricia. Mantuvimos una peque�a charla y les dije que esperaba en la Pick Up hasta que terminaran de comer.
Ellos improvisaban con los fardos utiliz�ndolos como mesa y bancos, com�an sin modales, se limpiaban sus bocas pas�ndose el dorso de la mano y re�an a carcajadas, creo que un momento hablaban de m�, pues de vez en cuando dirig�an sus miradas c�mplices hacia donde yo me encontraba. La segunda vez fui acompa�ado con otro pe�n, por lo que mi comportamiento fue mas distante, aunque no pod�a dejar de mirar a Mario, me imaginaba abrazado a ese cuerpo, rodeado por sus potentes brazos. Al tercer d�a decid� dar un paso m�s atrevido, por lo que eleg� ponerme un jeans blanco muy ajustado y una remera al tono, con una estampa de labios en el pecho, esta �ltima me la puse a mitad de camino, pues se la sustraje a mi hermana para usarla en esa ocasi�n. Baje de la camioneta y me acerqu� a ellos contoneando mas mis caderas, estoy seguro que al pasar al lado de Alejandro, dej� su mirada puesta en mi cola. Les serv� la comida y me qued� un rato charlando, pregunt�ndoles obviedades de las tareas. Me sent� sobre un fardo, cruc� mis piernas y apoy� mis manos hacia atr�s con un gesto distendido. Cuando me entregaron los enseres, los coloqu� en el sexto y me alej� sacando cola y moviendo los gl�teos, despidi�ndome con un chau chicos.
Ese d�a, al ponerse el sol, la cuadrilla regres� al casco del campo y esperaban a que el pe�n puestero los llevara hasta la Ciudad, en ese momento, me acerqu� a saludarlos y preguntarles si necesitaban algo, luego de unas breves palabras, me alej�. Pero, m�s tarde tuve que regresar hasta muy cerca de donde estaban, ellos no se percataran de mi presencia, pues nos separaba una pared, en ese momento pude o�r que hablaban de m�, Alejandro dec�a: es muy putito el pendejo, viste como mueve el culo! Mario respond�a: �cualquier d�a me lo cojo!, �los putos son los que mejor chupan la pija!, agreg� Luis y pas� a contar una an�cdota vivida al respecto, lo que me alert�, que por lo menos a uno de ellos ya ten�a experiencia homosexual. As� repet� mis visitas, cada vez me animaba a m�s, us� aros y pulseras y mis caderas se contoneaban como una gata. Los muchachos ya se volvieron m�s osados y empezaron a decirme frases subidas de tono, a las que yo festejaba.
Tres d�as despu�s me toc� quedarme solo en el campo, el puestero ten�a que llevar a su esposa al m�dico, mi madre viajaba e iba a estar ausente todo el d�a y mi hermana rend�a ex�menes, as� que no regresar�a por varios d�as. Ese iba a ser mi gran d�a. Luego que desped� a mi madre, fui al cuarto de mi hermana y tom� su mono de algod�n corto, color blanco, ten�a el dobladillo de las piernas y mangas con motivos de flores rojas; una tanga roja; un pa�uelo gatito rojo con nudo al costado, zapatillas tipo guillermina de lona roja y soquetes con puntilla. Me maquill�, rubor, brillo en los labios y alargador de pesta�as. El enterito de algod�n me quedaba justo, me marcaba bien la cola y la tanga resaltaba su rojo bajo el short. Cuando me vi en espejo me excit� much�simo.
Calent� la comida que hab�a dejado preparada mi madre y ansioso me dirig� hacia donde estaban Mario y sus compa�eros. Reconozco que ten�a mucha verg�enza mostrarme as�, pero estaba desesperadamente excitado y en ese momento deseaba ardientemente ser tomado por Mario. Al bajar de la Pick Up, los tres quedaron imp�vidos y yo trataba de naturalizar mi presencia, los salud� y les alcanc� las viandas, cuando comenzaron a comer, me acost� boca abajo sobre unos fardos al lado de Mario y moviendo mis pies comenc� a charlar con ellos. Mario no tard� en hacer alusi�n a mi ropa, a lo que le pregunt� si le gustaba, me dijo que s� y que adem�s le gustaba mi cola comenzando acar�ciame las piernas con su mano y subi�ndola hasta encontrarle, yo lo dej� actuar mientras sent�a como sus dedos apretaban mis nalgas, estir� mi mano con algo de temor hasta su entrepierna y sent� su verga que comenzaba a endurecerse, el procedi� a bajarse el cierre, la sac� de su bragueta y tom�ndome de los pelos, puso mi boca en su pene. Lo comenc� a succionar mientras sent�a que su mano se deslizaba por debajo de mi short y sus dedos escudri�aban en mi ano, en pocos segundos ya sent�a su �ndice y mayor que me penetraban sin pausa, insolentes, violentos, me dol�a pero su miembro erguido era un manjar que no pod�a dejar de libar.
Luis y Alejandro permanec�an pasivos, al principio solo miraban, Mario decidi� ponerse de pi�, bajarme el enterito y arrancarme la tanga, me hizo poner en cuatro, se puso saliva en el pene y me penetr� bruscamente, all� fue cuando Luis se acerc�, sac� su pene y lo insert� en mi boca, me tomaba fuertemente del pelo con sus dos manos y met�a todo su m�stil dentro de mi cavidad bucal, lo que me hizo dar arcadas hasta que lo asimil�.
Mario estaba fren�tico y me penetraba violentamente, yo sent�a mucho dolor, pero a su vez gozaba. El olor a sudor, las manos sucias, �speras y lascivas que corromp�an mi cuerpo era demasiado intenso y placentero, as� que gozaba a mas no poder. Sent� el semen de Luis derramarse en mi boca y a �l que me gritaba que lo trague todo a lo que por supuesto yo acced� gustoso, luego fueron los gritos de Mario acabando dentro m�o y tumbando su cuerpo agotado sobre mi espalda. Sent� su semen caliente en mi interior y me estremec� de placer. El �ltimo fue Alejandro; �la frutilla del postre�, pues cuando sac� su verga vi que era un enorme pedazo de carne, estaba duro como una roca, me penetr� con fuerza brutal, grit� de dolor, sus manos se aferraron de mi pelo y lo jalonaban con fuerza mientras entraba y sal�a con furia de mi ano, me gritaba !te gusta putita!! tom� puta!!, te voy a romper el orto putita!!, el dolor era casi insoportable, pero la fuerza que ejerc�a Alejandro y como me ten�a tomado, me imped�a salir o moverme, aunque yo tocaba el Nirvana, hab�a llegado a mi orgasmo!!. Alejandro acab� pronto, con un largo orgasmo dando gritos y violentos topetazos a mi cola.
Qued� tendido unos diez minutos, no pod�a moverme, estaba agotado, muy dolorido, mi ano lat�a, comenzaba a arderme, me chorreaba el semen de Mario y Alejandro y tambi�n advert� gotitas de sangre. Como me lo hab�a prometido Alejandro, me hab�an roto el orto. Me vest�, me desped� y part� feliz a mi casa a ba�arme, curarme y descansar. Por suerte la fisura fue muy peque�a y no necesit� m�s que reposo de unos d�as e higiene.
Por supuesto esto reci�n era el comienzo y el verano se ve�a muy prometedor, dos veces m�s me poseyeron los tres, donde se repitieron escenas similares a la primera, aunque la �ltima extremadamente hot, me quisieron penetrar de a dos pero no pudieron, me hicieron masturbar con un talero y derramaron los tres a la vez su semen en mi rostro. Luego terminaron su tarea y se marcharon. Pero no pas� mucho tiempo en que pude disfrutarlo plenamente a Mario, a fines de Enero el puestero renunci� y contrataron a Mario para que ocupe su lugar. Todo fue un regalo, mis visitas a su casa se volvieron frecuentes, fueron mis primeros besos a un hombre, sent� su lengua en mi boca, mont� sobre �l, lam� su cuerpo por completo, beb� incansablemente su simiente, hasta dorm� en sus brazos una noche que quedamos solos. Besos. Hori.