PROSTITUYENDO A MI CU�ADO
La mayor alegr�a de mis padres fue el nacimiento de Cecilia.
Despu�s de cuatro hijos varones, y cuando ya mi madre estaba pr�cticamente
convencida de que la ansiada ni�a nunca llegar�a, la noticia de su embarazo, a
sus ya casi 40 a�os, tom� a todos por sorpresa. Una muy agradable sorpresa que
culmin� con el festejado nacimiento de mi �nica hermana.
Sobra decir lo mimada y consentida que fue Cecy durante toda
su ni�ez, y no solamente por mis padres, sino tambi�n por todos sus celosos
hermanos. Algunos mas, algunos menos, pero todos la sobreproteg�amos y
cuid�bamos hasta la exageraci�n.
La noticia de su prematuro noviazgo, apenas cumplidos los 17
nos tom� a todos por sorpresa. Para entonces mis dem�s hermanos ya se hab�an
casado y el �nico soltero era yo. Mis padres no lo sab�an y ya eran mayores para
entender que a mi no me atra�a la vida familiar y que mis apetitos sexuales me
hab�an llevado mucho m�s all� de lo que su r�gida y estrecha educaci�n les
permit�a imaginar. Para entonces yo ya me hab�a acostado con mujeres, hombres e
ilusiones, y estaba ya tan impuesto a hacer mi propia vida que dif�cilmente
lograr�a cambiar.
El hecho es que Cecy y su flamante novio no obtuvieron la
aprobaci�n de ning�n miembro de nuestra familia. Empezando por mi padre y hasta
el menor de los hermanos detestamos a Ram�n desde el primer d�a que lo
conocimos.
Para colmo de males, el tal Ram�n result� ser una fichita.
P�simo estudiante, hijo menor de una familia de clase media desintegrada, era el
cl�sico vago que se dedica a disfrutar de la vida sin la menor preocupaci�n por
el futuro. El cl�sico ni�o guapo y de buen cuerpo que cree que eso es m�s que
suficiente para salir adelante. Me encargu� personalmente de averiguar todo lo
malo de mi cu�ado, con la certeza que Cecy lo dejar�a en cuanto se enterara.
Para mi consternaci�n, pareci� aumentarle el amor y las ganas de protegerlo y
enderezarlo. De nada valieron los rega�os paternos, los consejos de mam� y los
gritos furibundos de todos los dem�s. Optamos por dejarle al tiempo lo que
humanamente nosotros no conseguimos.
Tres a�os despu�s, la noticia de su embarazo nos oblig� a
aceptar a Ram�n como nuevo integrante de nuestra familia.
Si hasta entonces hab�a cre�do detestarlo, no fue nada
comparado a lo que sent� la primera vez que lo vi llegar a nuestra casa, el
primer domingo despu�s de la luna de miel, del brazo de Cecy a nuestras
acostumbradas comidas dominicales. Mi madre se hab�a esmerado en la cocina, mi
padre hac�a un esfuerzo sobre humano para tratar al ga��n aquel como parte de la
familia, mientras los dem�s le mir�bamos con ganas de hacerlo desaparecer. El
engre�do de Ram�n se atrevi� a criticar los platillos y a hablar pestes del
partido pol�tico al que mi pap� profesaba su total admiraci�n. Me dieron ganas
de romperle la cara a pu�etazos, pero la enamorada mirada de mi hermana y el
cari�o que todos le ten�amos me hicieron contenerme.
Despu�s de los primeros meses de vida en com�n, dif�ciles
para cualquier matrimonio, y las necesidades econ�micas, vinieron los primeros
problemas. Mi cu�adito no ten�a trabajo y recay� en m� el encargo de
consegu�rselo. Termin� cediendo a los ruegos de mi madre y comenc� a
recomendarlo a mis amistades. Para eso necesitaban conocerlo, por lo que me vi
obligado a invitarlo a varias reuniones. Pronto me di cuenta que a mi guapo
cu�ado le gustaba mucho el alcohol. Las primeras veces que salimos juntos
trataba de mostrarse amigable y comedido en la bebida, pero pronto perdi� la
verg�enza y fueron varias las ocasiones en que tuve que sacarlo casi a rastras,
ya bebido y con ganas de armar esc�ndalo.
Fue precisamente en una de estas reuniones donde empez� la
historia.
Ram�n hab�a empezado a beber casi desde que llegamos a la
reuni�n. Bailaba solo y flirteaba con las chicas, sin importarle lo m�s m�nimo
mi presencia. Uno de mis amigos, Javier, se acerc� a saludarme.
Oye, cabr�n � me reclam� inmediatamente � no me has
presentado a tu cu�adito, y est� como quiere! � a�adi� goloso recorri�ndolo
de arriba abajo con la mirada.
No mames, Javier � le reclam� enojado � no me digas que
te gusta?
Me mir� sorprendido, con el gesto incr�dulo y burl�n al mismo
tiempo.
No te hagas pendejo � dijo sonriendo � me vas a decir que
no te has dado cuenta del bomboncito que es tu cu�ado?
Mir� a Ram�n, meneando el cuerpo con un cigarrillo en los
labios y una copa en la mano.
No es mi tipo � contest� desde�oso.
Javier me mir� sarc�stico y me ech� una mano al hombro.
El hecho que no te caiga bien no significa que no puedas
aceptar que tiene un cuerpo espectacular y una carita de ni�o bueno � me
dijo al o�do � por no hablar del rico culito que tiene el cabr�n.
Si t� lo dices � acept� por no seguir discutiendo el
tema.
Javier no abandon�.
Crees que afloje? � pregunt�.
Ya p�rale, cabr�n, es mi cu�ado � le record� ya molesto.
Y eso que? � pregunt� extra�ado � ahora resulta que se lo
vas a cuidar a tu hermanita.
Ca� en la cuenta de que ten�a raz�n. A mi no me importaba lo
m�s m�nimo Ram�n, ni ten�a ning�n inter�s en que mi hermana continuara su vida
con �l. Una malsana idea aflor� en mi mente.
De veras quieres ech�rtelo � le pregunt� a Javier
cambi�ndole el tono.
Puedes apostarlo � fue su r�pida respuesta. � Es m�s �
agreg� � hasta pagar�a por ello.
Lo pens� apenas dos segundos.
Cu�nto? � le pregunt�.
Cu�nto qu�? � dijo Javier algo perdido.
Cu�nto pagas? � dije sin dudar.
Estas hablando en serio? � me pregunt� Javier mir�ndome
directo a los ojos, como si no pudiera creer que estuviera hablando en
serio.
Por supuesto � asent�.
Y el trato se cerr�. Nos pusimos de acuerdo r�pidamente.
Dejar�a que Ram�n bebiera durante una hora mas y luego lo llevar�a al
apartamento de Javier. Del resto �l se encargar�a.
A la hora convenida, no tuve el menor reparo en convencer al
intoxicado Ram�n de que me acompa�ara, con la promesa de presentarle a un tipo
que con seguridad le har�a una muy buena oferta de trabajo. Javier nos esperaba
y conduje hasta su casa sin el menor atisbo de culpabilidad y una creciente
excitaci�n por lo que iba a suceder.
Javier nos esperaba ya con las bebidas preparadas. Ram�n
continu� bebiendo como si se tratara de agua, y sus claros ojos azules pronto
mostraron la mirada perdida y vac�a de todo borracho. Finalmente cay� dormido,
casi inconsciente en el sill�n de la sala. Ni siquiera se dio cuenta de que no
hab�a habido ninguna propuesta de trabajo, y en cambio si muchas miradas de
deseo de mi buen amigo Javier.
Ay�dame a llevarlo a la cama � pidi� Javier al ver el
estado de Ram�n.
No mames � le reclam� � yo ya cumpl� mi parte, enc�rgate
t�.
S�lo �chame la mano para cargarlo � rog� mi amigo.
Con una extra�a sensaci�n en mi entrepierna, cargu� las
piernas de Ram�n y lo llev� a la cama como quien lleva un carnero al matadero.
Sab�a lo que seguir�a, y tras dejar a mi perdido cu�ado sobre la suave cama de
pronto descubr� que me encantar�a observarlo.
Puedo quedarme? � ped� a Javier, y tras su lasciva mirada
le aclar� � s�lo para mirar, no participar�.
Como gustes � fue su r�pida respuesta, ya mas enfocado en
Ram�n que en m�.
Javier comenz� a desnudarlo, no sin algo de trabajo. El
estado de Ram�n no era de mucha ayuda y me sent� en el sill�n, en el rinc�n m�s
oscuro de la habitaci�n, tratando de pasar lo m�s desapercibido.
Tras quitarle la camisa, Javier se lanz� inmediatamente a
chupetear las rosadas tetillas de mi cu�ado. Ram�n es blanco, con una pelusilla
dorada en medio de su pecho y alrededor de sus pezones. Javier repart�a sus
besos entre uno y otro, mordisque�ndolos con evidente placer. Excitado, comenz�
a bajar por su vientre plano, metiendo la lengua en su ombligo y acariciando ya
la entrepierna de Ram�n. Los pantalones le resultaron ya un engorroso estorbo, y
con manos �vidas comenz� a quit�rselos. Para mi sorpresa, Ram�n llevaba puestos
unos peque�os slip blancos, tipo bikini. No pude dejar de fijarme en el bulto de
su sexo, dormido, pero no por eso menos excitante. Javier trataba de alargar lo
m�s posible su encuentro con aquel sexo prohibido. Besaba el ansiado bulto a
trav�s de la ropa interior, olisqueando sus bolas, lamiendo los suaves vellos
que escapaban por la orilla mientras yo sent�a una creciente excitaci�n con toda
la escena.
Es un bomb�n � murmuraba mi amigo entre dientes, besando
los alargados muslos mientras le abr�a las piernas y atisbaba lascivo los
escondidos tesoros de mi anestesiado cu�ado.
Finalmente le quit� los calzones. Javier y yo miramos
ansiosos el regalo descubierto. La rubia y blanda picha de Ram�n era un manjar
que mi amigo no quiso postergar. Con peque�as y casi t�midas lamidas comenz� a
probarlo. Casi pude imaginar yo tambi�n el gusto en mi boca. Javier termin�
engull�ndola con evidentes muestras de placer. Desde mi posici�n pod�a apreciar
tambi�n el gruesa bulto del sexo de Javier, mas duro que nunca.
Mi cu�ado se removi� en su alcoholizado sue�o, pero sin dar
muestras de volver a la vida. Javier continu� mam�ndole la suave verga,
acariciando de paso el manch�n de rubios vellos que la coronaban, y los
alargados test�culos que colgaban mas abajo, sin obtener ning�n tipo de
respuesta de mi cu�ado, ajeno completamente a todo lo que le hac�an a su cuerpo.
Javier se hart� de mamar y con un r�pido giro le dio vuelta a
Ram�n, acomod�ndolo boca abajo. Ambos contuvimos entonces el aliento. Mi cu�ado
ten�a un culo de campeonato. Un par de rotundas y bien curveadas nalgas
excelentemente bien formadas. Un trasero digno de un premio, y eso que tanto
Javier como yo ten�amos ya much�sima experiencia en la materia.
Pero que culo m�s espectacular � silb� Javier con
evidente admiraci�n.
Mi amigo se desnud� en un santiam�n. Yo ya conoc�a su picha y
sab�a que lo que se le avecinaba a Ram�n no era cualquier cosa. Javier tiene un
grueso y considerable trozo entre las piernas y un aguante como pocos. Se
sacudi� la verga un par de veces, mientras continuaba mirando extasiado el culo
de mi cu�ado.
Cosita rica � dijo acariciando los blancos y perfectos
globos de carne.
Sus manos recorrieron las curvas y recovecos. Le abri� las
nalgas y ambos atisbamos el rosado y peque�o esf�nter de Ram�n.
Pero ven a ver esto de cerca � me invit� Javier.
Me acerqu� sin dudarlo. Con las nalgas completamente
abiertas, el rubio y fruncido ano de mi cu�ado, totalmente expuesto, era una de
las cosas m�s morbosas y cachondas que yo hubiera podido apreciar jam�s.
A poco no se te antoja com�rtelo? � pregunt� mi amigo
Javier sabiendo de antemano la respuesta.
Sin esperar por ella, Javier meti� el rostro entre los
blancos y apetecibles gl�teos, y comenz� a lamer el rico agujero de Ram�n. Los
chupetones y lamidas me hicieron imposible aguantar un segundo mas, y regres� a
mi puesto de observaci�n para abrirme la bragueta y sacar ya mi endurecida
verga. Comenc� a masturbarme con la inusitada energ�a de un adolescente, sin
perder una sola imagen de mi cu�ado, desnudo y ebrio, recibiendo de otro hombre
una soberbia mamada de culo, con las piernas tan abiertas, tan indefenso, con su
ojete abierto y aquella incansable lengua entrando en su cuerpo.
Javier se dio el gusto de su vida. Tard� casi media hora
lamiendo y chupando el culo de mi cu�ado. Para entonces seguramente su hoyo
estaba ya m�s que h�medo y listo para recibir su verga, por lo que mi amigo
acomod� una almohada bajo el vientre Ram�n y dispuso sus nalgas a la altura
conveniente. Me acerqu� de nuevo. Quer�a ver de cerca aquella enorme verga
abri�ndose paso en el cuerpo de mi cu�ado.
El grueso glande se apoy� justo en la entrada. Contuve el
aliento, mientras Javier acariciaba con la punta de su verga el fruncido y
h�medo agujero de Ram�n. Finalmente la dej� quieta y descansando justo en su
arrugado ano y lentamente comenz� a empujar, encontrando la natural resistencia
del m�sculo por dejarse penetrar. Continu� presionando, cada vez con mayor
fuerza, hasta que la punta chata y roma de su tranca entr� finalmente.
Ram�n resping�, quej�ndose en el sue�o y abri� los ojos
azules mirando a la nada.
Ay, cabr�n � fue todo lo que dijo, pero ya la gruesa
cabeza estaba dentro y el resto comenzaba a deslizarse sin que �l pudiera
evitarlo.
Javier esper�, arrull�ndolo como si fuera un beb�, y Ram�n
volvi� a cerrar los ojos. Le enterr� entonces la verga hasta el fondo, sin
tregua alguna.
Qu� putas est� pasando? � pregunt� Ram�n con una mueca de
dolor, de nuevo despierto.
Te estoy cogiendo, papito � dijo Javier comenzado ya el
famoso mete y saca.
Ram�n se quej� de nuevo, luch� muy brevemente, pero estaba
demasiado perdido, demasiado inconsciente, y termin� abandon�ndose a la
seguramente dolorosa sensaci�n, pero sin fuerzas para pensar en una soluci�n a
lo que le suced�a.
Javier ya no quiso darle ninguna explicaci�n. Solo quer�a
montarlo, cogerlo, poseerlo. Me fui al rinc�n de nuevo. Ya no aguantaba. No
pod�a apartar mi mirada de aquellos dos cuerpos desnudos. Ram�n joven, blanco y
bello, como s�lo pueden serlo los muy j�venes. Javier maduro, libidinoso,
experimentado, tomando el cuerpo del otro como si fuera una bebida que quisiera
apurar hasta sus �ltimas gotas. Una furiosa cogida. Un hombre seguro, tomando
aquello que le pertenece. Aquello por lo que ha pagado.
Mi orgasmo fue delicioso. Como pocos. Y aun despu�s de
tenerlo, segu� excitado, hasta ver que Javier apretaba las nalgas y tensaba las
piernas, preso tambi�n de los placeres del orgasmo, aventando su l�quido semen
en las entra�as de mi cu�ado, que desvalido como un ni�o se dejaba montar en la
feliz inconciencia de su sue�o perdido.
Javier se baj� sudoroso. Apenas lo vi. Mis ojos estaban en la
grupa reci�n abandonada. En las nalgas blancas de Ram�n y en el atisbo de sus
piernas a�n abiertas por las que casi esperaba ver un hilillo de semen
escurriendo.
Javier pag� lo acordado. Una considerable suma.
Ll�vatelo � me dijo, y como pude lo medio vest� y lo met�
en el coche.
No cre� prudente llevarlo a casa de mi hermana, por lo que lo
llev� a casa de mis padres y lo acost� en mi rec�mara. Lo desvest�, dej�ndolo
solo con la truza puesta. No pude evitar tocar sus nalgas. Las sent� duras y
firmes. Suaves al tacto, pero recias tambi�n. Lo odiaba, es cierto, pero despu�s
de haber visto lo que vi y teni�ndolo all� tan cerca no pude contenerme y lo
desnud� completamente. Le abr� las nalgas. El olor del semen de Javier eman� de
su carne. Met� mi nariz lo m�s cerca que pude, aspirando ese aroma enloquecedor
y termin� lamiendo la suave carnosidad de la parte baja de sus nalgas. Ascend�
poco a poco, lamiendo y besando, deseando llegar al centro h�medo y viscoso. El
sabor del semen era embriagador. Su culito reci�n desflorado, una fruta
prohibida y ex�tica incapaz de resistir. Se lo chup� de lleno, meti�ndole la
lengua lo m�s profundo que pude. Ram�n se quej� suavemente. Seguramente aun
ten�a el ano dolorido, pero no tanto como mi verga, deseando penetrarlo.
Me mont� decidido. No me import� nada. Lo deseaba m�s que a
nada. Quer�a poseerlo, disfrutarlo yo tambi�n, y gratis. Se la met� despacio, no
por no lastimarlo, sino porque quer�a alargar lo m�s posible la embriagadora
sensaci�n de sus nalgas, de su carne recibi�ndome, abri�ndose tambi�n para m�,
aunque no fuera el primero.
Ram�n volvi� a quejarse. Simplemente le tap� la boca con una
mano y empuj� furioso la verga hasta el fondo, logrando despertarlo. Pesaba
mucho m�s que �l, y fue f�cil someterlo. Me lo cog� r�pido, con ese deseo que
parece imposible de soportar, y Ram�n volvi� a quedarse tranquilo, aunque
quej�ndose suavemente.
Termin� dentro de �l, llen�ndole el culo nuevamente de leche,
y entonces lo dej� dormir, mientras yo hac�a lo mismo a su lado.
La ma�ana siguiente despert� evidentemente dolorido. No me
dijo nada, aunque lo vi caminar despacio y trabajosamente hacia el ba�o. Sali�
con una toalla anudada a la cintura despu�s de haberse duchado. Estaba serio. Vi
en su rostro muchas preguntas pero pocas ganas de formularlas.
Ten � le dije ofreci�ndole un grueso fajo de billetes.
Qu� es esto? � pregunt� tomando el dinero.
Tu ganancia � le aclar� � por el trabajo de anoche.
Cu�l trabajo? � pregunt�, aunque ya la horrible respuesta
parec�a irse abriendo paso en su cerebro.
Tu trabajo de puta � dije encamin�ndome ya hacia el ba�o.
Ram�n me alcanz� en la puerta, el rostro desencajado, los
azules ojos llameantes.
De qu� carajos hablas? � pregunt� col�rico.
Le arranqu� la toalla, dej�ndolo completamente desnudo. Lo
empuj� hasta quedar frente al espejo.
Te lo ganaste con �stas � le dije palme�ndole las nalgas
� dejando que un cabr�n te cogiera.
Me mir� mudo de asombro. Parec�a que mis palabras no pod�an
significar algo coherente para �l.
No me vas a decir que no sientes el culo molido? �
pregunt� con todo el veneno acumulado desde la primera vez que se present�
en casa como novio de mi hermana.
Sus ojos se abrieron como platos. Met� mi mano entre sus
nalgas pic�ndole el culo con un dedo. Ram�n brinc� adolorido.
Lo ves. Ponte alguna crema � le aconsej� � el cliente de
anoche estaba bastante vergudo y seguramente te va a doler todo el d�a.
Me met� a ba�ar, dej�ndolo frente al espejo, desnudo y
abatido. Cuando sal� ya no estaba. Tampoco el dinero.
No vi a Ram�n por un par de semanas. Cecy ven�a a la casa
como siempre y cuando mis padres le preguntaban por su marido, ella contestaba
que no se sent�a bien, que estaba en cama con gripe. Finalmente apareci�. Rehu�a
mi mirada y continuaba serio y retra�do.
Por mortificarlo, lo arrincon� en la cocina cuando nadie nos
miraba.
Ya tengo un nuevo cliente esperando � le dije. Me lanz�
una mirada asesina, pero no dijo nada.
Lo hab�a dicho s�lo por molestar, pero algunos d�as despu�s
Javier me llam�. Quer�a ver si lograba llevarle a mi cu�ado nuevamente.
Pues ya sabes el precio � le dije medio en broma.
Y vale hasta el �ltimo centavo � fue la respuesta.
Tal vez las cosas hubieran quedado en una simple broma, pero
Cecy vino a casa llorando un d�a porque las cosas en su matrimonio no marchaban.
Le confes� a mam� que Ram�n se hab�a atrevido a darle una bofetada, aunque le
rog� que no nos lo contara, porque sab�a que le har�amos algo y ella lo amaba.
Tom� el tel�fono y cit� a Ram�n en un restaurante. La cita con Javier estaba
fijada.
Vamos � le dije a mi cu�ado en cuanto �ste apreci�.
A d�nde? � pregunt� con justificado recelo.
A casa de Javier. Un amigo � dije pagando la cuenta.
Para qu�? � dijo Ram�n con intenci�n ya de marcharse.
Para qu� va a ser? � le espet� con odio y autoridad a la
vez � para que te coja, grand�sima puta, para que disfrute de tus blancas
nalguitas y desquites el dinero que paga por tus servicios.
Est�s loco! � dijo apart�ndose.
Y m�s loco t�, cu�adito � le dije con tono contenido �
que si no me obedeces terminar�s en serios problemas.
No me crey�, y sali� muy seguro a la calle. Lo alcanc� en la
acera y le mostr� un par de fotos. Me las hab�a mandado Javier, que gustaba de
grabar algunas de sus sesiones de sexo, entre ellas la del estreno de mi cu�ado.
Y tengo muchas mas � le ment� venenoso.
Ram�n miraba p�lido la impresi�n en papel, que aunque no de
buena calidad lo mostraba desnudo y sodomizado por mi amigo Javier.
Ser� mejor que me acompa�es � le dije gui�ndolo hacia mi
coche.
Me sigui� silencioso. Derrotado y obediente. Tuve un instante
de duda, de remordimiento, pero lo super� r�pidamente. Conduje a casa de Javier.
Lleg� la puta! � dije animoso nada mas llegar.
Ram�n se puso p�lido y se tranc� en la puerta, y debo
reconocer que se ve�a estimulantemente atractivo con aquel moh�n en su cara de
ni�o. Le di una sonora nalgada en el trasero y lo empuj� a la sala, donde Javier
me miraba sorprendido. Seguramente esperaba que mi cu�ado llegara alcoholizado,
como la primera vez, y verlo llegar tan sobrio, y tan evidentemente molesto fue
toda una revelaci�n.
No te preocupes � tranquilic� a mi amigo � sabe a lo que
viene y esta dispuesto a hacerlo.
Era la oportunidad para que Ram�n hiciera algo. Cualquier
cosa. Marcharse, golpearme, insultarnos a los dos, pero no hizo ninguna de esas
cosas. Se qued� de pie en medio de la sala. Callado y visiblemente alterado.
Respiraba afanoso, se sobaba las manos con nerviosismo. Javier le ofreci� una
copa y se la bebi� de un tir�n. Respir� hondo y encendi� un cigarrillo.
Finalmente se sent�. Lejos de m� y de Javier.
Trae ese culito para ac� � le dijo Javier con una
sonrisa, pero con cierto tono autoritario.
Ram�n no se movi�. Me mir� como si yo pudiera o quisiera
defenderlo. Le hice un gesto de que obedeciera.
El cliente paga � le record� � y el cliente manda.
Ram�n se acerc� a Javier todav�a indeciso. Mi amigo lo jal�
hacia el sill�n, sent�ndolo a su lado. Tom� la mano de Ram�n y se la acomod�
entre sus piernas, sobre el bulto de su sexo. Ram�n la retir� como si aquello le
quemara.
P�rtate bien � le recomend� � es la �ltima vez que te lo
digo.
La mano volvi� al sitio indicado y Javier complacido lo
oblig� a acariciarle. Mi cu�ado me miraba, con miedo, con rabia y reproche, pero
tambi�n con un extra�o brillo que comenz� a excitarme. Javier ahora abr�a las
piernas, dej�ndole sitio para que tambi�n acariciara sus huevos. Ram�n los
acarici� sobre el ajustado pantal�n.
S�calo � le susurr� Javier al o�do. Ram�n obedeci� tras
una breve pausa.
Me acomod� para verlo todo. Mi tranca tambi�n se hab�a puesto
dura viendo el percance en el que estaba mi cu�ado. La verga de Javier asom�
majestuosamente erguida. Ram�n la acariciaba con cierta torpeza, pero el trato
duro no hac�a sino inflamarla mas todav�a.
L�mela � fue la inevitable orden siguiente.
De nuevo la mirada de Ram�n pidi�ndome ayuda. De nuevo el
gesto de que continuara y goc� viendo su cara de ni�o bueno acercarse al
pulsante miembro hasta abrir su boca de rosa y posarla en la hinchada cabeza.
Javier suspir� contento y empuj� la rubia cabeza de Ram�n
sobre su sexo, oblig�ndolo a trag�rselo por completo. Casi pude imaginar el
sabor de aquel miembro, su olor y consistencia. La cabeza de mi cu�ado sub�a y
bajaba a lo largo de aquella carne dura y tensa, con los caracter�sticos sonidos
de una buena mamada.
Javier se incorpor� de pronto. Ram�n qued� con la boca
abierta y la mirada perdida, como un ni�o al que se le ha quitado un dulce de
repente. Javier lo jal� hacia arriba, poni�ndolo tambi�n de pie. Le bes� la boca
rosa sin encontrar resistencia. Le quit� la playera y le desabroch� los
pantalones. El rubio mu�eco de carne se dejaba llevar tranquilamente. Le baj�
los pantalones a los tobillos y Ram�n termin� de quit�rselos. Mi cu�ado se
inclin� para sacarse los calcetines, obsequi�ndonos con la agradable perspectiva
de su trasero enfundado en un ajustado par de calzoncillos blancos. De inmediato
la mano de Javier apres� los bellos gl�teos y enardecido de pasi�n le arranc� la
�ltima de sus prendas.
Ram�n desnudo. Una agradable visi�n. Un hermoso regalo. Para
sorpresa nuestra, su verga mostraba un buen avance de erecci�n. No estaba
totalmente dura, pero si excitada, se�al de que aquello no le era tan
indiferente, aunque su cara quisiera mostrar lo contrario.
Quisiera comerte entero � dijo mi amigo � pero me excitas
tanto que no puedo dilatarlo m�s.
Empuj� a Ram�n sobre el sill�n, con las piernas abiertas y la
cola alzada. Entre sus bien formados muslos, los huevos asomaban, invitando a
morderlos y besarlos. Sin embargo Javier quer�a una sola cosa, y le abri� las
nalgas con determinaci�n, develando el fruncido agujero de mi joven cu�ado.
Ram�n volte� sobre su hombro, de nuevo para mirarme. Le� cierta verg�enza, tal
vez de que el hermano de su esposa le viera en aquella humillante posici�n. Le
vi coraje, seguramente por ser yo el culpable de lo que le suced�a, pero le vi
tambi�n una mirada c�mplice, un gesto heroico de quien se sacrifica por el bien
de otro. Me sob� la verga, mir�ndolo a los ojos, gozando con lo que ve�a y con
lo que sent�a al verlo todo tan de cerca.
La verga de Javier estaba ya en lugar justo y con un potente
empuj�n penetr� a mi cu�ado bien afianzado de sus hombros. Ram�n gimi�, sin
romper jam�s el hilo de su mirada en la m�a. Podr�as ser t�, parec�a decirme esa
mirada, podr�a ser tu verga la que estuviera ahora dentro de mi cuerpo. Aquello
me excit� m�s todav�a. Me quit� los pantalones y comenc� a masturbarme. Mi
cu�ado miraba ahora mi rostro y mi verga alternadamente. Me llamaba y me odiaba
al mismo tiempo. Sus ojos llameaban al saberse utilizado como una puta y al
mismo tiempo se odiaba a si mismo por permitirlo.
Javier bombeaba ajeno a estos intercambios de miradas. Ram�n
era sacudido violentamente por la impetuosa cogida de mi amigo. Aunque deseaba
acercarme, me contuve, porque Javier pagaba por el servicio y la abstinencia no
hizo sino ponerme m�s caliente todav�a.
Con un estruendoso jadeo, y tras veinte minutos de lo mismo,
Javier termin� explotando dentro del apretado agujero de mi cu�ado. Sudoroso,
cay� recostado en el sill�n, mientras Ram�n se pon�a de pie trabajosamente.
Puedo usar el ba�o? � pregunt� con voz insegura y ronca.
Javier estaba aun en las mieles despu�s del orgasmo, as� que gui� a Ram�n
hacia el ba�o.
Adentro, esper� a que mi cu�ado se duchara. No permit� que
cerrara la cortina de ba�o. Quer�a mirarlo desnudo. Quer�a verlo enjabon�ndose
el culo tratando de sacarse del cuerpo las huellas que mi amigo le dej� dentro.
Tampoco yo llevaba los pantalones puestos, as� que mi cu�ado pod�a ver
perfectamente el estado en que me pon�a observarlo desnudo mientras se ba�aba.
No me dec�a nada, y me miraba desafiante de vez en cuando. Sali� finalmente de
la ducha, y all� mismo en el ba�o, sin dejarle siquiera que se secara, lo voltee
cara al espejo y le arranqu� la toalla. Ca� de rodillas sobre sus hermosas
nalgas tan recientemente utilizadas. Las abr� y atisb� el rojo y dilatado
agujero de su ano, el cual sell� con un beso y muchas lamidas. Me incorpor�,
excitado y violento tambi�n yo y lo penetr� con rabia y pasi�n, admirando su
bello rostro en el espejo. Sus ojos que llameaban tambi�n de repulsi�n y deseo,
su pelo h�medo que le daba aquel aspecto de ni�o desamparado y le zambut� la
verga con desesperada urgencia, queriendo hacerlo m�s m�o que del cliente que
minutos antes pagara por su cuerpo.
Salimos despu�s de unos minutos. Tomamos nuestras ropas y el
dinero. Javier dijo que pod�a recomendarlo con algunos amigos suyos, que tambi�n
pagar�an su elevada tarifa. Acept� inmediatamente, aprovechando el silencio de
mi cu�ado. El que calla otorga, dije para mis adentros.
Yo te llamo en cuanto consiga el cliente � le dije a modo
de despedida al dejarlo en su casa. No me dijo nada, pero tom� el dinero que
le correspond�a y baj� del coche con una media sonrisa. Esper� hasta verlo
entrar. Aun en esos momentos desee sus nalgas, con todo y que hac�a apenas
unos minutos que hab�an sido m�as.
El cliente que me recomend� Javier result� ser mucho m�s
f�cil de complacer, con una picha peque�a a la cual Ram�n no tuvo ninguna
dificultad en acostumbrarse. Ese me recomend� a otro, y ese a otro m�s. Pronto
tuvimos una peque�a libreta negra con ciertos n�meros que �nicamente yo conoc�a.
Siempre era yo el intermediario, y disfrutaba mucho con mi papel de padrote. La
mayor�a de los clientes me permit�a observar, e incluso participar algunas
veces, aunque por supuesto eso elevaba la tarifa.
No estoy tan seguro de que hici�ramos todo eso �nicamente por
el dinero. Por supuesto el dinero era muy bueno, f�cil de ganar y m�s aun de
gastar. Pero hab�a algo m�s. Algo obscuro y excitante en llevar a mi propio
cu�ado a tal degradaci�n. Algo que a ambos nos un�a tanto como nos repel�a. Algo
obscenamente secreto que �nicamente �l y yo, y algunos cuantos hombres por
supuesto, conoc�an.
Ese algo era lo que me hac�a desearlo al verlo llegar los
domingos con mi hermana. Ese algo era lo que me llevaba a buscar un nuevo
cliente, con alguna nueva perversi�n, con algo novedoso que hiciera descender un
pelda�o m�s a mi cu�ado Ram�n. Un pelda�o del cual obviamente solamente yo
pudiera rescatarlo.
Si te gust�, h�zmelo saber.
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO