Relato: El regalo de Pablo (4)





Relato: El regalo de Pablo (4)

Aunque es una cuesti�n obvia, algunas personas necesitan que
se les recuerde que es recomendable leer los cap�tulos anteriores para apreciar
el presente.




- - - - - - - - - - - -




En esos y otros avatares transcurr�a el tiempo y crec�a la
barriga de Elena. Ya no le qued� m�s remedio que acudir al ginec�logo, cosa que
tem�a bastante.



El ginec�logo era una persona bastante discreta y, salvo
confirmar la perfecta evoluci�n del embarazo, solamente coment� que convendr�a
que redujese sus pr�cticas sexuales peligrosas.



En ese tiempo Elena ya consigui� admitir el pu�o de su hijo
dentro del culo pero sigui� someti�ndose a la m�quina para poder admitir dos
manos como su novia.



Pau empez� a despejar una parte del s�tano de los trastos
almacenados y a hacer croquis. Su madre, curiosa, se atrevi� a preguntarle el
motivo.



- Estoy preparando el lugar de castigos y la celda donde te
alojar� cuando llegue el momento.



Esa respuesta provoc� una deliciosa sensaci�n en la columna
vertebral de Elena que concluy� en su co�o y provoc� una de sus incontrolables y
acreditadas poluciones copiosas de flujo vaginal.



Las org�as se suced�an regularmente cada quince d�as. El pago
del uso del cuerpo de Ivana se cargaba ya a asistencias de Elena a clientes
tambi�n por las ma�anas. Lleg� un momento en que el arriendo de la asistenta
estaba m�s que pagado, Pero Pau la orden� seguir con la prostituci�n matinal
para acumular el suficiente capital para comprar la propiedad de Ivana.



Por otro lado, los usos que de ella hac�a Pau fueron trocando
a m�s sutiles psicol�gicamente:



Frecuentemente la manten�a una ma�ana entera en posici�n
inc�moda o dolorosa restringida con los admin�culos de la bolsa SM de Ivana.



Una vez a la semana la obligaba a ser lo que el llamaba "puta
caritativa". Ten�a que ofrecer sus servicios y prestarlos gratuitamente a alg�n
vagabundo viejo, alcoh�lico y sucio. De igual forma, otra vez a la semana deb�a
desvirgar a alg�n chaval que Pau tra�a a casa.



Tambi�n con frecuencia la llevaba a lugares p�blicos y
concurridos, como cafeter�as e hipermercados donde encontraba ocasi�n para
hacerle abrirse de piernas, agacharse o mantener cualquier postura que
permitiese ver su desnudo co�o, sus nalgas o los pezones.



La concert� un contrato para hacer strip tease una vez cada
quince d�as en un s�rdido club. Esta fue la actividad que m�s humill� a Elena
por su inevitable pavor a la exhibici�n p�blica ante desconocidos.



Menos la molestaba que en el mismo local, en una sala de los
s�tanos se viera obligada a mantener relaciones sexuales con todo tipo de gente
corriente y de cualquier edad, estado f�sico, o sexo mientras Pau y otras
personas filmaban las escenas en v�deo o fotografiaban. No hab�a d�a en que
Elena no fuese meada e incluso cagada.



Es cierto que una cosa mejor� enormemente: La preocupaci�n de
su marido por su abandono de la fe cristiana y la manifiesta tendencia pol�tica
nacionalista de izquierdas de Pau le imped�an apreciar otros detalles de la vida
cotidiana. A ello hay que a�adir que Tom�s, por indicaci�n de Pau, manifest� su
intenci�n de abandonar sus estudios para dedicarse a ser actor. Mientras el
viejo se com�a el coco pregunt�ndose en que hab�a fallado con su, hasta hac�a
poco, convencional y puritana familia, no advert�a lo que se le ven�a encima.
Solamente hab�a que aguantar sus peroratas y broncas a las horas de las comidas.



A�n cuando Pau no informaba a su madre sobre el acoso de
Ivana a su marido para obtener motivo de divorcio, tampoco se cuidaba de
ocultarlo. Sab�a por retazos de conversaci�n entre su hijo y la asistenta que su
esposo estaba a punto de caer en la trampa.



Tom�s se comport� debidamente durante tres meses y Pau le
cedi� a su madre esclava un d�a de cada quince. Hay que decir que el chico,
escarmentado, se dedic� a usarla exclusivamente en el plano sexual y su madre,
visto el buen comportamiento le ense�� magistralmente la forma de utilizar
provechosamente un cuerpo femenino. El chaval era feliz porque adem�s de joder
con una mujer madura, su hermano le dejaba de cuando en cuando tirarse a su
novia Silvia que era tambi�n una adolescente.



. . . . .



Una ma�ana, a eso de las once Pau, despu�s de sodomizar a
Ivana delante de su madre sin dejar a �sta participar ni masturbarse, se llev� a
Elena consigo para comprar una sorpresa.



Antes de salir Ivana le dijo:



- Disculpe se�or, pero le informo que debo comunicar a mi amo
el uso que ha hecho usted de mi culo para que lo incorpore a la facturaci�n de
mis servicios y a la cuenta de resultados de la explotaci�n de mi cuerpo de la
que me siento orgullosa.



- Va, va, no hay problema. Joder qu� obsesi�n con el dinero.



- Disculpe Don Pau, intervino Elena, pero no es eso ya que
ella no ve un solo euro. Lo mismo me ocurre a mi. Una de las formas de saber que
somos buenas esclavas es ver el beneficio que nuestra explotaci�n reporta al
amo. Por eso estamos orgullosas si el amo se enriquece con nuestro cuerpo.



Salieron de casa, Elena solamente vest�a una blusa blanca y
una falda roja bastante corta y ce�ida. Por supuesto portaba sus bolas chinas y,
como siempre, nada de ropa interior. Fueron al centro de la ciudad y entraron en
una joyer�a. El dependiente, en cuanto vio a Pau les condujo a un reservado.



- Ya tengo las joyas que me encarg� usted. Ahora las traigo.
�Es esta la puta que las recibir�?.



- Efectivamente, esta es.



- Tiene buena planta. Le quedar�n muy bien. �Algo de tripilla
no?



- Est� pre�ada.



- No hay nada tan placentero como adornar a una esclava
pre�ada y m�s si es madurita y est� casada como deduzco. Se sabe usted montar
muy bien la vida a�n siendo tan joven.



- Muy amable.



El dependiente mostr� dos lujosas cajas y abri� la primera.



- �stos son los elementos de restricci�n principales. Observe
su perfecto acabado y su moderno dise�o que solo un iniciado identificar� como
algo m�s que unas especial�simas joyas. Son de platino e iridio, como la famosa
barra de la unidad del metro. Se le ha incorporado titanio y vanadio para lograr
m�s tenacidad y esa elegante superficie mate.



La caja, sobre un fondo de terciopelo negro, mostraba un
delgado collar de secci�n rectangular, unas pulseras y unos anillos a juego,
conjunto muy atractivo a los ojos de Elena y de cualquier mujer.



- Si me permite se los pruebo a su puta y le explico el
mecanismo.



- Si, claro, faltar�a m�s.



- Esta es la cerradura que se abre con esta diminuta llave
que parece una aguja, pero que est� tallada de forma codificada. Tiene una copia
en el estuche y otra nos quedamos nosotros por si la precisa, ya que ser�a una
l�stima estropear esta joya. De los laterales, y casi imperceptibles se extraen
insertando cualquier aguja ordinaria las anillas para sujetar a la puta donde se
quiera. La alta calidad de la aleaci�n garantiza que, pese a su d�bil
apariencia, el collar ser�a m�s dif�cil de cortar que uno de acero de tres
cent�metros de ancho y uno de grosor. El collar no es totalmente circular, se
adapta a la base de la garganta femenina. Las dos pulseras son similares pero
con una curvatura diferente que se adapta a la forma de la mu�eca. La esposas
para los pulgares tampoco difieren salvo en el tama�o y en el mecanismo de
regulaci�n para fijarlas tanto en los de la mano como en los de los pi�s.
Incluso pueden ponerse en otros dedos.



- Perfecto. D�jeselos puestos.



Elena no pudo evitar mirarse en un espejo.



- Creo que a su esclava le agradan mucho sus elementos de
restricci�n. Est� bien adiestrada.



- No es m�rito m�o del todo, me la regalaron ya bien
encauzada. Adem�s es muy viciosa y eso siempre es buen punto de partida.



- Si no es impertinencia �Tiene licencia de su marido?.



- Pues no.



- Qu� l�stima. Mis clientes m�s satisfechos con sus esclavas
son los que las poseen casadas y con licencia de un cornudo. Lo mejor, seg�n me
han comentado es si adem�s tienen licencia de los hijos y residen habitualmente
en el domicilio familiar.



- Pues licencia de los hijos si tiene. Yo soy uno. Y esta
esclava reside, efectivamente, en el domicilio conyugal. Y adem�s sigue
ofreciendo a su marido. mi padre, el d�bito.



- �oohh!. Perm�tame expresarle mi m�s sincera enhorabuena. Es
usted un hombre afortunado como pocos.



- Gracias. Ya lo creo que soy afortunado.



- Ahora, si me lo permite, le ense�ar� las joyas y
aditamentos.



- Claro, mu�strenoslas.



- Tengo alguna duda que me permitir� exponerle. Cuando me
indic� el calibre de las joyas pens� que, por su tama�o, estaban destinados a
alguna bestia negra de esas razas bien dotadas en cuanto a tama�o de pezones y
cl�toris. Pero ahora que veo a su bestia, perm�tame decirle que dudo mucho que
pueda implantar estas joyas en ella. A pesar de que est� bien dotada por lo que
veo marcado en su blusa, no me parece ....



- Ah! No se preocupe por eso, tengo previsto someterla a un
tratamiento para agrandarlos. Ya lo he hecho con mi novia y ha dado buen
resultado.



- En ese caso no digo nada. Admire qu� maravilla de joyas.
Son del mismo material que el collar y las pulseras. Estos son los anillos de
los pezones. Este otro m�s grande el que quiere poner traspasando al mismo
tiempo los labios interiores y los exteriores. Aqu� el de la nariz y el del
cl�toris. Estas son las bolitas para la lengua. Y estas son las diversas
cadenillas de complemento. Todos son a juego y la �nica diferencia es que los de
los pezones y el del cl�toris son inamovibles. Una vez puestos ya solamente se
pueden quitar cort�ndolos.



Elena not� como escurr�a por uno de sus muslos un chorrete de
sus jugos vaginales y confi� en que el dependiente no lo apreciase.



El dependiente continu�:



- Espero se�or que disfrute de su esclava con estas
espl�ndidas joyas. �Tal�n conformado o tarjeta?.



- Esclava, paga.



Elena entreg� su tarjeta mientras pensaba como explicar a su
marido el gasto. El collar y las pulseras las ver�a, pero esas dos joyas no
explicar�an el coste total.



Pau, intuyendo su inquietud le dijo sin importarle la
presencia del dependiente:



- No te preocupes, ya he hecho una transferencia desde tu
cuenta de ingresos como ramera para que mi cornudo padre no se altere por el
coste. Eso si, se volver� loco pensando de qui�n procede la transferencia cuando
vea el texto "Ingresos at�picos por explotaci�n de ganader�a".



- � Oh se�or! Qu� maravilla. Prostituye usted a su esclava
madre. �Le renta mucho?.



- Si, si, es un buen negocio. Hace todo tipo de servicios y
con calidad de lujo.



- Y, disculpe se�or. �Cu�nto cobra por un polvo r�pido?.



- 80 euros. Se anticip� Elena.



- Podr�a prestarme un servicio aqu� y ahora.



- Por supuesto, afirm� Pau.



Elena abri� su bolso para sacar un cond�n que meti� en su
boca mientras el dependiente sal�a a buscar el dinero en la caja del negocio.
Cuando regres� y pag�, Elena se arrodill� ante �l, sac� su herramienta que
acarici� entre sus manos poco tiempo ya que el hombre hac�a rato que ten�a
erecci�n. Le coloc� el cond�n h�bilmente con la boca, se la mam� un ratito y
despu�s, levant�ndose la falda, se sac� las bolas de la vagina y se apoy� con
las manos sobre un mostrador ofreciendo sus llenas nalgas al dependiente.



- Yo te espero en la cafeter�a de enfrente puta.



- Que tenga un buen d�a se�or, dijo el dependiente mientras
met�a su verga en el adorable co�o pelado de la puta.



Cuando Elena entr� en la cafeter�a ya se hab�a metido las
bolas en la vagina otra vez. Pau la orden� sentarse en el lugar m�s de cara al
p�blico y abrir las piernas discretamente pero ense�ando su desnudo co�o. Poco
tard� el personal en percibir el espect�culo y Elena en ponerse roja como la
grana.



A su marido no le gustaron el collar y las pulseras, �l era
m�s bien tradicional, pero hac�a tiempo que hab�a renunciado a discutir sobre
los gustos de las mujeres en cuesti�n de moda.



. . . . .



En su sexto mes de embarazo, un d�a que volv�a de atender a
dos clientes y al perro de uno de ellos, Elena escuch� esta conversaci�n al
pasar ante la biblioteca:



- El cornudo ya est� cazado. Tengo material suficiente de sus
escarceos con Ivana como para que un juez no solo dicte sentencia de divorcio
inmediata, sino adem�s quedarme con casi todo su patrimonio m�s las suculentas
pensiones de la puta y de mi hermano.



- �No vas a esperar al parto entonces?



- No. Si es cierto eso que te han dicho de haber comprobado
que la eficacia del tratamiento de elongaci�n de pezones y cl�toris es mucho
mayor durante el embarazo, quiero empezar con ella ya. Solo me falta elegir la
pareja a la que vender� la criatura. Me gusta m�s la que menos ofrece.



- �Cu�nto sacar�as?



- Tengo ofertas entre 40.000 y 50.000 euros.



Elena se apart� de la puerta tremendamente disgustada. Ya se
hab�a hecho la idea de repetir las dulces sensaciones de la maternidad. Sin
embargo, aquella noche, insomne al lado de su marido, se percat� que, en su
condici�n y actividades, no le ser�a factible criar un beb�.



. . . .



Pau la hab�a cedido ese d�a a su hermano Tom�s, quien estaba
haciendo uso de sus privilegios cuando se present� Ivana.



- Disculpen la intromisi�n, pero el p�rroco desea verla.



- Dile que espere, dijo Tom�s sin dejar de sodomizar a su
madre.



Un cuarto de hora le hicieron esperar. Baj� Elena reci�n
follada y con el co�o lleno de semen de su hijo. �ste le hab�a ordenado no
limpiarse y ya, al bajar las escaleras not� c�mo le escurr�a por el muslo.



- Buenos d�as padre. �Qu� se le ofrece?



- Hija, he visitado a un feligr�s que vive cerca y me he
acercado a interesarme por ti. Veo a tu marido frecuentemente en misa, pero ya
no te veo a ti ni a tus hijos. El hecho de que peques de adulterio con tu
cu�ado, como me has confesado muchas veces, no tiene por qu� alejarte de la
iglesia. Disculpa la indiscreci�n: �El embarazo es de tu marido o de tu cu�ado?.



- Pues mire, para ser sinceros, y bajo secreto des esta, mi
�ltima confesi�n. No s� ni me importa quien me ha pre�ado. Ahora soy ad�ltera
con muchos y hasta soy puta profesional y me gusta. No quiero que su iglesia me
amargue continuamente una existencia futura que se me antoja interesante.



En aquel momento el semen de Tom�s alcanz� la rodilla y
comenz� a resbalar por la pierna. El cura lo vio asombrado. Sin ning�n empacho,
Elena lo recogi� con el dedo y dijo:



- Esto es semen de hombre y me gusta que me llenen con �l el
co�o, el culo, la boca y ... cualquier otro sitio..



Y se llev� el dedo a la boca.



- Si quiere una muestra de la lujuria que me domina, le hago
una mamadita o me lo follo a usted aqu� y ahora.



El cura se levant� espantado hacia la puerta pero Elena lo
detuvo:



- Padre, se olvid� de la penitencia y de la absoluci�n.



El cur� mascull� "Ego te absolvo" y escap� obviando el asunto
de la penitencia.



. . . .




Un d�a que el viejo hubo de hacer un viaje de dos d�as, Pau
baj� a su madre por la noche al s�tano donde ten�a previsto instalar sus
aposentos cuando tuviese el pleno disfrute de ella.



Elena vio marcas de tiza en el suelo que no coincid�an con
los planos, pero no habl�. Pau, conociendo ya a su esclava a la perfecci�n y
satisfecho de que la comunicaci�n entre su esclava y �l fuese ya tan fluida sin
necesidad de palabras, la inform�:



- Ese lugar es para la jaula de Ivana. La pienso comprar.
-Viendo el rel�mpago en los ojos de su madre a�adi�- Ese ser� uno de tus mejores
castigos si tu conducta no me satisface: Verla ante ti continuamente y no poder
disfrutarla.



- Mi conducta te satisfar� siempre, Amo.



- M�s te vale, pero aunque tu conducta sea perfecta eso no te
librar� de que te someta a torturas para mi placer.



- Amo, siempre ser� feliz de darle placer a usted y a quien
designe con mi dolor por grande que �ste sea. Mi cuerpo y mi alma le pertenecen
sin reserva alguna.



- Esta noche vendr�s conmigo. Quiero mostrarte a unos amigos.
Te dir� qu� llevar�s puesto.



Pau extrajo de una olvidada estanter�a un paquete y la orden�
ponerse el contenido despu�s de desnudarse totalmente.



No tuvo Elena mucho trabajo para vestirse las prendas. Unas
medias rojas de malla con ligas de cuero, y un ancho cintur�n con argollas, de
cuero tambi�n. Zapatos rojos de tac�n alto.



Unos admin�culos que ella no sab�a colocarse se los coloc�
�l. Eran dos pinzas para los labios vaginales ligadas por cadenitas a la ligas
de cuero que obligaban a los labios a permanecer abiertos. Otra pinza aprision�
el cl�toris en su base y la lig� a una de las argollas frontales del cintur�n
tirando fuertemente de �l y forz�ndolo fuera de su capuchita. Sin m�s atav�o
adicional que una venda en los ojos salieron al garaje, la indic� meterse en el
maletero del coche y partieron, pese a que Pau a�n no ten�a aprobado el examen
del carnet de conducir.



Cuando la sac� del coche, la condujo caminando unos metros y
la libr� de la venda de los ojos, Elena estuvo un rato desorientada, en parte
por el mareo y en parte por la falta de h�bito a la fulgurante luz.



Se encontraba en una enorme sala ante una larga mesa muy
iluminada a la que estaban sentados ocho hombres y cuatro mujeres. A su lado,
desnudas como ella estaban otras dos mujeres. Una, madura y rolliza, la otra una
adolescente de piel negra. Tras cada una sus supuestos due�os, ya que Pau estaba
tras ella.



Indefectiblemente Elena enrojeci� de verg�enza ante el
observador auditorio, pero escuch� el discurso:



- Se�oras y caballeros, como saben por el orden del d�a, nos
reunimos aqu� como comisi�n de aceptaci�n de nuevos socios de la Sociedad
Esclavista Catalana. Se nos presentan a admisi�n tres candidatos que mostrar�n
sus m�ritos en el adiestramiento de sus propiedades, todas hembras hoy.



De los expedientes presentados deducimos que el candidato AM
es el m�s endeble en sus pretensiones ya que su esclava es comprada, no incitada
e iniciada por su amo, en edad adolescente y sin apenas adiestramiento por parte
de �l. De hecho su bestia fue comprada con quince a�os y a�n tiene diecis�is.
Con tales antecedentes es poco probable que AM sea admitido en la sociedad.
Comprobemos su aportaci�n.



El se�or AM llev� a su adolescente esclava negra hasta la
mesa de los comisionados tirando de una cadena enganchada a su cuello y la
empuj� discretamente para subir a ella mediante una escalerilla situada en un
extremo. La chiquilla se mostr� reacia y el propietario le arre� un fustazo en
la nalga. La ni�a subi� a la mesa y sigui� las instrucciones de su propietario
para mostrar su cuerpo.



Pese a que la ni�a ten�a un cuerpo tallado por los dioses, su
exhibici�n fue torpe y se mostr� moh�na y reticente a moverse por la mesa y
prestarse al examen. Su propietario ten�a que alentarla continuamente de palabra
o con la fusta interrumpiendo al lector de cualidades que dec�a:



- Procedente de un pa�s desconocido de �frica, no habla
castellano ni catal�n, mide ... pesa ..... el volumen de sus pechos es ... .. ..
se le ha efectuado la ablaci�n del cl�toris y los labios menores... soporta bien
la flagelaci�n ... y



Cuando el primer componente de la mesa quiso comprobar las
cualidades de la hembrita y, despu�s de examinarla visualmente comenz� a palpar
la mercanc�a, la ni�a se agarrot�. Y cuando el comisionado quiso introducirle un
dedo en el ano para comprobar su grado de abertura, ella salto de la mesa
huyendo alocadamente. El candidato no fue aceptado en la sociedad y se le
recomend� seguir un curso -proporcionado por la sociedad a un precio especial-
para adiestrar esclavos. Se le censur� la creencia de que un esclavo se obten�a
por simple transacci�n comercial.



Le toc� turno a la madura gordita. Subi� a la mesa
sumisamente y mostr� su g�nero a todos los componentes sin reparo alguno aunque
un poco torpe y sin gracia en los movimientos. Ten�a anillados los pezones y los
labios mayores. El lector expon�a sus antecedentes y cualidades:



- Esta esclava es la esposa de su due�o y ha accedido a esa
condici�n hace cinco a�os. En la actualidad tiene 48 ... pesa ... sus medidas
.... soporta bien la flagelaci�n en cualquier lugar del cuerpo ... . ha sido
cedida a cinco hombres y dos mujeres .. .. trabaja los s�bados en un burdel para
su amo, pero solo para su humillaci�n, pues su recaudaci�n deja que bastante que
desear ... .



El due�o y esposo de la gorda fue admitido en la sociedad y
ahora le tocaba el turno a Pau y su esclava.



- Esta esclava es la madre de su due�o, que es su segundo
propietario ya que el anterior fue su cu�ado, quien la entreg� como regalo de
cumplea�os a su sobrino hace ocho meses. Est� casada aunque su propietario
piensa divorciarla en breve. En la actualidad est� a punto de cumplir 43 a�os,
pesa .... y como es notorio, se encuentra pre�ada de no se sabe qui�n ni falta
que hace saberlo .. .. ha sido cedida numerosas veces tanto a hombres como
mujeres .... es prostituida a domicilio y hotel unas tres veces por d�a de media
con unos muy lucrativos beneficios. Sus servicios de ramera se anuncian en una
p�gina web que hemos comprobado y destaca la oferta de su disponibilidad para la
prestaci�n de cualquier tipo de servicio, incluyendo el SM que no deje marcas y
la zoofilia. La esclava, debido a su particular estado temporal de casada no
estar�a plenamente disponible para nuestra Sociedad Esclavista Catalana hasta
despu�s de divorciarla, pero su amo desea ya ser admitido. A cambio de la
admisi�n condicional, cuando la esclava est� plenamente disponible, aportar�
otra m�s.



Los socios aceptaron la petici�n de Pau e indicaron que la
esclava subiera a la mesa. Elena obedeci� pronta y a pesar de su ya gran
barriga, se pase� con voluptuosidad y elegancia ante los presentes, ense�ando
con minuciosidad y sensuales posturas las gracias de su cuerpo a cada uno de los
componentes de la mesa.



Los socios dieron la aprobaci�n por unanimidad y una mujer,
entusiasmada con la esclava rog� a Pau que la prestase para hacerle algunas
pruebas all� mismo con su esclavo negro. Pau accedi� cort�smente y orden� a su
madre permanecer en lo alto de la mesa. La mujer hizo una se�al con la mano y de
entre las sombras del fondo de la sala acudi� sol�cito un negro desnudo en tanto
la mujer dec�a:



- Solo quisiera comprobar si la capacidad de los agujeros de
esta hembra tan dotada y sumisa son similares a la de los m�os. No conozco mujer
libre ni hembra esclava que sea capaz de albergar la polla de mi esclavo Gaspar,
que me ha costado diez a�os desarrollar desde que lo adquir� cuando ten�a trece.



Efectivamente, el negro ostentaba una tranca prodigiosa y
evidentemente nada natural. Ten�a una longitud en reposo de unos 30 cm y un
grosor de unos 10 cm de di�metro en el tronco, pero que pasaba a ser de 15 cm en
el b�lano, en el cual ten�a implantado un piercing en forma de clavo retorcido
que atravesaba dos veces la cabeza y se remataba en dos apreciables bolas.



Elena disimul� su preocupaci�n como pudo. Pero dud� de que,
si aquella verga estaba as� en reposo, fuera capaz de entrar en su co�o sin da�o
para ella.



- Primero la boca, dijo la due�a.



Sin que Pau tuviese que dar la orden, contempl� ufano c�mo su
madre hincaba las rodillas ante aquella bestia y se aplicaba a trabajar la
tremenda herramienta con manos y lengua para intentar despu�s engullirla a
riesgo de dislocarse las mand�bulas.



Elena sab�a que aquel era su agujero menos entrenado y,
aparte esa preocupaci�n, tambi�n estaba inquieta por la falta de preservativo.
Pero si su Pau no hab�a dicho nada por algo ser�a.



Enseguida vio que, pese a su agresiva apariencia, la polla no
adquir�a mucha mayor longitud al tremparse. Consigui� hacerla pasar por su
garganta con clavo y todo, pero entonces el negro, a una orden de su due�a la
sujet� con las manos de la nuca y tom� la iniciativa empezando a bombear en la
garganta como si de una ano o un co�o se tratase.



No fue capaz de evitar que tres veces se retirase de la polla
con n�useas y medio ahogada. Una fugaz mirada a su hijo le dio una imagen
circunspecta de �l.



A continuaci�n la due�a del negro indic� el uso de los otros
dos agujeros y Elena se dispuso con presteza a cuatro patas y con sus pechos
bien pegados a la mesa para facilitar la penetraci�n. Sab�a que esos agujeros
los ten�a mejor dominados y no tuvo mayores problemas para las penetraciones,
salvo que fueron bastante dolorosas en ambos lados.



Con la gran verga a�n metida en el co�o, la due�a del negro
les advirti� de no moverse y Elena, extra�ada, vio como le untaba una crema
lubricante en los antebrazos y los codos apoyados en la mesa y tambi�n en las
rodillas.



- Ahora, bestia, cierra los esf�nteres a toda presi�n.



Elena obedeci� y pronto not� c�mo el negro la arrastraba
deslizando por la mesa tirando �nicamente de su polla retenida en el co�o de la
esclava. Llegados al extremo de la larga mesa, se hizo el trayecto de vuelta
pero esta vez la verga tiraba del tenazmente cerrado ano de Elena. Los aplausos
fueron estrepitosos y ella vio c�mo su hijo sonre�a orgullosamente. Elena se
sinti� muy feliz y m�s todav�a cuando el presidente de la mesa asever� que era
la esclava mejor adiestrada que hab�an presentado en cinco a�os. Al menos en lo
que se pod�a demostrar, a�adi�, sin duda en alusi�n a que no se pod�a examinar
su resistencia a los castigos f�sicos.



Termin� la reuni�n con unos cuantos comisionados follando a
Elena, entre los que se encontraba la due�a del negro, y otros, prefiriendo las
abundantes carnes la gorda o su disponibilidad para ser flagelada, dedicando a
�sta sus atenciones. El propietario de la ni�a negra hab�a desaparecido
avergonzado.



En la despedida, Pau acord� con la due�a del negro
intercambiarse los esclavos tres horas a la semana. La intenci�n de Pau era que
el negro entrenase la garganta de su madre, agujero que era su punto d�bil.



- Y pues se�ora. Ya sabe, puede usar mi esclava como quiera
mientras no le deje marcas.



- Hab�a pensado, entre otros placeres que obtendr� de ella y
su barriga, que .... ejeeemm, que .... este ... �le importar�a que atendiese
tambi�n a mis dos perros?.



- Por favor se�ora, faltar�a m�s. Esta bestia est� a la
completa disposici�n de cualesquiera otras bestias. Ver� qu� espl�ndido
comportamiento tiene con ellos. No necesita ayuda para follarlos y en poco
tiempo ser� la hembra preferida de sus canes.



Cuando regresaban en el coche Elena se atrevi� a preguntar a
su hijo la raz�n de que no exigiese el cond�n cuando fue follada.



- Con esta gente y toda la relacionada con ellos no es
preciso. Tienen estrictas reglas sanitarias. Tu tambi�n te ver�s sometida a sus
veterinarios.






CONTINUAR�.


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Relato: El regalo de Pablo (4)
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