HISTORIAS INCESTUOSAS Y DE LAS OTRAS
(Inicio)
Son decires del Nono Renato. Embustes de un jovato, nacido de
una leyenda. Se unieron pecaminosamente, los hermanos, Gazapo y Ladina. Fueron
tal para cual. Farsantes y camanduleros. Entre maledicencias y falsedades.
CON MAMA Y MIS HERMANITAS
(Pero esto reci�n comienza)
Original de EROS_69
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Como producto de una incestuosa tarde de siesta de dos
hermanos- mis padres- prorrump� en este mundo lujurioso. En este mundo
incontinente, voluptuoso y desenfrenado, con una enorme carga sical�ptica,
vicioso desvergonzado, capaz de "pelar" los 300 mil�metros y presentar lucha
ante el menor atisbo de ataque, eso s�, en defensa propia.
Soy un ardiente s�tiro, un libertino irreductible, un
faldero, mujeriego, un maravilloso y excitable imp�dico insolente. Todo eso a mi
edad. �Se imaginan en mi juventud?
Soy un consuetudinario libidinoso, de eyaculaci�n tard�a y de
gran digitaci�n - en mis buenas �pocas he sido un excelente pianista, admirado
por el largo de mis dedos y las deliciosas ejecuciones de las variaciones
musicales del tango "La Comparsita" y "El Vuelo del Moscard�n". Adem�s,
desentra�ando a las mil maravillas, cada nota de la partitura del bello tango de
Clinton:"En el sal�n Oval" - que �l, ejecuta en saxof�n. De m�s, est� decir que
es admirada mi experta dicci�n, por saber colocar muy bien mi lengua, cuando
digo poemas y canto � eso lo hago permanentemente � gracias a las lecciones
recibidas, cuando joven, de una excelente maestra que me adiestr� en mis
primeros pasos... en un taller literario... � brillante profesional!
--00�
Pienso, y as� a de ser, que ustedes quieren saber qu� tanta
experiencia hay en un experto que muestra sus armas, pero, �Y?, pensaran... ��la
historia!!... �d�nde est� la historia?
--00�
Siempre fui un malcriado, un mimado por todas las mujeres de
mi casa, comenzando por mis hermanas, nacidas del primer matrimonio de mam�, no
incestuoso. Por ser el �ltimo de los tres hijos, y var�n para m�s, mi mami era
muy condescendiente y permisible al m�ximo, conmigo.
Desde mi nacimiento, mi madre, loca de alegr�a, hizo docencia
conmigo, mostr�ndoles a mis hermanitas, primitas y vecinitas- y tambi�n se
prend�a mi t�a, un poquito mayor que mis hermanitas- la diferencia que exist�a
entre un var�n y una mujercita.
Cada vez que me ba�aba en el viejo font�n enlozado, mam� les
permit�a mirarme. Era toda una ceremonia. Yo tambi�n me divert�a. Doce brazos,
doce manos jugaban conmigo, toqueteando mi cuerpo y todas se re�an excitadamente
cuando mi organito, endurecido vaya a saber por qu�, largaba fuertes chorritos
de pis.
Luego ven�a el secado. Con la calentita "toallota", las doce
manos me frotaban, seis agujeros con dos labios, me besaban por todos lados. Mi
pil�n estaba en su gloria, iba de boca en boca y mis test�culos vomitaba or�n,
siempre alguien recib�a el regalito. Era una fiesta.
Pasaban los d�as, los meses y los a�os, siempre el ba�o, e
invariablemente acariciado.
A los seis meses, al a�o.... a los dos y a los tres.... las
cosas iban mejorando. Los jueguitos eras m�s lindos, m�s agradables. Y m�s
grande el organito. Ya a los siete a�os, todav�a jugando, jugando todas segu�an
llenando sus bocas, con mis casi ocho cent�metros, entonces, comenc� a entender
para qu� serv�a mi pil�n, que ya estaba pas�ndose de organito.
Hasta los seis a�os, siete, mi madre por las noches, me daba
el pecho, siempre cre� que lo hac�a, porque le era m�s c�modo que levantarse
para hacerme la mamadera, ya que me acostumbr� de esa forma, y yo con mis
afilados dientes, mord�a sus pezones.
Primero la o�a quejarse y darme unos chirlos en la cola, m�s
luego se calmaba... ya no pegaba, ni gritaba, la notaba agitada y apretaba mi
cabeza con fuerzas contra sus tetas, que parec�an almohadones, donde yo
c�modamente me recostaba y era tanta la leche que chupaba y tragaba r�pidamente
para no atragantarme, que notaba como ella se contorsionaba, dej�ndome por
momentos debajo de su cuerpo y por momentos sobre sus pechos, pero yo, siempre
chupando.
Con una mano apretando mi cabeza siempre contra sus senos y
la otra la sent�a perdida entre las s�banas. Por momentos frot�ndome el
organito, para luego revolcase y meterla entre sus piernas gimiendo como una
loca.
Por fin, me arrancaba de la teta, ya casi asfixiado, y me
tiraba a su lado en la cama, donde me dorm�a hasta que llegaba pap� del trabajo,
entonces �l, amorosamente, me levantaba, mientras mam� roncaba y con mucho amor
me llevaba a la otra habitaci�n y me met�a en la cama de mi hermana mayor..
Ella ten�a 14 a�os, y antes de volver a la habitaci�n con
mam�, ve�a como, pap� se recostaba junto a Rosal�a y a m� me separa con la
almohada, peg�ndome contra la pared.
Comenzaba a acariciarla y a besarla por todo el cuerpo, �l
tambi�n chupaba las peque�as tetitas de mi hermana, como lo hac�a yo con mama.
Rosal�a, al igual que mam�, se revolcaba en la cama con
peque�os gritos ahogados, hasta que pap�, se arrodillaba frente a ella,
enloquecido por los gemidos gozosos de mi hermana, y se desbraguetaba, y
aparec�a su organito, �Dios! �Veinte veces m�s grande y grueso que el m�o!
Su mano derecha sub�a y bajaba desde la punta de su organito
hac�a sus test�culos, cada vez con mayor rapidez, hasta que le tomaba la cabeza
rubia de Rosal�a, y hac�a lo mismo que mam� conmigo, le met�a semejante cosa en
la boca, como mam� a m� su teta, hasta gemir como si lo estuvieran degollando y
quedar rendido sobre ella, tratando de calmar su llanto casi ahogada por tener
la boca llena de leche. Lo mismo que me hac�a mi mam�.
Luego, se bajaba de la cama, me quitaba la almohada que me
aplastaba contra la pared, nos tapaba bien, y amorosamente nos daba un beso a
cada uno, se cruzaba a la otra cama, algo mas chica que la nuestra, donde mi
otra hermana Julieta, un a�o menos que Rosal�a, se hac�a la dormida.
La acariciaba un rato, sus manos se mov�an fren�ticamente
debajo de las s�banas y por fin parado, de pie junto a ella, volv�a a
desbraguetarse, sacaba el enorme pil�n, se lo ensartaba en la boca de Juli, que
se atragantaba con tanta cosa en su garganta, que la ten�a que retirar para no
asfixiarla. Luego, nuevamente su gemidos ahogados, m�s de pap� que de ella y la
cabeza de mi hermana, que se perd�a entre las manotas de mi padre y su ombligo.
Cuatro suspiros profundos de pap�, como relinchos de caballo,
luego retiraba la cabeza enrulada de mi hermana de entre sus piernas y le
frotaba la cabezota del organito en la cara de ella, hasta dejarlo limpio.
Lo guardaba, abrochaba la bragueta, se acomodaba la ropa y la
cubr�a a Juli, para que no sintiera fr�o, la besaba, pap� era muy cari�oso y se
iba hacia su habitaci�n, cerrando la puerta al salir...
--00�
Cuando o�amos cerrarse la puerta de su dormitorio, luego el
ruido de la cama al acostarse, Juli ven�a corriendo a nuestra cama y nos
junt�bamos abrazados los tres, como para defendernos de algo.
Escuch�bamos los rezongos de mam� pidi�ndole algo que pap�,
no le daba. Entonces, comenzaba la gran discusi�n que terminaba con un fuerte
ronquido de �l y un llanto cargado de maldiciones de nuestra madre hasta
quedarse dormida.
--00�
Las chicas me colocaban en medio de las dos, se abrazaban a
m�, mientras sus manos iban recorriendo y acariciando cada parte de mi cuerpo,
hasta que en silencio se disputaban mi endurecido organito, para meterlo en sus
respectivas bocas, succionando como queriendo sacar algo por �l.
Juli y Rosal�a, tomaban cada una de mis manos y las llevaban
a sus entre piernas, haciendo frotar mis dedos en un pil�n m�s chiquito que el
m�o, cada vez con mayor rapidez, hasta que mordi�ndome el organito me chupaban
de tal manera que me daban lindas sensaciones.
Y entre sus gemidos contenidos y mi ansiedad por "eso" que
sent�a, se hac�a la ma�ana, deb�an levantarse para ir a la escuela, pero se
quejaban de que les dol�a la cabeza y mi madre, les llevaba el desayuno a la
cama, mientras yo dorm�a.
--00�
As� fue mi vida. Desde muy peque�o me cri� entre sabrosas
nalgas, peludas entrepiernas, carnosas bocas, deliciosas lenguas y como
almohadones, unas tetas de maravillas. A los 16 a�os, estaba cursando el
secundario y mi madre descubri� que mis hermanastras iban recorriendo su mismo
camino incestuoso. Mi padre falleci�, mi madre de tristeza enferm� a�os despu�s
y termin� sus d�as en un albergue para gerontes, y yo era atendido por mis
hermanas, hasta que estas se casaron e iniciaron una nueva vida y yo sal� de la
casa materna con mi hermano, hijo de mi padre, de su primer matrimonio, unos
a�os mayor que yo, pero que no se hab�a criado con nosotros sino con su madre.
--00�
El mismo d�a en que cumpl� 20 a�os, me convert� en t�o y mi
hermano fue un feliz padre. Tres a�os despu�s, ya mi madre internada, comenc� a
sentirme ardiente y descaradamente acosado por mi cu�ada, una bella mujer
descendiente de alemanes. Una tarde, estando solos los dos en la casa, Nadia, la
ni�a de tres a�itos, dorm�a y Juli�n mi hermano trabajaba en una ebanister�a
haciendo horas extras. Dolores, que ten�a mi misma edad, estando yo en plena
tareas de preparar dibujos de electromec�nica, ya que estaba por recibirme en
cursos especiales de turno noche, entr� a mi dormitorio muy liviana de ropas. No
comprend� en primera instancia nada. Estaba muy ocupado con mis tareas y ella
siempre ven�a a preguntar si quer�a tomar algo. Pero esa tarde, luego me di
cuenta, est�bamos solos. Resultaba sospechoso, aunque nunca me hab�a demostrado
nada, pero mi hermano no estaba. Vino por detr�s a mi tablero de dibujo y apoy�
sobre mis hombros esos hermosos senos que yo siempre desee y pugnaba `por
hacerlos m�o, pero solamente lo pensaba. Trataba de respetar el hogar fraterno:
- �Qu� haces cu�adito?... � la escuch� suavemente hablar en
mis o�dos. Sent� su aliento caliente en mi cuello. Mis 30 cent�metros se
sacudieron y comenz� a palpitar. Trat� de ignorarla:
- Terminando esta carpeta de dibujos, esta noche tenemos una
prueba y debo llevarla� - Me estremec� cuando su lengua comenz� a jugar dentro
de mi o�do derecho, luego mordi� el l�bulo de mi oreja. Cerr� los ojos. Ella
estir� su brazo derecho para se�alar un tornillo grueso y largo, dejando sus
sobacos junto a mis narices. Sent� un fuere perfume de hembra, excitante y
morboso, que casi acabo en ese momento. Intent� mirarla para explicarle que se
trataba de un bul�n para m�quina ferroviaria, y nos encontramos casi boca a
boca. Fue la primera vez que no supe salir de una situaci�n tan delicada. Me
dijo con iron�a y mucha suavidad, ardientemente:
- �Se parece a algo que vi� no hace mucho en tus manos�
mientras te ba�abas� �en qui�n pensaba mientras te masturbaba, cu�adito?..
- Por favor, Dolores� �c�mo pod�s hablarme as�? �Por qu� te
abusas de m�?� tu marido es mi hermano� - gir� y se coloc� a mi izquierda y
apoyando su caliente mano sobre mi pierna, apretando con fuerza mi verga me
gui�� un ojo:
- Parece que ello, el parentesco, no te impide calentarte�
Mira como est� esta hermosa verga Renato. No me han mentido cuando me hicieron
saber que en mi casa viv�a el hombre m�s fuerte, del pueblo�
- Por favor, Dolores� ��Qui�n te ha dicho tal mentira?!...
- Alguien que sabore� tal exquisitez� y la sinti� muy
profundamente�
- No he sido yo� Jam�s hago esas cosas� Nunca lo hice, ni lo
volver� a hacer y por favor te lo pido, quiero terminar mi trabajo�
- �y yo, c�mo hago para terminar con el m�o?... �O acaso no
sabes que hace a�os que deseo probar esto enorme que tienes entre tus piernas?
Mis amigas se burlan de m�, dici�ndome, que "c�mo es posible que teni�ndote aqu�
no te haya probado? , mientras que algunas de ellas, s� lo han hecho... - y me
cabalg� sent�ndose con las piernas abiertas sobre mi rodilla izquierda. No tra�a
nada abajo. Sent� el calor y la humedad de su sexo. El palpitar de su vagina.
Apretaba mi pene con ambas piernas masturb�ndome enloquecida. Gir� su cabeza y
volvi� a enfrentar su boca con la m�a. Con sus dientes se prendi� de mis labios
haci�ndolos sangrar. No pod�a abrir mi boca. Ella galopaba y gem�a. Luego se
arrodill� y se engull� mi pil�n con pantal�n y todo, devor�ndolo, hasta que
fuertes chorros de una eyaculacion anunciada, fueron a dar a su boca, filtrado
por la tela de mi ropa, que ella chupaba y saboreaba enardecida y lo hizo hasta
que el pantal�n qued� limpito. R�pidamente, me desbraguet�. Luego sac�, aun
goteando, mis 30 cent�metros, duro como una pieza de hierro de las que yo
dibujaba. El espesor en ese momento casi redondeaba los 85 mil�metros. Eso la
enloqueci�:
- �por qu� tu hermano, no tiene una carne tan hermosa,
cu�adito? Por favor, entr�mela toda� - volvi� a montarme. Coloc� mi punta en su
velludo montecito, con sus dedos forz� sus labios vaginales y se sent� de golpe
sobre mi lubricada verga, fue un grito de hembra hambrienta que se trag� todo
llorando de felicidad. Est�bamos nariz a nariz. Aliento con aliento. Con los
dientes le quit� el cubre tetas que tra�a. Abr� mi boca y comenc� a mamar con
desesperaci�n. Sus pezones se endurec�an cada vez m�s. Eran enormes. La sent�
acabar como si nunca hubiera tenido una verga en sus entra�as, una� dos� tres
veces�Mi cu�adita estaba desfalleciente, cuando mi monstruoso pil�n, comenz� a
escupir latigazos de esperma en esa ajustada entrada que continuaba apretando y
apretando. Vino el momento del relajo. Apoy� su cabeza en mi pecho y comenz� a
temblar, mientras apretaba mis carnes con fruici�n.
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Lentamente Dolores se fue reponiendo. Me quit� la camisa,
comenz� a morder mis pezones y a rasgu�ar mis carnes. Luego moj� mis espesos
vellos pectorales, pasando su lengua por toda mi piel. Nuevamente el rey m�stil
se enderez� con furia, justo en el momento que ella saboreando mi dermis llegaba
a mi pelvis. Fue un encuentro fortuito. Lo tom� con ambas manos. El glande
estaba tremendamente inflamado. Lo mir� casi con adoraci�n. Abri� su boca.
Imposible, no entr�. Comenz� a pasarle la lengua ante los estertores de mi
bestia. Se esforz� y mi cabezota, morada y venosa penetr� hasta que la asfixia
comenz� a notarse y nuevamente en los momentos m�s controvertido del ser humano,
mi verga comenz� a regurgitar fuertes e hirvientes chorros de mi lefa tan
querida por mis adorables pacientes. Tuve que quit�rsela de la boca para darle
aire, pero su rostro que hab�a comenzado a ponerse morado por falta de oxigeno,
ten�a una expresi�n de felicidad incomparable. Era aproximadamente las cinco de
la tarde, cuando me dijo:
- Juli�n reci�n comienza con las extras� y hoy, me dijo, que
hasta las 11 de la noche no regresa� - descontrol� mis pensamientos. Me olvid�
de todo y todos mis estudios. Me puse de pie, la alce en mis brazos y la coloqu�
sobre mi cama. Cerr� la puerta con llave. Volvi� a mamarme hasta ponerla dura
como de costumbre. Un 69 se dibuj� sobre mi frazada y gust� de esa gruta que yo
tambi�n deseaba desde hac�a tanto tiempo. Mis dedos trabajaron en su punto negro
de tal manera que termin� pidiendo por favor que quer�a que la desvirgara por
atr�s. Su marido, mi hermano, nunca quiso tocarla analmente. Era tanta la
presi�n ejercida sobre su libido, que lleg� a suplicarme que se la introduzca
por el ano:
- Por favor, Renato� no escuches mis gritos� as� me desmaye,
haz lo que quieras� pero penetrame� �costara trabajo entrar semejante potra,
pero hazlo, te lo suplico� ��Por favor cu�adito!!�
- Te va a doler� �Es muy dolorosa, al principio, luego la vas
a querer tener adentro eternamente, y no sacarla!... Pon esta toalla en la boca
y muerde con fuerza� - y comenc� a lamer su recto y a ablandar su entrada�
gozaba. Era incansable. La fiebre uterina era lo m�s parecido a lo que estaba
sintiendo mi rubia y hermosa cu�ada. Cuando cre� que los cuatro gruesos y largos
dedos de mi mano derecha ya entraban bien, le palmee las nalgas como si fuera a
aplicar una inyecci�n. Puse mi verga en esa entrada y la empuj� despacio�.
- ��Maaaassss!!� Maaaassss� - me exacerb� y empuj� casi con
bronca. Un grito y luego el silencio� Se desvaneci�.
--00�
Obviamente no fui al curso. Desde esa tarde archiv� mis
libros y apuntes. Cae de maduro, no me recib� y comenc� a quedarme m�s horas
para trabajar extras yo tambi�n. Segu� viviendo en casa de mi hermano unos a�os
m�s. A partir de ese d�a, compart� con Juli�n los favores incontenibles de la
insaciable y fogosa Dolores, mi ardiente cu�adita. Primero lo vaciaba al marido,
al que luego le daba todas las noches un vaso de leche tibia, con unos
comprimidos que lo dorm�an profundamente. Ven�a a mi habitaci�n con esos ojos
sensuales, cuya mirada pon�a caliente a cualquiera. Era pura lujuria. El sentido
er�tico de su vida era estar en la cama conmigo. Su incontinencia ya se estaba
volviendo obscena. Lo maravilloso de esa relaci�n fue que Dolores, cada d�a
estaba m�s apetecible y no quer�a que fuera al trabajo. Me quer�a para ella. Me
entreg� a una hermanita de 17 a�os con tal de que no me fuera. Recuerdo que vino
de visita para un cumplea�os de Juli�n y ella la emborrach� y me llev� a mi
habitaci�n como a las tres de esa madrugada. Yo dorm�a. La acost� a mi lado
totalmente desnuda. Le tom� la mano a la hermana y la puso sobre mi verga y ella
con sus dedos le juguete� el cl�toris, haci�ndola contorsionarse imp�dicamente.
Al despertarme, por el contacto con lo desconocido, la vi a Dolores mam�ndole la
vagina a la peque�a Lul�. Salt� como un resorte y puse mi pil�n en la boca
virgen de la peque�a, que ante la calentura y los orgasmos que le proporcionaba
su hermana mayor, abr�a tremendamente la boca gimiendo deleitadamente. Se
despert� asustada. Se estaba asfixiando. Agarr� mi pedazo con ambas manos, la
retir� algo de su ardiente boca, la mir� detenidamente, tom� aire y sonriendo
volvi� a introducirla, succionando con maestr�a mi poderosa verga que no tard�
en vomitar torrentes de semen hirviendo, que trago sin ning�n trabajo. Dolores,
dej� la vagina de Lul� y se tom� de mi, pene, engull�ndolo hasta dejarlo limpito
y duro. Me desnud� y me met� yo entre las duras nalgas de esa casi ni�a y mis
dedos comenzaron con su trabajosa faena de ir ablandando el ano, peque��n
oscuro, que se negaba a dilatarse, mientras mi gruesa y �spera lengua, heredada
vaya uno a saber de qui�n, creada especialmente para estas contingencias,
comenz� a extraer el rico caldito vaginal de la hermanita menor de mi cu�ada que
segu�a prendida de mi verga. Por atender a Dolores ya no sab�a de nuevos
sabores. Me enloquec� y me prend� de ese cl�toris emergente casi tan grande como
mi me�ique, lo mam�, lo mord� mientras la peque�a apretaba con ambas manos mi
cabeza como queri�ndome introducir en esa rubia argolla que yo absorb�a y sus
carnosos belfos me mord�an entre gritos de placer inflamado de las dos hermanas.
El recuerdo m�s hermoso de esa noche fue cuando Lul� me pidi�:
- �Renato� por favor, quiero sentirla por atr�s!... No quiero
que me embaraces� soy virgen todav�a� �sta es mi primera vez� �Pero decile a
dolores que nos deje solos, quiero sentirte m�o� m�o�
M�o�Ahhhhgggg�.- el orgasmo fue tremendo. Dolores, se meti�
en el ba�o de mi habitaci�n y yo con suavidad, casi con piedad, acomod� a Lul� y
le di el gusto. Hasta el d�a de hoy, cuando nos encontramos, recuerda el hecho.
Aunque lament� siempre no haberme permitido desvirgarla, porque termin� en las
garras de su padre un alem�n bebedor, que una noche, ebrio, la viol� sin
consideraci�n, haci�ndole una hija�
--00�
Pasaron unos a�os. Nadia, la mayor de las hijas de mi
hermano, estaba cumpliendo ya los 12 a�os. Tuvo tres nenas. No, no eran m�as.
Tal vez mi �nica desgracia, ha sido no poder procrear. Dios, es sabio, me hizo
un poderoso semental, con una enorme herramienta para satisfacer a quien fuera,
no me dio la virtud de reproducir. Tal vez si eso hubiera sido factible, hoy
tendr�a mi propia familia y no prestada. Una cosa por otra. Volviendo a los doce
a�itos de Nadia la hija de mi hermano y Dolores, vi�ndola crecer d�a a d�a. Su
desarrollo era casi exasperante. Venia con las mismas formas de su madre. Yo ya
ten�a 32 a�os y decid� alejarme de la casa fraterna, al ver que el peligro de la
preciosa criatura se me presentaba d�a a d�a. Rubia, bell�sima, ten�a el mismo
color de mis ojos, lo hab�a heredado de Dolores que tambi�n tenia ojos celestes
fuerte. Tom� la decisi�n de irme una tarde, en que estaba solo en casa
acical�ndome. Me rasuraba con una espl�ndida navaja. En pleno verano. A pecho
descubierto. Me estaba secando de la ducha despu�s de afeitarme, cuando escucho
a Nadia llamar a la madre. Me asom� y le dije que la mam� hab�a salido con las
dos hermanitas y su padre, bueno como siempre, haciendo horas extras y cerr� la
puerta del ba�o de mi dormitorio. Me puse ropa limpia y en pijama sal�. Iba
hac�a mi la sala a ver el noticioso, cuando Nadia, me llama. La busqu� y por fin
la encontr�. Estaba en su dormitorio.
- T�o�
- �Si, preciosa� �qu� quiere mi sobrina predilecta?... - yo
les hablaba as� a todas ellas, era muy costosa esa relaci�n pues cada vez que
volv�a de donde fuere, deb�a traerles algo para cada una. Y me dijo que por
favor le alcanzara otro toall�n para secarse. Entr� a su alcoba, donde hab�a
tres camas, una para cada hermana y la muy pilla estaba recostada sobre su
camita, cubierta por una s�bana.
-� �para qu� me llamaste?...
- Alcanzame esa toalla verde, Ti�to� Todav�a no me he secado�
�Ven�, mir�!... � me acerqu� como siempre lo he hecho cada vez que me precisaba.
Al llegar junto a ella, abri� la s�bana, mostr�ndose totalmente desnuda -� �No
ves que estoy mojada?... � y tom� mi mano y la llev� a su pecho, pas�ndola sobre
sus senos, notando sus pezoncitos duros y ardientes. Era una monta�ita de carne
hirviendo. Intent� quitar mi mano y me tomo con las dos y la llevo a su entre
piernas, apret�ndola con furia en su vagina, vello casi invisibles. Sinceramente
me enceguec�, no quise pensar y sal� corriendo de la habitaci�n de la peque�a
hembrita que ya comenzaba a sentir las necesidades de su madre. Me sent� en la
sala a mirar televisi�n. Estaba realmente preocupado. �Qu� deb�a hacer? Me
dormit� unos minutos, estaba apenado y dolorido. Pero algo dentro de m�, como
una maldici�n, me hac�a pensar en ese cuerpito de �ngel puro y mi instinto
animal sacud�a mi verga, que estaba endureciendo. Pero, no� no deb�a hacerlo� De
pronto, siento algo muy suave que se apoya en mi pierna izquierda, apretando el
miembro. Nadia, comenz� a frotarse sobre mi rodilla, mientras me dec�a:
- Ti�to� no me eches� - su voz estaba jadeante. Gem�a con
cierto placer. La tom� con fuerza de los brazos para quitarla y me dijo - � Si
no me dejas hacerlo, le digo a mi pap�, como lo hacen siempre, t� y mam� - �qu�
pod�a hacer? Me estaba extorsionando... Me cabalg�. Jam�s cre� que una ni�a
pod�a tener orgasmos. Sent� humedad sobre mi pierna, adem�s estaba sin
bombachita. Pas� su mano bajo su pierna y tom� con fuerza mi verga y comenz� a
masturbarme hasta que me hizo acabar ya con violencia. La tom� de los hombros y
le met� mi lengua en su boca hasta que enloqueci�, me tom� de la mano y me llev�
al ba�o del pasillo, me hizo sentar en el inodoro, me saco la verga del pantal�n
pijama. Se qued� asombrada y comenz� a lamerme, luego me pidi� al o�do -�
��Ti�to� quiero que me la pongas adentro, como lo haces con mam� yo siempre los
miro� - bueno no puedo continuar, porque esa misma noche, empaqu� dici�ndole a
mi hermano que me iba a y trabajar a la capital. Me fui despu�s de cenar� Volv�
a verlos 5 a�os despu�s�
final de inicio de LOS CUENTOS DEL NONO RENATO. Comentarios a
POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO
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