Aquella ma�ana fui hasta el pueblo, montada en el zaino
roncador, en busca de una carta que mis padres esperaban recibir. En el camino
que me llevaba al pueblo, un rancho miserable se ergu�a a la vera. De este lado
de la improvisada tranquera un cachorro casi rueda bajo las patas de mi caballo
y estuve a punto de arrollarlo. Baj� pronta para ver si se encontraba bien y me
enamor� al solo verlo: era precioso, blanco y negro, bien alimentado, con una
panza gorda como la de un globo aerost�tico. Lo alc�, lo acarici� y refregu� su
trompa contra mi nariz cuando escucho desde el otro lado de la tranquera:
Ey, vos, te gustar�a llev�rtelo?
Sii....no-o, se�or, solo.....
Me mir� de una manera expectante y acot�:
Solo estuve a punto de arrollarlo con mi caballo y quise
ver si estaba bien.
El hombre ten�a unos 50 a�os, su panza era tan gorda como la
del perro y estaba muy desalineado. Me dirig� hacia la tranquera a devolverle el
cachorrito y mientras me encaminaba hacia ah� el hombre dijo:
De d�nde sos?
Soy la hija de Giovanni Vinci.
No lo conozco.
Estamos al final del camino.
Oh. Te gustan los perros?
Si, mucho.
Tengo mas adentro, quer�s verlos?
Por supuesto.
Nos dirigimos hacia el rancho miserable. En la parte de atr�s
una perra bastante grande alimentaba a sus cachorros, unos mas lindos que otros.
Vamos a devolver este de donde sali�, dijo el hombre
tomando al cachorro y deposit�ndolo junto a su madre
Son todos hermosos.
Los contemplaba mientras tomaban la teta, empujando con sus
patitas sobre la panza de la agotada madre cuando apareci� otro hombre. Este era
mucho mas joven, de unos 30 a�os, de piel morena, curtida y ajada por el sol.
Mir� al mayor de una forma extra�ada y lo salud� t�midamente pues el muchacho me
hab�a impresionado un poco
Buenas
Buenas
Son lindos, no?, dijo el joven dirigi�ndose a los
cachorros
Si, preciosos
Es la hija de Vinci, los conoc�s? Pregunt� el viejo al
joven
Los ojos del muchacho se abrieron como dos huevos fritos pero
enseguida acot�:
Si, los que viven mas alejados del pueblo.
As� es, le dije
Por alguna raz�n desconocida me miraba de arriba abajo.
Conoc�a al dedillo ese tipo de mirada: mis hermanos y mi padre la utilizaban
siempre que me ve�an desnuda. Y que aquel extra�o me mirara de ese modo me
gener� cierta preocupaci�n
El joven volvi� a hablar:
Y es cierto lo que se dice de ustedes?
No entiendo
Eso que dicen de ustedes....
�Qu� dicen de nosotros?
Que tiene sexo entre ustedes... �Es cierto?.
El viejo mir� al joven en una especie de mueca horrorizada y
acot�:
Sexo? No se que es eso.
En mi vida hab�a escuchado la palabra sexo. No ten�a ni la
m�s m�nima idea a lo que se refer�a.
No sab�s lo que es el sexo?, sigui� diciendo el joven
mientras el viejo trataba de desviar la conversaci�n con el tema de los
cachorros.
Bueno, no quer�s llevarte uno de los perritos?
Me encantar�a pero no creo que mi padre me de permiso
para tener uno
No sab�s lo que es el sexo?, sigui� diciendo el joven
ante la cara avergonzada del viejo.
No.
Si hacen el amor, dijo el joven en un tono muy seductor
Con la mayor naturalidad contest�:
Por supuesto, damos y recibimos amor siempre que podemos.
El viejo qued� sin habla y su cara se volvi� blanca como el
papel. El joven sigui� interrog�ndome:
Y con quien haces el amor?
Con mi pap�, mi mam� y mis hermanos
Con todos?
Si, menos con Luiggi que todav�a no tiene edad para
hacerse hombre.
Para mi era lo mas natural del mundo hacer el amor con mi
familia. Y nunca nadie me hab�an dicho que eso que llamaban sexo era algo
reservado e �ntimo. Para mi, dar y recibir amor en casa era una pr�ctica
cotidiana y el sumun del placer. �Por qu� demonios el joven me preguntaba tan
interesadamente acerca de algo normal como dar amor y el viejo se ve�a
avergonzado, casi horrorizado? Me extra�� much�simo la pregunta y acot�
totalmente desorientada
Ustedes no dan y reciben amor?
Si, dijo el joven, pero no con miembros de la familia
No?
No, dijo el viejo.
Y con qui�n entonces?
Con otras personas que no sean de la familia
Ah.
Me puse un tanto inc�moda y decid� marcharme.
Bueno, me voy...
A d�nde vas?, dijo el joven que segu�a mir�ndome de
arriba abajo
Al pueblo, tengo que ir a buscar una carta.
Una carta?
Si, y espero encontrar alguien que sepa leer porque yo ni
nadie en mi familia sabe.
Yo se leer, dijo el joven. Te puedo ayudar si quer�s.
Bueno.
Esperate que ensillo el caballo.
Segu� sus pasos hacia el granero, tan desvencijado como el
rancho, y un hermoso caballo color blanco, con los mofletes rosados y largos
bigotes se mostr� impaciente ante la llegada de su amo.
Y de qui�n es la carta que vas a buscar?
Del hermano de mi pap�
Ah.
Se tard� algunos minutos en tener el caballo listo y juntos
partimos hacia el pueblo. All� la gente me miraba con una mezcla de asco y
pavor. Muy pocas veces hab�a ido al pueblo y sola nunca. Las miradas de
desprecio me persegu�an a cada paso que daba y pregunt� al joven:
Qu� pasa que me miran as�?
No lo se, quiz�s sea eso que ustedes hacen.
Me qued� pensando mientras lleg�bamos hasta la estafeta
postal. Ped� la carta y la mujer me la entreg� como si estuviera infectada de
alg�n virus mortal. Me sent�a muy mal de ser as� de observada y le di la carta
al joven.
C�mo te llamas? Me pregunt�
Bianca.
Yo soy Octavio. Con la carta entre las manos dijo: la
abro?
Si, por favor, leela.
A ver. La abri� y comenz� a leerla. Mov�a los labios al
tiempo que su ojos iban y ven�an y me mir� fijamente.
Qu�?
Trag� saliva y sin decir nada se subi� al caballo llev�ndose
la carta. Galopaba como desquiciado y sub� al m�o para alcanzarlo mientras le
gritaba que me devolviera la misiva. Se ape� despu�s de unos 10 minutos de
galope desenfrenado y completamente exhausta le grit� por �ltima vez. Me baj�
del caballo y me tir� encima para sacarle la carta cuando su boca fue a dar a la
m�a. Una lengua largu�sima se meti� en ella y comenc� a forcejear, quien se
hab�a cre�do ser para besarme as�? Me apart� y se qued� inm�vil mir�ndome
fijamente. Quise sacarle la carta y con su brazo la alz� sin darme posibilidad
de alcanzarla.
�Qu� pasa?, dije casi a los gritos. Devolveme la carta.
Pareci� que reflexionaba y dijo:
No hasta que me cuentes todo lo que hac�s con tu padre y
tus hermanos.
Qu� quer�s saber?
Todo quiero saber.
No se.... doy y recibo amor.
C�mo? Decime c�mo
No se....
Se las chupas?
Si
A todos?
Si
Y te gusta?
Mucho.
Y despu�s que haces?
No es asunto tuyo, dije nerviosa pues si bien era natural
lo que pasaba en la familia sent�a toda aquella situaci�n como una especie
de soborno.
Desde que le� la carta es asunto m�o..... quer�s la carta
o no?
Si
Bueno, entonces contame que mas hac�s
Suspir� y lo mir� un tanto furiosa.
Dale, contame, que mas hac�s?
Despu�s me chupan a mi
Donde?
La vagina y las tetas.
Y te gusta?
Si
Qu� mas?
Y despu�s alg�n pene se mete dentro m�o.
Uno solo o mas?
A veces uno y otras veces todos los disponibles.
Y por donde te lo meten?
Por la vagina.
Ah, eso cre�.
Lo mir� completamente extra�ada.
Que quer�s decir con "eso cre�"?
Si quer�s la carta me la vas a tener que chupar, dijo
mientras sacaba su miembro completamente erecto.
No esperaba aquello pero ver semejante aparato, no muy grande
pero terriblemente ancho hizo mojarme. Es mas, contarle todo lo que hac�a con
mis padres y hermanos me llev� a recordar los minutos de placer que hab�a
sentido en su momento: un cosquilleo me recorri� el est�mago y la entrepierna.
Me acerqu� despacio e hipnotizada mir� su pene. Se ve�a rico y expectante y no
voy a decir que no tuviera ganas de chup�rselo todo hasta hacerlo acabar. Lo
mir� fijamente y me arrodill�. Pens� en mi padre, imagin� que era la de �l, y me
la met� en la boca en una forma muy lenta, pas�ndole la lengua y envolvi�ndosela
con mi saliva.
El muchacho lanz� un jadeo apenas mis manos fueron a sus huevos
gordos y comenc� un movimiento de succi�n lento; era exquisito tener aquel
miembro ajeno colmando mi orificio y me moj� hasta lo indecible cuando el
muchacho me agarr� la cabeza para marcar el ritmo de la mamada y me ped�a mas.
Estaba dispuesta a darle todo lo que quisiera: si quer�a mas iba a tener mas. Lo
chup� y sabore� cuanto pude, pas� mi lengua por la cabeza, el tronco de arriba
abajo, los huevos hasta finalmente sacarla para contemplarla. Estaba dur�sima,
gorda, ancha, roja y le pas� la lengua por la cabeza cuando comenz� a largar ese
l�quido que antecede a los largos chorros. El muchacho jadeaba y su respiraci�n
era tan agitada y fuerte que me la met� de un saque dispuesta a hacerlo acabar.
Esper�, esper� dec�a entrecortadamente. Pero yo no ten�a
ganas de esperar, ten�a ganas de succionar su l�quido, de trag�rmelo todo
hasta que no quedara ni una sola gota.
Chup� desesperadamente, le pas� la lengua por todos lados, la
saliva envolv�a aquella cosa dura que con tanta pasi�n met�a y sacaba cuando
bruscamente me apart� y me atrajo hacia si. Meti� sus manos bajo mi pollera y me
dej� hacer mientras me introduc�a los dedos bien adentro de la concha hasta
sacarme un suspiro. Me calent� infinitamente mientras me chupaba las tetas por
debajo de la camiseta y con sus dedos me penetraba una y otra vez. Pasaba sus
dos manos por mi raja, de arriba abajo mientras sent�a mis piernas que empezaban
a desfallecer, me ten�a excitada, caliente, mojada. Le puse las tetas en la boca
para que no dejara de chuparme y me llevaba ensartada con sus dedos, dos o tres,
no se cuantos, por la vagina mientras me hab�a metido uno en el culo, luego otro
y luego otro haci�ndome jadear y desear mas, casi hasta el infinito. Se hab�a
puesto de costado y met�a y sacaba locamente casi llev�ndome hasta el orgasmo;
parec�a que quer�a hacerme acabar con solo penetrarme con sus dedos y yo estaba
agradecida porque casi lo estaba logrando.
Se gir� y me puso en cuatro, necesitaba ser penetrada,
ansiaba su cosa gorda dentro m�o cuando su pene empez� a abrirse camino por mi
culo. Me mov� en una mezcla de temor y placer, estaba tan excitada que no me
importaba ser penetrada por ese lugar virgen. Me refregu� contra �l, me apret�
contra su pene y trat� de met�rmelo pero no pudo de modo que meti� nuevamente
uno de sus dedos y comenz� a chuparme el culo mientras giraba con su falange
dentro m�o. Su lengua me hizo sentir escalofr�os y mientras me lam�a meti� otro
y luego otro. Comenz� a tocarme el cl�toris y me excit� tremendamente, jadeaba
desesperada y de la excitaci�n que ten�a casi ni me di cuenta cuando su cabeza
entr� por mi ano. El casi grit� y sent� cierto dolor, se qued� quieto y sigui�
toc�ndome el cl�toris excit�ndome cada vez mas.
Aquello era una sensaci�n
indescriptible, no pod�a determinar qu� era dolor y qu� era placer, estaba
sacad�sima, me mov�a de ac� para all�, con una mezcla de sensaciones que no me
dejaba pensar; solo pod�a sentir. En ning�n momento hab�a cesado su exploraci�n
en mi cl�toris, el mix de sensaciones se confund�a cuando otro poco de su pene
se introdujo en mi culo. Grit�, no se si de placer o de dolor o de ambas cosas
pero sus dedos en mi cl�toris, su verga en mi ano, sus gritos y jadeos y mi
propia excitaci�n me ten�an loca y no pude mas que moverme para terminar con
aquella tortura placentera.
Quer�a acabar, no aguantaba mas sin acabar, me
sent�a tensa, llena, terriblemente excitada, necesitaba abrir la boca en toda su
extensi�n para tragar aire y para soportar aquellos embates en mi culo. Casi
desfallezco cuando me penetr� hasta el fin, volvi� a gritar cuando comenz� a
meter y sacar, y yo sent� morirme, estaba completa de gozo y por dentro, me
dol�a y tambi�n lo disfrutaba; quer�a expulsar su cosa y tambi�n tenerla
adentro, no sab�a lo que quer�a, casi no pod�a pensar cuando comenc� a tensarme
ante lo inevitable.
Grit� cuando su pija me entraba y sal�a y sus huevos
golpeaban en mi culo una y otra vez de un modo fren�tico; ya estaba a punto,
unos golpes mas y mi orgasmo ser�a extra�o pero el mas explosivo. Lleg� como una
tromba y grit� desencajada, me sent�a tan bien acabando pues cada espasmo era un
gozo sublime, exquisito, que me saciaba por completo de aquella excitaci�n
sentid�sima. Comenc� a relajarme cuando el muchacho me penetr� hasta casi
hacerme morir. Eso me doli� mas que nada pues reci�n hab�a acabado y pasada la
excitaci�n el dolor era mucho mas palpable. Volv� a gritar, soportando como
pod�a el dolor, cuando Octavio se descarg� dentro de mi culo dos o tres veces.
Qued� tendido sobre mi y dijo:
En la carta dice que tu t�o viene para Buenos Aires y le
pide a tu padre que le reserve tu culo, que lo quiere estrenar �l.