En ese verano, era un adolescente, estudiante, de vacaciones
de verano, en la ciudad de Santa Clara de Olimar.
Era el pueblo de mi abuela, chiquito y c�lido, con sabor a
bondad que ven�a del coraz�n de sus habitantes. De d�a, muchas cosas encend�an
mi pasi�n: remar y pescar en el r�o, ir de caza con mis primos y recorrerme ese
pueblo en bicicleta.
Por las noches, el clima c�lido hac�a que nos acost�ramos
tarde y la tranquilidad y seguridad que daba ese pueblo, el andar con ropas
livianas y la relativa oscuridad hac�an soltar mi imaginaci�n de adolescente,
que deseaba descubrir el sexo y se imaginaba todo tipo de aventuras.
Una tarde, luego de hartarme de jugar en el r�o, acompa�� a
mi abuela a la casa de unos amigos. Con mis 16 a�os, pese a que era bajito, era
una m�quina de andar en bicicleta. Y en ese momento, las hijas de esta familia,
que ya eran unas "viejas" de m�s de 20 quer�an que las llevara a pasear.
Las hermanas eran muy distintas. Una de ellas, Eloisa, era
parda y fea aunque muy simp�tica. La otra, Zulema era bien distinta, era de tez
muy blanca y de pelo negro y lo que ten�an en com�n era que eran de estatura
mediana, o sea m�s altas que yo.
No fue f�cil llevarlas en bicicleta. Primero intentamos en la
m�a. La forma era que la chica se sentaba en el fierro horizontal que sal�a del
asiento al manillar, pero la bicicleta era muy chica o ellas demasiado grandes,
as� que tuvimos que cambiar mi bicicleta por una de mujer, que era de ellas. Las
bicicletas de mujer ten�an la caracter�stica que el fierro que un�a el asiento
con el manillar hac�a una curva hacia abajo para que a las mujeres, que en ese
entonces no usaban pantalones, no se les levantara la falda. As�, se acomod�
Eloisa en el asiento y yo parado en los pedales de la bici manejaba la misma
mientras ella me tomaba de la cintura. Luego le toc� el turno a Zulema y las
chicas alternaron el paseo mientras una idea se cruzaba en mi cabeza: "se van a
cansar, se van a aburrir de que las lleve, pero �en que momento?"
Cuando ya no ten�an tanto entusiasmo por andar la invit� una
vez m�s a Zulema. Casi la forc� y cuando nos hab�amos alejado lo suficiente para
que no nos vieran le dije que estaba cansado y que me llevara ella un poquito.
Fue as� que cambiamos posiciones. Yo al asiento atr�s y ella a pedalear. ���Qu�
descubrimiento!!! Era toda una mujer. Su cuerpo rozaba contra el m�o y me hac�a
sentir algo que nunca antes sab�a que exist�a. Mis manos en su cintura se
resbalaban y rozaban "por accidente" sus caderas. Sent� por primera vez que mi
pito se paraba. �Que era eso? y �que extra�a y hermosa sensaci�n tener a esa
mujer en mis brazos!. Trat� de que el paseo se alargara, le ped� una vuelta m�s,
pero ella dijo estar cansada y como todo lo bueno, el paseo se acab�.
Volvimos a la casa, charlamos, jugamos juegos de mesa y yo de
reojo la miraba a Zulema que a esa altura ya no me parec�a tan vieja y su piel
blanca estaba empezando a producirme nuevamente una sensaci�n que entonces no
conoc�a. Finalmente, nos fuimos con mi abuela y yo qued� con la impresi�n de que
no era solo a mi me hab�a agradado bastante la visita.
Esa noche, no pod�a conciliar el sue�o, recordando la andada
en bicicleta y su cuerpo roz�ndome y su piel blanca. Mi pito volvi� a ponerse
erecto y no se como se me ocurri� que empec� a frot�rmelo imagin�ndome que lo
frotaba contra el cuerpo de ella. Para hacerlo m�s c�modo, fui al ba�o y me
desnud� y me frot� contra la pared, hasta que para mi sorpresa un chorro me
brot� con fuerza desde dentro del pito, empapando a la pared y a mi mismo. Sin
saberlo era la primera vez que me masturbaba y esa mujer me ten�a enloquecido.
En los d�as siguientes trat� de olvidar el asunto porque era
de una familia amiga y yo cre�a que lo que quer�a hacer era malo, diab�lico, as�
que me dediqu� al remo y a la pesca, hasta que contra mis deseos, unos d�as
despu�s la vi tomando el sol en la playa del r�o.
Usaba un traje de ba�o negro, entero (en esa �poca ni
siquiera se usaban los bikinis), que la cubr�a bastante, pero que contrastaba
con su piel y recalcaba las curvas de su cuerpo, su culo y algo que reci�n all�
note, sus enormes tetas. �Que buena que estaba la mina! Y yo que quer�a
olvidarla, que quer�a ser bueno y respetar la amistad de las familias. La vi, se
me par� el pito, se me tranc� la cabeza y al carajo con las buenas intenciones.
Quer�a volver a frotarme contra ella, como lo imagin� en el ba�o, pero en la
realidad.
Pase con el bote al lado de ellas, que quer�an que me
detuviera para subirse. Pero no pod�a porque Don Pene estaba tan parado que lo
iban a notar y se iba a armar l�o, de pronto sin pensar, me tir� al agua y trat�
de acercarles el bote, pero la corriente se lo llev� arrastr�ndome con �l y
salv�ndome de una situaci�n comprometida.
Luego del r�o, quer�a pasar a visitarlas, a ver que se me
pod�a ocurrir, pero cada vez que me acercaba a la casa se me paraba el pito y me
ten�a que volver, as� que llegada la noche tuve que conformarme con trabajar
como obrero de las manos.
El d�a siguiente me desped� temprano de mi abuela y me fui
ri� abajo a meditar como hacer para acerc�rmele, porque en las manos ya me
estaban saliendo callos y no me contentaba con esa peque�a satisfacci�n, quer�a
m�s.
All� urd� un plan que iba a poner en pr�ctica esa misma
tarde. Comenz� por hacerme una paja en el ba�o de la casa de mi abuela para
aplacar mi pito y luego, ir a la casa de ella, sabiendo que no la iba a
encontrar porque estaba en la playa.
Toqu� el picaporte y salio su madre, una se�ora muy amable,
que me franque� la puerta pregunt�ndome que quer�a. "Agua se�ora, hace tanto
calor" Y claro con esa explicaci�n me sirvi� un vaso, y como yo calcul� me
empez� a mostrar la casa. La vivienda era modesta, pero los ojos se me
iluminaron al comprobar que hab�a un dormitorio para cada hermana y tome
bastante cuidado en averiguar en cual dorm�a Zulema. Luego me mostr� el ba�o, la
cocina y el fondo. Mientras me mostraba la casa la madre no imaginaba que lo
�nico en que yo pensaba era en como colarme de noche sin que se dieran cuenta.
Pregunt� si ten�an perro y afortunadamente s�lo ten�an un gato. Eso si, me dijo
que los perros de al lado eran bastante escandalosos. Agradec� la atenci�n y me
fui.
El resto de la tarde me la pas� ideando el mal�volo plan.
Estaba tan emocionado que no sab�a si disfrutar�a m�s cuando entrara a la casa o
mientras lo estaba imaginando.
Curiosamente, esa noche no me anim� a ponerlo en pr�ctica. Me
sent�a como que hab�a robado algo, no pod�a hacerlo. Y as� pasaron dos d�as m�s.
Al tercer d�a me la cruc� en la calle. Me salud� muy bien, me
dio un beso en la mejilla y yo la tom� de la mano, lo que me produjo una
erecci�n. Me puse colorado y ella se dio cuenta, pero no dijo nada, eso si se
despidi� con otro beso, breve, pero en la boca.
Me llev� un gusto muy rico en mis labios. Era como el sabor
de una fruta jugosa y madura. Qued� tan asombrado que no pod�a encontrar el
camino a casa, aunque parezca incre�ble me perd� varias veces en el camino.
Pero esa noche s�, ten�a que intentar lo que fuese para estar
con ella. Ya no hab�a conciencia, remordimiento ni sentido de culpa que pudiera
detenerme. As� que siguiendo el plan esper� a que fuera tarde y le dije a mi
abuela que me iba a acostar porque estaba muy cansado. Esper� haci�ndome el
dormido y cuando mi abuela se acost� yo me vest� y sal� a hurtadillas de la
casa.
Era una noche de verano muy c�lida, que hac�a cantar a los
grillos y crujir las casta�as y yo me acercaba a mi destino con el sable bien
paradito.
Al llegar a la cuadra donde estaba la casa encontr� que
varios vecinos estaban sentados en las veredas, incluso Zulema con sus padres.
Mejor porque as�, cuando entraran se iban a ir derecho a acostar y de alg�n modo
iba a conocer los movimientos de la casa.
Tome lugar bajo un para�so y de all� observ� impaciente. El
tiempo no pasaba, aunque la noche estaba agradable por m�s que hac�a mucho
calor.
Al final la espera dio sus frutos. Los vecinos se saludaron y
se fueron, as� que esper� unos minutos m�s y me acerqu� a la casa para entrar.
Lleno de emoci�n me trep� a un �rbol y de all� sub� a la
cornisa de la casa. No pod�a caminar por el techo porque era de chapa, pero pude
bordear la azotea y bajar por el fondo mientras los perros de los vecinos
armaban un esc�ndalo de aquellos. Sent� que tanto los vecinos como el padre
sal�an a ver que pasaba, pero bien parapetado no se ve�a mi silueta en la
oscuridad y pronto pensaron que eran los perros que estaban alocados, por lo
cual les tiraron agua, alg�n zapato viejo, algunos insultos y se fueron a
acostar.
Como era de esperar en una noche de tanto calor, dejaron la
puerta del fondo abierta, por lo cual pude introducirme a la casa, luego de
esperar para habituarme a la oscuridad.
Me acerqu� gateando a la puerta de Zulema, que tambi�n estaba
abierta y entr�. Lo hab�a logrado, esta en la habitaci�n de ella, no pod�a
creerlo, pero lo hab�a logrado. Era lo que so�aba, a oscuras, en su casa, en su
cuarto, solos, de inc�gnito, pero no era sue�o, estaba bien despierto.
Ahora ten�a que hacer contacto. Para ello me acerqu�, siempre
gateando y cuando la tuve al lado me incorpor� y le dije bajito "Soy yo no te
asustes". "AAAAAAAAAAYYYYYYYYYY" grit� ella asustada y le tap� la boca
con todas mis fuerzas: "Soy Pepito no te asustes ni grites, si no me van a
matar". En eso se oyeron voces y pasos del padre, qui�n dec�a "Mierda, que
carajos pasa ahora".
Me zambull� abajo de la cama y casi rec� para que no me
encontraran. Por suerte ella me salv� diciendo: "No pasa nada, ten�a un mal
sue�o, quiero agua". Y entonces el padre se fue murmurando �qu� noche! primero
los perros, ahora un mal sue�o, ma�ana como voy a ir a trabajar.
Y yo segu�a bajo la cama, temblando del susto, esperando el
momento en que me iban a agarrar y llevarme como un ladr�n, o matarme o quien
sabe que.
Entonces volvi� el padre y sent� que le dijo "mira te traje
el agua, pap� necesita descansar, as� que nada de m�s malos sue�os y trat� de
estar quietecita y sin hacer m�s barullo". Ella le contest� "si pap�,
disculpame" y cuando sus pasos se alejaban le pidi� "Por favor apagame la luz y
cerr� la puerta que tengo fr�o" "�Como fr�o con el calor que hace? pregunt� el
padre y ella lo tranquiliz� diciendo: "es que la pesadilla me dio escalofri�"
Entonces, vi. que se apagaba la luz y sent� cerrarse la puerta.
As� el cuarto qued� a oscuras y en silencio por un breve
tiempo. Yo abajo de la cama con un susto que me hizo achicar mi pipi y ella
encima de la cama sin moverse.
De pronto siento moverse el colch�n encima m�o y una mano que
me agarra para que salga, al tiempo que me susurraban "�Que demonios hac�s ac�?"
Entonces sal� de abajo de la cama, me incorpor� y tom�ndola
de mis manos le susurr� tambi�n "creo que te amo". No era verdad, no sab�a que
dec�a, pero no se me ocurri� otra cosa. "Estas loco, �que me dec�s?, no podes
venir de noche y entrar como un ladr�n a mi casa, �que me quer�s hacer? Y
entonces me acerqu� a su boca y la bes�. "No" dijo ella apart�ndose, "te tenes
que ir", a lo cual yo me sent� en la cama. "Andate" me volvi� a decir en voz
baja, pero con firmeza. Y yo no respond�. No hab�a llegado hasta all� para irme
tan f�cilmente. Trat� de jalarme hacia afuera de la habitaci�n, pero yo
forcejeaba para quedarme. Me abofete� y no contest�, s�lo baj� la cabeza. Me
pregunt� "�te vas a ir? y no contest�. "�Te das cuenta que no podes quedarte?,
si mi padre se entera te mata" Y como no contestaba ni me iba se acerc� a mi y
me pregunt� "�Que pasa contigo?" y cuando la tuve nuevamente al lado m�o le
volv� a besar los labios. "Eso no, ya te dije", pero a esa altura ya ella no
sab�a que hacer. Yo me di cuenta que si me hubiese querido hacer apalear por el
padre no me habr�a cubierto, as� que volv� a sentarme en la cama esperando que
se calmara y sin contestarle para nada. Finalmente trat� de convencerme de que
me fuera habl�ndome, pero una y otra vez, cuando se me acercaba la besaba en los
labios. Mi pito estaba volviendo a levantar cabeza y ella estaba cans�ndose de
hacer un papel que no le resultaba, as� que cambi� de t�ctica y acerc�ndose me
pregunt� "que queres para irte" y nuevamente la bes�, pero esta vez le contest�
"A ti" y se hizo el silencio, sent� que la contestaci�n peg�. Ella volvi� a
insistir pero con menos convicci�n: "Por favor, ten�s que irte". La tom� de la
mano, la acerqu� a mi cuerpo haciendo que el suyo sintiera mi pito erguido y le
susurr�: "no puedo, no puedo sacarte de mi cabeza" y para refrendarlo la volv� a
besar. La ten�a agarradita con las manos y junto a mi cuerpo y esta vez no se
apart�, Aguant� el beso y como no sab�a como seguir simplemente la segu�
besando, para estirar el sublime momento. Ella se apart� nuevamente, pero esta
vez fue para sacarse el sutien. Yo no pod�a cre�rmelo. Se acerc� y me dijo
besame toda y yo obedec�. Le bes� los labios, baj� por el cuello prolijamente
sin olvidar ninguna curva y llegu� a las tetas. ! Qu� hermosas brevas. Le besaba
una y con la mano le agarraba la otra. Su respiraci�n se hizo m�s fuerte y sent�
como su cuerpo se calentaba.
Entonces me apart� y dijo "hace lo que yo te digo, vamos a la
cama y sacate la ropa". Obedec� sin chistar y pronto est�bamos ambos
completamente desnudos en su cama. Se puso con su cotorra encima de mi cara y
con su boca comenz� a chuparme el pito. No pod�a creer lo que yo sent�a. Yo
tambi�n me calent�. Herv�amos los dos y me pidi� que le chupara entre las
piernas. Hice mi primer 69, s�lo que al poco rato me vinieron unas ganas
incontenibles de licuarme dentro de su boca y le di un ba�o de semen. Adem�s en
ese entonces me sal�a fuerte y l�quido como si fuera un chorro de leche.
El hecho fue que cuando eyacul�, sent� una inmensa sensaci�n
de placer y de culpa porque pens� que le habr�a dado bastante asco el l�quido
que le met� en la boca, as� que me disculp�, pero ante mi sorpresa, no se enoj�,
dijo que no lo esperaba, pero que estaba bien.
Pero Zulema era una mina de veinte y pico, flor de hembra y
quer�a m�s. Lo que recibi� no alcanzaba, as� que se acurruc� a mi lado pero con
su mano entr� a frotarme el pito. Luego de un rato en esos quehaceres, se me
subi� encima, con sus dos piernas abiertas y comenz� a besarme y refregarme las
tetas en mi pecho, me pidi� que le tocara e culo con las manos y entonces,
ocurri� algo inesperado: �Don Pito volvi� a erguirse! Ella se levant� un poco,
lo tom� con su mano y lo coloc� entre sus piernas (en la cotorra, por supuesto).
Hecho esto, se sent� sobre �l de rodillas y comenz� a incorporarse un poco y a
sentarse nuevamente, de modo que mi pito era una especie de fuelle que penetraba
dentro de ella. Sin saberlo, estaba cogiendo por primera vez en mi vida y que
bueno que era. Yo esperaba que eso no terminara m�s. Comenc� a besarla y me
meti� la lengua entre mi boca, la agarre y le refregu� sus tetas en mi pecho al
tiempo que yo levantaba mi cintura para penetrarla en forma m�s profunda. Ambos
nos calentamos bastante y seguimos un rato en esa faena, hasta que ella se
detuvo y cambi� la posici�n de sus piernas, estir�ndolas hacia adelante, con lo
cual mi pene se met�a totalmente dentro de ella. Yo adem�s me sent�, de modo que
comenzamos a hamacarnos hacia adelante y atr�s. Cuando yo tiraba mi torso hacia
adelante, el pene sal�a un poco y cuando �bamos al rev�s, se lo clavaba en lo
m�s profundo. Nuestros cuerpos calientes parec�an fundirse en medio de un
tremendo placer. Pero entonces me vino el deseo de acabar, a lo cual me detuve y
le dije "no doy m�s, puedo acabar" y ella contest� "Siii, pero con todo" y
entonces aceler� y esta vez no vi el esperma, pero sent� como la ba�aba en su
interior.
Nos vino una sensaci�n de flojera, ella corri� sus piernas
poni�ndose nuevamente de rodillas y me dijo que me recostara sobre la cama, de
modo que quedamos acostados, ella encima m�o y abotonados. Nos vino una
sensaci�n de flojera y nos dormimos.
De repente siento que me despiertan. Era ella, envuelta en
una bata que me ped�a que me fuera porque el padre ya se hab�a ido a trabajar,
pero dentro de un rato se levantar�an su madre y su hermana y no pod�an
descubrirme all�. Ahora hab�a luz natural en la pieza y pude ver que debajo de
la bata estaba desnuda. Esa piel toda blanca, apetecible, y se me volvi� a parar
el pito, as� que la tom� de la mano, la atraje hacia m� y le dije que me iba a
ir, pero que quer�a un beso de despedida.
La bes� tiernamente en la boca, le toqu� el culo con mis
manos y la puse sobre mi cuerpo con lo cual mi bulto busc� su vagina. Esto hizo
que se sorprendiera y quiso apartarse, pero yo la ten�a bien agarrada. Me dijo
ahora no, ahora te ten�s que ir. "Pero falta algo, le dije yo". "�Que cosa,
pregunt� ella?" "Anoche, cuando vine a tu casa era mi primera vez, tu fuiste mi
primer amor y mi maestra, porque yo ni siquiera sab�a como coger a una mujer y
eso lo voy a llevar en mis recuerdos todos los d�as de mi vida y va a hacer que
nunca te olvide y que siempre te recuerde como la mujer m�s buena y generosa que
conoc�". Ella agradeci� emocionada. Entonces a�ad�: "Pero no creo que podamos
volver a repetir esta noche, porque lo que hice por deseo y desesperaci�n no lo
voy a poder repetir, as� que quiero despedirme haci�ndolo una vez m�s, pero
ahora yo arriba y tu abajo". Ella accedi� con un beso, nos dimos vuelta y por
primera vez vi la concha de una mujer. Lentamente fui introduciendo mi miembro
en su vagina, que lo acept� gustoso, yo me acerqu� a besarla, al tiempo que ella
levantaba las rodillas para que le entrara m�s. Cuando mi pene logr� entrar
profundo ella estaba muy caliente, pero con sus manos acerc� mi cabeza a su o�do
y susurr� "tenemos muy poco tiempo, as� que disfrut�moslo, pero sin alargarlo".
Yo comprend� y comenc� a cabalgarla cada vez con m�s placer, pero sin detenerme
para estirar la cogida, de modo que en medio de un enorme placer, nuevamente
acab� llenando su cuerpo con mi leche. Cuando terminamos, ella se separ�, fue
hasta el ba�o y volvi� con papel higi�nico para limpiar mi pene. Me vest� y sal�
de esa casa por la puerta de atr�s, como un ladr�n, pero habi�ndome robado
varios de los mejores momentos de mi vida.