Otro problema que no hab�a previsto Elena. Al d�a siguiente,
Tom�s no se levant� para ir al instituto. Su madre fue a despertarle y la
espet�:
- D�jame dormir puta.
Elena no era propiedad de aquel ni�ato y no iba a consentir
aquello, as� que le arre� un pescoz�n y lo mand� a clase.
Tres d�as m�s tarde pag� aquel conflicto. Tom�s pidi� permiso
a Pau para utilizarla y �ste, sin saber del asunto, se lo concedi� y lo comunic�
a su madre, que tuvo que someterse al mocoso.
La venganza de �ste por el pescoz�n fue implacable. Primero
la oblig� a dar saltos hasta que ya no pudo contener las bolas chinas. Despu�s
la puso un enema de vinagre taponando el ano con un plug in que sabe dios donde
consigui�. Mientras Elena rabiaba con el vinagre dentro del recto y los
retortijones propios del enema, la pellizc� brutalmente los pezones y el
cl�toris hasta inflamarlos, tras lo cual at� a su alrededor unos hilos de nylon
fuertemente, colgando de ellos varios objetos y orden�ndola pasear a gatas para
que el dolor producido por los pesos se incrementase con el balanceo.
No contento con ello la insert� un embudo de la cocina en la
vagina, la orin� dentro y despu�s la cerr� para retener el dorado l�quido con
dos pinzas met�licas de las de vendedor de cupones de ciego que sac� del
escritorio de su padre.
Tan mala ma�ana pas� Elena que se lo cont� todo a Pau. �ste,
por una vez fue justo y le comunic� a Tom�s que no le prestar�a a su zorra en
tres meses, adem�s le dej� bien claro:
- Esa hembra, para mi es mi puta o mi esclava porque es de mi
propiedad. Pero tu no eres su propietario, sino su hijo. Podr�s tratarla como
puta cuando yo te la preste en virtud de que el pr�stamo incluye los poderes
sobre ella, pero fuera de eso es tu madre y la debes obediencia y respeto y te
comportar�s con ella como siempre.
Pero a Elena ve�a cada vez m�s complicaciones. Antes ten�a
cosas que contar a su marido y motivos de charla por sucesos cotidianos. Pero
ahora su vida se reduc�a al gimnasio y sala de masajes y belleza donde deb�a
acudir por orden de Pau para mantener o mejorar su cuerpo y a sus servicios a
los clientes, Y claro, esas actividades no daban buena fuente para una
conversaci�n con su esposo.
Por fin se confirm� y anunci� su embarazo. Su marido, pese a
ser de los que sustentaban en p�blico que el matrimonio y el sexo son para
procrear, no se tom� muy bien la noticia e, incluso, pens� demandar al
fabricante de los anticonceptivos.
Pau, que no presentaba muy buenas notas en sus estudios, no
era sin embargo nada lerdo. Expuso a su madre un plan para librarse de la
asistenta, cuya presencia le imped�a explotar a su esclava con m�s intensidad y
libertad y, de paso, conseguir causa para el divorcio.
Un buen d�a introdujo subrepticiamente su c�mara de v�deo en
el bolso de la se�ora y cuando �sta abandonaba la casa la acus�, en presencia de
sus padres, de haberle sustra�do el aparato. La inocente mujer abri� el bolso
para demostrar la falsedad y, claro, fue despedida ipso facto, ya que el padre
era muy riguroso en materia de �tica y la madre estaba instruida por Pau para
ser favorable al despido.
El siguiente paso fue la contrataci�n de otra asistenta
presentada por Pau. Una mujer de unos 30 a�os, robusta y carnes generosas,
morena, bell�sima, con unos ojos de gacela impresionantes. Si acaso le sobraban
algunos kilos en las caderas, tripa y nalgas. La nueva asistenta, Ivana, aparte
de los servicios ordinarios, deb�a prestar otros y adem�s seducir al padre de
manera que se pudiesen conseguir pruebas de adulterio, reales o no, para invocar
causa de divorcio. Por supuesto estaba informada de la relaci�n entre Pau y su
madre.
Esta asistenta tendr�a un horario m�s amplio que inclu�a las
tardes, cuando el se�or estaba en casa, para seducirlo.
Elena era consciente de lo que se le ven�a encima. Si con su
actual actividad llegaba agotada a la noche, ahora que Pau pod�a disponer de
ella todas las ma�anas seguramente morir�a extenuada.
Y bien que lo pudo comprobar el primer d�a de trabajo, si se
pudo llamar as�, de la nueva asistenta:
Pau invit� a su casa a su novia, cuatro amigotes y a su t�o
Eduardo para organizar una org�a junto con �l, su madre, Ivana y su hermano
Tom�s a quien levant� excepcionalmente la privaci�n de uso de la esclava.
La llegada de Eduardo, que conoc�a a Ivana, aclar� la
situaci�n de la nueva asistenta. Elena dedujo de la conversaci�n con su sobrino
que Ivana era esclava de un amigo de Eduardo y que hab�a sido alquilada a su
propietario para llevar adelante la trama urdida por Pau. �ste, en principio,
hab�a solicitado la cesi�n de la nueva esclava de Eduardo, la que hab�a
sustituido a Elena, pero Eduardo se neg� ya que era un alquiler por demasiado
tiempo y su nueva zorra estaba todav�a en per�odo de adiestramiento. Ese mismo
d�a hab�a quedado atada en el s�tano de su casa en una posici�n molest�sima y
dolorosa tras sufrir una buena tunda con la fusta en el pubis y los pechos. Su
cuerpo no se encontraba en una situaci�n apta para el uso y por eso no la hab�a
llevado a la org�a. Otro d�a la presentar�a a la familia.
La org�a se desarrollar�a principalmente en el jard�n. Los
hombres, de los cuales dos de los amigos de Pau eran unos corpulentos negros, se
aposentaron en las hamacas cerca de la piscina y colocaron en el centro una mesa
baja. Otras mesitas cerca de las hamacas estaban provistas de aperitivos y
bebidas servidas por Ivana.
Lo primero fue la presentaci�n de las tres mujeres. Digo, dos
esclavas y la ni�a.
La primera designada para presentar sus encantos corporales y
cualidades fue Elena. Colorada como un tomate y congestionada por la habitual
verg�enza de mostrarse desnuda ante desconocidos, hizo de tripas coraz�n y se
exhibi� muy sugestivamente. La exhibici�n que magistralmente hab�a hecho para
excitar a su hijo menor el d�a de su desvirgamiento la hab�a convertido ya en
una experta consumada en mostrar detallada y sosegadamente sus atributos.
Mientras se mostraba, Pau se dio cuenta, a trav�s de su
inevitable c�mara, de los cordelillos de las bolas chinas que asomaban de los
agujeros y le orden� sac�rselas ante el alborozo de los asistentes. Entonces
ella intent� meterse la mano en el co�o y en el culo para lucir m�s habilidades.
La mano del co�o entr�, pero la del culo, pese a tener los cinco dedos dentro no
pudo superar la palma plegada y llegar a la mu�eca. Era una frustraci�n para
ella que sus sesiones con la m�quina no dieran resultados inmediatos.
Despu�s le toc� el turno a Silvia, la novia de Pau, que fue
muy aplaudida por sus exc�ntricos adornos en los descomunales pezones y
cl�toris. Por supuesto llevaba los candados entre las argollas de los labios
vaginales para impedir su uso por all�.
Subi� Ivana a la mesa estrado. Aparte de su espl�ndida
belleza con sus impresionantes ojos, mostr� un cuerpo uniformemente moreno. Se
notaba tomaba el sol desnuda frecuentemente. Eduardo aclar� que su due�o la
alojaba normalmente en una jaula a la intemperie.
El cuerpo era de lujuria, grandes pechos, grandes nalgas y
unos formidables muslos. Destacaban, mientras mostraba sus atributos, sus
bell�simas y suaves manos de largos dedos rematados en unas impecables u�as
largas y pintadas.
Como hab�a adivinado Elena vi�ndola vestida, ten�a exceso de
peso en las caderas y la tripa que formaba algunos rollos, pero ello no le
restaba ni un �pice de atractivo. Casi todo lo contrario, le a�ad�a cierto porte
cautivador. Elena cay� en la cuenta que la gordura no era algo casual,
probablemente su due�o la quer�a as�.
Llamaba enormemente la atenci�n una argolla impresionante de
titanio que atravesaba su vulva por el centro del orificio perforando tanto los
labios mayores como menores e impidiendo totalmente el coito. Como las otras dos
hembras, el pubis pelado hac�a destacar el b�rbaro herraje.
No ten�a anillados los pezones, pero deb�a ser para no llamar
la atenci�n en su funci�n de asistenta, ya que si los ten�a perforados. Ella
misma se encarg� de demostrarlo tomando un grueso bol�grafo del bolsillo de la
camisa de Eduardo y pas�ndolo por las perforaciones. A tenor del calibre del
bol�grafo, los anillos de los pezones deb�an ser tambi�n de r�cord. Desde el
hombro derecho hasta el muslo ten�a un hermoso tatuaje a color representando
escenas s�dicas. Otro tatuaje adornaba su plet�rico pecho derecho encima del
pez�n. En el pubis tenia tatuados tres nombres. Probablemente tres due�os.
Una vez mostradas individualmente se las orden� posar juntas
y los hombres se dedicaron a responder una encuesta sobre ellas de la forma m�s
soez y humillante.
- �Cual tiene mejores tetas?
-�Cu�l tiene mejor culo?
- �Cual te follar�as primero?
- �Cu�l .....?
Elena no gan� ninguna vez salvo la �ltima:
- Si te regalan una, �Cu�l te llevar�as?
Se qued� satisfech�sima. Sobre todo porque Pau hab�a filmado
aquella prueba que la confirmaba como la mejor de las tres en resumen.
Las ordenaron hacer un l�sbico a tres sobre toallas tendidas
en el c�sped y Elena se entreg� a las generosas carnes y boca de Ivana mientras
Silvia se ocupaba de los genitales de las dos.
La dulzura de los besos de Ivana, el tacto de su piel, la
abundancia de sus carnes y la suavidad y pericia de sus manos hicieron estragos
en Elena, quien se corri� r�pidamente ayudada por la manipulaci�n de Silvia en
su cl�toris. Varias veces cambiaron de combinaciones y de juegos, pero
invariablemente Elena se dedicaba a Ivana, fuera a su boca, a sus grandes
pechos, a su jugosa larga y clausurada raja vaginal o al agujero de su ano.
Tambi�n intentaba apoderarse de sus manos, que dirig�a compulsivamente a su
co�o.
En la media hora que dur� el encuentro l�sbico Elena obtuvo
otro orgasmo. Despu�s se enter� que las otras dos hembras ten�an prohibido ese
d�a obtener tal premio. Debieron pasarlo mal.
Al terminar ya estaban los hombres en pelotas y con las
herramientas en ristre. Dos se hicieron cargo de Silvia, entre ellos Tom�s a
quien su hermano hab�a sugerido que probase a su novia. Pau y uno de los negros
se encargaron de Ivana y Eduardo y los dos restantes, entre ellos el otro negro,
se dedicaron a Elena ya que ten�a un agujero m�s disponible que las otras dos
mujeres.
Con los tres agujeros taponados Elena disfrut� enormemente y
agradeci� el tratamiento con la plena entrega de si misma sin restricci�n
ninguna. Las combinaciones iniciales fueron modific�ndose de tal forma que
ning�n hombre dej� de visitar todos los agujeros disponibles. Se entretuvieron
mucho jugando con los ornamentos de Ivana y Silvia.
Estas �ltimas fueron sodomizadas con doble penetraci�n en
compensaci�n por no tener en uso el agujero frontal. Elena hubo de ser
amordazada con una mordaza de bola ya que sus escandalosos y nada reprimidos
orgasmos pod�an llamar la atenci�n de alg�n vecino, aunque la piscina se
encontraba bastante lejos de las casas colindantes y la tapia era muy alta.
La �ltima actividad encontr� a Silvia y Elena folladas dentro
del agua mientras la opulenta Ivana era sodomizada con las manos apoyadas en la
escalerilla. Cuando los chicos quedaron sin munici�n en los test�culos, las
juntaron de rodillas y las ofrecieron una copiosa lluvia dorada que las
obligaron a beber en parte arroj�ndolas despu�s a la piscina para que se
limpiasen.
Mientras repon�an fuerzas y beb�an, a Pau se le ocurri� algo
y llam� al propietario de Ivana.
- �Oye, podr�amos hacer a tu esclava algo fuera del contrato
de alquiler?
.....
- Si, algo fuerte, ya sabes.
......
- Si, claro que pagar�a.�Cu�nto ser�a?.
.....
- Si, solo hoy.
......
- Bueno, esa pasta se la saca mi puta con dos o tres
servicios m�s.
......
- Vale, pues disponemos de ella. Ciao.
Hicieron alejarse a las mujeres un buen rato para que no
escuchasen el concili�bulo y despu�s entraron en la casa a por diverso material.
A Elena le fue administrado un copioso enema que qued�
cerrado mediante un globo hinchable dentro de su recto. Otro globo le fue
inflado dentro de la boca y de �l part�a una cuerda que ataron al larguero de
uno de los soportes de los toldos, de manera que apenas se pudiera apoyar en las
puntas de los pies. Le aplicaron pinzas met�licas en los pezones y en el
cl�toris.
A su lado, del mismo larguero, fue colgada Silvia de las
argollas de sus pezones, tambi�n sosteni�ndose de puntillas con el riesgo de
rasgarse los abultados �rganos si apoyaba los talones. De la argolla de su
cl�toris le fue colgada una de las parejas de las pesadas bolas chinas que Elena
utilizaba para su disciplina de esf�nteres.
A las dos les ataron las manos a la espalda para que no
pudieran agarrarse a las cuerdas de las que colgaban.
Ivana fue colgada del soporte de otro toldo frente a ellas
para que la viesen, aunque Elena, dada la postura que a que le obligaba su
suspensi�n de la inflada boca poco pod�a observar.
Las grandes tetas de Ivana fueron atadas fuertemente en su
base con una cuerda , despu�s Eduardo sac� un cable el�ctrico que pas� por los
grandes orificios de los pezones de Ivana e hizo un nudo dej�ndolos juntos.
A Ivana no le gust� el burdo apa�o y dijo:
- Se�or, preferir�a que utilizase mis propias argollas. Las
tengo en la habitaci�n.
- Pues ve a buscarlas jod�a, lo pod�as haber dicho antes.
- Pido perd�n se�or, pero nadie me lo pregunt�.
Ivana fue soltada y se alej� hacia la casa con una
majestuosidad que poco casaba con el espect�culo de sus enormes pechos
amarrados. Regres� con una bolsa y una cajita que entreg� a Eduardo para que le
colocase los ornamentos que quisiera.
La caja conten�a variedad de anillos, argollas, placas,
barras y otras piezas. Eduardo seleccion� para los pezones unos b�rbaros
mecanismos consistentes en una semiargolla combinada con un pasador que
atravesaba el pez�n y estaba fijado a un resorte apoyado sobre la ar�ola de tal
manera que estiraba el pez�n hacia fuera inmisericordemente.
Eduardo pregunt� sobre otros admin�culos e Ivana le describi�
su utilidad. As� supo que ten�a tres perforaciones en la lengua y otra en el
cart�lago separador de las fosas nasales. Inmediatamente le fueron colocadas las
tres bolitas de la lengua y otra argolla en la nariz colgando sobre el labio
superior.
De la bolsa sali� un ancho collar postural de cuero que
naturalmente le fue colocado, al igual que pulseras de acero, tobilleras y un
cintur�n, tambi�n de acero. Todo ello con sus correspondientes anillas para
sujeci�n.
Examinando mejor el contenido de la bolsa, Pau cambi� de
opini�n sobre el tratamiento que iba a recibir Ivana y le desataron los ya
azulados pechos, Sac� de la bolsa un cepo de acero donde se sujetaron tobillos y
mu�ecas de manera que la v�ctima qued� boca arriba con los muslos bien abiertos.
Una mordaza de bola complet� el aparejo de la esclava.
La bolsa conten�a el equipo completo para el perfecto s�dico.
Un l�tigo iba a hacer las delicias de Ivana, pero ella objet�:
- Disculpe se�or mi atrevimiento, pero dado que antes me dijo
que quer�a estar informado, pongo en su conocimiento que la fusta de cuero de
rinoceronte es la que m�s dolor me ocasiona.
Obviamente se seleccion� la fusta de cuero de rinoceronte.
Cada uno de los hombres por turno arre� un fustazo sobre los
pezones. Como eran impares una de las tetas iba a quedar agraviada
comparativamente al recibir un fustazo menos, as� que Eduardo reclam� el derecho
de repetir por ser el de mayor edad.
Dieron la vuelta a la esclava para proceder a fustigar
primero sus ri�ones y despu�s las nalgas. Para postre dejaron el interior de los
muslos y el pelado co�o. La mujer hab�a recibido un total de 40 fustazos, as�
que no fue de extra�ar que no se tuviera en pi� cuando la soltaron del cepo.
Elena observaba aterrada las enrojecidas marcas en la suave
piel de su querida Ivana. Se imagin� el dolor de los fustazos aplicados en las
partes m�s sensible y aumentados por los herrajes, singularmente la enorme
argolla del co�o, de deb�a transmitir el golpe hasta lo m�s profundo de la
vagina.
Era la primera vez que contemplaba una muestra de lo que la
esperaba tan pronto se divorciase, pero curiosamente, aunque le espantaba ver el
tratamiento de Ivana, no tem�a tanto el que su hijo se lo aplicase a ella. Es
m�s, la sola idea de ello le hac�a humedecer la vulva y sentir cierto cosquilleo
por la columna vertebral pese a los brutales retortijones de tripa que le
provocaba el enema.
A Ivana le trabaron las mu�ecas al cintur�n met�lico y la
colgaron del travesa�o por la argolla de la nariz, tambi�n de puntillas como las
otras. La otra pareja de bolas chinas de Elena le fue colgada del anillo del
co�o y unas plomadas de su bolsa, de las argollas de los pezones, ya de por si
bien torturados por el estiramiento del artefacto con resorte. La c�lebre bolsa
les provey� de un bastidor regulable con el que la comprimieron fuertemente los
pechos.
Pau indic� entonces la necesidad de castigar a su novia que
le hab�a confesado haber tenido un orgasmo disimulado durante la org�a anterior.
La muchacha recibi� una tanda de 20 azotes en las redondas y blancas nalgas con
una pala de ping pong que las dejaron con un hermoso color bermell�n muy
contrastado con el resto de su blanca piel. No se desgarr� los pezones de
milagro y hubo de ser descolgada ya que ten�a calambres en los pies y no
resistir�a m�s sin apoyar las plantas.
Ya solo quedaba Elena, angustiada por un lado y ansiosa por
otro. Deseaba ser azotada por sus hijos, pero sab�a que no lo har�an por las
marcas.
Elena fue golpeada varia veces en el vientre con el pu�o para
agitar el l�quido de sus intestinos y aumentar sus dolores. Los golpes no fueron
violentos ya que Pau avis� de su estado de buena esperanza Tras ello fue
descolgada, puesta a cuatro patas con el culo en pompa y destaponada para ver
cuanta distancia alcanzaba el chorro que inevitablemente deb�a expulsar por su
ano.
Por �ltimo las obligaron a mearse entre si y tras ser
liberadas de sus restricciones, fueron arrojadas a la piscina. As� termin� la
org�a.
Elena contempl� con preocupaci�n, mientras volv�a a
introducirse sus inseparables bolas chinas, el desastre provocado en el jard�n
por la fiesta. Tras despedirse los invitados, ella e Ivana se dedicaron a
recoger todo y limpiar antes de la llegada de su marido. Pero era indisimulable
el efecto producido en el hasta entonces impecable c�sped que era el orgullo y
el producto de innumerables horas de dedicaci�n de su esposo.
El uso de su cuerpo aquella ma�ana no la libr� de atender a
los dos clientes ya concertados por la tarde y otro m�s que a�adi� Pau para ir
recaudando el pago por la flagelaci�n de Ivana. Cay� rendida en la cama sin
acordarse de sus bolas y justamente su marido le solicit� el d�bito conyugal.
Tuvo que arg�ir ganas de orinar para librarse de sus disciplinas y entregar su
cuerpo a su esposo sin alcanzar, por primera vez, un orgasmo.
Al d�a siguiente Elena le pidi� a Pau que le ense�ase la
p�gina web donde se la ofrec�a como ramera.
Qued� extasiada viendo las fotos que le hab�a hecho Pau al
efecto y otras de sus diversos lances, incluyendo el coito con los perros o los
asnos. No se la ve�a la cara, pero Pau hab�a seleccionado las fotos para que se
mostrase bien su anillo de casada. El lenguaje era crudo:
Incre�ble mujer lasciva, casada y con hijos que se prostituye
por placer. Presta todo tipo de servicios sin reparo. Puede ser contratada para
servir tambi�n a mujeres, grupos sin l�mite e incluso a animales. Si no queda
satisfecho se le devolver� su dinero.
A continuaci�n se expon�a el cuadro de tarifas seg�n la clase
de servicios y el tiempo de contrataci�n. En un alarde de generosidad de Pau,
los servicios a grupos no se incrementaban a partir del d�cimo componente, es
decir que cobraba igual por ser follada por diez que por cien. Eso la pareci�
peligros�simo y cuando se lo coment� a su Amo, �ste solo respondi� con una
sonrisa mal�vola.
. . . .
Continuar�.