Les recuerdo que todo lo que escribo es real, ya que lo que
me excita de escribir es exhibirme. Escribir algo falso ser�a como mostrar un
dildo en vez de mi pene. Ante ustedes exhibo mi sexualidad verdadera, no
fantas�as.
Cuando estuve en el D.F. viv� solo en unos condominios donde
era com�n encontrar hogares en donde no hay padre y la madre trabaja. En estas
condiciones, la curiosidad y la buena voluntad de tipos como yo son la causa de
muchas jovencitas que est�n cansadas de la soledad y cuyas hormonas est�n
despertando, experimenten sensaciones nuevas.
La primera vez que vi a Hanna fue un domingo en el tianguis.
Estaba jugando con una ni�a mientras sus madre compraba las cosas. Su rostro
dulce contrastaba con los senos frutales que se dibujaban detr�s de su top.
Adem�s ten�a una cintura de esas que hacen fantasear movimientos ex�ticos y
penetraciones estrechas.
Me le qued� viendo mientras me tomaba un agua de coco y
paseaba por los puestos. Por fin logr� captar su atenci�n e intercambiar algunas
sonrisas. Ella sigui� revoloteando alrededor de m� junto con la ni�a. Se
correteaban una a otra entre la gente.
Encontr� la oportunidad en que durante su juego se separaron
y tom� a la ni�a del brazo.
-Dile a tu amiga que es muy bonita, por favor.
La ni�a sonri� y corri� entre la gente. Al recibir el
mensaje, Hanna se empez� a acariciar el pelo mientras me lanzaba miradas
furtivas. Yo segu�a pretendiendo mirar los productos de los puestos. De pronto
escuch� una voz detr�s de m�:
-Mi prima dice que c�mo te llamas.
-Andr�s. �Y ella?
-Hanna.
Se fue y le dijo. Pero su mam� lleg� con bolsas de mandado y
se fueron caminando hacia la unidad habitacional. Sin que se dieran cuenta las
segu� y tom� nota del edificio en donde viv�an.
El lunes aprovech� mi hora de comina, que coincid�a con la
hora en que las chicas sal�an de la secundaria, para ir a buscarla. Me puse unos
jeans todos agujereados que ten�a y una playera, para restarme formalidad, y
sal�.
Ven�a sola. Vest�a el uniforme de la secudar�a. La mochila
que cargaba le jalaba un poco la blusa de tal forma que le descrubr�a el hombro
y parte de un seno que de cerca, bajo la soltura y trasparencia de la blusa
escolar y un sol intenso que adelgazaba la tela, parec�a un planeta suave y
conocido s�lo por las gotas de sudor que bajaban hasta perderse en lo inh�spito,
donde reinaba un pez�n que seguramente no conoc�a la saliva del hombre.
-Hola, Hanna, �vienes de la secu?
-S�.
-Vas a comer.
-S�, pero me da flojera calentar la comida.
-�No te la prepara tu mam�?
-Est� trabajando.
Me dijo que era hija �nica y que su madre regresaba hasta las
seis. Yo le dije que no era de la ciudad y viv�a solo.
-Yo tampoco he comido. �Por qu� no pedimos una pizza en mi
departamento?
-No, mi mam� me matar�a si supiera que entre a tu depa.
-Bueno, nos la comemos en el parque.
-Bueno.
Yo viv�a en otro edificio, en la planta baja, as� que nos
pusimos a comer en el parque peque�o que se ve�a desde la ventana de mi cuarto.
Cuando terminamos empezamos a platicar de muchas cosas. Era obvio que no ten�a
nadie con quien platicar y que, debido a su inexperiencia, me tom� confianza muy
r�pido. Me dijo que su pap� las hab�a abandonado el a�o anterior y que le hab�a
dolido mucho porque lo quer�a mucho y lo que m�s le importaba era lo que �l
pensara de ella.
-�Te importa que los hombres piensen bien de ti?
-Es muy importante, eso me dec�a mi pap� -asegur�- y luego
cambi� de tema y pregunt�: -�Porqu� tienes agujereado los jeans? -me pregunt�
mientras tocaba mi rodilla a trav�s de los agujeros con su �ndice.
-Son un robot y esos son mis botones. Oprime �ste.
Oprim�o mi rodilla y yo saqu� la lengua fingiendo ser robot.
Repiti� el ejercicio y nos atacamos de risa.
-�Por qu� no oprimes otro a ver qu� pasa?
As� fue subiendo por los agujeros hasta que toc� uno muy
arriba.
-Voy al ba�o. �Me esperas tantito? -le ped�.
Entr� al departamento y coloqu� mi c�mara de video en la
ventana para que captara el lugar donde estaba Hanna. Me quit� la ropa interior.
Ampli� el agujero que estaba en la parte superior de los jeans, a algunas
pulgadas del zipper.
Regres� con Hanna y empezamos a platicar de muchas cosas. Me
logr� acomodar de la forma correcta, reclin�ndome m�s, y pude ver que sus ojos
bajaron y se abrieron al ver lo que hab�a detr�s. Seguimos platicando de
tonter�as, pero not� como ella se emocion� y se puso un poco nerviosa.
Despistadamente empez� a tocar mi rodilla a trav�s de un
agujero, luego m�s arriba. Empec� a sacar la lengua, o poner cara de bobo o
cualquier cosa conforme oprim�a distintos "botones". Sent� c�mo las presiones de
su dedo sub�an hasta que los bell�simos senos de Hanna dieron un peque�o salto y
luego empezaron a suavemente y bajar su blusa suavemente cuando toc� la bajo la
punta de mi miembro, justo en el prepucio. Los dos fingimos que no pasaba nada y
cambiamos de tema, pero la tibia llema de su dedo inexperto segu�a reconociendo
mi piel.
Le puse la mano en el hombro y la acerqu� a m�. Tambi�n puse
su mochila sobre mi regazo para encubrir lo que hac�a su mano detr�s. No pasaba
nadie, y hab�a tantos �rboles que de las ventanas de los departamentos no se
hubiera visto nada, excepto del m�o que estaba cerca y en primer primo. El hecho
de saber que s�lo ella y yo pod�amos ver donde ten�a su mano le dieron
confianza.
As� pasamos varias tardas. Sin llegar a m�s. Fingiendo que no
pasaba nada. Sin tocar el tema. Ella agarr� la costumbre que desde que me ve�a
pasar por ella en mis jeans agujereados, se acercaba y balanceaba su brazo para
rozar disimuladamente el lugar de mi pantal�n detr�s del cual estaba mi pene.
As� nos �bamos caminando hasta el parque y ella iba roz�ndome discretamente
suficientes veces como para que una vez en nuestra banquita favorita mi pene ya
estuviera duro.
Un d�a decid� dar el siguiente paso y le dije.
-Eres muy hermosa -le dije- �quieres ser mi novia?
-No me deja mi mam�. Adem�s tienes veintitr�s.
-Dame aunque sea un beso, entonces.
-No, nada m�s somos amigos -dijo, pero sus dem�s dedos, que
se sintieron m�s seguros detr�s de la mochila, estaban curiosiando toda la punta
de mi pene poni�ndolo a punto de dar de s�.
-�Te puedo preguntar algo y no te enojas?
-S�, claro -dijo ella.
-�Alguna vez has tocado un pene? -en ese momento corr� el
pantal�n hacia un lado para que saliera por el agujero mi pene.
Ella, al verlo por primera vez, solt� una risa nerviosa, lo
apret� �vidamente (tambi�n por primera vez, ya que antes no hab�a pasado de
caricias) y dijo:
-No nunca
No sab�a exactamente como estimularlo, lo tocaba m�s bien por
descubrirlo.
-�Sabes que pasa cuando tocas mucho un pene?
-Se pone duro, lo vimos en biolog�a.
-�Y luego?
-Se mete adentro de la mujer y sale el semen.
-�Sab�as que si lo tocas mucho mucho no tiene que meterse
adentro de la mujer para que salga el semen?
-No, no sab�a.
En ese momento el orgasmo m�s lento y delicioso de mi vida
empez� a ponerme el vello de punta y a mojar la tibia piel de de Hanna. No pude
evitar soltar un gemino. Una gota sali� tan fuerte que cay� en uno de los senos
de Hanna y se mezcl� con su sudor para luego bajar hacia lo oculto.
-Ven a mi depa, quiero ense�arte algo.
-No puedo.
Le insist� mucho pero no acepct�, y recurr� al famoso plan B.
Me met� al depa y le llam� desde la ventana.
-Mira -le ped� y le mostr� el video en la pantalla de la
c�mara.
-Te he filmado todas las tardes. Si no pasas a mi depa todos
los chavos de la unidad lo van a ver.
Me dijo que era un pendejo y se fue corriendo. Al d�a
siguiente la fui a esperar a donde la hab�a conocido. Ella me vio. Se notaba que
hab�a estado llorando. Le mostr� el cassette y me acompa�o en silencio hasta mi
departamento.
-No te preocupes -le dije- nadie se va a enterar.
A las pocas semanas, cuando su vientre conoci� sus primeros
orgasmos, ya no ten�a que chantajearla ni pasar por ella. Ella llegaba a mi
puerta y entraba con besos y quit�ndose la blusa. Mis semen conoci� todo lo que
se pod�a conocer de su cuerpo. La recuerdo hincada en la cama, mordiendo la
s�bada, con sus hermosas caderas presionadas por mis dedos, con sus senos
balanc�andose y gritando que s�, que s� quer�a que yo fuera su padre.
Ella result� ser m�s sexual de lo que yo hab�a pensado y yo
result� queri�ndola m�s de lo que la deseaba.
Sin embargo, una tarde no la vi m�s, pens� que estaba enferma
o algo as�, mas tampoco la vi el resto de la semana. El domingo fui al tianguis.
Estaba muy triste y quer�a alegrarme con un agua de coco.
-Hola, Andr�s -me dijo una voz juvenil mientras ve�a los
productos en los puestos.
-�Con qui�n vienes? -le pregunt� a la primita de Hanna.
-Con mi mam�.
-�Y Hanna?
-La mandaron a vivir a Quer�taro con mis abuelos.
-�Por qu�?
-La corrieron de la escuela.
-�Por qu�?
-Me dijo mi mam� que se met�a al ba�o de hombres -me dijo.
El cuerpo de la ni�a a�n no era atractivo, pero la curva
precoz de sus caderas promet�a mucho.
-�Por eso la corrieron?
-Hanna me dijo que hac�a con ellos lo mismo que hac�a
contigo.
Me qued� p�lido. Mientras se iba me volte� a ver y agreg�:
-El pr�ximo a�o entro a la secu.
Mi miembro estaba erecto bajo mis jeans agujereados.