El otro d�a, y como hago todos los d�as, guard� el coche en
la cochera: lo aparco en mi sitio, lo cierro... pero oigo pasos, miro a ver
quien es y era �l que iba a coger el ascensor. No me hab�a visto, as� que le
dej� pasar para que entrara �l primero en el ascensor y luego yo.

Ese d�a yo estaba cachonda, muy cachonda: ven�a del bar donde
estuve bromeando con unos t�os que me tiraron los tejos directa e
insistentemente, y despu�s de aquella conversaci�n y... como era l�gico, mi sexo
estaba mojado.

Se apagaron las luces de la cochera y nos quedamos a oscuras,
momento en el que yo aprovech� para acercarme a �l. Subi� en el ascensor y muy
sigilosamente yo detr�s de �l; la luz segu�a apagada... presiona el bot�n
correspondiente a su piso, me sit�o justo detr�s de �l: es de mi altura, con el
pelo corto, unos ojos grises preciosos, hoy estaba vestido de cuero, con lo que
se marcaba m�s perfectamente, la redondez de sus perfectos genitales. Me acerco
un poquito m�s, hasta que su chupa roza mis senos, que se ponen duros al notar
el fr�o cuero rozando mis pezones y comienzo a besarle el cuello; mientras tanto
aprovecho la ocasi�n para pulsar el bot�n de parada del ascensor; se asusta ante
una presencia desconocida, le hago callar de una forma muy sensual con mi dedo
pasando por sus labios, bajando por el cuello para desabrochar su camisa.

S� da la vuelta y, sin todav�a saber quien soy, me busca me
huele me saborea antes de probarme... comienza a besarme muy intensamente; me
coge la cabeza y mete sus dedos entre mi pelo, movi�ndola a su gusto a la vez
que sus besos se hac�an cada vez m�s profundos; me la mov�a a la derecha, a la
izquierda... ah...! esos movimientos me estaban poniendo a 100. Me cogi� de la
cintura, apret� su pelvis contra la m�a, me llev� hasta una de las paredes del
ascensor, lentamente llev� sus manos hacia mis pechos; uf...! primero les pas�
un dedo h�medo y luego me los pe�izc�: "Me ponen mucho las tetas duras de una
mujer". Suelto un leve gemido y le aprieto contra mi cuerpo, toco su culo
redondito y lo acerco a mi sexo. Me coge de nuevo por la cintura y me levanta;
ahora la que besa intensamente soy yo: se desabrocha el pantal�n, cruzo las
piernas por detr�s de su espalda y me deja caer. Al hacer esto, el pantal�n se
le cae y con el roce de mis piernas, le bajo los calzoncillos y como tiene la
polla tiesa, ella sabe que es lo que tiene que hacer. Sin dejar de besarnos, me
folla, me penetra fuertemente, clava su gran y erecto punz�n en mi mojado
co�ito; ���m...!!! que placer, me sube y me baja, me hace disfrutar una y otra
vez. Despu�s de un largo, prolongado y placentero orgasmo, le digo al o�do: "Mi
intenci�n era follarte yo". Me da un par de meneos m�s y me deja en el suelo.
Nada m�s posarme, me intento relajar, pero sin dejar que decaigan los �nimos,
por lo que continuo meti�ndole la lengua hasta el ombligo.

Esta vez soy yo la que le lleva hasta la pared del ascensor:
le levanto las manos y se las pongo encima de la cabeza, como si estuvieran
atadas y no se las dejo mover; a continuaci�n le beso el cuello, le muerdo el
l�bulo de la oreja, bajo hasta su pecho y le muerdo las tetillas, le beso el
torso; sigo bajando y bajando, paso el ombligo y llego hasta ese punz�n que hace
un ratito me hizo gemir y suspirar de placer; ahora le dar� placer yo. Me pongo
a chupar como si de un rico helado se tratase, se iba endureciendo y alargando,
pero yo quer�a m�s, as� que continu� con la mamada que le estaba haciendo a mi
vecino a oscuras. Cuando estaba como yo quer�a, hice que se tirara en el suelo y
me monte en su falo, y... adelante y atr�s, adelante y atr�s, ��i...! que bien
sabe, que rico es cabalgar encima de una polla como la de mi vecino. Nos
corrimos otras tantas veces y nos levantamos, nos vestimos y �l sali� del
ascensor.

Aun sin saber quien era yo, al salir me dijo: "Espero volver
a coincidir contigo pronto, te lo montas muy bien"; yo no dije nada, pero
tambi�n espero la pr�xima vez.