Luisa y su hija
Luisa es una se�ora de su casa. Casada con su marido desde
que tenia 20 a�os y sin conocer otro hombre que no sea �l.
Luisa tiene 45 a�os, pero sigue luciendo un cuerpazo.
Sus pechos son grandes, con dos grandes rosetas y un par de
pezones rojos casi tirando a viol�ceos. Luisa luce un buen culo, bastante
grande. Dan ganas de cogerlo y estrujarlo. La concha la lleva bien arreglada,
los labios depilados, y un triangulo de pelo bien recortadito en la parte
superior. Parece una flecha que indica el lugar del tesoro.
Luisa trabaja en una tienda de ropa para caballero, y le
gusta provocar un poco. Sabe que tiene un buen cuerpo y lo luce.
El d�a que quiero contaros Luisa estaba trabajando como
cualquier otro d�a pero los clientes no entraban. Era casi la hora de cerrar
cuando apareci� por la puerta un joven de unos 23 a�os, muy bien parecido,
moreno y bastante musculoso. Se notaba que le gustaba cuidarse.
Luisa fue a atenderle, le ense�� unos cuantos pantalones y le
indic� donde estaban los probadores. Jorge, as� se llamaba el chico, llevaba
alg�n tiempo observando a Luisa y la verdad le tenia ganas.
Se prob� un pantal�n y sin camisa sali� para preguntar como
le sentaba.
La verdad, Luisa, Ante el torso desnudo de Jorge no tenia ni
idea de c�mo le sentaba el pantal�n, a�n as� se forz� y le dijo que bien pero
que se probara el otro.
Jorge satisfecho por el efecto que causaba en Luisa hizo lo
que le ped�a, pero no termin� de correr bien la cortina para que ella pudiera
ver que debajo del pantal�n no llevaba nada.
As� fue, Luisa vio las nalgas de Jorge a trav�s de la
cortina. No entend�a nada, pero no pod�a dejar de mirar. La situaci�n la
calentaba por momentos.
Jorge sali� otra vez del probador con un pantal�n algo largo
y la cremallera bajada. Luisa movida por la costumbre se acerc� a Jorge para
arreglarle los bajos del pantal�n quedando ante sus ojos, la cremallera bajada y
la ya nada reprochable erecci�n de Jorge.
Luisa no pod�a dejar de mirar el bulto del pantal�n.
Jorge sin pensarlo dos veces desabroch� el bot�n dejando caer
el pantal�n al suelo y quedando a la vista de Luisa su palpitante erecci�n.
Luisa no pensaba, simplemente se relami� los labios como si
estuviera viendo un polo de fresa y le lami� el glande.
Luisa termin� de quitarle el pantal�n y todav�a de rodillas
sigui� saboreando la polla de Jorge.
La lengua de Lucia acarici� todo el tronco de Jorge desde la
base hasta el glande muy despacio mientras con las manos jugaba con los huevos.
Cuando la erecci�n de Jorge ya no tenia marcha atr�s esta se
meti� un huevo en la boca y sorbi�.
Sus manos no estaban quietas, la derecha le pajeaba y la
izquierda apretaba su culo.
Despu�s de un huevo, el otro.
Cuando se cans� de lamer los huevos, se dirigi� hacia el
glande y abriendo la boca al m�ximo se trag� toda la polla hasta que le toc� el
paladar, mientras su mano hab�a encontrado la puerta trasera y ya tenia un dedo
en su culo.
Los labios de Luisa apretaban la polla de Jorge con ganar,
casi parec�a que quer�a orde�arlo y con los dientes rozaba el glande de vez en
cuando.
Luisa sabia lo que hacia y Jorge ya no pudo mas y as� se lo
dijo. Luisa no apart� la boca y se trag� todo lo que Jorge le dio, que no fue
poco.
Luisa se dio cuenta de lo que acababa de pasar y sali� del
probador roja como un pimiento.
Jorge no quer�a que aquello terminara as�, se visti� y sali�
corriendo tras ella.
_Luisa, llevaba mucho tiempo deseando esto. Por favor, no te
arrepientas ahora. No me dejes as�. Deja que te compense.
No es necesario que me contestes ahora, pi�nsalo, volver�
ma�ana a esta hora, pero por favor de que ser�s m�a.
Jorge sali� de la tienda sin mirar atr�s, tenia miedo de c�mo
iba a reaccionar Luisa.
Aquella noche fue interminable, Luisa no dejaba de pensar en
lo que hab�a hecho y lo peor de todo es que cada vez estaba mas mojada.
Al d�a siguiente tuvo bastante trabajo pero no pod�a quitarse
a Jorge de la cabeza y cada vez que entraba un nuevo cliente por la puerta se
giraba esperando verle.
Como el d�a anterior cuando Luisa se qued� sola entr� �l en
la tienda.
Luisa estaba muy excitada.
_Dime que aceptas mi proposici�n. Di que ser�s m�a.
Luisa por toda respuesta agarr� a Jorge de la mano y lo llev�
a la trastienda. Una vez all� dirigi� su mano hacia su concha para que notara lo
mojada que estaba.
_De la manera que me tienes es casi imposible que te diga que
no, pero aqu� en la tienda es demasiado peligroso. Ven el s�bado por la tarde a
mi casa, mi marido no estar� y mi hija tampoco.
_De acuerdo, ya tengo ganas de que llegue.
Jorge estaba feliz y tremendamente excitado. Por fin se
coger�a a Luisa.
Los d�as fueron eternos y las noches infinitas pero al final
lleg� el s�bado.
Los dos se acicalaron y se fueron calentando a medida que
pasaban las horas.
El marido de Luisa estaba en un viaje de negocios y la hija
se fue despu�s de comer con las amigas.
Por fin lleg� la hora.
Jorge toc� la puerta.
Estaba tan caliente que no pod�a disimular la erecci�n.
Luisa le abri� la puerta y le indic� que pasara.
_Ponte c�modo, voy a por unas cervezas a la cocina.
Jorge no dijo nada pero sigui� a Luisa hasta la cocina y
antes de que pudiera alcanzar unos vasos, la ten�a rodeada por la cintura y
apoyada en la encimera.
Le dio la vuelta muy despacio sin quitar la vista de su cara,
esperando ver el deseo reflejado en sus ojos.
As� fue.
Jorge le quit� la blusa y dej� a la vista aquel par de
cantaros de miel presos en un sujetador de encaje negro.
Estaban tan juntos que Luisa notaba perfectamente la erecci�n
de Jorge, incluso le pareci� notar como crec�a, si es que era posible.
Luisa baj� las manos hacia el pantal�n de Jorge, para
liberarlo y poder tocarlo al fin.
Deseaba volver a tocarlo.
Jorge tenia tantas ganas que no pudo controlarse m�s, la
subi� a la encimera y de un solo golpe la ensart� hasta el fondo mientras sorb�a
aquellos enormes pezones.
Luisa dej� escapar un grito de placer y abri� bien la s
piernas para permitir que la penetrara bien profundo. Quer�a sentirlo bien
dentro.
Con sus manos recogi� sus tetas y se las ofreci�.
Jorge iba de un pez�n a otro sin parar de taladrarle el co�o.
Los dos se iban a correr.
Estaban tan calientes que enseguida explotaron.
Luisa, despu�s de quedar llena de la leche de Jorge, baj� de
la encimera y se arrodill� delante de este para limpiarle la polla.
Luisa y Jorge no se hab�an dado cuenta, pero mientras ellos
dos fallaban como adolescentes en celo en la calle hab�a estallado una tormenta,
y Ana la hija de Luisa hab�a regresado a casa.
Ana es alta, delgada y morena. Es muy atl�tica y de escasas
curvas pero con la insultante juventud de los 17.
Ana llevaba un rato en la puerta viendo como un desconocido
se corr�a en el cuerpo de su madre y no solo eso, adem�s esta le chupaba la
polla. Es curioso pero en lugar de asquearle lo que vio lo que consigui� fue
calentarla.
Jorge se dio cuenta de la presencia de Ana mientras su madre
le limpiaba la polla. Al ver tal damisela en el quicio de la puerta y gracias a
las caricias que Luisa le daba en la polla consigui� muy pronto otra erecci�n.
Jorge con un gesto de cabeza le indic� a Ana que se uniera a
la fiesta.
Ana como si fuera una aut�mata se arrodill� junto a su madre
y esper�.
Luisa al ver a su hija se puso colorada y quiso darle una
explicaci�n.
No hizo falta.
Tan pronto como Luisa dej� de chupar la polla de Jorge se
apoder� de ella Ana que no tenia tanta experiencia como su madre pero s� muchas
ganas.
Luisa comprendi� y viendo la expresi�n de satisfacci�n de
Jorge se puso a desnudar a su hija.
Madre e hija quedaron completamente desnudas y a su
disposici�n.
Jorge agarr� a la madre y la tumb� encima de la mesa y hundi�
su cabeza en la concha de esta.
Ana por su parte se subi� tambi�n encima de la mesa y se
coloc� de rodillas con su chocho en la boca de su madre.
Luisa se puso a lamer aquel joven chochito mientras Jorge le
mord�a el suyo.
Luisa estaba muy mojada, sus flujos humedec�an su ano y Jorge
aprovech� y le meti� primero un dedo. Viendo que no encontraba resistencia le
meti� otro dedo sin dejar de sorber aquel chochito.
Ana gracias a los expertos labios de su madre estaba teniendo
su primer orgasmo. Luisa se bebi� todos los jugos de su hija y tambi�n se
corri�. Jorge tampoco desperdici� nada.
Cuando ambas terminaron las coloc� a las dos, una al lado de
la otra con sus pechos sobre la mesa de la cocina y los culos en pompa.
Ten�a que cogerlas por el culo.
Llevaba tiempo so�ando en meterla en el culo de Luisa as� que
empez� por esta que ya estaba algo dilatada.
Mientras ensartaba a la madre sin piedad, con los dedos
empez� a preparar a la hija.
Primero un dedo, luego dos, luego tres. Cuando estuvo lo
suficientemente abierto sac� la polla del culo de Luisa y la meti� en el de su
hija.
Esta no esperaba que fuera tan brusco y solt� un chillido de
dolor, pero pronto se convirti� en gemidos de placer.
Mientras se tiraba a la ni�a, Jorge chupaba las tetas de
Luisa y le met�a los dedos en el co�o.
Ambas se corrieron otra vez y cuando Jorge lo sinti� no pudo
aguantar mas y se sali� del culo de la ni�a.
Hizo que las dos juntaran las bocas en su polla y que ambas
bebieran de su simiente de macho.
_Bueno peque�as, me hab�is exprimido bien. Espero repetirlo.