Relato: Trio Turistico





Relato: Trio Turistico

TRIO TURISTICO


Aquella noche mi marido y yo decidimos ir a cenar a un asador
donde preparan una especialidad en carne picante deliciosa, pero como suele
ocurrir en estos casos el local estaba de bote en bote y hab�a que esperar al
menos una hora para encontrar mesa, el camarero nos dijo que si no nos
importaba, nos pod�a acomodar junto a otra pareja que ocupaban una mesa de
cuatro personas. A los dos nos pareci� bien y el camarero nos acompa�� hasta la
mesa. Pregunt� igualmente a la pareja si les parec�a bien acomodarnos junto a
ellos y amablemente accedieron.



Era un joven matrimonio de m�s o menos nuestra edad y ambos
muy atractivos, ella era muy guapa con una melena casta�a y mechas rubias y unos
ojos preciosos, �l era moreno y tambi�n muy guapo. Hicimos las presentaciones:



Hola, yo me llamo Lydia, �l es mi marido Carlos. - dije yo.


Hola, encantado yo soy Tono y mi mujer se llama Mar�a. -
contest� �l.



Despu�s de la presentaciones y tras entrar en conversaci�n,
debo reconocer que me sent� atra�da por Tono, me gustaba y ve�a que yo tambi�n a
�l. Imagino que en el otro caso, osea tanto mi marido como Mar�a tambi�n se
gustaban mutuamente. Se ve�a que congeniamos perfectamente los cuatro.



Ellos eran dos turistas accidentales, pues su destino era
Galicia por motivos de trabajo para Tono, pero debido a que ten�an dos o tres
d�as libres aprovecharon para visitar nuestra ciudad.



As� fue transcurriendo la velada en aquel asador con dos
desconocidos que poco a poco se fueron haciendo amigos, hasta tal punto que
quedamos para el d�a siguiente en ir juntos de acampada a los Picos de Europa,
pues ten�an muchas ganas de conocerlo y como dispon�amos de dos d�as, estuvimos
encantados en acompa�arles, lo cierto es que fueron muy atentos en todo momento,
adem�s qu� mejores gu�as que nosotros para acompa�arles.


Al d�a siguiente por la ma�ana quedamos donde hab�amos
convenido y les recogimos en nuestro 4x4 para dirigirnos a Picos, hicimos las
compras de rigor por el camino y continuamos hasta la base de una de las
impresionantes monta�as. Hac�a much�simo calor, ya que era agosto y all� se
estaba de maravilla. Buscamos el lugar ideal para plantar la tienda y al final
nos decicidimos por un peque�o llano junto al r�o.


Mar�a y yo hicimos muy buenas migas enseguida y parec�a que
nos conoci�ramos de toda la vida. Una vez instalada la tienda, nos cambiamos de
ropa con algo m�s c�modo por turnos, primero las chicas y luego los chicos. As�
que all� est�bamos los cuatro solos en medio de un paraje precioso y dispuestos
a pasar un entretenido fin de semana. Los chicos se ataviaron con camisetas y
ba�adores tipo boxer, Mar�a con unos pantalones cortos de ciclista color naranja
con body a juego y yo con la parte de arriba de un bikini y unos shorts cortos
vaqueros.


Nos cargamos las mochilas al hombro y partimos en la primera
expedici�n por los alrededores. Pod�a notar como cuando camin�bamos en esta
excursi�n, Tono no me quitaba ojo del trasero y cuanto m�s me miraba, m�s lo
mov�a yo, pues me encantaba provocarle. Su c�mara de v�deo estaba m�s veces
apuntando a mis posaderas que al paisaje. Mar�a deb�a hacer lo propio con Carlos
pues se le ve�a muy nervioso. No caminamos durante mucho tiempo ya que se
acercaba la hora de comer y regresamos pronto a la tienda. Preparamos una
suculenta comida con una ensalada de arroz y fr�o y algo de pollo.


Despu�s decidimos darnos un ba�o en el r�o pues hac�a un
calor asfixiante. Lo sorprendente fue cuando Mar�a se despoj� de sus prendas
apareci� en un diminuto tanga lo que provoc� una tremenda erecci�n a mi marido.
Yo no ten�a una prenda tan peque�a pero aquel bikini blanco me sentaba muy bien
y sin duda que a Tono le encant�, sobretodo porque al mojarse se transparentaba
casi por completo y pod�a verse claramente tanto mis rosados pezones a trav�s de
la tela como el recortado vello de mi pubis, pero lejos de incomodarme, aquello
me excitaba.


Nos pasamos un buen rato en el agua y aprovechamos la buena
temperatura de la tarde para volver a recorrer otro sendero y disfrutar del
espl�ndido paisaje. Tono no dejaba de mirarme y eso me encantaba, a mi tambi�n
me gustaba �l. Fue muy atento conmigo en todo momento y me ayudaba a subir por
alg�n sendero tendi�ndome su mano muy caballerosamente. En un alto del camino
descansamos un rato y no sab�a exactamente cuanto tiempo llevaba, pero me di
cuenta que Tono segu�a enfoc�ndome con la c�mara, sin duda quer�a llevarse al
menos el recuerdo de haberme conocido, pero yo present�a que algo m�s que eso
iba a suceder...


Al mismo tiempo Carlos estaba empezando a mosquearse, yo lo
notaba, porque se estaba dando cuenta del descaro con el que Tono me miraba. Lo
cierto es que a mi esa situaci�n todav�a me excitaba m�s, no s�, creo que las
mujeres somos as�, nos gusta provocar, eso nos mantiene mucho m�s atractivas, es
muy excitante y si adem�s eso provoca celos, mejor que mejor... Uno de mis
mayores placeres es el de sentirme deseada.


La tarde cay� y se hizo de noche en un abrir y cerrar de
ojos, entre monta�as se oscurece todo mucho m�s r�pido. Volvimos a nuestro
campamento, preparamos algo para cenar y encendimos la obligada hoguera, donde
all� se cuentan muchas cosas, desde las tradicionales historias de miedo,
pasando por los chistes, para acabar contando nuestros m�s �ntimos secretos.


�Cu�l es vuestra fantas�a? - nos pregunt� Tono en aquella
conversaci�n que iba calent�ndose m�s que la hoguera.


Bueno... yo... - Carlos no se atrev�a a responder.


Mi fantas�a - continu� yo - es hacer el amor en un lugar
p�blico donde alguien te vea, no s� si me atrever�a a hacerlo, pero la idea me
excita. Voyerismo es cuando te gusta mirar, pero no s� como se llama cuando te
gusta que te miren, esa es mi fantas�a.


�Y por qu� nunca la has llevado a cabo? - pregunt� Mar�a -
Eso no es tan dificil.


No s�, quiz�s por timidez, por verg�enza, no s�... -
contest�.


�Y t� Carlos? �cu�l es tu fantas�a? - pregunt� nuevamente
Mar�a.


�Yo?... Bueno, una de mis fantas�as incofesables es hacer el
coito anal, nunca lo he hecho y me encantar�a.


Cuando Carlos dijo eso, me qued� estupefacta, pues a pesar de
que nunca he dejado que me perforara el culito, lo hab�a hecho con otros chicos
en otras ocasiones y no me hab�a atrevido a cont�rselo nunca y menos todav�a
tras su insistencia en hacerlo.


Bueno - prosigui� Carlos - �y vosotros?


Nosotros tenemos m�s o menos la misma fantas�a... - dijo
Mar�a - ...y es... hacer un tr�o. Siempre lo hemos pensado, pero nunca lo hemos
llevado a cabo.


Yo pensaba para mis adentros que aquello pod�a suceder en
cualquier momento e intu�a que no muy tarde.


Seguimos charlando durante varias horas alrededor de la
hoguera, hasta que decidimos irnos a dormir, nos metimos en los sacos, pero
amanecimos fuera de ellos, ya que hac�a much�simo calor. Yo me encontr� de
espaldas a Tono que me ten�a abrazada por la cintura y Carlos igualmente se
encontraba muy pegado a Mar�a. No entend�a muy bien como hab�amos acabado en
esas posiciones, cuando por la noche yo me hab�a acostado junto a mi marido y
Mar�a junto al suyo, el caso es que debimos movernos mucho durante la noche y me
imagino que los chicos aprovechar�an la ocasi�n y pondr�an sus manos donde nunca
se atrever�an a hacerlo despiertos, ya que como dice el refr�n... ojos que no
ven...


Nada m�s salir de la tienda me qued� deslumbrada por un sol
radiante y un paisaje impresionante, donde todo resplandec�a.


Mar�a y yo nos fuimos juntas r�o abajo para asearnos y les
dijimos a los chicos que esperasen a que termin�ramos, ya que no quer�amos
"moscones".


Encontramos un remanso en el r�o junto a un peque�o bosque y
ese nos pareci� el sitio m�s discreto y m�s tranquilo para lavarnos.


Nos despojamos de las ropas al pie del r�o y nos quedamos con
los bikinis. Cuando ella se quit� el sujetador de su diminuto bikini, me qued�
mirando embobada sus tetas en un acto inconsciente.


�te gustan? - me pregunt�.


Si, tienes un pecho muy bonito.


A ver, a ver el tuyo.


Me quit� mi sujetador de mi bikini.


Oye, vaya tetas tienes... - coment�.


A continuaci�n y a la vez nos despojamos de nuestras
braguitas qued�ndonos desnudas, nos miramos de arriba abajo . Mar�a ten�a un
cuerpo espectacular, sin duda que le gustaba cuidarse.


Que buena est�s, me gustan las rubias... - me dijo.


Estaba un poco sorprendida por su comentario, pero Mar�a
tambi�n me gustaba lo que ocurr�a es que no me atrev�a a decirlo tan claramente
como ella. La cosa qued� ah� y tras meternos en las fr�as aguas, nos enjabonamos
todo el cuerpo para empezar a asearnos y al mismo tiempo refrescarnos, pues la
noche nos hab�a dejado sudorosas.


�Puedes enjabonarme la espalda? - me pregunt� Mar�a.


Claro.


As� lo hice, tom� un poco de gel en mi mano y comenc� a
esparcirla por su morenita espalda, sin duda que aquello me gustaba y tras
acabar con su espalda me gir� pidi�ndole que si a ella no le importaba hacer lo
mismo. Sus manos se apoyaron en mi cuello y muy lentamente, como disfrutando con
esa acci�n, fue bajando por mi espalda hasta llegar a mi culo, sin embargo, a
pesar de haber acabado con mi espalda, ella continu� con mi cintura, sigui�
subiendo hasta tocar la parte exterior de mis tetas, sin dudarlo las tom� entre
sus manos y comenz� a sobarme con fuerza. Yo cerr� los ojos y me dej� hacer,
estaba muy caliente y me encantaba como me acariciaba, sin duda que las mujeres
somos las que mejor acariciamos, al menos eso opino yo. M�s tarde, despu�s de
haberle dado un buen repaso a mis tetas, fue bajando de nuevo por mi espalda y
comenz� a sobarme el culo, su boca se pos� en mi cuello y me dio un peque�o
mordisquillo que fue encantador, su mano se met�a en la raja de mi culo y sub�a
y bajaba su mano d�ndome un gusto tremendo. Sus suaves tetas se apretaban contra
mi espalda. Estir� mis manos hacia atr�s hasta alcanzar su culo, lo apretuj�
fuertemente y la traje hacia m�, aquello estaba proporcion�ndonos much�smo
gusto. Nuestros cuerpos se fund�an en uno solo y nuestras manos iban recorriendo
nuestras curvas. Una de sus manos se fue por delante de mi y lentamente fue
bajando desde mi pecho hasta mi cintura, recre�ndose con mi ombligo, para luego
continuar su camino hacia abajo y acariciar mi pubis. Cuando uno de sus dedos se
introdujo en mi vagina, solt� un peque�o gemido y abr� los ojos.


Me qued� perpleja, al otro lado del r�o estaba Tono
film�ndonos con su c�mara y disfrutando de una sesi�n gratis de lesbianismo. En
un principio quise coment�rselo a Mar�a, pero tan concentraba estaba en recibir
sus caricias y tan cachonda con la idea de ser observada por su marido que volv�
a cerrar los ojos y a disfrutar del masaje que recib�a de mi h�bil compa�era.


Mar�a me dio la mano y me acompa�� hasta la orilla, all� me
invit� a tumbarme sobre las toallas, seguidamente se tumb� sobre mi y comenz� a
besarme, abr� mi boca y nuestras lenguas se juntaron en un apasionado beso. Sus
manos recorr�an mis caderas, su lengua exploraba mi boca, sus piernas se
entrecruzaban con las m�as. Lentamente fue dibujando con su lengua un camino
desde mi boca hasta mi cuello, volviendo a subir, despu�s continu� bajando hasta
mis tetas que mordisque� suavemente, luego hasta mi cintura, haciendo c�rculos
alrededor de mi ombligo, para luego continuar hasta mi sexo. Primero borde� mis
ingles, despu�s la parte interna de mis muslos, hasta que su lengua volvi� hacia
mi h�medo sexo que devor� con fruici�n, jugando con mis labios vaginales y mi
cl�toris. Estaba disfrutando del momento intensamente, pero a�n no hab�a llegado
al orgasmo.


Mar�a se gir�, coloc�ndonos en un 69. No dud� un momento en
repetir las exploraciones que ella me estaba haciendo y comenc� a chuparle su
co�ito, estaba caliente y empapado. Mi lengua jug� con su cl�toris y ella no
paraba de gemir. Mar�a contra�a sus m�sculos v�ctima de un placer que la
llenaba.


Cambiamos de posici�n y nos colocamos de rodillas, una frente
a la otra para seguir bes�ndonos y acarici�ndonos, sintiendo nuestras lenguas
por nuestras caras, por nuestros pechos... Mar�a me mord�a en el cuello y sus
manos exploraban mi pubis, cuando gir� la cara me encontr� a Tono completamente
desnudo, con su polla en total erecci�n a dos pasos de nosotras film�ndonos con
su c�mara de video. Mar�a se dio cuenta y le invit� a acercarse. Tono coloc� sus
c�mara sobre una piedra y desde all� la dej� funcionando para despu�s colocarse
de rodillas junto a nosotras. Ella comenz� a masturbarle lentamente y yo miraba
como su capullo desaparec�a una y otra vez de los dedos de su mujer. Tono nos
abraz� a las dos, mientras nos besaba y nos acariciaba. Uno de sus dedos
acariciaba mi culo y su lengua jugaba con mi oreja.


Mar�a solt� el miembro de su marido y me invit� a que
continuara yo masturb�ndole. Sent� la dureza de su polla entre mis dedos y
empec� a jugar con ella, rozaba su parte m�s sensible con la yema de mis dedos y
de vez en cuando pasaba mi pulgar por su glande.


Me coloqu� a cuatro patas y Mar�a se puso detr�s de mi,
mientras su marido se tumbaba debajo m�o de tal manera que yo quedaba sobre �l,
su cara en mi co�o y la m�a sobre su tiesa polla. Tono me mord�a la parte
interna de los muslos y Mar�a pasaba su lengua sobre mis gl�teos, para luego
separarlos con sus manos e introducir su habilidosa lengua y chupar mi agujerito
posterior. Yo comenzaba a chillar, pero ten�a miedo de que Carlos nos
descubriera, de tal manera que para apaciguar mis gritos de placer, comenc� a
comerle la polla a Tono mientras �l ya estaba chup�ndome el co�o. El tr�o era
espectacular, sin duda que todo quedar�a reflejado en el v�deo.


Yo sosten�a la polla de Tono con una de mis manos y mi lengua
sub�a lentamente desde los huevos , hasta subir a su capullo, donde me recreaba
con mis labios roz�ndole suavemente y luego golpeaba fuertemente su miembro
contra mis labios y mi lengua. As� continu� hasta que poco a poco me fui
metiendo todo su aparato en mi boca haci�ndola una mamada que no olvidar�a.
Cuando su lengua se introdujo en mi sexo, un gemido intenso sali� de mi boca
mientras Mar�a continuaba comi�ndome el culo, unas veces introduc�a su lengua,
otras uno o dos de sus dedos, hasta hacerme alcanzar entre los dos un orgasmo
maravilloso que me dur� casi dos minutos.


Luego yo permanec� en la misma posici�n, a cuatro patas, pero
ellos se intercambiaron los papeles, de tal forma que Mar�a estaba debajo de mi
y Tono pasando su polla por mi culo y mi chochito. Puse mi culo en pompa y
exploraba con mi lengua el sexo de ella, mientras �l intentaba penetrar mi
co�ito. Lo hizo de una sola embestida que me hizo tambalear, sintiendo un gusto
fuera de lo normal, ya que mientras Tono me estaba taladrando Mar�a segu�a
chupando tanto mis labios vaginales como la polla de su marido que al estar tan
lubricada entraba y sal�a con mayor facilidad.


A continuaci�n Tono sac� su polla de mi co�ito y yo le
supliqu� que no lo hiciera, sin saber que la intenci�n de �l era la de perforar
mi culo. Puso la punta de su miembro a la entrada de mi agujerito posterior e
hizo adem�n de met�rmela.


No, por favor, por ah� no.. le supliqu�.


�l no hizo caso de mi queja y empez� a apretar suavemente,
primero entr� su cabeza y luego cent�metro a cent�metro todo su instrumento
hasta que entr� en su totalidad, llegando a tocar sus huevos en mi culo. Parec�a
que me hab�an metido una barra de hierro candente por el culo, ya que sent�a
mucho escozor, pero a medida que sal�a y entraba, gracias a la lubrificaci�n que
Mar�a le proporcionaba a su marido con la lengua, el dolor y el escozor dieron
paso a un gusto incre�ble. Nunca me ha gustado que me den por detr�s, pero esta
pareja sab�a hacerlo de �rdago y yo estaba disfrutando como nunca. Tono segu�a
bombeando cada vez con m�s fuerza...


Si, si, si, si.... dame, dame, dame.... p�rteme el culo - le
rogaba yo.


Tono gem�a, yo gritaba y Mar�a re�a, sin duda que lo
est�bamos pasando en grande. Cuando levant� mi cabeza pude ver a lo lejos en el
bosque como alguien nos observaba, me asust� un poco, pero tan concentraba
estaba en la faena que no pod�a articular ni una palabra para advertir a mis
compa�eros de fatigas. Mar�a segu�a chup�ndome el co�o y sob�ndome las tetas
mientras su marido entraba y sal�a de mi culo d�ndome un gusto fuera de lo
normal. Volv� a mirar a lo lejos y me qued� helada cuando pude distinguir que la
sombra que nos observaba entre la espesura era la de mi marido, que apoyado
contra un �rbol, estaba masturb�ndose ante la escena que ten�a delante de sus
ojos. Al principio me sent� algo turbada por su presencia, pero Mar�a y Tono no
paraban de darme m�s y m�s placer, por lo que no pod�a rendirme ante esas armas.
Despu�s mi placer fue en aumento ya que estaba al borde de un nuevo orgasmo y el
hecho de sentirme observada por Carlos me excitaba a�n m�s y comenc� a
exteriorizar esos sentimientos gritando como una posesa. No tard� en llegarme
ese maravilloso orgasmo que no pude controlar en medio de fuertes convulsiones.


Tono segu�a perfor�ndome el culo, pero de repente sac� su
tieso miembro de mi agujerito, momento que aprovech� Mar�a para mam�rsela a su
marido, �l deb�a estar en la glor�a pues se le o�a gemir fuertemente, ella le
hac�a cuatro o cinco mamadas y otra vez volv�a a mi culo, para luego pasar a la
boca de su mujer nuevamente, as� una tras otra.


Mi marido, a lo lejos deb�a estar completamente excitado y en
un momento pude ver como soltaba enormes chorros de semen sobre los arbustos.
Despu�s fue Mar�a la que entr� en otro potente orgasmo y gritaba, gem�a y
lloraba como una condenada, gracias a los lamentones que yo le estaba
proporcionando en su co�ito y en su cl�toris.


A continuaci�n Tono gritaba:


- Me voy a correr, no puedo m�s....


Me separ� de �l, ya que quer�a que se corriera en mi boca,
quer�a sentir todo su poder entre mis labios y ver como desparramaba toda su
leche por mi garganta. Me d� la vuelta y comenc� a besarle la base de su verga,
para luego chupar sus huevos, luego segu� subiendo hasta su encarnado capullo y
de un golpe me lo met� en la boca, sub�a y bajaba r�pidamente y Tono estaba en
la gloria. Yo le miraba a los ojos y aquello le encantaba, mis ojos expresaban
lo a gusto que estaba y el hecho de verle su cara de placer me hac�a muy feliz.
Por �ltimo tom� su verga entre mis manos le sonre� y volv� a trag�rmela
enterita, hasta notar como los pelos de su pubis rozaban mi nariz. Le agarr�
fuertemente por el culo y le ayudaba a entrar y salir de mi boca, hasta que no
pudo resistir m�s. Con todas mis fuerzas apret� los labios rodeando aquella
polla hasta que varios borbotones de su leche inundaron mi garganta en una
corrida monumental y lejos de apartarme me com� todo sin desperdiciar una sola
gota de aquel preciado manjar. Segu� chupando y chupando hasta dej�rsela bien
limpita.


Nos quedamos tumbados unos sobre otros. Hubo un silencio en
aquel hermoso paraje, solo se o�an nuestras entrecortadas respiraciones y el
sonido del r�o a nuestros pies. Cuando levant� nuevamente la mirada Carlos hab�a
desaparecido. Nos pusimos los ba�adores y volvimos a la tienda. All� estaba mi
marido preparando la comida como si nada hubiera pasado, de todas formas la
�nica que pudo verle fui yo. No hicimos comentario alguno.


La acampada continu� hasta que tuvimos que volver a casa, sin
que nadie hablase del tema, solo un intercambio de besos a modo de despedida y
una propuesta para el a�o siguiente para vernos de nuevo.


A partir de ese d�a no le he podido negarle a mi marido que
me penetre por el culo, ya que sin mencionar nada sobre el asunto, �l sabe que
yo le vi y pago ese precio a cambio de su silencio y su comprensi�n.



Lydia


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