Relato: Un tratamiento muy particular (5)





Relato: Un tratamiento muy particular (5)

Un Tratamiento Particular ( V )


Autor: Hypnoman


Cap�tulo Quince: El nuevo trabajo de Paula.


A la ma�ana siguiente, Paula se despert�, de manera inusual,
bastante temprano. Ese s�bado no le tocaba ir a trabajar. A poco de levantarse
de la cama y antes siquiera de higienizarse, prendi� la computadora. Desde el
mismo momento de despertarse, su intenci�n era bajar los e-mail.


Hasta a ella misma le sorprendi� su actitud, dado que hac�a
semanas que no usaba la computadora de su casa. El hecho de trabajar en una
empresa que dictaba cursos de computaci�n la obligaba a vivir rodeada de
computadoras, por lo que ya le ten�a fastidio a esas m�quinas. Adem�s, nunca
hab�a sido demasiado adicta al correo electr�nico y las pocas veces que le�a o
enviaba e-mails lo hac�a desde su trabajo. Pero ese d�a era diferente. Un s�bito
inter�s por recibir los mensajes la ten�a casi obsesionada. Despu�s de haber
pasado por el toilette y mientras se preparaba un caf� con leche para desayunar
mientras le�a los mensajes, son� el tel�fono. Se sinti� un poco fastidiada al
atender ya que eso le imped�a conectarse a su servidor de correo, pero se
ilusion� de pensar que fuese Martins. Estaba equivocada.


El llamado era del director de la obra, quien le contaba que
no hab�an parado de llamarlo en toda la ma�ana para felicitarlo por la puesta en
escena del d�a anterior, aclar�ndole, que la mayor�a de las felicitaciones se
extend�an a su soberbia actuaci�n. Paula agradeci� y, un poco por compromiso, le
record� que nada de eso hubiese sido posible si �l no hubiese tenido confianza
en ella. Ese pie fue suficiente para que el director la invitara a salir esa
misma noche, recordando la experiencia vivida anteriormente. Paula fue muy
cortez pero rechaz� la invitaci�n, argumentando que hab�a arreglado ya con unas
amigas, lo cual, obviamente, era s�lo una excusa para salir del paso. A poco de
cortar, nuevamente su intenci�n de conectarse se frustr� al recibir un nuevo
llamado telef�nico. Esta vez era Patricia, quien, desde el trabajo, la llamaba
bastante enojada, porque estuvo toda la noche anterior tratando de comunicarse
con ella sin que nadie le contestase. Paula estuvo a punto de contarle lo que
hab�a pasado con Martins, pero a �ltimo momento decidi� no hacerlo. Si bien
Patricia era su mejor amiga, ella notaba que tambi�n miraba con ojos tiernos al
doctor y no quer�a fisurar la amistad con alg�n desubicado ataque de celos de su
amiga. Minti� que a poco de llegar a su casa la hab�an llamado sus compa�eros de
elenco para ir a festejar a un pub de moda y que ella, para que no pensaran que
se hab�a vuelto soberbia de golpe, a pesar del cansancio acept�. Patricia le
pregunt� entonces que hac�a levantada tan temprano. Paula fue r�pida y le
contest� que los llamados telef�nicos del director y de ella misma la hab�an
despertado. Su amiga pareci� conformarse y le pregunt� que har�a por la noche.
Paula le dijo que no ten�a nada pensado todav�a y que por la tarde la llamar�a
para confirmar alguna salida. Nuevamente volvi� a cortar. Esta vez nada la
detendr�a en su prop�sito de revisar su casilla de mensajes. Se conect� y a los
pocos segundos verific� que solo ten�a un par de mensajes sin ninguna
importancia. No supo porqu� pero se sinti� defraudada. Termin� de desayunar y
decidi� aprovechar la ma�ana para hacer algunas compras en el supermercado y de
paso ver algo de ropa, preferentemente ropa interior, para estrenar en sus
futuros encuentros con Martins.


Cuando lleg� al supermercado, Paula se dio cuenta que casi
todo el trayecto lo hab�a hecho casi corriendo. Estaba tan apurada que no se
detuvo a mirar ninguna vidriera. No entend�a los motivos de la prisa. Compr� lo
m�nimo necesario para poder pasar por la caja r�pida, aunque en el lugar no
hab�a demasiada gente. Volvi� a su casa casi con el mismo apuro con el que hab�a
salido. S�lo un momento se detuvo en una tienda donde exhib�an hermosos y
sensuales conjuntos de lencer�a er�tica, pero no entr� al ver que la vendedora
estaba atendiendo a una clienta y eso le har�a perder m�s tiempo. �Por qu�
estaba tan apurada? No lo sab�a, pero quer�a llegar a su casa. Ni bien entr�,
volvi� a prender la computadora y mientras esta se inicializaba revis� los
mensajes del contestador telef�nico. Sus padres, que quer�an saber como estaba.
Jos�, su compa�ero de elenco y protagonista masculino de la obra, que le contaba
que se hab�a peleado definitivamente con su novia, a ra�z de la escena subida de
tono que hab�an protagonizado, y que tambi�n la invitaba a salir esa noche,
porque pensaba que algo pod�a suceder entre ambos. Paula sonri�. Para ella lo
ocurrido con Jos� no signific� absolutamente nada y lo atribuy� a la ansiedad y
la tensi�n del estreno. Por lo tanto ni siquiera le contestar�a la llamada. Un
tercer mensaje en el contestador llam� poderosamente su atenci�n. Era una
persona que dec�a ser productora en una agencia de publicidad, quien le ped�a
que la llamase para concertar una entrevista, ya que estaba muy interesada en
que Paula encabezara una campa�a publicitaria de ropa interior. Dijo haber visto
la obra la noche anterior y que hab�a quedado sorprendida por lo bien que luc�an
en Paula las prendas �ntimas. Realmente el mensaje la sorprendi�. Tanto hab�a
deseado poder superar su complejo esc�nico para que ahora, en vez de contratarla
por sus virtudes actorales, lo hicieran por ser un buen "maniqu�". Pero de todas
maneras le interes� la propuesta, ya que le aseguraba presencia en los medios
gr�ficos y en la televisi�n, por lo que tom� nota del n�mero de telef�no para
llamarla, apenas terminara de revisar, nuevamente, su casilla de correo
electr�nico.


Esta vez la frustraci�n fue mayor. Ni un solo mensaje. Se
desconect�, pero dej� la computadora prendida. Mientras com�a algo busc� alguna
respuesta al repentino inter�s en recibir correo. No la encontr�. Decidi�
olvidar el asunto y llam� a la productora, con quien coordin� una entrevista
para la semana entrante. Todo estaba saliendo m�s que bien. Solo faltaba una
cosa....que llamara Michael. Estuvo a punto de tomar la iniciativa y hacerlo
ella, pero prefiri� no hacerlo ya que pod�a quedar como una chiquilina a los
ojos de "su doctor". Seguramente �l la llamar�a y, en el �ltimo de los casos,
ella lo har�a a �ltima hora de la noche.


Volvi� a mirar la computadora. No hac�a ni diez minutos que
hab�a revisado su correo y ya estaba ansiosa por hacerlo de vuelta. Casi
mec�nicamente se encontr� conect�ndose nuevamente. Esta vez encontr� un nuevo
mensaje. Busc�, como hac�a siempre, la l�nea de ASUNTO o SUBJECT pero encontr�
que estaba vac�a. Entonces mir� el remitente. En la pantalla dec�a, De:
MESMER......


Cuando sus ojos se toparon con esa palabra, autom�ticamente
entr� en el mismo trance profundo al que se hab�a sumergido la noche anterior
cuando Martins hab�a pronunciado la palabra "Mesmer" por tel�fono. Dentro de la
gran cantidad de sugestiones post-hipn�ticas que hab�a recibido en la casa de
Martins a trav�s de esa cinta de video, su mente hab�a sido programada para
entrar en trance si le�a alg�n correo electr�nico con remitente MESMER. Lo
primero que ten�a que hacer, una vez que hab�a ca�do en ese estado, era leer el
mensaje y obedecer ciegamente lo que all� se le indicara. Inconscientemente
Paula sab�a que su Amo se estaba dirigiendo a ella y no era capaz, ni sent�a
ninguna voluntad de contradecir nada de lo que �l le ordenase. Por tal motivo
abri� el mensaje y se dispuso a leerlo:


"De rodillas, esclava: "


(C�mo impulsada por un resorte, Paula salt� de su asiento y
se arrodill� frente a la pantalla de la computadora)


"A partir de este momento, esta ser� una de las formas que
tendremos de comunicarnos. Deber�s obedecer ciegamente todo lo que te ordene.
Sabes que soy tu amo, la �nica persona por la cual vives y gozas. El �nico
motivo de tu existir....."


(Paula estaba completamente convencida de eso. Largas
sesiones de hipnosis hab�an lavado completamente su cerebro y ella no encontraba
ninguna causa de existencia si su Amo no formaba parte de su vida. As� como
Paula, "despierta", no pod�a resistir la seducci�n de Martins, Paula "en trance"
estaba totalmente sometida a los deseos y la voluntad de su Amo.)


"... por tal motivo me sentir�a muy halagado si me
complacieras en lo siguiente:"


(Paula no pod�a controlar sus impulsos por leer "de golpe"
todo el mensaje. Necesitaba imperiosamente complacer a su Amo y devoraba cada
l�nea de texto. No terminaba de leer una l�nea y sus ojos se desviaban hacia la
pr�xima. Trat� de controlarse para poder leer en detalle y cumplir, a pies
juntillas, las �rdenes que le eran impartidas.)


"Quiero que al terminar de leer el mensaje despiertes del
trance. Creer�s haberte quedado dormida mientras mirabas la computadora.
Cancelar�s todas las citas que pudieses tener para esta noche. M�s a�n, cuando
te llame por tel�fono en unos instantes y te invite a salir, me contestar�s que
est�s muy cansada y que prefieres irte a dormir temprano. As� lo har�s con cada
uno que quiera encontrarse contigo por la noche. Una vez que lo hayas hecho, un
profundo sue�o te invadir� y te ir�s a dormir. A las diez de la noche te
despertar�s, te vestir�s con la ropa m�s provocativa que tienes y sentir�s
deseos de ir a tomar algo sola. No sabr�s porqu�, pero te dirigir�s a un bar que
se encuentra en la esquina de San Mart�n y Marcelo T. de Alvear. Al llegar
all� seguramente te estar� esperando un hombre de unos 55 a�os, alto, con un
peque�o bigote, al que t�, obviamente no conocer�s, pero cuando lo veas te
sentir�s terriblemente atra�da hacia �l. No rechazar�s ninguna invitaci�n que te
haga de tomar algo junto a �l. A medida que �l hable, su voz te seducir�, te
envolver�, te enamorar�, te quitar� toda resistencia y te ir�s entregando a su
voluntad, sea lo que fuese que �l desee. Ser�s su mu�eca, su objeto, su esclava
hasta que �l lo disponga. Cuando te libere regresar�s a tu departamento y te
dormir�s profundamente. Cuando despiertes no recordar�s nada de lo sucedido y me
llamar�s por tel�fono inmediatamente. Esas son mis �rdenes. Esos son mis deseos.
Quiero que leas el mensaje todas las veces que sea necesario hasta aprend�rtelo
casi de memoria, lo borres y comiences ya a obedecer..."


Paula no tuvo necesidad de leerlo una segunda vez. Su
ansiedad por complacer a su amo era tan fuerte que pod�a recitar el mensaje en
forma textual casi sin equivocarse. Por lo tanto borr� el mensaje y a los pocos
segundos su mente se liber� del trance.


No recordaba haberse quedado dormida frente a la computadora,
pero seguramente as� hab�a sucedido. No encontr� nada interesante en la pantalla
y not� que hab�a perdido su ansiedad por revisar los e-mail, por lo que apag� la
m�quina. Se sinti� cansada. Los �ltimos d�as hab�an sido muy agotadores y era
l�gico que el cansancio aflorara en alg�n momento. Le molest� que su cuerpo se
rindiese justo en ese momento. Ten�a pensado salir con Martins, si este la
llamaba y se lo propon�a, o en su defecto confirmar alguna salida con Patricia.
Pero cada momento se sent�a m�s cansada por lo que decidi� llamar a su amiga y
decirle que no ir�a a ning�n lado esa noche. S�lo quedaba que llamara Martins.
Tendr�a que sentirse muy mal para rechazar una oferta de su "casi" nuevo novio.


Quince minutos despu�s son� el tel�fono.


- Hola, �Paula?


- S�, �Michael?


- �Qui�n otro podr�a ser?


- Disculpa, es que han llamado muchos admiradores en tan poco
tiempo. Imagino que eso no te pondr� celoso -brome� Paula.


- Por supuesto que s�. Estoy empezando a lamentar ser uno de
los responsables de tu �xito -continu� la broma Martins- Simplemente te llamaba
para invitarte a cenar esta noche.


A Paula la invadi� una excitaci�n muy grande casi al mismo
tiempo que sinti� una pesadez corporal y una pereza como si hiciese d�as que no
durmiese. Tuvo miedo de pasar un papel�n qued�ndose dormida durante la cena por
lo que prefiri� ser cautelosa.


- No quiero que te enojes, pero estoy muy cansada. Supongo
que el haberme relajado despu�s de tantos d�as de tensi�n ha provocado este
malestar. �Podr�a llamarte y arreglar algo ma�ana?


- Por supuesto que s�, mi peque�a. Entiendo que debes estar
exhausta -dijo Martins con un tono muy "compasivo"- Ll�mame ma�ana y arreglamos.
Un beso grande.


- Igualmente -contest� Paula antes de cortar. Sentimientos
encontrados de alivio y frustraci�n invad�an su mente.


Sinti� mucho sue�o. Mir� su reloj. Eran las 2 de la tarde.
Decidi� acostarse a dormir una siesta. Despu�s de todo ya hab�a cancelado todas
sus citas.



Cap�tulo Diecis�is: Amor a primera vista.


Cuando abri� los ojos lo primero que hizo fue mirar el reloj.
Faltaban veinte minutos para las diez de la noche. Decidi� dormitar un poco m�s
y a las diez not� que su cabeza comenzaba a despejarse lo que la llev� a
levantarse de la cama. Mientras se higienizaba not� que su cuerpo estaba como
nuevo. Por un momento pens� en llamar a Martins pero le pareci� muy desubicado.
Mir� por la ventana. La noche estaba muy estrellada y luc�a muy calma e
iluminada por la luna. Era un desperdicio quedarse en casa. Decidi� salir sola a
tomar algo. Hac�a mucho tiempo que no dedicaba una noche a ella misma, por lo
que la idea le result� atractiva. Mientras se vest�a record� que alguien, no
recordaba quien, le hab�a sugerido un pub que quedaba en la esquina de San
Mart�n y Marcelo T. de Alvear. Era un buen momento para conocerlo. Cuando
termin� de vestirse y maquillarse dio un �ltimo vistazo al espejo. Unos meses
atr�s, lo que el espejo reflejaba la hubiese espantado. Luc�a como una verdadera
prostituta. Pero ahora, esa apariencia le resultaba agradable. Quedando
satisfecha con su "look" sali� de su apartamento en busca de un taxi.


Soport� que el taxista la mirara durante todo el viaje por el
espejo retrovisor. No entend�a que pod�a causarle tanta obsesi�n. Su mente
estaba tan lavada que cre�a estar vestida como una muchacha com�n y corriente.
Un par de veces tuvo que desviar la conversaci�n ya que intu�a que el taxista le
estaba insinuando llevarla a alg�n lado diferente al que ella deseaba ir. Sinti�
un gran alivio cuando lleg� al lugar y baj� del veh�culo.


A poco de entrar not� que hab�a mucha gente. Era un lugar
peque�o pero agradable. Hab�a mesas alrededor de la barra pero estaban todas
ocupadas. Decidi� sentarse en la barra. Se dio cuenta que muchos hombres se
hab�an percatado de su llegada y la estaban mirando fijamente. Realmente no le
interesaba en absoluto. Hab�a prometido dedicarse la noche y no ten�a ning�n
inter�s en compartirla con ning�n hombre. Si hab�a rechazado una invitaci�n de
Martins, con todo lo que hab�a deseado empezar una relaci�n con �l, ning�n otro
podr�a llamarle la atenci�n.


Mientras segu�a sumida en esos pensamientos, mir� hacia las
mesas. En la mayor�a hab�a parejas o grupos de amigos, cenando o tomando algunas
cervezas. Cuando de repente sus ojos se detuvieron en una mesa en especial. All�
se encontraba un hombre maduro, que aparentaba ser alto, con un peque�o bigote
sobre su labio. Todas sus convicciones se derrumbaron. Se sinti� flechada por
ese hombre que adem�s la estaba mirando fijamente. Por m�s que lo intentaba no
pod�a quitarle la vista de encima, y cada minuto que pasaba menos ganas ten�a de
dejar de mirarlo. El tipo la exploraba con la mirada, de arriba a abajo, pero su
expresi�n era calma y serena. Eso comenz� a excitarla. Se sent�a como en una
vidriera y con un potencial cliente a punto de comprarla. Lo que nunca se
imaginar�a es que ya la hab�an comprado, mejor dicho, alquilado por unas cuantas
horas.


Se sobresalt� cuando vio que el hombre se levantaba de su
mesa y se dirig�a hacia la barra, directamente hacia ella. Lo hac�a sin quitarle
los ojos de encima y con una sonrisa dibujada en su cara que la enamor�
perdidamente. Mientras tanto el hombre pensaba que Martins era realmente un
genio. Cada vez que �l le contrataba una "chica", Martins le dec�a que deb�a
actuar como si conociera a la chica en forma casual, que siempre sus chicas iban
a actuar como si el encuentro hubiese sido ocasional y que eso era parte del
juego. Hasta �l mismo debi� firmar una especie de contrato donde quedaba
terminantemente prohibido mencionar el nombre de Michael Martins bajo ninguna
circunstancia. No sab�a el motivo pero le resultaba sumamente atrayente. Es m�s,
las chicas eran excelentes actrices porque realmente aparentaban no saber de que
se trataba la cosa. Esa hermosa mujer que lo estaba esperando en la barra, ten�a
una expresi�n de inocencia y de sorpresa en su cara que si no hubiese sido por
los billetes que hab�a desembolsado por ella, jurar�a que no sab�a nada del
negocio. Pero no era momento de hacer tama�as conjeturas. Ten�a toda una noche
por delante para gozar con esa mu�eca vestida de prostituta, tal como lo hab�a
pedido. Decididamente, Martins era un genio.


Cuando el hombre lleg� hasta Paula, ella logr�, por fin,
desviar su mirada como para disimular un poco.


- Perd�n se�orita, pero creo que tanto usted como yo estamos
solos. �Me equivoco?


Paula no pudo resistirse a volver a observarlo directamente a
los ojos y su respuesta fue, para su sorpresa, instant�nea:


- No, no se equivoca. Decid� venir aqu� para estar un poco
sola.


- Bueno, entonces quiz�s mi presencia le resulte molesta. Si
lo desea me retirar�.


- No es necesario. Nunca molesta la presencia de alguien con
tan buenos modales.


- Le agradezco mucho. Mi nombre es Mario. �Le agradar�a
compartir la mesa conmigo?


- Encantada, yo soy Paula. Vamos.


Mario tom� a Paula de la mano y juntos se dirigieron a la
mesa que ocupaba el hombre. Desde un principio, la voz de Mario sonaba como un
arrullo a los o�dos de Paula. Si bien el hombre aparentaba ser todo un
caballero, sus gustos y fantas�as sexuales har�an enrojecer de verg�enza al peor
de los pervertidos. Y era por ese motivo que deb�a recurrir a Martins para
proveerse de mujeres que no se negaran a ninguno de sus deseos. Las relaciones
"normales" que hab�a tenido hab�an huido despavoridas cuando Mario empezaba a
hacer notar sus intenciones sexuales. Pero con las chicas de Martins era otra
cosa. Bien val�a desembolsar una buena suma de dinero por tener una mujer que no
se resistiese a ninguno de sus pedidos. Claro, ni Mario ni ninguno de los
clientes de Martins imaginaba la manera que el doctor "entrenaba" a sus
disc�pulas.


Luego de casi 45 minutos de charla, Paula estaba lo
suficientemente enamorada como para no poder desobedecer ninguno de los pedidos
de Mario. Hab�a sido programada para ir perdiendo la voluntad a medida que
escuchaba la voz del hombre que ten�a enfrente y, en ese momento, cualquier cosa
que �l le pidiera ella la har�a sin chistar. Por momentos se cruzaba por su
mente la imagen de Martins pero era tan fuerte la atracci�n que sent�a por ese
hombre que si el mism�simo Michael Martins se presentase en ese momento ella lo
ignorar�a.


- Bueno, �qu� te parece si continuamos la charla en un lugar
un poco m�s tranquilo?. Este lugar se est� llenando mucho de gente y mi
departamento, que no queda muy lejos, est� lo suficientemente vac�o como para
albergarnos -dijo Mario con un poco de iron�a.


- Me encantar�a conocer d�nde vive una persona tan agradable
-fue la respuesta inmediata de Paula.


- �Qu� esperamos? Vamos, entonces.


Se levantaron y se dirigieron hacia la puerta. En todo el
trayecto Mario llev� a Paula por la cintura y su mano, a medida que avanzaban,
baj� hasta casi tocar su cola. Paula, d�ndose cuenta, lejos de resistirse hizo
unos movimientos muy h�biles para forzar a la mano de su acompa�ante a que se
posara directamente en su culo. Se imaginaba que eso ya le estar�a provocando
una erecci�n a su pareja y eso la estaba excitando sobremanera.


Sexta Parte...


Por favor vota el relato. Su autor estara encantado de recibir tu voto .


Número de votos: 0
Media de votos: 0





Relato: Un tratamiento muy particular (5)
Leida: 928veces
Tiempo de lectura: 12minuto/s





Participa en la web








Contacto
Categorias
- Amor filial
- Autosatisfacci�n
- Bisexuales
- Confesiones
- Control Mental
- Dominaci�n
- Entrevistas / Info
- Erotismo y Amor
- Fantas�as Er�ticas
- Fetichismo
- Gays
- Grandes Relatos
- Grandes Series
- Hetero: General
- Hetero: Infidelidad
- Hetero: Primera vez
- Intercambios
- Interracial
- L�sbicos
- MicroRelatos
- No Consentido
- Org�as
- Parodias
- Poes�a Er�tica
- Sadomaso
- Sexo Anal
- Sexo con maduras
- Sexo con maduros
- Sexo Oral
- Sexo Virtual
- Textos de risa
- Transexuales
- Trios
- Voyerismo
- Zoofilia


Afiliados





follar a una viejarrelatos erotucia de cojuda s los 7los amigos de mi hijo relato eroticorelato gay le mame el vergon a mi primo borrachorelatos suegras y yernosrelatos de nietos con abuelosgaysRelato erótico mis putitasmisrelatosporno mi amigo gay me la chupa en pijamadarelatos gays me rompieron el culo desde ninorelatos xxx d mi nueranegros follando en la playaclitori grandehistorias eroticas de nenas de 9 gratishistorias de plomeros y sexoIncesto con la abuela relatadosrelatos xxx viejitocuentos heroticosvideos eroticos madres e hijosRelato eróticos escuelarelato erotico en el metroRelatos follandole el culo a mí hijaporno sindrome de downabuelas follanorelatos mirando el coño a mi hermanita dormidalectura porno erotica sobrina culona pelvis planaRelatos mi madre me pide vergaRelato Pornos De Dominacion A Chicos TodoRelatovieja caliente follandono lo puedo creer relayo xxxRelatos eroricos largos el despertar del placer con mi pequena hija cuatrorelatos cojiendo a muy pendejarelatos tirando con mi madremi hijita de 9 añitos relatoRelatos de sexo no consentido con misioneras americanasanecdotas eroticaswebcam eroticosrelato porno, la carcelsexo duro lesbicorelato erotico me desvirgo ala fuerzarelato erótico chica caliente folla con un taxistaRELATOS PORNO CON MI VECINITA DE 3 AÑITOSLas tetas de mi hija relatomi hijita de 9 añitos relatode esposa ejemplar a ramera empedernida 9Incesto con la abuela relatadosRelatos tia rica cucalike relatos porno mi yerno me cojiorelatos porno de hijastras muy pequetragadora de semenrelatos violé a 2 maduraspornogratisespañolincestorelatos eroticos anal entre familiarelatos de violación embarazame xxxIncesto con la abuela relatadosMi primera vez con mi novio relato eróticorelato puta sobrinoricos relatos eroticos con mi papi/relato46921_Fin-de-semana-con-mi-prima-y-mi-t%C3%ADa-I.htmlLe di por su culito relatos xxx verdesrelatos eroticos habladosrelatos gay cuñadoIncesto con la abuela relatadosMadre caliente relatosrelatos incesto lesbicoMi hermanastro mi putito culitoafeitando el coñorelatós porno guarroshijo cojeme relatosrelato porno mi sobrinita de 5abuela culiandoRelatos porno el amigo de mi hijo me embarazomi vicino maduro relato gayrelatos eróticos mi madre y el cubanorelato de trio in estuoso con mis tiosrelatos de sexo de como conquiste a mi sobrinarelatos porno mi sobrina lauritaRelatos eroticos gratis incesto sobrina de 13 añitos primera vez