Relato: El colgante del Lobo (08)





Relato: El colgante del Lobo (08)

- �Est�s segura de que no quieres? De veras que no me importa
dormirme m�s tarde....


- No, de verdad que no. Luego, cuando despiertes,....
entonces s�.


Despu�s de comer, Lobo se ca�a de sue�o, pero se hab�a
empe�ado en darme un masaje, "para relajarme". No obstante, yo prefer�a
posponerlo para despu�s de la siesta, y que ahora durmiese tranquilamente. Lobo
parec�a sentirse un poco en deuda conmigo, a ra�z de ciertos acontecimientos
acaecidos en los �ltimos d�as, de los que yo, no s�lo no le cargaba de la m�s
m�nima culpa, sino que le agradec�a su intervenci�n.


Las cosas hab�an sucedido porque, el d�a siguiente del
"debut" de prima Alicia como "estrella del cine X", y su posterior desaparici�n
sin rastro de la faz de la tierra (al menos por ahora), lleg� a casa un nuevo
vecino, que ocup� el apartamento vecino al nuestro. Lo conoc� de manera casual,
el mismo d�a de su llegada. Yo hab�a bajado a por pan, entr� en el portal,
recog� el correo, y, mientras miraba por encima la publicidad, choqu� con algo.
Levant� la mirada y le vi. Era un hombre joven, alto, con el pelo casta�o y los
ojos claros, que me dedic� una amable sonrisa.


- Perd�n. � dije, devolvi�ndole la sonrisa.


- No tiene importancia. � contest�, y ten�a una bonita voz.
Se me qued� mirando, y de pronto, tuve la impresi�n de estar delante de un
tribunal de ex�menes. � Es usted muy hermosa, se�orita. Podr�a pasarme el d�a
entero mir�ndola.


- �Qu� casualidad! Eso es exactamente lo que hago yo. � La
voz ronca de Lobo se oy� en la escalera, a espaldas del reci�n llegado. Termin�
de bajarla, y se coloc� junto a m�, pas�ndome un brazo por los hombros, y
mirando con escasa simpat�a al nuevo vecino, al tiempo que yo sent�a un
indecible alivio, mientras notaba como el rubor de mi rostro descend�a.


Lobo y el nuevo vecino se miraron, como si se midieran
mutuamente, los dos ten�an una expresi�n de pocos amigos, que en Lobo quedaba
acentuada por una peque�a sonrisa sarc�stica, plena de codicia, mientras su
brazo en mis hombros descendi� hasta mi cintura, y me apret� contra �l, al
tiempo que yo reclin� mi cabeza sobre su pecho, entornando los ojos con una
dulce sonrisa,... dedicada s�lo a Lobo.


- Buenos d�as. � dijo el nuevo a Lobo, tratando de recuperar
la sonrisa amable que ten�a hac�a s�lo unos segundos. � Me llamo Narciso, soy el
nuevo vecino... � y a�adi�, dirigi�ndose a m� - �Su novio?


- Mi esposo. � Cada vez me ca�a menos simp�tico aqu�l tipo.


- Vaya,.... siempre me precio de llegar justo a tiempo a
todas partes, pero,... es posible que �sta vez haya llegado un poco tarde,
aunque,... a veces llegar tarde, tambi�n es llegar a tiempo....


- Tambi�n yo pienso que ha llegado usted tarde. � terci�
Lobo, y su voz delataba que tampoco a �l le ca�a bien el tal Narciso. � Unos
diez siglos tarde. Pero hay muchos sitios por ah� para llegar a tiempo a ellos,
as� que,... �Porqu� no se va poniendo en marcha, no llegue tarde otra vez?


Narciso quiso contestar algo, pero Lobo ya hab�a empezado a
andar, y yo con �l. Asegur�ndose que todav�a nos ve�a, Lobo me cogi� en brazos,
y me bes�, yo le abrac� dando un suave gemido, jugando con nuestras lenguas,
lami�ndonos mutuamente la boca,.... Cuando quise darme cuenta, ni siquiera
recordaba que Narciso estaba all�.


Si s�lo se hubiese tratado de esto, quiz� no hubiera tenido
m�s importancia, pero, como sabr�n todas las mujeres que conozcan el tipo, el
Narcisito dichoso era de los que creen que cuando una chica les estrella una
botella en la cabeza, les grita que les odia, que la deje en paz y que no quiere
volver a verles mientras viva, ellos interpretan que: "est� loca por m�, pero se
est� haciendo la dif�cil". A esto hemos de sumar que Lobo estaba algo fastidiado
por la idea de que mis vacaciones se acababan, y yo ten�a que volver al trabajo.


Los d�as siguientes, los pas� esquivando por la escalera a
Narciso, quien, casualmente, siempre ten�a que salir o entrar cuando yo entraba
o sal�a. Como no estaba dispuesta a encerrarme en un ascensor estrecho durante
seis pisos con semejante pinta, no dej� de inventarme cuentos, como que se me
hab�a olvidado algo, o que sub�a por la escalera para hacer ejercicio,... Como
un radar que presintiese el peligro, Lobo siempre sal�a en el momento oportuno,
lo que hac�a que Narciso hiciese mutis por el foro, pero no imped�a que siguiese
dando la lata. Seg�n Lobo, el tipo estaba chuleando a otra, adem�s. Cuando le
pregunt� c�mo lo sab�a, me explic�:


- Debe tener el tel�fono muy cerca de la puerta. Le oigo
hablar tres o cuatro veces al d�a con una chica, siempre la misma, y no deja de
pedirle m�s pasta.


Lobo tiene un o�do asombroso, y no pude dejar de preguntar:


- �M�s pasta? �Porqu�?


- El porqu� no lo s� muy bien. No he o�do nunca la
conversaci�n entera, s�lo que tiene que hacer algo, y parece dif�cil. Siempre lo
dice: "Es casi imposible, casi imposible, est�n pegados. Si quieres que lo haga,
te va a costar m�s caro". Y luego dice algo de una bestia,...


Me qued� pensativa, sin saber a qu� pod�a referirse, pero
como no era asunto m�o, lo olvid�. Para mi desgracia, Narciso no pareci�
olvidarse de mi. En dos d�as, pod�a haber ganado el premio de los plastosos:
"Perdona, �Tienes perejil?", "He comprado unos bombones y se me ocurri� que
quiz� te apeteciese uno". No importaba las veces que le dijese "no, gracias", ni
que no le hablase con excesiva simpat�a, siempre volv�a a la carga. Lobo estaba
m�s tenso cada momento que pasaba, cada vez que sonaba el timbre, daba un bote
en el sill�n, y m�s de una vez tuve que frenarle, porque una cosa es que a m�
tampoco me cayese bien, y otra que Lobo le fuese a tumbar de un bofet�n, cosa a
lo que parec�a m�s que dispuesto. Pero esa misma ma�ana, las cosas se hab�an
precipitado.


Tambi�n recogiendo el correo, volv� a encontrarle en el
portal, a punto de salir cuando yo entraba.


- �Hola, buenos d�as! � dijo con su ensayada sonrisa - �C�mo
est�s?


- Bien. Perdone, pero tengo una prisa terrible.


Probablemente con toda intenci�n, choc� de nuevo, esta vez �l
conmigo, y su correo y el m�o cayeron al suelo. Con un suspiro impaciente, me
agach� a recogerlo, al mismo tiempo que �l. Al coger una carta, roz�
distra�damente mi mano, y me mir� a los ojos. En la misma mano, yo ten�a un
bofet�n con el nombre "Narciso", pero la mirada de est�pida ternura que me
dirigi� me hizo contenerme.


- Perd�neme... � titube�. � Pero hace tiempo que quer�a
decirle algo,... yo... la amo...


- �QU�?


- La amo desde que la vi por primera vez, cuando choc�
conmigo como hoy,... y... no quiero meterme en su vida privada, pero... no creo
que �se hombre sea lo m�s adecuado para usted, es decir, es violento, es...


Ahora s� que me hab�a cabreado. Me hab�a cabreado de veras.
Apret� los dientes, y le solt� un rev�s, pero fren� mi mano cogi�ndola con la
suya. Trat� de atizarle con la derecha, pero me fren� tambi�n. Con horror, vi
que hab�a ca�do en la trampa, y que su cara se acercaba peligrosamente a la m�a
con intenci�n de besarme, decid� soltarle un rodillazo en la entrepierna, pero
antes de reaccionar, o� en la escalera, justo a mi espalda, un rugido espantoso
de animal herido.


La cara de Narciso qued� l�vida de terror, cuando vio, como
yo, a Lobo saltar la barandilla de la escalera, y caer de pie, entre �l y yo, de
espaldas a m�, y de cara a �l, que me solt� como por resorte en cuanto oy� el
rugido de Lobo. �ste no dijo una palabra, pero su garganta segu�a produciendo el
rugido, ahora bajo, lento, ronco, de amenaza. Narciso retroced�a, con el rostro
desencajado de miedo, mientras Lobo avanzaba, muy lentamente, hacia �l. Yo no
pod�a ver el rostro de Lobo, pero era indudable que no deb�a ser nada amistoso
lo que Narciso ve�a en �l, a juzgar por el modo en que trataba de hacerle
barrera con las manos y segu�a caminando defensivamente, hacia atr�s, al tiempo
que una mancha oscura aparec�a en sus pantalones, hasta llegarle casi a las
rodillas. Con un rugido m�s fuerte, Lobo dio una dentellada al aire, y Narciso
grit� y escap� corriendo tanto como pod�a. Lobo se irgui� cu�n alto era, sacando
pecho, y mirando a un lado y a otro, como a la espera de que alguien m�s le
disputase mi posesi�n. Yo por mi parte, no sab�a porqu�, pero estaba
asustada,... y al mismo tiempo, orgullosa de haber elegido ser suya.


Lobo se volvi�. Su rostro ten�a una expresi�n tan feroz, que
respingu� del susto, pero al instante, su cara cambi�, y de nuevo apareci� su
media sonrisa, y su mirada, entre tierna y lujuriosa, que reserva s�lo para m�.


- Lo o� todo, nena. � susurr�, acerc�ndose a m�.- S� que
quisiste sacudirle por defenderme a m�. �No te habr� asustado, verdad?


Abraz�ndole, tuve que admiti que por un segundo s�, me hab�a
asustado incluso a m�. Caminamos hacia el ascensor, y fundi�ndonos en un beso
interminable, subimos hasta el sexto. O al menos, tal fue nuestra intenci�n,
porque entre el cuarto y el quinto, el ascensor se detuvo bruscamente. No s� si
he dicho que tengo p�nico a las alturas y a permanecer en espacios peque�os
demasiado tiempo, lo que provoc� que al detenerse el ascensor, mi miedo subiese
a cotas insospechadas. Lobo puls� el bot�n de alarma, sin dejar de abrazarme,
pero no son�.


- �Porqu� no suena? � pregunt� aterrorizada- �Porqu� no
suena? Lobo, dime la verdad... �Estamos condenados? �Se va a soltar el ascensor,
vamos a caer aqu� encerrados y nos vamos a pulverizar contra el suelo? �Es eso
lo que va a suceder? �Vamos a morir?


Mi voz sonaba desesperada y algo chillona, el p�nico me
dificultaba la respiraci�n, y ten�a ganas de llorar.


- Calma, nena. No va a pasar nada malo, te lo prometo � Lobo
me apret� con fuerza entre sus brazos. � Aunque el timbre de alarma no suene,
tan pronto como alguien quiera usar el ascensor, ver�n que no funciona, y
vendr�n a sacarnos.


Ya hab�a empezado a respirar m�s f�cilmente, cuando se fue la
luz. Chill� sin poder contenerme. Lobo me abraz� fuerte, me acarici� la espalda,
el pelo,... no sab�a que hacer para calmarme, y finalmente, me bes� con fuerza.
Al menos eso hizo que me callara, y le daba tiempo para pensar en algo para
distraerme hasta que nos sacaran. Lobo me reclin� la cabeza contra su pecho,
acariciando mi cara, mientras yo no dejaba de jadear, en medio de la m�s
absoluta oscuridad.


- Esto me sabe mal, nena. � susurr�. � Yo mismo te he
asustado, y de postre, esto. Est�s hecha un manojo de nervios, y nada sienta
peor que eso, para cuando te calmes, estar�s agotada y te doler� todo el
cuerpo.... Pero yo voy a hacer que te relajes...


Estaba tan ocupada aterroriz�ndome, que apenas me di cuenta
que Lobo me apoyaba contra la pared, besando mi cuello, succionando lentamente,
mientras sus manos, muy suavemente, comenzaron a bajar por mis hombros hasta mi
pecho,... viendo la falta de reacci�n, decidi� ser un poco m�s en�rgico, y su
boca comenz� a bajar por mi garganta, lamiendo cada punto, mientras sus manos
desabrochaban mi camisa, y pellizc� mis pezones sobre la tela del sujetador.
Entonces me di cuenta de lo que pretend�a.


- No, Lobo,... no ahora... por favor, estoy asustada...


- �Y qu� mejor que pensar en otra cosa para distraer el
miedo? No pienses en d�nde est�s, nena, s�lo conc�ntrate en lo que est�s
sintiendo.


Y sent�a su boca, c�lida y h�meda, acercarse peligrosamente a
mis pezones, retirar la tela del sost�n, y apresar uno de ellos, succionarlo,
lamerlo con la lengua... mis pechos se pusieron duros como rocas, notando la
dulce humedad de su lengua, y las caricias de sus h�biles manos. Suspir�
d�bilmente, sin poder contenerme, y mis brazos, que hasta entonces colgaban
r�gidos a ambos lados de mi cuerpo, se relajaron por completo, y abrazaron a
Lobo.


- Mmmmmmhhhhh.... s����..... c�lmame, Lobo,.... haz que me
tranquilice,.... s�����....


- �Esto es lo que necesitabas, verdad, nena? �Era esto lo que
quer�as?


Lobo apretaba mis tetas, ahora con m�s fuerza, amas�ndolas
entre sus manos, mientras su boca mamaba mis pezones alternativamente, tirando
suavemente de ellos y pellizc�ndolos, arranc�ndome gemidos de placer que s�lo al
principio intent� contener. El calor dentro del ascensor iba subiendo
paulatinamente, al tiempo que en mi sexo lo hac�a tambi�n, como suplicando que
Lobo se ocupase un poco de �l. Con la sabidur�a que hab�a acumulado durante su
experiencia en el colgante, mi amante not� esto, y una de sus manos inici� una
lenta, pero decidida bajada hacia mi entrepierna. Agarr� mi falda, y empez� a
subirla lentamente, acariciando mis muslos con la tela, haci�ndome sufrir, sin
dejar ni por un momento su trabajito en mis tetas.


- Sigue, por favor,.... aaaah... acar�ciame .... ah�
abajo.... por favor.....


Lobo se ri� por lo bajo. Lleg� por fin hasta mi sexo, y lo
acarici�, s�lo superficialmente, sobre la suave tela de las bragas que lo
cubr�an. Un escalofr�o de placer y deseo tortur� todo mi cuerpo, y pude sentir
mi humedad empapando mi ropa interior. La mano de Lobo agarr� mis bragas y las
baj� unos cent�metros, apenas lo justo para dejar pasar su mano, que juguete�
con los rizos de mi monte de Venus, acariciando y presionando mis labios
mayores,... la presi�n se comunicaba d�bil, pero deliciosamente al cl�toris, mis
jugos escurr�an entre sus dedos, y todo mi cuerpo se contoneaba, anhelante,
mecido de deseo,...


- Seguro que est�s deseando que te coja el cl�toris, que te
folle con los dedos, que te masturbe hasta que te desmayes de gusto,.... �verdad
que s�, nena?


- �S�! S�, por favor.... pen�trame, ahoraaaa....


- Desp�dete nena, no lo voy a hacer.


Mi cara debi� reflejar una decepci�n may�scula, aunque a
oscuras, dif�cil es averiguarlo. De cualquier modo, o� de nuevo la risa de Lobo,
sent� su aliento cerca de mi boca, y su lengua acariciar mis labios
entreabiertos, buscando la m�a, que sali� a su encuentro, y a la que acarici�
apasionadamente, recibiendo a cambio el mismo tratamiento,.... Yo me sent�a
dentro de un horno, un travieso cosquilleo recorr�a desde mis tobillos hasta mi
cuello, como si todo mi cuerpo susurrase "quiero m�s,.... quiero m�s...." . Sin
apenas darme cuenta, mis piernas aflojaron, mi cuerpo se desliz� suavemente
hacia el piso del ascensor, mientras la boca de Lobo segu�a el mismo recorrido,
tirando de m�...


- Si quieres tener algo dentro, tendr�s que hacerlo t� misma.
� dijo cogiendo mi mano y lamiendo lascivamente mis dedos. � Yo voy a ocuparme
de... otros menesteres.


Lobo se agach� entre mis piernas abiertas, la calidez que
desped�a su rostro y su aliento inundaron mi co�ito deliciosamente, y cre�
flotar de gusto cuando sent� la punta de su lengua acariciar el prepucio de mi
cl�toris.


- S��������������........ aaahhh, Lobo, s����..... ch�palo,
no pares,.....


Lobo apres� mi cl�toris en su boca, succion�, c�lido,
h�medo,.... el placer era inmenso, t�rrido, mi cuerpo no pod�a estarse quieto,
mientras sent�a oleadas de dulzura maravillosa abrasar cada cent�metro de mi
piel, era fant�stico... Lobo agarr� mi mano y la llev� a mi co�ito.


- M�tete los dedos, nena, ... vamos, date m�s placer
todav�a...


Como si supieran lo que ten�an que hacer, mis dedos
encontraron mi caliente agujerito a la primera, lo acariciaron, y se
introdujeron lentamente, hasta los nudillos, para salir desliz�ndose suavemente
despu�s... mis jugos desbordaban, Lobo los sorb�a y esparc�a por mi co�o y mi
trasero, acariciando mi agujerito de atr�s, que parec�a impacientarse por tener
su parte.... Lobo empuj� mi mano, para que me metiese los dedos de nuevo.


- Mmmmhh..... aah.... qu� bueno....


Pronto mis dedos aceleraron, entrando y saliendo
desenfrenadamente de mi co�ito, mientras Lobo no dejaba de chupar y lamer mi
cl�toris, y acariciar suavemente la entrada de mi ano,... el placer se agolpaba
en mi sexo y recorr�a todo mi cuerpo en una intensa maravilla que me hac�a
retorcerme de gusto. Me penetraba fuerte con los dedos, m�s r�pido cada vez,
chapoteando en mis jugos, al tiempo que la sensaci�n de picaz�n en mi culito,
producida por el deseo, me atormentaba cada vez m�s.


- �Sigue, Lobo! �Ch�pame, s�������!
Aaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh..... por favor,.... acar�ciame el culo,..... por
favor.......


Lobo se ri� bajamente, mi cl�toris en su boca parec�a
explotar de placer, su lengua lo lam�a con desenfreno, sus labios lo apresaban,
apret�ndolo y solt�ndolo alternativamente, y cada vez que lo apretaba, me
parec�a que me levantaba del suelo, era demencial,... sus dedos acariciaron m�s
decididamente mi ano, mientras yo me masturbaba sin cesar, y el placer crec�a,
disfrutaba como una loca, mis gemidos aumentaban de tono, sin que pudiera
evitarlo:


- �S����! �M�s! �Aaaaaaaaaaaaahhhhh.....! �M�s, Lobo,
siguee....! Haaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh.....


- �Ya est�s a punto, verdad, nena? C�rrete ahora, mu�eca,
c�rrete para m�.


Apenas termin� de hablar, Lobo apres� de nuevo mi cl�toris,
lami�ndolo con rapidez y fuerza, y mientras tambi�n mis dedos aceleraban, por
fin, uno de los suyos penetr� mi culo hasta el fondo. Mi cuerpo se incurv�
bruscamente de placer, un intenso calambrazo de gusto atac� mi columna hasta el
cuello, mis dedos me acariciaron a�n con m�s energ�a, y la boca de Lobo exprimi�
mi cl�toris. Era excesivo, el placer se cebaba en todos los puntos sensibles de
mi cuerpo, ascend�a y descend�a desde mi sexo hasta el cuello, hasta los
tobillos, mis rodillas temblaban de placer, no aguantar�a mucho m�s,.... el
placer llegaba en calambres, por todos mis agujeros, se sumaba en un gozo
extremo que crec�a de modo imparable, sub�a y al fin me hizo estallar en un
orgasmo esplendoroso:


- �S�! �ME CORRO, S�! �AAAAAAAAAAAHHHHH....! �QU�
MARAVILLAAAAAAAAAAAAAAAA! HAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH......


Lobo continuaba moviendo su dedo en c�rculos en mi culito, y
sorbiendo mi cl�toris, haciendo que me estremeciera de placer, en un orgasmo que
se prolongaba m�s y m�s... no s� c�mo lo hac�a, pero not� como el placer
aumentaba de nuevo, y sin descanso, hizo que me corriera de nuevo:


- �AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH.... � �ANIMAAAAAAL.... � �S�! �S�!
�S�������������������������! Haaaaaaaaaaaaahhh..... qu� gusto....


Lobo se re�a, y no paraba de jugar conmigo, mientras yo ten�a
el pelo revuelto, el cuerpo empapado en sudor, y una sensaci�n de completo
bienestar me invad�a, mientras el placer de mi culito, mi co�o y mi cl�toris
ascend�a y descend�a. Lobo me dejaba respirar un segundo y volv�a a la carga,
moviendo mi mano para que me masturbase, mientras �l segu�a lamiendo y chupando
mi cl�toris, y lacerando mi culito. Quise pedirle que se detuviese, que ya era
suficiente, pero demasiado tarde. Activando resortes de mi cuerpo, desconocidos
para m�, pero que �l parec�a conocer de memoria, todo mi sexo reaccion� con
energ�a, mi cuerpo se apoyaba s�lo sobre los hombros y las puntas de los pies, y
el placer atac� con furia inusitada todo mi ser, por tercera vez en aquella
ma�ana:


- �AAAHHH...! �M�S.... M�S... S���! �ME VIENE,
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH.......! Haaaaaaaaaaaaahh....
mmmmmmmmmmmmhhhhh.....


Mi cuerpo se relaj� mientras el tercer orgasmo estallaba en
mi cl�toris, co�o y culo, todo a la vez... no pod�a creerlo. El hormigueo
intenso de un placer muy fuerte se paseaba por cada punto de mi piel, me sent�a
tan a gusto, tan bien,... Lobo, finalmente, desliz� su dedo fuera de mi ano, con
un delicioso cosquilleo, y besando mi cl�toris, lo solt� tambi�n. Cogi� la mano
con la que yo me hab�a masturbado e hizo adem�n de limpiarla con su pa�uelo,
pero lo pens� mejor y la lami�, paladeando sonoramente... Mi respiraci�n se
normalizaba, mientras apenas me daba cuenta de que estaba sonriendo
abiertamente, profundamente feliz.


- Hac�a tiempo que no te daba tres seguidos, �eh, nena? �A
que ahora te sientes mucho mejor?


Me hubiera gustado contestarle que era indecible lo bien que
me sent�a, pero a�n no pod�a ni hablar, de modo que le acarici� la cara con las
manos, intentando que se acercara. Lo hizo, y le bes� largamente, lam� su �spero
rostro sin afeitar, bes�ndolo quedamente, hasta llegar a su oreja, cuyo l�bulo
lam� suavemente, y luego lo apres� en mi boca, mam�ndolo voluptuosamente, entre
gemidos suaves....


- Creo que intentas decirme que no lo he hecho mal del todo,
�no? � brome� Lobo, ayud�ndome a levantarme.


De pronto, el ascensor dio una especie de sacudida, se puso
en marcha y volvi� la luz. Baj�bamos... pero apenas nos d�bamos cuenta, fundidos
de nuevo en un beso delicioso, las manos de Lobo recorr�an todo mi cuerpo, y una
de las m�as, t�midamente primero, se acerc� a su entrepierna, y se detuvo,
dubitativa. Lobo, sin dejar de acariciar mi lengua con la suya, cogi� mi mano y
la desliz� sobre su pantal�n, hasta el bulto que hab�a bajo �l, y del que tan
poco nos hab�amos ocupado, y lo frot�, provocando un escalofr�o en mi amante, al
tiempo que se abr�an las puertas del ascensor.


- �Ajaj����������! Mira qui�nes est�n aqu�, claro si no
pod�an ser otros. � Era el vecino pesado. No Narciso, sino el viejales que vive
debajo de nosotros, y se queja del "jaleo obsceno" que montamos. � Claro, a
ellos, �qu� m�s les da que un hombre mayor como yo tenga que esperar el ascensor
media hora? �Ellos se lo est�n pasando en grande, y ya est�! �Y a los dem�s, que
nos parta un rayo! ��Me oyen?! � Creo que lo que m�s le molestaba es que Lobo y
yo ni siquiera le mir�bamos, continu�bamos bes�ndonos, y yo frotaba el bulto del
pantal�n de Lobo, sintiendo, encantada, su t�rrida temperatura, y c�mo crec�a y
se pon�a como una piedra bajo el efecto de mis caricias... - �Esto es el colmo!
Pero qu� guarros.... bien... �baja?


- No se�or, sube... � brome� Lobo, con una sonrisa lasciva en
la cara, mientras apretaba el bot�n de subida. � Y no vea.... c�mo sube...


- �Pero oiga...! Que el ascensor... �Oigaaaaa....!


Al vecino s�lo le faltaba patalear cuando el ascensor se
cerr� ante sus irritadas narices y se larg�. Le o�mos gritar algo acerca de la
pr�xima reuni�n de vecinos, mientras sub�amos a casa. Una vez en casa, estuve a
punto de pescar a Lobo del cintur�n y arrancarle los pantalones, pero Lobo dijo
que ni hablar de eso, que se mor�a de hambre, pero de la del est�mago, no la
otra, y que antes de nada, quer�a comer. Me fastidiaba alegremente que hiciese
eso, porque me dio la oportunidad de andar intentando meterle mano por toda la
casa. Si hace solamente dos semanas alguien me hubiera dicho que yo, yo, ir�a
persiguiendo a un hombre intentando meterle mano, me hubiera re�do en la cara de
quien fuese, pero ah� estaba. Despu�s de comer y meter los platos en el
lavavajillas, fuimos al sof�-cama de la terraza a echarnos la siesta, y Lobo me
propuso darme un buen masaje antes de dormir. Yo sab�a que el hecho de haberme
asustado a m� tambi�n, aunque hubiera sido sin querer, segu�a pesando en su
conciencia, pero sab�a tambi�n que estaba deseando echarse, y lo pospuse. Y en
�sas est�bamos.


Lobo se recost� junto a m�, y casi al instante se durmi�, y
lo mismo hice yo. Los tres orgasmos del ascensor me hab�an dejado como si me
hubiera tomado un cami�n-cisterna de tila.


Cuando despert�, me pareci� que hab�a dormido una eternidad,
pero al mirar el reloj vi que hab�a pasado poco m�s de una hora, pero, como era
invierno, estaba anocheciendo ya. Mir� c�mo el cielo de la tarde se pon�a
amarillo, y luego muy dorado.... Lobo ronc� suavemente, sin despertarse. No pude
evitar pensar que le deb�a un polvazo descomunal, despu�s de la sesi�n de por la
ma�ana, al tiempo que me pregunt� qu� estar�a so�ando.


- Te quiero, Lobo. � susurr�, y me inclin� para besarle
suavemente la nariz.


Lobo dio una especie de ronquido, como si se riera, y sonri�.
De pronto me pareci� que algo se mov�a en la cama, mir� y vi.... Vaya, vaya,
vaya. Mira por donde, s� sab�a lo que estaba so�ando. O al menos, pod�a
imaginarlo. Sin duda ten�a que ser algo no apto para menores, pues, �qu� otra
cosa pod�a producirle la asombrosa erecci�n que se hac�a patente, a�n bajo las
mantas? Lobo sonre�a en sue�os, y de pronto, me vino una idea muy divertida...
�porqu� no...?


No lo pens� dos veces. Con mucho cuidado, para que no
despertara, retir� las mantas lateralmente, hasta descubrir su enorme miembro,
que se alzaba para m�. Lobo dorm�a s�lo con los bermudas, que, como unos
calzoncillos, tienen abertura para hacer pis, as� que apenas hice a un lado la
tela,.... y all� estaba. Lo mir�, sonriendo traviesa, mientras me relam�a. Mir�
a Lobo. Sonre�a, dormido como un tronco. Esperaba que no se despertase
enseguida, me resultaba deliciosamente perverso aprovecharme de su sue�o.


Acerqu� mi boca a su pene, y bes� fugazmente la punta. De
inmediato, su gran miembro pareci� crecer m�s a�n, y Lobo pareci� notarlo en
sue�os, a juzgar por un ronquido que parec�a una d�bil risita. Le hice una suave
caricia con la lengua, desde la base a la punta, y recog� en mi lengua la
primera gota, al tiempo que Lobo se estremec�a dormido. Lentamente, con cuidado,
ech� hacia atr�s la piel de su verga para descubrir la sonrosada cabeza, h�meda,
brillante, .... sin poder contener un "mmmmmhhhhh....", lo aprision� con mi
boca, lami�ndolo con toda suavidad, mientras acariciaba el tronco delicadamente,
y la respiraci�n de Lobo, a�n dormido, comenzaba a acelerar.


"Creo que le gusta", pens�, separando mi boca del glande y
lamiendo su polla en toda su extensi�n. No dejaba de mirarle de reojo. Lobo
sonre�a, se estremec�a, sus manos se cerraban sobre las mantas, pero no
despertaba. Con todo el cuidado del mundo, met� la mano en la abertura de los
bermudas, y le acarici� suavemente los test�culos, bes�ndolos y lami�ndolos al
mismo tiempo, mientras con la otra mano, acariciaba la sensible punta de su
verga. Lobo, preso de un escalofr�o, solt� un "mmmmmmhhhhhh....". Yo trataba de
contener la risa, y las ganas de masturbarle m�s intensamente, o mejor a�n, de
montarle. Pero si quer�a hacerlo sin que se despertase, ten�a que ser as�.


Con la punta de la lengua lam� de nuevo el glande, cuyo calor
aumentaba con rapidez. Quiz� era porque estaba dormido, pero me parec�a que no
iba a aguantar mucho m�s, de modo que de nuevo lo abrac� entre mis labios, y
empec� a chuparlo, arriba y abajo, suave, pero intensamente, mientras mis dedos
h�medos buscaban su agujerito trasero, y el t�rax de Lobo sub�a y bajaba a
golpes. Mi lengua se paseaba por el tronco de su polla, la punta se frotaba
contra mi paladar, y me parec�a extra�amente enorme... no sab�a porqu�, pero
�ltimamente, su polla parec�a haber crecido, ser�an impresiones m�as. Lobo,
dormido a�n, boqueaba en busca de aire. Con la lengua frot�, en lamidas r�pidas
y fuertes la punta de su polla, apret�ndola entre mis labios, y penetr�
ligeramente su culito. El cuerpo de Lobo se tens�, mis dedos y lengua apretaron
y aceleraron a�n m�s, dormido todav�a, Lobo gimi�:


- Mmmmhhh... Mmmmmmmmmmmmmmmmhh... �Mmmaaaaaahhhh.... �


Lobo despert� por su propio gemido de gusto, al tiempo que
una potente descarga de semen inund� mi boca. Tragu�, sonriendo golosamente,
mirando a los ojos a Lobo, que parec�a sorprendido,.... agradablemente
sorprendido.


- Hola, querido. Buen despertar. � No pude evitar pensar que
quiz� no hab�a sido tan rom�ntico como "La Bella Durmiente", pero s� mucho m�s
divertido...


- Nena.... �Sabes que estaba so�ando que hac�as exactamente
lo que estabas haciendo? � sonri�, acarici�ndome para que me acercara � Te has
aprovechado de mi sue�o, violadora,... vas a tener que pagar por esto,...


Lobo ten�a una expresi�n muy parecida a la que hab�a visto en
la escalera y que me hab�a asustado. Aunque ahora m�s que miedo, sent�a
curiosidad, eso no significaba que fuese a ponerle las cosas f�ciles...


- Bueno... si quieres hacerme pagar, adelante, pero primero
tendr�s que cazarme.


Salt� de la cama y corr� a la puerta de la terraza, pero
antes de abrirla, Lobo me alcanz� de un solo salto, me agarr� y me cogi� las
manos en la espalda, riendo ferozmente.


- La pr�xima vez que quieras jugar conmigo al "que te pillo",
recu�rdame que te d� al menos un minuto de ventaja.


Lobo cogi� una s�bana de la cama y me at� las manos a la
espalda con un extremo de la misma, mientras lam�a mi cuello. Me recost� contra
la pared, pasando el otro extremo de la s�bana por entre mis piernas, y con la
mano empez� a frotar despiadadamente mi co�ito, lamiendo mi rostro y mi cuello,
el vaho de su respiraci�n y la calidez de su lengua encend�an mi deseo, sus
dedos se empaparon en mi humedad, rozaron suavemente mi cl�toris, y lo
apresaron, pellizc�ndolo, haci�ndome suspirar de placer.... De pronto, Lobo se
detuvo.


- �Ser�...! Ya lo tengo...


- Mmmhh... y tanto que lo tienes, Lobo, ... no te pares....


- �Eh? �No, nena, no me refiero a eso! Eso ya s� que lo
tengo... pero ahora lo que tengo es otra cosa. Dita, preciosa,... perd�name por
dejarte as�, lo siento de veras, porque yo tambi�n quiero,... Pero esto es m�s
urgente. Perd�name por esto.... y por lo que voy a hacer ahora.


- �Qu� vas a hacer?


Lobo se hab�a apartado, afloj�ndome la s�bana que me
aprisionaba las manos, y comenz� a vestirse.


- Error. Que vamos a hacer. Ven aqu�.


Lobo me susurr� al o�do la conclusi�n a la que hab�a llegado,
y lo que se le hab�a ocurrido a �l. En principio apenas pod�a creerlo, pero
luego... acept� encantada.



- �ZORRA!


- �G�NGSTER!


Un sonoro bofet�n atron� las paredes de mi apartamento,
seguido por el golpe sordo que produce un pu�etazo en el est�mago, y despu�s,
unos sollozos estruendosos.


- �ESTE ES EL PAGO QUE LE DAN A UNA! �ANIMAL! �ME TIENES
HARTA, NO VALES PARA NADA!


- �T� S� QUE NO VALES PARA NADA! �NI PARA LA CAMA SIQUIERA,
ADEM�S DE ZORRA, FR�GIDA!


- �SEGURO QUE CON OTRO NO TENDR�A PROBLEMAS EN LA CAMA!


- �ZORRA!


- �CHULO DE TASCA!


Otro sonoro bofet�n, y la puerta de mi piso se abri�
bruscamente, puerta por la que Lobo sali� a empujones que yo misma le daba.


- �LARGO DE AQU�! �VETE DE MI CASA, GANDUL! �B�SCATE OTRA
PARA QUE TE MANTENGA!


- �TE LO ADVIERTO, NI�A! �SI ME MARCHO AHORA, NO ME VUELVES A
VER EL PELO!


- �ES PRECISAMENTE LO QUE QUIERO, CRETINO HARAG�N!
�DESAPARECE DE MI VIDA!


Con todo el jaleo que est�bamos montando, s�lo era cuesti�n
de tiempo que el querido Narciso asomara la nariz, como efectivamente hizo.


- Es por esto por lo que me echas de casa, �verdad? � dijo
Lobo, furioso, se�al�ndole - �ES POR ESTO? Maldita zorrupia,...


- ��L NO TIENE NADA QUE VER CON ESTO! �TE LARGO PORQUE NO
ESTOY DISPUESTA A CONSENTIR QUE ROBES MI DINERO!


-�M�TETE POR EL CULO TU COCHINO DINERO! PERO TE PREVENGO: �T�
ERES M�A, Y SOLAMENTE M�A! SI ME ENTERO QUE TE VAS CON OTRO, Y ME ENTERAR� SI SE
TE OCURRE HACERLO, �VUELVO Y OS MATO A LOS DOS! �A LOS DOS! �ME HAS O�DO?
PRIMERO DESTRIPO A TU AMIGUITO, SEA EL QUE SEA, �Y LUEGO TE DESCERRAJO UN TIRO!
�LO HAS ENTENDIDO BIEN?


- �L�RGATE, MALDITO LOCO! �T�RATE POR EL VIADUCTO, Y D�JAME
EN PAAAAZ!


- �EN LA PAZ ETERNA TE VOY A DEJAR SI TE VEO CON OTRO!


- �MU�RETE!


- �ZORRA!


- �G�NGSTER!


Lobo nos ech� una mirada envenenada llena de odio, y sali�
por la puerta de la escalera dando tal portazo que el cristal tembl�. Yo me
cubr� la cara con las manos, y me dej� caer de rodillas, sollozando. Narciso se
acerc� a m�, cautelosamente, y lentamente se arrodill� junto a m�.


- �Est� bien? � pregunt�.


Ganas me dieron de contestarle, "��a ti qu� te parece,
retrasado mental?!", pero me contuve.


- Yo... � solloc�- ... yo le quer�a... �Porqu�? �porqu� me ha
hecho esto?


Levant� hacia �l mi rostro, anegado en l�grimas, y con la
mejilla derecha muy enrojecida... imagino que deb�a dar l�stima.


- �Quiere que llame a alguien de su familia? �Puedo hacer
algo por usted?


- No, d�jelo... y adem�s, ya ... ya le ha o�do... Si �l
imagina... hah... que hay algo entre usted y yo... rabiar� como un animal... es
muy capaz de matar... �Oh, tengo miedo!


- �Vamos, vamos! No se ponga usted as�, ya ver� como todo se
arregla. �Porqu� no pasa y se toma conmigo un caf�? Creo que ahora necesita no
estar sola. Ande, pase, y cu�nteme todo lo que ha sucedido.


Mi rostro tom� expresi�n de terror.


- �Si �l viene y me descubre en su casa, nos matar� a los
dos! �Ya le ha o�do! Cuando se enfada, no hay quien le frene, �Es un tipo
terrible!


- No se asuste. Yo no le tengo ning�n miedo, no puede ir
matando gente as� como as�. Adem�s, yo tengo un primo polic�a. Si usted quiere,
puedo avisarle, y que mande alguien aqu� esta noche...


- No, gracias... pero s� creo que me tomar� �se caf�...


Sonre�, y Narciso me devolvi� la sonrisa. Me ayud� a
levantarme y entramos en su casa. Ten�a el piso muy bien arreglado, coquet�n,
lleno de plantas y con poca luz. Daba cierto ambiente caribe�o, muy sugestivo.
No pude evitar preguntarme a cu�ntas chicas habr�a prodigado sus "consuelos" en
medio de aqu�l microclima tropical.


- Por favor, si�ntese. � dijo, se�alando un silloncito
biplaza tapizado en color melocot�n.


Me sent�, y Narciso hizo lo propio, junto a m�. Quiz� se
sent� algo m�s de cerca de que lo hubieran permitido las circunstancias, pero no
s�lo lo pas� por alto, sino que yo misma me arrim� a �l un poco m�s.


- Y d�game... � Narciso hablaba con tono confidencial. - �Qu�
ha sucedido? Usted y su esposo parec�an llevarse muy bien...


- Pero usted ten�a raz�n sobre �l. Es un hombre tempestuoso,
temperamental... violento. No hay modo de saber c�mo va a reaccionar, �l... �oh,
cielos, es tan impetuoso! Pero �sta ha sido la �ltima vez que me sacude. Lo
juro.


- ��l la pega frecuentemente?


- No... s�lo... s�lo es la segunda vez. Y s�lo ha sido un
bofet�n,... adem�s, yo le he devuelto el golpe.... pero es tan celoso....


- �Celoso?


- �l piensa constantemente que le voy a abandonar por otro...
ser un poco celoso es normal, pero en su caso, pronto va a necesitar ayuda
psiqui�trica.


- Lo sospechaba. Me di cuenta antes, en la escalera,... S�lo
un celoso compulsivo con crisis de violencia hubiera reaccionado de semejante
modo. Pero... �Y lo del dinero?


- Bueno... �l no trabaja. Es fot�grafo art�stico por libre.
Hace fotos de lo que �l considera que es arte, y luego trata de colocarlo por
ah�. No es f�cil. No vende mucho, y generalmente no lo pagan bien. Le he
sugerido que ponga una tienda de fotograf�a, o que trate de contratarse en una,
pero no hay manera. No es un hombre que se atenga a horarios. Quiere hacer
siempre lo que da la gana, no quiere tener que obedecer a nadie, ni tener que
estar todos los d�as en un sitio determinado, a una hora determinada.... No s�,
no s� que hacer con �l...


- Exactamente lo que ha hecho �Echarlo! � Narciso me cogi� la
mano con esa mirada de est�pida ternura que indudablemente deb�a darle buenos
resultados, a juzgar por la frecuencia con que la usaba. � Entiendo que todo
esto le resultar� muy duro ahora, pero.... con el tiempo se dar� cuenta que ha
sido lo mejor para usted.


- Es usted muy bueno, Narciso. � dije con tono de huerfanita
desamparada, mientras le acercaba la otra mano para que las cogiese entre las
suyas, lo que le falt� tiempo para hacer.


- Por favor, tut�eme. � y se acerc� a�n un poco m�s, de modo
que nuestras rodillas quedaron juntas.


- S�lo si t� lo haces tambi�n. � Nos sonre�mos, pero al
instante mi semblante cambi�, dando lugar a la preocupaci�n.- Y ahora,.. �Qu�
voy a hacer? Seguro que vuelve esta noche, a las tantas, y bebido. Y como yo soy
tan as�,.... y le quiero tanto,...


- �Eso ni hablar! Esta noche, te puedes quedar aqu�. Tengo
dos habitaciones libres, coge la que quieras. Y si �se... si a tu marido se le
ocurre presentarse, llamar� a la polic�a, y tendr� que dejar de molestarte.


- �Oh, Narciso, qu� amable eres! Pero no quisiera ser una
molestia...


- �Por favor, qu� va a ser molestia! Siempre es un placer
ayudarte... Pero qu� torpe soy, te promet� un caf�.


R�pidamente prepar� caf� en dos tazas, en la cocina. Cuando
volvi�, con el caf� humeante, le sonre� nuevamente y vi su m�vil sobre la mesa.
Era un modelo peque�ito, muy mono. Lo mir� y mir� de nuevo a Narciso.


- Si despu�s de ma�ana, tuviese que irme a alg�n sitio, o...
me gustar�a poder comunicarme contigo de alg�n modo...


Narciso ten�a en la cara una clara sonrisa de victoria, cogi�
su m�vil y me dio su tel�fono, n�mero que yo repet� en voz alta, me apunt� en un
papelito, y lo guard�. Un golpecito en el o�do me indic� que todo estaba
perfecto por ahora. Narciso continu� hablando conmigo de Lobo, diciendo que yo
me merec�a algo mucho mejor que un hombre que se me hab�a atrevido a darme un
bofet�n, que �l me comprend�a, que era mi amigo y que iba a estar conmigo
siempre que yo le necesitara. Yo asent�a con la cabeza, dando muestras de total
sumisi�n, haciendo girar la taza de caf� entre mis manos, mientras �l beb�a,
anim�ndome a hacer lo mismo, y por fin, son� su m�vil. Narciso cogi� la llamada,
pero nadie contest�, y colg� como si tal cosa.


- Esto me recuerda que tengo que hacer una llamada urgente.
�No te importa si te dejo unos minutos?


- Por favor, no te preocupes por m�, vete tranquilo.


Narciso cogi� el m�vil y se fue a la cocina, que est� junto a
la puerta de entrada. Por eso Lobo le hab�a o�do, lo que era una suerte... y
gracias a eso, tambi�n lo o�amos ahora. Gracias a la inestimable ayuda de uno de
los amigos de Lobo, el que organiz� lo de prima Alicia, ahora yo ten�a un
diminuto emisor-receptor en el o�do, gracias al cual, Lobo hab�a o�do toda la
conversaci�n, incluido el n�mero de m�vil de Narciso. La llamada muda hab�a sido
hecha por Lobo y sus amigos, y al descolgarla, Narciso hab�a "permitido" que su
l�nea fuese pinchada, as� que ahora, Lobo, su amigo, y yo misma, por mi
emisor-receptor, est�bamos asistiendo al emocionante episodio radiado de
"Conspiraci�n en la sombra" de �sta noche.


- Como lo oyes, han discutido, y la tengo aqu�, en mi casa.
Creo que la he convencido para que se quede a dormir... est� en sus horas bajas.
� dec�a Narciso, d�ndose importancia. � De esta noche no pasa. No tengo m�s que
darla palique y convencerla de que soy el hombre de sus sue�os, y en su estado
no ser� muy dif�cil. Pero .... su amiguito puede complicarme las cosas.


- �Qu� quieres decir? � Un escalofr�o de indignaci�n recorri�
todo mi cuerpo cuando reconoc� la voz de la mujer que le hablaba. Lobo ten�a
raz�n. Mi querida prima Alicia estaba detr�s de todo esto. � Si pretendes que
suelte m�s pasta, ya lo puedes olvi...


- Oye, �se t�o dice que me va a matar, y, sinceramente,
parece muy capaz de ello. Y aunque no lo haga, si me de un golpe en la cara,
�qu� hago yo, eh? Un morat�n o una cicatriz en el cuerpo, mal que bien, se
pueden ocultar, pero en la cara no. Si me lastima el rostro, ninguna mujer
volver� a pagar por �l. Necesito un seguro, compr�ndelo.


- �Ya te he pagado tres veces el trabajo completo, y a�n no
hay resultados!


- �No te he dicho que est� en mi casa, que han discutido
porque a �l le ha entrado un ataque de celos por m�, y que de �sta noche no pasa
que me la tire? �Eso son o no son resultados? Dentro de una semanita o dos,
discutimos como me dijiste, la echo de casa,..


- Despu�s de asegurarte de que haya vendido la suya.


- Despu�s de eso, no lo olvido. Ya s� que quieres verla en la
calle. Y en medio de una profunda depresi�n amorosa, apareces t� para darle la
puntilla y decirle que todo lo has planeado t�. Lo s� muy bien, pero,... te va a
costar .... el doble.


- Ya te he pagado el triple. � La voz de Alicia rebosaba de
furia contenida.


- Pues con esto har� ya el qu�ntuplo. Pero por menos, no
muevo un dedo. Y menos, la polla.


- .... De acuerdo. Al t�rmino....


- Ahora. Ahora, o salgo y le cuento a la mar�a magdalena que
tengo en mi sal�n todo el inter�s que cierta persona tiene en ella... �Te
decides?


- �De acuerdo! Ten mi n�mero de cuenta y la clave, pero no se
te ocurra transferir un c�ntimo de m�s. �Lo oyes?


- Por favor... ��sa opini�n tienes de m�? Yo me prostituyo,
pero soy honrado.


Acto seguido, Alicia le dio su n�mero de cuenta bancaria, y
la clave para acceder a ella. Y Lobo tomando buena nota de todo... aquello
parec�a incluso demasiado bueno para ser verdad. Segu� escuchando.


- Espero que sea verdad, y que no pase de �sta noche. �
Insisti� Alicia, autoritaria.


- Tranquila. Le he puesto unos "polvitos m�gicos" en el caf�.
Dentro de nada, estar� como si se hubiera bebido un litro de co�ac, despu�s ser�
yo quien le eche un polvito de los m�os, y luego a dormir, como los ni�os
buenos.


Horrorizada, mir� la taza de caf�. Casi al instante, son� la
puerta de la cocina, y los pasos de Narciso por el pasillo, hasta el sal�n,
donde yo estaba, medio reclinada sobre el sof�, con la mirada algo perdida. Sus
ojos, como distra�damente, se posaron en la taza de caf�, llena s�lo hasta la
mitad, y sonri�.


- �Hip! ... Creo que estoy... algo mareada... � yo ten�a la
visi�n desenfocada, y apenas era due�a de mis movimientos. - Si no... te
molesta... me parece.. �hip! Me... parece que preferir�a... tumbarme...


Narciso parec�a en el colmo de la victoria. Dijo que desde
luego, desde luego. Se apur� de un sorbo su caf�, y tom�ndome de la cintura, me
ayud� a levantarme. Yo me bamboleaba de un lado a otro, ri�ndome de mi propia
torpeza, incapaz de controlar mi propio cuerpo. Narciso me llev�, con algo de
dificultad, al dormitorio, y me tumb� sobre la cama. Yo no dejaba de re�r
tontamente, y le hice se�as para que se acercara. Ni que decir tiene que
obedeci� de inmediato.


- Eres tan hermosa... eres maravillosa... � dec�a, bes�ndome
el cuello, tirando hacia abajo de los tirantes de mi vestido. Yo apenas me
resist�a, re�a con risa floja, tratando de quitarle su chaqueta a �l. De pronto,
Narciso alz� la cabeza para mirarme. Parpadeaba como si no viera bien, como si
le costase reconocer d�nde estaba. Sin pensarlo, pegu� mi boca a la suya,
bes�ndole con fuerza. Antes de soltarle, estaba ya dormido como un lir�n.


- Te ha costado m�s de lo que yo pensaba. Ya me lo estabas
haciendo pasar mal.


Nunca como entonces me alegr� de detestar el caf�. De haber
sido leche, o chocolate, sin duda lo habr�a probado. Hab�a sido una idea
estupenda vaciar parte de la taza en el macet�n de junto al sof�, pero hab�a
sido mejor idea a�n, cambiar mi taza por la suya, y fingir los efectos del
sedante.


Llamaron a la puerta y corr� a abrir. Era Lobo, ven�a con
otro hombre al que yo no conoc�a que llevaba un ordenador port�til, y tra�an a
Alicia, que parec�a desmayada.


- �Dita, la mujer de Lobo? � Pregunt� el hombre, un tipo
alto, moreno, de pelo corto, ojos marrones y rostro amable. � Soy Ra�l, el amigo
de Lobo. Un placer.


- Ra�l... � Lobo sonre�a con aire impaciente - Puedo suponer
que.. �te ocupas t�?


- Desde luego. � dirigi�ndose a m�, sonri�, y dijo � Lobo me
cont� que esta tarde, antes de todo esto, dejaron ustedes.... ehh.. un .. asunto
pendiente, que desea rematar con usted. Pueden irse tranquilos, yo me encargo de
todo. Por cierto, Dita... Lo ha hecho usted muy bien.


Sonre� y le d� las gracias, al tiempo que Lobo, con su
sonrisa de lujuria, me cogi� de la mano, y me sac� de all�, me cogi� en brazos y
entramos en casa. Lobo cerr� la puerta con el pie. Ya todo me importaba un
pimiento. Alicia, Narciso, su abortada conspiraci�n,... lo �nico que me
importaba era Lobo.


- Nena... debo advertirte que �sta es la �ltima noche de luna
llena del ciclo. En �stas noches yo me pongo... un poco bestia. Te lo digo por
si en alg�n momento, hago algo que no te guste, que sepas porqu� es... y si hago
algo que no te guste, d�melo enseguida.


Pero yo apenas le o�a. �C�mo iba a hacer algo que no me
gustase?


- Lobo, haz de m� lo que quieras.


Lobo sonri�. Ten�a un aspecto feroz. Se retir� de mi lado, y
apag� las luces de la casa. Todo estaba a oscuras. O� sus pasos alejarse del
sal�n, donde yo estaba de pie. No o� nada m�s. Debi� pasar m�s de un minuto, y
yo empezaba a impacientarme, pues no o�a pasos, ni ruido, ni nada. Por un
momento, llegu� incluso a dudar que, aparte de m�, hubiera alguien en el
apartamento.


- �Lobo...? � S�lo el silencio me respondi�. - �Lobo,...
est�s ah�?


No sab�a porqu�, pero estaba empezando a asustarme. Era
demasiada oscuridad, demasiado silencio. Con las manos levantadas, me dirig� a
la pared, tanteando para encontrar el interruptor. Not� algo a mis espaldas, me
volv�. Nada. Una respiraci�n agitada parec�a cerca de m�, pero no pod�a tocar
nada. Algo agarr� mi vestido y tir� con fuerza, un sonido cort� el aire, y parte
de mi vestido despareci�.


- �Qu�...? � cog� la tela del vestido, y al tacto comprob�
que no era un desgarr�n, sino un corte limpio, como lo har�a una navaja muy
afilada. Trat� de dar un paso, pero de nuevo el mismo sonido que cort� el aire,
y uno de mis tirantes se solt�. Antes de un segundo, tambi�n el otro se cort�, y
mi vestido cay� al suelo. Debajo, s�lo llevaba el tanga de color rojo, e
inconscientemente, me cubr� el pecho con los brazos.


- Lobo, �d�nde est�s? � pregunt� de nuevo.- Por favor,
sal....


Me pareci� o�r una risa ahogada, y al instante, alguien me
agarr� por detr�s, me empuj� contra la pared, inmovilizando mis brazos, en medio
de un rugido animal. De sobra sab�a que era Lobo, pero a�n as�, no pude evitar
gritar del susto.


- Me encanta asustarte nena... lo siento, pero darte miedo me
excita much�simo... �Lo notas?


Frot�ndose contra mi culito, pod�a notar su gran verga,
excitada hasta el extremo. Lobo me agarraba las manos a la espalda, y con la
otra me apretaba las nalgas, cada vez m�s abajo, buscando mi co�ito, que ya
empezaba a excitarse,... Pero antes incluso de tocarlo, Not� como mis mu�ecas
eran apresadas por algo que parec�a tela. Era la s�bana, cuyo extremo colgaba a
mi espalda. Lobo me levant� de la cintura, y me llev� de nuevo al centro de
sal�n.


- Si�ntate. � Dijo, colocando su mano en mi hombro y
presionando hacia abajo.


Me sent�, medio de rodillas, sobre la alfombra color canela.
O� el rascado de una cerilla, y la luz de una vela hiri� mis ojos. Pude ver a
Lobo, desnudo y descalzo, de pie, frente a m�. Me miraba con ojos �vidos, y
comenz� a dar vueltas, muy despacio, a mi alrededor, como un animal carn�voro le
har�a el cerco a una presa que sabe que no tiene escapatoria. Yo le segu�a con
los ojos, mirando con los labios entreabiertos su boca, curvada en una sonrisa
p�rfida,... y su polla erecta, a la altura exacta para ser besada.


- La quieres, �verdad, nena? � susurr� Lobo, acercando su
polla a mi boca, pero no lo bastante cerca para que pudiese pescarla.- Te
gustar�a sentirla... en tu boca, apresarla con tus labios h�medos, darla vueltas
en tu boca, hacer que me derrita de placer, ... tenerme a tu merced gracias a
ello,... �te gustar�a, verdad que s�?


Pod�a notar el calor que exhalaba su gran miembro, a s�lo
unos cent�metros de mi hambrienta boca. Intent� sacar la lengua para lamerlo al
menos, pero Lobo me ech� hacia atr�s la cabeza con la mano. Emit� un gemido
desmayado, lastimero, y mir� a Lobo, casi rog�ndole que me permitiera darle
placer. Lobo sonri� y se agach� frente a m�. Lami� mis labios y me bes�,
largamente,... o� un ruido de rasgado, y supe que hab�a destrozado con las manos
el tanga que a�n cubr�a mi co�ito. Arroj� por ah� el despojo, y not� que met�a
la tela de la s�bana por entre mis nalgas y mis piernas. La enroll�, tratando de
hacerla m�s fina, y tir� suavemente de ella.


- �Ah! � el cosquilleo que me subi� por el sexo de golpe, me
sorprendi�... y me gust�. � Ay....mmhh...


Lobo se puso en pie de nuevo, con la tela en las manos,
tirando y aflojando suavemente, excitando mi sexo con el frotamiento de la
tela,... un placer c�lido y dulce se extendi� suavemente por mi intimidad, para
expandirse lentamente por todo mi cuerpo. Cerr� los ojos de gusto, suspirando
bajamente, sintiendo la tira de tela enrollada frotar mi culito y mi co�o a la
vez en su recorrido...


- Aaaaaaaaaaahhh... me gusta.... me gusta, pero,... quisiera
chuparte... � mir� su polla con expresi�n golosa � por favor,... por favor,
d�jame besarlo... mmhhhhh....


Lobo no contest�. Sonri�... y peg� un brusco tir�n a la
s�bana, que me hizo gritar y estuvo a punto de tirarme de espaldas. Oh,
cielos... la tela se me clavaba, me atravesaba la carne, me parec�a que me iba a
rajar por dentro, ... pero me gustaba. Mi humedad empap� muy pronto la s�bana,
el placer me hac�a tiritar de arriba abajo, mientras la tela laceraba sin piedad
mi culito y atravesaba mi co�o, oprim�a y frotaba mi cl�toris,... Lobo re�a
bajamente, tirando cruelmente de la s�bana, haciendo que se clavase a�n m�s, ...
y cometi� el terrible error de acercarse un poco m�s. Me falt� tiempo para
lanzarme a por su polla, como si en ello me fuera la vida.


- �No! � Lobo trat� de apartarse, casi con temor, pero ya era
demasiado tarde. � Nena, no... no deber�as... Dita, no...


Lobo segu�a tirando de la s�bana, quiz� con la esperanza de
que yo me centrase en mi placer y me olvidase de �l, pero yo no estaba dispuesta
a cejar. Apres� el sensible glande entre mis labios. Lo notaba h�medo,
palpitante y rebosante de vida. Lo acarici� con la lengua, d�ndole leng�etazos a
toda velocidad, Lobo se fund�a en suspiros de gusto, mientras mi co�ito temblaba
de placer, cada roce de la s�bana me hac�a ver las estrellas de gozo, el vaho de
mis suspiros acariciaba la punta de la polla de Lobo casi con tanta rapidez como
mi lengua. Levant� la cabeza para mirar a Lobo a los ojos, quer�a ver c�mo
gozaba, quer�a que me mirase mientras le daba placer.


- No, por favor... � Lobo parec�a estar haciendo esfuerzos
tremendos para contenerse, aunque yo no entend�a porqu�.


- Mmmhhhh... �No te gusta, Lobo? � pregunte, algo preocupada.
� Mmmmhhh... �no lo hago bien? Mmmmmhhh....


Lobo abri� los ojos, sorprendido, me vio con su gran miembro
dentro de mi boca, mir�ndole a los ojos, y volvi� a cerrarlos de inmediato, como
enfadado consigo mismo por haber mirado.


- Si lo hace bien... mmhh... � Lobo se mord�a los labios, sin
dejar de tirar de la s�bana, torturando mi co�ito. � Me pregunta... aahh... me
pregunta si lo hace bien... Dita... el problema no es ... mmhh... que no lo
hagas bien... sino que... diablo.... lo haces demasiado bien....


- Mmmmmmmmmmmmmhhhhhhh.... �y eso es malo?
Mmmmmmmmmmmmhhhh.....


- Esta noche, s�.... por favor, paraaa.... � Lobo ya no
aguantaba m�s, su orgasmo era inminente � No... no contin�es... aahhh... te
arrepentir�s... mmhh...


M�s me iba a arrepentir si no continuaba lo que hab�a
empezado, no ten�a cuajo para dejarle a media sesi�n. Notaba su polla crecer en
mi boca, la lam� con m�s fuerza, tambi�n ahora parec�a mayor que de costumbre.
La solt� por un momento, estaba de color escarlata, brillante, h�meda,
tentadora... Nuevamente la apres�, met� cuanto pude en mi boca, casi hasta la
garganta, y sub�, apret� en la punta, lamiendo cada cent�metro, fuerte,
r�pido,...


- No... no... �aahhhh....! � Una poderosa descarga de semen
hirviente inund� mi boca y la desbord�. Aunque tragu� con rapidez, parec�a no
tener fin, tragu� tres veces, y a�n as�, Lobo continuaba goteando. Con peque�as
caricias con la lengua, recog� el goteo de su enorme verga.


- No entiendo porqu� no quer�as que te... � levant� la cara
para mirar a Lobo, y mi voz muri� en mi garganta.


- Bien, nena... t� lo has querido.


Lobo ten�a los brazos cruzados sobre el velludo pecho, y una
expresi�n de malicia infinita en el rostro. Sonri�, y sus dientes blancos
recordaban a los de una fiera. Era una sonrisa peligrosa, de haber podido,
habr�a salido corriendo, pero Lobo ya se hab�a agachado junto a m�, lentamente,
como si dispusiera de todo el tiempo del mundo y supiese, como sab�a, que yo no
iba a escapar...quiz� ni aunque hubiese podido. Pero trat� de retirarme un poco,
sin dejar de mirarle.


- Lobo... cari�o... �te encuentras bien?


- Extraordinariamente bien... pero no tanto como te vas a
encontrar t� dentro de un par de minutos. Prep�rate, nena... uno de los dos va a
pedir piedad esta noche, y no creo que sea yo...


Con un rugido profundo, Lobo se me ech� encima, me hizo
encogerme, para pasar mis manos atadas por detr�s de mis piernas y tenerlas al
frente, acomod� la s�bana de nuevo, esta vez pasando por mi co�ito solamente, y
de un empuj�n, me lanz� hacia delante, apoyando mi cabeza en el suelo, con el
culito expuesto hacia �l. Me agarr� de los muslos, y tir� de m� hacia atr�s,
para acercar mi cuerpo al suyo. Todo fue en menos de un segundo, de forma casi
brutal, mi coraz�n estaba como una bomba, y mi deseo me hac�a gritar de
impaciencia.


- �S�! �Vi�lame, Lobo! �Tal�drame! ��Qu� esperas?!


No se lo hizo repetir, frot� su mano con fuerza contra mi
culo, empapado de jugos, y de golpe, me ensart� su gran polla por detr�s. Ahogu�
un grito. La sent�a enorme, t�rrida, me quemaba por dentro, escoc�a,... de
inmediato mi cuerpo qued� ba�ado en sudor, Lobo me agarr� de las tetas y apret�
con fuerza, y con la otra mano, tir� de nuevo de la s�bana para frotar mi co�ito
a la vez.


- Si�ntela, nena... �qu� te parece?


Pero yo apenas pod�a hablar, sent�a c�mo mi ano se contra�a y
relajaba, tratando de adaptarse al tama�o del invasor,... no entend�a porqu�
suced�a esto, no era la primera vez que lo hac�amos as�... Sin embargo, tens�
con m�s fuerza los m�sculos de mi culo, al tiempo que Lobo bombeaba, decidida a
disfrutar... Mi culito se part�a en dos, el dolor y el placer se mezclaban
deliciosamente, cada movimiento de la s�bana me estremec�a por entero, mi co�ito
chorreaba, me pareci� que mi culo iba a empezar a echar humo de un momento a
otro,... y Lobo parec�a tan ansioso como si no lo hubiera hecho en un mes; su
mano me apresaba las tetas con furia, su boca jadeante me lam�a y mord�a el
cuello y los hombros, tiraba de la s�bana con fuerza, atravesando mi carne, y su
polla bombeaba olas de placer, a una velocidad de v�rtigo,... pero de pronto, me
pareci� que intentaba contenerse de nuevo.


- Mmhh... no... puedo aguantaar.... �Cielos! �No, esto otra
vez no!


Estuve a punto de preguntar qu� suced�a, pero al instante,
not� algo duro y candente entre mis piernas, que acariciaba la entrada de mi
co�ito, estaba al alcance de mis manos... Lo toqu�. Al principio pens� que ser�a
uno de los juguetes que Lobo hab�a usado a veces conmigo, pero su tacto no
dejaba lugar a dudas. No era artificial, era... natural.


- ��QU�?!


- No tengas miedo... s�lo soy yo. � La ronca voz de Lobo
parec�a transmitir un deseo de siglos.


- Pero,... si t� ya ... �c�mo....?


Su polla estaba ya dentro de mi ano, haci�ndome mil delicias
adem�s.... aqu�l miembro candente que mis manos acariciaban casi de modo
inconsciente ... �qu� pintaba all�?


- Te lo dije, nena. Te lo advert�. � Lobo, no por hablar,
dejaba de bombear un instante, ni apretar mis tetas hasta hacerme marcas. � La
�ltima noche de la Luna llena, me pongo muy bestia, he tratado de contenerme,
pero tu magn�fica mamada ... digamos que ha liberado la bestia. Y ahora... �qu�
te parece si dejas de ponerme cachondo con �sas caricias, y te la ensartas?


�Qu� pod�a hacer? Aquello m�s excitante de lo que yo misma
pod�a imaginar. Me alc� como pude, y me dej� caer de golpe sobre aqu�l segundo
aparato, que empez� a trabajar con tanta eficacia como el primero. Aquello era
fuego, ten�a la impresi�n de estar siendo pose�da por hurgones de fundici�n al
rojo vivo, pero era fant�stico, delirante, el placer sub�a por mi co�o y mi culo
con una intensidad desconocida, me debat�a entre los brazos de Lobo, saltaba
sobre sus dos enormes pollas, mis estremecimientos recorr�an todo mi cuerpo,
temblaba de placer, y Lobo me apretaba con fuerza entre sus brazos, lamiendo y
mordiendo cada cent�metro de piel desde los hombros hasta las orejas,... aquello
era salvaje, me sent�a insaciable...


- �M�s! �M�s, Lobo! Aaaaaaaaaaaaaaahhhh.... �Cl�valas m�s!
�M�s fuerte!


Lobo re�a por lo bajo, bombeando por todos mis agujeros con
una velocidad rel�mpago. Mis temblores hab�an hecho que la s�bana que a�n me
apresaba las manos, se aflojara. Presa de un deseo tan intenso como jam�s hab�a
sentido, las llev� a los costados de Lobo, tratando de que me diera a�n m�s
fuerte, le apret�, baj� hasta las nalgas, y como pude, le azot� el culo.


- �S�, nena! � Lobo parec�a fuera de s�, como yo por otra
parte. - �P�game, s�! �Hazle da�o... al viejo Lobo! Aahh... �Me encanta!


- �Vamos, Lobo! �Quiero m�s!
�Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhh.....! Vamos, animaaaaaaaaaaal....
haaaaaaaaaaaaaaaahhhhh... �demonio bif�lico! �M�tame de gusto! �S�!


El placer chisporreteaba en mis venas, sent�a que mi piel
ard�a, el sudor me goteaba de la nariz, sacudidas el�ctricas de un placer
inenarrable derret�an mi columna vertebral, mientras Lobo taladraba sin cuartel
todos mis agujeros, haciendo chispas en ellos, provocando con cada embestida tal
estremecimiento de gozo, que me parec�a que el orgasmo a su lado, se iba a
quedar corto. Mis manos azotaban el culo de Lobo, lo agarraban hasta clavarle
las u�as, ten�a las nalgas tensas, duras como el hierro, y cada acci�n sobre
ellas, parec�a llevar a Lobo al l�mite del placer, sent�a su respiraci�n agitada
salir a golpes de su boca, que lam�a mi nuca, mord�a mis orejas, mi mand�bula,
mis mejillas... me parec�a que cada mordisco se comunicaba a mi co�o, a mi
culito, mientras las manos de Lobo no paraban quietas, apretaban cada cent�metro
de mi piel, y mi sexo y mi ano, estrechos y ardientes, abrazaban sus pollas,
cerr�ndose sobre ellas alternativamente, presion�ndolas, masaje�ndolas con
lujuria infinita, sinti�ndolas en profundidad, dando y recibiendo placer al
l�mite de la resistencia...


- �S�, nena! Mmhh... �Apri�tame! �Fuerte, mu�eca! Aahh... Me
quemas... �Mmhh! Quiero devorarte...


- �Hazlo! �Aaaaaaaaaaahhh... � �Dev�rame, asesino!
Aaaaaaaaaaaahhhhhh.... �Fen�meno! Mmmmmmmmmmmhhhhhh... �Destr�zame... bestia..
de tres cabezas!


Lobo re�a a carcajadas, sus pollas me taladraban y sus manos
me apretaban hasta cortarme la circulaci�n, era asombroso el placer que me daba
mi amante... Ansiosa por corresponderle, mientras con una mano no dejaba de
apretarle y azotarle las nalgas, con la otra le met� los dedos en su agujerito
trasero. Lobo resping� de gusto, y solt� un sonoro rugido de placer, al tiempo
que me bombeaba m�s fuerte y r�pido cada vez. Yo pod�a notar c�mo mi sangre
recorr�a a borbotones mi cuerpo, cosquilleando y hormigueando por todas partes,
convencida que aquello que ten�a en mi interior, no era, no pod�a ser del todo
humano, y me importaba un cuerno lo que fuese. Todos mis m�sculos se pon�an
tensos, me faltaba el aire, una fuerte descarga el�ctrica de placer ascendi� por
mi espalda en un segundo, grit� con fuerza, sab�a que mi orgasmo llegaba, el
goce

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Relato: El colgante del Lobo (08)
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