Relato: Anal-izando a Belle





Relato: Anal-izando a Belle

ANAL-IZANDO A BELLE



-�Est�s segura que no te duele?- me pregunt� Andr�s en su
acostumbrado tono suave y comprensivo.



- No . . . no, le dije yo entre suspiros mientras trataba de
acostumbrarme a ese nuevo placer, al mismo tiempo que mi cuerpo y mi mente
lograban separarlo distintivamente del dolor.



No estaba segura exactamente c�mo definir lo que su pene me
hac�a sentir. Para m� era una sensaci�n nueva. Ciertamente, Andr�s es de lo m�s
gentil, por lo que la sensaci�n que momentos previos me hab�a parecido un dolor
que no iba a poder resistir, ahora, esa completa penetraci�n anal me parec�a la
prueba m�xima de nuestra uni�n y la consumaci�n de nuestro amor: nuestra entrega
m�xima. Estaba descubriendo uno de los placeres extremos del sexo, y lo estaba
disfrutando "profundamente".



Fu� en nuestro segundo a�o de matrimonio y nuestro cuarto de
tener relaciones sexuales. El sexo nunca ha sido aburrido con Andr�s. El siempre
logra complacerme con su imaginaci�n para fabricar sorpresas, situaciones,
momentos especiales, lugares m�gicos, juguetes er�ticos, posiciones nuevas y
divertidas en las que ambos nos disfrutamos al tocar y al ver mutuamente
nuestros cuerpos y nuestros genitales.



Hab�a sido un d�a largo y pesado. Carlitos, nuestro hijo,
cumpl�a justo un a�o de edad. Por fin se hab�a quedado dormido tras horas y
horas de re�r, jugar, llorar, brincar, etc., etc., etc. Era el d�a de su
cumplea�os. Andr�s y yo hab�amos planeado cuidadosamente su primera fiesta con
un gran pastel, pi�atas, globos, dulces, payasos, y muchos juegos para los ni�os
invitados. Para los adultos hab�amos preparado abundantes bocadillos, comida y
una extensa variedad de cervezas, vinos y licores. Los detalles de la fiesta no
son tan importantes. Lo que si importa es que cualquier padre o madre sabe
perfectamente lo importante y especial que es ese primer cumplea�itos del
primog�nito. Uno quiere tirar la casa por la ventana de puro gusto. Tambi�n se
debe comprender que los preparativos empiezan desde muy temprano y la atenci�n a
los invitados desgasta la energ�a f�sica de cualquiera.



Como invitados ten�amos compa�eros de trabajo de Andr�s y
m�os. El hab�a invitado a m�dicos, enfermeras y t�cnicos del hospital donde
trabajaba. De igual forma, por mi parte hab�a empleados de la empresa donde
laboro en el departamento de ingenier�a. Un total de unas 60 personas incluyendo
a nuestros familiares y amigos. �Qu� agotamiento! Por fin se fue el �ltimo
invitado. Met� a mi ni�o en su pijama y tras acostarlo en su camita le di su
besito de buenas noches y le apagu� la luz de su l�mpara.



Al dirigirme a la alcoba principal, iba apagando todas las
luces para dejar tras de mi penumbra total con excepci�n de la iluminaci�n de la
luz que se escapaba desde nuestra recamara. Al entrar, Andr�s me abraz� y me
bes� tiernamente en cada uno de mis p�rpados. "�Est� cansada mi mujercita?" me
pregunt� con comprensi�n, al tiempo que sent�a sus manos masajear mi espalda.
Recost� mi cabeza sobre su robusto pecho y me dediqu� a disfrutar sus caricias
tan relajantes. Nuestros cuerpos estaban completamente pegados, pero mi
cansancio no me permiti� darle importancia a la semi-erecci�n de su pene.



-�Por qu� no te das un ba�o calientito para que descanses
rico?



Me dijo al o�do mientras me ayudaba a desvestir bajando el
cierre de mi vestido, seguido de desabrochar mi brassiere talla 34C liberando
as� mis firmes y redondas tetas y dejando al descubierto mis enormes aureolas
coronadas por mis a�n encogidos pezones de color rosado. Mi vestido termin� de
caer rozando mi estrecha cintura y mi pronunciada cadera hasta caer al nivel de
mis tobillos.



Casi son�mbula, continu� desprendi�ndome de mi ropa restante
hasta quedar totalmente desnuda.



-�No te quieres ba�ar conmigo? - Le pregunt� casi delirando.



El agit� su cabeza en negaci�n, al tiempo que hac�a muecas de
ni�o malcriado.



Conforme el agua tibia fue corriendo por mi cuerpo me fui
sintiendo mejor. Le di la raz�n a Andr�s. Despu�s del ba�o, mi descanso era
inevitable. Tras un �ltimo enjuague, abr� la puerta de la regadera para darme
cuenta que hab�a olvidado mi bata de ba�o. Me sequ� a medias y envolv� la toalla
al rededor de mi cuerpo la cual cubr�a desde mis senos hasta apenas debajo de
mis nalgas. Sacud� mi cabello para ayudar a expulsar el exceso de agua. Tom� una
segunda toalla y envolv� mi pelo en ella para ayudarlo a secarse.



Como es mi costumbre de siempre, me cepill� los dientes y
empec� a jabonar mi cutis del rostro con limpiador facial. El Neutrogena me
funciona muy bien. Ten�a la cara enjabonada cuando sent� las manos de Andr�s
tocar mis piernas. Yo estaba de pie frente al empa�ado espejo, empinada en el
lavabo, sin poder abrir mis ojos por temor a irritarlos con el jab�n. Situaci�n
que Andr�s aprovech� para continuar tocando mis piernas y nalgas al tiempo que
levantaba la toalla que apenas me cubr�a dejando mi trasero al descubierto. Me
tom� desprevenida puesto que yo ya lo hac�a roncando. Fue una agradable sorpresa
y pensando que Andr�s solamente quer�a masajearme como preparaci�n para dormir,
disfrut� lo que cre� ser�a un momento breve. �Que equivocada estaba!



Termin� de enjuagarme el cutis del jab�n facial y Andr�s no
perd�a el tiempo. Sent� cada una de sus manos tomar mis gl�teos y abrirlos
lentamente. Experiment� una extra�a excitaci�n al sentir como mi ano se estiraba
y quedaba expuesto ante su mirada. Me recargu� con ambas manos sobre el lavabo y
par� mi culito como ofreci�ndolo a mi marido, a mi amigo de tanto tiempo, a mi
amante de tantas noches, al due�o de mi cuerpo y de mi alma.



Cerr� con fuerza mis ojos al sentir lo tibio de su lengua
rozar el tejido exterior de mi colita. Acto seguido escuch� como aspiraba y
dec�a.



-Que limpiecito est�, que rico huele . . . a jaboncito . . .
a ti. - Creo que fue su ternura lo que me imped�a rechazarlo.



Varias veces antes hab�amos intentado tener sexo anal, pero
fracas�bamos al hacerse presente un dolor insoportable que me obligaba a no
seguir. En cada intento anterior yo hab�a estado muy dispuesta y el hab�a sido
extremadamente paciente, pero por alguna raz�n yo no hab�a logrado relajarme y
con solo penetrarme con medio glande, yo agonizaba en dolor lo cual nos imped�a
continuar. Sin embargo, a veces mientras fall�bamos conmigo arriba, �l
estimulaba mi ano con un dedo; y en m�s de una ocasi�n lleg� a meter la mitad.
Como resultado yo terminaba corri�ndome en los m�s intensos orgasmos.



Pero una cosa era el dedo de un m�dico acarici�ndome casi
quir�rgicamente, con todo el tacto del mundo; y otra muy diferente dejar que con
su verga de 20 cent�metros de largo y 14 de circunferencia me taladrara por mi
diminuto agujero.



Andr�s sigui� comi�ndome con frenes�. Primero solamente
sent�a su lengua por fuera de mi ano. Pero en cuesti�n de minutos, sus manos
abr�an violentamente mis nalgas y ayudado de la lubricaci�n prestada por su
saliva, su lengua fue encontrando camino hacia los interiores de mi recto. Era
una sensaci�n que me agradaba. No era la primera vez que mi esposo se dedicaba a
chupar mi ano. Pero en esta ocasi�n mi excitaci�n iba creciendo y me resist�a a
que me sacara la lengua la cual me estaba llenando de un placer indescriptible
con palabras.



Mi orificio poco a poco iba dilat�ndose y su tibia lengua
entraba con mayor facilidad y mas profundo. Andr�s solt� uno de mis gl�teos
mientras segu�a cosquilleando mi colita con su lengua. De repente sent� su
liberada mano buscando entrar en mi vagina. Al sentir el cosquilleo del roce
de sus yemas, arque� mi cintura lo que provoc� que mis nalgas se pararan
m�s, d�ndole acceso a mis dos cavidades. Empez� con un dedo, lentamente entrando
y saliendo de mi h�meda rajita, la sensaci�n era maravillosa, mientras su lengua
en mi ano me hac�a vibrar, su dedo me hac�a estremecer. Meti� un segundo dedo y
la excitaci�n solo aument�. Con el tercer dedo cre� enloquecer. Los retorc�a
dentro de m� al entrar y salir. Su lengua me penetraba unos tres cent�metros.



Mis toallas se hab�an soltado y ca�do al suelo as� que me
encontraba completamente desnuda, con mis tetas y pelo sueltos. Yo ya me
encontraba semi acostada en el lavabo con mi pelo alborotado y las nalgas
completamente al aire. El placer era inmenso al sentirme penetrada con sus dedos
por enfrente y con su lengua por atr�s. De pronto, Andr�s puso la punta de su
dedo pulgar en mi orificio trasero sin dejar de mover los tres dedos que ten�a
en mi chochita y que me arrancaban suspiros y gemidos. Al sentir su dedo, no
puse resistencia. Agreg� saliva para aumentar la lubricaci�n y lentamente fue
meti�ndomelo. Hubo un dolor leve pero soportable, lo compensaba el placer de la
doble penetraci�n. Una vez adentro, lo dej� inm�vil y se dedic� solamente a
mover lentamente los dedos en mi vagina. Al cabo de unos segundos, yo empec� a
contraer mis nalgas para sentir el placer que su pulgar me daba en el interior
de mi recto. El, con tacto de cirujano, empez� a mover su mano con todos sus
dedos, incluyendo el pulgar, hacia adentro y hacia afuera. El placer era tanto
que no pude evitar gritar. Pod�a sentir perfectamente el grosor de sus dedos
taladrar mi vagina al igual que su inmenso pulgar abrir mi ano para llenarlo de
satisfacci�n.



Sac� sus dedos y me sent� vac�a. Quer�a seguir sintiendo esa
penetraci�n. Mi cerebro se enfocaba principalmente en la penetraci�n anal.
Quer�a continuar experimentando ese placer tan �nico y tan sublime, pero tambi�n
quer�a sentir el placer de su verga en mi vagina. Me sent� torpe y no supe que
hacer. Yo quer�a que fu�ramos a la cama a terminar ese palo. Pero al mismo
tiempo quer�a seguir sintiendo placer en mi ano. Andr�s volvi� a abrir mis
gl�teos y se dedic� a ba�arme con su saliva y a darme leng�etazos ricos en mi
ansioso hoyito. Yo estaba sorprendida de cuanto estaba goz�ndolo. En breve, me
tom� de las caderas y me pidi� que me volteara. Al obedecerle, mi vulva qued�
frente a su cara. Me levant� una pierna y procedi� a pon�rsela encima de su
hombro. Yo me apoy� sobre el mueble del lavabo y me dediqu� a gozar c�mo Andr�s
mamaba mi sexo mientras cerraba los ojos con fuerza y gritaba cada que su lengua
me hac�a vibrar y estremecer.



Empez� por acariciar los hinchados labios de mi vagina con la
punta de su lengua. Yo retorc�a mi cuerpo en forma circular llena de locura. La
sangre corr�a aceleradamente por mis venas inund�ndome de placer en cada una de
mis c�lulas, desde los dedos de mis pies hasta los interiores de mi cerebro. En
cuesti�n de unos breves momentos, y sin dejar de lamer mi cl�toris, mi esposo
volvi� a mi ano. Esta vez con su dedo medio. Mientras que era menos gordo que el
pulgar, si era m�s largo; as� que la penetraci�n era m�s profunda (�y m�s
rica!). La lubricaci�n era efectiva, lejos de sentir dolor, solamente sent�a un
inmenso placer. �OH Dios, que sensaci�n tan exquisita sentir su lengua dedicada
a mi vagina y cl�toris mientras su dedo a mi ano! Por breves momentos, al Andr�s
mover su dedo, sent�a una leve sensaci�n como de ganas de defecar, pero poco a
poco esa sensaci�n fue menguando.



El dedo con el que me penetraba en el ano, casi no lo mov�a.
Yo apenas sent�a un cosquilleo dentro de m�. Lentamente lo sacaba un poco y con
la misma lentitud lo volv�a a meter. Nunca me hab�a metido el dedo tan
profundamente y eso agregado al viboreo de su lengua en mi cl�toris me hicieron
estallar en un orgasmo acompa�ado de gritos ahogantes que sal�an de mi garganta
mientras mi ano mord�a en espasmos su placentero dedo.



Jam�s hubiera imaginado poder recibir tanto placer por mi
peque�o agujero. La paciencia y habilidad de mi marido me hac�an relajar y poder
entregarme completamente. Ese orgasmo solamente logr� que mis deseos sexuales
aumentaran. Supuse que Andr�s me llevar�a a la cama y meter�a su verga
endurecida en mi vagina hasta llenarla de su leche. Mientras que yo deseaba que
justamente hiciera eso, no quer�a que el momento terminara tan pronto. As�, que
enderez�ndome, le vi a los ojos y sin despegar miradas, fui arrodill�ndome al
tiempo que mis manos lo empujaban hacia arriba para que se pusiese de pie.



Mientras su cuerpo se iba incorporando hasta su 1.82m de
estatura, sus manos alcanzaron a incrustarse en mis tetas al tiempo que mis
manos hab�an encontrado su erecto pene. Al quedar completamente de pie, solt�
mis senos y puso ambas manos en mi cabeza, tomando entre sus dedos mi h�medo y
enredado pelo. Tom� su endurecido miembro con ambas manos y tras darle un suave
beso en la punta, prosegu� a frotarlo por toda mi cara, pasando por mis cejas,
mis p�rpados, mi frente y mis mejillas. Me propon�a empezar a com�rmelo as� que
baj� mis manos y las apoy� en sus muslos. Acerqu� mi cara a su verga con la
intenci�n de aprisionarla con mi boca. Pero �l la esquiv� y agitando sus caderas
lateralmente empez� a golpear mi cara con su reata. No me dol�a, solamente me
excitaba. Me cachete� por diestra y siniestra varias veces con su dura verga,
mientras que en todo momento yo trataba de pescarla con mi boca pero sin meter
las manos. Al sentir que iba perdiendo el juego, me fui a sus huevos. Con mi
boca abierta me prend� a ellos y �l, en se�al de rendimiento, se qued� quieto.
Le acarici� ambos test�culos mientras lam�a con mi lengua y succionaba con mis
labios. Me di cuenta que Andr�s estaba suspirando, lo cual me indicaba que
estaba a mi disposici�n. Se terminaba el juego de los latigazos en mi cara, y
por fin pod�a empezar a gozar de toda su verga. Yo estaba en control. Ese
magn�fico macho m�o, iba a gozar los placeres que su mujercita le sabe dar con
la boca.



Me retir� del bulto de sus huevos lo suficiente para alcanzar
su glande con mis labios. Tras de besarlo, prosegu� a acariciarlo con mi lengua.
Todo el pene, con movimientos senoidales fui recorri�ndolo con mi lengua a lo
largo, desde el glande hasta la base. En seguida regres� a su gran cabeza y
entonces si la met� en mi boca. Me percat� que emit�a su l�quido espeso el cual
sabore� con gusto. R�pido perd� la calma y no pude contenerme m�s. Fui
lentamente deslizando todo lo largo de su carne hasta lo m�s profundo de mi
garganta. Mi excitaci�n aument� todav�a m�s. Mis gemidos apenas se dejaban o�r
entrecortados por estar mi boca llena. Abr� mis ojos y me encontr� con la mirada
de Andr�s que morbosamente me observaba. Al tiempo que agitaba mi cabeza en
ritmo circular, con la vista le ped� que se dejara venir en mi boca. Sent� como
su cadera empez� a mecerse hacia atr�s y hacia adelante. En movimientos como si
me estuviera follando por mi boca. Puse mis manos en sus nalgas y pude sentir
como ambos gl�teos se comprim�an en cada embestida. Nuestras miradas segu�an
conectadas pero su semen se tardaba en salir. Decid� ayudarlo con una mano y con
mi lengua. Estaba obsesionada con hacerlo llegar en mi boca. Ten�a sed de su
esperma caliente y espesa. Al sacar su verga de mi boca, el me detuvo y
tom�ndome de los hombros me dijo que nos fu�ramos a la rec�mara al tiempo que me
ayudaba a incorporarme.



Al quedar frente a frente nos envolvimos en un intenso beso
en el cual nuestras lenguas se entrelazaban e intensamente se acariciaban
mutuamente. Al nuestros cuerpos acercarse, Andr�s me tom� por las nalgas y las
apret� con fuerza al tiempo que las abr�a. Mientras deseaba que siguiera
estimulando mi ano, yo no perd� el tiempo y empec� masturbarle la verga. Esto
solo dur� un momento pues yo sent�a una tremenda urgencia de sentirme penetrada
por �l. Sin soltar su pene, me separ� y comenc� el camino a la cama. Yo iba por
delante y llevaba su pene en mi mano, el me guiaba por detr�s con ambas manos
sobre mis hombros.



Despu�s de unos seis pasos, llegamos junto a la cama. Me
propon�a subir a ella cuando sent� que una de sus manos soltaba mi hombro y se
colocaba en mi abdomen mientras la mano en el hombro me empujaba invit�ndome a
doblar mi cuerpo. Entendiendo su sugerencia, dobl� mi cintura al tiempo que me
apoyaba con ambos brazos sobre la orilla de la cama, de esta forma quedando "en
cuatro" pero parada, con mi culo apuntando hacia mi marido. Con una mano en su
verga, y la otra en mi cadera, sent� como la dirig�a hacia mi hoyo. Estaba yo
tratando de abrir mis piernas para buscar equilibrio y darle todo el acceso que
pudiera cuando s�bitamente sent� todo el grosor de su verga abrirse camino entre
mis hinchados labios y penetrarme de una sola embestida tan fuerte que casi me
tumba. Una vez adentro todo su pene, me tom� de ambos lados de mi cadera y
sigui� embisti�ndome y arranc�ndome gemido tras gemido. Mi excitaci�n estaba
llegando al m�ximo, en mis paredes vaginales pod�a sentir las descomunales venas
de su verga acariciarme. El borde de su enorme glande me rozaba y cosquilleaba
cuando la iba sacando, pero cuando me la dejaba ir hasta el fondo de un solo
golpe y sus huevos chocaban contra mi cl�toris, el placer que me provocaba era
infinito.



Se detuvo un momento con su estaca enterrada entre mis
entra�as. Mientras yo mov�a mis nalgas en forma circular, por entre mis muslos
alcanc� sus test�culos con una mano y los apret� suavemente pero con fuerza. El
se dedic� a disfrutar mi masaje qued�ndose inm�vil.



-Mu�vete. - Le orden� con sutileza.



El sigui� inerte por otros momentos mientras lo sent�a
estirar su cuerpo y alcanzar nuestro bur�, del cual tom� un frasco.



-�MU�VETE! . . . �CUL�AME! - Le grit� ya en desesperaci�n
tras soltar sus huevos.



El me complaci� d�ndome unas 5 bombeadas al tiempo que
nuestros cuerpos chocaban en un "chaca-chaca" ruidoso, excitante.



-Si . . . Si . . . �CUL�AME! . . . �cul�ame! . . .



El chaca-chaca de mis nalgas no cesaba de o�rse al tiempo que
me daba otras 5 embestidas.



- . . . OH . . .si, Andr�s . . . �cul�ame! . . .cu . . .
cul�ame . . . d�melo todo . . . estoy por venirme . . . �cul�ame! . . .



Sent� 3, 4, 5 bombeadas m�s y mi cuerpo empez� a excitarse
hasta el punto de llegar a un orgasmo. Me dispon�a a relajarme y dejarme venir,
deseando que �l tambi�n se corriera y me llenara de su semen.



Justo en ese momento, se qued� inm�vil otra vez; frustrando
as� mi orgasmo el cual no pude lograr.



- �Qu� pasa? - le reclam� casi molesta. - �Por qu� paras?
Estaba a punto de correrme . . .



- Vas a correrte, y mejor que nunca. Te lo aseguro; pero
tienes que ser paciente, �OK?



- OK, pero mu�vete . . . as� . . . �Qu� rico! - le contest�
mientras sent�a el movimiento lento de su barra que estaba gorda y dur�sima.



Me la sac� y me pidi� que bajara mis rodillas al suelo en
donde coloc� una almohada. Al hincarme, recost� mi rostro y pecho sobre la cama
y empin� mi trasero todo lo que pude para que me tomara. Mientras deseaba que me
volviera a enfundar con su espada de carne, sent� sus dedos abriendo mis nalgas.
Al o�r el ruido de algo pl�stico volte� a ver de qu� se trataba. Para mi
sorpresa, Andr�s hab�a abierto el frasco de vaselina que hab�a alcanzado del
bur�. Tom� una cantidad generosa y la embarr� en mi culito. Me dispuse a volver
a intentar su penetraci�n anal. Mientras que el doloroso recuerdo de nuestros
previos intentos se hac�a presente, debo confesar que por primera vez, me llene
de un intenso deseo de ser follada analmente.



Prosigui� a lubricar los interiores de mi gruta con un dedo,
empujando y frotando la vaselina por las paredes rectales. Conforme hac�a esto,
yo solo gozaba los movimientos de su dedo dentro de m�. Me fui preparando
mentalmente a lo que sospechaba que seguir�a, la enorme cabeza de su verga.



- �No est� sucio? � Le pregunt�, temiendo que hubiera
residuos de excremento.



- No � contest� � est� limpiecito hasta el fondo.



Las cantidades generosas de fibra en m alimentaci�n val�an la
pena por sus m�ltiples beneficios. Este era uno de ellos, un recto limpio y
libre de molestias.



Mientras yo me relajaba y lo dejaba navegar en mi estrecha
gruta, me dijo:



- Ya te met� dos dedos.



- �De verdad? � le pregunte al tiempo que esc�ptica llevaba
mi mano a mi trasero para comprobarlo con el tacto.



�Era cierto! Me ten�a ensartada con sus dedos �ndice y medio.
Para mi sorpresa, no me dol�a y si me estaba dando placer. Sent�a perfectamente
como torc�a sus dedos haci�ndome estremecer. Estir� mi mano para buscar su
erecto pene. Lo alcanc� y empec� a jugarlo con mi mano mientras el segu�a
acostumbrando a mi agujerito al grosor de sus dos dedos. Tras desenfundar su
mano de mi cavidad, la meti� en el frasco de vaselina y tomando otra generosa
cantidad puso parte en mi colita y parte en su verga, ungi�ndola desde la cabeza
hasta la base. Tem� que el momento del suplicio hab�a llegado pero al mismo
tiempo mi semi dilatado agujerito extra�aba la penetraci�n previa de sus dedos.



Me sujet� de la cadera con una mano mientras que con la otra
sujetaba su vara por la base. Sent� en mi ano el contacto de su glande resbaloso
por la lubricaci�n y caliente por su excitaci�n. Lo sent� luchar contra la
presi�n de mi culo debido a la diferencia en di�metros, dej� caer saliva con
gran precisi�n al punto en que su cabeza hac�a contacto con mi agujero. Empuj�
mi cuerpo hacia �l para ayudarlo a lograr la penetraci�n y darle mi aprobaci�n
total. Mi ano empez� a expandirse al sentir que el capullo de su estaca por fin
estaba penetr�ndome mas all� de los l�mites alcanzados previamente. Sent� dolor
en las paredes de mi recto al abrirse m�s all� de su capacidad natural.



- cul�ame . . . � balbuce� casi en secreto y con mezcla de
deseo y resignaci�n.



Sent� mi recto llenarse de su carne la cual estaba r�gida.
Lentamente fue penetr�ndome. La sent�a muy adentro de m� y conforme la sent�a
deslizarse hacia mis adentros, de mi garganta sal�a un continuo y agudo chillido
como de beb�. Al preguntarme a mi misma cu�nto faltar�a, nuevamente lleve mi
mano a mi trasero y pude palpar que faltaba por entrar casi la mitad. Se sent�a
mucho m�s dura que cuando me entra en la vagina.



- Cul�ame . . . � repet�, deseando salir de dudas que se
sent�a tenerla toda adentro.



-�No te duele? � pregunt�.



- Poquito � le dije mientras aguantaba la respiraci�n� pero
me da placer, sigue meti�ndola . . . sigue . . . pero despacito . . .ahhh . . .
ahhh . . .mmmm.



Se detuvo y retrocedi�. En ausencia de dolor, me estaba
volviendo loca por tenerla toda adentro. Efectivamente, los millares de nervios
que circundan el ano y el recto, transmit�an pulsaciones hasta mi cerebro y
hac�an que todo mi cuerpo se llenara de lujuria y de placer sexual. El borde
alrededor de su glande cosquilleaba mis paredes en cada sacada y metida que me
daba con la mitad de su herramienta. En cada oportunidad, Andr�s segu�a
agregando saliva para mantener una amplia lubricaci�n. En desesperaci�n por
sentirla toda, yo empec� a empujar mis nalgas contra su cuerpo, pero eso solo
logro que me la sacara por completo.



- �Por qu� la sacas? - le reproch� � �YA D�MELA! - dije en
tono exigente, esperando por fin recibirla en su totalidad.



Aun no terminaba mi reclamo cuando la sent� deslizarse entre
mi vagina r�pida y deliciosamente hasta el fondo, lo cual me arranc� un fuerte
gemido al tiempo que apretaba los ojos y me mord�a el labio inferior. 3, 4, y 5
poderosas embestidas y de pronto su pulgar de nuevo en mi ano. Esta doble
penetraci�n termin� por hacerme gritar descontroladamente.



- �S�! . . .�S�! . . . �As�! . . . toda . . . d�mela toda . .
. as�, as� . . .



De nuevo subi� mi excitaci�n hasta el punto justo antes del
cl�max. Mis tetas colgaban desbord�ndose paralelas al costado del colch�n. Llev�
una mano los pezones y con fuerza prosegu� a magrearlos y pellizcarlos,
dispuesta a recibir mi segundo orgasmo de la noche, el cual no se hizo esperar.
El placer de su verga en mi vagina y su dedo gordo en mi culito me hicieron
verdaderamente explotar en un orgasmo lleno de intensidad. Mientras mi cuerpo se
estremec�a en espasmos, mi esposo segu�a embisti�ndome con fuerza, tanto con su
pene como con su dedo pulgar. Sin embargo yo quer�a m�s, era demasiado placer
como para desperdiciarlo. Tanto �l como yo est�bamos gozando en total plenitud.



Volviendo a dejar ambas cavidades vac�as, le insist� que me
la metiera.



- �Por d�nde la quieres? - me pregunt� invit�ntemente.



- Por donde sea, pero m�temela � contest� con la voz
entrecortada y en tono de urgencia.



Oportunidad que Andr�s no desaprovech�, puesto en seguida
sent� lo tibio de su glande en la entrada de mi culito. Esta vez fue entrando
lenta pero continuamente mientras abr�a mis ojos llena de una mezcla de
sentimientos. Segu�a entrando y me parec�a infinita. Tuve miedo de que me fuera
a lastimar. Sin embargo, conforme iba entrando, me fui relajando hasta que sent�
sus test�culos tocar mis labios vaginales. Entonces supe que la ten�a
completamente adentro de m�. Asombrados, ambos nos quedamos quietos y mudos por
unos momentos.



-�Te lastimo? - pregunt� confundido.



-Agitando mi cabeza le quise hacer saber que no.



-�Est�s segura que no te duele?- me pregunt� Andr�s en su
acostumbrado tono suave y comprensivo.



-No . . . no - le dije yo entre suspiros mientras trataba de
acostumbrarme a ese nuevo placer, al mismo tiempo que mi cuerpo y mi mente
lograban separarlo distintivamente del dolor.



No estaba segura exactamente c�mo definir lo que su pene me
hac�a sentir. Para m� era una sensaci�n nueva. Ciertamente, Andr�s es de lo m�s
gentil, por lo que la sensaci�n que momentos previos me hab�a parecido un dolor
que no iba a poder resistir, ahora, esa completa penetraci�n anal me parec�a la
prueba m�xima de nuestra uni�n y la consumaci�n de nuestro amor: nuestra entrega
m�xima. Estaba descubriendo uno de los placeres extremos del sexo, y lo estaba
disfrutando "profundamente".



Gir� mi cabeza y vi�ndolo a los ojos le dije con toda la
ternura posible:



- G�zame . . . soy tuya. Anda, mu�vete.



Lentamente empez� a sacarla hasta la mitad para de inmediato
regres�rmela hasta el fondo. Las primeras veces que hizo esto, nuevamente sent�
el deseo de defecar, pero en el lapso de unos momentos, esas embestidas no eran
otra cosa que placer, un profundo y genuino placer. Poco a poco fue aumentando
el ritmo y la fuerza de sus bombeadas mientras que yo me perd� en el abismo de
la lujuria y me dej� hacer.



- Oh si . . . si . . . d�mela toda.



Le dec�a mientras alternaba sus penetraciones en mi culo y mi
vagina. En un momento que tratando de reponer su aliento se qued� quieto con su
barra en lo profunde de mi recto, me incorpor� con su ayuda y enred� mis brazos
al rededor de su nuca. El rodeaba todo mi cuerpo con sus caricias, con mucho
�nfasis en mis tetas y mis endurecidos pezones. Lentamente baj� una de sus manos
hasta alcanzar mi cl�toris el cual tambi�n estaba completamente erecto y
desfundado de su prepucio. Cuando intent� meter sus dedos en mi vagina, esta
estaba completamente cerrada y el solo intento me provocaba incomodidad por lo
que le ped� que no lo hiciera. Lleno de comprensi�n, nuevamente, regres� a mis
tetas mientras hac�a que su tranca se clavase en leves embestidas en mi trasero
y buscando mis labios nuestras lenguas entraban en un juego de caricias en
movimientos arbitrarios. Yo me sent�a completamente abrigada por su cuerpo y
pose�da por su sexo. Mi ano estaba completamente dilatado y acostumbrado al
grosor de su pene. Cada movimiento que el hac�a me llenaba de placer.



Me solt� suavemente y regres� a mi posici�n en cuatro. Esta
vez completamente en el suelo pues con el ajetreo nos hab�amos retirado
involuntariamente de la cama. Apoy� mi frente en el piso y arqueando mi cintura
mis nalgas se respingaron d�ndole acceso a mis dos cavidades a su antojo. A mi
me era igual cual de mis dos hoyos escogiera para follarme. Mientras mov�a mis
caderas como remolino desatado, me di cuenta que pod�a apretar mi ano y oprimir
su verga. Cuando hac�a esto, el gem�a de placer y me ped�a que siguiera. Nos
acoplamos en el ritmo y mientras el me follaba d�ndome tama�o embestidas hacia
adelante, yo correspond�a empujando mis nalgas hacia el al mismo tiempo que
comprim�a mi agujero en turno, ya fuese mi culito o mi rajita.



Tras culearme hasta cansarse me dijo:



- Me estoy viniendo . . .



A estas alturas yo ya llevaba como ocho orgasmos incluyendo
uno que me produjo mientras me enchufaba rudamente y me taladraba el culo. Lo
justo era que el se dejara venir en donde mas placer me hab�a dado.



- Ll�name el culo. � Le dije complaciente y ansiosa de sentir
su leche caliente en las entra�as de mi intestino.



Me ten�a bien sujetada de la cadera cuando tras varias
salvajes embestidas y el continuo "Chaca-Chaca" de mis nalgas, Andr�s empez� a
bufar como toro embravecido al tiempo que su verga se sent�a m�s dura y m�s
grande. Me ten�a ensartada por el culo desde hac�a largo rato. De repente empec�
a sentir los espasmos de su palo. Confieso que el recto no tiene el mismo grado
de sensibilidad que mi vagina, pero a�n as� pude perfectamente disfrutar de lo
caliente de su semen que me irrigaba y ba�aba las paredes del recto. Su
eyaculaci�n fue casi eterna. La fuerza, la potencia y la velocidad de sus
embestidas acompa�adas de lo caliente de su esperma, hicieron que yo me corriera
una vez m�s aumentando placer a su miembro con cada una de mis contracciones.



Tras unos momentos de estar quietos, el empez� a sacarla y
sent� la misma sensaci�n de defecar y menos lubricaci�n por lo que le ped� que
la sacara despacito. Andr�s me complaci� en todo momento y una vez m�s procur�
no lastimarme desenfundando su herramienta a�n endurecida con gran paciencia.



Los dos nos dejamos caer y quedamos acostados en la alfombra
de nuestra alcoba. Tras besarnos suavemente el me dijo que acab�bamos de
descubrir otra forma de hacerlo. Yo estaba de acuerdo con �l.



Como Ingeniero Mec�nico, puedo decir que cualquier mecanismo
pasa del dolor al placer con buena lubricaci�n.



Desde entonces conservo todo tipo de lubricantes junto a mi
cama, en mi bolso y en la guantera del auto. Desde vaselina b�sica, hasta
ex�ticos aceites. Una nunca sabe cuando haya fricciones que requieran
lubricaci�n efectiva.





Nota: Quiero expresar mi gratitud a "Sergio" por su apoyo y
por su ayuda en la realizaci�n de este relato. Cari�o, sin tus palabras de
aliento y tu participaci�n, no hubiera sido lo mismo ni me habr�a atrevido a
publicarlo. Besos.


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Relato: Anal-izando a Belle
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