Relato: Mi comienzos en el campo





Relato: Mi comienzos en el campo

Lo que voy a contarles ocurri� durante mi ni�ez. En realidad
all� comenz�, pero es algo que a�n sigue ocurriendo cada vez que voy al campo a
visitar a mi padre. Soy uruguayo y aunque ahora vivo en Montevideo, la capital
del pa�s, yo pas� casi toda mi ni�ez en la estancia que mi padre a�n tiene en el
departamento de Tacuaremb�, unos trescientos kil�metros al norte de Montevideo.
Ahora tengo veintisiete a�os, trabajo como ingeniero y vivo con mi novia, pero
lo que quiero contarles ocurri� en el invierno de 1989 meses antes que yo
cumpliera trece a�os�



No tengo hermanos, soy hijo �nico, y mi padre nunca volvi� a
casarse despu�s que mi madre �seg�n dicen algunos� se fue con un empresario
argentino que conoci� en Punta del Este cuando yo ten�a tres a�os. Eso es algo
que nunca me explicaron con demasiados detalles, pero no es lo importante ahora.
Desde entonces, es probable que mi padre haya tenido aventuras con algunas
mujeres, pero nunca se le conoci� a ninguna pareja oficial. Cosa que me llama la
atenci�n ahora porque, ya desde entonces, ten�amos un buen pasar y unos ingresos
que nos permit�an ciertos lujos. Recuerdo por ejemplo que �l me llev� a
Disneyworld cuando yo ten�a once a�os y otros viajes que tambi�n hac�a con �l o
que �l me enviaba en compa��a de algunos amigos m�os. Como ven, el dinero no fue
un impedimento para que �l formase otra pareja. Fue su decisi�n o, como decimos
en Uruguay, "as� se dieron las cosas".


En esa �poca, cuando yo ten�a trece a�os, era un chico
delgado y no muy alto aunque s� ten�a piernas y brazos fuertes debido a que me
gustaban los deportes y pasaba gran parte del tiempo montando caballos. Ten�a el
cabello lacio y claro �ahora se me oscureci� y tambi�n ojos muy azules, que
seg�n las fotograf�as son herencia de mi madre. Mi padre, por su parte, ten�a
treinta y siete a�os y lo recuerdo como un hombre delgado y de cabellos casta�os
lacios.


En el invierno de 1989, no recuerdo si fue en julio o agosto,
luego de la cena fui a acostarme en su cama porque mirar�amos una pel�cula de
video juntos. Eso era algo com�n entre nosotros. S�lo �l y yo viv�amos en la
casa grande, nuestra cocinera y mucama era la esposa del capataz de la estancia
que viv�an en unas casas peque�as contiguas a la nuestra. Est�bamos solos y,
luego de mirar la pel�cula juntos, me qued� profundamente dormido en su cama. A
veces �l me cargaba en sus brazos y me llevaba a mi habitaci�n, pero otras veces
no. Recuerdo que esa noche me dej� en su cama, quiz�s porque al d�a siguiente
era s�bado y no tendr�a que preocuparse para llevarme temprano a la escuela
secundaria, aqu� le decimos �liceo�. Al d�a siguiente, cuando yo despert� me
encontraba acostado de lado, frente a �l y pude ver que ten�a una gran erecci�n
bajo sus boxers. Cuando mi padre se despert� le pregunt� por qu� le
pasaba eso, si era que quer�a "coger" a alguien. Aqu�, en Uruguay, casi nadie
dice follar como en Espa�a o chingar como en M�xico. Ante mi
pregunta, mi padre se avergonz� y luego me pregunt�:


��Sabes lo que es "coger"?


�S�, algunos amigos me lo han explicado en la escuela.


�Pero t� no has cogido a nadie, �o s�?


�A nadie todav�a, pap�.


Eso era cierto. Apenas ten�a trece a�os y si bien sab�a cosas
referentes al sexo, ten�a mis dudas sobre algunas otras y no sab�a nada sobre
otras. Yo estaba un poco nervioso porque quer�a preguntarle algo, pero no sab�a
c�mo. Entonces, le dije:


�Dime cu�ndo est�s seguro que quieres coger a alguien, pap�.


�Sebasti�n, yo�


Mi padre vacil� un momento y luego fue muy directo en su
respuesta.


�S� t� ves a una mujer linda y la verga se te queda dura como
la tengo yo ahora, entonces quieres cog�rtela.


��As� de simple?


�La mayor�a de las veces s� �dijo �l, amablemente.


��Y te haces una paja todos los d�as?


�Casi siempre; me masturbo casi todos los d�as.


Entonces mi padre, que vaya a saber uno qu� estaba pensando
entonces, me pregunt�:


�Sabes como hacerte una paja, �verdad?


�S�, claro que lo s� �respond� yo, pero en verdad yo no
estaba muy seguro.


��Y lo haces bien, Sebasti�n?


�S�, pap� �respond�.


Entonces �l comenz� a masturbarse y me indic� que yo tambi�n
lo hiciera para as� comparar uno con �l otro y ver si yo lo hac�a bien. Seg�n me
explic� mi padre, todo lo hac�a por mi bien para ense�arme todo eso. As�
estuvimos un buen rato masturb�ndonos, de tanto en tanto �l me correg�a en algo
indic�ndome c�mo mejorar mi paja, hasta que de pronto �l se acab� echando todo
su semen blanco sobre su pecho. Minutos despu�s, yo tambi�n me acab� sobre m� y
ambos nos fuimos a dar una ducha para asearnos pero no pas� nada m�s en ese
momento�


Ese mismo d�a, a la tarde, mi padre me dijo que no saliera
con los caballos. Dijo que iba a explicarme cosas que hacen los hombres con
las mujeres.
Me llev� a su dormitorio y, tras decirme que me ense�ar�a cosas
sobre el sexo y el placer, me desvisti� y luego se desvisti� �l tambi�n. Me
sent� a los pies de su cama, junto a �l, y me dijo que �l har�a todo con la
intenci�n de educarme sexualmente pero que no deb�a cont�rselo a nadie.


��Tus amigos te cuentan lo que sus padres les ense�an?


�No, pap� �respond� yo�, nadie me ha dicho nada.


��Ves lo que quiero decirte? Esas son cosas que quedan en las
familias y no se dicen.


A continuaci�n dijo que primero me ense�ar�a a saber cu�ndo
una verga est� siendo bien chupada o no. Dijo que eso me ser�a �til cuando yo
estuviese cogiendo a una muchacha. Tambi�n me explic� que para saber cu�ndo me
estaban chupando bien la verga, yo deb�a saber c�mo se chupaba. Si yo le
chupaba la verga a mi padre, no estaba convirti�ndome en un puto sino que
estaba aprendiendo. �Mi padre iba a ense�arme todo�, pens� yo ingenuamente.


Mi padre se acost� de espaldas sobre su cama y yo me
arrodill� a su lado, pronto para comenzar todo. Yo comenc� a chuparle la verga a
mi padre y, si bien inicialmente no me agradaba mucho, me conformaba y animaba
el hecho de aprender. De vez en cuando mi padre me dec�a c�mo deb�a mover la
lengua, que tuviera cuidado con mis dientes, que le lamiera sus test�culos y
cosas similares. Al cabo de unos minutos, sent� que su verga se hinchaba y
acababa dentro de m� boca. Quise retirar mi cabeza, pero sus manos me sujetaron
y me impidieron hacerlo. A�n hoy en d�a, cuando recuerdo eso, me viene a la
mente la sensaci�n de estar ahog�ndome con tanta leche dentro. Cuando termin� de
tragarme toda su leche, o al menos en parte, �l me dijo que es mejor y m�s
excitante acabar dentro de algo, ya sea la boca de una mujer, su culo o
su concha. Le pregunt� si �l me la chupar�a a m�, pero me dijo que �l no deb�a
aprender eso.


As� pasaron los d�as, y todas las tardes yo practicaba
con mi padre.


Una semana despu�s, m�s o menos, mi padre me dijo que me
ense�ar�a a meter dedos en el culo o la concha de una muchacha. En vista de que
nosotros �ramos hombres �somos, porque ambos vivimos�, s�lo podr�amos
practicarlo por detr�s pero la base te�rica era la misma para ambos agujeros.
Otra vez, dijo que me har�a algunas cosas para ense�arme c�mo excitar a una
mujer con los dedos. �l se acost� de espaldas y me indic� que yo me acostara
sobre �l, con mi cabeza sobre su entrepierna dej�ndole mi culo sobre su pecho.
Me indic� entonces que comenzara a chup�rsela mientras yo sentir�a qu� me hac�a
en el culo. Comenc� a chuparle la verga, introduci�ndomela en mi boca, al tiempo
que comenc� a sentir que sobaba y acariciaba mis nalgas acerc�ndose gradualmente
a mi entonces peque�o agujerito. Luego de un momento, mi padre debe haberse
ensalivado uno de sus dedos porque sent� que algo h�medo y fr�o se introduc�a
por mi esf�nter.


��Te gusta?


�S�, pap� �le respond�.


�Bien, Sebasti�n �coment� �l�. Esto es lo que debes hacerle a
una muchacha mientras te chupa la verga.


��Y si no quiere?


�Las mujeres siempre quieren que les hagan esto �respondi� mi
padre�. Adoran el orgasmo antes de la penetraci�n, �entiendes?


�Creo que entiendo.


Luego dijo que me pusiera en cuatro patas al borde de su
cama, y que arqueara mi espalda para que se levantara a�n m�s mi culo con sus
nalgas. Yo ten�a curiosidad por ver qu� iba a hacerme, pero por m�s que girara
la cabeza yo no pod�a ver mucho. �l me dec�a que deb�a quedarme quieto para que
�l pudiese seguir mostr�ndome c�mo todo deb�a hacerse. Ahora que tengo
veintisiete a�os, entiendo que �l estaba excit�ndome introduciendo sus dedos en
mi peque�o culito. Los met�a y sacaba despacio aunque sin detenerse, hac�a
movimientos circulares hasta que en un momento pude ver �aunque m�s no fuese de
reojo� que estaba poni�ndose de pie en el suelo detr�s de m�. Sin quitar su dedo
mayo de mi culo, con su otra mano me tom� de la cintura y me orden� que me
retrocediera un poco, acerc�ndome m�s a �l. Ya al acercarme m�s a �l, sent� el
roce de su verga extremadamente dura e hinchada contra mis nalgas. Entonces �l
quit� su dedo de mi culo y comenz� a restregarme su verga contra mis nalgas y el
agujero de mi culo.


��Qu� sientes, Sebasti�n?


�No estoy seguro, pap� �respond�. Pero creo que me gusta.


��Est�s entendi�ndolo? As� deber�s hacerle a una mujer antes
de penetrarla.


�Ah, entonces ya terminamos �coment� yo.


�Todav�a no �dijo �l�. Ahora viene la �ltima parte.


Yo present� que iba a penetrarme y me asust�. Hab�a o�do por
ah� que la penetraci�n anal era dolorosa. Gabriel, uno de los peones que viv�a
en la estancia, me hab�a comentado alguna vez que a las mujeres les dol�a. Yo
nunca le hab�a dicho a Gabriel lo que mi padre me ense�aba porque eso era
secreto de familia, pero s� hab�amos hablado de lo que a las mujeres les gustaba
o no.


�Pap�, no me penetres que va a dolerme �dije yo, con calma.


�No te doler� �dijo �l, tratando de calmarme�. �Qui�n te dijo
eso?


�Gabriel me lo dijo �respond� yo.


Mi padre se detuvo en seco y, ech�ndose r�pidamente sobre mi
espalda, me aprision� contra la cama y habl�ndome seriamente al o�do me pregunt�
si le hab�a dicho a Gabriel lo que �l estaba ense��ndome. En su momento no me di
cuenta, pero mi padre estaba nervioso. Le dije que no, que Gabriel s�lo me lo
hab�a comentado por su experiencia con las chicas del pueblo. Al ver que le
dec�a la verdad, mi padre volvi� a pararse a los pies de la cama y me dijo que
yo volviera a la posici�n inicial. Vi que �l se masturb� brevemente, quiz�s para
poner nuevamente su verga a punto. Sent� nuevamente el contacto de la saliva en
mi esf�nter, pero no fue a trav�s de sus dedos sino de la punta de su verga. Mi
padre me tom� con ambas manos de mi cintura y me dijo que yo deb�a toser
fuertemente cuando �l me lo indicara. Segundos despu�s �l exclam� �ahora� y en
el mismo instante que yo tos�, sent� que unos cent�metros de su verga se
introduc�an con cierta dificultad en mi culo. Recuerdo que sent� cierto ardor y
se lo dije, pero �l respondi� dici�ndome que me calmara, que ya se me pasar�a y
hasta me indic� que prestara atenci�n porque, de lo contrario, cuando yo cogiese
a una mujer lo har�a duramente y la har�a sufrir mucho. En ese momento comenz�
el mundialmente conocido mete-y-saca de su verga en mi culo aunque de manera muy
lenta. Recuerdo que a m� me dol�a much�simo, pero era in�til dec�rselo porque
casi no pod�a hablar. Hago memoria y me viene la imagen de mi padre sujet�ndome
de la cintura y tratando que cada vez entrara m�s de su verga en mi culo. A m�
me parec�a como si un gran ca��n estuviese disparando para poder entrar en m�.


�Rel�jate, Sebasti�n, afloja tus nalgas.


�Pap�, yo no� �me era imposible terminar la frase dici�ndole
que no aguantaba m�s�. Por favor, pap�


�Rel�jate, Sebasti�n �repet�a �l.


De pronto �l not� que yo ya no gritaba desesperadamente sino
que de a poco comenzaba a emitir algunos gemidos complacientes. Mi padre hizo un
comentario haci�ndome notar que yo ya estaba disfrutando de eso, como luego lo
disfrutar�an las mujeres conmigo. Ahora yo razono que �l estaba muy excitado en
ese momento y descarg� toda su leche dentro de m�. Exhausto, mi padre dej� caer
su cuerpo sobre �l m�o sintiendo que su gran cuerpo ��l era m�s grande que yo,
claro� me apisonaba contra su cama.


��Ves como es esto, hijo?


�S�, pap� �respond� yo con la voz jadeante.


�Ma�ana lo practicaremos otra vez, �ta?


Yo no respond� nada, no sab�a si sentirme complacido o no.


Al d�a siguiente, como �l lo hab�a dicho, lo hicimos de nuevo
y comprob� que ya no dol�a tanto. Mi padre hac�a comentarios sobre ciertos
detalles que deb�a cuidar yo cuando cogiese a una mujer, para asegurar placer a
ambos.



D�as despu�s, en el campo, yo estaba montando mi caballo
cuando de pronto Gabriel se me acerca montando su yegua. Gabriel ten�a entonces
veintisiete a�os, exactamente diez a�os menos que mi padre, y viv�a en la
estancia aunque pensaba mudarse al pueblo antes de finalizar el a�o 1989. Debido
al trabajo en el campo, Gabriel ten�a brazos fuertes aunque por ser invierno ese
detalle no era evidente. Andaba afanosamente abrigado casi todo el tiempo.


�Oye, Gabriel �exclam� yo al verle�. Hace unos d�as comprob�
que estabas en lo cierto.


��De qu� me hablas, Sebasti�n?


�De lo que me hab�as dicho sobre eso que a las mujeres les
duele que les metan la verga por el culo �dije yo�. Es cierto, eso duelo pero
luego el dolor se va.


Gabriel detuvo su yegua, y sin saber por qu� yo detuve a mi
caballo junto a �l.


��Cogiste a una muchacha?


�No �respond� yo con naturalidad�. Fue cuando mi padre me
ense�� sobre eso.


��Tu padre te ense��?


�S�, me ense�� porque soy su hijo.


Gabriel galop� velozmente en su yegua hasta unos �rboles que
se hallaban m�s adelante, bastante lejos de las casas, y me grit� que lo
siguiera. Yo pate� a mi caballo con las espuelas y cabalgu� siguiendo a Gabriel
de cerca. Al llegar a los �rboles Gabriel se desmont� de su yegua y me dijo que
me sentara junto a �l, al pie de uno de los �rboles. Me sent� junto a �l, luego
de asegurar a mi caballo a una rama de �rbol con las riendas. Hab�a cierto
inter�s especial en Gabriel, pero lo disimul� tomando unos pastos entre sus
dedos y jugueteando con �l como si todo lo dem�s no mereciese tanta atenci�n.


��C�mo te explica tu padre el sexo?


�Haci�ndolo �respond� yo, sin entrar en detalles.


Yo recordaba que mi padre hab�a dicho que las cosas que los
padres ense�an a sus hijos sobre el sexo pertenecen a la vida privada de cada
familia, pero yo conoc�a a Gabriel desde que ten�a cinco a�os y no s�lo confiaba
en �l, sino que tambi�n lo apreciaba.


�Expl�came eso, por favor �me pidi� �l.


�Tu sabes a lo que me refiero �dije yo�. Mi padre me hace
algunas cosas para que yo entienda c�mo debo hac�rselas a las mujeres despu�s�


Gabriel cambi� la expresi�n de su rostro, pero supo seguir
guardando la compostura.


��Qu� te ha ense�ado ya?


�Me ense�� c�mo debe chuparse una verga �respond� yo
rest�ndole importancia�, c�mo debe meterse los dedos en el culo y como coger
para que no cause dolor a ninguna mujer.


�Ah, qu� interesante �murmur� �l.


Estuvimos un momento en silencio, posiblemente haciendo nada,
hasta que Gabriel tranquilamente me dijo algo que no esperaba de �l.


��Te gustar�a que yo te ense�ara eso tambi�n?


��Ense�arme t�?


�S� �respondi� Gabriel�. Yo te aprecio mucho y me gustar�a
colaborar en eso.


�Creo que s� �respond� luego de hacerme la idea.


�Debes pedirle permiso a tu padre entonces �coment� Gabriel�.
Habla con �l y luego me dices.


�Est� bien. Lo har�.


Casi enseguida tom� mi caballo y volv� a la casa trotando con
calma.


Yo nunca le dije a mi padre lo que hab�a hablado con Gabriel,
pero ahora entiendo que �l lo supo. Durante d�as vi que mi padre estaba
nervioso, no quiso ense�arme ni practicar nada m�s en los d�as
siguientes argumentando que estaba algo enfermo. Tambi�n vi que Gabriel se
reuni� a hablar con mi padre en reiteradas ocasiones, pero yo nunca ten�a acceso
a esas discusiones. A m� parec�an extra�as esas conversaciones porque, aparte de
lo referente al trabajo en el campo, nunca hab�a visto que mi padre hablase
mucho con Gabriel y en privado. Ahora que ha pasado el tiempo, entiendo que
posiblemente Gabriel estuviese amenazando a mi padre con denunciarlo a la
polic�a o algo semejante. Pero yo era ingenuo e inocente quiz�s por vivir algo
apartado de la ciudad, en el campo, y por eso no imaginaba nada grave. Una
tarde, poco antes que anochezca, mi padre fue a mi habitaci�n donde yo estaba
mirando una pel�cula de video. Me pidi� que lo acompa�ara hasta la sala que
hab�a algo que quer�a hablar conmigo. Cuando llegu� all�, no s�lo mi padre
estaba sentado en la mesa sino que Gabriel tambi�n estaba con �l. Durante unos
segundos, mi padre titube� porque no sab�a exactamente qu� deb�a decir y menos
sab�a c�mo hacerlo. Entonces Gabriel, tratando de que todo pareciera algo
normal, comenz� a hablarme.


�Seba, estuve hablando con tu padre y supe que no le hab�as
dicho nada de que te gustar�a que yo te ense�ara sexo tambi�n �dijo Gabriel.


�Ah, s� �murmur� yo�. Es que ten�a miedo que mi padre se
enfureciera porque, t� sabes, esas son cosas que los padres le ense�an a sus
hijos� Y t� no eres mi padre.


�Pero yo te aprecio mucho porque te he visto crecer desde
hace tiempo aqu�, en la estancia �repuso Gabriel casi enseguida�. Har�a
cualquier cosa por ti.


�Lo hemos discutido juntos �dijo r�pidamente mi padre�. Y
hemos acordado ense�arte todo juntos.


��Hablas en serio, pap�?


�S�, Sebasti�n.


Esa noche de invierno, cuando ya estaba muy oscuro y fr�o,
sent� que Gabriel entraba por la puerta de la cocina mientras yo miraba un
programa de humor uruguayo en la sala. Mi padre se sinti� un poco nervioso, como
sin saber puntualmente qu� ten�an que hacer. Ahora pienso que mi padre no quer�a
llevar a Gabriel a su habitaci�n, por eso propuso hacerlo all� mismo, sobre la
alfombra de la sala y junto al fuego. Yo sent�a un poco de verg�enza por
desnudarme frente a Gabriel, pero al ver que �l se desvest�a sin problemas me
anim� a hacerlo yo tambi�n. Fui el �ltimo en quitarme la ropa.


�Vamos, hijo �dijo mi padre�. Mu�strale a Gabriel lo que has
aprendido.


Mi padre se tendi� en el suelo y yo sobre �l, en la
mundialmente conocida posici�n �69�, y comenc� a chuparle la verga al
tiempo que �l comenzaba a sobarme el culo y meterme alg�n dedo por el esf�nter.
Mientras tanto Gabriel permanec�a de pie a un lado de nosotros, sob�ndose su ya
dura verga. De pronto �l se arrodill� junto a la cintura de mi padre, dej�ndome
su verga junto a mi rostro.


�Chupa mi verga ahora �me dijo.


Entonces, sin salir de encima de mi padre, comenc� a chuparme
su verga la cual era m�s curvada aunque me parec�a igualmente extensa. Mi padre
no dejaba de trabajar mi esf�nter con sus dedos. A veces murmuraba frases como
�mu�strale como lo haces bien�, ��l tambi�n quiere ense�arte� y otras cosas
similares. Gabriel sujetaba mi cabeza con firmeza aunque sin ser rudo,
movi�ndola hacia delante y atr�s sin cesar.


Luego de un momento, mi padre me indic� que saliera de encima
de �l y me acostara de espaldas sobre la alfombra. Lo hice y �l se arrodill� en
medio de mis piernas abiertas. Mi padre tom� mis piernas y, apoy�ndolas sobre su
pecho, dej� mi agujerito al descubierto. Gabriel volvi� a arrodillarse aunque
esta vez junto a mi cabeza y, poniendo su mano bajo mi nuca, levant� levemente
mi cabeza para que pudiera seguir trag�ndome su verga. Mientras, mi padre se
alistaba a penetrarme. Ahora, cuando recuerdo lo que suced�a entonces, caigo en
la cuenta en lo excitados que estaban Gabriel y mi padre.


��Ves que esto es fant�stico? Por eso es que les encanta a
las mujeres �me dijo Gabriel, anim�ndome a continuar.


�S�, Gabriel �dije yo, sacando apenas su verga de mi boca.


�Ahora tu padre te coger� para que aprendas lo que siente una
mujer estando con dos hombres �dijo Gabriel.


Precisamente en ese momento mi padre enterr� su verga en mi
culo, casi sin piedad. Estuve por emitir un quejido de dolor, pero no pude
debido a la verga de Gabriel en mi boca. Mi padre apoy� sus brazos a ambos lados
de m� y comenz� el acostumbrado mete-y-saca de su verga en mi culo r�pidamente.
Gabriel segu�a guiando mi cabeza para que su verga entrara y saliera de mi boca,
al tiempo que tambi�n me pellizcaba suavemente los pezones. Eso me agradaba, y
era algo que mi padre nunca me hab�a hecho. Luego de unos minutos, mi padre
retir� su verga de mi culo r�pidamente provocando que cierto vac�o hiciera un
leve sonido extra�o. Mi padre mir� a Gabriel y sin decirle nada le indic� que
era su turno.


�Ahora yo te ense�ar� c�mo cojo yo �me dijo Gabriel.


Gabriel me indic� que me pusiera en cuatro patas, �l se
arrodill� detr�s de m� y observ� qu� tan dilatado estaba mi ano. Le mostr� a mi
padre c�mo se dilataba y contra�a ante los est�mulos de sus dedos. Ellos
observaban y hac�an comentarios sobre algo que yo no pod�a ver aunque sent�a
mucha curiosidad. A continuaci�n, mi padre se sent� sobre la alfombra delante de
m� y tom� mi cabeza para que yo chupara su verga. Gabriel le habl� a mi padre y
le pregunt� algo como esto:


��Debo hacerlo gradualmente o puedo hacerlo de una vez?


�Como t� quieras �dijo mi padre�. Sebasti�n ya tiene mucha
pr�ctica en esto.


�Entiendo�


Entonces Gabriel me tom� de la cintura y, tras asegurar su
verga en la entrada de mi culo, arremeti� introduciendo toda la extensi�n de su
verga en mi culo sin previo aviso. El mete-y-saca de Gabriel en mi culo era muy
r�pido e ininterrumpido. Quer�a gritar pero no pod�a debido a la verga de mi
padre en mi boca, raz�n por la que se me asomaron algunas l�grimas.


�Mira, Gabriel �observ� mi padre�. Sebasti�n est� llorando.


�C�lmate, Sebasti�n �exclam� Gabriel, aminorando un poco la
velocidad de sus arremetidas�. Esto es para que entiendas qu� siente una mujer
cuando la cogen salvajemente como lo hacemos ahora.


�S�, Seba �dijo mi padre�. Es parte de tu educaci�n.


Gabriel volvi� a arremeter con m�s fuerza y velocidad y
entonces sent� que estaba acabando dentro de m�. Cuando Gabriel hubo acabado de
descargar toda su leche en m�, retir� su verga de mi culo y se sent� sobre uno
de los sillones. �l estaba exhausto, agotado. Mi padre me indic� que me girara
r�pidamente y, al tener nuevamente mi culo delante de �l, volvi� a penetrarme
para acabar dentro de m�. No demor� mucho en hacerlo ya que estaba completamente
excitado y yo ya hab�a hecho un buen trabajo con mi boca.


Mi padre retir� su verga y permaneci� acostado sobre la
alfombra.


Yo recuerdo que me qued� recostado sobre la alfombra, no muy
lejos de mi padre, y en posici�n casi fetal debido a las molestias que sent�a en
mi culo y todo el recto. Recuerdo que sangr� un poco porque, si bien ya no era
virgen, ambos hab�an trabajado arduamente con sus vergas.



Dos veces a la semana, aunque no siempre los mismos d�as,
Gabriel ven�a a la casa para seguir ense��ndome con mi padre todo lo del sexo.
Ellos dec�an que no hab�a mucho m�s para aprender, pero s� se deb�a practicar.


De alguna forma yo comenc� a razonar que mi padre y Gabriel
no estaban ense��ndome nada, sino que s�lo lo hac�an porque a ellos les
agradaba. Pero decid� no decirles nada porque no quer�a que se enfadaran conmigo
y, para qu� negarlo, porque me estaba gustando. De vez en cuando Gabriel tra�a a
la casa alguna revista pornogr�fica que compraba en alg�n kiosco de Tacuaremb�.
�l las mostraba y luego con mi padre me hac�an entender lo que hac�an algunos
hombres con las mujeres, seg�n las im�genes publicadas.


De pronto lleg� el mes de septiembre, con la semana de
vacaciones por la primavera, y mi padre estaba planeando un viaje a R�o de
Janeiro con unos amigos. Yo pod�a ir con �l si lo deseaba, pero Gabriel me hizo
invitaci�n que me pareci� interesante. �l ten�a unos amigos que viv�an en Salto,
sobre el R�o Uruguay y en la frontera noreste del pa�s con la Argentina. Sus
amigos eran dos muchachos que trabajaban como operarios o algo as� en la represa
hidroel�ctrica que pertenece a ambos pa�ses. Ten�an m�s o menos la misma edad de
Gabriel y no ten�an pareja estable en Salto. Con el permiso de mi padre, acept�
la invitaci�n de Gabriel y recuerdo que cuando �bamos en el �mnibus rumbo a
Salto �l me dijo que no deb�a decirles a los otros quien era yo.


�Diles s�lo que eres un amigo, pero no el hijo de mi patr�n.


�Est� bien, Gabriel �dije yo, rest�ndole importancia�. No te
preocupes por eso.


Yo hab�a estado en Salto un par a�os antes, durante la
�semana de la cerveza�, pero ahora la ciudad parec�a m�s tranquila. Al menos no
hab�a grandes cantidades de cervezas en las calles. Uno de los amigos de Gabriel
era rubio, �l otro era casta�o y ten�a el pelo largo. Sus amigos viv�an en un
apartamento en el centro de la ciudad, cerca del tradicional edificio del
Correo. El apartamento contaba con dos dormitorios que, provisoriamente, ellos
nos cedieron a Gabriel y a m� uno de los dormitorios mientras ellos dorm�an
juntos en el otro. Yo dorm�a en la cama y Gabriel dorm�a en un saco de dormir,
en el suelo.


Como yo ya sab�a que mi padre y Gabriel me cog�an por puro
placer, quise jugarle una broma a Gabriel frente a sus amigos. Creo que
llev�bamos tres d�as en Salto con ellos cuando, una ma�ana mientras
desayun�bamos tomando mate, pareciendo casual le dije a los otros muchachos:


��Saben ustedes que Gabriel me ense�a muy bien a coger?


Sus amigos quedaron estupefactos, mirando a Gabriel con
asombro. Gabriel permaneci� imp�vido sin saber qu� decir o hacer. Antes que
Gabriel dijera algo, yo volv� a hablar otra vez.


�S�, muchachos �dije yo�. �l me ha cogido varias veces para
que yo aprenda c�mo se coge a una mujer.


��De verdad te lo coges? �Uno de los amigos le habl� a
Gabriel.


�S� �murmur� Gabriel, sabiendo que no pod�a negar eso.


Yo invent� una excusa y me encerr� en el ba�o, dejando a
Gabriel s�lo con sus amigos. Nada me import� que Gabriel quedase mal frente a
sus amigos por cogerse a un joven muchacho en lugar de una muchacha. Al rato de
estar en el ba�o, sal� con el pelo m�s h�medo y peinado para simular que hab�a
hecho algo dentro. Me sent� nuevamente en la misma silla de la mesa y, ante la
mirada silenciosa de todos ellos, les pregunt�:


��Ad�nde iremos hoy?


�Sebasti�n, queremos preguntarte algo �dijo Gabriel.


�Est� bien �dije yo.


�Quer�amos saber si yo puedo cogerte �dijo Gabriel�, por
supuesto para que practiques m�s, con mis amigos.


�No tienes que hacerlo si no quieres �dijo uno de los amigos
de Gabriel, el rubio.


Yo vacil� un instante antes de responder. Siempre lo hab�a
hecho con mi padre y Gabriel; pero ahora Gabriel me suger�a hacerlo con �l y sus
dos amigos. Dos j�venes casi desconocidos, pero sumados a Gabriel totalizaban
tres
. Lo pens� un momento y finalmente les dije que aceptaba pero les
pregunt� si deb�a hacerlo con los tres a la vez o uno por uno.


�Con los tres al mismo tiempo es mejor �dijo Gabriel�. De esa
forma yo podr� mostrarles lo que has aprendido hasta ahora.


�Como t� digas, Gabriel.


Eso hab�a excitado ya a los tres j�venes quienes me llevaron
hasta la habitaci�n que compart�amos Gabriel y yo. Empujaron la cama contra la
pared y, en el espacio que qued� en el centro, los tres comenzaron a desnudarse.
Tan pronto como los tres quedaron completamente desnudos, y con sus vergas en
alto, comenzaron a desnudarme al tiempo que me acariciaban el pecho y las
nalgas. Gabriel me indic� que comenzara chup�ndole la verga al rubio �quien ya
yac�a en el suelo�, mientras �l se arrodill� detr�s de m� con su otro amigo, el
de cabellos largos y casta�os. Gabriel y ese amigo comenzaron a introducirme
dedos en el culo.


��Ven qu� tan r�pido aprende Sebasti�n?


�S�, aprende muy r�pido �dijo el rubio, mientras met�a su
verga en mi boca.


Uno a uno fui chup�ndoles la verga a cada uno de los tres. Lo
que m�s recuerdo de eso fue que la verga del joven casta�o estaba muy roja.
Gabriel estaba tan excitado que acab� dentro de m� boca. En cuanto me tragu�
casi toda su leche, parte de ella me corri� por la cara, me dijo:


�No te preocupes, ahora puedo mostrarles c�mo te cojo aunque
haya acabado.


Gabriel se masturb� un poco y r�pidamente su verga recobr� la
dureza necesaria.


�Acu�state aqu� �dijo Gabriel, indic�ndome que deb�a quedarme
boca arriba.


Gabriel tom� mis piernas, y separ�ndolas se dej� caer sobre
mi pecho al tiempo que introduc�a su verga en mi culo. Tom�ndome de la cintura
comenz� sus arremetidas fuertes y veloces, como era t�pico de �l, ante la mirada
de sus amigos que se hac�an una paja mir�ndonos. El joven rubio se acerc� a mi
cabeza y, pese a lo que yo jadeaba, puso su verga dentro de mi boca. Gabriel
estuvo embisti�ndome durante unos minutos hasta que se acab� otra vez, ahora en
mi culo. Lo supe porque sent� cuando introdujo su verga hasta lo m�s profundo de
m�. Luego le dijo a ellos que uno deb�a continuar ahora.


��Qui�n ser� el pr�ximo?


�Yo �exclam� el joven de cabellos largos y casta�os.


Ese joven me indic� que me pusiera en cuatro patas mientras
�l se arrodillaba detr�s de m�. Yo sent�a mis muslos h�medos por la leche de
Gabriel que sal�a de mi ano, pero luego sent� la dureza de ese tipo entrando
entera sin previo aviso. El muchacho me tom� de las caderas y me mov�a hacia
delante y hacia atr�s con frenes�, en tanto que yo segu�a chup�ndole la verga al
joven rubio. Gabriel, a todo eso, estaba sentado en la cama observ�ndonos.


Luego el joven de cabellos largos decidi� hacer algo que
Gabriel y mi padre no hab�an hecho antes. Siempre bajo el lema de ense�arme,
�l se ech� boca arriba y me indic� que yo me sentara sobre su verga. Eso no era
lo extra�o. Lo extra�o fue que le dijo algo al rubio, quien luego se arrodill�
tras de m� y comenz� a meter dedo en mi culo que ya ten�a la verga. Creo que
Gabriel entendi� lo que iban a hacerme, porque apresuradamente se me acerc� y
coloc� su verga dentro de mi boca.


�Toma para que no grites, Sebasti�n �dijo �l.


En ese preciso instante, sent� que el rubio met�a tambi�n su
verga en mi culo. Fue un gran dolor sentir la verga de los dos amigos de Gabriel
dentro de m�. El joven rubio se ech� sobre mi espalda, para evitar que yo
forcejeara y me quitara de esa posici�n.


�C�lmate, Sebasti�n �dec�a Gabriel�. Debes aprender esto por
si alg�n d�a coges a una mujer con un amigo.


�Tu cara dice que te gusta todo esto �me susurr� el rubio al
o�do.


Debido a lo apretadas que estaban ambas vergas en mi culo, el
movimiento de ambas vergas era lento y por eso los amigos de Gabriel se
demoraron en acabar dentro de m�. Yo lloraba en silencio, no pod�a hablar debido
a la verga de Gabriel, pero con los ojos le ped�a a �l que se detuviera pero �l
me dec�a que deb�a seguir aguantando.


�Debes aprenderlo, Sebasti�n �dec�a �l�. Estaba en la imagen
de una revista, y no lo hemos hecho con tu padre.


�Soporta un poco m�s �dijo el amigo de cabellos largos.


Un instante despu�s, que a m� me pareci� inacabable, ambos
acabaron dentro de mi culo. Primero el rubio, luego el otro. Incluso Gabriel
volvi� a acabarse dentro de mi boca, excitado seguramente por todo lo que ve�a.


Cuando ya no ten�a ninguna verga dentro de m�, Gabriel y uno
de sus amigos me ayudaron a levantarme y me acostaron en la cama. Me dol�a mucho
el trasero, por dentro y por fuera, y sent�a las piernas tan flojas que casi no
pod�a moverlas. Los amigos de Gabriel me dijeron que descansara antes de
vestirme para salir a pasear con ellos. Antes de salir de la habitaci�n, Gabriel
se acerc� a m� y me dijo con voz baja:


�Esta noche volveremos a hacerlo �dijo �l�. Hasta ahora no
has practicado conmigo tener dos vergas en el culo.




�Qu� pas� esa noche y qu� pas� despu�s con mi padre? Eso es
otra historia. Ya con diecis�is a�os, cuando era evidente para todos que mi
padre y Gabriel no me ensa�aban nada, ellos comenzaron a sentir celos de
mi primera novia. Cre�an que con una muchacha, yo dejar�a de ser cogido por
ellos. Pero eso lo contar� despu�s�


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Relato: Mi comienzos en el campo
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