El camino hacia el colegio
es siempre igual a decir verdad. Las verdes copas de los �rboles coronan
el bulevar y lo convierten en una bonita postal de oto�o.
Estamos a
mediados de julio en Argentina, y el fr�o comienza a calarme los huesos
lentamente mientras apresuro el paso para llegar a mi destino.
Por m�s
que las medias de lana cubren la desnudez de mis piernas, el viento helado se
filtra y mi pone la piel de gallina. Los pezones comienzan a dolerme por el roce
de la tela sobre ellos (no llevo corpi�o hoy).
Al llegar al instituto,
caigo en la cuenta de que apenas unos pocos valientes se atrevieron a venir. Les
sonr�o a mis compa�eros y adivino que luego de pasar delante de
ellos, se quedar�n mir�ndome la cola y lanzando comentarios lascivos
como de costumbre. Quiz�s la falda tan corta amedrente la situaci�n...
Finalmente
terminamos todos juntos en el sal�n de actos ya que muchos de los profesores
han faltado a causa del paro de transportes.
Siempre me ha llamado la atenci�n
el muchacho que atiende a los llamados en la secretaria. Se les adivinan unos
treinta a�os, barba candado, pelo oscuro, labios gruesos y ojos color esmeralda.
Su cuerpo se dibuja prometedor bajo la ropa.
Me excuso con quien est�
a cargo del curso y bajo a la recepci�n con la excusa de que no me siento
bien y quiz�s me ha bajado la presi�n por el clima.
�Hola!
Creo que me baj� la presi�n, no me siento muy bien-
�quieres
llamar a tu casa para que te vengan a buscar?-
No hay nadie en mi casa, prefiero
quedarme ac�, �te molesta?-
No, para nada... �quieres
un caf� para entrar en calor?
Bueno-
Seguimos hablando durante un
rato, hablamos sobre nuestras vidas, nuestras familias, mis estudios. Descubro
que se llama Joaqu�n, que tiene 28 a�os y que por ahora vive solo
en un departamento cerca del colegio.
�Y? �Te sent�s mejor
Maira?
Si, mucho mejor, debe ser tu compa��a �no?, aunque
todav�a tengo un poco de fr�o- le digo p�caramente se�al�ndome
los duros pezones.
Ya veo- contesta mientras me desprende la camisa y se los
introduce en la boca. Juega con la lengua llen�ndolos de espesa y dulce
saliva, haci�ndome gemir suavemente. Ah� es cuando empiezo a notar
como desde mi vagina comienzan a deslizarse mis flujos. Vislumbro en la entrepierna
de mi acompa�ante una reacci�n notable. El pantal�n se abulta
estrepitosamente y puja su miembro por ser liberado. Mis peque�as manos
lo hacen presa y lentamente lo palpo por encima de la ropa. Desprendo los botones
lo m�s r�pido que puedo y me relamo cuando lo veo asomarse de manera
t�mida.
Es simplemente precioso, de medidas normales pero que desprende
un efecto hipn�tica e invita sin tapujos a ser deleitado por cualquiera
que se atreva. Este es mi caso; deslizo mi lengua hasta la cabeza de su pene y
lo humedezco perlando un sendero de baba mientras avanzo. Mojado por mi saliva
se ve a�n m�s apetitoso. Hago una �ltima excursi�n
con mi lengua hasta sus test�culos antes de met�rmelo todo en mi
boca. Empiezo a hacer presi�n con la lengua, sobando a conciencia la punta
mientras succiono con fruici�n. Los p�mulos se hunden abrazando
a su invitado y los labios envuelven a los dientes para no hacer da�o.
As� bajo y subo haciendo el deleite de mi compa�ero, arrancando
grititos de placer y dulces expresiones que me llenan de orgullo.
Mi labor
es recompensada, ya que cuando siente que estar por acabar, se separa de m�
y me sube sobre el escritorio. Las medias quedan en el suelo al igual que mi bombachita.
Se detiene a mirar mi vagina y a esparcir el flujo por todos lados. Cuando hubo
terminado con su tarea, hunde la cara entre mis piernas. Me hace gozar infinitamente
mientras juega pasando su lengua por mis labios vaginales, enterr�ndola
en mi cavidad y m�s tarde azotando mi cl�toris sin piedad. El orgasmo
me sobreviene de manera fabulosa y quedo temblando. No hay nada mejor que una
mujer despu�s del orgasmo, es lo m�s agradecido del universo.
Le
ordeno que se siente y me coloco con su pene apuntando a mi entrada. Lo miro a
los ojos mientras me penetro con su miembro. Deslizo la cabeza del mismo hacia
adentro, sintiendo el contorno y las venas con cada cent�metro que avanzo.
El calor sube mientras yo desciendo sobre su trozo de carne. Una vez adentro,
comienzo a moverme lentamente de atr�s hacia delante sin separarme ni un
cent�metro de su cuerpo. La cadencia de mis movimientos aumento e innovo:
me levanto hasta dejar poco volumen de su verga dentro m�o para luego caer
sobre la misma con una fuerza inconmensurable, sin dejar de moverme hacia los
costados.
As�, cogeme m�s fuerte- pide y yo obedezco. En una
de las embestidas pierdo el c�lculo y sale de adentro m�o. Me hace
darme vuelta con las manos apoyadas sobre el escritorio y me penetra desde atr�s.
Ahora
te voy a hacer sentir yo, puta- se mueve muy r�pido, con furia, haciendo
que oiga como nuestros cuerpos chocan y nuestros jugos se mezclan.
As�,
as�- pido y pierdo el sentido con la llegada de un nuevo orgasmo. Mis m�sculos
se contraen y mientras llegamos al cl�max del momento, �l irremediablemente
se derrama dentro m�o.
Se arrodilla a mis pies y me lame, me limpia
dulce y pacientemente. Creo que se siente culpable, despu�s de todo mi
halo de inocencia es incorruptible.
Eloisa
Lee: POR CUESTIONES DE PRIVACIDAD ESTE EMAIL FUE REMOVIDO, escr�banme
chicos :)!!!