Despu�s de esclavizar a Marta, la madre de Sonia y Jorge,
quien realmente lo deseaba, la situaci�n comenz� a cambiar pues ahora ten�a mi
propia cuadra de esclavos. Poco a poco comenc� a follar menos en casa, en parte
por las necesidades de llevar adelante mis estudios, y en parte porque gran
parte de mi tiempo libre, que antes lo dedicaba a follar en casa, lo invert�a
ahora en mis aventuras con mi familia de esclavos. En mi casa no ten�an ni idea
de la existencia de mis sumisos, pensaban que cuando yo sal�a lo hacia con mis
amigas, tal como les dec�a, para evitar que Alberto me volviese a pisar la
presa. Esta situaci�n no hacia mucha gracia a mi padrastro, pero al creer que yo
sal�a con mis amigas no se atrev�a a decirme nada pues tem�a que pudiese hacerse
publica nuestra relaci�n tan especial.
Este estado de cosas se mantuvo durante mas o menos un par de
meses, hasta que recib� una sorpresa que al principio no entend� y que dio un
nuevo giro a la situaci�n. Todo empez� un s�bado por la ma�ana, cuando Alberto,
Stephan y yo est�bamos en mitad de una salvaje raci�n de sexo. Est�bamos los
tres tumbados en la cama, en una de las habitaciones de la �ltima planta, yo
tumbada de lado con una pierna levantada, que sujetaba con sus fuertes brazos
Alberto, el cual estaba tras de m� perfor�ndome el culo con su gran polla,
mientras que Stephan estaba delante de m� con su cabeza entre mis piernas y con
su polla en mi boca. El ucraniano lam�a alternativamente mi co�o y la parte de
polla de mi padrastro que quedaba fuera de mi culo en cada empell�n. De cuando
en cuando el chico sacaba la polla de Alberto de mi ano y se la tragaba hasta la
ra�z, entonces yo notaba como en mi culo dilatado entraba el aire y como se
deslizaba por las paredes de mi recto la mezcla de semen, saliva y jugos
vaginales propios que Alberto hab�a usado como lubricante para encularme tras
haberme follado por el co�o. En estas est�bamos cuando Alberto me dijo: - Sabes
Sabrina, el pr�ximo fin de semana tendremos una gran fiesta en casa y ser� tu
presentaci�n en la sociedad.
En ese momento me hubiese gustado preguntarle que estaba
hablando, pero es dif�cil hablar con una polla dentro de la boca y prefer�
seguir chupando aquella preciosa y depilada polla eslava.
Seguimos as� un rato, logrando yo un par de orgasmos hasta
que not� como se desbordaba un torrente en el interior de mi recto. Alberto
lanzaba generosas cantidades de su espeso y caliente semen. Tan pronto comenz� a
correrse Alberto, Stephan sac� la polla de mi padrastro de mi culo y la
introdujo en su sedienta boca, tragando �vidamente aquel n�ctar seminal y luego
pas� a lamerme el ojete para no desaprovechar ni una gota, satisfaciendo as� su
perpetua sed de esperma. Una vez satisfecha su ansia descargo sus cojones en mi
boca, d�ndome como siempre una deliciosa raci�n de semen ucraniano. Yo me tragu�
los tres primeros chorros pero el resto de la corrida la acumul� en mi boca. En
cuanto Stephan hubo terminado gire mi cabeza y mostr� a mi padrastro mi boca
llena de semen. Jugu� un rato con la masculina esencia en mi boca hasta el
momento en que mi padre acerc� su boca a la m�a y nos besamos. Introdujo su
lengua en mi boca jugueteando el tambi�n con aquella espesa masa de semen adem�s
de con mi lengua, hasta que se la pas� a �l, quien se la trag� con cara de
satisfacci�n.
Una vez hubimos terminado pregunt� a Alberto a que se refer�a
con lo que hab�a dicho antes acerca de la fiesta, pero el me replico que no me
preocupase en ese momento.
Alberto se levant� de la cama y se acerc� a el asiento que
estaba frente a esta, donde se encontraba atada Ludmilla. Hab�a estado all� todo
el tiempo, sin poder intervenir, pues estaba atada a aquel sill�n, por cierto,
con las piernas bien abiertas. Estaba as� como castigo por no haber estado bien
depilada el d�a anterior. El castigo consist�a en que permanec�a sentada con las
piernas abiertas al m�ximo, los labios del co�o abiertos y estirados hasta el
limite gracias a unas pinzas met�licas de cocodrilo que generaban una gran
presi�n y que estaban unidas a sendas cadenitas atadas a los brazos del sill�n.
En el culo ten�a insertado un vibrador met�lico que marchaba a toda potencia,
mientras que otra pinza met�lica oprim�a su cl�toris, la cual, al igual que el
vibrador, estaba conectada con sendos cables a un regulador de corriente con
temporizador y a una bater�a, de manera que cada tres minutos recib�a una
descarga de mediana intensidad que hac�a que se debatiese entre espasmos en el
asiento. Esos movimientos incontrolados hac�an que los labios vaginales se
estirasen aun mas y adem�s como ten�a enrolladas alrededor de la base de cada
una de sus preciosas tetas una cuerda, las cuales a su vez estaban atadas al
respaldo del sill�n, resultaba que con cada movimiento en una direcci�n el pecho
del lado contrario era oprimido y estirado. El tormento sobre sus pechos no
terminaba ah� pues en cada uno de sus protuberantes pezones hab�a prendida una
pinza de la cual pend�a una pesa de modo que a cada movimiento las pesas se
balanceaban estirando aun mas sus pezones. Ludmilla ten�a los pechos morados y
los pezones incre�blemente estirados, se le hab�an saltado las l�grimas de dolor
pero aun as� hab�a en el asiento del sill�n una mancha de flujo que goteaba
hasta el suelo.
Alberto acerc� su polla morcillona a la cara de Ludmilla
quien abri� la boca y con gesto suplicante acerc� la cabeza con animo de
chuparla. Sin embargo mi padre le agarr� la cabeza antes de que llegase a
engullir su pene, mientras que con la otra mano agarr� su nabo y lo apunt� a la
boca de la ucraniana. Comenz� a salir un grueso chorro de amarilla orina que era
recogido por Ludmilla en su boca. Esta tragaba todo lo que le era posible pero
era tan grande el caudal que le costaba hacerlo y alguna parte de la meada se
derramaba por su cuerpo. Pronto se uni� Stephan y con tanta cantidad de cerveza
humana apenas pod�a Ludmilla tragar ni la mitad de aquel r�o dorado, de manera
que el amarillo torrente tambi�n regaba su cuerpo. Cuando los chicos hubieron
terminado lleg� mi turno. Me coloqu� en pie sobre el asiento del sill�n pisando
los muslos de nuestra criada eslava con mis zapatos de tac�n de aguja, los
preferidos de mi padrastro cuando me monta, y apuntando con mi co�o a la boquita
de nuestra esclava. Lentamente deje brotar mi orina que ella recibi� con deleite
pues sin perder ni una gota fue tragando la meada que yo le ofrec�a. Cuando
termin� acerqu� mi co�o a Ludmilla quien me lo limpi� de las ultimas gotas de
orina lami�ndome a conciencia el co�o.
- Espero que esta vez hayas aprendido la lecci�n - dijo mi
padrastro con tono severo a Ludmilla - La pr�xima vez no ser� tan clemente.
Yo me puse a desatar a Ludmilla mientras el hermano de esta y
Alberto sal�an de la habitaci�n. La cara de satisfacci�n de la ucraniana y el
inmenso charco de flujo que hab�a dejado en el sill�n y el suelo no hac�an sino
indicarme que hab�a hecho que la castigasen aposta. Sab�a que mi padre es muy
mani�tico con ese tipo de asuntos y no era la primera vez que la castigaba por
algo de ese estilo, as� que no hab�a otra explicaci�n que la de que lo hab�a
hecho para ser castigada, de manera que Ludmilla iba a resultar una esclava a la
que le gusta ser maltratada a fondo. Resultaba un descubrimiento interesante.
Una vez suelta la criada se agach� y comenz� a lamer sus fluidos de la gran
mancha que estaba en el suelo, justo como hab�a tenido que hacer muchas veces
anteriores cuando el semen o los flujos de alguno o alguna de nosotros hab�a
acabado en el suelo. Ahora quedaba claro que Ludmilla hab�a ido buscando el
castigo, pues resultaba que sin necesidad de ninguna indicaci�n estaba haciendo
algo que sabia tendr�a que hacer con total seguridad. Espere a que Ludmilla se
levantase del suelo y en ese momento le di un fuerte bofet�n en la cara, dejando
su mejilla roja y con mi mano marcada en ella.
- Te crees muy lista Ludmilla, pero yo se que lo has hecho
para que te castiguen y eso no me
hace gracia. Yo fui quien te domo y ahora quieres que sea mi
padre quien te maltrate, eso me parece una falta de respeto as� que mucho
cuidado con lo que haces a partir de ahora - advert� a nuestra criada.
Ludmilla miro al suelo con cara de arrepentimiento y en ese
momento le levante la cabeza y le di otro bofet�n igual de fuerte en la otra
mejilla. La chica se toco la cara y me sonri� con cara de satisfacci�n. Estaba
encantada despu�s de que le hubiese dado dos ostias y parec�a que le gustar�a
recibir muchas mas. Me contuve para no seguir porque sabia que cualquier tortura
a que sometiese a Ludmilla, que no estuviese autorizada por Alberto, supondr�a
un castigo para mi, as� que me march�.
De todos modos no le di muchas mas vueltas al asunto de
Ludmilla, pues me interesaba mas lo que me hab�a dicho Alberto sobre una gran
fiesta para el siguiente fin de semana. Una fiesta en la que me presentar�an en
sociedad. Me imagine que se tratar�a de una fiesta a la que acudir�a lo mas
granado de la alta sociedad de la ciudad, ataviados todos con nuestras mejores
galas y en la que se servir�an incre�bles manjares, y si bien no estaba del todo
equivocada, tampoco mis ideas se acercaban a la realidad.
Una primera pista acerca del car�cter poco convencional de la
fiesta que se avecinaba me la proporciono el modo en que esta estaba siendo
preparada. Desde el lunes no pude entrar en el gran sal�n de la casa y si bien
es cierto que rara vez entro all� el hecho de que me llegasen a impedir la
entrada ya me pareci� extra�o. Por otro lado tambi�n era extra�o el hecho de que
los preparativos de la fiesta, cosas como el catering y la mir�ada de cosas que
se necesitan para preparar una fiesta por todo lo alto, no estuviesen a cargo de
una empresa. En la propiedad entraban furgonetas que no llevaban ning�n logotipo
identificador de alguna empresa, aunque no dejaban de traer cosas, y los
operarios que instalaban todo aquello tampoco parec�an formar parte de ninguna
empresa conocida, aunque hac�an su trabajo, al menos la parte que pod�a ver, con
toda eficacia y rapidez.
Lo que supuso la confirmaci�n de que lo que se aproximaba no
era la clase de fiesta que yo hab�a imaginado era que por parte mi madre y mi
padrastro no hicieron ning�n tipo de preparativo con respecto a la clase de ropa
que deber�amos llevar. Esto ultimo me llevo, un par de d�as antes del viernes,
d�a de la fiesta, a decirle a mi padrastro con suma seriedad e interrumpiendo su
visionado de una pel�cula de porno inter racial: - Alberto, me parece que estas
olvidando un aspecto con respecto a esa fiesta del viernes.
Alberto cogi� el mando a distancia del reproductor de DVD y
puls� el bot�n de pause congelando la reproducci�n de la pel�cula, y apartando
la mirada de la pantalla, donde hab�a quedado fija la imagen de dos chicas
rubias de apenas 18 a�os chupando una inmensa polla negra de por lo menos 20 cm
de largo, me pregunt�: - �A que demonios te refieres, cari�o?.
- Aun no me hab�is dado ni un c�ntimo para que me compre un
vestido apropiado para la fiesta - replique yo un tanto enfadada.
- �Solo es eso? - dijo Alberto con voz de fastidio - No te
preocupes por comprar ropa nueva, no vas a necesitarla.
- No pensaras que voy a ir a la gran fiesta en la que me
presentareis en sociedad con ropa normal, o es que esper�is que vaya desnuda.
Alberto se quedo mir�ndome con cara de diversi�n y me dijo: -
Entendiste mal, yo no dije que te presentar�amos en sociedad, sino en la
sociedad.
- �Que quieres decir? - pregunt� un tanto perpleja, aunque ya
esperaba por donde fuesen los tiros.
- Ser� mejor que te explique todo a fondo. Yo me estaba
refiriendo al grupo del que tu madre y yo formamos parte. Este no tiene nombre,
algunos lo llamamos la sociedad, otros el grupo, los mas expl�citos el circulo
vicioso, en el fondo se trata de un conjunto de personas, hombres y mujeres, a
las que nos va el sexo salvaje, unidas por una serie de gustos muy particulares,
de los cuales podr�amos se�alar dos como comunes a todos, somos bisexuales y nos
gusta el sadomasoquismo.
- Vaya - exclam� yo, para luego a�adir - Aunque la verdad,
esto no me pilla totalmente de sorpresa porque me parec�a muy raro todo lo que
rodea esta fiesta. Bueno, despu�s de tu aclaraci�n que mas deber�a saber.
- Bueno - dijo Alberto tras pensar unos momentos que era lo
que me iba a contar - Para empezar te dir� que este club lo formamos unas 150
personas, de ellas aproximadamente 50 son amos y amas y el resto esclavos,
aunque el viernes no nos reuniremos todos. Todos los miembros son gente de nivel
social medio y alto, incluyendo a personas con altos puestos en la
administraci�n de justicia, la polic�a, la fiscal�a, la ense�anza, el mundo
empresarial, todo lo cual hace que aunque podamos infringir la ley quedemos a
salvo de posibles problemas legales. Entre los miembros es com�n la existencia
de relaciones de parentesco, de modo que la pertenencia a la sociedad pasa de
padres a hijos muy a menudo, aunque con una condici�n, que es que quien
introduce al nuevo socio tenga la categor�a de amo o ama, pues los esclavos por
si mismos no pueden introducir a nuevos miembros, necesitan en todo caso que un
amo o ama intervenga para poder proponer a un nuevo miembro. Por otro lado, los
amos al introducir al nuevo integrante decide la categor�a que tendr� este en la
sociedad, estableciendo si el nuevo integrante es amo o esclavo en cualquiera de
sus diversos niveles.
- �Niveles? - pregunt� a Alberto interrumpiendo su relato.
Este me mir� con cara de fastidio y continu� su explicaci�n:
- Hay cinco niveles, cada uno tiene una serie de practicas particulares a cada
uno de ellos, cada vez de mayor dureza. Comunes a todos los niveles es el
sometimiento de las esclavas y esclavos a las siguientes pr�cticas:
penetraciones vaginales, anales y orales, dobles penetraciones, fist-fucking,
introducciones de objetos cuyo grosor no exceda de un pu�o, corridas faciales
con ingesti�n del semen y lluvia dorada sin necesidad de degluci�n. En el primer
nivel de esclavitud la �nica particularidad es que se puede someter a los
esclavos a ataduras simplemente inmovilizantes. En el segundo y siguientes
niveles son pr�cticas comunes a ellos: la ingesti�n de la lluvia dorada, as�
como la introducci�n de objetos de grosor superior a un pu�o. Luego el segundo
nivel tienes como actividades espec�ficas: los azotes que no dejen marcas,
colocaci�n de pinzas, colocaci�n de pesas no superiores a 400 gramos, as� como
las ataduras de compresi�n leve. En el tercer nivel son actividades propias de
los esclavos: la coprofilia sin necesidad de ingesti�n, las ataduras de
compresi�n media, los azotes que no dejen cicatrices aunque si moretones, la
colocaci�n de pesas superiores a 400 gramos e inferiores a 800, la practica de
sexo oral con animales, la recepci�n de cera ardiente y ser usados como acericos
solo con agujas hipod�rmicas. En el cuarto nivel las practicas exclusivas son:
la colocaci�n de pesas superiores a 800 gramos, la zoofilia completa, la
coprofilia con degluci�n de los excrementos, las ataduras de compresi�n fuerte,
ser usados como acericos con cualquier tipo de agujas, ser marcados a fuego,
bien con cigarrillos u otros objetos, la causaci�n de heridas no profundas.
Yo estaba alucinada, realmente les iba el sexo extremo y de
que manera, pero no me hab�a dicho nada acerca del quinto nivel. - �Que pasa con
el quinto nivel? - pregunt� con intriga.
- Bueno, el quinto nivel es una situaci�n muy rara. En 15
a�os que llevo en la sociedad nunca ha habido un esclavo de nivel 5�, pero te
puedo decir que a los esclavos y esclavas de 5� nivel se les puede torturar
hasta la muerte, de ah� su rareza, al menos en la actualidad. En periodos
anteriores, hubo algunos esclavos y esclavas de ese nivel, pero la �ltima
esclava del 5� nivel se remonta a hace casi treinta a�os. Fue una chica que
muri� a los 19 a�os, introducida como esclava de ese nivel por sus propios
padres. Entre otras cosas que hizo fue ser penetrada por 9 hombres a la vez para
lo cual le llegaron a sacar los ojos y a amputarle las piernas a la altura de
las ingles para permitir que en su co�o y culo se pudiesen albergar hasta cinco
pollas a la vez y que sendos penes entrasen en las vac�as cuencas oculares, lo
cual unido a las dos pollas que se introdujeron en su boca llevo el total a
nueve. Fue sometida a muchas mas torturas brutales y muri� empalada a manos de
sus padres y hermanas.
Aquella revelaci�n me puso los pelos de punta a la vez que me
excit� sobremanera. Realmente era un club muy salvaje, pero me encantaba la idea
de formar parte de �l. Lo �nico que me preocupaba era saber que puesto iba a
tener yo.
- �Como qu� voy a entrar yo en la sociedad? - pregunt� con
cierta aprensi�n.
- Deber�a dejarte con la duda hasta el viernes, pero te lo
dir�. Mientras que Ludmilla, Stephan y Akiko van a entrar como esclavos de nivel
dos, tu lo har�s como ama. As� que desde este momento ya no te someter� a mas
tormentos, salvo que me lo pidas - me revel� Alberto - Una �ltima cosa que debes
saber. A la hora de usar a los esclavos, estos no pueden negarse a nada que
entre dentro de las obligaciones de su nivel, aunque pueden optar libremente por
someterse a practicas propias de un nivel superior, pero en todo caso si la
practica supone la causaci�n de marcas o heridas a los esclavos antes debes
contar con el consentimiento de su amo, pues este puede considerar que en
determinado momento no se puede someter a seg�n que practicas al esclavo a fin
de no perjudicar su utilidad y su estado f�sico. Generalmente lo que hacen los
amos con esclavos del nivel superior es colocar una etiqueta a sus esclavos
indicando si no pueden someterse a seg�n que practicas, a fin de no tener que
estar preguntando en medio de la fiesta. Si quieres saber mas en la biblioteca
de abajo camuflada como una obra sobre la historia de Grecia hay toda una
narraci�n sobre la historia de la sociedad desde sus primeras andanzas.
Sin perder un momento baj� a la biblioteca y busqu� el libro
en cuesti�n, resultando que se trataba nada menos que de una obra con seis
vol�menes y los seis trataban de la historia de la sociedad, la cual se
remontaba a hacia casi cien a�os. Todo aquello era asombroso y tambi�n cierto
pues hab�a numerosas fotos de los miembros en sus org�as y se pod�a ver con todo
lujo de detalles las cosas que hac�an, incluyendo alguna en la que se pod�a ver
a esclavos y esclavas de nivel 5� sometidos a torturas brutales. El texto se
explayaba en mas detalles acerca de los miembros, sus vidas, las cosas que
hac�an en las org�as, sus gustos y muchos mas detalles, aparte de tratar sobre
la forma de actuar de la sociedad y como le hab�an afectado los cambios que a
los largo de casi 100 a�os hab�a sufrido el pa�s y sus gentes. Aquella noche me
acost� tard�simo pues estuve ojeando todos los tomos, aunque la lectura en
profundidad la empezar�a al d�a siguiente, y con un estado de excitaci�n que
hacia dif�cil poder esperar hasta el viernes. Me apetec�a una buena follada,
pero ya era muy tarde y si me hacia follar seria aun mas tarde cuando me
acostase y como al d�a siguiente ten�a clase tuve que aguantarme.
Pas� el tiempo, no lo suficientemente r�pido desde mi punto
de vista, y llego el viernes, el d�a de la fiesta. A primera hora de la tarde
entr� en la finca una furgoneta blanca y de ella bajaron nada menos que dos de
mis profesores de la facultad, acompa�ados por dos enfermeras y un enfermero. Yo
me quede alucinada al verles, sobre todo cuando dijeron que ven�an a la fiesta.
Tra�an varios maletines de equipo medico para an�lisis, y mientras uno de mis
profesores preparaba todo con la ayuda de los auxiliares en uno de los salones
de la casa, el otro me explic� que antes de una fiesta todo el mundo se somet�a
a un an�lisis de sangre para ver que todo estaba correcto, pues en las org�as
corr�a el semen y otros fluidos corporales libremente y para evitar disgustos
era necesario tomar ese tipo de precauciones. A mi me pareci� estupendo y yo fui
la primera a la que le extrajeron sangre para analizar. Tras de m� fueron
Stephan, Akiko y Ludmilla quienes pasaron por el an�lisis, quedando en todos los
casos probado que est�bamos limpios de cualquier ETS. Despu�s nos tuvimos que
quitar de en medio, pues solo nos podr�an ver los dem�s invitados una vez
reunidos todos los asistentes. Yo fui a mi habitaci�n, desde cuya ventana pod�a
ver el camino de acceso a la casa. A trav�s de los ventanales y oculta tras las
cortinas pude ver los numerosos autom�viles que llegaban a la casa, lo cual me
dio la explicaci�n de porque mi padrastro hab�a hecho construir bajo la casa un
aparcamiento mas propio de un gran almac�n que de una vivienda, y tambi�n porque
la casa contaba con un sal�n que no desentonar�a en un palacio real debido a sus
grandes dimensiones. Todo eso lo hab�a hecho pensando en fiestas como aquellas.
Entre tanto estuve atavi�ndome con las ropas que me hab�a aconsejado mi madre,
de manera que calzaba unas botas de cuero negro con ca�a hasta las rodillas y
tac�n de aguja met�lico y vest�a unas medias de rejilla negras con liguero de
encaje a juego, unas bragas de l�tex rojo con una abertura central cerrada con
cremallera y un corpi�o de cuero negro y remaches met�licos que dejaba al
descubierto mi pechos.
Una vez dejaron de entrar coches supuse que todos estar�an ya
reunidos all�, de manera que me dirig� a la sala de seguridad. Era una sala
desde donde se controlaban las c�maras de seguridad que vigilaban la casa y
donde estaban los equipos de grabaci�n donde se registraban las im�genes
captadas por las c�maras. El sistema funcionaba autom�ticamente haciendo
innecesaria la presencia de vigilantes, pero tambi�n se pod�an controlar las
c�maras manualmente y eso es lo que hice. A trav�s de un monitor pude ver
aproximadamente unas ochenta personas reunidas en la habitaci�n donde se estaban
haciendo los an�lisis, que poco a poco iban pasando al sal�n principal. Entre la
gente que vi a trav�s del monitor observe a varios personajes muy conocidos de
la provincia como el presidente de la Audiencia, la Fiscal Jefe, el jefe de
polic�a, el obispo, varios empresarios de la construcci�n y no me cab�a la menor
duda de que entre los dem�s invitados habr�a mas gente de renombre. Por otra
parte, el grupo ten�a una composici�n un tanto dispar, pues hab�a mas mujeres
que hombres, unas cincuenta mujeres frente a treinta hombres, la edad de los
integrantes era tambi�n muy diversa, oscilando desde los 16 a�os a los 55,
incluso su raza era variada pues hab�a varios individuos de raza negra y tambi�n
de procedencia asi�tica.
Poco a poco se fue despejando ese sal�n, a medida que sus
ocupantes pasaban el an�lisis y entraban en el sal�n donde la org�a tendr�a
lugar. En ese momento volv� a mi habitaci�n, justo cuando Alberto lleg� all�
para llevarme a la org�a junto a mi madre, quien llevaba un collar en el cuello
que se�alaba su nivel de esclavitud con un n�mero dos escrito con cifras romanas
como �nico atuendo, Akiko, Ludmilla y Stephan, yendo estos tres totalmente
desnudos.
Entramos en el sal�n donde todo el mundo estaba expectante,
los amos de pie y la mayor�a de los esclavos de rodillas. El sal�n no se parec�a
en nada a como estaba habitualmente. Para empezar hab�an retirado todos los
muebles salvo la gran mesa que estaba en el centro donde se encontraba el
estupendo bufete que se podr�a degustar durante la fiesta. La forma de
presentarlo era muy espectacular pues sobre la mesa estaban tumbadas dos
esclavas con el cuerpo cubierto por diferentes viandas a cual mas apetitosa.
Adem�s, en uno de los extremos de la mesa estaban puestas a cuatro patas, cuatro
esclavas y dos esclavos que serv�an como botelleros, ya que ten�an introducidas
en sus agujeros corporales, botellas, dos en el caso de las chicas y una en el
de los chicos, de medio litro conteniendo diversos licores, pero tambi�n hab�a
cuatro, de las cuales dos conten�an semen y dos orina. Y no era esta la �nica
muestra de mobiliario humano, ya que en las esquinas del sal�n hab�a otras dos
chicas y dos chicos, tambi�n a cuatro patas, con sendas velas de grueso calibre
encendidas metidas en el culo y en el caso de las chicas tambi�n en el co�o.
En cuanto al nuevo mobiliario, hab�a alrededor de la sala un
buen numero de sillas con un peculiar asiento, pues en todas ellas hab�a un
grueso falo de pl�stico dispuesto a acomodarse en el culo o el co�o de quien
tomase asiento, tambi�n se hab�a dispuesto un gran sill�n colocado frente a un
extra�o artefacto, que pronto utilizar�a yo. Por otra parte hab�a un par de
cepos de madera del m�s puro estilo medieval, donde estaban colocados un esclavo
y una esclava listos para ser torturados, varias cadenas y cuerdas colgaban del
techo para poder suspender all� a quien se desease, en una de las paredes hab�an
colocado unas espalderas para poder someter a azotes a m�s esclavos y tambi�n
hab�a un par de sillones de ginec�logo para juegos de este estilo y unas cuantas
camas para poder follar de manera c�moda.
Nos colocamos en el centro de la sala con todo el mundo
alrededor. Mi padrastro cogi� a dos esclavas e hizo que se pusiesen a cuatro
patas una junto a la otra, para luego subir en tan particular estrado.
- Bienvenidos a todos, amos y amas, esclavas y esclavos -
dijo mi padre desde su atalaya sobre las espaldas de las dos esclavas - Un fin
de semana mas nos reunimos para disfrutar de nuestros gustos, pero en esta
ocasi�n ser�n varias las circunstancias especiales. Espero que esta reuni�n sea
memorable y pase a los anales de la historia de nuestro circulo en un lugar
destacado.
Todos aquellos que pod�an comenzaron a aplaudir
interrumpiendo el parlamento de Alberto. Este espero unos momentos antes de
indicar a los dem�s que guardasen silencio a fin de continuar con su exposici�n.
- Para empezar los eventos de este fin de semana, hoy
recibiremos a cuatro nuevos integrantes: Mi hijastra Sabrina que ingresar� como
ama, el sobrino transexual de mi mujer Akiko que entrar� como esclavo de nivel
dos, y mis criados Stephan y Ludmilla que tambi�n ser�n esclavos de nivel dos.
Pero como todos sab�is no ser�n integrantes de nuestro circulo mientras no sean
iniciados, as� que comencemos con la iniciaci�n.
Mi madre me llev� hasta el sill�n de cuero negro que ten�a el
extra�o artefacto frente a �l, mientras que los amos cog�an a Ludmilla y Akiko y
las amas a Stephan. Mi madre me sent� en el curioso asiento y me inmoviliz� los
brazos y las piernas, dejandome estas parcialmente abiertas, con las correas que
ten�a el sill�n. Luego reclin� parcialmente el respaldo dejandome en una
posici�n casi tumbada, para acercar luego la extra�a maquina aun mas al asiento.
Alc� lo que pude la cabeza y vi como apartaba mi madre la cubierta que tapaba
parcialmente el artefacto. Ante mi y apuntando a mis agujeros ten�a dos enormes
consoladores negros unidos a aquel chisme por sendos pistones met�licos.
Mi madre me coloc� un bozal en la boca de manera que no
pudiese chillar ni hablar pero este era realmente un tubo que me hacia estar con
la boca abierta al m�ximo, de forma que pudiese recibir las corridas o las
meadas o lo que fuese que me diesen a beber o tragar. Luego lubric� bien los
consoladores al igual que mi co�o y mi ano y me introdujo aquellos dos monstruos
de l�tex negro. Alberto se acerc� a la m�quina a la que estaban unidos los dos
consoladores y la encendi�, haciendo que los pistones que estaban rematados por
los falos de pl�stico comenzasen a moverse, primero lentamente pero de manera
progresiva aumentando su velocidad.
Mientras los dos consoladores iban dilatando mis grietas vi
como el resto de miembros del circulo se lanzaba sobre las nuevas adquisiciones.
Los amos cogieron a Ludmilla y Akiko y las tumbaron sobre los catres que hab�a
all� colocados mientras que las amas cogieron a Stephan y lo colocaron en un
cepo dejandole indefenso y con el culo en pompa. Los esclavos y esclavas se
colocaron alrededor de la habitaci�n, algunos de ellos tomando asiento en las
particulares sillas y clavandose en el culo o el co�o los consoladores de los
asientos, mientras que otros se colocaban de rodillas. Los amos comenzaron a
hacer cola ante Ludmilla y Akiko para follarse a las dos nuevas esclavas.
Como eran bastantes estaban haciendo completo uso de los
agujeros de la ucraniana y de mi primo transexual, de manera que la primera
estaba siendo follada por el co�o, el culo y la boca mientras que Akiko daba
completo uso a su culo y a su boca. Los amos les daban unas acometidas brutales,
follando con toda su fuerza a las nuevas esclavas, las cuales a cada pollazo
parec�a que iban a reventar. Los amos se tomaban muy en serio su labor y no
trataban de acortar sus folladas para ceder su puesto a otro, muy al contrario
aunque estaban follando de manera salvaje a las dos nuevas putas se conten�an
antes de correrse, alargando as� el uso de sus nuevas monturas.
El resto de los folladores estaban impacientandose ante la
larga duraci�n de las folladas que sus antecesores estaba proporcionando a
Ludmilla y Akiko, de manera que cogieron a un par de esclavas de unos dieciocho
a�os que estaban de rodillas junto a la pared. Se pusieron junto a las camas
donde estaban montando a las dos nuevas adquisiciones y ambas hicieron unas cosa
que me dejo alucinada. Se quitaron sendas dentaduras postizas quedando sus bocas
totalmente desdentadas y comenzaron a chupar y tragar toda polla que se puso a
su alcance. Los tipos clavaban sus pollas sin piedad en aquellas dos bocas sin
dientes como si estuviesen follando dos co�os, algunos de ellos se agarraban de
las orejas de las chicas y daban profundas estocadas hasta que sus cojones
chocaban con los labios de las esclavas.
En ese momento la cosa empez� a acelerarse y por fin los
primeros sementales terminaron de follar a Akiko y Ludmilla dejando el turno a
los que estaban follando bucalmente a las dos j�venes esclavas. Los que acababan
de abandonar los agujeros de mi criada y mi primo transexual se acercaron hasta
donde estaba yo, meneandose sus enhiestas pollas hasta que uno por uno colocaron
el glande de sus pollones junto a mi abierta boca y comenzaron a descargar sus
huevos en mi hocico. Como no pod�a cerrar la boca el semen se deslizaba por mi
lengua hasta la garganta hasta llenar por completo mi boca, en ese momento me
trague aquella copiosa corrida de color amarillento y fuerte olor, lo que
delataba que muchos llevaban bastante tiempo sin correrse, esperando esa
ocasi�n.
Fue justo cuando recib� la primera descarga seminal cuando
sent� una cosa que no esperaba, los vibradores que percut�an r�tmicamente mi
co�o y mi culo aumentaron el ritmo, y no solo eso, sino que ademas se inflaron
abriendo aun mas mis ya dilatadas rajas. La sensaci�n era brutal, muy superior a
cuando me hab�an hecho fist-fucking, pero gracias a mi habilidad para dilatar
mis grietas pod�a disfrutar relativamente de la situaci�n pues el dolor que
sent�a no era mucho, al contrario era hasta algo agradable.
Deje de prestar atenci�n a Akiko y Ludmilla y pase a observar
a Stephan, a quien las amas hab�an atado a un cepo, dejando su culo en pompa. Le
hab�an colgado de la polla y los cojones algunas pesas que estiraban
grotescamente sus huevos y su polla, la cual aun y con todo estaba erecta. Las
amas le estaban azotando por turnos con unas paletas, de modo que tenia el culo
tremendamente rojo, pero aun con todo aguantaba bien el dolor. Las mujeres
pararon de azotar al jardinero y comenzaron a untarse las manos con aceite, y
tambi�n el ojete de Stephan. Empezaron a meter sus dedos en el culo del
ucraniano de modo an�rquico, todas pugnaban por meter alguno de sus dedillos en
el interior del orificio anal, pero evidentemente no era f�cil, primero porque
eran muchas tratando de hacer lo mismo, por otro lado Stephan hab�a sido
sodomizado numerosas veces pero nunca hab�a sido sometido a un verdadero
tratamiento de dilataci�n como aquel.
De todos modos, poco a poco eran cada vez mas los dedos que
consegu�an acomodarse en el interior del cada vez mas dilatado ano de Stephan y
despu�s de ver como tenia casi dedos de seis mujeres, vi como una de ellas met�a
todo su pu�o en el interior del culo del hermano de Ludmilla. El chico gimoteaba
con una mezcla de dolor y placer dif�cil de describir, debatiendose entre
espasmos y con el culo convertido en un cr�ter enrojecido y sangrante. La cosa
no par� ah� y las amas continuaron ensanchando el esf�nter del criado y sin
tardar demasiado vi como otra chica pon�a junto a la primera su pu�o dentro del
culo del ucraniano, cierto que era una jovencita de unos 15 a�os y su mano era
peque�a, pero aun as� aquello supon�a una dilataci�n bestial del hasta entonces
casi virginal culo de Stephan.
Mientras tanto Akiko y Ludmilla segu�an siendo folladas
en�rgicamente por los hombres, pues no se trataba tan solo de que fuesen
penetradas por los amos, pues tambi�n los esclavos estaban clavando sus penes en
los agujeros de mi primo transexual y mi criada ucraniana. A medida que iban
estando a punto para descargar sus cojones, ven�an los chicos y derramaban en mi
boca su n�ctar masculino llenandome totalmente de semen. Pero no paraban aqu�
las practicas de nuestra orgia, por ejemplo un grupo de amos que ya se hab�an
corrido en mi boca cogieron a una esclava de unos 17 a�os y la colocaron con su
culo apuntando al techo.
Uno de ellos comenz� a separar al m�ximo las nalgas de la
joven abriendo as� el ano todo lo posible sin introducir nada en el. Los dem�s
se acercaron a la mesa donde estaban las viandas y cogieron unos pl�tanos y
kiwis. Luego volvieron junto a la esclava y tras pelar las frutas, comenzaron a
introducirlas en el ano de la chica. Las frutas comenzaron a perderse en el
interior del dilatado ojete de la joven, primero sin demasiada dificultad, y
posteriormente con mayor esfuerzo, pero aunque las frutas estaban quedando
totalmente machacadas acabaron por entrar en el interior del recto de la joven.
En ese momento los hombres comenzaron a meter sus pollas en el interior del culo
de la esclava, haciendo totalmente pur� los pl�tanos y los kiwis. Se turnaban en
la labor introduciendo sus pollas totalmente y dando unas cuantas estocadas
profundas en el ano de la jovencita para luego sacar sus nabos completamente
llenos de aquella curiosa masa.
En ese momento algunos esclavos estaban all� dispuestos para
limpiar con sus bocas las pringosas pollas antes de que volviesen a internarse
nuevamente en el ano de la esclava. Estuvieron haciendo pur� en el interior del
joven recto durante casi un cuarto de hora, tiempo en el que pude disfrutar de
otra raci�n de semen, hasta que un par de los tipos se dirigieron a donde
estaban las botellas. Cogieron del culo y el co�o de una de las chicas que hacia
de botellero dos botellas, una con semen y otra con orina. Luego vertieron todo
el contenido de ambas botellas en el interior del culo de la chica, hasta que el
liquido empez� a rebosar. Aun quedaba algo de liquido en las botellas y se lo
dieron a beber a un par de esclavas de unos 40 a�os que se bebieron el semen y
la meada sin desperdiciar ni gota. Volvieron a meter sus pollas en el interior
de la chica, pero esta vez brevemente pues en cuesti�n de segundos colocaron un
gran bol en el suelo y le dieron la vuelta a la coctelera humana que hab�an
improvisado. Del enorme cr�ter anal de la chica surgi� un torrente formado por
el curioso batido preparado por los chicos y que estaba formado por semen,
orina, pl�tano, kiwi y mierda de la joven. Una vez se vaci� totalmente la chica
los tipos cogieron el bol y le dieron a beber a la esclava que dio un largo
trago disfrutando del escatol�gico batido. Pero no fue la �nica que bebi� pues
tambi�n lo hicieron los tipos que hab�an preparado el mejunje, ademas de varios
esclavos y esclavas.
Pero la utilizaci�n salvaje de los esclavos y esclavas no
terminaba ah�. Entre otras cosas pod�a ver como un tipo hab�a cogido a una chica
de unos 16 a�os y la hab�a inmovilizado en un cepo dejandola a cuatro patas
totalmente inm�vil. Cogi� unas pinzas met�licas de cocodrilo y las prendi� en
las incipientes tetas de la chica, as� como en los labios del co�o de la peque�a
puta. A continuaci�n tom� unas gruesas pesas y las enganch� en las pinzas para
as� estirar grotescamente los j�venes atributos de la zorra. No qued� ah� la
tortura, el hombre desapareci� unos minutos de la sala para volver acompa�ado
por un gran dan�s que puso junto a la chica. El tipo se puso debajo del perro y
comenz� a masajear la polla del perro y luego a chupar la gran polla del can.
Este pronto tuvo su m�stil totalmente en forma y en ese momento el tipo dejo de
chupar aquel enorme nabo y coloc� al perro en posici�n sobre la chica
introduciendo el nabo canino en el co�o de la esclava, en el cual apenas cab�a.
El perro conoc�a su trabajo y comenz� a dar fuertes
empellones metiendo su polla hasta lo mas profundo del co�o de la chica
arrancando a esta gemidos de placer y dolor. Fueron minutos de gran intensidad
con el gran dan�s empalando a la putita con mucha fuerza, hasta el punto que las
pesas que colgaban de las tetas y el co�o de la chica se balanceaban
salvajemente de un lado a otro. El tipo se masturbaba fren�ticamente viendo el
espect�culo hasta que la chica lanz� un aullido espeluznante, y que se deb�a a
que el perro le hab�a introducido todo su bulbo dentro del co�o. En ese momento
el tipo se abalanz� sobre el co�o de la chica, agarr� el pene del can y
sorprendentemente lo sac� de un tir�n entre una gran cantidad de sangre de la
esclava. El hombre comenz� a lamer el nabo cubierto de sangre hasta que el perro
se corri� en su boca, y �l se dedic� a tragar con glotoner�a la gran cantidad de
semen. Despu�s termin� de masturbarse eyaculando en un vaso y luego bebiendo su
semen degustandolo lentamente en varios tragos.
Otro grupo de amos hab�a cogido a una mujer de unos 40 a�os y
la ataron a un aspa que hab�a en una esquina, dejandola con las piernas
totalmente abiertas, as� como los brazos alzados. Uno de los amos, un tipo negro
de polla enorme, cogi� una fusta de cuero, pero con n�cleo met�lico y comenz� a
azotar los brazos de la mujer. Daba los latigazos con calma, pero con mucha
fuerza, dejando rojizas marcas en la incre�blemente blanca piel de la mujer. Sin
apresurarse, fue cubriendo de golpes ambos brazos en toda su longitud sin que la
mujer dejase escapar mas que alg�n suspiro de placer. Despu�s el negro dio un
fuerte fustazo a la esclava en la parte superior de sus tetas dejando sobre
ellos una larga marca roja que cruzaba el pecho de la zorra. En ese momento otro
de los amos que hasta el momento hab�a estado montando a un transexual de unos
17 a�os que resultaba ser el hijo de la esclava se acerc� a esta con un acerico
en las manos. Comenz� a sacar agujas de este y cuando encontr� las que le
satisfac�an empez� a clavarlas en el pecho de la esclava. El tipo clavaba las
agujas poco a poco, rotando un poco la gorda cabeza met�lica de las gruesas
agujas de costura para que la aguja se clavase mas en la carne.
Aun as� la esclava no gritaba en absoluto solo d�biles
gemidos escapaban de su boca, pero era dif�cil saber si eran gemidos de dolor o
de placer, pero la mirada lujuriosa de la sierva indicaba que se trataba de lo
segundo. Las dos ultimas agujas las clav� atravesando de parte a parte los
pezones de la mujer. Numerosas gotas de sangre brotaban de donde hab�an sido
clavadas las agujas y pronto fueron aun mas cuando el negro volvi� a azotar las
maltrechas tetas. Un tercer amo se acerc� a la esclava y le colg� sendas pesas
de las agujas que atravesaban los pezones, estirandolos de modo brutal
agrandando el agujero causado por las agujas y aumentado la cantidad de sangre
que brotaba de las heridas. El hijo transexual de la sierva estaba lamiendole el
culo al negro cuando este lo apart� e hizo que el chico comenzase a lamer la
sangre a la vez que le clavaba su gorda polla al chaval, metiendosela hasta los
cojones. Por su parte el tipo de las agujas se coloc� tras la madre y tambi�n
comenz� a sodomizarla a la vez que apretaba las tetas a la sierva aumentando la
cantidad de sangre que brotaba de las heridas y que el chico lamia
sol�citamente. Estuvieron as� un rato y cuando llego la hora de que descargasen
sus cojones se acercaron a mi.
El negro y su compa�ero fueron los �nicos que repitieron en
lanzarme su corrida, pues ya me hab�an dado una raci�n de su semen cuando
montaron a Ludmilla y a Akiko, y fueron tambi�n los que pusieron fin al bukkake
que me bautiz� como miembros de aquel vicioso grupo. Estaba totalmente cubierta
por esa deliciosa materia, que en algunos de los sitios de mi cuerpo donde hab�a
aterrizado se estaba secando. Mi madre se acerc� a mi con los pechos y las
nalgas totalmente rojos debido a la tanda de azotes que hab�a recibido mientras
a mi me cubr�an de semen y me solt� del asiento tras sacarme aquellos inmensos
vibradores. Una vez libre recog� con mis manos todo el semen que pude y me lo
trague lentamente, saboreandolo totalmente. Vi como Akiko y Ludmilla ten�an sus
orificios realmente irritados pues hab�an sido folladas por todos sin recibir ni
una gota de semen como lubricante. Un grupo de amos cogieron a Akiko y Ludmilla
y las tumbaron bajo el potro donde Stephan segu�a atado y con el ano dilatado de
manera bestial. En ese momento los amos se acercaron y comenzaron a orinar en el
interior del enormemente abierto ojete del ucraniano. Uno tras otro fueron
vaciandose en el interior de los intestinos del chico hasta que estuvieron
repletos y entonces la orina empez� a caer sobre mi criada y mi primo. Empezaron
a beber todo lo que pudieron pero era una verdadera catarata de manera que la
meada termin� por ba�arlas, sobre todo porque para rematar la jugada las amas
mearon directamente sobre las nuevas esclavas.
Entonces mi padrastro nos proclam� como nuevos miembros de
aquella sociedad secreta y pervertida. As� termin� la primera jornada de aquella
reuni�n orgi�stica, pero la cosa no terminar�a ah� pues al d�a siguiente tuvimos
una nueva raci�n de sexo extremo, pero eso os lo contare mas adelante.