La madre de mi novia Silvina era una mujer muy liberal, Su
marido se hab�a vuelto impotente con los a�os y el deseo insatisfecho la
convirti� en una tigresa devoradora de hombres. Alguna vez la hab�amos pescado
in fraganti, pase�ndose con otro hombre por las calles y por eso nos hab�amos
vuelto un poco c�mplices. Silvina que tambi�n hab�a demostrado ser muy
desinhibida a pesar de su corta edad, se anim� a contarle aquello de que me
estaba transformando en una chica. A su madre eso no solo no la perturb� en lo
m�s m�nimo, m�xime que a ella simpatizaba m�s que su hija noviara con Mart�n que
conmigo, sino que inclusive se ofreci� a ayudarme a transformarme en chica. Un
d�a me telefone� y me dijo que fuera para su casa que me hab�a preparado una
sorpresa.
Cuando llegu�, Raquel, era su nombre, me hizo pasar a su
cuarto y me dijo que por una cuesti�n de imagen, precisaba una secretar�a
ejecutiva que la acompa�ara a una reuni�n de trabajo muy importante y Silvina
estaba imposibilitada de hacerlo. Entonces me pidi� que me desnudara, me di�
ropa interior que de tan ajustado me disimulaba perfectamente la polla y pantys
de lycra negra. Luego me hizo ponerme un conjuntito de minifalda y chaleco corto
negros muy ce�idos de su hija Silvina, que me calzaban muy bien.
Ella misma fue quien me calz� unos tacones negros muy altos,
me maquill�, y me prendi� aros, pulseras y anillos. Finalmente pein� mi cabello
que ya entonces ten�a bastante largo recogi�ndome con una hebilla algunos
mechones. Al veme en el espejo, sonre� de felicidad. Nunca pens� que alg�n d�a
podr�a ser una mujer tan atractiva y deseable como mi novia Silvina y competir
con ella en la conquista de hombres. En la reuni�n de trabajo, nos esperaban un
importante empresario de mediana edad, con su joven hijo, que apenas me vi�
qued� alelado. Era un muchacho muy buen mozo, alto, trajeado y con un f�sico
espectacular. Raquel percibi� que algo suced�a entre nosotros, y se apart� para
conversar con el padre.
Lionel, as� se llamaba, trataba de seducirme con su radiante
sonrisa y simpat�a, yo me hac�a un poco la interesante, pero al mismo tiempo
apelaba a todas las armas de seducci�n femenina que Silvina y su madre me hab�an
ense�ado. Me cruzaba de piernas haciendo que mi minifalda me cubriera lo menos
posible, me recog�a el cabello y me lo soltaba y hasta ensay� el arma de
pintarme los labios delante suyo. Lionel no pudo m�s y me invit� a conocer su
oficina y en cuanto ingresamos a esta, me tom� de la mano y me bes� en la boca.
Eso fue muy estimulante, hab�a conquistado al var�n de mis sue�os en pocos
minutos, me sent� como nunca, desenvuelta liberada, all� mismo me arrodill�
frente a �l, abr� su bragueta y comenc� a mamarle la polla. R�tmicamente su
enorme aparato se erect� en mi boca y yo se la lam�a, se la besaba
desesperadamente, yo estaba en el �xtasis, �l comenz� a aullar de placer y me
llen� toda la boca con su leche, all� record� lo que Silvina hac�a conmigo y la
imit�, me tragu� todo su semen hasta dejarle la polla bien sequita.
Cuando salimos de su oficina nos esperaban Raquel y el padre
de Lionel. Raquel ten�a el cabello un tanto despeinado y sus labios se hab�an
despintado y el padre de Lionel...ten�a marcas de rouge, era evidente que ellos
tambi�n hab�an disfrutado la entrevista. Cuando salimos Raquel me felicit�, el
negocio se hab�a concretado exitosamente. Fuimos como madre e hija a festejar a
una cafeter�a y Silvina se nos junt� all�.
5)
Era un tanto extra�o estar sentado en una cafeter�a con la
madre de mi novia y mi novia, cual si fueramos una madre y sus dos hijas. Raquel
le cont� a Silvina acerca de lo exitoso de la entrevista que hab�amos mantenido
hace un rato y le dijo que hab�a estado brillante haciendo de su secretaria
ejecutiva. Silvina me interrog� acerca de Lionel y cuando le cont� lo que hab�a
sucedido en la intimidad, ella se puso muy celosa y me dijo que siempre hab�a
querido tirarse a ese tio pero este no le hab�a dado ni la hora.
Yo entonces en un momento que su madre no nos escuchaba le
promet� que de alguna manera me las ingeniar�a para que pudiera darse el gusto
de ser follada por Lionel, a lo que Silvina me agradeci� con un beso muy dulce
en la mejilla. Podr�n imaginarse que no me resultar�a muy f�cil contarle a mi
madre con quien a�n conviv�a acerca de mi cambio de h�bitos.
Es que a ninguna madre le fascinar�a ver a su hijito
transformado en una muchachita. Silvina se ofreci� a amortiguar el schock. Para
eso me dijo que era necesario que mi madre me viera absolutamente divina, para
que quedara fascinada con mi imagen y se quedara conforme con mi cambio. Raquel
me dijo que deb�a la transformaci�n deber�amos hacerla hasta en los m�s m�nimos
detalles. Entonces entre ella y su madre Raquel, se esmeraron en travestirme mas
que nunca. Primero Raquel me depil� cada cent�metro del escaso vello que ten�a.
Despu�s subimos a su terraza y tomamos un largo ba�o de sol,
hasta que mi piel qued� bronceada. Cuando volvimos a su apartamento, entre ambas
me limaron y pintaron las u�as de manos y pies con esmalte natural. Raquel me
ti�o mi cabello de color rubio platinado que era el mismo color que ten�a Silvi,
despu�s con secador de cabello y cremas, me hicieron ondas y le dieron volumen
d�ndole un estilo salvaje, me encant�. Silvina me prest� ropa interior blanca,
rellen� mi busto y disimul� mi polla. Silvina tambi�n me prest� un vestidito
suyo de color rosa con flores blancas que me dejaba la espalda y el inicio de
los gl�teos a la vista. Como estaba bronceado no precisar�a pantys ni m�s
maquillaje que un brillo de labios y delineado de ojos. Para terminar Silvina me
prest� unas sandalias blancas de tac�n y me puso alguna bijouterie.
Realmente hab�a quedado muy bonita, me miraba en el espejo,
con ese vestidito de Silvina tan sexi, contorne�ndome a cada paso por estas
montada sobre esos tacones tan altos y no pod�a creerlo. Silvi, me palme� la
cola y me dijo que estaba lista para la guerra. Silvi me miraba fascinada y sin
duda se hab�a puesto cachonda conmigo. En cuanto su madre sali� a hacer una
diligencia, Silvina se me arrim� y comenz� a acariciarme mi espalda, luego mi
cola, para terminar desliz�ndose por mis piernas. Me dec�a que si bien gozaba
mucho con Mart�n y otros muchachos, yo era su novio ideal y por eso quer�a irse
a vivir conmigo, me besaba y abrazaba y as� terminamos revolc�ndonos como dos
gatas en celo.
El aire se enardeci� nos bes�bamos desenfrenadamente, ella
comenz� a succionarme la polla y yo su vulva, hicimos el sesenta y nueve en el
suelo, hasta alcanzar un potente orgasmo. Luego nos vestimos y salimos a
enfrentar a mi madre cont�ndole lo que ya era irreversible, mi decisi�n de pasar
de dejar ser Gabriel, para convertirme en Gabriela.